GUERRA FRIA III - Amigo

GUERRA FRIA

Capitulo III

Amigo


Isabelle caminaba de un lado hacia el otro de la sala, sus manos se movían reflejando su enojo.

-¿Y dejaras esto así? -Le dijo a su padre. -No pueden solo aparecer en nuestra casa, nuestros hijos están aquí, tienen que ser castigados.

-¿No crees que han tenido suficiente castigo? -Pregunto Alec que finalmente había vuelto a la casa, Magnus estaba sentado sobre el brazo de uno de los sillones, su enojo pareció no haber disminuido, sino todo lo contrario. Alec le miro brevemente pero no pudo sostener su mirada. -¿Qué más podemos tomar de ellos?

-Las Hadas son peligrosas, Alec, no puedes ser tan confiado, ellos pudieron…

-No tenían ninguna intención de lastimarnos, o de lo contrario ellos no hubieran podido siquiera acercarse.

-Eso es verdad, Izzy. -Dijo Clary intentando calmar a Isabelle.

-¿Por qué están haciendo esto? -Dijo La Cazadora de Sombras. -El pueblo de las hadas siempre ha sido orgulloso. Venir a pedir ayuda es…

-Prueba de su desesperación. Su gente está muriendo.

-¿Intentas protegerlos? Es verdad que no fueron todos traidores, pero también es verdad que no hicieron nada para detener a la Reina y sus planes.

-Después de todos estos años sin la protección de Los Cazadores, su pueblo esta en agonía, ellos lo saben. -Alec movio la cabeza como si intentara sacudir ideas de ella. -Sé que estas enojada Izzy, por eso hablas así. Pero…

-No necesito tu postura de Cónsul. -Dijo Isabelle. -Soy tu hermana.

-Hermana menor. -Remarco Alec con una sonrisa dibujada en sus labios.

-Lo que digas, -Isabelle respondió con otra sonrisa y subió las escaleras al parecer para buscar a sus hijos.

Las despedidas llegaron una a una, Jace y su familia fueron los últimos en irse de la casa Lightwood-Bane.

-Te veo por la mañana, -Dijo Jace a su parabatai antes de salir.

Magnus hizo un sonido de disgusto y se alejó de la sala hacia su habitación. Max que había bajado junto a Will para despedirse miro la reacción de su padre, Alec le miro con cierta alarma pero Max pareció no tomarle mucha importancia, por lo menos eso intentaba proyectarle a su padre Cazador. -Los acompañare afuera. -Dijo y salió junto a la familia Herondale.

Los caballos estaban siendo preparados por Jace, Will y Max conversaron aparte.

-¿Todo bien? -Pregunto Will a su amigo.

-Parece que Malec está peleando.

-¿Es serio?

-No lo creo. -Dijo Max -Aunque, nunca los había mirado así.

-Puedes venir y dormir con nosotros. -Le ofreció Will emocionado. -Sera divertido.

Max rio. -Sin duda, pero… No quiero irme, prefiero quedarme con ellos y saber que dejaran de estar enojados.

-Tranquilo, -Dijo Will golpeando amistosamente el brazo de Max. -Es Malec. -Dijo riendo por como Max llamaba a sus padres. -¿Qué tan mal pueden estar?

Max intento devolver la sonrisa, pero había algo en su pecho que en verdad le preocupaba, era un sentimiento nuevo y no sabía cómo manejarlo.

-Claro, -Dijo el chico no muy convencido.

* * * * *

Alec y Max entraron a la casa después de haber despedido a Los Herondales. Max observo como su padre tomaba su portafolio y colocaba muchos papeles sobre la mesa de centro.

-¿No iras a dormir?

Alec le miro. -Necesito revisar algunas cosas, no tardare mucho, pero tú debes ir a dormir ya.

-También tú, fue… un largo día.

Alec le sonrió a su hijo. -Iré en cuanto termine.

-¿Papá y tu están bien?

Alec le miro por un poco mas de tiempo. -Max, no quiero que te preocupes por eso ¿Esta bien?

Max se acercó a su padre, se arrodilló frente a él. Alec le miro afligido y conmovido, su mano automáticamente fue al cabello del chico. Max se apoyó en las piernas de su padre. -Es solo que nunca les había visto así, es bastante raro.

-Tanto como tu padre como yo, estamos preocupados por muchas cosas, eso nos hace decir cosas que muchas veces no queremos decir, Pero nada de lo que pase con nosotros tiene que afectarte, porque no tiene que ver contigo.

-Pero lo hace. -Dijo Max seguro. -Todo lo que tiene que ver con ustedes me afecta, -La voz de Max se quebró. -Somos una familia, cualquier cosa que les dañe me daña a mí.

-Hey. -Le dijo su padre y tomo su rostro entre sus manos. -Tu padre y yo nos amamos, y lo único que amamos más que a nosotros eres tú. Max, estaremos bien, hemos pasado por cosas peores. Estamos juntos porque queremos estarlo, porque no podríamos estar el uno sin el otro. -Alec sonrió, una sonrisa que ilumino todo su rostro, tan real como la esperanza que siempre habitaba en su corazón, creía en sus propias palabras. -Tu familia es fuerte, Blueberry.

La sonrisa de Max llego a sus ojos. -Me hare una camiseta con eso último.

Un par de carcajadas llenaron toda la casa.

-Tengo la sensación de que no estas bromeando. -Alec beso la frente de Max.

Max se levantó. -No lo hago. -El chico recupero su vitalidad habitual y corrió hacia su habitación sintiéndose completamente renovado y tranquilo.

Alec le observo con fascinación, los cambios de humor en Max eran igual a los de Magnus. Lo amaba.

* * * * *

Cuando Alec entro a su habitación se encontró con Magnus sentado en uno de los costados de su cama, mirando fijamente hacia sus propias manos, al parecer su enojo no se había ido.

-Pensé… -Dijo Alec tímidamente. -Que estarías dormido ya.

Magnus no le miro. -Los escuche reír.

-Sí, Max se hará una camiseta con una interesante leyenda.

Magnus no rio.

-¿Te gustaría que te preparara la ducha? -Dijo Alec.

-¿O quieres comer algo? -Pregunto Alec.

El silencio de Magnus fue demoledor, supuso que solo tenía que dejar de intentar, y se preguntó si alguna vez, incluso después del tiempo juntos, Magnus dejaría de provocarle los sentimientos de no saber qué hacer o cómo reaccionar ante su mal humor, pensó que sin duda sería un inexperto en el amor toda su vida.

