CoHF *Malec Parte 8



Los chicos regresaron a la habitación donde se encontraba Raphael, de inmediato este se dio cuenta por sus expresiones de que las cosas habían salido mal, muy mal.

Luke decidió poner al tanto a La Clave en seguida, se dirigió a la sala del Consejo, antes de salir de la habitación miro a los chicos.

-Necesitare sus testimonios –Esto les indicaba que debían acompañarlo.

Alec se acerco a Raphael –Por favor, explícale a Catarina, pídele que venga lo antes posible.

Raphael asintió y salió del Gard hacia el hospital.

En el salón del Consejo se llevo a cabo una acalorada discusión acerca de lo visto en la Cabaña de Fell, Jia Penhallow de inmediato envió a Cazadores a investigar el lugar, Luke explico nuevamente lo que Planeaba hacer Sebastian, ahora con la certeza de haber secuestrado a Magnus Bane.

Luke decidió que tenía más oportunidad si apartaba a Jia y hablaba con ella a solas, se lo pidió abiertamente y para su sorpresa ella acepto, ambos entraron a su despacho.

-Jia –Llamo Luke a la Cónsul –Debemos emprender una búsqueda prioritaria, no podemos permitir que Jonathan Morgenstern logre una invocación. Sería el fin de los Nephilim y subterráneos aliados.

-Entiendo lo grave de la situación. Pero es poco lo que puedo hacer, quienes fuesen a la búsqueda del brujo Magnus Bane, serian voluntarios, -Jia se miraba sumamente consternada. Luke se pregunto cuando hubiera sido la última vez que hubiera incluso dormido. –Hay una guerra dándose a cabo, todos los guerreros están en el campo de batalla y…

Jia Penhallow se dejo caer sobre su silla y se llevo una mano al rostro. –Como dije no hay mucho que yo pueda hacer.

-Puedes –Dijo Luke –Solo permítenos hacer la búsqueda por nuestra cuenta, si voluntarios son los que se requieren nosotros los buscaremos. –Luke se acerco a La Cónsul –Déjame ayudarte.

Jia miro fijamente a Luke y noto el liderazgo en sus ojos, no era mucho lo que sabía del líder de la manada de Nueva York, pero algo en sus ojos le hizo entregar su confianza.

-Tienes mi aprobación Lucían Gateway, lleva a cuantos voluntarios te sea posible y encuentren a Magnus Bane. Tengamos fe en que eso nos ayude a terminar con esto.

Luke asintió hacia ella –Haremos lo que podamos. –Al salir de la habitación se dirigió directamente hacia los chicos que estaban claramente ansiosos.

-¿Y bien? –Pregunto Jace en cuanto Luke se les acerco.

-Tenemos autorización para realizar la búsqueda y llevar a los voluntarios que encontremos.

-Eso es muy bueno –Dijo Clary.

-Pero ¿Cómo encontraremos a Magnus? –Simón estaba al lado de Isabelle –Podría estar en cualquier lado.

Isabelle miro hacia su hermano –Alec ¿Tienes algún objeto de Magnus? Ya sabes para intentar un rastreo.

-No –Dijo el chico. –Nada.

Su voz era calmada, sus ojos estaban oscurecidos, todos sabían lo que eso significaba; podría intentar notarse sensato exteriormente pero por dentro se estaba llevando una verdadera lucha por no perder el control.

-Magnus nunca dejaría nada atrás –Raphael entro a la habitación acompañado de Catarina –Es algo que aprendes al pasar de los años.

Catarina de inmediato se acerco a Alec –Raphael me explico lo que sucedió –Puso una mano sobre su hombro –Magnus es listo y poderoso, no es tan sencillo hacerle daño.

-Eso solo nos hace pensar en que fue lo que Sebastian hizo para poder llevarse a Magnus –Jace se notaba pensativo.

Alec se tenso, había hecho hasta lo imposible para no pensar en ello, ahora lo que necesitaba era mantener su mente fría para encontrar la forma de buscarlo.

-De nada nos sirve pensar en eso ahora, tenemos que iniciar la búsqueda –Catarina tenia voz fuerte y segura, Alec no la conocía mucho pero se alegro enormemente de que estuviera ahí.

