CoHF *Malec Parte 10
Magnus
caminaba por el castillo, no estaba muy seguro del porque o lo que esperaba
haciendo esto, pero su mente estaba matándolo, tal vez mas de lo que la dimensión
en si lo estaba haciendo. Caminaba a través de un enorme pasillo, sus pasos
cada vez se sentían más pesados, su fuerza se esfumaba a cada minuto que pasaba
en esa dimensión pero se había propuesto llegar al final del pasillo solo como
reto personal, fue muy optimista ya que se vio obligado a recargarse en una de
las paredes para no caer, y comenzó a toser, tal vez era tiempo de regresar y
seguir inmóvil en su habitación. Una vez que se repuso escucho la voz de su
padre salir de la puerta a su lado. Magnus la abrió para entrar a la
habitación.
-TUS
ARMAS ESTÁN VINCULADAS A MI –Decía el padre de Magnus –ESO TE ASEGURA LA
VICTORIA, NO ENTIENDO QUE MAS PODRÍAS QUERER DE MI.
Magnus
avanzo un poco para distinguir a la persona con la que estaba hablando y ahí como
si estuviera haciéndolo a través de un espejo bastante nítido miro a Sebastian.
Su padre se percato de su presencia y le miro de soslayo para dedicarle una
sonrisa escalofriante, a la que Magnus no respondió, solo se quedo ahí para
seguir escuchando.
-Quiero
abrir un portal –Dijo Sebastian –De tu mundo a este y que envíes cuantos
demonios te sea posible para que luchen por mi causa.
-ESTAS
PIDIENDO DEMASIADO CAZADOR DE SOMBRAS –Dijo el demonio –EN TU POSICIÓN YO SERÍA
MÁS PRUDENTE.
-¿Estas
amenazándome?
El
demonio rio escandalosamente –LAS AMENAZAS SON UNA TOTAL PÉRDIDA DE TIEMPO, SI
LO QUISIERA TU ESTARÍAS MUERTO AHORA MISMO.
-Eso
sería interesante de ver –Dijo Magnus ya que no perdía nada con intentarlo,
Sebastian se tenso mientras su padre solo reía divertido.
-NIÑOS
–Dijo el demonio mirando a Magnus, al parecer su comentario le causo simpatía.
Y para su padre claro que solo era un niño, él era más antiguo que la tierra
misma.
-Magnus
Bane –Dijo Sebastian -¿Cómo ha sido tu estancia ahí? ¿El clima te favorece?
Magnus
puso sus ojos en blanco, definitivamente no estaba de humor para chistes malos
así que no respondió.
-REALIZA
UN PORTAL POR TUS PROPIOS MEDIOS –Dijo El demonio –NO ME INTERESA SEGUIR
AYUDÁNDOTE, TE HE PRESTADO MÁS ATENCIÓN DE LA QUE ME GUSTARÍA, YA HE HECHO
DEMASIADO. TE HE AYUDADO POR EL NOMBRE DE NUESTRA PRINCESA LILITH PERO INCLUSO
ELLA PODRÍA CANSARSE DE TI.
Magnus
rio internamente no era felicidad pero era un gusto nada culposo ver a Sebastian
no obteniendo lo que quiere.
Sebastian
no dijo nada más y termino con el enlace. El padre de Magnus miro hacia él
directamente con sus ojos violeta.
-¿ENTRETENIÉNDOTE
HIJO?
-¿Dejaste
de respaldarlo porque sabes que fracasara en su guerra?
El
demonio se llevo una mano a su barbilla en reflexión –ME ESCUCHASTE –Dijo –TIENE
LA VICTORIA ASEGURADA. –El demonio entrecerró sus ojos tras la reacción de su
hijo. Magnus entendió que le estaba dando más y más emociones para alimentarse.
Magnus
no dijo nada su padre sonrió –TU AMOR POR LOS NEPHILIM TE ROMPERÁ EL CORAZÓN
HIJO MÍO. HA LLEGADO EL MOMENTO DE QUE EL MUNDO CONOZCA LO QUE ES EXISTIR
NUEVAMENTE SIN CAZADORES DE SOMBRAS.
El
demonio comenzó a caminar para salir de la habitación cuando Magnus le hablo con
desesperación.
-¿Puedes
salvarlo? –Dijo sin rodeos -¿Lo harías?
-PUEDO
HACERLO –Le dijo su padre –PERO CREO QUE NO ESTÁS PENSANDO CLARAMENTE. ¿QUÉ
CASO TENDRÍA? AL MENOS CLARO QUE LO QUIERAS AQUÍ CONTIGO YO…
-¡NO!
-ENTONCES
DEJARLO VIVO CUANDO TODOS LOS QUE ALGUNA VEZ HALLA AMADO O INCLUSO CONOCIDO
MORIRÁN NO SERÍA AGRADABLE… CREÍ QUE LO AMABAS.
Magnus
entendió de inmediato, si Sebastian sería el vencedor en esta batalla que caso
tendría salvarlo, él no quisiera incluso ser salvado. Magnus recordó sus
pesadillas, los ríos de sangre, sangre Nephilim. Observo como su padre mojaba
sus labios, realmente estaba disfrutando el dolor y la frustración que sentía.
Su padre lo dejo en esa habitación. Una vez que este salió Magnus colapso sobre
sus rodillas
Qué caso tendría Esto
retumbaba en su mente como eco mientras llevaba ambas manos a su rostro en el
frio piso de la habitación.
*
* * * *
La
explosión los hizo convulsionarse hacia el exterior del circulo que habían
formado, sintieron como sus pies dejaban el suelo por un momento para después
caer violentamente sobre uno completamente diferente, intentaron seguir
aferrados los unos con los otros pero la violenta sacudida los hizo deshacer su
agarre, una vez en el suelo se escucharon tosiendo.
-Eso
fue… -Dijo Jace en el suelo.
-Horrible
–Alec estaba tallando sus ojos.
Simón
estaba ayudando a Isabelle a ponerse de pie y Jace ya estaba al lado de Clary.
Una vez que Alec se puso en pie miro a su alrededor era un sitio árido, el
cielo color naranja, se miraban montañas a los alrededores junto con colinas
menos pronunciadas y a lo lejos se vislumbraba una montaña escupiendo fuego.
-Encantador
–Dijo Simón.
-Debemos
movernos -Dijo Alec cuando miro a lo lejos criaturas volando en los
alrededores, lo que menos necesitaban era llamar la atención.
-Necesito
intentar de nuevo el hechizo para rastrear a Magnus.
-¿Crees
que funcione? –Pregunto Clary.
-Catarina
dijo que era posible, pero siempre y cuando Magnus tenga aun consigo el mechón
de cabello.
-Por
allá –Dijo Jace señalando una grieta en una de las montañas que se cernían
frente a ellos. –Podemos hacer guardia mientras Alec intenta el hechizo.
Todos
corrieron hacia allí, Isabelle y Simón se adelantaron para verificar que no
hubiera peligro, Jace y Clary al otro extremo con la guardia encendida. Alec
justo en medio de inmediato saco de su morral el cristal y el papel con las
runas dibujadas por instrucción de Catarina que coloco rápidamente sobre el
suelo, en esta ocasión no se trataba de un mapa si no de una estrella utilizando
puntos cardinales y el cristal estaba sujeto a una cadena que Alec sostuvo de
su mano para que este colgara de ella, después de unos minutos de concentración
el cristal comenzó a balancearse hasta que su punta le dio una dirección, al
parecer tenían que ir hacia el sur de donde se encontraban.
-Raziel
–Dijo con alivio Alec al darse cuenta de que había funcionado. Enrollo el papel
para regresar a guardarlo y colgó el cristal de su cuello.
Alec
levanto su manga para trazar la runa que le ayudaba a la orientación cuando se
percato de que hacía falta la de silencio que había trazado antes de llegar
ahí.