-O puedes solo seguir sin hablarme, si eso te hace bien. -Murmuro Alec.

Magnus se levantó y camino hacia su esposo, Alec busco sus ojos e intento encontrar algo que le dijera lo que Magnus sentía, pero Magnus era centenario, imposible de descifrar si se lo proponía.

Con movimientos lentos Magnus llego a Alec y coloco su mano sobre su mejilla, sus ojos tristes y preocupados. -Si algo llegara a pasarte. -Murmuro lentamente.

Alec se quedó sin voz mientras sentía la mirada y la caricia de Magnus.

-Puedo protegerte de todo. -Dijo el brujo, -Excepto de ti mismo.

Hubo enojo en la voz de Alec. -Tienes que saber porque lo hago. -Dijo sin apartarse. Un reproche desesperado -De sobre todas las personas, tú debes saber por qué.

-Se porque lo haces, Alec. -Dijo con voz baja. -No pienses que no te conozco. Sé que lo que más quieres es que nadie nunca tenga que luchar solo.

-Lo intento.

-Lo logras. -Corrigió Magnus. -Cada día, al entrar en ese edificio, haces una gran diferencia.

-Para una minoría. -Dijo Alec.

-Una minoría que cambio, y a su vez cambia las cosas a su alrededor, eres un detonante poderoso, ¿Cómo no logras verlo?

Alec se quedó sin saber que decir.

-Nunca había visto esto. -Dijo Magnus reflexivo. -En 400 años Alec, nunca vi la oportunidad real de que los Nefilim y subterráneos se viesen entre ellos como iguales.

-Los Cazadores de Sombras necesitan a los Subterráneos y los subterráneos a los Cazadores de Sombras. -Dijo Alec sencillamente. -Es simple.

Magnus rio ligeramente. -Para ti. -El brujo movió el cabello de Alec para apartarlo de sus ojos preocupados. -Siempre único Alexander Gideon.

-Tu eres único.

-Lo soy. -Concordó Magnus riendo -Y porque lo he sido durante mucho tiempo, se identificar lo extraordinario cuando lo veo. -Magnus se movió lentamente, sus labios no fueron a los de Alec, el brujo se movió directamente hacia el cuello del Cazador, en donde su boca hizo que el cuerpo de Alec vibrara, Alec arrojo sus manos hacia Magnus disfrutando de su cuerpo y sus labios sobre su garganta.

-Magnus. -Murmuro Alec.

-Y este soy yo disculpándome. -Susurro el brujo en el oído de Alec.

-También yo. -Dijo Alec y dejo que Magnus lo guiara hacia su cama y sobre ella.

* * * * *

-¿Por qué tanto misterio? -Pregunto Nathan a Vladimir mientras le seguía hacia los terrenos arbolados del castillo. -¿Es realmente necesario caminar tanto para esta lección?

-Me temo que sí, príncipe.

Nathan guio su mirada al cielo, el tono purpura de la mágica defensa que rodeaba su hogar hacia parecer a la noche más clara de lo que realmente era, era hermoso y triste a la vez. -Sera la última clase ¿Cierto? No me molesta tu compañía, pero es tarde para seguir en la escuela.

-Necesitaba la oscuridad para esta lección. -Dijo Vladimir quien había sido desde su nacimiento su guardián y maestro, llegaron a un terreno más despejado.

Nathan se adelantó a él y noto las marcas en el suelo. -¿Qué son? -Pregunto.

-Marcas de entrenamiento. -Dijo el Hada mientras caminaba hacia un tronco hueco a la horilla del terreno. -Se usan para dirigir los movimientos.

-¿Marcas de entrenamiento? ¿Entrenamiento de qué? -Nathan dirigió su mirada a Vladimir cuando este introdujo su mano al tronco para después sacar una espada de ahí. -¿Qué es eso? -Pregunto Nathan.

Vladimir volvió con el joven y le extendió la espada. -Se llama Anael.

-Anael. -Repitió Nathan sencillamente al mismo tiempo que tomaba la espada. Esta se ilumino de inmediato y Nathan le dejo caer por la impresión de lo inesperado.

-Primera regla. -Dijo Vladimir tomando a Anael del suelo. -Nunca sueltes tu arma.

-¿Qué se supone que haces? -Cuestiono Nath. -¿Ahora me enseñaras a luchar como un Cazador de Sombras?

Vladimir le ofreció la espada nuevamente, esta vez, Nath no la tomo. -¿Qué haces? -Cuestiono nuevamente el chico.

-Necesitas saber defenderte. -Dijo Vladimir. -Vivimos en un mundo peligroso, no es correcto que no tengas ningún entrenamiento en batalla.

-Mi madre no lo considera necesario.

-Tu madre no siempre piensa en lo más conveniente para ti.

El rostro de Nathan cambio -¿Que has dicho? -Estaba furioso. -¿Qué se supone que eso significa?

-Significa solo lo que dije. -Evadió Vladimir. -Las madres suelen ser siempre sobreprotectoras, la tuya no es una excepción, pero eso no significa que debas estar expuesto.

Nathan acepto la respuesta de Vladimir. -Hay un ejército cuidando de mí. -Dijo -¿En verdad crees que necesito saber cómo se asesina?

-Si.

Nathan noto la seriedad en su maestro. -Nunca he tomado una espada, nunca he siquiera querido tomar una, tampoco asesinar a nadie, espero continuar así.

-También lo quiero. -Dijo Vladimir, -Espero con todas mis fuerzas que nunca necesites defenderte, pero también quiero que, si alguna vez lo requieras, estés listo. -Vladimir insistió una vez más con Anael.

Antes de que Nath la tomara resignado, los sentidos de ambas hadas se encendieron al escuchar hojas moviéndose detrás de la línea oscura de árboles.

-Debe ser Blanco. -Dijo Nath. -Nunca se queda si me alejo.

Vladimir puso con ansiedad la espada en la mano de Nathan. -Quiero que vuelvas al castillo, sin detenerte ni mirar atrás, lo más rápido que tus piernas te dejen ¿Entendiste?

-¿Qué pasa?

-Nos han invadido.

-Eso es imposible.

-Vete, Nath. -Vladimir se apodero de una espada casi tan larga como él mismo que había estado colgando de su espalda. -VETE, CORRE.

