CoHF *Malec Parte 6



Isabelle se quedo unos segundos más parada en la puerta, quería darle a su hermano aun más tiempo para que cambiara de opinión, realmente deseaba que cambiara de opinión, la puerta permaneció abierta así que se colaron voces del primer piso.

-¡Mi hijo no tiene nada que hablar contigo!

Isabelle observo como Alec se llevaba ambas manos a su rostro, lo tallo hasta llegar a su cabello, no recordaba haber visto a su hermano tan descompuesto alguna vez, ni siquiera con la perdida de Max, Alec se había auto asignado la tarea de ser la piedra de todos, incluida ella. Ella sabía lo mucho que sufría por Max pero siempre era a solas, a puertas cerradas como si de alguna manera no deseara perturbar a nadie con su propio dolor, Isabelle deseo con todas sus fuerzas que Alec aprendiera a ser egoísta.

Alec de inmediato se levanto de la cama para disponerse a bajar pronunciando una palabrota inaudible, tal vez podría llegar antes de que se provocara una catástrofe mayor.

Al llegar a bajo la escena estaba implícita; Magnus estaba cerca de la puerta mirando a su padre como si este fuera la cosa más absurda del planeta, Jace permanecía detrás de Robert, mirando a Magnus como si mentalmente le suplicara por paciencia.

Alec e Isabelle se quedaron parados al pie de la escalera, Jace los miro.

-Bien –Dijo –Aquí esta Alec, ¿Por qué no van tu y Magnus a conversar a otra lugar?

Magnus miro hacia Alec esperando que caminara hacia él pero no lo hizo. Noto sus ojos hundidos y rodeados por sombras negras, lo noto incluso un tanto más pequeño, su corazón se estremeció y se sintió terriblemente culpable por no haberlo notado antes.

-Te lo dije – Expresó Robert a Magnus –No quiere hablar contigo.

-PADRE –Dijo Alec y comenzó a caminar hacia el brujo. –Jace tiene razón, hay que ir a otra parte. –Dijo mirando a Magnus.

-¿Por qué? –Reclamo Robert –Claramente no quieres ir con él.

Alec tallo su rostro –Tampoco quisiera quedarme aquí –Dijo bruscamente arrepintiéndose al siguiente segundo, volteo hacia Magnus –Um… perdón, no quise…

Magnus levanto una mano, Jace noto que no le importaría lo que dijera siempre y cuando se fuera con él.

-Alexander –Continuo su padre –No debes ir con él. Te dejo, ¿Es acaso que no lo recuerdas? Porque ninguno aquí puede olvidar tu dolor, sin comer, sin dormir, y ahora solo viene a buscarte y ¿tengo que ver como simplemente dejas que te lastime de nuevo?

-¿Olvidar mi dolor? –dijo mirando incrédulo a su padre. –Hasta donde me di cuenta, nunca te intereso eso, además, solo hablaremos, ¿por qué eso me haría daño?

Magnus noto la falta de vitalidad en sus palabras, había ido a esa casa para asegurarse de que estuviera bien, se encontró con que estaba peor de lo que se pudo haber imaginado, ahora más que nunca necesitaba hablar con él.

-No lo hará –Dijo Magnus mirando fijamente hacia Alec -¿Me acompañas?

Alec asintió y comenzó a caminar de nuevo, su padre lo sujeto.

-Alexander –Dijo tomando fuertemente sus muñecas –Basta de juegos, es hora de que despiertes, tienes grandes responsabilidades hacia tu familia y tu deber, no puedes seguir malgastando tu tiempo con absurdos enamoramientos.

-Alec siempre ha respondido a nosotros –Dijo Jace exaltado –Y a su deber, sobre todo a eso, va a esas batallas día a día, nadie nunca podrá reclamarle que no cumple con sus responsabilidades. Padre, por favor, solo déjalo tranquilo.

Magnus nunca había visto este aspecto de la familia de Alec, para él eran solo los Lightwood, con enlace de sangre pero tan distantes a él e incluso a Alec, a la única que sentía verdaderamente cercana era a su hermana, ahora miraba la vulnerabilidad de Jace hacia su parabatai y se dio cuenta de que sufría por Alec tanto como cualquier integrante de su familia, incluso más que ellos.

-¿Por qué? –Cuestiono nuevamente a su hijo sin soltar el agarre hacia él –Tu vida sería mucho más sencilla si tan solo…

-¿Dejara de ser gay? –Alec rio débilmente –No soy gay para molestarte padre, eso te lo aseguro, y el “¿Por qué?” podría decírtelo a ti, ¿Por qué si alguna vez realmente te causo pena mi dolor?, simplemente ¿no intentaste algo para mejorarlo? No te pido que te sientas orgulloso de mí, eso sería demasiado pedir, solo podrías aceptarlo y tal vez así, dejaras de pensar que soy el peor hijo del mundo.

Robert miraba hacia Alec, no tenía palabras o escusa para lo que acababa de decirle.

-Sé que difícilmente tú alguna vez podrías haber cometido un error, -Continuo Alec, mirando a su padre sin mirarlo. –Y tal vez por eso te sea difícil entenderlo. Pero padre, Magnus no es el responsable de mi dolor, fui yo mismo el que cometió un error tan terrible que ahora solo me queda pagar por ello. Le mentí, lo engañe y algo así no puede ser perdonado.

Robert soltó a su hijo, pareciera como si lo hubiera golpeado, Alec miro hacia Magnus ahí parado en la entrada inmóvil con ojos tristes.

-Lo siento –Le dijo como si lo dijera por primera vez –Siento haberte traicionado de esa manera, siento haberte herido y sobre todo, siento haber pasado las últimas semanas detrás de ti, buscando un perdón que no merezco.

Robert despertó de su asombro y miro hacia el brujo, en ese momento, tan solo al ver su rostro y sus ojos fijos en Alec, supo que Magnus lo había perdonado.

-Es bueno saber que ya lo entendiste –Dijo Robert fríamente.

Isabelle se lleno de odio, rencor y resentimiento hacia su padre y no lo oculto.

-¿Cómo puedes decir algo así? Tu menos que nadie tiene derecho a decirle a mi hermano que no puede ser perdonado…

-ISABELLE –Llamaron Jace y Alec a su hermana.

-Nada de Isabelle, -Dijo y se acerco a su padre. –Alec lo hizo por miedo, inseguridad, por amor, maldita sea, ¿Y tú? ¿Tú por qué lo hiciste padre?

-¿De qué demonios hablas? –Exigió Jace.

-Hablo de nuestro padre, -Dijo Isabelle secamente –De nuestro padre, engañando y mintiendo, lo que no se, es ¿Por qué?

-¿Engañando? –Pregunto Alec.

-Isabelle –Dijo Jace –El que estés enojada no significa que debas decir ese tipo de cosas…

Isabelle odio tener que decirles esto a sus hermanos, pero no podía permitir que su padre siguiera juzgando a Alec sin poner antes sus terribles errores en evidencia.

