Te Encontrare Cap. 1
-No. Magnus. Por
favor, el dorado es para las bodas de Cazadores de Sombras, esto no es
exactamente eso. A mí me parece que todo luciría mejor con tonos celestes y
rosas ¿No lo crees? –Isabelle estaba corriendo a lado de Magnus y detrás de sus
hermanos, Simon y Clary estaban detrás de ellos.
Jace se detuvo e hizo
una señal de ocultarse, por encima de su hombro.
Todos obedecieron.
–Alec quiere tonos dorados. –Dijo Magnus respondiendo a Isabelle pero poniendo
atención a Jace y Alec que se encontraban liderando a todos a través del oscuro pasillo.
-No tienes que
complacerlo en todo ¿sabes?
-No tengo. –Dijo
Magnus. –Pero quiero.
Jace fue el único que
pudo notar la sutil sonrisa de Alec al escuchar el comentario.
-Pues pienso que es
su oportunidad de salir de lo ordinario, solo piénsalo –Isabelle insistió.
-Grandes cortinas azules y manteles rosados…
-Basta. –Llamo Alec
sin mirar hacia atrás, no enojado solo precavido. –Deben poner atención.
Todos guardaron
silencio, pero esto fue tan solo por unos segundos antes de que Alec rodara los
ojos al cielo sin poder creer en lo que estaba a punto de decir, volteo
directamente hacia su hermana. –No veo que tenga algo de malo el dorado. Soy un
Cazador de Sombras al fin de cuentas.
-Es tu boda. –Dijo
Jace uniéndose a la conversación. –Puedes hacer lo que quieras.
-Es increíble que
estemos organizando la boda de Alec y Magnus. –Dijo Clary con entusiasmo desde
el final de su formación.
-Es más increíble que
lo estemos haciendo mientras cazamos demonios. –Dijo Simon con una sonrisa.
Todos asintieron
entre si y decidieron que era tiempo de dedicarse a lo que habían ido a ese
lugar tan lúgubre.
-Ah, y esta ceremonia
no tendrá nada de ordinario Izzy. –Dijo Alec con tono divertido. -Recuerda que
es la boda de Magnus Bane.
*
* * * *
La batalla fue
sencilla, o lo fue en lo que cavia, su extraordinario equipo se había
convertido en una excelente arma mortal, la mañana estaba por llegar y era hora
de volver a casa, Jace y Alec se miraban un poco mas descompuestos que los
demás, sucios y con mas moretones que ya empezaban a sanar por las runas en sus
cuerpos, Isabelle libero su cabello del chongo que formaba con él cuando se
enfrentaba a demonios.
-Nada mejor que una
exterminación para iniciar bien la semana, ¿he chicos?
-Pudiste haber
ayudado un poco mas ¿No lo crees? –Dijo Jace mientras Clary trazaba con cuidado
una Iratze sobre su hombro.
-Y terminar tan sucia
como ustedes dos. –Dijo Isabelle. –No gracias.
Alec sonrió sin mirar
a su hermana, este se encontraba concentrado en trazar una runa de curación en
su antebrazo cuando Magnus se acerco a él. Alec rápidamente confirmo el estado
de su novio, él lucia impecable como siempre, una ventaja que le daba la magia,
sin duda el luchar a distancia era más limpio que hacerlo cuerpo a cuerpo. Alec
se apresuro a sonreírle para demostrarle que se encontraba en perfectas
condiciones, pero aun así había ese brillo de preocupación en sus ojos de gato.
Algo que Alec odiaba por hacerlo sentir angustia. Magnus miro no muy contento pero
con resignación hacia Alec y sus raspones, paso su mano enjoyada por la frente
de su novio para apartar su desordenado cabello y descubrir la herida que ahí
se encontraba, Alec estaba a punto de trazar una Iratze en esa zona, pero guardo su estela y decidió ponerse al
cuidado de su amado, algo que le gustaba cien veces más. La mano de Magnus
brillo de Azul por un momento y la herida se cerró casi de inmediato.
-Deja de hacer eso.
