CoHF *Malec Parte 6
Isabelle
se quedo unos segundos más parada en la puerta, quería darle a su hermano aun más
tiempo para que cambiara de opinión, realmente deseaba que cambiara de opinión,
la puerta permaneció abierta así que se colaron voces del primer piso.
-¡Mi hijo no tiene
nada que hablar contigo!
Isabelle
observo como Alec se llevaba ambas manos a su rostro, lo tallo hasta llegar a
su cabello, no recordaba haber visto a su hermano tan descompuesto alguna vez, ni
siquiera con la perdida de Max, Alec se había auto asignado la tarea de ser la
piedra de todos, incluida ella. Ella sabía lo mucho que sufría por Max pero
siempre era a solas, a puertas cerradas como si de alguna manera no deseara
perturbar a nadie con su propio dolor, Isabelle deseo con todas sus fuerzas que
Alec aprendiera a ser egoísta.
Alec
de inmediato se levanto de la cama para disponerse a bajar pronunciando una
palabrota inaudible, tal vez podría llegar antes de que se provocara una
catástrofe mayor.
Al
llegar a bajo la escena estaba implícita; Magnus estaba cerca de la puerta
mirando a su padre como si este fuera la cosa más absurda del planeta, Jace permanecía
detrás de Robert, mirando a Magnus como si mentalmente le suplicara por
paciencia.
Alec
e Isabelle se quedaron parados al pie de la escalera, Jace los miro.
-Bien
–Dijo –Aquí esta Alec, ¿Por qué no van tu y Magnus a conversar a otra lugar?
Magnus
miro hacia Alec esperando que caminara hacia él pero no lo hizo. Noto sus ojos
hundidos y rodeados por sombras negras, lo noto incluso un tanto más pequeño, su
corazón se estremeció y se sintió terriblemente culpable por no haberlo notado
antes.
-Te
lo dije – Expresó Robert a Magnus –No quiere hablar contigo.
-PADRE
–Dijo Alec y comenzó a caminar hacia el brujo. –Jace tiene razón, hay que ir a
otra parte. –Dijo mirando a Magnus.
-¿Por
qué? –Reclamo Robert –Claramente no quieres ir con él.
Alec
tallo su rostro –Tampoco quisiera quedarme aquí –Dijo bruscamente
arrepintiéndose al siguiente segundo, volteo hacia Magnus –Um… perdón, no
quise…
Magnus
levanto una mano, Jace noto que no le importaría lo que dijera siempre y cuando
se fuera con él.
-Alexander
–Continuo su padre –No debes ir con él. Te dejo, ¿Es acaso que no lo recuerdas?
Porque ninguno aquí puede olvidar tu dolor, sin comer, sin dormir, y ahora solo
viene a buscarte y ¿tengo que ver como simplemente dejas que te lastime de
nuevo?
-¿Olvidar
mi dolor? –dijo mirando incrédulo a su padre. –Hasta donde me di cuenta, nunca
te intereso eso, además, solo hablaremos, ¿por qué eso me haría daño?
Magnus
noto la falta de vitalidad en sus palabras, había ido a esa casa para
asegurarse de que estuviera bien, se encontró con que estaba peor de lo que se
pudo haber imaginado, ahora más que nunca necesitaba hablar con él.
-No
lo hará –Dijo Magnus mirando fijamente hacia Alec -¿Me acompañas?
Alec
asintió y comenzó a caminar de nuevo, su padre lo sujeto.
-Alexander
–Dijo tomando fuertemente sus muñecas –Basta de juegos, es hora de que despiertes,
tienes grandes responsabilidades hacia tu familia y tu deber, no puedes seguir
malgastando tu tiempo con absurdos enamoramientos.
-Alec
siempre ha respondido a nosotros –Dijo Jace exaltado –Y a su deber, sobre todo
a eso, va a esas batallas día a día, nadie nunca podrá reclamarle que no cumple
con sus responsabilidades. Padre, por favor, solo déjalo tranquilo.
Magnus
nunca había visto este aspecto de la familia de Alec, para él eran solo los
Lightwood, con enlace de sangre pero tan distantes a él e incluso a Alec, a la
única que sentía verdaderamente cercana era a su hermana, ahora miraba la
vulnerabilidad de Jace hacia su parabatai
y se dio cuenta de que sufría por Alec tanto como cualquier integrante de su
familia, incluso más que ellos.
-¿Por
qué? –Cuestiono nuevamente a su hijo sin soltar el agarre hacia él –Tu vida
sería mucho más sencilla si tan solo…
-¿Dejara
de ser gay? –Alec rio débilmente –No soy gay para molestarte padre, eso te lo
aseguro, y el “¿Por qué?” podría decírtelo a ti, ¿Por qué si alguna vez
realmente te causo pena mi dolor?, simplemente ¿no intentaste algo para
mejorarlo? No te pido que te sientas orgulloso de mí, eso sería demasiado
pedir, solo podrías aceptarlo y tal vez así, dejaras de pensar que soy el peor
hijo del mundo.
Robert
miraba hacia Alec, no tenía palabras o escusa para lo que acababa de decirle.
-Sé
que difícilmente tú alguna vez podrías haber cometido un error, -Continuo Alec,
mirando a su padre sin mirarlo. –Y tal vez por eso te sea difícil entenderlo.
Pero padre, Magnus no es el responsable de mi dolor, fui yo mismo el que
cometió un error tan terrible que ahora solo me queda pagar por ello. Le mentí,
lo engañe y algo así no puede ser perdonado.
Robert
soltó a su hijo, pareciera como si lo hubiera golpeado, Alec miro hacia Magnus
ahí parado en la entrada inmóvil con ojos tristes.
-Lo
siento –Le dijo como si lo dijera por primera vez –Siento haberte traicionado
de esa manera, siento haberte herido y sobre todo, siento haber pasado las
últimas semanas detrás de ti, buscando un perdón que no merezco.
Robert
despertó de su asombro y miro hacia el brujo, en ese momento, tan solo al ver
su rostro y sus ojos fijos en Alec, supo que Magnus lo había perdonado.
-Es
bueno saber que ya lo entendiste –Dijo Robert fríamente.
Isabelle
se lleno de odio, rencor y resentimiento hacia su padre y no lo oculto.
-¿Cómo
puedes decir algo así? Tu menos que nadie tiene derecho a decirle a mi hermano
que no puede ser perdonado…
-ISABELLE
–Llamaron Jace y Alec a su hermana.
-Nada
de Isabelle, -Dijo y se acerco a su
padre. –Alec lo hizo por miedo, inseguridad, por amor, maldita sea, ¿Y tú? ¿Tú
por qué lo hiciste padre?
-¿De
qué demonios hablas? –Exigió Jace.
-Hablo
de nuestro padre, -Dijo Isabelle secamente –De nuestro padre, engañando y
mintiendo, lo que no se, es ¿Por qué?
-¿Engañando?
–Pregunto Alec.
-Isabelle
–Dijo Jace –El que estés enojada no significa que debas decir ese tipo de
cosas…
Isabelle
odio tener que decirles esto a sus hermanos, pero no podía permitir que su
padre siguiera juzgando a Alec sin poner antes sus terribles errores en
evidencia.