-De eso se encargaran ustedes –Dijo Luke –Iré con mi manada, reuniré a cuantos pueda para iniciar con la búsqueda.

-Hice correr la voz de que necesitaban voluntarios –Robert Lightwood entro a la habitación para asombro de sus hijos –Quienes deseen ir, los verán en la Plaza del Ángel en una hora.

Todos miraban al Cazador de Sombras, Simón pensó en que probablemente la situación se pondría muy incómoda.

-Bueno, gracias Robert –Dijo Luke con sorpresa. –Debo irme, como dijo su padre –Dijo mirando a Jace, Alec e Izzy –Nos veremos en la Plaza del Ángel en una hora.

Luke salió de la habitación seguido de Jocelyn, después de un inevitable momento de silencio Isabelle hablo acercándose a su papa.

-Padre… –Dijo con duda.

-Sé que tenemos mucho de qué hablar. –Dijo fríamente Robert  –Pero lo haremos después.

Isabelle retrocedió un poco pensando en que no podría estar más de acuerdo.

-Esto es bastante irónico –La chica siguió hablando, sujeto fuertemente la mano de Simón necesitaba apoyo silencioso y Simón se lo otorgo dando un fuerte apretón a su mano.

-¿Irónico? –Pregunto Simón.

-El cabello de Alec, ¿Recuerdas?

-Oh, cierto –Dijo Simón.

-Isabelle ¿De qué hablas? –Jace cuestiono a su hermana.

-Magnus me pidió un objeto para poder rastrear a Alec –Dijo y miro a su hermano de sangre –Le di un mechón de tu cabello.

Alec no dijo nada, solo bajo la mirada sintiéndose miserable.

-Eso es bueno –Dijo Catarina para asombro de todos -¿Crees que lo tenga consigo aun? –Pregunto a Isabelle.

-Miramos como lo colocaba en una pequeña bolsa y la colgaba de su cuello, pero…

-La lleva –Dijo Alec. El recordó despertar por la mañana al lado de Magnus, el cual dormía profundamente, recordó haberse tomado el tiempo de acercarse a su escritorio y leer sus anotaciones sobre la Copa Oscura, donde miro una pequeña bolsa con un listón dorado, el cual no dio importancia, recordó claramente no haberla visto en su lugar al regresar a la cabaña, cuando Magnus ya había desaparecido.

-Eso creo, es probable, ya no estaba cuando volvimos a la cabaña.

-¿Pero eso como ayuda? –Pregunto Clary.

-Podemos realizar un contra hechizo. –Explico Catarina, todos la miraron –Se puede utilizar ese objeto para buscarlo, como una reacción inversa.

-Nunca había escuchado algo así. –Dijo Raphael.

-Magnus y Ragnor son algo aprensivos con sus hechizos, -Dijo Catarina –Solo lo han usado una vez, hace mucho tiempo, pero sé que funciona.

-Se utilizo solo una vez y hace mucho tiempo –Comento Robert escéptico. –Y se trata de un hechizo del que nadie sabe nada…

-Pero existe y me consta –Dijo Catarina, no se notaba en lo absoluto intimidada por Robert, algo raro, pensó Clary, -Fue usado en mí.

Todos observaron a la bruja. A diferencia de Magnus y Ragnor Catarina que pasaba la mayor parte de su tiempo con mundanos sabia que las personas necesitaban información para confiar, aun si eras incluso un Cazador de Sombras.

-En la época de la cruzadas –Comenzó la bruja –Decidí vivir en Europa, quería ayudar ya que había enfermedades terribles, la Peste era una de ellas. Irónicamente cure a tantas personas que me acusaron de brujería y tener pacto con el diablo.

-Doble ironía diría yo –Jace pese a su comentario escuchaba atento y quería seguir haciéndolo.

-Esa noche recibí un mensaje de Ragnor, hacia unos días que se sentía mal y decidí ir a verlo de inmediato, Magnus no estaba lejos pero no quise esperarlo. Una vez que logre que Ragnor se sintiera mejor decidí volver a casa, fue ahí donde un puñado de mundanos me tomó para intentar quemarme.

