Guerra Fría - Epilogo
NO LLORES, - Pidió el ángel. – NO SUFRAS POR ALGO QUE ESTABA ESCRITO.
- ¡Ayúdalo! – Rogó Will, - No me importa que mi secreto se
descubra ¡Ayúdalo, por favor!
LOS SECRETOS SON IMPORTANTES, LO SON
PARA TI, PEQUEÑO.
- Siempre hay y habrá cosas mucho más importantes que tú mismo.
Will miró la sonrisa de Ithuriel en su mente. ES TU DECISIÓN. – Le dijo el ángel.
- Necesito tu ayuda. – Dijo Will. El cuerpo de Nathan estaba en
los brazos de Max quien lloraba en su pecho y seguía gritando su nombre. – Por
favor, dime como ayudarlo.
Clary y Jace, quienes también lloraba,n se acercaron a su hijo
angustiados al verle murmurar sin sentido a la nada, su mirada perdida era
evidente, el dolor de haber perdido a Nathan quizás fue demasiada para su
inocente corazón de niño.
¿CÓMO ARREBATAS A ALGUIEN DE LAS MANOS
DE LA MUERTE?
- No lo sé.
HAY ALGO QUE LO PUEDE TODO, WILLIAM.
RECUERDA.
- Lo recuerdo. – Dijo tomando su estela. – Lo recuerdo muy bien. –
Ahora no sólo sus padres le observaban, ahora tenía la atención de todos a su
alrededor.
Magnus mantenía a Alec en sus brazos, cuidando su respiración y
sujetándolo como si Alec fuera el consuelo que necesitaba para soportar ver el
cuerpo de Nathan.
– Lo puede todo. – Dijo Will comenzando a trazar en la palma de su
mano. – El toque de un ángel lo puede todo.
Will terminó su runa, se arrodillo al lado de sus primos y tocó
con su dedo el pecho de Nathan.
EPILOGO
El olor era muy familiar, demasiado como para no alegrarse de
estar ahí, Nathan no pudo evitar curvar sus labios en una sonrisa, aun cuando
sus ojos seguían cerrados.
- Nathan. – Le llamó la más bella voz del mundo, Nathan abrió los
ojos por la ansiedad de verle. - ¿Estas despierto?
Nathan tomó la mano de Max. – Sí. – Le dijo con voz ronca. –
Desperté.
Max pegó su frente a la mano de Nathan. – Gracias al ángel, estas
bien. – Dijo y Nathan pudo sentir la humedad de sus mejillas, había estado
llorando por bastante tiempo.
- ¿Qué ocurrió? – Preguntó Nathan débilmente, se sentía adolorido
y pesado todo su cuerpo.
- Moriste. – dijo Max de una manera en la que Nathan sabía que no
estaba bromeando, aun cuando las palabras parecían haber sido sacadas de un
chiste cruel.
- ¿Cómo es que estoy aquí? – Preguntó el chico y levantó su mano
para que Max lo hiciera también y este pudiera acariciar la piel azul del
brujo. – A menos que este en el cielo, y si es así, – Dijo tocando tiernamente
los labios de Max con uno de sus dedos. – no me quejo en lo absoluto.
Max sorprendió a Nathan cuando sin decir ninguna palabra abrió las
mantas que cubrían a Nathan y se metió con él a la cama. – ¡Oh! – Dijo Nathan
con debilidad. - ¿Qué haces, Lightwood?
Y Max lo besó, lo besó como nunca lo había hecho antes, lo besó
con toda la intensidad y la experiencia que poseía, Nathan sentía que no podía
respirar y no quiso que eso cambiara, se aferró a la espalda de Max y no le
importó nada más que Max en sus brazos y besándolo. La luz entraba cálida por
la ventana y hacía que la piel azul de Max brillara hermosa ante los rayos
solares, un día hermoso les acompañaba.
El beso fue prolongado y cuando se separaron ambos respiraban
fuertemente. Sus ojos se miraban sin poder si quiera parpadear. – Dime la
verdad, – Pidió Nathan. - ¿estoy muerto?
Max rió. – No, no lo estas.
Nathan se sintió tonto por un segundo. - ¿Me dices que paso?
El rostro alegre de Max cambió a uno de preocupación. – Fue Will,
él… Él te ayudó con una runa.
A Nat le quedó muy clara la angustia de Max. – Supongo que eso no
lo podremos mantener en secreto.
Max movió la cabeza. – Habrá una audiencia para que La Clave
decida qué hacer con él y su poder. – Dijo serio.
Nat cubrió su rostro con uno de sus brazos. – ¡Dios, es mi culpa!.
Max apartó la mano de Nathan para verle a la cara, se movió
cuidando su peso a lado de Nat y no lastimarlo. – No se arrepiente ni por un
segundo de haberte ayudado. Estoy seguro. – Dijo Max. – de que si tuviera que
hacerlo de nuevo, lo haría sin titubear, pero no debes creerme a mí, él que te
lo dirá, porque te quiere demasiado, todos ellos lo hacen, toda tu familia,
Nathan y nunca estarás solo.
Nathan pudo descifrar rápidamente a lo que se refería, no era solo
el sacrificio que hizo Will por él, sino que ahora había perdido a sus dos
padres. Nathan sonrió aun cuando una lagrima corrió por su rostro. – Lo sé. –
Dijo completamente sincero. – Hace tiempo que no me siento solo.
Max sonrió e hizo brillar la magia de sus manos. – Ahora, deja que
trabaje un poco más sobre esa herida.
Nathan sujeto a Max, cerró los ojos y dejo que el brujo le
ayudara, sintiendo la magia conocida llegando a su pecho, quitando el dolor y
haciéndolo sentir el más amado y afortunado del mundo. – Te amo, Maxwell
Lightwood-Bane. – Murmuró Nathan.
- Y yo a ti, Jonathan Fairchild.
* * * * *
Ahora que podía hacerlo, Will recordó que nunca había estado en
una cesión del consejo, mucho menos una en donde el estuviera en una silla en
medio de todos los asistentes, sus padres estaban sentados a unos metros de él,
podía sentir la mirada de ambos y la desesperación en ella. El consejo Nefilim
y el subterráneo, ahora con Vladimir como representante restituido del reino
hada en el consejo, todos le observaban, El cónsul mantenía su lugar en el
estrado y Edrian estaba a su lado.
De cuando en cuando Will buscaba la mirada de apoyo en sus conocidos,
de sus padres o de Magnus, le era más sencillo buscar a Magnus y que él le
asintiera y sonriera para calmarlo. A Magnus le partía el corazón ver al
vigoroso Will Herondale tan decaído y triste por lo que estaba pasando. Le fue
imposible no recordar al afligido James Herondale, su antepasado, con la misma
tristeza reflejada en sus ojos miel, la diferencia entre ambos era que este
pequeño era su familia y que le pedía su ayuda con cada mirada compartida.
Hasta ahora y para fortuna del chico todas las soluciones del
Consejo habían sido rechazadas al votar por los integrantes del submundo, y por
el mismo Cónsul, soluciones terribles como, ser enviado a la Ciudad de Hueso,
al laberinto espiral o incluso a la Escolomancia
y que se convirtiera en un Centurión
y así poder hacer los juramentos de sangre hacia la Clave y que su poder fuera
usado como un arma en exclusiva para ellos.
La forma en la que Alec rechazaba cada una de las opciones, de una
manera fría y sin el menor vestigio de si quiera haberlas estudiado, molestó al
más anciano del consejo Nefilim.
- ¡Lo único que hace es negar cada una de las soluciones que
proponemos! – Dijo levantando la voz. – Sólo queremos respuestas, ¡hagan traer
la espada y que nos diga toda la verdad!
Alec se puso de pie. - ¡No torturaré a un niño por tener un don
que no puedes entender! – El anciano se vio expuesto.
- Señor, - Dijo corrigiendo su tono. – su poder es demasiado
grande, no podemos ignorar eso.
- Nadie lo hace. – dijo Alec y dio un paso hacia Will. – El poder
de William Herondale quizás sea algo que no podamos entender, pero no es algo
que no hayamos visto antes… Mis hermanos, – Dijo Alec señalando a Jace y Clary.
– ambos tienen sangre pura de Ángel, no es increíble pensar que su hijo la
tenga y con ello el don que se le ha dado.
Alec se colocó frente al niño y puso una mano en su hombro
haciendo que Will le mirara a los ojos. – Tu don, – Dijo Alec. – es un regalo
del ángel, y no deberías tener que esconderlo, de parte de ambos consejos te
pido perdón por haberte hecho pensar que debías ocultarlo. No te culpo por
ello. – Dijo sonando apenado. – Después de las terribles recomendaciones que el
Consejo ha dado, no podemos culparte por hacerlo, nadie lo hace, te lo aseguro
y te doy mi palabra de que nada malo te pasara.
Alec se dirigió ahora a los presentes sin quitar su mano en apoyo
a Will de su hombro. – No podemos seguir haciéndole esto a los nuestros, muchos
Cazadores de Sombras tienen poderes especiales, poderes que prefieren esconder
por temor a lo que nosotros pudiéramos hacer con ellos. Es algo que debería
causarnos vergüenza y que tenemos que cambiar, ahora y sin excusas. – Alec bajó
un poco la voz para hablar con Will como si nadie más estuviera presente.