-De verdad –Dijo Isabelle -¿Me crees capaz de hacer algo así?

Jace y Alec sabían la respuesta.

-Entonces estas equivocada –Dijo Alec y miro a su padre. –Dile, padre dile que está equivocada.

-Solo di que no es verdad, -Agrego Jace.

Magnus miro a Jace y Alec intentando salvar desesperadamente la imagen de la persona que había sido su guía a seguir durante toda su vida. De pronto los miro pequeños intentando salvar a su familia de una pena ahora incorregible. Se sintió terrible por ambos al ver el rostro de su padre y darse cuenta de que no podía confortarlos con un “No”, ya que era verdad.

Ambos chicos interpretaron el silencio de su padre y no hubo más que decir. Los tres salieron de la casa seguidos de Magnus.

Una vez fuera de los jardines Magnus tomo la muñeca de Alec.

Este lo miro -No –Dijo suplicante –Es decir, es solo que…

Magnus lo soltó –Entiendo –Dijo comprensivo –Ve con tus hermanos.

Magnus observo como los tres se alejaban, como Alec abrazo a su hermana de los hombros y Jace pasaba su brazo por su espalda, Estarán bien, pensó.

* * * * *

Isabelle explico a sus hermanos el resto de la historia, como su madre se lo había confesado y le había pedido guardar el secreto cuando solo era una niña, también les dijo el nombre de la mujer y que había muerto hacía ya mucho tiempo. Jace y Alec escuchaban atentos, Clary y Simón estaban con ellos, para Simón no era nada nuevo, a Clary le sorprendió que no le hubiera dicho nada pero lo perdono por tratarse de un secreto de Isabelle.

-No vuelvas hacerlo –Dijo Alec mirando al suelo. –No vuelvas a escondernos nada, y no me refiero a nada que nos incumba, -Levanto su mirada para fijarla sobre los ojos oscuros de su hermana. -Si no a nada que te lastime.

Jace lanzo una roca al rostro de Alec, este apenas tuvo tiempo de esquivarlo, -¿En serio? –Dijo molesto a su parabatai.

-Eso fue para que recuerdes lo que puede pasarte si haces tú lo mismo. –Dijo Jace bastante molesto. – ¿O de verdad creías que una vampiresa te ayudaría más que tus amigos?

-¿Y qué consideras que sea conveniente hacerte a ti? –Dijo Alec en protesta –Porque creo que morir y resucitar podría ser algo que quizás debieras compartir con tus hermanos.

-Bueno –Dijo Simón –Creo que aquí ya está el punto bastante claro: No ocultes o mientas a tus hermanos, o el mundo como lo conoces, podría desaparecer. O algo similar.

Los chicos se miraron entre sí con cierto tono de alegría, no era una risa, pensó Clary, pero era algo, además, se miraban ya más relajados, en ese momento se les unió Aline y Helen.

-Hola chicos.

-¿Cómo esta Oscar? –Pregunto de inmediato Alec.

-Triste –Dijo Helen –Pero recuperándose.

-¿Y tú? –Pregunto Aline -¿Estás bien Alec?

Todos miraron hacia él –Lo estaré –Dijo calmado.

-Bien –Dijo Jace –Ahora tenemos que hablar de lo que paso ese día.

Tanto Alec como Aline y Helen, contaron a los chicos como habían sucedido las cosas ese día, Alec hablo del pentagrama, de los Oscuros, de Sebastian y como le había dicho que necesitaba que se quedara, todos asumieron lo mismo que Alec: Deseaba llegar a Jace por medio de su parabatai.

-Eso te pone en peligro, ¿No? –Dijo Isabelle.

-No realmente –Dijo Alec –Sebastian sabe que puede amenazar a Jace con cualquiera de nosotros, la diferencia está en que yo salgo de Idris cada vez que hay una batalla y probablemente le pareció que era sencillo llegar a mí.

Alec se detuvo a considerar lo que diría a continuación, pero concluyo que ya no había forma de no pensar en ello.

-A lo que me lleva a una conclusión –Dijo reflexivo –A pesar de que las batallas son fuera de Idris, son aquí donde se generan los portales. Y lo que paso con Micah y conmigo, me hace pensar que hay alguien infiltrado en el Consejo, alguien que está ayudando a Sebastian.

-¡¿Qué?! –Exclamo Aline –Alec, ¿Cómo puedes decir algo así? Mi madre es la Cónsul, no puedes estar insinuando que…

-No estoy insinuando nada –Dijo Alec –Estoy seguro de que fue una trampa y solo pudo llevarse a cabo desde adentro. Sé que tu mama es la Cónsul y eso nos da una ventaja, podemos asegurar de antemano que Jia no es el traidor, así que podemos contar y confiar en ella.

Aline se relajo.

-Y creo –Continuo Alec –Que alguien debe intentar averiguar quién es el que nos está traicionando, y me parece que ese alguien debes ser tu; Aline.

-¿Yo? –Pregunto intrigada.

-Tiene sentido –Dijo Jace –Puedes ir y venir del Gard a tu antojo, nadie nunca sospecharía de la presencia de la hija de la Cónsul, tienes motivos para estar siempre al lado de tu madre. O vagar por los pasillos sin que nadie te moleste.

-Ho –Dijo Aline entendiendo el punto de sus amigos –Lo hare, lo intentare, averiguare quien es el traidor.

-Si lográramos eso, no solo podríamos mejorar en las batallas, si no quizás localizar a Sebastian. –Dijo Clary.

-Y ustedes –Dijo Alec señalando a Clary y Jace –Deben ir a la casa donde creció, buscar una pista, seguir sus pasos, debe haber algo ahí que nos indique cuáles son sus intensiones o su localización.

-Ya había pensado en eso –Dijo Jace y miro hacia Alec, Clary noto que habían aclarado otro punto con su mirada, ¿Todos los parabatais podían hacer eso? Siempre pensó que era algo muy propio de Jace y Alec.

-Yo iré a Nueva York –Dijo Isabelle –Mamá me pidió que fuera con ella, al parecer tiene algunos asuntos pendientes allá.

-Yo voy contigo –Dijo Simón.

-Estaremos todo el tiempo en el instituto por seguridad, Simón no tiene mucho caso que vallas, -Dijo Isabelle afligida.

-Esperare en el santuario o en la banqueta si es necesario, Isabelle yo voy contigo.

Por primera vez, notaron sus hermanos a Isabelle quedar sin palabras, obviamente se conmovió de lo dicho por Simón.

-Gracias –Dijo Alec –Simón gracias por cuidar de mi hermana.

Simón se apeno y se encogió de hombros, Isabelle volteo hacia su hermano le gustaba la manera tan peculiar que tenia de decir gracias, ni Jace ni ella eran capaces de hablar de esa manera.

-Entonces –Dijo Alec –Aquí nos despedidos por…

-Pero Alec –le interrumpió Clary -¿No vendrás con nosotros? Con Jace y conmigo, quiero decir.