–Dijo Alec haciendo que Magnus apartara la atención de la herida y la posara
sobre sus ojos azules.
-¿De qué hablas?
–Pregunto Magnus.
-Esa mirada de
angustia. –Dijo Alec. –La detesto –Dijo sincero. –Son solo unos rasguños, no es
para tanto.
Magnus sonrió
travieso. –Tienes algo ahí. –Dijo.
Alec se desconcertó.
-¿Donde?
-Ahí. –Dijo Magnus.
La respiración de
Alec se cortó cuando se percato del claro movimiento de Magnus inclinándose
hacia él, cerró sus ojos y abrió un poco sus labios para esperar los de Magnus.
Un beso lento, melodioso, Alec se perdió en él, lo suficiente como para
preocuparse de no dejar ver a sus amigos lo que los labios de Magnus le estaban
haciendo sentir, se aferro a la manga del saco de su novio con fuerza para
mantener el control. El beso se prolongo un poco, pero no tanto como él hubiera
querido, se separaron lentamente pero no mucho, sus frentes aun pegadas la una
con la otra, Alec intentaba recuperar su aliento de manera sutil. Su corazón
salía de su pecho.
-Vas a volverme loco.
–Le dijo Magnus en un susurro, lo que le dijo a Alec que no había sido el único
que había experimentado tan maravillosa sensación a causa de su beso.
-¿Se besaran así en
su boda? –Dijo Clary e incluso Jace la miro con desdeño por él un tanto obvio
atrevimiento. –Porque sería perfecto. Cuando digan sus votos y dejemos volar la
palomas blancas…
-A tus asuntos
biscocho. –Dijo Magnus. –De los besos nos encargamos nosotros.
Todos rieron, -Hay
que ir a Takis. –Dijo Isabelle. –Muero de hambre.
-No tengo fuerzas
para eso. –Dijo Jace y se tumbo en el piso del callejón, los primeros rayos del
sol se levantaban sobre ellos.
-Yo tampoco. –Dijo
Alec. –Vamos a mi casa. –Sugirió el chico. –Podemos ordenar ahí.
Todos asintieron, la
casa de Alec y Magnus era mucho más acogedora que el instituto y lo
suficientemente libre de padres de lo que sería la de Clary con Luke y Jocelyn
ahí, prestando demasiada atención a lo que fuera que hicieran. Caminaron hacia
Brooklyn mientras Magnus pensaba en lo mucho que le gustaba como Alec decía Mi casa, refiriéndose al lugar donde
vivían juntos.
*
* * * *
Alec abrió la puerta
principal del edificio y Magnus subió de dos en dos las escaleras.
-Me adelantare. –Dijo
Casual. –Tal vez tenga que ordenar un poco.
Alec sonrió mientras
Magnus le brindaba un resplandeciente guiño y esperaba a los demás con la puerta
abierta.
-¿Has sabido de
Aline? –Pregunto Jace, ambos subían por las descuidadas escaleras.
-Me ha escrito. –Dijo
Alec. –Ella está bien, es Helen la que en realidad la está pasando mal.
-Es comprensible.
–Dijo Clary detrás de ellos. –Debe estar siempre pensando en sus hermanos, en
Mark.
Jace sacudió su
cabeza, recordando a ese chico maltratado que encontraron en su camino hacia la
dimensión demoniaca.
-A veces acatar
órdenes es una verdadera estupidez. –Dijo Jace claramente afectado, ambos
habían llegado al descanso de las escaleras, justo a medio camino.
-Alec, -llamo
Isabelle, ella y Simon los seguían de cerca, varios escalones detrás de Clary.
–Ellas vendrán a tu boda, ¿No? Es decir, son familia.
Alec se detuvo y bajo
la mirada. –Hable con papá de ello. Helen no está exactamente enjuiciada, es
decir, ella no está considerada una criminal…
-¿Qué hubiera pasado
si fuera así? –Dijo Simon con ironía.
Alec suspiro. –Me
prometió que haría lo posible, y por ello quisiera que los pequeños estuvieran ahí,
así podrían verse, por lo menos por unas horas.