Nathan corrió hacia la dirección contraria de los ruidos desconocidos, se adentró rápido de nuevo en el bosque, la espada le ayudaba ahora para iluminar su camino, necesitaba llegar a las cercanía del castillo y alertar a los guardias para que ayudaran a Vladimir, sus pensamientos cambiaron con mucha velocidad cuando algo choco con su rostro, algo tan rápido que ni con su vista superada de Cazador de Sombras pudo ver con suficiente anticipación para esquivarlo, el golpe le hizo caer brutalmente al suelo, la cabeza le pulso y su rostro se sentía mojado, llevo su mano hacia el dolor y al verificar esta estaba cubierta en sangre, la herida estaba al parecer en su boca. Antes de que lograra recuperar el aliento, alguien lo tomo salvajemente del cuello.

-Eso fue fácil, -Dijo el extraño. -Tu vienes con nosotros.

Nathan recordó a Anael pero antes de que siquiera lograra moverla el hada que lo mantenía sujeto, se apodero de ella con mucha facilidad.

-Ni siquiera lo pienses, niño. -Dijo el Hada. -No intentes nada al menos que quieras morirte. -El hada tiro a Nathan al suelo haciendo que este golpeara su cabeza con una enorme roca.

-Vas a matarlo. -Dijo una voz de mujer. -Ten más cuidado.

El hada bufo. -¿No es ese el punto?

Nathan intento incorporarse, pero el golpe en su cabeza le había aturdido más de lo que pensaba, cayó sobre sus rodillas y manos, escuchaba a sus atacantes sin mucha atención, un par de susurros a la lejanía, al parecer ellos también le habían perdido interés, al parecer sentían que no podía hacer mucho para defenderse y le fue imposible no pensar en Vladimir. Quiero que estés listo. Le había dicho y se odio a si mismo por no haberlo estado. Enfureció y antes de que intentara la absurda idea de enfrentarse a sus captores, su atención fue robada por el movimiento frente a él. Sus ojos se agrandaron al ver a Blanco, en silencio por detrás de un par de árboles enorme con troncos vultuosos.

La conversación de la Hadas se volvió aún más lejana, toda su atención estaba en Blanco en su única esperanza de escape. Nathan se concentró y usando su poder de Hada logro comunicar a su caballo el momento exacto en que tenía que acercarse. Fue una sincronía perfecta y antes de que cualquiera de las Hadas lograra darse cuenta, Nathan corrió y salto para que Blanco encontrara su lugar debajo de él. El caballo troto por el viento sin ninguna traba, Nathan se sujetó tanto como pudo mientras escuchaba el asombro y la furia de quienes dejaba atrás.

-¡No! -Escucho a la chica gritar, un segundo después algo punzo en su brazo, Nathan miro a la flecha que había logrado una herida pero que no se había enterrado en su brazo. Nath se aferró aún más a blanco y en una mirada rápida hacia abajo distinguió al hada con su ballesta apuntando en su dirección, Blanco y Nathan se encontraban ya a suficiente distancia como para que el hada desistiera de enviar una flecha más en su dirección.

El suelo se fue acercando a él en una visión borrosa, al llegar una ola de hadas le tomaron y ayudaron a bajar de Blanco. -Vladimir. -Dijo Nathan. -Necesita ayuda.

-Está herido, príncipe. -Dijo un anciano del consejo. -Necesitamos llevarle dentro.

-Vladimir. -Repitió Nath débilmente. -Tienen que ayudarlo.

-Usted es quien necesita ayuda. -El cuerpo de Nathan estaba siendo llevado hacia el interior del castillo pese a sus inútiles esfuerzos de resistirse.

-No, no, Vladimir.

-Aquí. -Escucho y giro su cabeza, Vladimir se acercó a enormes zancadas a él y tomo el lugar de quien le llevaba. -Te dije que corrieras. -Murmuro mientras revisaba con su vista las heridas de Nath.

-Lo intente. -Dijo Nathan antes de cerrar sus ojos.

* * * * *

Magnus despertó con la frialdad de la mañana, extendió su mano para buscar el calor del cuerpo a su costado, se encontró con su cama vacía. Al ver por la ventana podía notar el azul tenue del día un no nacido. Se levantó y busco a Alec. Le encontró en la sala de la casa, sentado y reflexivo en uno de los sofás.

-¿Qué haces despierto? -Pregunto el brujo. -Y vestido, -Agrego al ver la ropa del Cazador. -Estoy seguro que me deshice de todo eso anoche. -Magnus busco los labios de Alec.

Alec le beso, pero no había entrega en sus labios. -¿Qué pasa? -Pregunto el brujo.

-Hubo una lucha. -Dijo Alec. -En territorio de hada, anoche la rebelión intento secuestrar al hijo de La Reina.

-Intentan demostrarte su lealtad.

-Secuestrar a un niño no demuestra absolutamente nada.

-Eso es cierto solo en perspectiva, cariño.

Alec entendió perfectamente a lo que Magnus se refería. -No obtuvieron éxito. -Dijo Alec. -Pero…

-¿Pero?

-Los rumores son ciertos, Magnus. El hijo de La Reina es un Cazador de Sombras.

-¿Cómo podrían saber eso?

-Lo vieron tomando una espada seráfica, la vieron iluminarse en su mano.

-Eso parece una prueba bastante contundente.

Alec dejo que su cuerpo cayera sin fuerza sobre el sillón. -¿Cómo se supone que se lo dire a Clary? O Jocelyn.

Magnus tomo un lugar a lado de Alec. -Díselo a Clary y que ella se lo diga a su madre.

La idea era buena y Alec la tomaría. Alec se miró pensativo, su brazo codo a codo con el de Magnus. -¿Crees que sea igual a él?

-¿Igual a él?

-Peligroso.

Magnus inclino su cabeza dejando que descansara sobre el hombro de Alec. -No sirve de nada que pienses en eso ahora, mi amor.

-Eso creo.

Magnus entrelazo sus dedos con los de Alec. -¿Cómo es que te enteraste tan pronto? Por cierto.

-Edrian no es tan ineficiente como crees.

Alec sintió el cuerpo de Magnus tensarse. -Su ineficiencia es el menor de sus problemas.

-¿Cuál es tu…?

-No quiero hablar de ese sujeto, -Demando Magnus, -Fue una noche perfecta y no merece ser arruinada.

-¿No crees que las noticias la arruinaron ya?

Magnus se levantó sin soltar a Alec. -Eso depende de ti. -Le susurró al oído mientras le guiaba de nuevo a la habitación.

* * * * *

-¿Lo lastimaron? -Pregunto la reina fríamente.

-No, su majestad, tiene golpes en su rostro, pero puedo hacer que desaparezcan en unas horas.