Escucharlo fue sencillo por el silencio que se plantó en la sala. – No debes
seguir escondiéndote, debes seguir usando tu don para lo que lo has usado hasta
ahora, para ayudar. – Will sonrió finalmente y asintió con el brillo de alivio
en sus ojos y postura. – También quiero agradecerte, – continuo Alec. – por
habernos ayudado a terminar con la guerra y por habernos devuelto a uno de
nosotros… Gracias, William.
Y todo el entusiasmo Herondale volvió al niño, él sonrió abierta y
fuertemente. – No fue nada, cuando quieras, tío.
La sala se aligeró por la paz que el niño había adquirido. Alec le
seguía mirando con la ternura que su pequeño sobrino le brindaba cuando alguien
más rompió el silencio.
- Podemos suponer, Joven Cónsul. – Dijo Magnus sonando divertido
para quien le conocía. – Que tiene usted la solución a este dilema.
El corazón de Alec brincó violento en su pecho al escuchar la voz
de terciopelo del brujo, el Cónsul le miró a los ojos y la sonrisa de Magnus se
amplió. – Si. – Dijo Alec tras el pequeño tartamudeo que Magnus le provocó. –
Es bastante simple. – Alec caminó a mitad de la sala. – Will Herondale es joven
e inexperto, podría ser ese el porqué de nuestro miedo, sin embargo, la familia
Herondale ha demostrado que la juventud no es una excusa para no ser
extraordinarios. Mi propuesta es que William Herondale acuda a la Academia, ahí
estará rodeado de maestros, Cazadores y Subterráneos expertos que le ayudaran a
conocer su poder y nos ayudara a nosotros a comprenderlo. – Alec miró a Will
quien le miraba sorprendido, no esperaba ir a La Academia, no ahora que había
decidido ser entrenado por su padre en casa. – Sus maestros nos mantendrán al
tanto de sus progresos y de los cambios que este pudiera tener, todo se hará
con referencia a la propia seguridad de William, no con algún otro fin.
- Voten. – Dijo Edrian y las voces de aceptación llegaron de
inmediato de la mesa del consejo Subterráneo. La decisión fue casi unánime
gracias a varios de los Cazadores del Consejo Nefilim, que, para sorpresa de
los presentes, se unieron a la aprobación de la solución de Alec.
Fue una inesperada sorpresa para Will y su familia, pero una
bienvenida solución, Will no sería alejado de su familia y seria ayudado por
personas capacitadas que le querían. Quizás no era la mejor forma de pasar su
adolescencia, pero si lo mejor que le pudo haber pasado después de haber
ocultado su poder.
La sesión se dio por terminada y Will corrió hacia sus padres,
quienes le abrazaron y felicitaron por haberse comportado tan valientemente
como lo hizo, Jace y su parabatai compartieron
una mirada de acuerdo y se sonrieron mutuamente, la sala se vacío de inmediato,
Alec buscó a Magnus entre los asistentes y le encontró ofreciéndole un saludo
de cabeza y una sonrisa que Alec pudo descifrar de orgullo.
Fue lo único que pasó entre ambos antes de que Magnus se alejara.
* * * * *
- Te extrañé. – Le dijo Max a Nathan mientras ambos caminaban a
orillas del Lago Lyn, Nathan seguía a Max con su cabeza mirando al suelo. - ¿Tu
a mí no?
Nathan esbozó una sonrisa casi forzada. – Fueron dos semanas sin
verte demasiado largas.
- ¿No te divertiste?
- Por supuesto, Jocelyn y Luke… Es decir, mis abuelos son
grandiosos.
- Lo son ¿cierto?
- Pasar ese tiempo con ellos y con Will, fue muy bueno. – Nathan
sonaba triste al decirlo.
Max se detuvo, se giró y miro a los ojos verdes de su novio. – Sé
lo que es esto, sé por qué te fuiste con tus abuelos dos semanas, necesitaban
pasar tiempo juntos.
- Max…
- Sé que te estas despidiendo.
Nathan dio dos grandes pasos para estar frente al rostro de
Maxwell, lo sujetÓ y le beso con fuerza. – No de ti. – Le dijo sin despegar sus
frentes. – Nunca me despediré de ti.
- Pero debes, debes hacer lo correcto y tu pueblo te necesita, y
nosotros necesitamos que les ayudes, para recobrar el equilibrio.
- Max…
Max enredo sus manos en el cabello cereza de Nathan. – No tenemos
que despedirnos si no lo quieres, esto puede ser un “Hasta luego” Ambos tenemos
el tiempo suficiente para reencontrarnos. Si tú quieres.
- No quiero irme, no quiero despedirme y no quiero dejarte. – La
voz de Nathan estaba rota y su desesperación se notaba a cada silaba.
- Nunca. – Dijo Max recordando lo que Nathan había dicho aquella
tarde que casi se perdían el uno al otro.
Nathan le besó de nuevo con agonía y desesperación, un beso que
prometía ser el último.
- Te amaré hasta la eternidad, Jonathan Fairchild, y te esperare
hasta la eternidad.
- Volveré a ti. – Le dijo Nathan en su oído. – Aun si tengo que
cambiar quien soy, volveré contigo.
Max acaricio su rostro. – Te creo. – Le dijo y de nuevo, le besó.
Le besó hasta que el sol se ocultó y hasta que sus manos se
separaron cuando Nathan subió a Celeste y le dijo el ultimo Te Amo a Max quien le miraba irse a orillas del Lago Lyn, el mismo lugar en donde
habían conversado por primera vez, hacía ya bastante tiempo y que fue testigo
del nacimiento brillante de su inocente amor.
* * * * *
Alec no podía quitar su mirada de la Plaza del Ángel, estaba hundido
en trabajo, pero su mente no le dejaba concentrarse, estaba parado al lado del
enorme ventanal de su oficina, con el cristal azul girando en su mano.
- ¿Señor? – Le llamo Edrian por segunda vez. Alec pareció despertar
de sus pensamientos. - ¿Está bien? ¿Quiere que dejemos esto para después?
Alec movió la cabeza. – No, debemos seguir, hay mucho trabajo que
hacer.
Era verdad, con la llegada de nueva cuenta de las hadas al Consejo
y el nombramiento de Nathan como Rey Seelie, había demasiados asuntos que tratar
de manera urgente, Alec talló entre sus ojos y se obligó a sí mismo a
enfocarse. Fue cuando alguien tocó a la puerta que estaba abierta a media
capacidad, una forma educada de anunciar que entraría.
Magnus tenía un traje sastre entallado a su cuerpo color gris, sus
joyas en color purpura resaltaban, así como su corbata del mismo color que iban
a juego con los rayos purpuras en su cabello. - ¿Interrumpo? – Dijo el brujo.
- En lo absoluto. – Dijo Edrian y tomó unos documentos del
escritorio. – Debo llevar esto al Consejo. - Edrian y Magnus se saludaron
cordialmente con un asentimiento de cabeza, justo antes de que Edrian saliera
de la oficina, giró de nuevo a Magnus. – Por cierto. – Le dijo. – Quiero
agradecerte por los obsequios que has enviado a Nessie, ella… Ella está muy
emocionada y muy agradecida también, igual que yo.
- Me alegra que le hayan gustado, una boda es importante.
- Y ha dicho que le has ayudado a enfatizar el tema de la
decoración… Lo que sea que eso signifique. – Sonrió.
- Un consejo. – Dijo Magnus con sus manos en su espalda. – Deja
que ella siga encargándose.
- ¡Claro! – Dijo Edrian sonriendo. – Gracias de nuevo. Con
permiso.
La sonrisa en Alec fue evidente.
- Oh vamos. – Dijo Magnus. – Me conoces, no había forma en la que
no ayudará a organizar la primera boda que habrá después de esta pesadilla.
- Me alegra escuchar eso.
- Es alentador, ¿cierto?
- Mucho. – Respondió satisfecho.
La distancia que les separaba pareció ser mayor cuando el silencio
se asentó entre ellos, Magnus quería acercarse a Alec, pero a pesar de que
Seelie había muerto, no estaba seguro de que el hechizo se hubiera roto, y
ciertamente no se arriesgaría, no se acercaría a Alec hasta estar completamente
seguro de que estuviera a salvo. Trabajaría en ello día y noche encontrando el
contra hechizo, además de ayudar a su hijo a curar su corazón destrozado, y era
su hijo, la razón por la que estaba en esa oficina justo ahora.
- Yo… Vine a despedirme.
- ¿Se van? – Preguntó Alec sin poder ocultar el asombro y la
tristeza que eso le causaba.
Magnus se sintió complacido al darse cuenta de cómo Alec asumía
que Max iría con él. – Volvemos a Brooklyn. – Informó Magnus. – Max no quiere
irse, pero estar aquí no le hace ningún bien, nunca lo había visto tan decaído.
- Él es fuerte. – Dijo Alec.
- Lo es. – Concordó Magnus. – Pero creo que un poco de distancia
de por medio le ayudará a despejar más rápido la mente. Tu… ¿Tu lo entiendes?
Alec movió la cabeza aceptando eso. – Confió en ti, no hay mucho
que yo pueda hacer por él. Tienes más experiencia y…
- Te ama. – Le dijo Magnus. – Y con el solo hecho de estar a su
lado, ayudas a su corazón a estar mejor.
- ¿Eso significa que podre ir a verlo? – Preguntó Alec con una
sincera duda y temor a la posible respuesta de Magnus.
- Po su puesto. – Dijo Magnus alterado, con la emoción de que Alec
creyera al cien por ciento de sus palabras, sin trucos e indirectas, un corazón
abierto para que Alec no dudara de él. – Cada vez que lo quieras, solo pídelo y
hare un portal.