Todos la miraron con ojos muy abiertos.

-¿No intentaste defenderte? –Pregunto atónito Simón.

 Catarina solo lo miro.

-No querías lastimarlos –Dijo Alec, no era una pregunta ya que sabía que era así.

-Mi manera de pensar ha cambiado –Confeso la bruja. –Pero sí. En aquel entonces prefería morir a dañar a un mundano.

-¿Qué paso después? –Pregunto sincera Isabelle.

-Por suerte antes de salir de la casa de Ragnor tome una de sus capas para cubrirme del frió. Fue gracias a eso que pudieron encontrarme y salvarme.

-Entonces –Dijo Alec -¿Crees que puedas hacer un rastreo inverso?

-Yo no puedo –Dijo Catarina –Es un hechizo inverso en todo aspecto, debe realizarlo el dueño del objeto. –Catarina miro fijamente al chico. –Ese eres tu Alexander.

-El no puede –Dijo Robert bruscamente. –Es un Nephilim, tiene prohibido hacer cualquier tipo de magia.

-Pero esta es una situación que merita hacerlo –Isabelle intento razonar con su padre.

-¿Y arriesgarse a que sea desprendido de sus marcas? Dime Isabelle, ¿Eso lo merita?

-Pero…

-Tiene razón Izzy –Todos miraron hacia Alec –No romperé la ley deliberadamente.

-Alec…

-¡No lo hare! –Dijo Alec a su hermana con enfado y salió de la habitación. Clary recordó a aquel chico malhumorado que tanto la había odiado.

-Grandioso –Dijo Isabelle -¿Y ahora qué?

-Busquen otra manera –Dijo Robert –Debo regresar a la Sala del Consejo.

Robert Lightwood salió del lugar dejando a todos sin posibilidades.

-Supongo que no podemos hacer nada aquí. –Dijo Raphael, él y Catarina salieron del Gard seguidos de Jace, Isabelle, Clary y Simón.

Caminaban sin hablar dirigiéndose hacia el campamento cuando Alec se les interpuso en el camino. Sus ojos azules oscurecidos brillaban con la luz de la luna y su voz era determinada.

-¿Y bien? –Dijo mirando a Catarina -¿Qué necesito para hacer el contra hechizo?

* * * * *

-¡Despierta! –Sebastian movía sin gentileza a Magnus –Vamos brujo abre de una vez los ojos.

Al hacerlo Magnus se encontraba nuevamente frente al pentagrama, Sebastian lo miraba fijamente.

-Invoca nuevamente a tu padre –Dijo sin emoción.

Magnus resoplo -¿Por qué lo haría? –Dijo –Tu engaño termino. -Magnus se incorporo hasta sentarse lentamente, parecía que intentaba mitigar dolor, hizo un movimiento de cabeza hacia el demonio con la apariencia de Alec el cual se encontraba cerca de él, al parecer vigilando cualquier intento de escape.

-Solo preguntaba –Sebastian se acerco a Magnus, retiro un poco los grilletes para tener acceso a sus muñecas y cortar de ellas con una daga la cual se quedo bañada en su sangre, basto con unas cuantas gotas de ella en el pentagrama para que este despertara y diera paso a su padre nuevamente.

Magnus fue retirado del Pentagrama por el demonio impostor. Odiaba que lo tocara, odiaba verlo y tenerlo cerca. Era como un sacrilegio a aquello que era lo que más amaba en el mundo. Era despreciable y ansiaba poder destruirlo.

Magnus se dejo caer sobre sus rodillas, sus brazos y muñecas dolían por estar tanto tiempo encadenado, además, cada invocación a su padre le era como si le succionaran gran parte de su energía y difícilmente le era posible recuperarla, supuso que era algo que le podía atribuir a su padre.

Observo atento y sin poder hacer nada como Sebastian convertía a un número cercano a cincuenta de voluntarios a Oscuros. Observo cómo se realizaba un ritual de vinculación con éxito ya que las armas que portaban los Oscuros brillaron de un intenso rojo fuego.

-Oh genial –Dijo Magnus débilmente para sí mismo –Esto cada vez se pone mejor.