-De
verdad –Dijo Isabelle -¿Me crees capaz de hacer algo así?
Jace
y Alec sabían la respuesta.
-Entonces
estas equivocada –Dijo Alec y miro a su padre. –Dile, padre dile que está
equivocada.
-Solo
di que no es verdad, -Agrego Jace.
Magnus
miro a Jace y Alec intentando salvar desesperadamente la imagen de la persona
que había sido su guía a seguir durante toda su vida. De pronto los miro
pequeños intentando salvar a su familia de una pena ahora incorregible. Se
sintió terrible por ambos al ver el rostro de su padre y darse cuenta de que no
podía confortarlos con un “No”, ya
que era verdad.
Ambos
chicos interpretaron el silencio de su padre y no hubo más que decir. Los tres
salieron de la casa seguidos de Magnus.
Una
vez fuera de los jardines Magnus tomo la muñeca de Alec.
Este
lo miro -No –Dijo suplicante –Es decir, es solo que…
Magnus
lo soltó –Entiendo –Dijo comprensivo –Ve con tus hermanos.
Magnus
observo como los tres se alejaban, como Alec abrazo a su hermana de los hombros
y Jace pasaba su brazo por su espalda, Estarán
bien, pensó.
*
* * * *
Isabelle
explico a sus hermanos el resto de la historia, como su madre se lo había
confesado y le había pedido guardar el secreto cuando solo era una niña,
también les dijo el nombre de la mujer y que había muerto hacía ya mucho
tiempo. Jace y Alec escuchaban atentos, Clary y Simón estaban con ellos, para
Simón no era nada nuevo, a Clary le sorprendió que no le hubiera dicho nada
pero lo perdono por tratarse de un secreto de Isabelle.
-No
vuelvas hacerlo –Dijo Alec mirando al suelo. –No vuelvas a escondernos nada, y
no me refiero a nada que nos incumba, -Levanto su mirada para fijarla sobre los
ojos oscuros de su hermana. -Si no a nada que te lastime.
Jace
lanzo una roca al rostro de Alec, este apenas tuvo tiempo de esquivarlo, -¿En
serio? –Dijo molesto a su parabatai.
-Eso
fue para que recuerdes lo que puede pasarte si haces tú lo mismo. –Dijo Jace
bastante molesto. – ¿O de verdad creías que una vampiresa te ayudaría más que
tus amigos?
-¿Y
qué consideras que sea conveniente hacerte a ti? –Dijo Alec en protesta –Porque
creo que morir y resucitar podría ser algo que quizás debieras compartir con
tus hermanos.
-Bueno
–Dijo Simón –Creo que aquí ya está el punto bastante claro: No ocultes o
mientas a tus hermanos, o el mundo como lo conoces, podría desaparecer. O algo similar.
Los
chicos se miraron entre sí con cierto tono de alegría, no era una risa, pensó
Clary, pero era algo, además, se miraban ya más relajados, en ese momento se
les unió Aline y Helen.
-Hola
chicos.
-¿Cómo
esta Oscar? –Pregunto de inmediato Alec.
-Triste
–Dijo Helen –Pero recuperándose.
-¿Y
tú? –Pregunto Aline -¿Estás bien Alec?
Todos
miraron hacia él –Lo estaré –Dijo calmado.
-Bien
–Dijo Jace –Ahora tenemos que hablar de lo que paso ese día.
Tanto
Alec como Aline y Helen, contaron a los chicos como habían sucedido las cosas
ese día, Alec hablo del pentagrama, de los Oscuros, de Sebastian y como le
había dicho que necesitaba que se quedara, todos asumieron lo mismo que Alec:
Deseaba llegar a Jace por medio de su parabatai.
-Eso
te pone en peligro, ¿No? –Dijo Isabelle.
-No
realmente –Dijo Alec –Sebastian sabe que puede amenazar a Jace con cualquiera
de nosotros, la diferencia está en que yo salgo de Idris cada vez que hay una
batalla y probablemente le pareció que era sencillo llegar a mí.
Alec
se detuvo a considerar lo que diría a continuación, pero concluyo que ya no
había forma de no pensar en ello.
-A
lo que me lleva a una conclusión –Dijo reflexivo –A pesar de que las batallas
son fuera de Idris, son aquí donde se generan los portales. Y lo que paso con
Micah y conmigo, me hace pensar que hay alguien infiltrado en el Consejo,
alguien que está ayudando a Sebastian.
-¡¿Qué?!
–Exclamo Aline –Alec, ¿Cómo puedes decir algo así? Mi madre es la Cónsul, no
puedes estar insinuando que…
-No
estoy insinuando nada –Dijo Alec –Estoy seguro de que fue una trampa y solo
pudo llevarse a cabo desde adentro. Sé que tu mama es la Cónsul y eso nos da
una ventaja, podemos asegurar de antemano que Jia no es el traidor, así que
podemos contar y confiar en ella.
Aline
se relajo.
-Y
creo –Continuo Alec –Que alguien debe intentar averiguar quién es el que nos está
traicionando, y me parece que ese alguien debes ser tu; Aline.
-¿Yo?
–Pregunto intrigada.
-Tiene
sentido –Dijo Jace –Puedes ir y venir del Gard a tu antojo, nadie nunca
sospecharía de la presencia de la hija de la Cónsul, tienes motivos para estar
siempre al lado de tu madre. O vagar por los pasillos sin que nadie te moleste.
-Ho
–Dijo Aline entendiendo el punto de sus amigos –Lo hare, lo intentare,
averiguare quien es el traidor.
-Si
lográramos eso, no solo podríamos mejorar en las batallas, si no quizás
localizar a Sebastian. –Dijo Clary.
-Y
ustedes –Dijo Alec señalando a Clary y Jace –Deben ir a la casa donde creció,
buscar una pista, seguir sus pasos, debe haber algo ahí que nos indique cuáles
son sus intensiones o su localización.
-Ya
había pensado en eso –Dijo Jace y miro hacia Alec, Clary noto que habían
aclarado otro punto con su mirada, ¿Todos los parabatais podían hacer eso? Siempre pensó que era algo muy propio
de Jace y Alec.
-Yo
iré a Nueva York –Dijo Isabelle –Mamá me pidió que fuera con ella, al parecer
tiene algunos asuntos pendientes allá.
-Yo
voy contigo –Dijo Simón.
-Estaremos
todo el tiempo en el instituto por seguridad, Simón no tiene mucho caso que
vallas, -Dijo Isabelle afligida.
-Esperare
en el santuario o en la banqueta si es necesario, Isabelle yo voy contigo.
Por
primera vez, notaron sus hermanos a Isabelle quedar sin palabras, obviamente se
conmovió de lo dicho por Simón.
-Gracias
–Dijo Alec –Simón gracias por cuidar de mi hermana.
Simón
se apeno y se encogió de hombros, Isabelle volteo hacia su hermano le gustaba
la manera tan peculiar que tenia de decir gracias, ni Jace ni ella eran capaces
de hablar de esa manera.
-Entonces
–Dijo Alec –Aquí nos despedidos por…
-Pero
Alec –le interrumpió Clary -¿No vendrás con nosotros? Con Jace y conmigo,
quiero decir.