-No puede –Dijo Jace –Hay una guerra Clary, y Alec es un combatiente, si no colaborara con las batallas, sería considerado un desertor.

-Pero no puedes ir a las batallas solo. –Dijo Isabelle claramente angustiada, -y como te encuentras ahora…

-Bueno -dijo Helen –Fuiste gravemente herido apenas hace unos días, y con la muerte de Micah, estas considerado en el periodo de luto. Eso debe liberarte de las batallas por lo menos unos días.

-Así es –Dijo el chico, Clary noto que lo había dicho más bien para calmar a su hermana. –Así que nos miraremos aquí en unos días, Um… suerte para todos, creo.

Los chicos se despidieron, había un plan que era más de lo que la clave parecía estar haciendo. Para desgracia de ellos, una vez más tendrían que enfrentar los peligros solos.

* * * * *

Alec fue esa tarde al hospital para ver a Oscar, se miraba débil en comparación con el vital joven inquieto que era siempre, pero definitivamente se estaba recuperando.

-¿Por qué usas tu equipo? –Cuestiono Oscar a su amigo.

-Es mejor estar preparado.

-Se supone que debes evitar las batallas, por lo menos hasta que Helen y Aline puedan ir contigo.

-Eso hago –Dijo Alec –Por eso estoy aquí.

-Ha pues gracias –Dijo Oscar sarcásticamente –Me da gusto saber que por lo menos sirvo para eso.

A Alec le fue imposible pensar en Oscar y Micah en batalla, siempre en sincronía, preocupándose por el otro, le dolió pensar en que si Oscar hubiera estado con Micah en ese momento, él probablemente seguiría con vida. Esto no hizo más que hacer que su culpa regresara con mucha más fuerza.

-Oscar –Dijo Alec sombríamente –Lamento no haber podido… salvar a Micah.

Oscar lo miro extrañado –No es como si algo lo hubiera podido salvar, él tomo la decisión. Alec, nada tiene que ver contigo…

-Tiene todo que ver conmigo, él se sacrifico para protegerme… Y murió, eso no es para nada justo, debiera haber sido yo el que…

-Yo no lo veo así –Dijo Oscar tranquilamente, un gran vendaje rodeaba su estomago, sus manos descansaban a sus costados y Alec noto un brillo particular en sus ojos. –Cuando te Sacrificas por alguien –Dijo –Es para ayudar a esa persona sin duda, pero, cuando esa persona es tan importante para ti, casi como tu propia vida, el salvarla termina convirtiéndose en la decisión más conveniente para ti mismo.

Amar es destruir. Recordó Alec.

Oscar volteo hacia él –Micah se sacrifico por ti, pero esto fue por su propio bien, ya que prefirió morir antes que perderte, tal vez esto no te haga sentir del todo bien Alec, pero esa fue su decisión y debes aprender a respetarla.

En lo absoluto me hace sentir bien. Pensó.

-Si –Dijo –Creo que tienes razón.

Alec salió del hospital y se dirigió directamente al campamento, tal vez podría mirar a Magnus y preguntarle sobre el pentagrama que estaba en aquel llano, tal vez ya había hecho nuevas averiguaciones sobre la Copa Oscura, tal vez podría ayudarle a investigar, o tal vez todas estas, eran unas pésimas escusas para solo ir a verlo y hablar con él. Se regaño a sí mismo, tenía que empezar a dejar de pensar en él de esa manera, Magnus había sido muy claro con respecto a su relación, había decidido y aceptado que respetaría eso.

Solo no te rindas. La voz de Micah llego a su cabeza sin convocarla, como si de alguna manera supiera en lo que estaba pensando.

Alec sacudió la cabeza fervientemente para sacar esos pensamientos de su mente, pero solo para ser remplazados por los de su padre, mirando a otra mujer, mientras que en casa estaba su familia. Se detuvo en seco, no estaba ayudando en nada que en estos momentos pensara en todas esas cosas, se lleno de frustración por la muerte de su amigo, un amigo que había sufrido por él en silencio y la desilusión de su padre no hizo más que provocarle un hoyo en el pecho y tal vez en su alma.

Seguía caminando con los peores pensamientos dando vueltas en su cabeza, se detuvo cuando se dio cuenta que a su alrededor había un caos de gente corriendo en todas dirección, miro hacia lo que parecía un brillante portal, una batalla se estaba dando y el panorama era terrible. Instintivamente corrió hacia él, un general lo detuvo antes de cruzarlo.

-Te recuerdo –Dijo a Alec –Estabas gravemente herido, no deberías estar aquí. A pesar de que te miras bien.

-Lo estoy –Dijo Alec, aunque solo se refería al aspecto físico.

El comandante frustrado al ver a los heridos pareció considerarlo. –Dime –Le dijo al Joven Cazador -¿Estás listo para combatir?

Alec mordió su labio ansioso –Si –Dijo con determinación –Estoy listo.

El general lo soltó y dejo que cruzara el portal hacia la batalla.

Apenas cruzo tuvo que ponerse en acción, había demonios incluso cerca del portal, no había orden ni suficientes Cazadores para lograr organizar una formación, esto no podía seguir así, pensó Alec, ya que de lo contrario los Cazadores de Sombras verían inevitablemente su destrucción.

Alec subió a una enorme roca, lo mejor que podía hacer era ayudar desde la distancia con sus flechas, las lanzaba tan certeramente como le era posible, ayudando a cuantos Cazadores y Submundos le fue permitido, miro un demonio rapiñador sobre una chica lobo a unos metros, preparo su flecha y logro sacarlo de encima de ella, la chica lo destrozo con sus garras y miro hacia Alec para agradecer, Alec noto que a partir de ahí la chica difícilmente salía de su línea de disparo, algo bastante bueno pensó ya que de otro modo no podría seguir ayudándola.

Alec siguió lanzando flechas ferozmente, cada una haciendo caer a un demonio, miraba al frente con determinación, no se dio cuenta del demonio Shax que brinco sobre él haciéndolo caer bruscamente de la roca, ambos rodaron por el suelo, Alec perdió su arco en la lucha pero se las ingenio para quedar sobre el demonio, tomar una daga de su cinturón y enterrarla en lo que sería su pecho, este desprendió de su boca un sonido ensordecedor e inhumano, con la fuerza que le fue posible ataco a Alec con sus enormes pinzas, estas golpearon directo en su rostro, cuello y parte de su hombro, lanzándolo por los aires pero logro traer consigo la daga que había encajado en el demonio, haciendo que esta terminara con él, Alec busco de inmediato su estela, la sangre en su rostro no le permitía mirar con claridad, pero otro par de demonios rapiñadores ya estaban sobre él, los miro de frente cautelosos como un león acosando a su presa, Alec no dudo y lanzo una daga en su dirección, estos la esquivaron y saltaron sobre el Nephilim, logro colocar otra daga en la boca de uno de ellos antes de que llegara a su cuello y lo mordiera, luchaba con él para mantenerlo a margen cuando sintió la feroz mordida del otro en su costado, Alec grito por el dolor, tenía que zafarse o lo matarían, uso la daga que tenía en la boca del demonio evitando la mordida y la  giro para poder introducirla, esto hizo que el demonio disminuyera su fuerza y le dio la oportunidad de incrustar la daga entre sus ojos terminando con la creatura. El otro rapiñador salto sobre él de inmediato y encajo sus colmillos en su brazo, Alec alcanzo su cuello encajando otra daga y este se convirtió en cenizas.