-Chicos
–Dijo Alec –¿Algo pasa con las runas?
Todos
bajaron sus miradas a sus cuerpos –Puse una runa de suspicacia antes de venir
–Dijo Isabelle –Ya no está.
-Yo
trace una de fuerza y sigue aquí –Dijo Jace.
-Al
parecer tiene que ver con la fuerza de la propia runa –Dijo Alec- Algunas se
desvanecen antes que otras, debemos estar al pendiente para colocarlas de nuevo.
-Chicos
–Dijo Simón con voz de alarma –Algo se acerca.
Los
oídos de vampiro de Simón le daban la oportunidad de oír mucho antes que los
Nephilim. El rubí en el pecho de Isabelle se incendio, observaron a Simón levantar
la vista y al seguir su mirada pudieron ver que, en la orilla de ambos costados
de la grieta a unos diez metros sobre ellos había unas decenas de ojos
brillantes color ámbar mirándolos directamente. Clary y Jace tomaron sus dagas,
el látigo de Isabelle se desenredo de su muñeca, la postura de Simón cambio y
Alec levanto su arco. Uno de los demonios se dejo caer hacia ellos y Alec dejo
volar la primera flecha, le dio al demonio haciendo que todo lo que llegara al
suelo fuera un cuerpo inerte. Los demás demonios no parecieron intimidarse con
ello y se abalanzaron sin dudar hacia los chicos.
Alec
siguió lanzando flechas hacia los demonios, logro acabar con por lo menos cuatro
más antes de que llegaran al suelo. Se trataban de criaturas negruzcas con cuerpos
similares a los de arañas con pies y torso humanoides. De inmediato se pusieron
en acción, cuidando sus espaldas y terminando con cada demonio que se les ponía
en frente con sobresaliente habilidad, el látigo de Isabelle termino con un
demonio que llego por la espalda de Clary, Simón destrozo con sus garras los
demonios que se le echaron encima, Jace estaba rodeado por alrededor de cuatro
de ellos, en el instante que salto con su espada levantada dispuesto a atacar y
en perfecta sincronía termino con dos en el mismo instante que dos flechas
terminaban con los restantes que lo habían rodeado. Clary corrió para salir del
alcance de uno de ellos y utilizo una de las paredes para impulsarse, saltar
por encima de él, terminar detrás de la criatura y atravesarlo con su espada
corta. Las flechas con runas de Alec y la espada brillante de Jace terminaron
con el resto de ellos, era un poco más complicado estar seguros si ya estaban
muertos ya que a diferencia del mundo común, en esta dimensión los demonios no
desaparecían.
Los
chicos estaban jadeando y llenos de sustancias repulsivas. –Es raro –Dijo
Isabelle, ella miraba a las criaturas inmóviles frente a ella mientras que con
su estela trazaba una Iratze –No desaparecen.
-Estamos
en su mundo –Dijo Jace. –¿A dónde más irían?
-Hay
que irnos de aquí. Ahora –Dijo Alec y miraba a Jace, estaba preocupado por el
fuego celestial pero hasta ahora todo parecía ir bien. –Es por allá. –Alec
comenzó a caminar y los demás lo siguieron.
Caminaron
por encima de una colina, Alec iba por enfrente y no le tomo dos segundos antes
de que se dejara caer con su pecho en el suelo, Clary miro como hacia una
señal, le recordó a las señales que hacen los militares en las películas,
Isabelle y Jace hicieron lo mismo que él y les indicaron a Clary y Simón que
los siguieran. Jace se adelanto deslizándose para colocarse a lado de Alec y
poder ver lo que su hermano había visto y por su expresión se noto que algo de
verdad estaba muy mal.
-Debe
ser una broma –Dijo Jace en voz muy baja.
-¿Cuántos?
–Pregunto de inmediato Isabelle.
-Es
imposible contarlos. Como es imposible contar las abejas en un panal –Dijo Jace
y Clary se estremeció hasta la medula.
-No
hay forma de que pasemos por ahí –Dijo Alec. –Debemos rodear, pasar por detrás
de aquellas montañas y rezar para que no nos encontremos con algo así en
aquella dirección.
-Estoy
de acuerdo –Dijo Jace –Ahora todos, con mucho cuidado, regresen.
Los
chicos regresaron y caminaron por el pie de la montaña. Hasta ahora todo
parecía estar bien pero no podían bajar la guardia y estaban consientes de que este
camino les haría tomar el doble de tiempo pero definitivamente no tenían muchas
opciones, pasaron alrededor de cinco horas caminando o eso parecía hasta que
Isabelle se detuvo para sostenerse de una de las pareces y toser, el aire en
esta dimensión era muy parecido al aire que queda después de un intenso
incendio, los desgastaba el doble y se recuperaban con mucha menos facilidad.
Alec se acerco a su hermana y con su estela de inmediato dibujo un par de
Iratzes y una runa de resistencia que había desaparecido de su brazo.
-Debemos
detenernos para descansar –Dijo Alec sin mirar a nadie en particular, concentrado
en las runas que hacía a Isabelle.
-No
–Protesto Isabelle –Estoy bien, puedo seguir.
-Todos
necesitamos descansar –Dijo Alec para calmar a su hermana.
-Alec
–Dijo Isabelle –Puedo continuar, de verdad, piensa en Magnus.
Alec
se estremeció y miro a su hermana la cual pudo notar la desesperación que nunca
se iba. –Oh Izzy, eso es lo único que hago. Y sé que él se preocuparía igual
por ti. –Alec pasó un mechón del cabello de su hermana por detrás de su oreja.
-Bien
entonces busquemos donde descansar. –Dijo Jace.
Siguieron
su camino y unos metros más enfrente Clary miro lo que parecía una cueva.
-¿Creen que debamos entrar?
-No
lo sé –Dijo Simón -¿No son en las cuevas donde aparecen los peores monstruos?
-Los
monstruos no existen –Dijo Jace y entro a la cueva sin pensarlo. Los demás lo
siguieron resignados, de inmediato brillaron las piedras mágicas. Todos con sus
guardias al ciento por ciento hasta que toparon con una pared, al parecer la
cueva estaba vacía.
Pero
estaban equivocados, cuando Jace se acerco con su luz mágica a la pared se
percato de que no era esto, si no una piel arrugada, color petróleo y que
comenzó a moverse dejando ver su rostro, a Simón le recordó un enorme gorila
furioso, este se cernió frente a ellos dejando muy en claro que era
terriblemente enorme, Alec levanto su arco y tres flechas se incrustaron en su
pecho, pero esto no hizo más que hacerlo enfurecer, arremetió contra Jace que
se encontraba más cerca pero logro esquivarlo con un hábil salto hacia atrás.
El látigo de Isabelle tomo a la bestia de uno de sus brazos pero la criatura lo
levanto haciendo que Isabelle golpeara fuertemente contra una de las paredes de
la cueva, Simón corrió hacia ella para ayudarla, Alec coloco su arco en su
espalda y tomo una espada, Jace lo miro, ambos estaban listos para atacar,
Clary miro a Isabelle en el suelo y no se percato de la bestia acercándose a
ella, Jace grito su nombre pero la enorme criatura lanzo su garra contra ella
haciéndola volar y golpear ferozmente contra una de las paredes. Alec no dudo y
correo hacia ella pensando que Jace haría lo mismo.
-Estoy
bien –Dijo Clary levantándose con la ayuda de Alec.
-Despacio
–Le advirtió el chico y tomo su estela para comenzar a curarla.
-Alec
–Dijo Clary con cautela –Jace esta…
Alec
miro hacia su parabatai y miro con
horror que estaba prácticamente ardiendo. No había más que llamas en donde
debería estar su hermano. Alec grito el nombre de Jace y pese a las
probabilidades recibió respuesta.