-Tenemos que hacer
que eso pase. –Dijo Jace.
Pero fue todo lo que
dijo, Alec de inmediato noto como todos los
músculos de su parabatai se
ponían en alerta. –¿Huelen eso? –Dijo Jace.
Y Alec supo de inmediato
a lo que se refería, habían sido años de familiaridad, de asociar ese peculiar
aroma de ceniza y azufre con sus batallas diarias. Demonio pensó Alec y su mirada subió de inmediato y con
desesperación hacia Magnus que estaba por entrar al departamento.
-¡Magnus espera!
–Grito Alec pero era tarde. Una fuerza poderosa arranco la puerta de sus
bisagras, golpeando al brujo y haciendo que iniciara su caída por encima del
barandal y directamente hacia el primer piso. Alec se abalanzo hacia la orilla
de la escalera, sin importarle que esta pudiera colapsar, estiro su mano con
rapidez y logro sujetar la de Magnus que quedo colgado de ella. –Te tengo.
–Dijo Alec a su novio que quedo balanceándose como un péndulo de su fuerte
agarre.
Magnus miro hacia
arriba, hacia los ojos azules oscurecidos de Alec. –No podía ser de otra
manera, ¿Cierto?
-No. –Dijo Alec.
–Nunca.
Una vez que Alec
logro subir a Magnus hacia la aparente seguridad de la escalera, este comenzó a
examinar cada parte de su cuerpo en busca de daños graves. –Estoy bien. –Dijo
Magnus. –Ve con tus amigos.
Alec lo pensó sin
moverse. –¡Ve Alexander! –Y este finalmente subió las escaleras para
encontrarse ya con una batalla ferviente.
Jace, Clary, Isabelle
y Simon se encontraban luchando con una figura que se planto justo en medio de
la sala de estar, una imagen irreconocible, ya que estaba envuelto en humo,
cenizas e incluso brazas ardientes, las espadas seráficas brillaban y se movían
sin titubear alrededor de este.
Alec levanto su arco
con flechas y runas poderosas para soltar la primera y que volara a través de
la habitación, la flecha término incrustada en la pared al otro extremo, Alec
no estaba seguro si la criatura la había esquivado o esta simplemente lo había
atravesado sin hacer daño alguno. Jace logro llegar a la figura con su espada,
esta choco contra algo que poco tiempo después descubrieron era el brazo del
demonio ahora un poco más nítido, se quedaron ahí en una espeluznante lucha de
poder, hasta que Isabelle decidió que era tiempo de intervenir, su látigo
apreso el brazo libre del demonio y Clary y Simon corrieron hacia él con la
firme intención de atravesarlo con sus espadas, las espadas llegaron a su pecho
y espalda pero no hubo daño, estas parecieron haber chocado con roca. Alec dejo
caer su arco y tomo una daga de su cinturón de armas, corrió hacia sus amigos
para aprovechar la distracción del demonio, este salto por sobre Clary para
alcanzar el cuello de la criatura pero fue como pasar a través de una cortina
de humo.
-Estúpidos. –La voz
resonó en las cabezas de los chicos. –No pueden dañarme, no como ustedes lo
intentan.
-Aceptamos
sugerencias. –Dijo Jace intentando adquirir más información del demonio, todos
ellos ya se habían desplegado a nuevas posiciones para medir sus ataques.
-No obtendrás más que
dolor de mi parte. –Dijo el demonio y dos sombras que parecían ser sus brazos
se cruzaron por sobre su cabeza, una vez que este los bajo, los chicos se
prepararon para recibir el inevitable ataque.
Pero esto no ocurrió,
la fuerza invisible que se expandió por toda la habitación choco con otra
poderosa, una red de energía azul y brillante se cernía frente a todos ellos,
protegiéndolos. El demonio aparto el humo y dejo ver su imagen, un hombre
joven, de tez blanca, sin cabello, ojos negros sin fondo o restos de vida en
ellos, vestía con traje negro. Isabelle se estremeció al ver como este subía
una de sus manos hacia su propio mentón en una posición pensativa, sus manos
con cinco dedos largos y afilados en las puntas, nada naturales. Miraba con
diversión hacia la entrada del departamento donde se encontraba Magnus con sus
manos envueltas en magia, listo para no solo defender, sino también atacar.