Respiro aliviado por haber logrado sobrevivir, busco su estela pero al trazar una Iratze en su brazo esta desapareció de inmediato, El rapiñador había introducido veneno en su cuerpo por su mordida y las runas no lo sanarían, camino apoyado en la roca hacia el portal y pudo ver que la batalla había terminado, Cazadores y Submundos caminaban lentamente y malheridos hacia el portal, la chica que Alec había ayudado se le acerco y al ver su estado le ofreció su ayuda. Era pequeña pero muy fuerte pensó Alec y logro ayudarlo a cruzar, una vez en el campamento la chica recibió instrucciones de llevarlo al hospital para hacer atendido. Alec tenía la vista borrosa y sintió como alguien más además de la chica lo sujetaba del otro brazo para ayudarlo, levanto la cabeza y miro a Raphael Santiago.

-Te ves terrible –Le dijo el vampiro.

-Se ve peor de lo que es.

-Pues solo veo sangre –Dijo Raphael.

-¿Hambre? –Dijo Alec y cerro sus ojos dolorosamente ante lo que acababa de decir. –Lo siento… no…

-Si –Dijo el vampiro –Me han dicho que haces bromas en los peores momentos.

Alec decidió que lo mejor era mantenerse callado, y así lo hizo hasta llegar a la entrada del hospital con la chica lobo ayudándolo de un lado y Raphael del otro. Alec se zafo de ellos.

-Gracias –Les dijo –Seguiré desde aquí.

-Deberíamos quedarnos –Dijo la chica –Solo para estar seguros.

-Ho no es necesario –Dijo Alec –De verdad estoy bien. –Alec dio media vuelto y comenzó a caminar.

Raphael miro a Alec entrar al hospital y pensó que no estaba para nada bien.

* * * * *

Magnus se encontraba en las puertas del Gard había buscado a Luke y Jocelyn para contarles sobre Sebastian, la Copa Oscura y el pentagrama que había visto en el llano, necesitaba inquirirles la idea de Sebastian haciendo invocaciones demoniacas y que lo consideraran en los planes de la Clave, Luke era parte del Consejo y podría ser escuchado. Se encontraba caminando hacia el campamento cuando alguien lo llamo.

-Magnus, espera –Dijo Aline, la hija de Jia Penhallow.

Magnus giro para encontrarse con ella, le parecía extraño que lo buscara.

-¿Puedo hablar contigo? –Dijo y Magnus noto la arrogancia contenida de todos los Cazadores de Sombras en ella, no era que fuera grosera, pero era algo que simplemente no podían dejar de lado, todos excepto uno. El rostro de Alec atravesó su cabeza, ahora era algo que no podía evitar.

-Por supuesto –Dijo Magnus tranquilamente.

Aline le explico lo que Alec había dicho sobre el traidor en el Consejo y la tarea asignada para el intento de averiguar de quien se trataba, conto la ida de Isabelle a Nueva York, Jace y Clary en busca de alguna pista de Sebastian, hasta llegar a su preocupación: Alec. Alec triste, decepcionado y tentativo a ir a las batallas, pero en esta ocasión tendría que hacerlo solo, Aline le pidió abiertamente su ayuda para que Alec no fuera a esas batallas.

-Tal vez te escuche –Dijo la chica.

-Lo intentare –Dijo Magnus –Y si es necesario iré con él.

-¿Harías eso? –Pregunto sorprendida.

Magnus se quedo callado, y aun así a Aline le inundo una sensación de Alivio.

-Bien, entonces… Suerte –Dijo la chica.

Magnus asintió hacia ella elegantemente y siguió su camino hacia el campamento.
Al llegar ahí se percato de inmediato de que una batalla se estaba originando, Cazadores y Submundos atravesaban a ambos lados del portal, los que regresaban por lo general estaban gravemente heridos, Magnus no se hizo esperar y entro a la zona de enfermería para comenzar a ayudar, se detuvo cuando sintió su energía en extremo baja y salió de ahí, no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado pero decidió que ya era hora de ir y buscar a Alec. Raphael se le acerco.

-¿Estuviste en la batalla? –Pregunto Magnus extrañado ya que no había pasado mucho tiempo desde que el sol se había metido en su totalidad.

Raphael bajo la mirada a sus ropas, no se había dado cuenta que estaban manchadas de sangre.

-No. Magnus tal vez quieras ir al hospital ahora mismo.

-¿Por qué querría hacer eso?

-Porque lleve a Alec ahí –Dijo –Esta es su sangre… Entro caminando –Dijo precipitadamente al ver la expresión del brujo.

Magnus no se quedo a escuchar mas, se dirigió de inmediato al hospital.

* * * * *

Alec esperaba en el hospital para ser atendido, había decidido limpiar la sangre de sus brazos y rostro, tal vez así dejaría de causar terror a todo aquel que lo mirara, la batalla había sido devastadora para su cuerpo y su mente, miraba fijamente el suelo, sin poner mucha atención a los Cazadores entrando y saliendo con heridos de gravedad, le dolía cada parte de su cuerpo y por desgracia no podía curarse solo, el panorama para él no era muy alentador, sabía que no estaba en peligro de muerte, o no de muerte inminente, pero como se veía la situación tendría que estar realmente muy mal herido para poder ser atendido, se resigno a seguir esperando solo. En medio de una multitud.

Escucho las puertas del hospital abrirse, no se percato de quien había entrado hasta que unas manos enjoyadas le tomaron el rostro para levantarlo y pudo ver directamente a dorados ojos de gato.

-¡Gracias a dios! –Exclamo Magnus -¿Estás bien?

-Estoy bien.

-No te miras en absoluto bien –murmuro Magnus inspeccionando el cuerpo mal herido de Alec –No se supone que irías a esa batalla, ¡¿Por qué demonios fuiste solo?!

-Había un par de decenas de Cazadores en realidad. –Alec estaba notablemente afligido.

-Sabes a lo que me refiero –Magnus se notaba muy molesto –Sin nadie que te cuide la espalda, ¡Que imprudencia Alexander!

-Tengo que hacerlo –La voz de Alec se agrietaba cada vez mas.

A Magnus le partía el corazón verlo así.

-Además –Dijo Magnus –Estas de luto.

-Yo no era su familia.

-Eras su amigo, eso te convierte en su familia.

Alec se quedo en silencio, claramente no quería hablar sobre Micah con Magnus. Y él lo noto.

-¡¿Qué diablos sucede aquí?! –Magnus miro a su alrededor con exasperación -¿Por qué nadie te está atendiendo?