-¡Sácalos
de aquí! –Grito Jace dentro de un remolino de fuego.
Alec
lo considero, no quería dejar a Jace pero no sabía que daño podría hacerles a
los demás el Fuego Celestial.
-¡Jace!
–Gritaba Clary intentando zafarse del agarre de Alec mientras que Isabelle estaba
parada frente a Simón, protegiéndolo con su cuerpo, los vampiros y el fuego no
podían llevarse en ninguna circunstancia.
Alec
seguía mirando a Jace sin saber que hacer -¡¿Qué estas esperando?! –Escucho a
Jace nuevamente –¡Márchense!
Alec
miro a su hermana, a Simón y escuchaba a Clary pidiéndole que la soltara y
entendió que no podía dejarlo, que ninguno ahí podía y que no lo harían.
-¡No
Jace! –Dijo Alec –No nos iremos, así que tendrás que calmarte.
-¡Alec!
–Llamo Jace a su hermano como intentando reprenderlo aun en llamas.
-¡Jace!
–Dijo Clary –Inténtalo, debes controlarlo.
Estaban
todos prestando toda su atención a Jace, incluso el demonio que se abalanzo
contra él sin inmutarse de las llamas. Alec levanto su arco al ver la amenaza
pero el fuego Celestial que rodeaba a Jace se encargo de él como si se tratase
de un papel que hubiera chocado con una pared de fuego, convirtiéndolo de
inmediato en ceniza, Jace sintió el poder del fuego en su cuerpo pero no lo
estaba quemando, solo lo rodeaba y después de haber terminado con el demonio
sentía como este iba disminuyendo llevándose con él su energía. Los chicos
observaron como el fuego disminuía en el cuerpo de Jace como si se estuviera resguardando
dentro de él, una vez que este desapareció por completo observaron como Jace caía
inconsciente al suelo.
*
* * * *
Pasaron
alrededor de cinco horas, en las que Jace había permanecido inconsciente
acostado dentro de su bolsa de dormir, había fuego cerca y vestigios de que los
chicos habían comido, Clary había colocado runas de protección y glamour en la
entrada de la cueva para engañar a quien fuera merodeara por ahí. Alec se había
encargado de colocar Iratzes sobre
Jace ya que las runas de sanación colocadas por tu parabatai eran de mayor
ayuda. Clary observaba a Jace fijamente.
-Intenta
dormir –Dijo Alec. –No podemos hacer más que esperar que despierte.
-Quiero
estarlo cuando lo haga.
-Pues
siempre puedes dormir cerca de él para que te des cuenta cuando lo haga.
Clary
lo miro y le sonrió, agradeciendo que Alec estuviera ahí. Que todos estuvieran
ahí para Jace.
Alec
se levanto –Iré por esos dos. También necesitan descansar. –Isabelle y Simón
habían tomado la primera guardia cerca de la entrada de la cueva.
-Alec.
No deberías de hacer guardia tu solo. –Dijo Clary alarmada.
-Está
bien –Dijo Alec –Confió en tus runas –Le dijo y camino hacia la salida.
Cuando
Alec llego miro a Isabelle y Simón muy cerca el uno del otro, Isabelle tenía su
cabeza recargada en el hombro de Simón el cual se tenso al ver a Alec pero
Isabelle no se retiro.
-¿Cómo
está Jace? –Pregunto su hermana.
-Está
tranquilo –Dijo Alec. –El Fuego Celestial parece haber drenado su energía.
–Alec se sentó frente a ellos al otro lado de la cueva. –No lo quemo. Es lo que
debe importar ahora.
-La
manera en que termino con ese demonio fue…
-Isabelle
–le interrumpió su hermano –Tu y Simón vallan a dormir un poco, hare la segunda
guardia.
-Pero
tú tampoco has dormido. –Protesto Isabelle.
-Estoy
bien y alguien debe vigilar.
-Me
quedo contigo –Dijo Simón –No necesito dormir aun.
Ventaja de vampiro.
Pensó Isabelle.
-No
es necesario Simón –Dijo Alec –En verdad…
-Deja
que se quede o no me iré –Dijo Isabelle en una posición testaruda.
Alec
puso los ojos en blanco –Esta bien pero debes dormir.
-Lo
hare –Isabelle se levanto no sin antes besar la mejilla de Simón y jalo un
mechón de cabello de su hermano sin delicadeza haciendo que Alec manoteara
hacia ella. Después desapareció más adentro en la cueva.
Alec
miro a Simón mirando a Isabelle con ojos anhelantes mientras se alejaba.
-Puedes
cambiar de opinión –Dijo Alec mirando hacia afuera de la cueva.
-Es
solo que… -Comenzó Simón pero Alec lo interrumpió.
-Estas
preocupado –Alec se llevo una mano al rostro –Ustedes no deberían estar aquí.
-¿Por
qué dices algo así? –Dijo Simón completamente desconcertado.
-Lo que le paso a Magnus fue mi culpa.
Esto no…
-Lo que le paso a Jace –Comenzó Simón
-¿Recuerdas? Todo lo que hicimos para recuperarlo. Incluido Magnus. Tú dijiste
que lo hacía por ti, incluso él me lo dijo, pero yo creo que lo hizo porque era
lo correcto.
Alec lo miro extrañado.
-Magnus me ha contado como ha sido la
relación de los Cazadores de Sombras y los Subterráneos a través de los años y
definitivamente pienso que Magnus les ha tenido mucha consideración.
Alec pensaba lo mismo –Magnus es una
buena persona, un héroe. –Dijo reflexivo. –Pero él nunca habla conmigo de ese
tipo de cosas, no sé qué tan mal le ha ido con los Nephilim en realidad, solo
me lo imagino.
Simón se sintió mal por eso y Alec lo
noto. –Magnus te dice las cosas que debes de saber, toda tu vida cambio al
convertirte en vampiro. Lo hace para ayudarte.
-¿Y eso no te molesta? –Dijo Simón.
-Creo que si –Dijo Alec débilmente
–Pero no puedo hacer nada. No puedo obligarlo a hacer cosas que simplemente no
quiere hacer.
Simón se alarmo –Alec. ¿Tú no crees
que volverás con Magnus?
-Si regreso con él. –Dijo Alec -Pasare
toda mi vida haciéndolo sufrir con mis tonterías, no se merece eso.
-Pero Alec…
-No
quiero seguir hablando de eso –Dijo Alec tajantemente. –En fin, entiendo a lo
que te referías al principio, todos ustedes están aquí porque es lo correcto y
nadie merece más ser salvado que Magnus.
-Pensé
que esto era por lo que sentías por Magnus, pero creo que eres igual a él. Un
héroe, todos ustedes lo son.
-Somos
Cazadores de Sombras. –Dijo Alec como si eso lo explicara todo.
-Sebastian
también lo es –Replico Simón –Eso no te hace un héroe en lo absoluto.
Simón
noto a Alec reflexivo –Alec. Yo pienso que tu y Magnus podrían…
-Dije
que no quería hablar de eso –Dijo nuevamente.
Simón
lo entendió y permaneció en silencio mirando como Alec subía sus rodillas al
pecho abrazándolas, noto que Alec se miraba muy joven casi como un niño
inseguro, lo que era bastante ridículo. Alec era una de las personas más peligrosas
que conocía.
*
* * * *
Alec levanto la
mirada, seguía en la cueva pero Simón no estaba ahí y algo había cambiado, no
se miraba lo lúgubre que había sido la cueva, si no todo era mucho más claro,
como si el sol hubiera salido finalmente, Alec miro hacia la salida de la cueva
y después hacia el otro lado extrañado, y ahí parada no muy lejos de él estaba
un chico; Un Cazador de Sombras, su cabello era castaño y sus ojos eran verdes
brillantes, lo miraba con una sonrisa lo que provoco que Alec sonriera también.