-Hijo del demonio.
–dijo el intruso. –Eres poderos, no esperaba menos, siendo hijo de quien eres.
Alec se tenso, Jace
lo miro y movió la cabeza en forma negativa, para que tuviera paciencia, algo
extraño, por lo general era Alec quien pedía por la paciencia de Jace.
-¿Quién eres? –Exigió
Magnus. -¿Cómo entraste aquí?
-No hay lugar al que
no pueda entrar hijo del demonio, aun con tus infantiles salvaguardas, inútiles
en todo caso.
-No tan inútiles
hasta ahora. –Dijo Magnus. –Te hice preguntas, contéstalas demonio.
-Mi nombre. –Dijo el
formal caballero. –Es Belcebú. ¿Tú me conoces?
-Eso es imposible.
–Dijo Alec al otro lado de la habitación, lejos de Magnus donde odiaba estar.
–Ese es otro nombre para identificar a… -Alec busco la mirada de Magnus al otro
extremo de la habitación, a través del demonio. –Asmodeus. –Dijo finalmente.
–No eres él.
-Oh no, no lo soy, en
absoluto. Pero pretendo caer en su gracia, ser su fiel vasallo, pasar a la
historia como él mismo, que las edades nos consideren como igual.
Magnus entrecerró sus
ojos hacia él. –Un demonio que admira a otro. –Dijo. –Eso es raro. Pero adoptar
uno de sus nombres, no creo que te acerque a su estima.
-Y tú. –Dijo el
demonio y apunto hacia el brujo. –Tú lo has engañado, tú lo has decepcionado.
-Le mandare una
postal, si eso te hace sentir mejor. –Dijo Magnus con burla.
El demonio rio
fríamente, Clary se estremeció, todos ellos lo rodeaban con precaución. –Quiero
más que eso. –Dijo el demonio y la guardia de los Cazadores se encendió. –Lo
quiero a él. –Belcebú levanto su brazo y apunto cerca del rostro de Simon.
Isabelle dio un paso al frente y Simon la paro con la mirada.
-¿A mí? –Dijo el
Nephilim. -¿Por qué a mí?
-Fuiste tomado por mi
amo, -dijo el demonio. –Solo quiero regresar todo a como debiera de ser.
-Solo inténtalo,
-Dijo Isabelle desafiante.
-A Asmodeus no le
interesa lo que hagamos o dejemos de hacer, -Dijo Magnus. –Te mataremos y todo
terminara aquí.
-No pueden, se los
dije.
-Siempre podemos
intentar. –Dijo Jace.
-Resistencia. –Dijo
el demonio en un suspiro. –Aburrido y una pérdida de tiempo.
-No lo haremos más.
–Dijo Magnus y levanto sus manos con fuego azul saliendo de ellas.
-Sigues con tus
insolencias hacia tu padre. –Dijo el demonio con desprecio. –Magnus Bane. –E
inclino su cabeza. –O ¿prefieres ser llamado por tu verdadero nombre? Ese que
encierra el dolor de tu infancia.
-Tal vez debería
cortarte la lengua. –Dijo Alec feroz.
-Me están cansando.
–Dijo el demonio y por primera vez se miraba furioso, -Sobre todo tu, brujo que
no valoras el esplendor de tu creador.
Magnus soltó un
bufido y el demonio dejo mostrar sus dientes puntiagudos. –Te matare. –Dijo al
brujo y en dos movimientos Alec ya se encontraba frente a Magnus, colocando su
cuerpo entre él y la amenaza.
Esta acción fue
reveladora para el demonio que miraba hacia ambos con divertida curiosidad. –Un
Cazador de Sombras que entrego su corazón a un hijo de Lilith. –Dijo
reflexivamente. –Una poesía increíblemente extraña y valiosa por ello.
Los chicos guardaron
silencio.
-Las cosas han ido de
maravilla por aquí, eso puedo verlo, sentirlo, en realidad. –Corrigió el
demonio casual. –Es necesario hacer algo al respecto.