-No lo hagas. -Le dijo la Reina a Vladimir quien no oculto su asombro. -Mi hijo sale cada día para ver a sus amigos, déjalo ir, que observen sus heridas.

-¿Por qué necesita de eso, majestad?

-No necesitas estar enterado de eso, Vladimir, has lo que digo.

Vladimir salió de la sala del trono.

* * * * *

-Tuviste tantos problemas como yo para que te dejaran venir? -Pregunto Will, él y Max se encontraban sentados a la horilla del lago, Will comía una manzana y Max jugaba sin mucho interés con una vara que había encontrado, haciendo figuras y símbolos en la arena.

-Solo un poco. -Dijo el chico. -Anoche paso algo.

-¿Tus papas están bien?

-Si. -Dijo Max rodando los ojos al cielo, -De luna de miel, de nuevo.

-Te dije que no tenías por qué preocuparte.

-Supongo, aun así, se sentía diferente.

-Entonces ¿Qué ocurrió?

-Los escuche hablando sobre un ataque que ocurrió anoche. Las hadas intentaron secuestrar al hijo de La Reina.

-Las hadas están siendo bastante estúpidas últimamente.

-Están desesperadas y son jóvenes, no tienen la sabiduría ni la paciencia que debieran, aún.

-¿Sera esa una excusa?

-Escucha, Will. -Max se acercó a su primo y mejor amigo. Nunca había guardado secretos a William y no empezaría hoy. -Mis padres hablaron del hijo de la Reina, ellos dijeron que era un Cazador de Sombras y que le dirían a tu madre y abuela.

Will tomo la información tranquilamente. -Ese hijo es también hijo de Jonathan Morgenstern ¿Cierto?

Max asintió lentamente.

-Tenemos otro primo. -Dijo Will sin emoción. -¿Crees que mi tío se lo dirá a mamá pronto?

-Probablemente ya lo haya hecho.

Will tallo su rostro. -¿Qué posibilidades hay de que… ¿Ya sabes… Sea bueno?

-La maldad no está en la sangre. -Dijo Max pensativo. -Pero, no creo que La Reina sea una de las mejores influencias.

Will movió su cabeza, buscando en distintas direcciones. -Quisiera que Nath viniera.

-También yo. -Dijo Max. -Pero parece que eso no pasara hoy. Regresemos, tal vez nuestros padres quieran hablar con nosotros.

-Está bien. -Dijo Will y se levantó. Ambos chicos miraron hacia al cielo cuando escucharon el ahora conoció aleteo de las enormes alas de Blanco. -Es Nath. -Dijo el niño entusiasmado.

Nathan bajo de su amigo corcel y le dejo libre para que recuperara energía.

-Hola. -Dijo el chico cuando se acercó. -Blanco se adentro al bosque al parecer para alimentarse.

-Creímos que no vendrías… ¡¿Qué te paso en la cara?! -Pregunto Max llegando a él.

Nathan sabía que no podía cubrir sus heridas y a pesar de que podía, no quería mentirles a Max y Will, había tardado gran parte del día considerando el ir a verles, al final pudo más su necesidad de verles y hablar con ellos, sus únicos amigos. Nathan siempre había sido un chico seguro, sin temor a las palabras y sin problemas para usarlas, ahora eso era muy diferente.

-Um, no es nada.

-Se llama contusión. -Dijo Will. -Me he hecho algunas de esas.

-¿Qué paso? -Pregunto Max sin perder la objetividad.

-Nada, en verdad, um, me caí.

-Mentira. -Dijo Max, sus ojos azules feroces mirando a Nathan.

Will rio. -¿Sabes que eso es imposible? ¿Cierto? Nath es una Hada, no puede mentir.

-Puede y lo está haciendo. -Max levanto su mano para tocar el rostro de Nathan, en unos segundos sus heridas comenzaron a desaparecer. -¿Qué paso? -Repitió el muchacho molesto.

Nathan estaba más que cualquier cosa conmovido por la ayuda de Max. -¿Estás enojado? -Dijo riendo débilmente. -Nunca te había mirado así. Es un poco sexi.

Will dejo salir una carcajada. -No sabes en lo que te estas metiendo, Nath.

Nathan era dos años mayor que Max, sin embargo, Max tenía ya su estatura, sus ojos estaban alineados.

-Dime la verdad. -Pidió Max. -Por favor. -había algo en su petición que hizo a Nath temer, como si le pidiera más que una explicación acerca de una caída.

Tal vez era tiempo, pensó Nathan, de decirle a sus mejores amigos la verdad sobre sí mismo, de decirle a Will que eran familia de sangre, de confesarle a Max su origen, teniendo a Max frente a él fue sencillo pensarlo, sus brillantes ojos azules le miraban y por un momento se imaginó una mala reacción del brujo, se imaginó no teniendo la mirada de Max sobre él. No se arriesgaría, no si el riesgo era perderlo.

-Sabes que no puedo mentir. -Dijo Nath débilmente. Sin seguridad. Avergonzado de sí mismo por abandonar su oportunidad de confesar y de dejar de mentirles a ambos, a Max.

Algo en el pecho de Max exploto, ira, resentimiento, traición. Bajo su mano del rostro de Nath y se alejó firmemente de él. -Te pareces a ella. -Dijo el brujo fríamente. -A mi tía Clarissa Herondale, nacida Fairchild.

Nath titubeo una vez más. -No te entiendo.

-Yo tampoco. -Dijo Will a lado de Max. -¿Qué está pasando? ¿por qué estas así?

Max miro a Will, y hubo algo en su mirada, años de familiaridad de ser inseparables, le dijeron a Will lo que ocurría.

-¿No estarás pensando? Es decir, ¿Qué posibilidades hay?

-Muy pocas. -Concordó Max, miro a Nathan desafiante. -Pero la Reina es una maestra de la manipulación, ¿No es así? ¿Cuál es tu misión? ¿Sacarnos información? ¿Herirnos?

Y todo fue claro para Nathan. Max de alguna manera se había enterado de quien era. -Escucha… Sé que…

-Nos mentiste.

-No. Es decir, no podía decirles la verdad, al principio no era importante, después cuando supe quiénes eran, no me atreví, pensé que…

-¿Nos podrías engañar? -Max resoplo con cansancio, herido. -Se supone que éramos amigos, hemos estado viéndonos durante dos años, te he dicho cosas que nunca le he dicho a nadie, si eso no gano tu confianza significa que nunca la quisiste, que La Reina te envió con un propósito.