-Hola.
-Hola Alec –Dijo
Micah.
Alec miro como se
sentaba a su lado en el suelo de la cueva.
-¿Qué haces aquí?
–Pregunto Alec.
-Tenía pensado
preguntarte lo mismo –Dijo Micah con su amable sonrisa -¿Qué haces aquí Alec?
El brujo no es tan atractivo en realidad.
Alec dejo salir una leve
risa.
-Bueno, eso es solo
tu opinión. –Alec miro a su amigo –Micah… Yo…
-Oh no, por favor no,
no comiences con tus tonterías de: “lamento lo que te paso”, “Yo debí haber
hecho esto o aquello”, etcétera. –Micah miro a Alec y arrugo la nariz –Es
aburrido en realidad.
-Pero es la verdad.
-Claro que no.
¿Recuerdas lo que dijo la brujita Azul antes de que llegaras aquí?
Alec se encogió de hombros.
-Te dijo que Magnus
no había hecho un sacrificio sino un acto de amor. –Micah aparto un mechón de
cabello de los ojos de Alec dulcemente –Yo hice lo mismo.
Alec cerró los ojos
dolorosamente mientras que su corazón daba un vuelco.
-Te echo de menos –Dijo
Alec.
-Lo sé –Dijo Micah
–Creo que por eso estoy aquí.
-No entiendo –Alec
lucia realmente confundido.
-Pues yo tampoco.
–Micah se miraba divertido –Solo sé que necesitaba decirte que no estás solo
que…
-¿Y quien empieza
ahora con los clichés?
Micah golpeo el
hombro de Alec –Escúchame –Dijo malhumorado –Debes confiar en tus amigos, en
tu parabatai, en Magnus, pero sobre todo, en ti mismo.
-¿Cómo podría confiar
en mí? –Dijo Alec –Todo lo he hecho mal. Magnus esta… ¡Auch! –Micah golpeo nuevamente
a Alec un poco más fuerte.
-Ese punto ya lo
habíamos aclarado Lightwood.
-Micah dime algo
–Dijo Alec con duda. -¿Estás bien? Es decir…
-Estoy bien –Dijo
Micah sonriendo –Estoy con mi familia ,Alec, tú lo sabes y no me arrepiento de
nada en lo absoluto.
-Quisiera…
-No –Dijo Micah –Ni
siquiera lo pienses, no cambiaría absolutamente nada de mi vida y eso te pone a
ti en el tope. Alec solo aférrate a tu fe y tú esperanza, todo saldrá bien.
Eres fuerte Alexander y Magnus necesita eso ahora más que nunca.
-Tú sabes si él…
-Está vivo –Dijo
Micah –Y te necesita.
Micah se levanto y
Alec se altero un poco.
-Micah ¿A dónde vas?
-A ningún lado –Lo
miro con su encantadora sonrisa, esa sonrisa que parecía tener el poder de
hacer surgir la de Alec sin ningún problema. –Estaré aquí siempre Alec. Justo a
tu lado.
*
* * * *
Simón
miro como Alec sonreía dormido, no era muy evidente pero parecía estar soñando
algo no aterrador por lo menos.
Cuando
Alec finalmente despertó Simón miro con curiosidad como este miraba a su
alrededor como buscando algo o a alguien.
-¿Estás
bien? –Dijo Simón.
-Si
–Dijo Alec -¿Cuánto tiempo dormí?
-Poco
en realidad –Respondió Simón –No más de cuarenta minutos. Deberías de ir y
dormir un poco más.
-No
es buena idea que te quedes solo.
-Vamos
Alec –Dijo Simón –Confía en mí.
Alec
lo miro con sorpresa Debes de confiar en
tus amigos le había dicho Micah y Alec no pudo evitar sonreír.
-¿Qué?
–Pregunto intrigado Simón.
-No
es nada –Dijo Alec –Tienes razón, iré a dormir un poco.
Simón
observo a Alec alejándose, no pudo dejar de notar que incluso su forma de
caminar era diferente. Se pregunto que había sido lo que había soñado.
*
* * * *
-Oye,
oye, Vamos Alec despierta. –Jace movía el hombro de su parabatai para lograr que despertara.
-¡Jace!
–Dijo Alec al ver a su hermano despierto y bien, la alegría de Alec fue
contagiosa y Jace dejo que lo acercara para ser abrazado.
-Valla
de verdad te alegra verme ¿No?
-Imbécil,
me asustaste.
-Y
ahí termino el amor –murmuro Jace.
-¿Estás
bien? ¿Cómo te sientes?
Jace
se miraba seguro y completamente recuperado. –Me siento muy bien. Alec. Paso
algo.
-Lo
sé –Dijo Alec. -Lo sentí. El Fuego Celestial te ayudo ¿Cierto?
-Creo
que he logrado controlarlo.
-También
lo creo, se siente diferente, como si el fuego estuviera esperando por ti.
-chicos
–Dijo Isabelle –¿No creen que debamos continuar?
-¿Y
Simón? –Pregunto Alec –Debe descansar por lo menos unas horas.
-Ya
lo hizo –Dijo Jace –Dormiste bastante hermano.
-Oh
demonios –Dijo alarmado Alec.
-Está
bien –Dijo Clary, -Todos necesitábamos descansar.
-Bien
–Dijo Jace –Hay que darnos prisa entonces.
Los
chicos tomaron sus cosas y comenzaron su camino nuevamente, pasaron un par de
horas antes de que dejaran atrás la montaña que habían rodeado, se detuvieron
unos momentos para que Alec hiciera nuevamente el hechizo y retomaran su
dirección, una vez que les indico hacia dónde dirigirse Simón se adelanto un
poco para echar un vistazo.
-Chicos
–Dijo con sorpresa –No creerán lo que estoy mirando.
-¿Qué
es? –Pregunto de inmediato Isabelle.
-Es
un castillo –Dijo sin dejar de mirar hacia el horizonte –Demonios, de verdad es
un castillo.
*
* * * *
Jia
Penhallow se encontraba en su oficina y ahí con ella Robert y Maryse Lightwood.
-Estoy
consciente de que lo sucedido con Magnus Bane fue desafortunado. Salvo a un
Nephilim y siempre estaremos en deuda con él, sin embargo debo de saber si sus
hijos, junto con sus acompañantes no pondrán en riesgo sus propias vidas. Una
búsqueda en los dominios demoniacos es una misión suicida.
-Alexander
es sensato –Dijo Robert. –Él sabe que no puede hacer nada sin antes comunicarlo
a La Clave.
Jia
estaba sentada detrás de su escritorio. –Tengo en alta estima a Alexander –Dijo
La Cónsul –Y es verdad, de los Cazadores de Sombras de su edad él es
sobresaliente, sin embargo nunca abandonaría a alguien en problemas y mucho
menos a Magnus Bane. Y tú lo sabes.
Robert
se tenso infinitamente, sabia a lo que se refería Jia, sin embargo el hablar de
los sentimientos de Alec hacia un brujo, definitivamente no era su tema
favorito.
-La
última vez que hable con ellos seguían en investigación, debemos de ser realistas.
Nunca un humano ha ido al Pandemonio. ¿Qué posibilidades hay de que ellos lo
logren?
Maryse
pensó en ese comentario. Y supuso que eran las mismas posibilidades para sus
hijos que el haber invocado un ángel, conseguir un arma celestial, estar en
peligro por un fuego vendito, hacer nuevas runas. Maryse sacudió la cabeza para
alejar esos pensamientos que no hacían más que ponerla mucho más nerviosa.
-¿Qué
estás diciendo Robert? –Pregunto sin rodeos Jia.