-Lo único que pasara
aquí –Dijo Jace. –Es que tú regresaras al infierno donde perteneces.
-Oh pero si no he
salido de ahí, estúpido Cazador de Sombras, por ello la idea de matarme, es imposible
para ustedes.
-Maldición, -Dijo
Magnus a través de sus dientes apretados.
Los chicos estaban en
una línea de defensa frente a Magnus.
-¿Significa eso que
no podemos tocarlo? –Murmuro Jace dirigiéndose a Magnus.
-No –Confirmo el
brujo, -Pero podemos expulsarlo, regresar esta parte de él hacia donde se
encuentra él en su totalidad.
-¿Cómo? –Pregunto
Jace.
-Usando magia en
lugar de fuerza. –Dijo Alec firmemente. –Hay que intentarlo.
-Chicos. –Dijo
Isabelle y todos giraron de nuevo hacia
Belcebú. Este había ocupado su tiempo en la preparación de lo que parecía ser
un ataque.
-Ven a mi Cazador de
Sombras. –Dijo el demonio y su mano fue hacia Alec que con violencia fue jalado
del lado de Magnus y sus amigos hacia el alcance del demonio, la energía
acumulada en su mano fue colocada sobre el pecho del chico mientras este
soltaba sus armas y gritaba dolorosamente.
-¡Suéltalo! –Gritaron
a coro Magnus y Jace, ambos corrieron hacia el demonio, hacia Alec, pero nada
paso, ambos se habían convertido en humo, como ver una proyección en el aire.
-Muy sencillo seria
el matarte. –Dijo el demonio a Magnus. –Sin dolor, solo desaparecer, no es
castigo suficiente, Mi Señor requiere de más, desea culpa, desesperación y
almas rotas, vacías por la desaparición de un ser amado, jugaron con las
decisiones del grandioso, ahora jugare con sus corazones, no matare a su ser
amado, lo enviare lejos, le quitare sus recuerdos, saben que son deliciosos,
sobre todos los felices y de un corazón tan puro. –El demonio paso su lengua
por sus labios, -Oh delicioso, ya los estoy saboreando. Encantador. –Dijo con
burla. –Una boda.
Rayos de luz azul
atravesaban la habitación sin hacer daño al demonio. Los gritos de Alec dejaron
inmóvil a una traumatizada Isabelle mientras que Clary, Jace y Simon se unían
al desesperado e inútil ataque de Magnus.
-Tú ganas. -Dijo
Magnus después de un rato, solo consiente de la agonía de Alec. –Tómame,
llévame ante Asmodeus, dejare que tome mi inmortalidad, eso quiere, lo desea.
-Sencilla muerte.
–Repitió el demonio. –¿Acaso no vez que mi plan está dando frutos ya? Agonía,
dolor, e incluso deseos de morir antes que perder a tu amado Nephilim, no
podría pedir más.
-Te lo suplico. –Dijo
Magnus derrotado. –Llévame en su lugar.
El demonio sonrió. –Su
corazón se guía por la fe. –Dijo el demonio mirando a Alec como si este supiera
cada cosa de él. Seguramente así era, seguramente había visto toda su vida a
través de sus recuerdos. Jace sobre su rodilla miraba impotente el rostro de
agonía de su parabatai. –¿Te ha
traspasado algo de eso? –Pregunto el demonio con ironía. –Necesitaras esperanza
para recorrer tu vida buscándolo, buscando por cada rincón del mundo. ¿El
impresionante Magnus Bane será capaz de lograrlo?
-No te atrevas. –Dijo
Jace desafiante.
-Pero si ya lo hice.
–Dijo Belcebú
El demonio arrojo a
Alec hacia el suelo con violencia, Jace se abalanzo contra él para atacarlo.
Magnus se tiro al suelo al lado de Alec, intento tomarlo entre sus brazos pero
estos solo lo atravesaban, como si fuera un sueño el cual no podía tocar.
-Mi amor. –Dijo
Magnus dolorosamente.