-Hay gente mucha más grave que yo.

-Esto es ridículo –Magnus tomo del brazo a Alec y lo jalo con él para empezar a adentrarse entre los pasillos del hospital.

-¡Espera! –Dijo Alec.

-No pienso esperar –Magnus miraba entre los cuartos caminando rápidamente, sin soltar a Alec, aparentemente buscando a alguien –Se quien puede curarte.

-No es eso… Magnus por favor.

Magnus se detuvo en seco y volteo hacia él, le estaba haciendo daño con su correr por el hospital, se dio cuenta que estaba más lastimado de lo que dejaba ver.

-¡Ho Dios! –Dijo Magnus y su rostro se lleno de angustia –lo siento, lo siento.

-No es nada –Dijo Alec intentando calmarlo –Pero no puedo seguirte el paso.

Magnus se acerco a él, se coloco a su lado y ahora con mucho más cuidado puso la mano del chico sobre sus hombros para ayudarlo a caminar.

-Pronto estarás bien –Le dijo, aunque Alec pensó que más bien lo decía para sí mismo.

Encontraron una habitación vacía y Magnus coloco a Alec sobre la camilla.

-Espera aquí, ahora vuelvo.

Alec no protesto, el caminar por el hospital se había convertido en una verdadera tortura.

Magnus siguió su búsqueda, la cual llego a su fin al encontrar a Catarina inclinada sobre un muy mal herido Cazador de Sombras, Magnus se apresuro hacia su amiga y se detuvo en seco al ver el estado de su actual paciente, tal vez sería prudente dejar que terminara lo que estaba haciendo.

-Bien, -Dijo Catarina a la persona que se encontraba con ella asistiéndola –Con eso será suficiente, estará bien.

Catarina levanto la mirada y vislumbro a su amigo, con su particular pero ya conocido rostro de asombro cuando del trabajo de Catarina se trataba.

-¿Magnus? ¿Qué haces aquí? ¿Estás herido?

Magnus salió de su asombro.

-Gracias por tu siempre presente preocupación mí querida Catarina –Dijo Magnus intentando no exasperar –No estoy herido, sin embargo, requiero de tus dones, ¿Podrías acompañarme? Prometo intentar no quitarte mucho tiempo.

-Intentar –Hizo énfasis en la palabra la enfermera, -Esa es la trampa en todo esto, ¿cierto?

Magnus solo la miro, considerando si la tendría que llevar a rastras.

-Bien –Dijo finalmente su amiga –Parece importante, vamos.

Al entrar en el cuarto donde se encontraba Alec sentado sobre la camilla, Catarina se detuvo y volteo hacia Magnus claramente molesta.

-¿Es una broma? Magnus hay gente muriendo allá afuera, no esta tan mal, puede esperar.

-Catarina por favor –Dijo Magnus para convencer a su amiga –Esta peor de lo que parece, te lo pido como un favor personal, de amigo a amigo.

-¿Y por qué no lo curas tu mismo?

-¡No puedo! –Magnus estaba al borde de la desesperación –Me pase las últimas tres horas curando a los heridos en el campamento, mi energía aun no regresa y… -Magnus se encogió de hombros –Por favor.

Alec se sentía realmente incomodo ahí sentado sobre la camilla mirando a los dos brujos discutiendo por él como si realmente no los estuviera escuchando.

-Está bien –Dijo finalmente y se acerco a Alec.

Catarina y Alec se miraron a los ojos pero ella no dijo nada, solo comenzó con la tarea de curarlo, Alec noto claramente que era algo que simplemente no quería hacer, para variar se sintió un poco mas devastado.

-Es verdad, estas peor de lo que pareces –Dijo al sentir el veneno correr por las venas del Cazador.

-Lamento ser una molestia –Murmuro Alec.

-Esto es lo que hago –Dijo Catarina sin emoción –Pertenecemos al infierno pero eso no significa que no podamos ser útiles.

Alec se extraño del comentario, no era para nada verdad. Nunca lo había creído, incluso después de haber crecido escuchando ese tipo de cosas sobre los brujos y los subterráneos, su fe decía que todos ellos tenían un alma y como tal, ninguno de ellos estaba maldito o pertenecía al infierno. Eso era en lo que creía y se había aferrado a ello.

-¿Por qué piensas algo así?

-Es la verdad.

-Eres una enfermera ¿No? Es decir… Te has pasado tu vida ayudando a las personas, sin esperar nada a cambio, incluso entre brujos… eso no es normal. Esta en las escrituras que somos lo que hacemos, así que pensar en que tú perteneces a otro lugar que no sea la tierra o el cielo, es tonto.

Alec decía estas palabras mirando el suelo, después miro a los ojos de Catarina los cuales estaban inundados de asombro al escuchar a Alec hablar así y con tanta sinceridad.

-Tú no perteneces al infierno –Dijo con determinación –Eso es ridículo.

Catarina miro hacia Magnus y él solo se encogió de hombros, su cara decía: Te dije que era diferente.

Catarina miro de nuevo a Alec pero ahora con ternura, puso su mano dulcemente sobre el cabello desordenado del chico.

-Alexander Lightwood –Dijo solemnemente y se dibujo una sonrisa en su rostro. –Es un verdadero placer conocerte.

Alec asintió tímidamente hacia ella y regreso su mirada al suelo con sus mejillas enrojecidas. Catarina le sonrió como si Alec fuera lo más adorable que alguna vez haya visto, Magnus levanto una ceja hacia su amiga, no recordaba haber visto a Catarina conmovida por algo o alguien en su vida, nunca se imagino que sería por un Cazador de Sombras.

-Haremos que te sientas mejor –Dijo –Sentirás un piquete –Catarina introdujo una pequeña aguja en su brazo derecho.

Alec miro como la unía a un transparente tubo delgado conectado a una bolsa que colgaba de un soporte cerca de él, la cual contenía un líquido que comenzó a bajar, al parecer para entrar a su cuerpo.

-¿Es es? –Pregunto el chico.

-Se llama intravenosa –Contesto Magnus.

-¿No es ese un método mundano?

-Catarina mezcla la medicina mundana con sus habilidades.

-Ellos tienen métodos impresionantes –Dijo la enfermera –Y cada día descubren nuevas y mejores formas de sanar. En este caso la mejor manera de atacar el veneno en tu sangre es poniendo el antídoto directamente en tus venas, te sentirás mucho mejor en segundos.

-Genial –Dijo Alec llevando una de sus manos al rostro, no parecía para nada mejor, Catarina se alarmo un poco y toco su frente.

-Algo no anda bien –Dijo mirando hacia Magnus.

-¿A qué te refieres? -Pregunto angustiado el brujo y dio un paso hacia Alec.

-Alexander, -Dijo Catarina -¿Tienes idea si recibiste alguna otra mordida?

Alec que se miraba como si fuera a caer desmallado en cualquier momento lo considero.

-Um… -El chico recordó al segundo rapiñador y el dolor en su costado izquierdo –Si, Aquí.