-No
puede –Dijo Jace –Hay una guerra Clary, y Alec es un combatiente, si no colaborara
con las batallas, sería considerado un desertor.
-Pero
no puedes ir a las batallas solo. –Dijo Isabelle claramente angustiada, -y como
te encuentras ahora…
-Bueno
-dijo Helen –Fuiste gravemente herido apenas hace unos días, y con la muerte de
Micah, estas considerado en el periodo de luto. Eso debe liberarte de las
batallas por lo menos unos días.
-Así
es –Dijo el chico, Clary noto que lo había dicho más bien para calmar a su
hermana. –Así que nos miraremos aquí en unos días, Um… suerte para todos, creo.
Los
chicos se despidieron, había un plan que era más de lo que la clave parecía
estar haciendo. Para desgracia de ellos, una vez más tendrían que enfrentar los
peligros solos.
*
* * * *
Alec
fue esa tarde al hospital para ver a Oscar, se miraba débil en comparación con
el vital joven inquieto que era siempre, pero definitivamente se estaba
recuperando.
-¿Por
qué usas tu equipo? –Cuestiono Oscar a su amigo.
-Es
mejor estar preparado.
-Se
supone que debes evitar las batallas, por lo menos hasta que Helen y Aline
puedan ir contigo.
-Eso
hago –Dijo Alec –Por eso estoy aquí.
-Ha
pues gracias –Dijo Oscar sarcásticamente –Me da gusto saber que por lo menos
sirvo para eso.
A
Alec le fue imposible pensar en Oscar y Micah en batalla, siempre en sincronía,
preocupándose por el otro, le dolió pensar en que si Oscar hubiera estado con
Micah en ese momento, él probablemente seguiría con vida. Esto no hizo más que
hacer que su culpa regresara con mucha más fuerza.
-Oscar
–Dijo Alec sombríamente –Lamento no haber podido… salvar a Micah.
Oscar
lo miro extrañado –No es como si algo lo hubiera podido salvar, él tomo la
decisión. Alec, nada tiene que ver contigo…
-Tiene
todo que ver conmigo, él se sacrifico para protegerme… Y murió, eso no es para
nada justo, debiera haber sido yo el que…
-Yo
no lo veo así –Dijo Oscar tranquilamente, un gran vendaje rodeaba su estomago,
sus manos descansaban a sus costados y Alec noto un brillo particular en sus
ojos. –Cuando te Sacrificas por
alguien –Dijo –Es para ayudar a esa persona sin duda, pero, cuando esa persona
es tan importante para ti, casi como tu propia vida, el salvarla termina
convirtiéndose en la decisión más conveniente para ti mismo.
Amar es destruir. Recordó
Alec.
Oscar
volteo hacia él –Micah se sacrifico por ti, pero esto fue por su propio bien,
ya que prefirió morir antes que perderte, tal vez esto no te haga sentir del
todo bien Alec, pero esa fue su decisión y debes aprender a respetarla.
En lo absoluto me
hace sentir bien. Pensó.
-Si
–Dijo –Creo que tienes razón.
Alec
salió del hospital y se dirigió directamente al campamento, tal vez podría
mirar a Magnus y preguntarle sobre el pentagrama que estaba en aquel llano, tal
vez ya había hecho nuevas averiguaciones sobre la Copa Oscura, tal vez podría
ayudarle a investigar, o tal vez todas estas, eran unas pésimas escusas para
solo ir a verlo y hablar con él. Se regaño a sí mismo, tenía que empezar a
dejar de pensar en él de esa manera, Magnus había sido muy claro con respecto a
su relación, había decidido y aceptado que respetaría eso.
Solo no te rindas.
La voz de Micah llego a su cabeza sin convocarla, como si de alguna manera supiera
en lo que estaba pensando.
Alec
sacudió la cabeza fervientemente para sacar esos pensamientos de su mente, pero
solo para ser remplazados por los de su padre, mirando a otra mujer, mientras
que en casa estaba su familia. Se detuvo en seco, no estaba ayudando en nada
que en estos momentos pensara en todas esas cosas, se lleno de frustración por
la muerte de su amigo, un amigo que había sufrido por él en silencio y la
desilusión de su padre no hizo más que provocarle un hoyo en el pecho y tal vez
en su alma.
Seguía
caminando con los peores pensamientos dando vueltas en su cabeza, se detuvo
cuando se dio cuenta que a su alrededor había un caos de gente corriendo en
todas dirección, miro hacia lo que parecía un brillante portal, una batalla se
estaba dando y el panorama era terrible. Instintivamente corrió hacia él, un
general lo detuvo antes de cruzarlo.
-Te
recuerdo –Dijo a Alec –Estabas gravemente herido, no deberías estar aquí. A
pesar de que te miras bien.
-Lo
estoy –Dijo Alec, aunque solo se refería al aspecto físico.
El
comandante frustrado al ver a los heridos pareció considerarlo. –Dime –Le dijo
al Joven Cazador -¿Estás listo para combatir?
Alec
mordió su labio ansioso –Si –Dijo con determinación –Estoy listo.
El
general lo soltó y dejo que cruzara el portal hacia la batalla.
Apenas
cruzo tuvo que ponerse en acción, había demonios incluso cerca del portal, no
había orden ni suficientes Cazadores para lograr organizar una formación, esto
no podía seguir así, pensó Alec, ya que de lo contrario los Cazadores de
Sombras verían inevitablemente su destrucción.
Alec
subió a una enorme roca, lo mejor que podía hacer era ayudar desde la distancia
con sus flechas, las lanzaba tan certeramente como le era posible, ayudando a
cuantos Cazadores y Submundos le fue permitido, miro un demonio rapiñador sobre
una chica lobo a unos metros, preparo su flecha y logro sacarlo de encima de
ella, la chica lo destrozo con sus garras y miro hacia Alec para agradecer,
Alec noto que a partir de ahí la chica difícilmente salía de su línea de disparo,
algo bastante bueno pensó ya que de otro modo no podría seguir ayudándola.
Alec
siguió lanzando flechas ferozmente, cada una haciendo caer a un demonio, miraba
al frente con determinación, no se dio cuenta del demonio Shax que brinco sobre
él haciéndolo caer bruscamente de la roca, ambos rodaron por el suelo, Alec
perdió su arco en la lucha pero se las ingenio para quedar sobre el demonio,
tomar una daga de su cinturón y enterrarla en lo que sería su pecho, este
desprendió de su boca un sonido ensordecedor e inhumano, con la fuerza que le
fue posible ataco a Alec con sus enormes pinzas, estas golpearon directo en su
rostro, cuello y parte de su hombro, lanzándolo por los aires pero logro traer
consigo la daga que había encajado en el demonio, haciendo que esta terminara
con él, Alec busco de inmediato su estela, la sangre en su rostro no le permitía
mirar con claridad, pero otro par de demonios rapiñadores ya estaban sobre él,
los miro de frente cautelosos como un león acosando a su presa, Alec no dudo y
lanzo una daga en su dirección, estos la esquivaron y saltaron sobre el
Nephilim, logro colocar otra daga en la boca de uno de ellos antes de que
llegara a su cuello y lo mordiera, luchaba con él para mantenerlo a margen
cuando sintió la feroz mordida del otro en su costado, Alec grito por el dolor,
tenía que zafarse o lo matarían, uso la daga que tenía en la boca del demonio
evitando la mordida y la giro para poder
introducirla, esto hizo que el demonio disminuyera su fuerza y le dio la
oportunidad de incrustar la daga entre sus ojos terminando con la creatura. El
otro rapiñador salto sobre él de inmediato y encajo sus colmillos en su brazo,
Alec alcanzo su cuello encajando otra daga y este se convirtió en cenizas.