Alec abrió sus ojos,
se miraba exhausto después de tanto dolor. –Magnus. –Dijo e intento tomar su
rostro pero sin éxito. –Lo lamento. No puedo, no puedo quedarme.
-¡Alec!
-Lo lamento, Magnus.
–La mano extendida de Magnus estaba a través de la de Alec como si ambas
estuvieran ocupando el mismo espacio pero en diferentes dimensiones sin poder
tocarse.
-Estarás bien
–Repetía distraídamente Magnus. –Tú estarás bien.
Belcebú reía escandalosamente
en medio de la habitación sin que los Nephilim pudieran tocarlo. En el
siguiente momento un resplandor cegó los ojos de los chicos y el demonio había
desaparecido. Jace miro hacia Alec pero solo estaba Magnus, sobre sus rodillas
y sujetando el anillo Lightwood de Alec con fuerza en su mano, un doloroso y
cruel recuerdo de su amado que se había ido.
Los chicos se
recuperaron del ataque y poco a poco se fueron acercando hacia Magnus en el
suelo, con incertidumbre y una sensación de incredulidad, se miraban mutuamente
sin poder comprender por completo que había pasado con Alec.
-¿Lo mato? –Pregunto
con cierto tono de histeria Isabelle.
Jace la sujeto de los
hombros. –No. Isabelle. No. El esta…
-Perdido. –Dijo
Magnus. –Pero lo encontraremos… Te encontrare, -Dijo Magnus con dolor. –Alec,
te encontrare.
*
* * * *
Un año después…
El Rolls royce
zigzagueaba entre las tumultuosas calles de Nueva Delhi, era muy entrada la
noche pero eso no parecía importar en el lugar en donde se encontraba la mayor
población del mundo. Los habitantes de la india vestían en su mayoría con su
traje típico, Saris de todos colores y materiales pasaban cerca del auto y de
la ventanilla trasera en donde Magnus miraba a través de ella, sus ojos
perdidos entre la multitud, sus pensamientos en otro lugar y su mano
acariciando el grabado de fuego alrededor del anillo Lightwood que colgaba de
una cadena a través de su cuello.
-Parece ser el lugar
señor Bane. –La voz de su chofer lo despertó, Magnus salió del vehículo y se
topo con la entrada de un centro nocturno, noto el Glamour sobre él para evitar
que los mundanos se introdujeran en un lugar no apropiado para ellos.
-Espera aquí. –Dijo
Magnus al joven al volante. –Magnus entro sin titubeos, vestía un traje digno
de un brujo de su nivel, todo en negro, una chaqueta que dejaba ver su delgadez
y su cuerpo largo estilizado, con una capucha que ocultaba su rostro,
probablemente no sus ojos, ya que estos brillarían en la oscuridad. Al llegar
al ruidoso lugar después de atravesar un pasillo con manchas en las paredes con
pintura fluorescente, busco entre las mesas a Rajesh, su contacto vampiro en la
India.
-Magnus. –Dijo el
vampiro apareciendo detrás de él. Se miraba acelerado. –Apenas llegas, es por
acá.
Magnus lo siguió
entre la multitud en silencio mientras Raj le explicaba su descubrimiento.
-Aun no estoy seguro
de que sea un Cazador de Sombras, -Dijo Raj mientras subía las escaleras fuera
de las pistas de baile. –Pero la visión la tiene y las características, es
decir, tiene diecinueve años, cabello negro, ojos azules y… -Se detuvo y miro a
Magnus. –Tal vez esto no te guste. –Dijo para advertirle. –Las hadas lo tienen.
Magnus sabía lo que
eso significaba, un ser manipulado, sin voluntad y muy probablemente con sus
manos manchadas de sangre por las cosas que las hadas mandaban a hacer para no
tenerlas que hacer ellos mismos.
Rajesh siguió
conduciéndolo hasta que entraron a una habitación que tenia enormes ventanas
que miraban hacia un callejón, un mundo completamente ajeno a los mundanos,
hadas, lobos, vampiros, comerciando e incluso rompiendo la ley, pero Magnus no
venía como miembro de La Clave, solo vino al otro lado del mundo para verificar
una pista, algo que probablemente por fin lo llevaría a Alec.