Alec toco su costado, Catarina se movió rápido, tomo unas tijeras y corto el duro material de la equipación de Alec, de inmediato miro algo brillar entre la piel del chico. Sin esperar tomo unas pinzas e intento sacarlo pero en cuanto lo toco Alec soltó un grito lastimero, Magnus corrió hacia él para tomarlo de los hombros.

-CATARINA –Llamo a su amiga como si quisiera reprenderla por el dolor de Alec.

-Hay un colmillo –La voz de la bruja era abrumadoramente alarmante –Debo sacarlo. –Catarina lo intento de nuevo y Magnus sintió el cuerpo de Alec convulsionarse del dolor.

-¡Basta! –Exigió Magnus –Siente mucho dolor, ¿No te das cuenta?

-MAGNUS –Dijo la bruja –Hay un colmillo –Lo dijo en una forma que le hizo recordar lo peligroso que eso era, Magnus había atendido antes, (hacía años que no), a Cazadores con colmillos o garras en sus cuerpos, no había podido salvar a ninguno de ellos.

-Tal vez… -Dijo temeroso, Catarina no recordaba haberlo visto así antes. –Si administras alguna especie de anestesia…

-No podemos esperar a que surta efecto, sabes que si espero contaminara tanto la sangre que no podre hacer nada…

-SÁCALO –Dijo Alec, estaba temblando y sudando frio. –Por favor, sácalo.

Catarina no espero más, Magnus rodeo a Alec con sus brazos, este hundió su rostro en el hombro del brujo donde intentaba sofocar sus gritos sin ningún éxito, Magnus no solo los escuchaba si no que también los sentía, ahí con Alec en su hombro y tan cerca de su corazón nunca había sentido el deseo inmenso de cambiar lugares con alguien más, hasta ahora.

Los gritos de Alec fueron disminuyendo, Magnus sabía perfectamente que no era por falta de dolor si no por falta de fuerzas, a estas alturas era Magnus lo único que evitaba que Alec callera desmoronado sobre la camilla, sentía respiración y corazón débiles en un cuerpo casi inerte, se escucho un ruido de choque como de metal contra metal, Magnus entendió que el colmillo ya estaba fuera, recostó a Alec sin apartar sus brazos, no lo soltaría por ningún motivo y miro como este estaba completamente inconsciente.

-Ya paso –Le murmuro al oído y aparto cabello de su frente para besarla –Ya paso Ángel.

El corazón de Catarina dolió por su amigo, no era común verlo así, no importaba las veces que Magnus se había enamorado, separado o perdido a alguien, la tristeza que miraba ahora en él era tan profunda que desgarraba de tan solo verlo.

-Magnus –Dijo la enfermera –Sabes que aun no pasa lo peor, tal vez…

-No tienes idea –Dijo el brujo –De lo fuerte que es, sé que estará bien.

Catarina miro fijamente a los ojos de gato de Magnus, esa que era su marca de demonio pero que siempre habían reflejado su parte más humana.

-Lo es –Acepto Catarina –Y tienes razón, él estará bien.

* * * * *

Catarina preparo las más fuertes pociones para ayudar a Alec a recuperarse, le dio precisas y estrictas instrucciones a Magnus que eran necesarias para sanarlo, este decidió llevarlo a su lugar de investigaciones, había colocado fuertes salvaguardas ahí y era prácticamente desconocido para todo el mundo.

Alec paso alrededor de dos días inconsciente, mientras Magnus se dedicaba a cuidarlo, cambiando compresas frías de su frente para bajar la fiebre, vendajes y administrando los medicamentos y pociones que Catarina le había preparado.

La fiebre que Alec estaba padeciendo lo mantenía delirando, Magnus escuchaba de su boca los nombres de las personas de quienes Alec se preocupaba y añoraba, como si fueran ellos quienes estuvieran en peligro y no él mismo, Izzy, Jace, Max, Padre, Madre, Micah y en repetidas ocasiones su propio nombre, lo que hacía que su corazón se rompiera cada vez que lo escuchaba llamándolo agónicamente, ya que no importaba las veces que Magnus le dijera que estaba ahí, a su lado, Alec no podía escucharlo, y seguía atrapado en lo que parecía la más larga y horrible de las pesadilla sin que Magnus pudiera hacer nada para terminarla.

La mañana del tercer día Magnus noto que el Nephilim estaba mucho más tranquilo y la fiebre había desaparecido, administro los medicamentos y dedico la mañana como era siempre, a vigilar cada una de sus respiraciones. Llego la tarde y ahí sentado en una silla a la horilla de la cama como había sido los últimos tres días y pese a sus esfuerzos, el sueño por fin lo venció.

Despertó un par de horas después y se asombro de sobremanera al ver a Alec despierto, sentado parcialmente sobre las almohadas y mirándolo fijamente.

-No puede ser –Dijo Magnus exaltado –Me quede dormido.

Magnus se movió a lado de Alec sentándose cerca de él y aun desenredándose del sueño.

-¿Cómo te sientes? –Pregunto con tono de alarma.

-Um… Mejor, creo.

-Te ves mejor, y el que hallas despertado… -Magnus suspiro aliviado, Alec se sintió muy culpable, últimamente había hecho que Magnus se preocupara demasiado por él y odiaba eso.

-¿Qué paso? –Pregunto Alec.

-¿No recuerdas nada?

-Recuerdo el hospital, a Catarina y…

-Un colmillo –Dijo Magnus –Aquí –Magnus levanto la camiseta del chico y ambos miraron el vendaje que se había manchado nuevamente con icor de la herida demoniaca.

-Debo cambiar eso –Dijo Magnus para sí mismo. -¿Tienes hambre? –Miro a Alec entusiasmado esperando su respuesta.

Alec no pudo evitar sonreír levemente, la manera que tenia Magnus de cambiar de humor era fascinante. –Estoy francamente hambriento –Dijo.

-Excelente –Magnus se levanto y camino hacia otra habitación.

Alec miro a su alrededor con curiosidad, no conocía el lugar pero al ver por la ventana y por lo que pudo observar afuera, no le quedo duda de que seguían en Idris. Magnus regreso con una bandeja plateada que contenía un plato de aparentemente un tipo de sopa, pan y té.

Magnus la coloco en el regazo de Alec y tomo de nuevo su lugar en la silla a la horilla de la cama.

-¿Tu no comerás?

-Lo hice hace un par de horas –Dijo –No tengo hambre.

Alec inicio a comer y en el primer bocado sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo, después de varias cucharadas mas, se empezó a preguntar si era su imaginación ya que cada porción le llenaba de vitalidad, se dio cuenta de que no era así.

-¿Qué es? –Pregunto al brujo.

-Me lo dio Catarina –Explico. –Dijo que lo comieras en cuanto despertaras, ¿Sabe mal?

-Sabe bien, pero…

-Se supone que te hará recuperar parte de tu energía.

-Funciona –Dijo Alec sorprendido.