Respiro
aliviado por haber logrado sobrevivir, busco su estela pero al trazar una
Iratze en su brazo esta desapareció de inmediato, El rapiñador había
introducido veneno en su cuerpo por su mordida y las runas no lo sanarían,
camino apoyado en la roca hacia el portal y pudo ver que la batalla había
terminado, Cazadores y Submundos caminaban lentamente y malheridos hacia el
portal, la chica que Alec había ayudado se le acerco y al ver su estado le
ofreció su ayuda. Era pequeña pero muy fuerte pensó Alec y logro ayudarlo a
cruzar, una vez en el campamento la chica recibió instrucciones de llevarlo al
hospital para hacer atendido. Alec tenía la vista borrosa y sintió como alguien
más además de la chica lo sujetaba del otro brazo para ayudarlo, levanto la
cabeza y miro a Raphael Santiago.
-Te
ves terrible –Le dijo el vampiro.
-Se
ve peor de lo que es.
-Pues
solo veo sangre –Dijo Raphael.
-¿Hambre?
–Dijo Alec y cerro sus ojos dolorosamente ante lo que acababa de decir. –Lo
siento… no…
-Si
–Dijo el vampiro –Me han dicho que haces bromas en los peores momentos.
Alec
decidió que lo mejor era mantenerse callado, y así lo hizo hasta llegar a la
entrada del hospital con la chica lobo ayudándolo de un lado y Raphael del otro.
Alec se zafo de ellos.
-Gracias
–Les dijo –Seguiré desde aquí.
-Deberíamos
quedarnos –Dijo la chica –Solo para estar seguros.
-Ho
no es necesario –Dijo Alec –De verdad estoy bien. –Alec dio media vuelto y
comenzó a caminar.
Raphael
miro a Alec entrar al hospital y pensó que no estaba para nada bien.
*
* * * *
Magnus
se encontraba en las puertas del Gard había buscado a Luke y Jocelyn para
contarles sobre Sebastian, la Copa Oscura y el pentagrama que había visto en el
llano, necesitaba inquirirles la idea de Sebastian haciendo invocaciones
demoniacas y que lo consideraran en los planes de la Clave, Luke era parte del
Consejo y podría ser escuchado. Se encontraba caminando hacia el campamento
cuando alguien lo llamo.
-Magnus,
espera –Dijo Aline, la hija de Jia Penhallow.
Magnus
giro para encontrarse con ella, le parecía extraño que lo buscara.
-¿Puedo
hablar contigo? –Dijo y Magnus noto la arrogancia contenida de todos los
Cazadores de Sombras en ella, no era que fuera grosera, pero era algo que
simplemente no podían dejar de lado, todos excepto uno. El rostro de Alec
atravesó su cabeza, ahora era algo que no podía evitar.
-Por
supuesto –Dijo Magnus tranquilamente.
Aline
le explico lo que Alec había dicho sobre el traidor en el Consejo y la tarea
asignada para el intento de averiguar de quien se trataba, conto la ida de
Isabelle a Nueva York, Jace y Clary en busca de alguna pista de Sebastian,
hasta llegar a su preocupación: Alec. Alec triste, decepcionado y tentativo a
ir a las batallas, pero en esta ocasión tendría que hacerlo solo, Aline le
pidió abiertamente su ayuda para que Alec no fuera a esas batallas.
-Tal
vez te escuche –Dijo la chica.
-Lo
intentare –Dijo Magnus –Y si es necesario iré con él.
-¿Harías
eso? –Pregunto sorprendida.
Magnus
se quedo callado, y aun así a Aline le inundo una sensación de Alivio.
-Bien,
entonces… Suerte –Dijo la chica.
Magnus
asintió hacia ella elegantemente y siguió su camino hacia el campamento.
Al
llegar ahí se percato de inmediato de que una batalla se estaba originando,
Cazadores y Submundos atravesaban a ambos lados del portal, los que regresaban
por lo general estaban gravemente heridos, Magnus no se hizo esperar y entro a
la zona de enfermería para comenzar a ayudar, se detuvo cuando sintió su
energía en extremo baja y salió de ahí, no estaba seguro de cuánto tiempo había
pasado pero decidió que ya era hora de ir y buscar a Alec. Raphael se le
acerco.
-¿Estuviste
en la batalla? –Pregunto Magnus extrañado ya que no había pasado mucho tiempo
desde que el sol se había metido en su totalidad.
Raphael
bajo la mirada a sus ropas, no se había dado cuenta que estaban manchadas de
sangre.
-No.
Magnus tal vez quieras ir al hospital ahora mismo.
-¿Por
qué querría hacer eso?
-Porque
lleve a Alec ahí –Dijo –Esta es su sangre… Entro caminando –Dijo
precipitadamente al ver la expresión del brujo.
Magnus
no se quedo a escuchar mas, se dirigió de inmediato al hospital.
*
* * * *
Alec
esperaba en el hospital para ser atendido, había decidido limpiar la sangre de
sus brazos y rostro, tal vez así dejaría de causar terror a todo aquel que lo
mirara, la batalla había sido devastadora para su cuerpo y su mente, miraba
fijamente el suelo, sin poner mucha atención a los Cazadores entrando y
saliendo con heridos de gravedad, le dolía cada parte de su cuerpo y por
desgracia no podía curarse solo, el panorama para él no era muy alentador,
sabía que no estaba en peligro de muerte, o no de muerte inminente, pero como
se veía la situación tendría que estar realmente muy mal herido para poder ser
atendido, se resigno a seguir esperando solo. En medio de una multitud.
Escucho
las puertas del hospital abrirse, no se percato de quien había entrado hasta
que unas manos enjoyadas le tomaron el rostro para levantarlo y pudo ver
directamente a dorados ojos de gato.
-¡Gracias
a dios! –Exclamo Magnus -¿Estás bien?
-Estoy
bien.
-No
te miras en absoluto bien –murmuro Magnus inspeccionando el cuerpo mal herido
de Alec –No se supone que irías a esa batalla, ¡¿Por qué demonios fuiste solo?!
-Había
un par de decenas de Cazadores en realidad. –Alec estaba notablemente afligido.
-Sabes
a lo que me refiero –Magnus se notaba muy molesto –Sin nadie que te cuide la
espalda, ¡Que imprudencia Alexander!
-Tengo
que hacerlo –La voz de Alec se agrietaba cada vez mas.
A
Magnus le partía el corazón verlo así.
-Además
–Dijo Magnus –Estas de luto.
-Yo
no era su familia.
-Eras
su amigo, eso te convierte en su familia.
Alec
se quedo en silencio, claramente no quería hablar sobre Micah con Magnus. Y él
lo noto.
-¡¿Qué
diablos sucede aquí?! –Magnus miro a su alrededor con exasperación -¿Por qué
nadie te está atendiendo?