Y el peso sobre los hombros de Alec se fue. – Gracias. – Le dijo
con la devastadora simplicidad que sólo Alec podía darles a las palabras.
Magnus asintió nervioso y sin más por decir se despidió. Alec lo
hizo también, un par de hombres que tenían en común ayudar a su hijo a superar
la pérdida de su primer amor.
Alec vio a Magnus irse y volvió a tomar el cristal entre sus
manos. - ¿Qué estoy haciendo? – Se preguntó a si mismo cuando estuvo solo en la
habitación.
* * * * *
Era muy tarde en la noche, Max estaba con su pijama sobre el
sillón, Presidente dormía en sus piernas y el chico veía una serie de televisión
sobre zombis come humanos. Magnus había insistido mucho en que saliera con sus
amigos pero Max no quería hacer más que quedarse en casa y fingir que veía la
televisión, no aceptaba salir o hablar con nadie, solo quería hablar con Will y
ahora, Will tenía sus propios problemas.
- Mañana se estrena una obra en el centro histórico de Manhattan.
– Dijo Magnus desde la cocina. – Compre entradas, tu y yo jovencito, iremos con
trajes a juego.
- Eso será espectacular. – Dijo Max comiendo un puño de palomitas
llevadas a su boca todas al mismo tiempo. – Espero y convine con el azul
brillante de mis ojos.
Magnus sonrió, ese había sido un chiste y ese era un progreso en
el ánimo de su hijo. Habían pasado un par de días desde que se habían alejado
de Idris, de Alicante y de la tierra de las hadas, no era como si no hubiera
acceso a ellas en Brooklyn o en cualquier parte del mundo, pero las praderas de
Idris en donde Nathan y Max se habían conocido serian demasiado crueles para el
corazón herido de Max.
- ¿Cuándo te he decepcionado? – Quiso saber Magnus y dando un
sorbo a su café siguió intentando animar a su hijo. - ¿Quieres que hagamos una
partida de scrabble? – Preguntó Magnus.
- ¿Y qué me des otra paliza? No gracias. – Respondió apagando el
televisor y Presidente pasó a los brazos de Max cuando este se levantó. – Me
iré a dormir ¿Podemos desayunar mañana en Takis?
- Lo que quieras, hijo. – Dijo Magnus y acaricio el cabello aún
más enredado de su hijo.
- Quiero ahogarme en leche malteada.
- Hay cosas peores, descansa.
Max se dirigió a su habitación como acostumbraba hacerlo desde su
regreso, como si esperara que las paredes le cayeran encima y le sacaran de su
miseria.
* * * * *
Magnus se quedó un par de horas más organizando pociones e
ingredientes en su despacho, pronto regresaría al negocio de la magia y quería
estar preparado, además de que eso le mantendría la mente despejada, intentaba
ser fuerte para su hijo, pero a solas, el corazón de Magnus estaba tan triste
como el de su hijo. Llegó al punto en el que pensó que quizás con ese nivel de
cansancio podría dormir un poco, se dirigió a su habitación y cambió su
pantalón de mezclilla por uno de pijamas, sacándose los zapatos y los
calcetines. Estaba por apartar la camiseta cuando escucho pasos a través del
pasillo.
- ¿Todo bien, hijo? Dijiste que irías a dormir… - Magnus esperó
una respuesta, pero en lugar de eso, una figura se paró en el marco de la
puerta.
- Perdón. – Dijo Alec. – No se me ocurrió que quizás era demasiado
tarde para venir.
La respiración y la voz de Magnus se hicieron cómplices para dejar
el cuerpo del brujo. Magnus carraspeó para obligarse a sí mismo a volver en sí.
– Es… Está bien, no te preocupes, te dije que eras bienvenido cuando quisieras.
Alec sonrió y se acercó a Magnus. – Gracias. Me alegra ver que
ésta aun funciona. – Alec le mostró una pequeña llave plateada a Magnus, la
llave del departamento.
- Claro, es decir, me porté como un idiota y me disculpo por…
- No tienes que disculparte, por favor, no lo hagas. No estoy enojado,
por el contrario, estoy feliz de estar aquí.
Y Magnus se sintió feliz por eso también. – Voy a despertar a Max,
le gustará ver que estas aquí.
- No, no por favor. – Pidió Alec. – Deja que duerma, en sus
condiciones eso debe ser un lujo.
Magnus asintió en acuerdo con ello.
- Yo… Quiera hablar contigo antes. ¿Está bien? – Quiso saber.
- Por su puesto.
Alec se acercó a Magnus a centímetros de él. – Quiero pedirte,
quiero suplicarte… – dijo iniciando de nuevo. – Que me perdones, que…
Magnus sujeto los brazos de Alec. – No tienes que disculparte, en
lo absoluto, ahora lo entiendo, ahora lo veo y no hiciste más que lo que debías
hacer.
- Te rompí el corazón, te traicioné y… - Intentó seguir.
- Que clase de amor te profesaría si dejo que la ira me consuma
cuando lo que hiciste fue salvar a alguien. – Interrumpió.
Alec se quedó en silencio sin saber qué decir, había viajado ahí
desde el instituto ensayando y repasando las palabras que le diría a Magnus,
para que éste le perdonara. Ahora Magnus había descompuesto su objetivo al
estar disculpándose. Algo que Alec no esperaba que ocurriera.
- Ahora lo veo. – Dijo Magnus. – Edrian me lo dijo, pero aun así
no podía, no quería aceptarlo, pero ahora, ahora le veo con su prometida y con
su hija y pienso en lo que hubiera pasado si no hubieras estado ahí, si no lo
hubieras salvado.
- Pude haberlo hecho diferente, pude…
- ¿Qué pudiste haber hecho diferente?
Alec le miró, deseando que la respuesta le llegara, una respuesta
que a pesar de sus intentos nunca llego.
- Exacto. – Dijo Magnus. – Hiciste lo único que se te ocurrió
hacer, si hubieras hecho algo diferente, quizás ahora no estaríamos en la
posición en la que estamos, Edrian nos ayudó en todo y ahora está feliz, no
debemos lamentar nada que le haya salvado.
- Magnus… Yo…
- Y lo que dijo la Reina. – Continuó Magnus. – Soy un tonto si
pienso que alguien, de cualquier lugar, no pudiera venir a robarme lo que
tontamente siento seguro. Tu corazón no es mi prisionero, tu corazón es libre y
está abierto a…
- ¡Mi corazón es tuyo! ¡Tuyo y de nadie más! no quiero a nadie más
que a ti, no deseo nada más que estar a tu lado, te amo, te he amado desde el
primer día y mi amor no ha disminuido ni un poco desde entonces. No debes dudar
de mí y debes sentirte dueño de mi corazón y de todo mi ser, porque es así.
Nada nunca va a cambiarlo, Magnus.
- Alec…
- Pero la Reina tenía razón… Ellos no pueden mentir y no lo hizo,
pero si nos engañó e intento manipularnos.
Magnus le mirÓ esperando la explicación a eso.
- Mi corazón estaba dividido, aun lo está, pero no por ti y
alguien más y nunca por Edrian. – Alec no apartó la mirada expectante de
Magnus. – Mi corazón estaba dividido entre mi deber y lo que más amo en el
mundo; mi familia. Ser Cónsul me creo una expectativa alta, esperaba poder
hacer los cambios que deseaba para mí y para ustedes, mi familia, dejar a mi
hijo en un mundo en donde pudiera ser pleno y feliz, sin el peligro en el que tú
y yo sabemos podría estar. Ambas cosas son importantes, pero ambas son por la
misma razón, es por ustedes, por las personas que más amo en este mundo.
Entonces todo tuvo sentido para Magnus, la claridad de Alec le había
hecho ver cuál había sido su error y cuales las intenciones de la Reina.
- Y a pesar de que mi corazón estuvo en conflicto y dividido todo
este tiempo, he tomado la decisión. No quiero seguir haciendo cualquier cosa
que no sea estar a su lado. Quiero estar con ustedes ahora y por el resto de
mis días.
- Alec. – Dijo Magnus. - ¿Qué significa eso?
- Significa que renuncié, por eso no había podido venir hasta
ahora, tenía que dejar los asuntos en orden para renunciar a mi puesto, lo
primero que hice al estar libre fue venir aquí. No estaba seguro de que me
aceptaras, pero necesitaba decirte que, si tú quieres, si me aceptas de nuevo,
las cosas serán diferentes, no más Clave y no más asuntos de Ley. Solo
nosotros, como debió ser siempre, como debí haber elegido desde un principio.
Entonces no hubo más dudas en Magnus, todo había estado ahí siempre,
pero no fue hasta ahora y con la ayuda de Alec que se había dado cuenta que se
necesitaban el uno al otro, que Alec lo amaba por sobre todo y que podía
sentirse el dueño de su corazón, sin importar nada.
- Mi amor… - Dijo y se inclinó a besarlo. Fue como entrar a un
huracán de emociones girando y golpeándoles alrededor, en un segundo los dos
respiraban con fuerza, la necesidad uno del otro no había sido tan evidente
hasta en este momento en el que sus labios se reencontraban. – Te eché tanto de
menos. – Dijo Magnus y su mano se movió al cuello de Alec. El Cazador se estremeció
y acercó más su cuerpo al de Magnus. Magnus bajó su mano haciendo que su pulgar
acariciara la clavícula de Alec, sin más y respondiendo a la reacción de Alec intentó
quitar el primer botón de su camisa.