-Bien, debes comerlo todo –Dijo Magnus y se levanto, camino hacia el fondo de la habitación para entrar a otra y dijo en su camino –Te preparare un baño.

-¿Un baño? –Se pregunto Alec en voz baja a sí mismo.

Alec termino de comer, se levanto y camino lentamente a causa del dolor en sus heridas hacia donde estaría Magnus, al entrar a lo que ahora sabia era el cuarto de baño se percato de cómo vertía el contenido de unos frascos en el agua dentro de una bañera.

-¿Qué haces?

-Son pociones de sanación, -Dijo sin mirar a Alec, concentrado en la tarea. –Ayudaran a tus heridas.

Alec nunca había pensado en la forma que tenían los brujos de curar, Magnus lo había curado antes pero no había necesitado de pociones o ingredientes para hacerlo, además las Iratzes se encargaban de eso en su mayoría de las veces.

-Debes quedarte en el agua por lo menos veinte minutos –Dijo y miro al extrañado chico. –Te deje ropa ahí y… Te veo afuera.

Magnus salió cerrando la puerta a sus espaldas. Cuando Alec entro a la bañera pudo sentir poco a poco el efecto del agua actuando sobre sus heridas, no era doloroso pero era bastante extraño, sentía como si unieran su piel lentamente, observo cómo se borraban marcas y moretones en sus piernas y torso esto junto con el dolor.

Alec salió del baño ya vestido, con el cabello mojado y sintiéndose cien por ciento mejor.

-Es increíble –Dijo al ver a Magnus –Catarina es increíble.

-Lo es –Confirmo el brujo y agrego al ver el brazo del chico. –Te falto una parte.

Aun había una sombra de herida donde uno de los demonios lo había mordido, Magnus lo tomo del brazo y le indico que se sentara en la cama. Tomo una venda y comenzó a ponerla alrededor de la herida.

-¿Dónde estamos? –Pregunto Alec.

-Es casa de un amigo. –Dijo concentrado en el vendaje.

-¿Dónde está él?

-Lejos, esperando que las cosas se calmen.

-Y… ¿No has pensado en hacer algo parecido?

Magnus termino con el vendaje, miro a Alec con sus siempre ojos azules preocupados, sabía que era una petición, y una bastante sincera, sabía que no le molestaría en absoluto que se fuera, con tal de saberle a salvo. El corazón de Magnus se conmovió enormemente.

-No –Le dijo con voz dulce y coloco su mano en la mejilla de Alec. –No mientras tú estés aquí.

Alec cerró sus ojos, entregándose de lleno a la caricia de Magnus, este noto el inmenso dolor que lo inundaba, haciendo que su corazón se estremeciera, Alec presiono aun más la mano del brujo sobre su rostro con su propia mano, pero esto fue solo antes de renunciar a su caricia bajando y apartando la mano de Magnus.

-Esto no debería ser así –Dijo con voz baja –Esta no es tu guerra, Magnus debes dejar de pensar que soy tu responsabilidad, por favor, lo mejor para ti es alejarte del peligro y todo esto.

Magnus lo miro fijamente, sus ojos brillaban intensos. –En ocasiones –Dijo el brujo –Amas tanto a alguien que es imposible alejarse.

Alec aparto la mirada –Y a veces el amor no es suficiente –Dijo sombríamente mirando al suelo.

-Y a veces sí lo es –Contesto Magnus con determinación, tomo el rostro de Alec y lo acerco para besarlo.

La voluntad de Alec se desmorono, rodeo a Magnus con sus brazos acercándolo más a sí mismo, el beso se convirtió en algo que ambos necesitaban con urgencia, saboreando labios, lengua y aliento con desesperación, Magnus subió sus manos al cabello mojado de Alec y este se enrosco en sus dedos largos, Alec sentía su corazón como saliendo de su pecho y su sangre corriendo por sus venas aumentando su temperatura. Magnus no estaba dispuesto a sutilezas y se recostó sobre las almohadas jalando a Alec consigo, este lo siguió sin dudar quedando encima de él, Magnus dejo sus labios para bajar a su cuello saboreando su piel, Alec tenía sus brazos aun alrededor del brujo pero las movió al frente donde comenzó a deshacer los botones de la camisa de Magnus, este se sentó para que pudiera quitarla con más libertad haciendo que Alec quedara sobre su regazo, sus rostros uno frente al otro, Alec deslizo la camisa para quitarla a través de sus brazos lentamente, acariciando sus bíceps y sintiendo su piel suave, Magnus mordió su propio labio y tomo a Alec fuertemente de la cadera para acercarlo aun mas a sí mismo, para después subir sus manos hacia su camiseta y tirar de ella por encima de su cabeza dejando al descubierto su espectacular torso, Magnus trazo con sus labios la forma de sus bien formados pectorales mientras sus manos acariciaban su estomago plano y sentía las cicatrices de su profesión, entre tanto las manos de Alec recorrían insaciables su espalda, Magnus levanto nuevamente su rostro y Alec bajo el suyo para besarse ardiente y eufóricamente, Magnus llego a la hebilla de los pantalones de Alec y con sobresaliente maniobra experta lo desabrocho atrapando un sonido desde atrás de la garganta de Alec con su boca. Magnus nuevamente trajo consigo a Alec para quedar recostados, sus cuerpos descansaban alineados uno sobre el otro, Alec fue más consciente de sus propios latidos, sintió como Magnus se deshacía por completo del resto de su ropa junto con la propia, ahora sus besos eran fuego quemando la parte del cuerpo donde se posaban sus labios, envueltos en una maraña de mantas y sin nada entre sus cuerpos Alec sintió como Magnus se tensaba al momento de fundirse en uno con él soltando un intenso jadeo apasionado para después relajarse, Alec escondió su rostro en el cuello del brujo mientras sus manos lo sujetaban fuertemente, una vez que ambos recobraron la capacidad de respirar nuevamente, Alec regreso a la boca de Magnus donde sintió una sonrisa y sus dientes mordiendo su labio, sus manos eran febriles: viajaban de su cabello, a su cuello, bajando por su espalda y sintió como tomaba nuevamente su cadera para empujarla más hacia sí mismo, Alec estaba perdido en el momento pero aun así bajo su rostro al pecho de Magnus, necesitaba oír su corazón, lento y constante pero no fue así.

-Tu corazón –Dijo con respiración entrecortada.

-¿Qué? –Espetó Magnus como si lo hubieran sacado brutalmente de un maravilloso sueño.

Alec respondió con dificultad –Esta acelerado.

-Alexander… -Dijo Magnus entre ahogos, -Es un muy particular momento para hablar de mi corazón… ¿No lo crees así?

-Es solo un punto –Dijo Alec subiendo su cuerpo para avivar las sensaciones del brujo.

Este le agradeció con un doloroso rasguño en su espalda.

-Pues para aclarar tu punto… -Dijo Magnus con dificultad. –No hay mas responsable de ello, que tu.