-Hay
gente mucha más grave que yo.
-Esto
es ridículo –Magnus tomo del brazo a Alec y lo jalo con él para empezar a
adentrarse entre los pasillos del hospital.
-¡Espera!
–Dijo Alec.
-No
pienso esperar –Magnus miraba entre los cuartos caminando rápidamente, sin
soltar a Alec, aparentemente buscando a alguien –Se quien puede curarte.
-No
es eso… Magnus por favor.
Magnus
se detuvo en seco y volteo hacia él, le estaba haciendo daño con su correr por
el hospital, se dio cuenta que estaba más lastimado de lo que dejaba ver.
-¡Ho
Dios! –Dijo Magnus y su rostro se lleno de angustia –lo siento, lo siento.
-No
es nada –Dijo Alec intentando calmarlo –Pero no puedo seguirte el paso.
Magnus
se acerco a él, se coloco a su lado y ahora con mucho más cuidado puso la mano
del chico sobre sus hombros para ayudarlo a caminar.
-Pronto
estarás bien –Le dijo, aunque Alec pensó que más bien lo decía para sí mismo.
Encontraron
una habitación vacía y Magnus coloco a Alec sobre la camilla.
-Espera
aquí, ahora vuelvo.
Alec
no protesto, el caminar por el hospital se había convertido en una verdadera
tortura.
Magnus
siguió su búsqueda, la cual llego a su fin al encontrar a Catarina inclinada
sobre un muy mal herido Cazador de Sombras, Magnus se apresuro hacia su amiga y
se detuvo en seco al ver el estado de su actual paciente, tal vez sería
prudente dejar que terminara lo que estaba haciendo.
-Bien,
-Dijo Catarina a la persona que se encontraba con ella asistiéndola –Con eso
será suficiente, estará bien.
Catarina
levanto la mirada y vislumbro a su amigo, con su particular pero ya conocido
rostro de asombro cuando del trabajo de Catarina se trataba.
-¿Magnus?
¿Qué haces aquí? ¿Estás herido?
Magnus
salió de su asombro.
-Gracias
por tu siempre presente preocupación mí querida Catarina –Dijo Magnus
intentando no exasperar –No estoy herido, sin embargo, requiero de tus dones,
¿Podrías acompañarme? Prometo intentar no quitarte mucho tiempo.
-Intentar –Hizo énfasis en la palabra la
enfermera, -Esa es la trampa en todo esto, ¿cierto?
Magnus
solo la miro, considerando si la tendría que llevar a rastras.
-Bien
–Dijo finalmente su amiga –Parece importante, vamos.
Al
entrar en el cuarto donde se encontraba Alec sentado sobre la camilla, Catarina
se detuvo y volteo hacia Magnus claramente molesta.
-¿Es
una broma? Magnus hay gente muriendo allá afuera, no esta tan mal, puede
esperar.
-Catarina
por favor –Dijo Magnus para convencer a su amiga –Esta peor de lo que parece,
te lo pido como un favor personal, de amigo a amigo.
-¿Y
por qué no lo curas tu mismo?
-¡No
puedo! –Magnus estaba al borde de la desesperación –Me pase las últimas tres
horas curando a los heridos en el campamento, mi energía aun no regresa y…
-Magnus se encogió de hombros –Por favor.
Alec
se sentía realmente incomodo ahí sentado sobre la camilla mirando a los dos
brujos discutiendo por él como si realmente no los estuviera escuchando.
-Está
bien –Dijo finalmente y se acerco a Alec.
Catarina
y Alec se miraron a los ojos pero ella no dijo nada, solo comenzó con la tarea
de curarlo, Alec noto claramente que era algo que simplemente no quería hacer,
para variar se sintió un poco mas devastado.
-Es
verdad, estas peor de lo que pareces –Dijo al sentir el veneno correr por las
venas del Cazador.
-Lamento
ser una molestia –Murmuro Alec.
-Esto
es lo que hago –Dijo Catarina sin emoción –Pertenecemos al infierno pero eso no
significa que no podamos ser útiles.
Alec
se extraño del comentario, no era para nada verdad. Nunca lo había creído,
incluso después de haber crecido escuchando ese tipo de cosas sobre los brujos
y los subterráneos, su fe decía que todos ellos tenían un alma y como tal,
ninguno de ellos estaba maldito o pertenecía al infierno. Eso era en lo que
creía y se había aferrado a ello.
-¿Por
qué piensas algo así?
-Es
la verdad.
-Eres
una enfermera ¿No? Es decir… Te has pasado tu vida ayudando a las personas, sin
esperar nada a cambio, incluso entre brujos… eso no es normal. Esta en las
escrituras que somos lo que hacemos, así que pensar en que tú perteneces a otro
lugar que no sea la tierra o el cielo, es tonto.
Alec
decía estas palabras mirando el suelo, después miro a los ojos de Catarina los
cuales estaban inundados de asombro al escuchar a Alec hablar así y con tanta
sinceridad.
-Tú
no perteneces al infierno –Dijo con determinación –Eso es ridículo.
Catarina
miro hacia Magnus y él solo se encogió de hombros, su cara decía: Te dije que era diferente.
Catarina
miro de nuevo a Alec pero ahora con ternura, puso su mano dulcemente sobre el
cabello desordenado del chico.
-Alexander
Lightwood –Dijo solemnemente y se dibujo una sonrisa en su rostro. –Es un
verdadero placer conocerte.
Alec
asintió tímidamente hacia ella y regreso su mirada al suelo con sus mejillas
enrojecidas. Catarina le sonrió como si Alec fuera lo más adorable que alguna
vez haya visto, Magnus levanto una ceja hacia su amiga, no recordaba haber
visto a Catarina conmovida por algo o alguien en su vida, nunca se imagino que
sería por un Cazador de Sombras.
-Haremos
que te sientas mejor –Dijo –Sentirás un piquete –Catarina introdujo una pequeña
aguja en su brazo derecho.
Alec
miro como la unía a un transparente tubo delgado conectado a una bolsa que
colgaba de un soporte cerca de él, la cual contenía un líquido que comenzó a
bajar, al parecer para entrar a su cuerpo.
-¿Es
es? –Pregunto el chico.
-Se
llama intravenosa –Contesto Magnus.
-¿No
es ese un método mundano?
-Catarina
mezcla la medicina mundana con sus habilidades.
-Ellos
tienen métodos impresionantes –Dijo la enfermera –Y cada día descubren nuevas y
mejores formas de sanar. En este caso la mejor manera de atacar el veneno en tu
sangre es poniendo el antídoto directamente en tus venas, te sentirás mucho
mejor en segundos.
-Genial
–Dijo Alec llevando una de sus manos al rostro, no parecía para nada mejor,
Catarina se alarmo un poco y toco su frente.
-Algo
no anda bien –Dijo mirando hacia Magnus.
-¿A
qué te refieres? -Pregunto angustiado el brujo y dio un paso hacia Alec.
-Alexander,
-Dijo Catarina -¿Tienes idea si recibiste alguna otra mordida?
Alec
que se miraba como si fuera a caer desmallado en cualquier momento lo
considero.
-Um…
-El chico recordó al segundo rapiñador y el dolor en su costado izquierdo –Si,
Aquí.