-No. Ella no sabe de ustedes.

-Si eres su hijo. -Dijo Will. -Ella sabe de nosotros.

-¿Qué le has dicho? -Exigió Max. -¿Intentara lastimar a mi padre?

Nath se sintió aturdido. -¿Por qué quisiera ella lastimar a tu padre?

A Max le fue imposible no notar la sinceridad en su pregunta. ¿Acaso Nathan estaba diciendo la verdad?

Max abrió la boca para responder, pero fue interrumpido.

-La Reina no se acercará al Cónsul. -Dijo una voz de mujer desde los árboles. Ella y su acompañante salieron desde las sombras para mostrarse, eran dos hadas, hombre y mujer, con armaduras y ambos portaban espadas y ballestas. -No lo permitiremos.

-Ustedes. -Dijo Nathan al reconocer a quienes le habían atacado la noche anterior.

-No puedo creer que La Reina nos haya hecho este favor, enviarte aquí sin protección. Muy fácil. -Yurem dio un paso hacia Nath y fue detenido por una flecha que fue salvajemente incrustada en la arena a sus pies, a centímetros de él.

-No sé quién eres. -Dijo Max con su arco levantado. -Pero no te le acercaras.

* * * * *

Los labios de Magnus corrieron de los de Alec hacia su mandíbula hasta llegar a su cuello. Alec inclino su cabeza dando mayor acceso al brujo, envueltos el uno del otro sobre el sillón de su casa, había documentos sobre la mesa. Fotografías de niños de todas las especies, uno de los proyectos más importantes de Alec.

Alec abrió sus ojos por un momento. -Se supone que debo terminar esto. -Dijo susurrando a Magnus quien pareció no haber escuchado ninguna palabra. El brujo desato dos botones de la camisa de su esposo. -Por favor. -Pidió Alec débilmente.

Magnus rio un poco por la no muy convencida forma de pedirle que se detuviera. El Cazador de Sombras corrió sus manos por la espalda y pecho de Magnus desnudos, acariciando su piel y sintiendo sus formas perfectas. Sus labios recorrieron por su clavícula hasta toparse con la cadena que Magnus llevaba hacia un par de meses, de la cual colgaba un topacio azul. Sus labios se las arreglaron para seguir probando la piel del brujo hasta que no pudo más.

Magnus se había levantado en un movimiento rápido dejando a Alec respirando fuertemente. -¿Qué haces? -Pregunto. -Vuelve.

Magnus giro a su esposo y Alec noto el topacio azul sobre su piel desnuda, brillaba radiante, como teniendo vida propia, su brillo subía y bajaba sin control. -¿Qué es eso?

Había ansiedad en el rostro de Magnus, algo bastante raro en su persona. -He estado buscando la manera de contártelo, una manera en la que no suene terriblemente mal.

-¿Magnus?

El brujo tomo la piedra azul encerrándola en su puño. -¿Recuerdas el colgante de tu hermana? ¿El que advierte de la presencia de demonios?

Alec movió su cabeza lentamente.

Magnus aparto la mano del topacio azul aun brillando. -Fue mucho trabajo. -Dijo Magnus. -Pero encontré una manera de saber de Max cuando no esté cerca.

Alec se quedo mirando a su esposo, a la piedra y lentamente encontró su voz -¿Te dice… cuando Max está en problemas? -Lo dijo dudando si era la pregunta correcta.

-Esta enlazado con sus emociones. -Dijo Magnus. -Una persona suele alterarse cuando está en peligro.

Alec se quedó mirando la piedra azul por unos segundos más.

-Mira, sé que es un nivel superior de “Padre Acosador” pero…

-Es perfecto. -Dijo Alec y Magnus le miro sorprendido. -Si hay una o cien maneras más de mantenerlo a salvo, -Dijo Alec sólidamente. -Las tomare, todas y cada una de ellas.

Magnus se acercó a su amado, coloco sus manos a ambos lados de su rostro. -Te daré cuantas encuentre.

-Lo sé. -Alec movió su cabeza. -Ahora debemos rastrearlo.

Magnus dio un paso atrás, en un segundo estaba vestido con una radiante camisa roja bajo un saco negro con incrustaciones de piedras en el mismo color. -Una ventaja más de mi artilugio -Dijo Magnus tomando la piedra de nuevo en su mano.

-Y un punto más para los “Padres Acosadores”.

Magnus cerro los ojos concentrándose en Max, con la luz azul saliendo de entre sus dedos. Con una intensidad cada vez mayor.

* * * * *

No te le acercaras.

Había dicho Max con firmeza haciendo que Yurem y Leah pensaran en dar el siguiente movimiento.

-Niños, -Dijo Yurem. -No se metan en esto, son asuntos de guerra.

-¿Es una broma? -Dijo Will.

-Solo manténganse quietos. -Sugirió Leah.

Yurem dio un paso más hacia Nathan y se detuvo al escuchar la cuerda del arco de Max tensarse con mucha más fuerza. -No te lo diré de nuevo, Aléjate de él. -Max busco el rostro de Nathan. -Nathan detrás nuestro.

Nath no se movió.

-Deprisa, colócate detrás nuestro.

Nathan dirigió su preocupada mirada hacia Yurem y Leah. -¿Si voy con ustedes? -Pregunto. -No les lastimaran ¿Cierto?

Yurem rio con triunfo. -Nos iremos y les dejaremos tranquilos.

Nathan acepto eso y dio un paso al frente.

-¡Que estupidez! -Dijo Max. -No es como si pudieran dañarnos, aunque quisieran.

-Solo mantente alejado. -Pidió Nathan y se acercó más a las Hadas.

-¡Confía en él! -Grito Will. -¡Max puede protegernos! ¡no tienes que ir con ellos!

Eso hizo que Nathan buscara el rostro de Max, su arco aun levantado y su mirada le pedía exactamente eso Confía en mí.

Le tomo un segundo tomar su decisión. Yurem se movió intentando sujetar a Nathan cuando este corrió hacia la dirección contraria, hacia Max.

Yurem logro esquivar muy apenas la flecha que Max había liberado, girando hacia un lado por la arena. El hada miro a los tres niños. -Es gracioso. -Dijo con burla. -Con tantas ínfulas de poder, y fallaste, no puedes proteger a nadie.

-Es gracioso. -Respondió Max. -Que pienses que falle.

-Basta de juegos. -Exigió Leah.

-Estoy de acuerdo. -Dijo una voz profunda, desconocida hasta el momento.