Alec aun con su respiración pesada sujetó la mano de Magnus para
detenerle. Magnus se aterró al penar por un segundo que había hecho algo mal,
que Alec había cambiado de opinión y que nada de lo dicho se quedaría.
Le miró y esperó.
Alec levantó su mirada a Magnus, él estaba avergonzado. – Son
muchas. – Le dijo sin tener ningún sentido para Magnus. – Son muchas y son
horribles.
Y Magnus entendió a lo que se refería. - ¿Por qué piensas que
podrían importarme tus cicatrices?
- Porque es algo nuevo y horrible que no conoces de mí.
- No hay nada que no conozca de ti, Alec Lightwood y esas
cicatrices son sólo intrusas por ahora en tu cuerpo, no se quedaran, las
borraremos por completo y volverás a trazar las runas del ángel en él. Podemos
hacerlo ¿Confías en mí?
- Lo hago, ciegamente. - Alec subió sus manos al cuello de Magnus
rodeándolo para acercarlo. – Ya haz empezado a borrar cicatrices.
Magnus le besó y esta vez Alec no lo detuvo cuando comenzó a abrir
su camisa, en un segundo ambos estaban envueltos el uno en el otro sobre la
cama y las mantas, que fueron tomando el lugar de sus ropas. Magnus mantenía a
Alec sujeto firmemente mientras le besaba, sus labios recorrieron su cuello y
su clavícula desnuda, y Alec no pensó más en las cicatrices, sólo podía pensar
en Magnus, en la belleza de su cuerpo y en lo delicioso de sus caricias, en sus
labios saboreando su piel y sanando con cada beso su corazón y borrando de su
mente cada cicatriz.
Con sus ojos cerrados y aferrado a la espalda de Magnus pudo
sentir al brujo y su desesperación al poseerlo, como había sido antes de la
separación, como seria de ahora en adelante y para siempre. Magnus le murmuró
todo el tiempo cuanto le amaba y cuanto le había extrañado. Alec le respondía
sin palabras y con caricias, en un recorrido ardiente y desesperado con sus
labios por todo su cuerpo, sus respiraciones y sus latidos se hicieron uno. Tiempo
después cuando ambos se dejaron llevar a la culminación con su piel como
terciopelo sensible, ardiente y que no les permitía separarse el uno del otro,
se miraron, Magnus aun sobre Alec y sin posibilidad de cambiar eso.
Se echaron a reír con fuerza. – Eso fue rápido. – Dijo Magnus
divertido aun sin recuperar su respiración.
Alec acarició su rostro. – Paso mucho tiempo desde la última vez.
Se besaron sin haber perdido la pasión del inicio, - Es una posible
explicación. - Dijo Magnus jalando a Alec para que estuviera sobre él. – Pero
creo que podemos hacerlo mejor.
Alec estuvo de acuerdo y ambos siguieron besándose y acariciándose
por el resto de la noche, hasta que ambos quedaron satisfechos, sólo por esa
noche.
* * * * *
Magnus abrió los ojos al sentir el cuerpo de Alec temblando. Se
alarmó y decidió que lo mejor era despertarlo. No fue necesario. Alec despertó
en un sobresalto, sus ojos estaban muy abiertos y las pupilas dilatadas, estaba
aterrado.
- ¿Qué es? ¿Qué pasa? Mi amor, dime que te ha pasado.
Alec volteó en todas direcciones dejando que la paz volviera de a
poco con forme descubría en donde se encontraba. – Yo… - Dijo débilmente y se
llevó las manos al rostro. – Lo recuerdo. – Dijo asombrando a Magnus. –
Recuerdo la tortura en ese calabozo y recuerdo como… Cómo me arrancaban las
runas, también la sangre y…
- Shhh, Shhh. – Le dijo Magnus y lo rodeó. – Esta bien, ahora
estas a salvo, estas bien y nunca nadie volverá a lastimarte de esa forma. –
Magnus buscó los ojos de Alec. – Mientras yo viva, no volverán a tocarte.
- ¿Qué significa? – Dijo Alec aun con respiración fuerte, sentía
que su cuerpo ardía por recordar esos momentos, su mente le jugaba la cruel
broma de haber revivido todo aquello. - ¿Por qué ahora puedo recordar?
- Porque el hechizo se fue. – Dijo Magnus tranquilamente. – Me di
cuenta anoche cuando pudimos estar juntos, esperaba que no hubiera
consecuencias, ahora creo que pedí mucho.
- Pero es algo bueno, el hechizo está roto y…
- Pero a qué precio. – Magnus acarició el cabello desordenado de
Alec. – Ahora recuerdas esa pesadilla y…
- Y se irá, como todas las pesadillas, como las cicatrices, todo
se irá y quedaremos nosotros y disfrutaremos a nuestro hijo. Ahora podemos
estar bien.
Magnus se recostó y Alec se acostó sobre su brazo. – Siempre vez
el lado positivo, te amo por eso.
- Todo es positivo ahora, Magnus. Podemos volver a ser la familia
que éramos antes.
- Oh si, hablando de eso…
Alec se levantó para mirar a Magnus a los ojos. - ¿Que? ¿Qué pasa?
– Preguntó asustado.
Magnus se veía tranquilo y divertido cuando le dijo: - No puedes
renunciar, no debes.
- Magnus…
- Tú lo dijiste, es por nuestro hijo, por darle un mundo mejor en
el que este a salvo. Si te vas… Eso no ocurrirá.
- ¿Quieres que siga como Cónsul? ¿Aún cuando tengo que dividir mi
tiempo entre la clave y ustedes?
- Ese es el asunto, mi amor. No lo haces, no nos haces a un lado y
no te olvidas de nosotros, nunca lo has hecho, encuentras siempre la manera de
mantenernos juntos, te esfuerzas más que cualquiera y más de lo que debieras. –
Magnus atrapó el rostro de Alec entre sus manos, su piel blanca contrastaba con
la dorada de Magnus. – Nunca nos has hecho sentir abandonados y por el
contrario siempre orgullosos.
Alec le miró. - ¿Estás seguro? – Dijo, sin creer lo que escuchaba.
Magnus le besó y lo atrajo a sí mismo para abrazarlo. – Muy
seguro.
La noche siguió lenta y la tranquilidad llegó al departamento en
Brooklyn, Alec no podía recordar la última vez en la que había dormida tan
plácidamente y sintiéndose tan seguro, los brazos de Magnus fueron su almohada
y su cobija, sus besos su consuelo y sus caricias su arrullo. Todo en comunión
para hacerle sentir el hombre más afortunado del mundo, capaz de afrontar lo
que sea y capaz de borrar cualquier cicatriz en su cuerpo, alma y corazón.
* * * * *
Max Lightwood salió de su habitación y para variar, había cambiado
una de sus pijamas por pantalones de mezclilla y una camiseta azul con cortes
en el hombro que dejaban ver su piel azul. Puso a su viejo gato en el sillón
para que siguiera durmiendo y se dirigió al ruido en la cocina.
- ¿Qué haces? – Le preguntó a su padre brujo al verle haciendo el desayuno.
– Dijimos que iríamos a Takis. Hasta me saque el pijama.
- Algo que agradezco. – Dijo Magnus conversacional sin quitar
interés en su tarea. – Verte tan desalineado es deprimente.
- Deprimente es ver que no cumples tu palabra ¿No crees que sufro
lo suficiente como para que además me niegues una leche malteada? – Respondió
indignado el pequeño brujo.
- Es solo una bebida, hijo. No te matara dejarla para otro día.
- Moriré de tristeza sin mi malteada. – Dijo Max enojado. - ¿En
verdad? ¿En verdad no crees que es suficiente dolor?
- ¿Y crees que compadecerte a ti mismo te ayudara? – Preguntó Alec
apareciendo desde la habitación, Max le miro sorprendido y después de unos
momentos en los que entendió que realmente su padre se encontraba ahí, saltó del
banco y chocó contra el pecho de su padre. – Hola, Blueberry. – Le dijo Alec
aspirando el aroma en el cabello de su hijo. – Te eche de menos.
Max buscó el rostro de su padre. - ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo
llegaste? ¿Pasaste la noche aquí? – Preguntó muy rápido.
- Estoy con mi familia, llegué anoche y si, pasé la noche aquí. –
Alec dejó ir a su hijo para acercarse a Magnus, el brujo le recibió con una
sonrisa y ambos se besaron.
Max gritó al ver eso. - ¡Por el ángel! Esto es real, es real
¿cierto? No estoy soñando y ustedes no me engañan. Es real. ¡Malec ha vuelto!
Alec y Magnus seguían abrazados mientras veían el entusiasmo de su
hijo. – ¡Malec! – Repitió Alec sin poder creer en la manera en la que su hijo
les llamaba.
- Esto es lo mejor que me ha pasado en… - La alegría de Max se opacó,
su mente había vuelto a Nathan tan rápido como se había ido.
Alec se acercó a su hijo y se sentó a su lado en la encimera de la
cocina. – Lo está haciendo muy bien ¿Sabes? – Le dijo Alec. – Escribe con
frecuencia, pide asesorías para crear una nueva forma de regir su reino. Quiere
hacer un Consejo.
- ¿Escribe? – Pregunto Max.
Alec se levantó y de su portafolio tomó un par de sobres. – Muy
seguido, - le dijo y le entregó uno de ellos a su hijo.