-Pienso
que debemos dejar que sigan investigando, ya que de lo contrario seria lo mismo
que abandonar a Bane cuando acabamos de aclarar que los Nephilim le debemos la vida
de uno de los nuestros.
Jia
tallo su cien fuertemente. –Está bien –Dijo finalmente –Por lo menos así
sabremos que no se pondrán en peligro y…
En
ese momento los tres en la habitación giraron sus cabezas hacia la ventana
debido a un significante aumento en el movimiento de las calles.
-¿Qué
sucede? –Jia se levanto y camino hacia la ventana en donde pudo ver gente
corriendo desmesurada por las calles, como una ola de Cazadores de Sombras corrían
cuesta arriba hacia una colina altamente armados y dispuestos a luchar.
-¿Un
ataque? –Dijo Maryse a lado de Jia.
-Eso
parece.
-¡Madre!
–Aline se precipito hacia dentro de la oficina, Helen a su lado. –Las
protecciones no sirvieron para ellos, están entrando.
-¿Quiénes
están entrando? –Inquirió Robert.
-Los
Oscuros –Dijo Helen –Atacaron el campamento, fue completamente inesperado.
-¿Cuantos?
–Pregunto Jia secamente.
-No
podríamos saber –Dijo Aline angustiada –Cientos, varios cientos de ellos.
-Vallan
a las torres –Dijo Jia a su hija y su novia. –Den la alarma.
Jia
se dirigió a uno de los armarios que contenía un arsenal, Robert y Maryse se
acercaron y de inmediato comenzaron a armarse.
-Jonathan
Morgenstern ha decidido la guerra contra los suyos –Dijo La cónsul. –Y Por el
Ángel que se arrepentirá de ello.
*
* * * *
-Por
el Ángel –Dijo Alec –Esa cosa es enorme.
-Como
sacado de una película –Dijo Clary.
Todos
ellos estaban en una colina agazapados cerca del castillo.
¿Y
bien? –Pregunto Simón -¿Cuál es el plan?
-Entrar,
encontrar a Magnus e irnos de aquí. –Todos miraron a Jace.
-Que
optimista –Dijo Isabelle.
-¿Y
qué hacemos con ellos? –Dijo Alec y señalo a los demonios que estaban cerca de
la entrada.
-Acabar
con ellos –Dijo Jace.
Alec
rodo los ojos –Termina con eso Jace, necesitamos una estrategia.
-¿Qué
les parece si llamamos su atención y cuando se alejen de la entrada, entramos
nosotros? –Dijo Clary sencillamente.
-De
algo sirven las películas ¿He Clary? –Dijo Simón.
-Pero
no podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo –Dijo Isabelle. –No podemos
distraerlos y luego entrar todos.
-No
todos tienen que entrar –Dijo Jace y miro a Alec el cual le devolvió la mirada
junto a una sonrisa de complicidad.
-Me
quedare aquí, mientras ustedes los distraen y cuando pueda, entrare por Magnus.
–Alec estaba trazando una runa de velocidad en su mano.
Clary
se levanto un poco y miro a todos con una gran sonrisa.
–Creo
–Dijo –Que podemos hacer algo mejor.
*
* * * *
Magnus
estaba sentado con sus piernas cruzadas en posición de loto sobre la cama en la
habitación del castillo, tenía su cabeza echada hacia atrás sobre la cabecera,
sus dedos estaban dentro de la pequeña bolsa que colgaba de su cuello los
cuales se movían lentamente para acariciar lo que estaba dentro de ella.
Escucho la puerta a punto de ser abierta y de inmediato coloco la bolsa por
debajo de su ropa para esconderla nuevamente.
Su
padre entro a la habitación.
-EL
NIÑO DE LILITH A DECIDIDO HACER EL ATAQUE A LOS CAZADORES –Dijo –SU EJÉRCITO
ESTÁ COMPLETO Y AL PARECER TODO LE SALDRÁ COMO ESPERA.
-Y
viniste a decirme eso ¿porque…?
El
demonio rio a su hijo. Y Magnus entendió. Emociones
para alimentarse.
-Eres
un verdadero encanto padre. –Dijo Magnus y decidió que prefería mirar el techo
que al demonio.
-¿QUÉ
HAS PENSADO? –Dijo su padre y Magnus lo miro -TU NEPHILIM. ¿QUIERES SALVARLO?
-Y
eso sería solo por tu buena voluntad ¿cierto? –Dijo Magnus desbordando sarcasmo,
ambos sabían que para nada seria así, habría un precio y probablemente pagarlo
sería peor que la misma muerte.
Magnus
lanzo un bufido. -¿No tienes algo mejor que hacer?
-OH
DE HECHO –Dijo el demonio bastante divertido –SABES LO QUE ES UN CAMPO DE
BATALLA PARA UN DEMONIO, ESTARÉ OCUPADO EN LAS PRÓXIMAS HORAS.
Magnus
no dijo más. Solo se dejo caer aun más en la cama y le dio la espalda a su
padre mientras escuchaba como este dejaba la habitación. Magnus se sentía en
cada momento más y más débil por su estancia allí, deseo con todas sus fuerzas
poder quedarse dormido ahí e incluso pensó en la posibilidad de dormir y no
despertar más, pero su suerte no era tanta, así que se resigno a solo cerrar
sus ojos con esperanza.
*
* * * *
Ragnor,
Catarina y Raphael estaban en el loft de Magnus en Brooklyn. Raphael se
encontraba en la entrada del desván con su teléfono en mano, así había pasado
las últimas horas, poniendo al tanto a sus contactos del submundo, acerca de la
desaparición de El Gran Brujo de Brooklyn y como un pequeño grupo de Nephilim
habían ido a buscarlo, esto podría ayudar a los Cazadores de Sombras poniéndolos
en buena fe con los subterráneos, estaba por vivirse una guerra y estos podrían
ser la diferencia para los Hijos del Ángel en prevalecer o desaparecer.
Necesitaba poner toda la información disponible al alcance de ellos, y uno de
sus contactos le regreso el favor, una hada que había sido informante de Magnus
durante un par de décadas le informo sobre un muy posible ataque al país de los
Nephilim, muy probablemente esta misma noche. Raphael le informo esto a Ragnor
y Catarina y los tres concordaron que en estos momentos no podrían hacer nada
al respecto, necesitaban traer de vuelta a los chicos y eso era todo por ahora.
Catarina
estaba sentada con sus piernas recogidas sobre un mueble alto que le dejaba ver
hacia la calle principal por una de las ventanas, se sentía un poco más
tranquila cuando no tenía que buscar la manera de entretenerse, no estaba
acostumbrada para nada a esperar, siempre había sido una persona dinámica y
activa, no recordaba la última vez que simplemente no tenia en que ocuparse,
además lo que Raphael les había dicho la tenía mucho más preocupada de lo
normal.
-Me
estas poniendo nervioso –Dijo Ragnor y se sentó a su lado lo suficientemente
cerca como para que sus pies lo tocaran. –Debemos darles un poco más de tiempo,
ya tenemos todo listo solo es cuestión de…
-Esperar
–Dijo Catarina y rodo los ojos –Lo odio –Le dijo a su amigo. –Odio sentirme tan
inútil.
-No
eres para nada inútil. –Dijo Ragnor.
-Lamento
que hallas tenido que venir. –Dijo Catarina.
-Tarde
o temprano lo habría hecho y creo que la ocasión lo ameritaba, no solo por
Magnus si no por ti y el chico vampiro.
-Nunca
me había sentido así –Dijo Catarina –Tan preocupada por la muerte.
-Son
momentos difíciles –Dijo comprensivo.
-Se
que no tienes en alta estima a los Nephilim –Dijo Catarina –Pero el pensar en
un mundo sin ellos es atemorizante.
-Nunca
dejaría que algo te pasara –Dijo Ragnor a su amiga intentando calmarla.