* * * * *

-Esto es inútil –Dijo Alec y pasó ambas manos por su cabello. –No puedo, no soy un brujo.

Catarina que estaba a su lado tomo nuevamente el cristal que Alec había soltado y lo coloco pacientemente de nuevo en su mano.

-No necesitas ser un brujo para hacer un hechizo.

-Claro que si, necesitas magia, no hay magia en mi.

-Alexander hay magia en ti –Dijo Catarina y toco con su dedo la runa de Clarividencia que estaba en el dorso de su mano –Tus runas son magia, una especie diferente, pero magia al fin.

-Nunca he considerado a las runas como magia –Dijo Alec sincero y mirando fijamente hacia el escritorio donde estaba un mapa del mundo, era un mapa de Cazadores de Sombras, mostraba a Idris en el centro de Europa, miro también a las marcas que había dibujado con instrucciones estrictas de Catarina, había velas e incienso, solo faltaba hacer que el hechizo funcionara –Es decir, no son para nada lo mismo, no tengo que hacer nada para que ellas funcionen, no depende de mí para que lo hagan.

-Depende de tu sangre –Dijo Catarina tomando asiento casualmente en una de las sillas del escritorio frente a él –Tu sangre eres tú.

Alec se encogió de hombros y no dijo nada.

-¿Sabes? –Dijo Catarina, ambos se encontraban en el edificio que fuera utilizado por los vampiros para resguardarse del sol, cerca del campamento. –Acabo de conocerte pero hay algo de ti de lo que estoy completamente segura.

Alec la miro extrañado -¿Y… qué es?

-Lo amas.

Las mejillas de Alec tomaron color de inmediato, Catarina se compadeció.

-Se aman –Corrigió –Nunca había visto a Magnus así.

-Nunca, para ustedes quienes viven por siempre, es una palabra complicada, ¿no lo crees?

-Lo es –Dijo Catarina –Pero debes creerme, he visto a Magnus enamorado infinidad de veces y NUNCA lo había visto tan entregado, -Catarina sonrió –Debiste verlo en tu cumpleaños, fue ridículo.

-¿Mi cumpleaños?

-Como dije, ridículo.

Alec bajo su mirada al mapa.

-Lo que quiero que entiendas -Dijo Catarina –Es que debes confiar en ti y en lo que sientes, hay un lazo poderoso entre ustedes, solo necesitas utilizar la magia para que lo haga visible, confía en lo que sientes por él, en lo que Magnus siente por ti, usa esos sentimientos y ayúdalo. Alexander, Magnus te necesita y tú puedes y quieres salvarlo. Ahora –Dijo la bruja como si se tratara de una institutriz. -Piensa en eso, concéntrate e inténtalo de nuevo.

Alec nuevamente fijo su mirada en el mapa, sujeto fuertemente el cristal en su mano y cerro sus ojos. No estaba muy seguro de lo que estaba haciendo solo sabía que deseaba que esto funcionara, deseaba encontrarlo, ponerlo a salvo, deseaba volver a verlo más que a nada en el mundo. En ese momento imágenes flotaron en su mente, miro a Magnus hablando con Isabelle, ella cortando su cabello, miro a Magnus colocándolo en la pequeña bolsa de tela, y como lo sujetaba fuertemente en el momento en que…

Catarina se inclino hacia enfrente, noto como el mapa se encendía y el cristal dejo la mano de Alec para fijarse en la ubicación donde se encontraba Magnus. La bruja quito de inmediato el cristal del mapa y Alec despertó de su trance bruscamente.

-¿Qué pasa? –Dijo confundido.

-Lo lograste –Informo Catarina –Conocemos la ubicación, pero no podía permitir que siguieras con el enlace, el mapa tanto como el objeto que se utiliza brillan y no queremos que quien lo tenga se dé cuenta de que estamos haciendo un rastreo eso lo pondría en peligro.

-Entiendo –Dijo Alec –Increíble que haya funcionado.

-No. No realmente. –Dijo Catarina mirando a Alec suspicazmente, esto le confirmaba el enorme amor que ambos sentían el uno por el otro.