Max leyó y cuando bajó el papel se veía desilusionado. Él cito la última
parte de la carta.: – Le remarco mi agradecimiento y envío mis más cordiales
saludos a usted y a toda su estimada familia. – Max entregó el sobre a su
padre. – “Estimada familia”, ahí entro yo ¿cierto?
- Son cartas oficiales, hijo. – Dijo Magnus. – No puede más que
ser objetivo.
- Claro. – Dijo Max. Claramente el joven no quería arruinar la
primera mañana que sus padres pasaban juntos desde hace tiempo, se notó el
esfuerzo que daba por no ponerse triste, o por lo menos no demostrarlo. - ¿Qué
desayunaremos?
- Max. – Dijo Alec y le entregó otra carta con un grosor mucho
mayor. – Esta no es oficial, me llegó ayer. – Max vio la carta y luego a su
padre. – Es para ti.
Los ojos azules de Max se iluminaron.
- Parece que tiene mucho que decir. – Comentó Magnus al beber un
sorbo a su café.
Max no dijo más, tomó el sobre, a su gato y corrió a su habitación,
presidente no dejó pasar la oportunidad de expresar el disgusto en la velocidad
con la que fue levantado. Max se había convertido en una sombra que desapareció
en su habitación y había colocado el seguro a la puerta.
- Mi popularidad fue pasajera. – Dijo Alec recibiendo una taza con
café de Magnus, ambos sonreían relucientes.
Magnus se acercó a su amado. - ¿Nos vamos a Takis solos?
Ambos rieron, ver a Max con un poco de ilusión era mejor que verlo
decaído todo el tiempo. – Nos llamará traidores durante un año.
- Una vida, mi amor. Es el rey del drama. Por cierto. – Dijo
Magnus. – Hablé con Edrian, le pedí que detuviera tu renuncia.
- Genial. – Dijo Alec sin emoción.
- Nos dio un día para pasarla juntos y volver mañana a Alicante.
- Wow.
Magnus lo tomó entre sus brazos. – Vamos. – Le dijo. – No puede
ser que no encuentres alguna ventaja en ser Cónsul, con la familia que llevas a
cuestas resulta ser útil.
- Mi familia es tu familia, Magnus Bane, y no deberías quejarte de
ella.
- En lo absoluto, son lo mejor que me han pasado, incluido Jace,
solo intento animarte. Y prepararé unas vacaciones, las necesitamos.
- Me gustan los viajes, a tu lado siempre son… Recreativos.
- Sigue usando esa palabra para describirlo. - Pidió Magnus. –
También adoro viajar contigo.
- Pero las vacaciones tendrán que esperar, ya que no me dejaste
renunciar. Tendremos viajes oficiales, a cambio.
- Los Lightwood-Bane nunca renunciamos. – Dijo Magnus señalando
con su taza a Alec. - ¿Cuándo será nuestro próximo viaje?
- En una semana. – Dijo Alec, - Ya que no renunciaremos, debemos
ir a una asamblea a Argentina. Quieren reestablecer el cargo del instituto.
- Adoro Argentina – dijo Magnus. – Seguro nos tendrá preparadas
algunas sorpresas.
Alec y Magnus disfrutaron de esa tarde juntos, después de unos
días se dirigieron a uno de sus tantos viajes juntos en donde descubrieron una
sorpresa más que la vida les tenía preparada.
* * * * *
UN AÑO DESPUES
* * * * *
- Por eso pienso. – Dijo Simon a Rosemary. – Que serias de gran
ayuda aquí. Hay alumnos que son…
- Unos cabezas huecas. – dijo Catarina. Rose e Isabelle rieron.
- Brillantes. – Dijo Simon lanzando una mirada acusadora a su ex
profesora. – Ellos siempre están intentando descubrir más y más sobre el mundo
de las sombras, y el mundo espiritual es algo que no hemos explorado.
- Suena muy interesante tu propuesta, Simon. – Dijo Rose quien
estaba acompañada de su esposo Tobias. – Nada me gustaría más que ayudarles con
estos jóvenes, acepto, seré profesora aquí en la Academia.
Simon no pudo evitar levantar sus brazos por el gusto, Catarina
rodó los ojos por el método patético que tenia Simon de guiar La Academia,
patético y efectivo, tenía que admitir.
Las felicitaciones cayeron de todos lados, la fiesta de
inauguración de La Academia estaba en su máximo apogeo, los estudiantes
caminaban en los alrededores buscando encajar, siempre era igual en las
inauguraciones de años, nuevos rostros, nuevos amigos y un mundo de
posibilidades.
- Mi más sentido pésame. – Dijo Catarina a Rose, la bruja se limitó
a reír.
- Tu adoras a estos chicos. – Anuncio Simon.
- Tanto como un grano en el trasero. – Dijo Catarina y todos
rieron.
* * * * *
Will y Max veían a los asistentes desde lo alto de la rama de un árbol,
alejados de la celebración y en el caso de Will alejado de todos quien le
vigilaban.
- ¿Crees que el ambiente sea igual, para cuando me obliguen a
venir aquí?
Max le miró preocupado por sus palabras y el tono en el que
pronuncio las mismas. – Falta algo de tiempo para eso, no deberías preocuparte.
- ¿Quieres decirles eso a mis padres? – Pregunto Will
sombríamente. – Me he cansado de que me miren como si supieran que mi vida está
destinada a la tragedia.
- Will…
- Esta bien. – Dijo el chico. – No necesitas escuchar mis quejas.
¿Por qué no vas a dar una vuelta? Sé que te gusta caminar por aquí.
- Vamos juntos. – Pidió Max.
- Nah. – Dijo el niño. – Seguro nos seguirían, mejor ve y
disfruta.
- Disfrutar suena a algo demasiado bueno como para que pase.
- El club de los deprimidos. – Dijo Will levantando un puño al
aire. – Inscripciones abiertas.
Max saltó de la rama y entró al bosque para caminar.
* * * * *
Max miraba al agua que
se movió frente a él, recordando. Siempre recordando la primera vez que vio a
Nathan, temiendo que nunca más volvería a verle y que quizás su rostro se
perdería entre sus recuerdos, una eternidad era demasiado para evitarlo.
Suspiro una y suspiro dos veces, pero su corazón seguía roto, como nunca se
imaginó que estaría. Y a pesar del tiempo, el dolor se sentía igual de intenso.
Había pasado un año en
donde Nathan lograba hacerle llegar sus cartas, siempre recordándole que le
amaba y que daría cualquier cosa por estar con él, aun así y sin importar lo
que le dijeran, no se sentía mejor un día después al siguiente. Max había
dejado de responder a esas cartas hacia unas semanas.
Sus tristes
pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un caballo al relinchar, Max
se puso rápidamente de pie y con desconfianza comenzó a caminar hacia el
sonido, cada vez más fuerte. Fue hasta que la vio, que sintió que el alma le
volvía al cuerpo. Celeste estaba majestuosa bebiendo agua en un pequeño pozo
entre los arboles ocultos.
- ¿Celeste? – Dijo sin
poder decir nada más. - ¿Qué haces aquí?
- Le gusta salir.
La voz proveniente
desde su espalda era inconfundible e inolvidable. Max giró y parado a unos
centímetros de él estaba Nathan, vistiendo como solo un rey hada podría
hacerlo, sin haber cambiado una sola facción y sonriendo. Max había crecido
desde la última vez que lo vio y no necesitó de mucho para llegar a sus labios.
Se besaron con fuerza y
Max sintió la sonrisa en Nathan, la intensidad y la desesperación en su beso,
el deseo y el anhelo, todo en un segundo de euforia. Ellos se separaron pero
sus frentes seguían unidas y sus ojos aun cerrados, disfrutando aun de sus
alientos.
- ¿Por qué estás aquí?
– Preguntó Max en un susurro.
Nathan le besó una vez
más suave como una brisa llevando escalofríos a cada nervio de su cuerpo. Le
miró fijamente con su mano sobre su mejilla. – Porque hay cosas a las que
simplemente no puedes renunciar.
Max rio, Nathan
también, y se besaron de nuevo.
- Te amo. – Dijo Max
sorprendiendo a Nathan cuando se separaron. – Te amo, Jonathan.
La sonrisa de Nathan
fue resplandeciente y hermosa. – También te amo, Max Lightwood.
A partir de ese día,
Max no volvió estar triste, cada día antes de que el sol tocara el horizonte se
reunía con su amor, su primer gran amor, no temía más el estar enamorado,
porque sin importar el tiempo que pasara, su corazón estaba protegido, su
corazón le pertenecía a alguien que, como él, viviría para siempre, entonces, habría
tiempo para estar separados, para que Nathan fuera rey, y para que fuera un
Cazador de Sombras, sin importar lo que pasara, ambos tendrían el tiempo
suficiente para amarse, en secreto o amarse abiertamente, el tiempo les diría,
ya que el tiempo no tenía fin para ellos.
Max estaba riendo
cuando jaló a Nat para que le acompañara, - Ven. – Le pidió. – Quiero que
conozcas a alguien.
*
* * * *
El discurso de Alec
estaba por terminar.
- La integración del
mundo de las sombras es nuestra responsabilidad, como estudiantes, maestros o
familias. – Alec no pudo evitar mirar a Magnus sentado en primera fila
escuchando atento y con sus brazos alrededor del pequeño niño de piel morena y
cabello castaño, tan alborotado como el suyo. – Por ello, este año será uno
memorable, en donde Cazadores y Subterráneos serán bienvenidos a esta casa de
educación, la Academia no será más una escuela para aquellos que se conviertan
en Cazadores, será para todos aquellos, Cazadores o Subterráneos que estén
dispuestos a servir a nuestro propósito, proteger a los humanos de nuestros
enemigos demoniacos, así que, sean todos bienvenidos al primer año de La Academia
de Cazadores de Sombras y Subterráneos.