Nathan maldijo en voz baja, antes de que Max le preguntara, un hada más apareció desde las alturas, montaba un caballo como Blanco, imponente y hermoso, pero con pelaje negro, lucia aterrador y peligroso, el hada portaba una armadura brillante en un color oscuro que cambiaba de tonalidad sin poder identificar exactamente el color de ella. Su cabello largo hasta la cintura dorado como el oro mismo, sus orejas en punta tenían marcas, como tatuajes que aparecían en pequeña medida en ellas hasta hacerse más prominentes en su mejilla y cuello, tatuajes de flores y hojas, sus ojos eran verdes, no como los de Nathan sino un verde oscuro, sin brillo, y mirada enojada.

-Gwyllion. -Murmuro Nathan tenso.

-¿Quién? -Pregunto Max en voz baja.

-Comandante de la guardia real. -Dijo Max -Y mano derecha de mi madre.

-Guardia Real. -Repitió Will. -Eso es bueno ¿Cierto? ¿Está aquí para protegerte?

Nathan no respondió, su mirada se hizo severa, algo no estaba bien, pase lo que pase Max solo tenía una idea certera, Proteger a Will y Nath.

-¿Qué quieres aquí, Gwyllion? -Pregunto Nathan.

Gwyllion ignoro al chico y camino hacia Yurem. -¡Detente! -Exigió Nathan, pero no lo hizo. El hada siguió su paso firme hacia el otro hada. -Te di una orden, ¡detente ahora!

El hada finalmente se detuvo, pero solo para sonreír escalofriantemente hacia el chico y continuar su camino.

Nathan enfureció. -¡Soy tu príncipe! ¡Detente ahora! ¡Te lo ordeno!

Gwyllion giro salvajemente hacia Nathan. -Ningún media sangre me dará ordenes, Ningún media sangre será mi príncipe ¡Nunca! -El hada se movió hacia Yurem con mayor velocidad, su espada se alzó sobre él y antes de que esta llegara a su objetivo dos flechas chocaron contra la espada haciendo que esta saliera de su trayectoria, de manera muy conveniente para la vida de Yurem. Una de las flechas era de Max, la otra era de su padre, Alexander Lightwood quien había aparecido junto a su otro padre, el brujo Magnus Bane. Ambos al frente de un grupo pequeño de Cazadores de Sombras. Edrian estaba al lado de Alec como era costumbre, con su espada lista para luchar en su nombre.

-Asesinar rompe los acuerdos. -Dijo el Cónsul bajando su arco. -Incluso si lo haces con uno de los tuyos.

Gwyllion se enderezo como si le llenara de orgullo el haber provocado que este pequeño ejército estuviera ahí por él. -Un traidor, no es considerado de los nuestros. -Dijo sonriendo.

-¿Qué haces en territorio Nefilim? -Pregunto Magnus.

La sonrisa de Gwyllion se extendió dejando ver sus dientes. -Estoy de cacería.

Eso era verdad. Pensó Alec, el problema era lo que había venido a cazar. -¿Estas confesando que has intentado asesinar?

-En lo absoluto. -Dijo el hada. -No lo confieso.

Alec había intentado encontrar una manera de hacer arrestar a Gwyllion, el hada era astuto.

-Te marcharas entonces, -Exigió Alec. -Si se te vuelve a ver en este territorio se te arrestara en ese instante.

-¿Bajo qué cargo?

Ahora Alec rio. -Desobediencia.

El rostro de Gwyllion cambio a furia, era territorio Nefilim y lo que el cónsul ordenaba se hacía cumplir. Pero era un Hada y no se iría de ahí sin cumplir su cometido. Su caballo inesperadamente se movió como una sombra, relinchando tomo por sorpresa al hada al ver al imponente animal parado frente a ella sobre sus dos patas traseras, el caballo tomo en su hocico la mano de Leah antes de que cualquiera de los presentes pudiera hacer cualquier cosa para evitarlo, despego feroz llevando a Leah dolorosamente con él.

Edrian levanto su espada y la coloco en el cuello de Gwyllion. -¿Qué intentas? ¡Libérale!

El hada no hizo ningún movimiento, no había un rastro de duda o temor en sus ojos. -Es un animal salvaje. -Dijo irritadamente tranquilo. -No tengo poder sobre él.

Edrian tuvo que tragar las ganas de cortar su garganta, el cazador miro a Alec. -Le llevara a territorio de hada. -Dijo.

-Para asesinarla. -Concordó Alec el cual miro a su esposo. -¿Magnus?

Las manos de Magnus estaban envueltas en azul. -Están ya muy lejos. -Dijo. -Aun si mi magia les alcanzara, no puedo hacer mucho si no veo lo que hago. -El brujo se miró frustrado. -Lo siento.

-Debemos acercarnos entonces. -Max despertó la atención de sus padres, el chico dio un par de pasos al frente.

-¡No! -Gritaron a coro Nath y Will antes de que el brujo corriera un par de metros por la arena antes de envolver su cuerpo en magia y despegar del suelo para intentar salvar a Leah.

La respiración de Alec se cortó, y su mirada chocó con la de Magnus que lucía igualmente impactado. -¿Lo sabias? -Pregunto el cazador.

-¿Qué nuestro hijo vuela? -Dijo con ojos desorbitados. -No, en realidad nunca le pregunte, no me imagine que tenía que hacerlo, así que no, no lo sabía.

Max se concentró en su velocidad para alcanzar al caballo negro, una vez que lo tuvo a su alcance, le disparo un rayo de energía azul que pego a un costado de su ojo derecho, el caballo se movió violentamente provocando que el brazo de Leah se liberara de su mordida. Ahora Max siguió al hada que caía a gran velocidad, la sujeto por cómo le fue posible de ambos brazos, ahora su objetivo era llegar al suelo sin demasiada velocidad.

Magnus y Alec observaban las alturas aun sin poder creer en lo que había ocurrido, tanto el caballo como la hada y su hijo Max lucían como un grupo de manchas muy lejanas en el cielo.

-No lo lograra. -Dijo Will preocupado, Nathan le dedico una mirada de horror e incomprensión. -Esa velocidad, la lejanía, el rayo y llevar a alguien más grande que él. -Dijo el chico aclarando su punto. -Es demasiado.

Antes de que Alec pudiera preguntar a que se refería. El colgante en el cuello de Magnus brillo solo para inmediatamente después dar la apariencia de estarse extinguiendo. Alec lo miro sin poder hablar.

-Su energía esta por agotarse. -Le confirmo su terror Magnus.