-Hay que ir a la Plaza de Ángel –Dijo Alec con urgencia -Esperemos haya alguien ahí para que nos ayude.

Al llegar a la Plaza de inmediato se acercaron a sus hermanos que estaban acompañados de Clary y Simón. Aline y Helen estaban ahí, pero nadie más.

-Esto no es muy alentador –Dijo Catarina.

-Podemos usar el factor sorpresa –Dijo Jace, Alec sabía que no importaba lo desolador que se veía el panorama, Jace solo quería luchar y matar demonios.

En ese momento Raphael se les unió con un grupo de vampiros detrás de él. Luke y Jocelyn y unos cuantos lobos se anexaron a ellos, debía admitir que no eran muchos pero eran más de los que un principio pensó que serian.

Jace comenzó a dar instrucciones de ataque cuando llego Robert Lightwood, solo.

-La Cónsul me envió para verificar el número de voluntarios –Dijo –Teme que no sean suficientes y que pongan en peligro sus vidas, me autorizo para cancelar la búsqueda si así era. –Después de una pausa y con múltiples miradas fijas en él dijo: -Veo que es así, la misión queda cancelada.

Una multitud se encendió, palabras de desaprobó se hicieron notar, Luke no dudo y aparto un poco a Robert para hacerlo entender, Alec los miro sin expresión alguna pensando en que al final de cuentas tendría que ir a esa ubicación solo, comenzó a moverse para alejarse y pedir a Clary que hiciera un portal para él, en ese momento su padre levanto su vista con asombro, todos siguieron su mirada.

-¿Quiénes son? –Dijo Isabelle.

Un número considerable de chicos lobos, todos bastantes jóvenes se acercaban a ellos.

Helen chasqueo los dedos –Alec son… ¿Los recuerdas?

El chico lobo que había luchado a lado de Alec y que había considerado que había sido él el que los había salvado se acerco directamente hacia Alec.

-Nos llego la información de que necesitabas voluntarios –Dijo El chico lobo –Cuenta con todos nosotros. –El chico le tendió la mano –Soy Jack, por cierto.

-Soy Alec.

Alec estaba muy asombrado y miro hacia su padre, solo necesitaba su aprobación, este pareció considerarlo y como si se tratase de un chiste la pequeña chica lobo que Alec había ayudado en la última batalla llego corriendo precipitándose ante él.

-Lo siento –Dijo hablando rápidamente –Acabo de enterarme ¿Llego muy tarde?

Isabelle se acerco a ella y coloco una mana sobre su hombro, en verdad era pequeña, pensó.

-Claro que no –Dijo –Llegas justo a tiempo.

Los chicos miraron a su padre, este asintió hacia ellos; La búsqueda estaba reanudada.

-Bien –Dijo Robert Lightwood con voz autoritaria –Esto es lo que haremos…

-Espera un segundo Cazador de Sombras –Dijo Jack levantando ambas manos. –Ni siquiera te conozco, no pienso escucharte.

-Pero has venido aquí ayudarnos, ¿no es así? –Robert se miraba confundido al igual que todos ahí.

-Así es –Dijo el lobo –Pero no te seguiré a ti.

Jack levanto su mano y apunto directamente hacia Alec –Lo seguiremos a él.

* * * * *

Magnus observaba la boca de Sebastian moviéndose ante la multitud, estaba dando un discurso de batalla, no le encontraba ningún sentido escucharlo, su mente estaba lejos, pensando en alguien más, nunca se imagino que llegaría a ocurrirle algo así: Estar en eminente peligro y que sus preocupaciones no fueran hacia él. Sino hacia alguien más.

-Es tiempo de reclamar el mundo que por derecho nos corresponde gobernar…

Magnus levanto su cabeza al cielo, el cual era claro, era lo más cercano a ver los ojos azules de Alec. Alexander, Alexander, era en lo único que podía y quería pensar.

-Nuestro señor de las tinieblas nos ayudara a lograr nuestro objetivo…

Magnus sintió como su pecho pulsaba, era doloroso y agotador, sentía que estaba por desvanecerse de este mundo y solo lamentaba una cosa: No volver a ver a Alexander.