-Eso
lo sé Ragnor y no tengo miedo por mí, sino por los humanos. Los Cazadores de
Sombras son su última línea de defensa y sin ellos, sin quienes protegen, en
poco tiempo no habrá a quien proteger.
-El
reino de las hadas tienen mucho que explicar –Dijo Raphael acercándose a los
brujos y cerrando su teléfono. –La Reina Seelie dice que Meliorn actuó por
cuenta propia pero La Clave difícilmente creerá eso.
-Oh
dios –Dijo Catarina y Ragnor se compadeció.
-Bien
–Dijo bajando del mueble a lado de su amiga –Es hora de hacer lo segundo más
estúpido que hemos hecho en nuestras vidas. Considerando claro que Magnus no está
aquí. Él seguramente tendría un par de respuestas en protesta.
-¿A
qué te refieres? –Dijo Raphael.
-Es
hora de abrir el portal al infierno.
*
* * * *
Magnus
abrió sus ojos, al parecer había logrado dormir un poco pero no estaba seguro de
cuanto fue. Escucho la puerta nuevamente ser abierta, Magnus sintió que no
podía mas, lo menos que necesitaba y quería era ver nuevamente a su padre. Magnus
apretó sus parpados y después de tomar un largo suspiro y fuerza de flaqueza
los abrió dispuesto a tolerar y en ese momento miro el rosto que se deslizo
frente a él. Era un rostro tan familiar como el propio, sucio y con ojos de
angustia, ojos azules oscurecidos que estaban casi cubiertos por una cabellera
en desorden tan oscura como el hollín.
-Magnus
–Dijo Alec con voz débil y llena de angustia.
Magnus
sonrió débilmente –Que excelente sueño. –Dijo y estiro su mano para tocarlo.
Alec
dejo que acariciara su mejilla mientras él mismo tocaba la frente de Magnus
para asegurarse de que estuviera bien, se miraba realmente débil, sus ojos no
tenían brillo y su camiseta se pegaba a sus costillas.
-Magnus
–Llamo nuevamente Alec pero Magnus parecía perdido en su mente. –Vamos háblame.
-Alec
–Murmuro y sin más lo acerco para besarlo, Alec respondió de inmediato y coloco
ambas manos en el rostro del brujo con fuerza para no dejarlo ir. El beso fue
intenso y apasionado, tanto que Magnus abrió sus ojos, había pensado que era un
sueño, pero los sueños no te quitan el aliento, no te permiten saborear el
sabor de tu amado ni percibir su aliento. Aventuro sus manos por la espalda de
Alec y lo pudo sentir tan vivo y real como él mismo.
-No
es posible –Dijo Magnus después de separarse –No puedes estar aquí.
-Aquí
estoy –Dijo Alec –Pero tendrás que asimilarlo en el camino. Vamos Magnus
tenemos que salir de aquí.
Alec
se levanto esperando que Magnus lo hiciera también pero al parecer eso no era
tan fácil para el brujo. Alec regreso a él para ayudarlo a incorporarse. -¿Qué
es? ¿Te lastimo?
-Es
esta dimensión –Dijo Magnus –Está tomando mi energía. Alec no tardara mucho
tiempo antes de que me consuma.
-Eso
no va a pasar. –Dijo Alec con voz de hierro. –Te sacare de aquí.
Alec
coloco el brazo de Magnus a través de sus hombros para ayudarlo a caminar y salieron
de la habitación, caminaron a través del largo pasillo cuando Magnus comenzó a
toser y a tener problemas para respirar. Alec lo coloco en el suelo justo en
medio de dos grandes muebles y se sentó a su lado para estar parcialmente
ocultos. De inmediato hurgo en su mochila y saco una botella con agua la que le
extendió a Magnus para que bebiera, Magnus lo hizo y esto ayudo a que su
garganta se despejara un poco, sin embargo la condición de Magnus se miraba
realmente mal.
Alec
le extendió las manos a Magnus –Toma de mi energía –Le dijo –Inténtalo, eso
debe ayudarte.
Magnus
le dedico una sonrisa conmovido y entrelazo su mano con la de Alec. –Eso no es
posible –Dijo con tristeza al ver la desesperación en el rostro del chico –No
puedo hacer magia en esta dimensión.
Alec
presiono con mucha más fuerza la mano del brujo y con su mano libre envolvió el
cabello de Magnus, lo jalo un poco y coloco su frente contra la de él, el
corazón de Magnus se acelero a pesar de su debilidad.
-Estarás
bien. –Le dijo –No dejare que nada te pase.
-Alec
debes… -Comenzó Magnus –Irte, debes alejarte de aquí.
-Nunca
sin ti. No hables así. Estaremos bien.
-No
entiendes, él te matara.
-¿El?
Te refieres a tu padre ¿cierto? –Dijo Alec y después de una pausa Alec dijo –Asmodeus.
Magnus
abrió mucho los ojos sin poder apartarlos de Alec.
-¿Cómo…?
Alec
se encogió de hombros –Pude deducirlo. Cuando hablamos con Azazel, tu dijiste
que solo era superado por el mismo Lucifer, solo hay cinco demonios por encima
de Azazel y después de cómo brillo la luz mágica en el subterráneo cuando tú la
tomaste, me di cuenta de que solo podía ser por causa de tu padre, por ser o
haber sido un serafín alguna vez, ese solo podía ser de los cinco Asmodeus.
Magnus
siguió mirando fijamente a Alec, este
miraba el suelo.
-Perdón
si esto te molesta –Dijo Alec finalmente –Pero no quería ocultarte algo así,
que ya estaba enterado, quiero decir.
-¿A
ti no te molesta? Alec, mi padre es un caído, un verdadero príncipe del
infierno.
-Pero
eso no tiene nada que ver contigo, es decir, eres buena persona Magnus, te lo
dije. Cuando te conocí en aquella fiesta. Tú no tienes la culpa de cómo
naciste.
-Eso
no quita de donde provengo.
-Entonces,
si piensas así. Significa que podrías despreciarme por lo que hicieron mis
padres cuando eran miembros del Círculo ¿No es así?
Magnus
se altero, sus ojos se llenaron de alarma y coloco ambas manos sobre los
costados de Alec.
-No.
–Dijo firmemente. –No Alec, eso nunca.
-No
se supone que debamos de pagar por los pecados de nuestros padres –Dijo Alec y
Magnus noto que estaba sumamente triste más que nada por su propio padre. –Pero
supongo que tarde o temprano nos alcanzan. –Alec miro a los ojos dorados de
Magnus. –Yo nunca podría juzgarte por algo así. Perdón si te di la impresión de
que si. De verdad lo lamento.
Lamento no poder
ganar tu confianza. Lo pensó, no lo dijo.
-Alec
–Murmuro Magnus y Alec sintió la fuerza de las manos de Magnus sobre sus brazos
intentando acercarlo, miro la expresión abierta del brujo al querer besarlo,
Alec deseaba besarlo de igual manera pero algo lo detuvo. Se zafo del agarre de
Magnus gentilmente.
-De
pie Magnus –Dijo apartando la mirada. –Tenemos que seguir.
Nuevamente
Alec coloco el brazo de Magnus a través de sus hombros y caminaron hasta llegar
al final del pasillo, llegaron a al pie de la escalera principal que los
llevaría a la entrada, una vez abajo Alec tomo hacia la derecha del lugar,
entraron a un salón donde dejo que Magnus reposara unos minutos sobre un sofá.
-No
hay salida aquí Alec –Dijo Magnus débilmente mirando como este movía un par de
muebles dejando libre una pared.
-La
habrá –Dijo Alec y tomo su estela, con ella dibujo sobre la pared una runa que
Magnus nunca había mirado: Clary. Pensó
con una sonrisa.