-Ahí. –Dijo Raj señalando
hacia abajo. El corazón de Magnus se detuvo. –él viene aquí desde hace un par
de meses, llego de la nada, nadie lo conocía, las hadas lo tienen en alta
estima, lo cuidan como su tesoro mas valioso. –Los oídos de Magnus timbraron,
estaba ahí, mirando al chico en cuestión desde lo alto, su cabello negro,
incluso sus movimientos, podría ser él.
-Su rostro. –Dijo
Magnus. –Necesito ver su rostro.
-Bueno… -Inicio Raj
pero Magnus no espero, -¡Oye espera! –Magnus había salido corriendo hacia la
escalera para bajarla, siguió corriendo hasta chocar con los cuerpos que
bailaban en las pistas, hasta llegar a la puerta trasera del establecimiento,
la empujo sin delicadeza y comenzó a buscar en la dirección del chico, su
corazón revoloteando de manera casi dolorosa en su pecho, su estatura le
facilito la tarea de encontrarlo, corrió hacia él que caminaba en la dirección
contraria de Magnus.
-Espera –Dijo Magnus
y jalo del brazo del chico para hacerlo girar. La mente de Magnus obligo a sus
pulmones para que volvieran a funcionar cuando lo miro, ahí estaba, el cabello
negro, los ojos azules pero las facciones eran de un extraño, no era Alec.
El chico se molesto y
reclamo a Magnus en hindi. Magnus se obligo a componerse. –Lo siento. –Dijo.
–Creí que eras alguien más.
El chico cambio su
expresión, tal vez Magnus se miraba demasiado miserable como para enojarse con
él. –No hay problema, -dijo en un perfecto Anglo.
-¿Puedo ayudarte en algo?
-No. –Dijo Magnus.
–Pero tal vez yo pueda ayudarte a ti. –Magnus en un movimiento rápido, coloco
su mano en la sien del chico para implantar una idea: Aléjate de las hadas.
El chico no dijo nada
más, sonrió sincero y siguió su camino.
*
* * * *
Magnus entro a su
departamento en Brooklyn, coloco las llaves en el mueble a lado de la puerta y
una práctica maleta que colgaba de su hombro fue depositada en el suelo, se
desplomo sobre el sofá, sus largas piernas sobresalían de este, una de sus
manos cubrió su rostro y la otra automáticamente busco el anillo que colgaba de
su cuello. Su corazón estaba destrozado, como había estado las ultimas
cincuenta veces en las que una pista lo llenaba de esperanza solo para después
destrozarlo. Se pregunto cuánto más podría soportar. Se despertó a si mismo
sentándose rápidamente. No te rendirás,
no puedes rendirte. Se dijo a sí mismo.
En ese momento el
timbre sonó, tenía una idea de quién era y su idea fue confirmada al ver a
Isabelle parada en su umbral.
-Hola Magnus. –Dijo
Isabelle al entrar al departamento.
-Me da gusto verte
Izzy. –Dijo Magnus y dejo que la chica se acurrucara en su pecho en un abrazo
fraternal.
-¿Y cómo te fue?
–Pregunto la chica.
-Bien –Dijo Magnus,
-En lo que cabe, tú lo sabes.
-Sí. –Dijo con pesar
Isabelle.
Magnus había
detectado en Isabelle desde hace unos meses un aturdimiento, sus gestos ya no
eran tan febriles como ella misma lo era e incluso la manera de moverse había
cambiado, como si hubiera entrado en un estado de quietud. Magnus odiaba esto.
-Gracias por avisarme
que regresabas. –Dijo Isabelle.
-Intento mantenerte
informada lo mas que puedo. –Dijo Magnus, -Lo sabes, es solo que, en ocasiones
mi cerebro, es como si funcionara a la mitad de su capacidad.
-No te preocupes.
–Dijo y miro a los ojos cansados de gato de Magnus. –Gracias, por todo.
Magnus entendió a lo
que se refería y sonrió a la chica. -¿Te apetece un te?