Los presentes
aplaudieron y Alec bajó del estrado para ir con Magnus y su pequeño hijo, un
niño de seis años con mirada nerviosa y dulce.
- Ese fue un discurso
muy bueno. – Dijo Magnus dejando que Alec cargara al pequeño y besando sus
labios.
- Gracias. – Le dijo. –
Estoy mejorando.
- ¿Y Max? – Preguntó el
pequeño en los brazos de Alec jugando con el cristal azul colgando del cuello
de su padre.
- ¿Quieres que vayamos
a buscarlo? – Preguntó Magnus tiernamente.
El pequeño asintió, claramente
se encontraba inseguro de estar sin su hermano mayor.
Antes de que los tres
se fueran en busca de Max, Edrian y su esposa se les acercaron. Había un brillo
en ambos y una claridad en sus rostros que antes no tenían, eran felices.
- Mira, cariño. – Dijo
Edrian a Nessie. – Te presento a Rafael Santiago Lightwood-Bane.
Vanessa se ilusiono al
ver al hermoso niño hundiendo su rostro en el cuello de su padre, intentando no
ser notado. A Nessie no le era desconocido el pasado del pequeño, sabía que
Alec y Magnus se habían topado con él en su viaje a Argentina y que no
descansaron hasta poder llevarlo a casa con ellos, ahora era un Lightwood como
lo era Max. Vanessa estiro su mano para tocar la espalda del niño temeroso. –
Bienvenido a la familia, precioso.
Rafe se escondió aún
más en los brazos de Alec y sonrieron por la ternura del niño. Intentaron no
agobiarlo más y Edrian cambio el tema.
- Buen discurso, jefe.
– Le dijo a Alec.
- Ya no soy tu jefe,
Edrian. Eres director de instituto en Alemania.
- Aun así. – Dijo
Edrian sonriendo.
- Mayordomo antes,
mayordomo siempre ¿Eh? – dijo Magnus y todos le miraron, ambos tenían un pasado
oscuro que, difícilmente sería borrado. Magnus sonrió, levanto su puño y golpeo
levemente el hombro de Edrian para hacerle entender que estaba bromeando, la
tensión se fue.
- Oh Wow, - dijo
Nessie. – Eso fue lo más aterrador que vi en meses.
- Tendré pesadillas. –
Dijo Alec estando de acuerdo.
Edrian y Magnus
pusieron los ojos en blanco en una sincronía aún más escalofriante, cualquiera
que les viera en ese momento podría confundir su relación con una muy increíble
amistad. La vida seguía dando sorpresas inexplicables.
*
* * * *
Max y Nathan se
acercaron a los límites de los jardines del Instituto, tomados de las manos se
escondieron para no ser vistos.
- Mira ahí. – Dijo Max
y Nathan lo hizo.
Pudo ver a los padres de
Max y a un niño que pasaba de los brazos de uno al otro. - ¿Quién es? –
Preguntó sinceramente curioso Nathan.
- Rafael Santiago
Lightwood-Bane. – Dijo Max con cada silaba desbordando orgullo. – Mi hermano.
Nathan miró un poco más
al niño y la forma en la que Alec y Magnus le rodeaban, como intentando
mantenerlo seguro en todo momento. Nathan sonrió y abrazó a Max. - ¡Eres
hermano mayor! – Le dijo presionándolo fuertemente. – Felicidades, serás el
mejor hermano que pueda tener.
- Eso espero, Rafe es…
Es increíble.
- Debe serlo. – Dijo
Nathan feliz.
- ¿Sabes? – Dijo Max reflexivo. – Siempre tuve miedo.
- ¿De qué? – Preguntí Nathan sorprendido por la confesión de Max.
- Veía a Will y mis primos y pensaba en
que nunca podría tener lo que ellos, es decir, mis padres me encontraron, no
llevo su sangre y siempre pensé que no importaba lo que hiciera, nunca me
amarían como se ama a un hijo biológico. – Max miró a sus padres y a su pequeño
hermano. - Pero ahora, ahora que tengo a Rafe y que siento como lo amo, el
inmenso amor que le tengo, me doy cuenta de que es posible, es posible que mis
padres me amen como yo a ellos aun cuando no tenga su sangre. Rafe no tiene mi sangre,
pero, no hay nada que no haría por él.
-Por supuesto que es
posible. – Dijo Nathan acariciando el rostro de Max. - La sangre no es amor. –
Dijo con la sombra de la tristeza y el peso del recuerdo de sus padres aun
sobre su mente, y corazón.
- Hey. – Dijo Max
jalando a Nathan de sus ropas para acercarlo a él y que su cuerpo le atrapara
entre él y un árbol. – No es día para estar triste.
Nathan se acercó hasta
sentir la línea del cuerpo de Max. – No. – Le dijo probando sus labios. – En lo
absoluto lo es.
*
* * * *
Alec, su parabatai y toda su familia se
encontraban pasando un agradable tiempo en los jardines de la Academia,
observaban como los pequeños corrían por las colinas atrapándose unos a otros.
Todos a excepción del pequeño Rafe, quien seguía colgado de la seguridad del
cuello de su padre brujo. Will le hacía caras al pequeño quien reía mientras
intentaba alcanzarlo, podría hacer eso todo el día, siempre y cuando su padre
no lo soltara.
La conversación amena
que mantenían fue interrumpida por la pequeña Charlie Herondale, quien jaló el
pie de Rafe. – Ven. – Le dijo animadamente. – Ven a jugar.
Rafe dio una mirada
rápida a su prima para después volver a esconder su rostro en su padre.
La pequeña se miró
decepcionada junto a Gabriel y Cecily Lovelace, quienes se les unieron de
inmediato.
- Ha pasado por muchas
cosas, deben tener paciencia y ser amables. – Dijo Magnus intentando explicar a
los pequeños. - Tiene miedo.
Eso fue completa y
absolutamente inaceptable para Cecily Lovelace. – Bájalo. – le dijo a su tío
brujo. – Tío, bájalo.
- ¡Obedece! – Dijeron
al unísono el resto de su familia.
Cecily se acercó a Rafe
y le hablo a su oído, Rafe escucho y sonrió.
- Así que nosotros te
vamos a cuidar. – Dijo la pequeña.
Rafe miro arriba, a sus
padres. - ¿Puedo ir a jugar?
Alec y Magnus le
sonrieron. – Por supuesto que sí, ve con tus primos. – Dijo Magnus.
- Aquí estaremos, hijo.
– Dijo Alec y Rafe corrió hacia Charlie y Gabie con la mano de Cecily sujetando
la suya.
*
* * * *
- ¿En dónde se metieron
ustedes? – Dijo Max entrando a la oficina de su padre en el Gard, su semblante
y sus movimientos se parecían a los de él mismo, pero el Max de hace tiempo,
antes de alejarse de Nathan, había brillo en sus ojos y sus labios estaban
hinchados. - ¿Y por qué mi hermano está durmiendo en el sillón?
- Maxwell Lightwood. –
Dijo Magnus, la noche había llegado hacía tiempo y la fiesta en la Academia
había terminado hacia tiempo. - ¿En dónde estuviste toda la tarde?
Max estaba en la tarea
de tomar a su hermano. – La pregunta no es en donde estuve, padre, si no, con
quien.
- Creo que es toda la
información que debemos pedir. – Dijo Alec leyendo en su escritorio.
- Llevare a Rafe a
casa.
- Esta bien. – Dijo
Magnus. – Asegúrate de que…
- Soy un experto
cuidando a mi hermano, no tienes que ponerte así.
Alec y Magnus
compartieron una mirada, ambos sonreían. – Mis disculpas. – Dijo Magnus. –
Tengan cuidado entonces.
Era como si Rafe
hubiera escuchado a su hermano, se despertó y le buscó. – Max no lo bajo al
suelo. – ¡Hola, chocolate! - Le dijo el brujo sonriendo.
- ¡Hola Bluebedy! – Le respondió Rafe y regresó
a la seguridad del hombro de su hermano. Max salió de la oficina con su pequeño
hermano en brazos, le tomó unos segundos crear un portal para ir ambos a casa.
Alec se acercó a Magnus
y los dos miraron a sus hijos hasta que desaparecieron por el portal. – No
puedo creer que sean nuestros y lo feliz que me hacen. – Dijo Magnus reflexivo.
Alec tomó su mano. – No
podría pedir más. – Magnus giro para tener su rostro cerca. – Con ustedes, lo
tengo todo. – Se besaron y Magnus dejó ir a Alec para que terminara sus
pendientes y poder volver a casa.
- ¿Recuerdas el día que
encontramos a Max? – Pregunto Magnus. – Esa noche, en el suelo a lado de su
cuna, tu…
Alec le miro esperando
que terminara de hablar, sabia a lo que se refería, sabía que le había propuesto
casarse entonces y que hicieron la promesa de hacerlo cuando pudieran. Magnus sonrió
al ver el rostro de Alec, entonces en sus ojos azules y brillantes se encontró
de la certeza que le asustaba, supo que no había sido un error entonces y que
no lo era ahora.