Alec
toco su costado, Catarina se movió rápido, tomo unas tijeras y corto el duro
material de la equipación de Alec, de inmediato miro algo brillar entre la piel
del chico. Sin esperar tomo unas pinzas e intento sacarlo pero en cuanto lo
toco Alec soltó un grito lastimero, Magnus corrió hacia él para tomarlo de los
hombros.
-CATARINA
–Llamo a su amiga como si quisiera reprenderla por el dolor de Alec.
-Hay
un colmillo –La voz de la bruja era abrumadoramente alarmante –Debo sacarlo.
–Catarina lo intento de nuevo y Magnus sintió el cuerpo de Alec convulsionarse
del dolor.
-¡Basta!
–Exigió Magnus –Siente mucho dolor, ¿No te das cuenta?
-MAGNUS
–Dijo la bruja –Hay un colmillo –Lo dijo en una forma que le hizo recordar lo
peligroso que eso era, Magnus había atendido antes, (hacía años que no), a
Cazadores con colmillos o garras en sus cuerpos, no había podido salvar a
ninguno de ellos.
-Tal
vez… -Dijo temeroso, Catarina no recordaba haberlo visto así antes. –Si
administras alguna especie de anestesia…
-No
podemos esperar a que surta efecto, sabes que si espero contaminara tanto la
sangre que no podre hacer nada…
-SÁCALO
–Dijo Alec, estaba temblando y sudando frio. –Por favor, sácalo.
Catarina
no espero más, Magnus rodeo a Alec con sus brazos, este hundió su rostro en el
hombro del brujo donde intentaba sofocar sus gritos sin ningún éxito, Magnus no
solo los escuchaba si no que también los sentía, ahí con Alec en su hombro y tan
cerca de su corazón nunca había sentido el deseo inmenso de cambiar lugares con
alguien más, hasta ahora.
Los
gritos de Alec fueron disminuyendo, Magnus sabía perfectamente que no era por
falta de dolor si no por falta de fuerzas, a estas alturas era Magnus lo único
que evitaba que Alec callera desmoronado sobre la camilla, sentía respiración y
corazón débiles en un cuerpo casi inerte, se escucho un ruido de choque como de
metal contra metal, Magnus entendió que el colmillo ya estaba fuera, recostó a
Alec sin apartar sus brazos, no lo soltaría por ningún motivo y miro como este
estaba completamente inconsciente.
-Ya
paso –Le murmuro al oído y aparto cabello de su frente para besarla –Ya paso
Ángel.
El
corazón de Catarina dolió por su amigo, no era común verlo así, no importaba
las veces que Magnus se había enamorado, separado o perdido a alguien, la
tristeza que miraba ahora en él era tan profunda que desgarraba de tan solo
verlo.
-Magnus
–Dijo la enfermera –Sabes que aun no pasa lo peor, tal vez…
-No
tienes idea –Dijo el brujo –De lo fuerte que es, sé que estará bien.
Catarina
miro fijamente a los ojos de gato de Magnus, esa que era su marca de demonio
pero que siempre habían reflejado su parte más humana.
-Lo
es –Acepto Catarina –Y tienes razón, él estará bien.
*
* * * *
Catarina
preparo las más fuertes pociones para ayudar a Alec a recuperarse, le dio
precisas y estrictas instrucciones a Magnus que eran necesarias para sanarlo, este
decidió llevarlo a su lugar de investigaciones, había colocado fuertes
salvaguardas ahí y era prácticamente desconocido para todo el mundo.
Alec
paso alrededor de dos días inconsciente, mientras Magnus se dedicaba a
cuidarlo, cambiando compresas frías de su frente para bajar la fiebre, vendajes
y administrando los medicamentos y pociones que Catarina le había preparado.
La
fiebre que Alec estaba padeciendo lo mantenía delirando, Magnus escuchaba de su
boca los nombres de las personas de quienes Alec se preocupaba y añoraba, como
si fueran ellos quienes estuvieran en peligro y no él mismo, Izzy, Jace, Max,
Padre, Madre, Micah y en repetidas ocasiones su propio nombre, lo que hacía que
su corazón se rompiera cada vez que lo escuchaba llamándolo agónicamente, ya
que no importaba las veces que Magnus le dijera que estaba ahí, a su lado, Alec
no podía escucharlo, y seguía atrapado en lo que parecía la más larga y
horrible de las pesadilla sin que Magnus pudiera hacer nada para terminarla.
La
mañana del tercer día Magnus noto que el Nephilim estaba mucho más tranquilo y
la fiebre había desaparecido, administro los medicamentos y dedico la mañana
como era siempre, a vigilar cada una de sus respiraciones. Llego la tarde y ahí
sentado en una silla a la horilla de la cama como había sido los últimos tres
días y pese a sus esfuerzos, el sueño por fin lo venció.
Despertó
un par de horas después y se asombro de sobremanera al ver a Alec despierto, sentado
parcialmente sobre las almohadas y mirándolo fijamente.
-No
puede ser –Dijo Magnus exaltado –Me quede dormido.
Magnus
se movió a lado de Alec sentándose cerca de él y aun desenredándose del sueño.
-¿Cómo
te sientes? –Pregunto con tono de alarma.
-Um…
Mejor, creo.
-Te
ves mejor, y el que hallas despertado… -Magnus suspiro aliviado, Alec se sintió
muy culpable, últimamente había hecho que Magnus se preocupara demasiado por él
y odiaba eso.
-¿Qué
paso? –Pregunto Alec.
-¿No
recuerdas nada?
-Recuerdo
el hospital, a Catarina y…
-Un
colmillo –Dijo Magnus –Aquí –Magnus levanto la camiseta del chico y ambos
miraron el vendaje que se había manchado nuevamente con icor de la herida
demoniaca.
-Debo
cambiar eso –Dijo Magnus para sí mismo. -¿Tienes hambre? –Miro a Alec
entusiasmado esperando su respuesta.
Alec
no pudo evitar sonreír levemente, la manera que tenia Magnus de cambiar de
humor era fascinante. –Estoy francamente hambriento –Dijo.
-Excelente
–Magnus se levanto y camino hacia otra habitación.
Alec
miro a su alrededor con curiosidad, no conocía el lugar pero al ver por la
ventana y por lo que pudo observar afuera, no le quedo duda de que seguían en
Idris. Magnus regreso con una bandeja plateada que contenía un plato de
aparentemente un tipo de sopa, pan y té.
Magnus
la coloco en el regazo de Alec y tomo de nuevo su lugar en la silla a la
horilla de la cama.
-¿Tu
no comerás?
-Lo
hice hace un par de horas –Dijo –No tengo hambre.
Alec
inicio a comer y en el primer bocado sintió una oleada de energía recorrer su
cuerpo, después de varias cucharadas mas, se empezó a preguntar si era su
imaginación ya que cada porción le llenaba de vitalidad, se dio cuenta de que
no era así.
-¿Qué
es? –Pregunto al brujo.
-Me
lo dio Catarina –Explico. –Dijo que lo comieras en cuanto despertaras, ¿Sabe
mal?
-Sabe
bien, pero…
-Se
supone que te hará recuperar parte de tu energía.
-Funciona
–Dijo Alec sorprendido.