Ambos tuvieron suficiente de charla y se entregaron de lleno a lo que estaba sucediendo, sus sentidos estaban más despiertos que nunca, Alec sintió la mano de Magnus dejar su cuerpo para bajar a su costado y sujetar ferozmente las sabanas, sintió su cuerpo estremecerse justo antes de esa explosión de placer que estaba lentamente llegando a ellos, Alec escondió su rostro en el pecho del brujo para apagar lo que seguramente sería un grito, algo que Magnus no hizo, nunca había sido discreto con ese asunto, esperaba escuchar ese “Alec” que surgía en esos momentos de culminación pero no fue así, en esta ocasión a diferencia, se trato de su nombre por completo junto a un montón de palabras en otro idioma que no entendió.

Sus cuerpos sucumbieron después del placer, ambos inhalaban y exhalaban con dificultad, solo restaba esperar a que su respiración normal regresara.

-Ho buen -Dijo Magnus después de un momento. –Eso fue… Espectacular.

Alec que aun descansaba sobre el pecho del brujo, abrazándolo y sin intensión de moverse, escondió su rostro ruborizado ante el comentario del brujo.

-Lo fue –Dijo finalmente con una tímida sonrisa.

Hubo un silencio cómodo entre ellos, eran de esos momentos mágicos en el que no necesitas hablar, Magnus jugaba con mechones de cabello negro de Alec entre sus dedos, este trazaba dulcemente con sus yemas la palma de la mano del brujo. Magnus levanto el rostro de Alec para mirarlo a los ojos.

-Alexander –Dijo con voz triste –De verdad, lamento mucho lo que paso con Micah.

Alec se estremeció, escuchar el nombre de su amigo, provocaba estragos en él y Magnus lo noto.

-Es solo que –Comenzó Alec. –Nunca había tenido a un amigo como él. Es decir, tengo a Jace, pero, crecimos juntos, es mi hermano y mi parabatai, eso nos unió inevitablemente…

Magnus lo escuchaba atentamente.

-Con Micah fue diferente, no nos unía un lazo de sangre o una runa, tuvimos una conexión natural. Y el… -Alec miro a Magnus, no creía buena idea seguir hablando de Micah con precisamente él. –Bueno…

-Estoy muy consciente de lo que sentía por ti. –Dijo Magnus intentando ayudar a Alec. –Y es admirable que pese a sus intensos sentimientos, haya preferido su amistad por sobre ellos, eso dice mucho del tipo de persona que fue, él, realmente se preocupaba por ti y buscaba tu bienestar.

Alec sabía muy bien eso, le pareció raro que Magnus lo supiera también.

-Durante el poco tiempo que pasamos juntos –Dijo melancólico –Me enseño muchas cosas, es solo que… Lo hecho tanto de menos…

-Lo sé –Dijo Magnus y lo tomo del rostro para hacerlo subir a su altura y besarlo.

El beso se profundizo, Magnus empujo a Alec para poder girar y quedar sobre él. Alec abrió sus ojos para ver a los de Magnus, brillantes y hermosos con su tono dorado verdoso.

-No puedo deshacer tu dolor Alexander –Murmuro Magnus rosando sus labios con los de Alec. –Pero puedo intentar distraerte.

Alec dejo que Magnus lo besara con intensidad.

-Sí. – Dijo hablando entre los labios del brujo con una sonrisa. –Claro que puedes.

Esa noche no hubo guerra, batallas, muerte o perdida, solo ellos dos, llenando el vacío que habían sentido durante semanas al estar separados, se dieron cuenta de que no había forma de seguir apartados.

En ocasiones Amas tanto a alguien que es imposible alejarse. Recordó y en ese momento Alec supo que era verdad.

CONTINUARA…

\(*-*)/
MayGraciela♥


Comentarios

  1. ooo me encanto totalmente fue tan jskndjandqnsjiabns no puedo explicarlo <3

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    1. Que bueno que te gusto :D

      Esperemos algo parecido en CoHF de Cassie :D

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  2. Dios no soportare una semana ;A; kiero mas!!! esta mega emocionante!!!

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  3. Por el ángel, esto es genial, me encanto el capitulo. Pobrecito de Alec creí que moriria.

    de verdad ame este capitulo, ojala las cosas entre Alec y Magnus se mejoren y vuevan a estar juntos.

    Gracias por actualizar y por escribir este increible fanfic :D

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    1. Gracias a ti por leerlo y seguirme... Y creo que dieron un graaaaan paso en eso de la reconsileacion XD

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  4. Yo te amo asdfh gracias por escribir este fic *-*

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    1. Gracias a ti por leerlo.

      Que bien que te gusto, debo admitir que definitivamente es mi favorito XD

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  5. oh dios, creo que ya han dicho todo lo que tenia pensado,pero aun así,lo diré, oh my god!! m encanto!!, mangnus es tan..... y alec, dios es qu alec, es alec,jjaja lo se, pero es que es tan tierno!!,y esa árte cuando magnus lo abraza y le dice "ya paso- ya paso angel" dios me matóooo... escribes fantástico, de verdad gracias, gracias por seguir el fic.
    PSDT: jeje lo siento pero hay algo que no entendí de ha ,mucho..magnus va abajo?, es que siempre creí que iba arriba :P

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  6. :D Gracias por leerlo y veo que te gusto mucho eso me da gusto :D y sí la parte donde Magnus sufre por Alec es jfkjdksadslk, gracias por seguir el fic, tus comentarios son siempre bienvenidos :D

    Y pues sí, en esta ocasion Magnus estubo abajo, despues cambio para "distraerlo" asi que podriamos decir que cambiaron roles XD

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    1. jJaaa,si eso parece ser, ajaja, y no te preocupes me tendras por aqui al acecho...esperando el siguiente y el siguiente capi, es que esta muy interesante!! :D....y esos toque romanticos en medio de la desesperacion son.....Dios es que son...hermosos!! los amo,ajjaja ya,nada mas de cursilerias....

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  7. *O* ya quiero leer el otro :Q___________

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  8. OMG te quedo genial el capítulo
    No lo puedo creer el gran brujo de Brooklyn estaba celoso de 1 nephilim xq estaba con su ex y Alec con lo despistado q es no se daba cuenta q Micah estaba enamorado de él
    Haber q dice Alec de la pelea q tuvieron esos 2 x él
    Esperemos q está sea la reconciliación del Malec

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  9. Hola soy fan de malec y cuando descubri tus historias me encanto..voy leyendolas por orden ya que hace poco se de tu blog. .y estoy leyendo cohf y voy para el capítulo 9 acto de amor y resulta que entras y está el 8 no el 9 me lo podrás pasar..quiero continuaar leyendoo por favoor!

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    1. No sé porque no esta!!! Lo voy a intentar solucionar lo antes posible, lo prometo.

      Mientras tanto puedes pasarte a mi Wattpad si quieres, ahi creo que estan todos los capitulos bien. (MayGraciela)

      Muchas gracias por leer.

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  10. Por favor, no dejes de escribir historias así nunca, se te da genial :)

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