El brujo tenía una
sonrisa cuando bajó a una de sus rodillas y mostro a Alec una sortija en oro
blanco, simulando la brillantez sutil de Alec. – Te dije Sí entonces y no he
cambiado de opinión. – dijo Magnus. – Alexander Gideon Lightwood ¿Me harías el
gran honor de casarte conmigo?
Alec sonrió, se arrodillo
frente a Magnus y de uno de sus bolsillos saco una caja que contenía también una
sortija, la mostro a Magnus, una combinación de oro y diamantes de colores del
arco iris, belleza representando la brillantez extravagante de Magnus. –
Tampoco cambie de opinión. – Ambos rieron al ver lo curioso de la situación, y
de la maravillosa sorpresa que se dieron el uno al otro. Alec colocó la sortija
en Magnus y Magnus en Alec. - ¿Esto es un doble sí? – Pregunto el cazador
mirando su nueva reliquia familiar.
- Siempre fue un sí,
Alexander.
*
* * * *
Era el ocaso en una
tarde de otoño, el sol estaba por tocar el horizonte y se reflejaba en el Lago
Lyn, pintando la arena y el pasto de un color dorado brillante, el escenario
perfecto y el color perfecto para una boda, la boda de un Cazador de Sombras y
un Subterráneo. La capilla blanca estaba adornada con flores y raíces, los
asientos al costado del pasillo eran troncos de árboles entrelazados con ramas
en flor de distintos colores, por encima de los asistentes viajaban mariposas y
luciérnagas que creaban un ambiente mágico y encantado, todo ello cortesía de
las hadas y su Rey.
El hermano silencioso
llamó al silencio, la ceremonia iba a comenzar. Jace subió a una pequeña plataforma
en donde estaba el piano que comenzó a tocar, después en el pasillo comenzaron
a aparecer el cortejo nupcial, primero, las hermosas Charlie Herondale y Cecily
Lovelace, caminando tomadas de la mano, con flores y sus vestidos dorados,
ellas sonreían al ser el centro de atención. Al llegar a la capilla se
separaron y cada una tomo un lugar a un lado del estrado en donde estaba el
hermano silencioso. Después fue el turno de Gabie Lovelace y Rafe
Lightwood-Bane, el pequeño Rafe llevaba una almohadilla con un objeto dorado,
parecía ser una joya muy peculiar, ambos caballeros galantes se robaron las
miradas de dulzura y se colocaron al lado de su prima y hermana. Después de
ellos aparecieron Will Herondale y Max Lightwood-Bane, ambos, al igual que sus
primos, vestían con sus trajes dorados, luciendo apuestos y muy felices, Max
tenia, como su hermano la almohadilla que llevaba las joyas que sus padres
intercambiarían. Llegaron a su lugar y fue el turno de Nathan Fairchild, el Rey
Seelie llevaba al igual que sus primos, un traje dorado para celebrar la
ocasión, Clary se puso en pie para verle mejor y tomar fotos, Jocelyn hizo lo
mismo.
La música cambió y por
el pasillo aparecieron cuatro personas. Catarina acompañaba a Magnus, mientras
que Izzy lo hacía con su hermano. Magnus llegó a la capilla y espero por Alec
quien había acompañado a su hermana a que tomara su lugar en la primera fila,
al lado de Clary y Simon, Alec levantó su mirada un poco y se topó con las
miradas encantadas de todos cuantos conocía y de los cuales se preocupaba,
Rosemary y su familia a lado de Maia, Vladimir y Edrian con su hija y esposa,
todos felices de verle.
Alec fue al lado de
Magnus, Jace dejo de tocar y Max chasqueó sus dejos para que el piano no dejara
de sonar con la música que inundaba el ambiente. Jace se colocó en su lugar, a
lado de su parabatai.
Magnus y Alec vestían
de negro y dorado, Magnus lucía un ajustado traje victoriano y Alec además de
su traje con costuras y símbolos dorados llevaba una capa escarlata, el color
de la ceremonia, el Cónsul y de los acuerdos.
Alec y Magnus tomaron
sus manos, el hermano silencioso inició la ceremonia, habló en las mentes de
los presentes sobre la unión de distintas especies, del poder de ello y el
significado. Se intercambiaron las joyas y se hicieron los juramentos, no hubo
runas de por medio, ya que Magnus no podía usarlas, pero eso no disminuyó el
significado de las promesas en su corazón. Sus amigos, familia y acompañantes
aplaudieron cuando el hermano silencioso presentó a Alec y Magnus como los
nuevos Señores Lightwood-Bane.
El crepúsculo llegó,
pero no el final de esta memorable boda. Los hijos de la noche se unieron a la
celebración, Lily se colocó a lado de Maia y Rosemary.
- Ahora viene lo mejor.
– Dijo la vampira.
El hermano silencioso
dejó su lugar a Catarina Loss. La bruja miró a ambos esposos, les felicitó y
anunció a los presentes que ahora se llevaría a cabo un ritual muy antiguo,
realizado por brujos y seres mágicos que deciden unir su vida con otra persona.
- Los brujos somos
inmortales. – Dijo Catarina con toda la atención de los presentes. – Por ello
este ritual difícilmente se realiza, estamos dispuestos a morir por alguien,
pero vivir toda la eternidad con ellos, es una decisión aún más difícil. –
Catarina miró a Alec. – Así que estás a tiempo, puedes arrepentirte si quieres.
Las carcajadas sonaron,
todos rieron al majestuoso chiste, todos excepto Magnus.
A Catarina no le
importo el humor de su mejor amigo. - ¿Quieres tomarte unos segundos para reconsiderarlo?
– Insistió cruelmente, la bruja río y golpeó el brazo de su amigo. – Es una
broma, Magnus. – Le dijo, pero Magnus no sonrió.
- Bien, entonces. –
Dijo la bruja y pidió al pequeño Rafe que se acercara con la joya de su
almohadilla. El niño la levantó y Catarina tomó el objeto, Alec y Magnus no
perdieron la oportunidad de acariciar la mata de cabello marrón de su hijo.
Magnus tomo la manó de
Alec y Catarina colocó la joya sobre ambas, como si se tratara de una
serpiente, el objeto se entrelazo en los dos brazos manteniéndolos unidos. La
bruja invocó a la vela y el libro, y a las fuerzas de la naturaleza. Alec y
Magnus mantenían sus ojos fijos el uno en el otro, cuando Catarina terminó de
decir la última palabra del encantamiento, los dos respiraron profundo, el amor
que se sentían les invadió en un golpe quitándoles en aliento, se acercaron y
colocaron sus frentes pegadas.
- Te siento. – Dijo
Alec en un murmullo con la respiración agitada.
- También te siento. –
Le respondió Magnus y sonreía.
Catarina presentó de
nuevo a Alec y Magnus, los presentes se pusieron de pie celebrando la nueva
unión, Max tomó a su hermano en brazos y se acercó a sus padres, se abrazaron
los cuatro felices, hubo luces en el cielo, destellos azules como fuegos artificiales,
la música cambio de ceremonial a fiesta, las personas seguían aplaudiendo, Rafe
señalaba al cielo disfrutando del espectáculo de luces, ahí estaba la familia
Lightwood-Bane, unidos por el amor, el corazón y el alma. Celebrando aquello
que les había colocado en el mismo camino, que les había ayudado a encontrarse,
que no les unió por sangre, pero si por destino y amor. Y presentando a Alec y
Magnus Lightwood quienes ahora y pese a todas las pesadillas estaban unidos por
su amor, por su amor a sus hijos, sus hermanos, por la ley y por la magia.
Fin
@MayGraciel♥
Beta: @PitaGonzalezMe ♥
Muchas
gracias a todos por acompañarme en esta aventura, a mi beta Pita que no le
importaba la hora para leer mis locuras, a Nei quien se lució con estos dibujos
para cerrar con broche de oro Guerra Fría,
a Mika por retarme a crear este increíble personaje que se convirtió en Edrian,
el cual sé que aman (…) y a Celeste quien no importaba lo que estaba haciendo,
lo dejaba a un lado para leerme y darme su opinión, gracias linda.
Gracias a ustedes por darle la
oportunidad a esta historia que les hizo sufrir tanto, gracias por apoyarme y
les reitero que a pesar de que uno de mis sueños se está realizando (el que también
es en parte gracias a ustedes) no dejare de escribir de Malec. Malec es el
causante de este proyecto y no lo voy abandonar, quizás tarde mas en publicar
nuevos fisc, pero de que hay nuevos fics los hay.
Pronto participare en un concurso de
fics y espero que me lean ahí también, les dejare el enlace por aquí cuando los
organizadores lo publiquen, creo que es todo por ahora, así que tranquilos
chicos que esto apenas comienza ;D
PD. Espero y en el siguiente post
tenerles un adelanto del primer libro de la trilogía ;D deséenme suerte con las
negociaciones :3
Nos Leemos En Los Comentarios!!
La vida de cada persona tiene un pulso y un momento para TODO, no tiene sentido creer que las cosas que queremos van a tener lugar en el momento que queramos en las condiciones que nos gustaría, generalmente TODO pasa en el mejor momento aunque no podamos verlo de esa manera y sobre todo, es importante y bueno darnos tiempo para reflexionar.
ResponderBorrarVivimos en un mundo donde la prisa nos rige y no es la mejor consejera, por eso, me encanta que el tiempo de cada personaje lo haya alcanzado, por eso eres tan real al dar vida a los personajes.
Gracias por ser de esa manera y no dejar que amor que le tienes a tus lectores dirija la vida que tus personajes que cuentan.