Nathan no espero más, coloco dos dedos sobre su boca y silbo con mucha fuerza, bastaron unos segundos para que Blanco saliera de entre los árboles en dirección hacia Max y Leah.

-¡Ayúdalo! -Le grito Nathan a su corcel. -Blanco, por favor, ¡ayúdalo!

Leah miraba hacia el suelo y después hacia Max que la tenía sujeta. -¡Tienes que desacelerar! -Le grito entre el ruido del aire cruzando entre ellos.

-¡Lo intento! -Dijo Max con voz débil, estaba al límite de su poder y no podía dejar de caer junto al hada. -Mi energía se acabó. -Dijo. -Intentare llevarte hacia los árboles, lo siento, quisiera poder hacer más.

Leah le sonrió. -Has hecho todo. -Le dijo sabiendo que la había salvado de una cruel muerte a manos de la reina, si la hubieran hecho elegir, morir de la forma en la que estaba a punto de hacerlo, era una mejor forma de hacerlo. Morir en compañía de este pequeño noble que había arriesgado su propia vida por la de ella. -Quisiera que no lo hubieras hecho. -Le dijo al chico. -Lo siento.

Max no logro responderle, ya que observo a Blanco justo a su lado, Max le tomo tan rápido como le fue posible de la rienda y le monto asegurándose de que Leah lo hiciera también, ahora ambos estaban sobre el caballo y en camino a tierra firme con seguridad.

Los casquillos de Blanco tocaron la arena, Alec y Magnus se abalanzaron hacia su hijo tomándolo entre sus brazos, Magnus comenzó a pasar parte de su energía al cuerpo de Max mientras que Alec le verificaba por posibles heridas hechas.

Edrian y el resto de los Cazadores se unieron a ellos prestando ayuda a Leah y resguardando a Will y Nathan, Gwyllion no espero a que las cosas iniciaran su paso a la normalidad, aprovechando la confusión del momento se adentró al bosque para encontrar una de las entradas al reino de las Hadas, escapándose de las consecuencias de sus actos.

Nathan observaba con mucha atención hacia el lugar en donde Magnus y Alec acunaban a su hijo, no podía apartar la mirada de Max y de sus ojos aun cerrados.

-Estará bien. -Le dijo Will mientras ponía una mano en el hombre del preocupado chico. -Sus padres le ayudaran.

Nathan entro en un estado mayor de alarma, necesitaba volver a casa, necesitaba hablar con su madre de los terribles actos de Gwyllion. -Debo irme. -Dijo dando una mirada más a Max y acercándose a Blanco.

-¿Irte? ¿A dónde? Nathan, Espera. -Pidió Will.

-No puedo. Mi madre. Necesito hablarle de Gwyllion.

-Tal vez no sea buena idea. -Dijo Will con voz baja.

Nathan subió a Blanco y antes de prepararse para elevarse dedico una mirada poco confortable a Will. -Es mi madre, debo advertirle, tal vez esté en peligro.

Will entendió que quizás debiera quedarse en silencio. El chico asintió y dejo ir a su primo en sangre. -Ten cuidado. -Le dijo y Blanco galopo por el viento.

* * * * *

Nathan pidió a Blanco que bajara la velocidad, el chico mitad hada solo tenía que poner una mano sobre el corcel para hacerle llegar sus peticiones desde su mente, un poder que la sangre de hada le otorgo desde su nacimiento, el comunicarse con la naturaleza y seres vivos nunca le había parecido en lo absoluto peculiar, muchas hadas lo hacían en diferentes maneras.

Ambos bajaron hacia los jardines del palacio, desde las alturas había logrado vislumbrar a su madre, con un vestido blanco que arrastraba detrás de ella a través de la hierba, su movimiento era tranquilo, al parecer las noticias de lo ocurrido no habían llegado a ella.

Nathan salto desde el lomo de Blanco apresurándose hacia su madre. -¡Madre! – Le llamo corriendo en su dirección. -¡Algo ocurrió, debo hablarte de Gwyllion!

El chico detuvo su paso cuando llego a su madre y noto a la figura que estaba frente a ella, sobre el pasto en una de sus rodillas. Tranquilo y frívolo como siempre. -Gwyllion. -Dijo Nathan apretando sus dientes.

La Reina Seelie giro su mirada hacia su hijo, ella le sonrió. -He escuchado lo que ha ocurrido. -Le dijo. -Mi Guerrero Gwyllion me ha informado.

Nathan se quedó sin saber mucho que decir. -¿Qué fue lo que te dijo? -Pregunto temeroso. Gwyllion estaba sonriendo en burla en su dirección, Nathan no se contuvo. -¿Te dijo que intento asesinar a un hada? ¿Qué está cometiendo traición?

-Lo hizo. -Dijo La Reina mientras que hacia una seña a uno de los guardias que estaban resguardándola. -También me dijo que ayudaste a que ella y un brujo joven se salvaran.

El enojo de Nathan cambio a asombro. -Por su puesto. -Dijo sin dudar. -Intento llevársela para asesinarla, Max le ayudo y yo ayude a Max. Si no lo hubiera hecho…

-Esa hada estaría ahora muerta. -Le dijo su madre con voz indescifrable.

-Así es. -Nathan ahora no estaba seguro de lo que ocurría a su alrededor.

El guardia al que su madre había hecho una señal regreso con las riendas de Blanco en sus manos, el corcel caminaba lentamente detrás del guardia siendo obediente y su atención estaba puesta en Nathan, quien por un momento pensó que esta era la forma en la que su madre le decía que no discutirían más del tema, Nathan se resignó y camino hacia Blanco para tomarlo y llevarlo a su establo.

Antes de que Nathan pudiera hacer cualquier cosa, Gwyllion se movió hacia Blanco, con un rápido movimiento utilizó su espada para atravesar el corazón del corcel.

Nathan se congelo, su voz se arremolino en su garganta impidiéndole gritar, el chico emitió en su lugar un quejido de terror que lleno de satisfacción la mirada de la reina.

La mujer se movió hacia su hijo aun inmóvil, el cual mirando a su amigo corcel ahora en el suelo sin vida, mientras Gwyllion limpiaba la sangre de su espada en su capa.

-Tranquilo, -Le dijo su madre atravesando sus largos brazos por la espalda de su hijo lentamente. -Esto es para que aprendas, que no siempre lo que amas estará contigo. Que tus decisiones, aun por pequeñas que parezcan, siempre tendrán influencia en quienes te rodean -La mujer acaricio el cabello cereza y despeinado del joven. -Eres el Príncipe de este Reino y no debes nunca olvidarlo. Esta es una de las mejores formas para que aprendas. ¿Entiendes? -La reina busco los ojos esmeraldas de su hijo. -La mejor forma. -Repitió y lo soltó.