-Bien,
debes comerlo todo –Dijo Magnus y se levanto, camino hacia el fondo de la
habitación para entrar a otra y dijo en su camino –Te preparare un baño.
-¿Un
baño? –Se pregunto Alec en voz baja a sí mismo.
Alec
termino de comer, se levanto y camino lentamente a causa del dolor en sus
heridas hacia donde estaría Magnus, al entrar a lo que ahora sabia era el
cuarto de baño se percato de cómo vertía el contenido de unos frascos en el
agua dentro de una bañera.
-¿Qué
haces?
-Son
pociones de sanación, -Dijo sin mirar a Alec, concentrado en la tarea.
–Ayudaran a tus heridas.
Alec
nunca había pensado en la forma que tenían los brujos de curar, Magnus lo había
curado antes pero no había necesitado de pociones o ingredientes para hacerlo,
además las Iratzes se encargaban de eso en su mayoría de las veces.
-Debes
quedarte en el agua por lo menos veinte minutos –Dijo y miro al extrañado chico.
–Te deje ropa ahí y… Te veo afuera.
Magnus
salió cerrando la puerta a sus espaldas. Cuando Alec entro a la bañera pudo
sentir poco a poco el efecto del agua actuando sobre sus heridas, no era
doloroso pero era bastante extraño, sentía como si unieran su piel lentamente,
observo cómo se borraban marcas y moretones en sus piernas y torso esto junto
con el dolor.
Alec
salió del baño ya vestido, con el cabello mojado y sintiéndose cien por ciento
mejor.
-Es
increíble –Dijo al ver a Magnus –Catarina es increíble.
-Lo
es –Confirmo el brujo y agrego al ver el brazo del chico. –Te falto una parte.
Aun
había una sombra de herida donde uno de los demonios lo había mordido, Magnus
lo tomo del brazo y le indico que se sentara en la cama. Tomo una venda y
comenzó a ponerla alrededor de la herida.
-¿Dónde
estamos? –Pregunto Alec.
-Es
casa de un amigo. –Dijo concentrado en el vendaje.
-¿Dónde
está él?
-Lejos,
esperando que las cosas se calmen.
-Y…
¿No has pensado en hacer algo parecido?
Magnus
termino con el vendaje, miro a Alec con sus siempre ojos azules preocupados, sabía
que era una petición, y una bastante sincera, sabía que no le molestaría en
absoluto que se fuera, con tal de saberle a salvo. El corazón de Magnus se
conmovió enormemente.
-No
–Le dijo con voz dulce y coloco su mano en la mejilla de Alec. –No mientras tú
estés aquí.
Alec
cerró sus ojos, entregándose de lleno a la caricia de Magnus, este noto el
inmenso dolor que lo inundaba, haciendo que su corazón se estremeciera, Alec
presiono aun más la mano del brujo sobre su rostro con su propia mano, pero
esto fue solo antes de renunciar a su caricia bajando y apartando la mano de
Magnus.
-Esto
no debería ser así –Dijo con voz baja –Esta no es tu guerra, Magnus debes dejar
de pensar que soy tu responsabilidad, por favor, lo mejor para ti es alejarte
del peligro y todo esto.
Magnus
lo miro fijamente, sus ojos brillaban intensos. –En ocasiones –Dijo el brujo
–Amas tanto a alguien que es imposible alejarse.
Alec
aparto la mirada –Y a veces el amor no es suficiente –Dijo sombríamente mirando
al suelo.
-Y
a veces sí lo es –Contesto Magnus con determinación, tomo el rostro de Alec y
lo acerco para besarlo.
La
voluntad de Alec se desmorono, rodeo a Magnus con sus brazos acercándolo más a sí
mismo, el beso se convirtió en algo que ambos necesitaban con urgencia,
saboreando labios, lengua y aliento con desesperación, Magnus subió sus manos
al cabello mojado de Alec y este se enrosco en sus dedos largos, Alec sentía su
corazón como saliendo de su pecho y su sangre corriendo por sus venas
aumentando su temperatura. Magnus no estaba dispuesto a sutilezas y se recostó
sobre las almohadas jalando a Alec consigo, este lo siguió sin dudar quedando
encima de él, Magnus dejo sus labios para bajar a su cuello saboreando su piel,
Alec tenía sus brazos aun alrededor del brujo pero las movió al frente donde
comenzó a deshacer los botones de la camisa de Magnus, este se sentó para que
pudiera quitarla con más libertad haciendo que Alec quedara sobre su regazo,
sus rostros uno frente al otro, Alec deslizo la camisa para quitarla a través
de sus brazos lentamente, acariciando sus bíceps y sintiendo su piel suave,
Magnus mordió su propio labio y tomo a Alec fuertemente de la cadera para
acercarlo aun mas a sí mismo, para después subir sus manos hacia su camiseta y
tirar de ella por encima de su cabeza dejando al descubierto su espectacular
torso, Magnus trazo con sus labios la forma de sus bien formados pectorales
mientras sus manos acariciaban su estomago plano y sentía las cicatrices de su
profesión, entre tanto las manos de Alec recorrían insaciables su espalda,
Magnus levanto nuevamente su rostro y Alec bajo el suyo para besarse ardiente y
eufóricamente, Magnus llego a la hebilla de los pantalones de Alec y con
sobresaliente maniobra experta lo desabrocho atrapando un sonido desde atrás de
la garganta de Alec con su boca. Magnus nuevamente trajo consigo a Alec para
quedar recostados, sus cuerpos descansaban alineados uno sobre el otro, Alec
fue más consciente de sus propios latidos, sintió como Magnus se deshacía por
completo del resto de su ropa junto con la propia, ahora sus besos eran fuego
quemando la parte del cuerpo donde se posaban sus labios, envueltos en una maraña
de mantas y sin nada entre sus cuerpos Alec sintió como Magnus se tensaba al
momento de fundirse en uno con él soltando un intenso jadeo apasionado para después
relajarse, Alec escondió su rostro en el cuello del brujo mientras sus manos lo
sujetaban fuertemente, una vez que ambos recobraron la capacidad de respirar
nuevamente, Alec regreso a la boca de Magnus donde sintió una sonrisa y sus
dientes mordiendo su labio, sus manos eran febriles: viajaban de su cabello, a
su cuello, bajando por su espalda y sintió como tomaba nuevamente su cadera
para empujarla más hacia sí mismo, Alec estaba perdido en el momento pero aun
así bajo su rostro al pecho de Magnus, necesitaba oír su corazón, lento y
constante pero no fue así.
-Tu
corazón –Dijo con respiración entrecortada.
-¿Qué?
–Espetó Magnus como si lo hubieran sacado brutalmente de un maravilloso sueño.
Alec
respondió con dificultad –Esta acelerado.
-Alexander…
-Dijo Magnus entre ahogos, -Es un muy particular momento para hablar de mi
corazón… ¿No lo crees así?
-Es
solo un punto –Dijo Alec subiendo su cuerpo para avivar las sensaciones del
brujo.
Este
le agradeció con un doloroso rasguño en su espalda.
-Pues
para aclarar tu punto… -Dijo Magnus con dificultad. –No hay mas responsable de
ello, que tu.