Sebastian se acerco a él, la mayoría de los Oscuros ya no estaban ¿Adonde se habían ido? ¿A Idris a caso? El pentagrama estaba apagado.

-Ya no nos sirves de nada brujo –La mirada de Magnus era borrosa pero distinguió como este hacia una seña al demonio impostor –Termina con él.

Este tomo una daga y se inclino lo suficiente para alcanzar su cuello. Magnus aprecio lo frio de esta y el ardor que le estaba empezando a provocar, sintió su cuello mojarse lentamente con su propia sangre. Magnus cerró los ojos y tras sus parpados estaba Alec tan nítido como si se tratase de algo real, sonrió débilmente, no podía haber una mejor forma de morir. Suavemente y en un murmullo dijo lo que serian sus últimas palabras: -Te amo Alexander.

Algo se precipito hacia ellos como una avalancha arrasando con ambos, Magnus inesperadamente estaba en el suelo, el demonio a un par de metros de él y entre ellos distinguió una silueta inclinado en posición de ataque que portaba algo tan luminoso que deslumbraba sus ojos sin permitirle distinguir de quien se trataba.

El demonio al fin se incorporo y miro hacia la sombra que no se había movido un centímetro de su posición, -Cazador de Sombras –Dijo como si intentara insultar –Apártate, debo matarlo.

-No lo tocaras.

Magnus lo escucho y como si su voz hubiera iluminado el lugar, la silueta fue tomando forma, sabía perfectamente de quien se trataba y no necesito más que eso para trazar cada aspecto de él. Y ahí estaba Alexander, portando una espada seráfica que iluminaba la noche, su cabello brillante y su expresión feroz, se miraba furioso y peligroso.

Alec se unió de inmediato a la batalla con el demonio, Magnus lo miro sin poder gritar su nombre a pesar de que lo había intentado, su herida no se lo permitió, en ese momento sintió una mano sobre su cuello, miro y resalto la piel azul de Catarina, su expresión era de angustia, sin embargo le dedico una sonrisa consoladora.

-Aguanta, te curare.

Magnus regreso su mirada hacia Alec, que estaba teniendo una feroz batalla con el demonio, espada contra espada, poco a poco fue siendo consciente del ruido ensordecedor de su alrededor y de las múltiples figuras que estaban moviéndose en todas direcciones, se dio cuenta de que estaba en medio de una batalla la batalla que había surgido entre Cazadores Oscuros y Cazadores de Sombras aun bajo el cobijo del Ángel.

Vampiros y lobos luchaban en cooperación para derrotar a los de vestimenta roja, cuando se percato de que jalaban de sus cadenas sintió temor.

-¡No lo hagas! –Advirtió a su amiga –Catarina, el hechizo en ellas es poderoso, puede matarte.

Catarina retrocedió, en ocasiones quería ser tan buena como Magnus y Ragnor en ese tipo de encantamientos, siempre los había tenido cerca y nunca había tenido la necesidad de angustiarse por ello.

-Dime que hacer –Dijo preocupada.

Magnus no la escucho, su mirada regreso a Alec, no podía ver nada más. Este esquivo una estocada del demonio el cual aprovecho su distracción, tomo una daga y la lanzo a la dirección de Magnus y Catarina. Por suerte fallo ya que se enterró en el piso a centímetros de Magnus al parecer quería cumplir su objetivo de matarlo. Alec observo esto y su furia estallo, tomo con mucha más fuerza su espada y se abalanzo contra el demonio, sus espadas chocaron pero Alec fue mucho más rápido, blandió su espada para atajar el abdomen del impostor y después su cuello, el demonio cayó al suelo y entre humo, gritos y olor demoniaco, se convulsiono hasta convertirse en cenizas. Alec corrió hacia Magnus con su espada la cual coloco en posición para romper las cadenas.

-¡No! –Grito Magnus.

Alec lo miro –Sé lo que hago –Dijo –Confía en mí.

Para Magnus fue como una lección rápida, Alexander era un Cazador de Sombras y uno de los más diestros que conocía, ya era tiempo de dejar de subestimarlo, el ser joven ya no era una escusa, había pasado con creces cada obstáculo que le ponían enfrente, la edad no te hace un guerrero si no tu fuerza y Alexander era en extremo fuerte en todos los sentidos.