Un
resplandor surgió de la pared y pudo vislumbrar ahora el terreno árido, no se
trataba de un portal, la runa daba la habilidad de utilizar cualquier pared
como ruta de escape, sencillamente funcionaba como una puerta. Alec se giro de
nuevo hacia Magnus y lo ayudo a ponerse de pie.
-¿Nunca
se les acaban los trucos? –Dijo Magnus.
-Esperemos
que no –Contesto Alec.
Una
vez que atravesaron la pared esta sencillamente regreso a la normalidad,
caminaron pegados al muro del castillo cuando este se abrió y dio paso a
Isabelle y Simón que se precipitaron de la pared casi chocando con ellos.
-Esto
es divertido. –Dijo Isabelle –Los estúpidos demonios están como locos
buscándonos. -Después pozo sus ojos por fin sobre Magnus y su expresión cambio
de inmediato –Por el ángel, Magnus ¿qué te paso?
-¿No
te agrada mi cambio de imagen? –Respondió Magnus y todos notaron que incluso
eso le costaba trabajo.
-Tenemos
que sacarlo de aquí de inmediato –Dijo Alec –Este mundo lo está matando.
-Cuando
dices matando –Dijo Simón.
-Me
refiero a matándolo –Alec
prácticamente estaba gritando e Isabelle no lo culpo.
Simón
se acerco a Magnus y con cuidado tomo su otro brazo para ayudarlo también a
seguir. Magnus lo miro. –Hola chico rata. –Dijo y Simón se sintió mal por lo precario
de su situación.
-Te
ves terrible –Dijo Simón.
-Y
eso es mucho decir, viniendo de ti. –Magnus apenas podía mantenerse en pie
cuando iba siendo prácticamente cargado por ambos.
Llegaron
al final del muro y al parecer no habían sido descubiertos, miraron un par de
colinas que serian perfectas para esconderse y emprender su camino de regreso
pero aun faltaba algo, Jace y Clary aun no los habían alcanzado.
-¿Habrá
pasado algo? –Isabelle se preocupo.
-Debemos
seguir –Dijo Alec que miraba fijamente a Magnus el cual estaba prácticamente
inconsciente. –No puede esperar más.
-¿Quién
no puede esperar? –Jace y Clary surgieron de la pared.
Alec
no espero más y tomo a Magnus para seguir con su camino, mientras hacía esto le
explico a su parabatai y a Clary lo
que pasaba con él. Llegaron a las colinas y después de dar un vistazo atrás para
cerciorarse y estar seguros de que no los seguían, continuaron lo más rápido
que les fue posible.
Se
detuvieron en la misma cueva unas horas después para descansar, Alec le había
pedido a Magnus que comiera algo pero se encontraba tan enfermo que le fue casi
imposible. Decidió preparar un té para él que tomo de las cosas que había
traído como suplementos médicos.
-Conozco
ese te –Dijo Jace al percibir el olor. Él estaba sentado cerca del fuego con
Clary a su lado. Isabelle vigilaba a Magnus que estaba acostado a unos metros
de ahí. –Hodge nos lo daba a beber cuando nos enfermábamos y no podíamos comer.
Hace que te sientas mucho mejor, como un milagro en taza.
-Me
dijo como prepararlo –Explico Alec –Pero nunca lo había hecho, espero funcione.
Alec
tomo el recipiente y se dirigió hacia Magnus. Jace observo cómo este lo bebía
lentamente.
-¿Estás
bien? –Pregunto Clary al ver la expresión de Jace.
-Siempre
pensé que ese té iba muy acorde con la personalidad de Alec –Dijo y sonrió.
–Supongo que Hodge pensaba igual.
Pasaron
un par de horas más en la cueva, Alec vigilaba el sueño de Magnus, su
respiración se miraba mucho mejor y eso lo calmo significativamente.
Siguieron
su camino unas horas después, Magnus había caminado por si mismo todo este
trayecto hasta que Jace les indico que se detuvieran.
-¿Qué
sucede? –Pregunto Clary.
-Llegamos
–Respondió Jace –Es aquí.
Todos
miraron a su alrededor, Jace tenía razón, ese era el lugar en donde habían sido
arrojados después de la explosión había una sombra en el suelo circular que les
confirmaba eso. Era el lugar pero no había portal.
-¿Creen
que algo salió mal? –Dijo Clary.
-Cualquier
cosa podría salir mal –Dijo Magnus y todos lo miraron –Pero conozco a Ragnor,
hará el portal aunque con ello se valla su vida.
-Esperar
es mejor que pensar que no llegamos a tiempo, de eso no cabe duda. –Dijo
Isabelle resignada.
-No
podemos quedarnos aquí –Dijo Alec. –Es peligroso, debemos buscar un lugar para
ocultarnos o tal vez algunas runas de protección sirvan, Clary…
Alec
no termino de hablar, en ese momento un resplandor paso a través de ellos y los
tiro ferozmente al suelo, al levantar la mirada pudieron verlo; Asmodeus estaba
ahí parado junto a Magnus y mirándolo fijamente.
-HIJO
–Dijo el demonio. –TU PASEO TERMINO.
Magnus
lo miro hacia arriba directamente a sus ojos violeta –Creí que estarías
ocupado. –Dijo secamente intentando levantarse.
-CREER ES UNA PALABRA COMPLICADA EN TU
POSICIÓN, ¿NO ES ASÍ? –Asmodeus levanto una mano hacia Magnus y este se llevo
las suyas a su cuello, una fuerza invisible lo estaba levantando y haciéndole
daño.
Hubo
un sonido que partió el aire y dos flechas se dirigieron hacia el demonio pero
estas lo atravesaron como si este solo fuera una cortina de humo. Asmodeus miro
hacia Alec con ojos entrecerrados.
-SUPONGO
QUE TE SUBESTIME PEQUEÑO CAZADOR DE SOMBRAS, SIN EMBARGO, HASTA AQUÍ LLEGARA SU
AVENTURA.
-Eso
solo lo dices tú –Jace se abalanzo contra Asmodeus con su espada levantada
brillante como una estrella pero choco contra la palma del demonio y no recibió
ningún daño.
El
demonio hizo volar a Jace a varios metros hacia atrás.
-COMO
MOSCAS ANTE MI PODER –Dijo Asmodeus ante el asombro de todos -¿ACASO NO SE DAN
CUENTA DE ESO?
*
* * * *
Cuando
Aline y Helen llegaron a las torres demonio se dieron cuenta que dar la alarma
era por demás innecesario ya que había una feroz batalla ya dándose a cabo en
plena ciudad, sin embargo lo hicieron. Y de inmediato se unieron a la lucha,
corrieron hacia la plaza del ángel para poder proteger a los niños y ancianos
que eran resguardados en el Salón De Los Acuerdos.
-¡Oigan
lindas! –Una voz detrás de ellas les hizo detenerse en seco.
Aline
y Helen pudieron ver al chico corpulento que les había gritado.
-Oscar
–Dijo Aline. -¿Pelearas?
Oscar
les hizo una seña para que siguieran corriendo ahora con él de su lado. –No me
perdería esto por nada. –Dijo –Micah nunca me perdonaría que me perdiera una
fiesta como esta.
Los
tres llegaron a la plaza del Ángel justo a tiempo para evitar que un Oscuro
evitara la entrada a un anciano que intentaba llevar a dos niños hacia las
entradas del Salón con no mucho más que voluntad propia y una espada corta
brillando en su mano. Oscar atravesó el corazón del Oscuro y este cayó muerto
al suelo. Helen ayudo a los niños y al viejo Cazador de Sombras a entrar al Salón.
-¿Estás
bien? –Dijo Aline al ver la expresión de Oscar.
-Nunca
había usado una espada en un humano –Dijo Oscar. –Es horrible.