Ambos
tuvieron suficiente de charla y se entregaron de lleno a lo que estaba
sucediendo, sus sentidos estaban más despiertos que nunca, Alec sintió la mano
de Magnus dejar su cuerpo para bajar a su costado y sujetar ferozmente las
sabanas, sintió su cuerpo estremecerse justo antes de esa explosión de placer
que estaba lentamente llegando a ellos, Alec escondió su rostro en el pecho del
brujo para apagar lo que seguramente sería un grito, algo que Magnus no hizo,
nunca había sido discreto con ese asunto, esperaba escuchar ese “Alec” que surgía
en esos momentos de culminación pero no fue así, en esta ocasión a diferencia,
se trato de su nombre por completo junto a un montón de palabras en otro idioma
que no entendió.
Sus
cuerpos sucumbieron después del placer, ambos inhalaban y exhalaban con
dificultad, solo restaba esperar a que su respiración normal regresara.
-Ho
buen -Dijo Magnus después de un momento. –Eso fue… Espectacular.
Alec
que aun descansaba sobre el pecho del brujo, abrazándolo y sin intensión de
moverse, escondió su rostro ruborizado ante el comentario del brujo.
-Lo
fue –Dijo finalmente con una tímida sonrisa.
Hubo
un silencio cómodo entre ellos, eran de esos momentos mágicos en el que no
necesitas hablar, Magnus jugaba con mechones de cabello negro de Alec entre sus
dedos, este trazaba dulcemente con sus yemas la palma de la mano del brujo.
Magnus levanto el rostro de Alec para mirarlo a los ojos.
-Alexander
–Dijo con voz triste –De verdad, lamento mucho lo que paso con Micah.
Alec
se estremeció, escuchar el nombre de su amigo, provocaba estragos en él y
Magnus lo noto.
-Es
solo que –Comenzó Alec. –Nunca había tenido a un amigo como él. Es decir, tengo
a Jace, pero, crecimos juntos, es mi hermano y mi parabatai, eso nos unió inevitablemente…
Magnus
lo escuchaba atentamente.
-Con
Micah fue diferente, no nos unía un lazo de sangre o una runa, tuvimos una
conexión natural. Y el… -Alec miro a Magnus, no creía buena idea seguir
hablando de Micah con precisamente él. –Bueno…
-Estoy
muy consciente de lo que sentía por ti. –Dijo Magnus intentando ayudar a Alec.
–Y es admirable que pese a sus intensos sentimientos, haya preferido su amistad
por sobre ellos, eso dice mucho del tipo de persona que fue, él, realmente se
preocupaba por ti y buscaba tu bienestar.
Alec
sabía muy bien eso, le pareció raro que Magnus lo supiera también.
-Durante
el poco tiempo que pasamos juntos –Dijo melancólico –Me enseño muchas cosas, es
solo que… Lo hecho tanto de menos…
-Lo
sé –Dijo Magnus y lo tomo del rostro para hacerlo subir a su altura y besarlo.
El
beso se profundizo, Magnus empujo a Alec para poder girar y quedar sobre él. Alec
abrió sus ojos para ver a los de Magnus, brillantes y hermosos con su tono
dorado verdoso.
-No
puedo deshacer tu dolor Alexander –Murmuro Magnus rosando sus labios con los de
Alec. –Pero puedo intentar distraerte.
Alec
dejo que Magnus lo besara con intensidad.
-Sí.
– Dijo hablando entre los labios del brujo con una sonrisa. –Claro que puedes.
Esa
noche no hubo guerra, batallas, muerte o perdida, solo ellos dos, llenando el
vacío que habían sentido durante semanas al estar separados, se dieron cuenta
de que no había forma de seguir apartados.
En ocasiones Amas
tanto a alguien que es imposible alejarse. Recordó
y en ese momento Alec supo que era verdad.
CONTINUARA…
\(*-*)/
MayGraciela♥
ooo me encanto totalmente fue tan jskndjandqnsjiabns no puedo explicarlo <3
ResponderBorrarQue bueno que te gusto :D
BorrarEsperemos algo parecido en CoHF de Cassie :D
Dios no soportare una semana ;A; kiero mas!!! esta mega emocionante!!!
ResponderBorrarPor el ángel, esto es genial, me encanto el capitulo. Pobrecito de Alec creí que moriria.
ResponderBorrarde verdad ame este capitulo, ojala las cosas entre Alec y Magnus se mejoren y vuevan a estar juntos.
Gracias por actualizar y por escribir este increible fanfic :D
Gracias a ti por leerlo y seguirme... Y creo que dieron un graaaaan paso en eso de la reconsileacion XD
BorrarYo te amo asdfh gracias por escribir este fic *-*
ResponderBorrarGracias a ti por leerlo.
BorrarQue bien que te gusto, debo admitir que definitivamente es mi favorito XD
oh dios, creo que ya han dicho todo lo que tenia pensado,pero aun así,lo diré, oh my god!! m encanto!!, mangnus es tan..... y alec, dios es qu alec, es alec,jjaja lo se, pero es que es tan tierno!!,y esa árte cuando magnus lo abraza y le dice "ya paso- ya paso angel" dios me matóooo... escribes fantástico, de verdad gracias, gracias por seguir el fic.
ResponderBorrarPSDT: jeje lo siento pero hay algo que no entendí de ha ,mucho..magnus va abajo?, es que siempre creí que iba arriba :P
:D Gracias por leerlo y veo que te gusto mucho eso me da gusto :D y sí la parte donde Magnus sufre por Alec es jfkjdksadslk, gracias por seguir el fic, tus comentarios son siempre bienvenidos :D
ResponderBorrarY pues sí, en esta ocasion Magnus estubo abajo, despues cambio para "distraerlo" asi que podriamos decir que cambiaron roles XD
jJaaa,si eso parece ser, ajaja, y no te preocupes me tendras por aqui al acecho...esperando el siguiente y el siguiente capi, es que esta muy interesante!! :D....y esos toque romanticos en medio de la desesperacion son.....Dios es que son...hermosos!! los amo,ajjaja ya,nada mas de cursilerias....
Borrar*O* ya quiero leer el otro :Q___________
ResponderBorrarOMG te quedo genial el capítulo
ResponderBorrarNo lo puedo creer el gran brujo de Brooklyn estaba celoso de 1 nephilim xq estaba con su ex y Alec con lo despistado q es no se daba cuenta q Micah estaba enamorado de él
Haber q dice Alec de la pelea q tuvieron esos 2 x él
Esperemos q está sea la reconciliación del Malec
Hola soy fan de malec y cuando descubri tus historias me encanto..voy leyendolas por orden ya que hace poco se de tu blog. .y estoy leyendo cohf y voy para el capítulo 9 acto de amor y resulta que entras y está el 8 no el 9 me lo podrás pasar..quiero continuaar leyendoo por favoor!
ResponderBorrarNo sé porque no esta!!! Lo voy a intentar solucionar lo antes posible, lo prometo.
BorrarMientras tanto puedes pasarte a mi Wattpad si quieres, ahi creo que estan todos los capitulos bien. (MayGraciela)
Muchas gracias por leer.
Por favor, no dejes de escribir historias así nunca, se te da genial :)
ResponderBorrarGracias! No lo haré jejeje
ResponderBorrar