Magnus asintió y Alec no lo dudo más, con su espada que brillaba con el poder angelical destrozo las cadenas, las cuales cayeron al suelo ennegrecidas como si hubieran sido quemadas.

Magnus se sintió libre del poder demoniaco y se desplomo. Antes de caer al suelo Alec lo sujeto firmemente, su mirada era de angustia total. Coloco su frente contra la de él y con respiración agitada lo beso, el beso hizo a Magnus estremecerse por completo, tal vez no era lo más inteligente besarse de esa manera entre gritos y golpes pero ambos lo necesitaban, lo necesitaban para seguir respirando, para funcionar, como un elemento vital que les había sido negado y casi arrebatado de por vida.

Después de un largo, eufórico e intenso pero insuficiente momento se separaron, su respiración era agitada.

-Debo… -Dijo Alec débilmente.

-Lo sé –Dijo Magnus –Ten cuidado.

Alec lo soltó y Catarina de inmediato se acerco tomando su lugar, ambos se miraron, Catarina sintió que le pasaba la responsabilidad de protegerlo y así lo haría.

Alec nuevamente se unió a la batalla, eran ya muy pocos Cazadores Oscuros que quedaban no pasaría mucho tiempo antes de que la victoria pudiera ser vislumbrada.

Alec tomo por fin su arco y desde la línea de arboles que les rodeaban comenzó a crear blancos certeros, la mirada de Magnus fija en él mientras Catarina seguía curándolo, ambos resguardados por Isabelle y Simón que vigilaban para que estuvieran a salvo. Alec no se percato de inmediato de quien se le acerco por la espalda, alarmado llevo su mano hacia su cinturón de armas para tomar una daga pero se detuvo al instante en que distinguió el rostro.

-Meliorn –Dijo con asombro –No me di cuenta de que habías venido con…

Meliorn no le dio oportunidad de terminar su frase, este clavo una daga en su estomago, Alec se doblo del dolor y cayó al suelo, estiro su mano hacia su tobillo para alcanzar su estela pero el hada no le dio oportunidad, nuevamente incrusto el arma pero ahora en su pecho.

Magnus miro con horror esto y grito el nombre de Alec.

* * * * *

Sebastian se dio la vuelta, dejando al demonio impostor con la orden de terminar con Magnus, pocos segundos después observo como un portal se abría cerca de ellos, miro con asombro como Clary, Jace cruzaban seguidos de un considerable número de lobos, vampiros y Cazadores de Sombras. Maldijo internamente y se dirigió a sus Oscuros.

-¡Mátenlos a todos! –Grito con exasperación, como si un grupo de insignificantes insectos le hubieran echado a perder su día de campo.

Sebastian se encamino entre los arboles con la Copa Oscura en su mano cuando alguien lo llamo, este se dio la vuelta y miro a Clary y Jace parados frente a él.

-Hermanos –Dijo a modo de saludo –Que agradable sorpresa.

-Lamentablemente no podemos decir lo mismo –Dijo Jace, una espada brillaba en su mano, mientras que Clary sujetaba una espada corta.

Sebastian la miro y su sonrisa se borro.

-¿Qué llevas ahí? –Pregunto con desprecio.

-Nada que te importe –Clary no temía a Sebastian, hacía tiempo que había dejado de hacerlo.

-Esa espada pertenece a los Morgenstern –Dijo –Entrégala.

-Clary es una Morgenstern –Dijo Jace –No te entregara nada.

-¿La quieres? –Pregunto Clary con ironía –Podrás tenerla, la pondré junto a tu cuerpo cuando seas quemado y llevado a la ciudad de hueso.

Sebastian rio escandalosamente, -Hermanita –Dijo con burla –Ese honor dudo mucho que se me otorgue, no soy más un elegido del Ángel, las nuevas normas las pondré yo.

-Entonces –Dijo Jace recordando las palabras que Diana le había dicho a Clary al haberle entregado la espada. –Clarissa tendrá que conformarse con limpiar el nombre de su familia cortando tu garganta con ella.