-Ellos
ya no son humanos –Dijo Aline. –Debemos defender nuestra ciudad y a nuestros
niños. Hay que hacerles arrepentirse.
En
ese momento Jia, Robert, Maryse y otros Cazadores se unieron al resguardo de la
puerta.
Estaban
en plena batalla, Maryse noto que Robert se encontraba calculando y realizando
estrategias en su mente, observando todo a su alrededor.
-Sus
armas –Dijo Robert mientras chocaba espadas contra un Oscuro. Maryse y Jia se
encontraban cerca. –Tiene alguna especie de encantamiento, les hacen más
fuertes y resisten como lo hacen nuestras espadas seráficas.
-Nuestro
señor de las tinieblas. –Dijo el Oscuro al escuchar a Robert –Nos ha brindado
su poder para vincular nuestras armas. No tienen oportunidad contra su poder.
Robert
había tenido suficiente y con habilidad sobresaliente desarmo al Oscuro y
atravesó su corazón.
-¿Señor
de las tinieblas? –Indago Maryse a su esposo mientras noqueaba a un Oscuro.
-Sus
armas están vinculadas a un poder demoniaco, un demonio superior, es por ello
que pueden causar daño a nuestras espadas seráficas. –Jia decía reflexiva y su
mirada fue hacia su hija y compañeros, que luchaban ferozmente no muy lejos de
ellos.
–Somos
las armas de los Ángeles. –Dijo Jia -En ellos encontraremos la manera de
vencerlos. –Dijo con esperanza La Cónsul.
*
* * * *
-¡Déjalo
ir! –Grito Alec y sin importar lo que le había pasado a Jace se abalanzo contra
Asmodeus.
El
demonio levanto su pie y lo dejo caer golpeando fuertemente el suelo para dar
paso a una ola de energía que arraso con los cinco chicos, dando vueltas y
golpeando contra el suelo árido.
-Detente
–Dijo Magnus con voz rasposa –Déjalos en paz, iré contigo.
Asmodeus
lo libero y Magnus cayó al suelo, tosiendo y jadeando, intentando normalizar su
respiración.
Alec
se incorporo lo más rápido que pudo. –No. No irá contigo a ningún lado.
-¡Alexander!
–Grito Magnus para reprenderlo. –No podrán contra él, entiéndelo. Deben irse.
-No
me iré sin ti.
-ME
ABURREN –Dijo el demonio, levanto ambas manos y nuevamente una ráfaga de
energía invisible los ataco.
Los
chicos no estaban dispuestos a rendirse y se incorporaron nuevamente, el látigo
de Isabelle arremetió contra el demonio pero este no lo toco, Asmodeus apareció
detrás de Isabelle y antes de que pudiera hacer cualquier cosa este coloco su
mano en la espalda de la chica para lanzarla por los aires, Simón se movió lo
suficientemente rápido como para no permitir que Isabelle cayera al suelo y obtuviera
más daño.
Jace
lo intento de nuevo con su espada pero nunca logro si quiera estar cerca para
intentar hacer daño, Clary lanzo dos dagas pero Asmodeus las esquivo con mucha
facilidad.
-¡Basta!
–Grito de nuevo Magnus –Es inútil, aléjense antes de que sea tarde.
Alec,
Jace y Simón se miraron haciendo caso omiso de Magnus, basto una señal de Jace
para que los tres se lanzaran contra el demonio, pareciera que habían logrado
acorralarlo pero donde en un segundo se encontraba Asmodeus en el siguiente,
simplemente había desaparecido y reaparecido a varios metros de ellos.
Haciéndolos quedar como unos tontos.
-¿Cómo
vamos a matarlo? –Dijo Isabelle a Clary que estaba muy cerca –Si no podemos
tocarlo.
Tocarlo
Pensó Clary y en ese momento sucedieron dos cosas: la primera; Notaron el
resplandor que apareció cerca de ellos, azul y brillante; El Portal y lo
segundo que sucedió fue que Clary visualizo una runa nueva creada por ella y
que pensó los ayudaría.
-¡El
Portal! –Dijo Simón.
Alec
y Jace se miraron, Jace se acerco a Simón y murmuro algo que solo él podría
escuchar gracias a su oído de vampiro. Nuevamente Alec y Jace atacaron a Asmodeus
y este divertido simplemente se alejaba de ellos sin ningún daño, como un león
jugando con su presa antes de matarla. No podía entender el porqué de su inútil
esfuerzo pero lo estaban divirtiendo. Su sonrisa se borro cuando miro a Magnus
apoyado en Simón protestando pero siendo arrastrado hacia el portal. Asmodeus
dejo de jugar, el suelo comenzó a moverse y tanto Alec como Jace miraron
impresionados como un considerable número de rocas enormes se levantaban del
suelo, tuvieron muy poco tiempo para cubrirse antes de que estas se
precipitaran hacia ellos violentamente.
Magnus
grito el nombre de Alec, este lo miro al incorporarse y Magnus noto con horror
la sangre que surgió de la comisura de su boca y de su frente como también la
de Jace estaba sangrando.
-¡Sigan!
–Grito Alec.
Jace
se lanzo de nuevo contra el demonio, Isabelle entendió que el propósito de los
dos era distraer a Asmodeus para que ellos pudieran irse, también entendió que
tres personas haciendo eso eran mejor que dos y se unió a la batalla sin
pensarlo.
Magnus
seguía luchando inútilmente con Simón para que lo soltara sin poder apartar la
mirada de los chicos que estaban luchando con el demonio. Simón quería regresar
con Isabelle pero estaba muy consciente de que la vida de Magnus dependía de
sacarlo lo antes posible de ahí.
Con
alivio Alec miraba a Magnus alejarse y antes de incorporarse de nuevo a la
pelea, sintió una mano sujetar su muñeca, al darse la vuelta logro ver a Clary,
había brillo y determinación en sus ojos así como su estela brillaba en su
mano.
Jace
e Isabelle estaban haciendo uso de sus más sobresalientes habilidades para
mantener ocupado a Asmodeus pero no eran suficientes, bastaba un movimiento del
demonio para hacerlos salir disparados por los aires, ser golpeados por fuerzas
invisibles o rocas difíciles de evadir. Jace se coloco frente a él y levanto su
espada el demonio se burlo de él haciéndolo retroceder con una pared invisible.
-TODO
LO QUE ESTÁN HACIENDO ES INÚTIL –Dijo –Y LO DEMOSTRARE.
En
ese momento Simón fue detenido, no por las protestas de Magnus si no por un
muro de energía que estaba frente a ellos, Simón giro su rostro hacia la
batalla y se estremeció al ver al demonio mirándolos directamente.
-SUFICIENTE
ENTRETENIMIENTO –Dijo fríamente mirando a Jace. –ES HORA DE MORIR.
El
demonio levanto su mano en dirección al Nephilim pero solo para bajarla seguido
de un grito de dolor. Asmodeus se inmuto al sentir algo en su pecho, al bajar
la mirada hacia sí mismo miro con algo parecido al asombro una flecha que se
encontraba clavada, este movió su mano para tomar la flecha y sacarla, no había
sangre, pero donde había estado la flecha permaneció una marca negra como de
fuego. Asmodeus sorprendido levanto su mirada para ver al responsable: A unos
metros se encontraba Alec con su arco levantado y detrás de él Clary con estela
en mano y las flechas de Alec en su poder, concentrada en trazar.
Clary
había pensado en la velocidad de Asmodeus y de cómo no lograban tocarlo con
ningún arma excepto las flechas de Alec, que lo habían alcanzado pero
atravesado sin provocar daño, Clary había visualizado una runa capaz de cambiar
eso. Las flechas que ahora tenían la nueva runa no solo lo alcanzaban sino que
también provocaban daño, el suficiente como para tener la esperanza de acabar
con él.
CONTINUARA…
MayGraciela♥