Te amo.
Pita =3
A ti, May por esta historia.
ResponderBorrarTe queremos (aunque nos hagas sufrir)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMay me ha encantado el final de esta historia tiene ese toque que solo tu sabes darle, es perfecto, ha sido un honor para mi seguirte en en todas tus historias y seguiré dándote todo mi apoyo en tus próximos proyectos por que eres una mujer muy talentosa que merece todo el reconocimiento del mundo sigue adelante nunca te des por vencida que tus metas y sueños seran cumplidos, continúa con las historias Malec gracias a esta hermosa pareja pude llegar a conocerte y ahora ocupas un lugar importante en mi corazón muchas gracias May por crear tan maravillosas historias
ResponderBorrarMay, eres una persona maravillosa y te admiro por lo que has hecho con este fic y con los demás, la forma en la que logras transmitir cada sentimiento es impresionante, y no sabes lo feliz que me siento por tener la oportunidad de leerte, como te dije anteriormente te mereces todo él éxito del mundo, y k todos tus sueños se cumplan
ResponderBorrarAquí estaremos para ti siempre que nos necesites, te has ganado nuestro con razón con tus historias, tienes una amiga y una fan en mi.
Tus historias cada día me hacen querer una relación así, donde haya amor. Confianza, respeto y voy a luchar por conseguirlo.
Te respeto y te quiero mucho May.
Oh por él ángel!!!! Fue hermosa,increíble, me dejas sin palabras. Fue increíble haberte acompañado durante todo este tiempo y con lo que vayas a crear en él futuro te seguiré apoyando, GRACIAS por haber creado esta historia, fueron muchas emociones por largo tiempo diversión, tristeza, preocupación,sufrimiento y sobretodo alegría nos diste a nuestro Rafe y la grandioso boda MALEC!!! Gracias fue un placer haber leído esta historia. ☺❤❤❤
ResponderBorrarOh por él ángel!!!! Fue hermosa,increíble, me dejas sin palabras. Fue increíble haberte acompañado durante todo este tiempo y con lo que vayas a crear en él futuro te seguiré apoyando, GRACIAS por haber creado esta historia, fueron muchas emociones por largo tiempo diversión, tristeza, preocupación,sufrimiento y sobretodo alegría nos diste a nuestro Rafe y la grandioso boda MALEC!!! Gracias fue un placer haber leído esta historia. ☺❤❤❤
ResponderBorrarAMÉ LA HISTORIA!! No tienes ni idea de cuanto me hizo tanto llorar o gritar de felicidad, en serio la disfruté❤ Muchas gracias por haber escrito tal maravilla Malec, así como todos tus otros fics, amo todo lo que escribes❤
ResponderBorrarLo ameeeeeeee
ResponderBorrarAunque casi haces que me ahoge cuando leí la propuesta pero no importa, este capítulo es hermoso, todo el rato estuve saltando como loca y con una sonrisa, como cuando más supo que Malec volvía. Enserio lo ame
Y rafaaaaa *-* mi bebo yo pensaba que nunca hiba a salir, pero aquí y me Mori y reviví para leerlo.
En serio que emoción, estoy segura que lo voy a releer un montón de veces.
❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤
Me faltarían corazones para expresar lo que siento. Eres de mis escritoras favoritas y por las cuales empecé a leer fanfic y los tuyos siempre siendo mis favoritos, escribes hermoso y sea lo que sea que escribas en el futuro,yo lo voy a leer. Lo prometo
Te quiere
-Mare
Lo que me hiciste sentir con tus historias en general, no solo con ésta, lo sentía únicamente leyendo TMI y es algo que yo voy a tener en mi mente toda la vida. Me hiciste llorar, reír y hasta ponerme eufórica con cada párrafo que leía.
ResponderBorrarTenés un talento extraordinario y me alegra de que sea aprovechado! No dudes en mi apoyo para el concurso o para tus nuevos proyectos:)
Besos y abrazos, te quiere
~Tiara
Por cierto, también me encanta como dibuja Nei. Es precioso su estilo y su forma de dibujo <3
ResponderBorrarBueno May... Que te digo que no te haya dicho ya??
ResponderBorrarGracias por regalarnos otra magnífica historia.. Me hiciste llorar, reír, retorcerme del enojo y morir de felicidad. Tienes esa perfecta capacidad y talento de hacernos sentir verdaderamente la historia. De hacernos odiar y después amar a tus propias creaciones (El bello Mayordomo :3)
Se que en tu nuevo proyecto darás vida a cosas increíbles como lo haces aquí. Y que nos harás amar todo lo que hagas (porque soy tu fan... Y VOY A LEER TODO LO QUE ESCRIBAS) También se que triunfaras en todo lo que hagas y cumplirías todo lo que te propongas!
Gracias por este bellizimo final! :') y aunque no hubo runa de unión matrimonial estoy feliz porque hubo amor! Y porque todo mi sufrimiento valió la pena. Jajajaja :)
Estoy ansiosa por leer más increíbles historias! Porfaa danos mucho Nathax, Rafe y Malec! :3
Necesito el epílogo en Wattpad! Voy a volver a leer Guerra Fría (soy masoquista y escribiré muchas cosas ahí!) y de paso por décima vez los otros fics.
Pd. Eres una asombrosa escritora!! Y Gracias por regalarme mucho mucho Malec!! ❤
Siempre contaras con esta dramática y presionante lectora! :) y me hace aun más feliz que mi caja de sugerencias allá sido escuchada!! :') gracias por amar a tus lectores y hacer tu historia pero siempre siempre.. Darnos mucho de lo que queremos!
Eres la mejooor! YA QUIERO LEER MÁS! YA YA YA!! ❤❤❤❤
SERA QUE ESTOY SENSIBLE, PERO ME HAN HECHO LLORAR CON SUS COMENTARIOS... ASÍ QUE ASÍ SE SIENTE. eH? JAJAJAJA
ResponderBorrarMUCHAS GRACIAS A TOD@S POR LEERME Y POR SUS INCREÍBLES PALABRAS, DE CORAZÓN Y CON EL CORAZÓN LES DIGO QUE ESTO QUE INICIE PARA MI PROPIO GUSTO, SE CONVIRTIÓ EN ALGO PARA USTEDES, AHORA SIENTO QUE LES DEBO TANTO Y QUE NUNCA PODRE AGRADECER LO QUE HAN LOGRADO EN MI Y EN MI VIDA... GRACIAS!!
NOS SEGUIMOS LEYENDO, AHORA DEBO VENGARME Y HACERLES LLORAR MUAJAJAJA <3 <3
Me encanto esta historia, como todas tus demas historias. La pasion y el esfuerzo que les pones se nota y eso es lo que mas gusta. Espero poder seguir leyendo tus futuras historias y mientras sigas haciendolas con el amor que las has hecho hasta ahoran van a seguir siendo todo un exito. Besos y saludos desde Uruguay
ResponderBorrarGracias, por tu esfuerzo, por tus historias y por tu compromiso con nosotros tus fans, mil felicidades por la oportunidad de publicar tu trabajo, espero seguirte leyendo aqui y ya tienes un libro vendido por adelantado! :D
ResponderBorrarTodo tenemos un poco de envidia jajaja, es lo que yo siento a veces pero luego me digo que estoy leyendo a una de mis autoras favoritas y se me pasa. Siempre estoy a la espera de nuevos ficar nuevas invenciones, nuevas creaciones y me hace feliz que, entre tantísimos autores ingleses de Fic haya encontrado una Hispanohablante. Estaría pérdida de no ser por ti.
ResponderBorrarAl final, aunque nos hagas sufrir, sabemos que siempre harás lo correcto o lo incorrecto por eso a veces queremos matarte;nada personal(?), pero es lo bueno de tus Fic, me gustan tanto como los de Cassandra.
Gracias por compartir tus ideas y sentimientos, porque un Fic no se crea sin sentimientos ¿No? Todas amamos a Malec y gracias a eso llegamos hasta ti ¡No dejes de ecribirnos! Que sino nos quedamos sin increíbles historias de ésta pareja.
Espero ver pronto mucho sobre tu libro ¿Ya es una trilogía? Eres increíble, un beso desde Argentina y te admiro mucho.
P.D: Dime la fuente de tu imaginación o échame tus polvos de creadora de fic(?)
Hola, soy Merce (de España).
ResponderBorrarLo primero es darte la enhorabuena por tu próximo proyecto. Me alegra mucho que te hayan descubierto profesionalmente y me parece totalmente lógico. Tus historias están bellamente escritas y tienen la profundidad necesaria para hacerlas reales y conmover el espíritu.
Y segundo darte las gracias por compartir esta historia con todos nosotros. Para mí es la continuación de la saga de Cazadores de Sombras y se me hará raro que en los libros oficiales no vayan a estar personajes maravillosos como Will, Nathan o Edrian y Nessie. Ya sabes que yo defendí desde el principio a Edrian. Como enfadarme con alguien que su único pecado era amar a Alec si yo también estoy loca por él :-D .
Soy totalmente negada para las redes sociales y estos comentarios anónimos es a lo máximo que llego. Pero intentaré descubrir cómo funcionan y quitarme la paranoia de que nos vigilan para enterarme de tis proyectos.
Mucha suerte y felicidad en tu vida. Con mucho cariño,
Merce (España)
jejejejejejeje esto es tan bello T^T No me arrepiento de haberlo leído, te pasaste May <3
ResponderBorrar