La sonrisa de Sebastian se borro de nuevo, preparo su arma, pero antes de que pudiera hacer nada Clary y Jace se tensaron al escuchar a Magnus gritar agónicamente el nombre de Alec. Ambos chicos se miraron y luego a Sebastian.

-Primera baja –Dijo sonriendo. -¿Qué harán ahora?

Jace sabía que no estaba muerto, su runa parabatai le decía eso, pero la manera en que Magnus grito le decía que algo realmente muy malo había ocurrido. Jace sujeto a Clary de la muñeca y la trajo consigo para regresar al campo de batalla, dejando a Sebastian libre para irse.

Magnus corrió hacia Alec y con la poca energía que Catarina había logrado regresarle lanzo un brutal rayo hacia el pecho de Meliorn, este lo recibió de lleno haciéndolo volar violentamente hacia atrás alejándolo del Nephilim que yacía en el suelo sobre una cama de sangre, Magnus lo sujeto, Alec parecía como si intentara hablarle pero la herida en su pecho no se lo permitía, sangre era lo único que surgía de su boca. Catarina llego enseguida para intentar sanarlo pero todo parecía perdido, aun así siguió intentándolo desesperadamente.

A unos metros de ellos seguía la batalla, todos estaban ocupados combatiendo, Catarina observo como una pequeña chica lobo seria atravesada por la espada de un Oscuro, esta no dudo y corrió hacia ella para ayudarla, Magnus no pudo culparla, estaba en su naturaleza el salvar cuántas vidas le fuera posible.

Se quedo ahí con Alec entre sus brazos inconsciente, sentía su corazón débil y su respiración irregular, sabía que el fin se acercaba, sabía que su vida se iba junto con la de él, en ese momento el pentagrama brillo de nuevo y la imagen de su padre apareció, no miraba nada mas, solo a él, fijo sus ojos sobre los de su padre, Catarina regreso justo a tiempo para darse cuenta de que estaba teniendo una conversación mental con el demonio dentro del pentagrama, lo observo cautelosa y escucho a Magnus hablar.

-Acepto –Dijo final y firmemente.

No paso un segundo antes de Magnus sintiera la mano de Alec sobre su mejilla, tomándolo por sorpresa pero alegrándolo infinitamente. Catarina de inmediato entendió lo que había pasado, se llevo una mano a la boca.

-¿Magnus? –Llamo el chico a su brujo.

-Tranquilo –Dijo este –Ya estás bien.

Alec se sentó, había sangre pero sus heridas estaban completamente cerradas. Observo que la batalla ya había terminado y como sus hermanos y su padre se acercaban a ellos.

-¿Qué paso? –Pregunto extrañado.

-Escúchame –Dijo Magnus –Tenía que hacerlo, no había otra forma.

-¿De qué hablas?

Magnus puso sus manos a ambos lados del rostro de Alec. –Volveré a verte –Dijo y se acerco para besarlo lenta y tristemente.

-¿Te estás despidiendo? –Dijo Alec y levanto la voz -¡¿Por qué lo haces?!

-¿Recuerdas? –Dijo Magnus entre besos cortos y desesperados -¿Cuándo hablaste de esperanza?

-¿Magnus?

-¿Esperanza de vivir largas vidas juntos y morir al mismo tiempo?

-¿Por qué me dices esto?

-Tengo esperanza –Dijo Magnus –Esperanza de encontrarnos nuevamente.

-¿Por qué dices esas cosas?... Mi amor… ¿Qué pasa?

Se dibujo una sonrisa en el rostro de Magnus -¿Mi amor? –Dijo el brujo -Es la primera vez que me llamas así. –Magnus roso sus labios con los de Alec lenta y dolorosamente.

-Eso es lo que eres. –Dijo el chico en un murmullo.

Magnus sujeto fuertemente a Alec, ocultando su rostro en su cuello. Sintió los brazos de Alec aferrándose a él.

-También eres el mío, -Magnus beso dulcemente su cuello –Mi verdadero amor…

-¿Magnus? ¡Magnus! ¡MAGNUS!

Grito Alec mientras abrazaba el aire. Magnus se había ido.


CONTINUARA…

MayGraciela♥