La Reina, Gwyllion y los guardias se alejaron entrando al palacio. Nathan intento caminar, pero solo logro caer sobre sus rodillas, se movió con esfuerzo, su cuerpo parecía no escucharlo, simplemente no le respondía, intento con todas sus fuerzas llegar a donde quería, a lado de su amigo, su mano tembló cuando la acerco a su frente en medio de las orejas para acariciarla, su pelaje blanco seguía suave y reconfortante, el único amigo que había tenido más de la mitad de su vida, se había ido.

Después de un momento de mirar a Blanco inmóvil, el hada hizo su mano brillar, siempre había tenido una habilidad brindada por su sangre de hada para comunicarse con la naturaleza y con los seres vivos de una manera que nadie tenía, dejo que el brillo cayera sobre el cuerpo de su corcel amigo, un mensaje, el ultimo brindado, lleno de amor y agradecimiento. Le agradeció haber dado la vida por él.

Nathan acuno la cabeza de Blanco sobre su regazo gran parte de esa noche, mientras el pasto verde y las flores del espectacular jardín que les rodeaba lloraban junto a él la muerte de Blanco, marchitándose en su nombre.

Continuara…

MayGraciela

Comentarios

  1. Wow..... Blaco ¿En serio? Pobre caballo ¿Qué hizo de malo? La reina cada vez me parece mas hija de....fruta. ¡Vamos! Que después de eso Nath al menos debe sospechar y querer irse con los cazadores o que se yo. Y Edrian, de lejos, leeeeeeejooooooos de Alec te ves mucho mas bonito y mejor. Shus shus.

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  2. Por qué a Blanco???? Eso fue totalmente innecesario... Casi lloro con Nath, gracias por actualizar!!
    Por cierto: Amo a Edrian...jajajajaja

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  3. Nooo blanco noo estoy a punto de las lágrimas, que bien que hubo reconciliación de Malec 💖muy buena historia May

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  4. Cuando no la reina Seelie siendo una perra rabiosa. Nath no tiene la maldad de su madre ni la de su abuelo, su papá si no hubiese sido por la sangre de Lilith jamás hubiera sido tan malvado. Un pedacito de Jonathan Fray u.u quiero saber mas, esta tremendo este fic!

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  5. Por favor, haz que Nathan y Max se queden juntos!!

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  6. me dio mucha tristeza Nath el es inocente y la maldita de la reina seelie solo lo usa para sus planes macabros, pobre Blanco no lo merecía ahora Nath esta solo, en cuanto a vladimir no termino de entenderlo... ya no se si en verdad se preocupa por Nath o solo es otro más en el juego de la reina; en serio espero que si quiera a Nath porque si no el pobre estará rodeado de puras víboras.
    Las reacciones de Magnus y Alec al ver volar a su hijo me dieron mucha risa xD
    y Edrian... sinceramente no se que hacer contigo...
    muchas gracias por tu historia, amo como escribes!! gracias por compartir tu trabajo!! eres un sol!!

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  7. Venia bien hasta la parte que matan a Blanco T.T porque los animales siempre son lo que pagan? Me puse mal por Nathan tanmbien..es como si me mataran a mi perrita... ta muy triste T.T

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  8. Ya sabía yo que Malec se iba a reconciliar, como ya dijeron, ellos no pueden estar separados jajaja. Con respecto a Edrian, algo me dice que gusta de Alec y Magnus lo sabe, por eso no le gusta nada que tenga que ver con él. Y bueno la reina Seelie sigue demostrando que es una @#^% Ojalá Nath se de cuenta. Me encanta como llevas la historia y tu manera de escribir, en serio, me emociono cada vez que veo que subes un capítulo y no puedo esperar para leer el siguiente =D

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  9. GRACIAS POR ACTUALIZAR, ES TAN BELLO, LLENO DE MIL EMOCIONES.
    DE VERDAD MUCHAS GRACIAS.

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  10. -Valentine asesina al Halcón de Jace
    -Seelie asesina al caballo de Nathan
    Este mundo injusto y cruel

    Si Magnus y Alec se sorprendieron al saber que su hijo volaba, ya me quiero imaginar la sorpresa que se van a llevar cunado se enteren a Nathan le gusta su hijito

    Siguela, por favor, no puedo vivir sin saber que pasará después

    Preeeeeeeegunta! -voz de Germán Garmendia- ¿por qué Max no les contó a Magnus y Alec que volaba? ¿por qué Edrian me parece tan imbécil?
    Sin ánimos de ofender, Edrian


    #MathanShipper o #NatwellShipper?

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  11. me encanta como escribis,es genial estoy adicta a tun fan fic!! quiero massssssssssss por fis
    me rompistes el corazón con Blanco, pero ame los momentos malec y su bella flia ... y este edrian no m gusta mmmmmm me queda duda de si esta enamorado d alec o trabaja para las hadas ..los celos d magnus siempre son justificados jejejejej

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  12. Me encanta como escribes!!! Me he leído todo lo que has subido al blog en nada de tiempo me has tenido y me tienes enganchada!!!! Sigue así, lo haces genial, espero con ansia el siguiente :) un beso!!!

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  13. Es increíble no pudo esperar por el lo que sigue, esta historia se ve genial y en realidad también odio a Edrian pienso que va a traer problemas mas adelante

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  14. cuando va a subir otro capitulo esta muy buena la historia o soy yo y entendi mal max siente algo por Nathan

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  15. esa historia entre max y Nathan se esta poniendo buena jajaja casi igual a la de malec

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  16. Por que no están los fanfic?????????�������������������������� T_T T_T

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  17. Me encanta lo que escribes eres fantastica

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  18. Escribes genial me encantas!!!! y me encantan tus historias!!!!

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  19. Me encanta cómo escribes de verdad te pareces a Cassandra.Me encantan tus fics pero pobre Blanco no se merecía ese final :(

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  20. Sos la primera persona a la que comence a leer sobre MALEC, no puedo dejarte de leer.
    Amo como escribís y waoh todos tus historias las ame, las amo.
    Y esta cap, una joya.
    Te leo en wattpad pero como no actualizas ahí, vine a tu blog jja
    Seguiré leyéndote y amano cada día mas el Malec de tus historias <3
    Gracias!

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