-Claro. –Dijo
Isabelle que estaba sentada sobre uno de los taburetes de la sala. Magnus entro
a la cocina e Isabelle miro a su alrededor, el departamento de Magnus se miraba
vacio sin las posesiones de su hermano, sin las fotografías, sin las armas,
Belcebú se había llevado todo lo que alguna vez había sido de Alec. Todo a
excepción de los recuerdos de quienes habían conocido al hijo del inquisidor,
estos recuerdos provocaban sentimientos tristes y desoladores, los cuales
alimentaban a Asmodeus y a Belcebú. Haciendo más difícil la tarea de Magnus al
encontrarlo, nada para rastrearlo a excepción del anillo que Magnus llevaba en
su cuello y que por alguna razón desconocida no funcionaba para un rastreo.
Clary había hecho retratos excelentes de Alec para ayudar en su búsqueda, pero
estos desaparecían casi al instante de terminarlos, no podían hacer nada al no
ser que encontraran a Alec o al demonio para acabar con su poder sobre ellos.
-Aquí tienes. –Dijo
Magnus al darle la taza a Isabelle.
Esta la acepto.
-¿Cómo está Jace?
-Pregunto Magnus con duda, ya que probablemente no le gustaría la respuesta.
Isabelle resoplo, -él
lo está intentando, a su manera, creo. Tú lo sabes a él nunca le ha importado perder
la vida al enfrentarse con un demonio, ahora es el doble de temerario y
violento, toda su frustración la descarga en los demonios, Clary y Simon siguen
corriendo tras él intentando mantenerlo con vida. Y las peleas con nuestros
padres, -Isabelle suspiro. –Cada conversación termina igual, él piensa que La
clave debería hacer más para encontrarlo. No entiende cuando le digo que la
Clave no hará mas por Alec de lo que hicieron por él cuando desapareció.
-Algo así nunca
podría entenderlo. –Dijo Magnus. –No cuando se trata de tu parabatai.
-Y su runa –Continúo
Isabelle aferrándose a la pequeña taza. –Es tan… nítida, pero del color
equivocado.
-Alec está vivo.
–Dijo Magnus.
-Pero podría estar en
cualquier parte y ni siquiera sabe que existimos.
-No me rendiré
Isabelle, te lo juro.
-Lo sé, ninguno de
nosotros.
Tocaron a la puerta,
ambos se miraron con asombro, Jace, Clary y Simon estaban patrullando la zona y
Magnus se había retirado de su negocio para dedicarse de lleno a la búsqueda,
tenía una increíble cantidad de recursos reunidos como para mantener su retiro
por unos cien años más, así que había dejado de recibir clientes en su hogar.
-¿Esperas a alguien?
–Pregunto Isabelle dejando la taza de té sobre la pequeña mesa junto a ella.
-No. –Dijo Magnus. Y
camino hacia la entrada.
Magnus abrió la
puerta. La taza que sostenía dejo su mano para caer al suelo y partirse en
fragmentos haciendo que el liquido se derramara, Isabelle se puso de pie al
escuchar el vidrio romperse contra el suelo, y al girar se llevo ambas manos a
su boca por el impacto de ver al chico parado en la puerta, su piel de
pergamino resaltaba en la oscuridad del pasillo, su cabello negro apenas
visible por el gorro que llevaba puesto, brillaba incomparable y sus ojos
azules que pasaron de la taza destrozada en el suelo al rostro en shock de
Isabelle y Magnus se abrieron con extrañes.
Hubo silencio
abrumador y una pequeña figura apareció desde atrás de Alec, También portaba
gorro sobre su cabello castaño con ondas, las cuales le cubrían las orejas, y
su fleco gran parte de su frente.
La chica miro la
escena y abrió mucho los ojos. –Sip. –Dijo la chica simpática. –Me parece que
si te conocen.
*
* * * *
Alec
caminaba a través de una ciudad desconocida y familiar al mismo tiempo, sentía
las calles empedradas bajo sus tenis, las calles estrechas y pintorescas de una
manera elegante, le recordaba a la persecución del agente 007 llevada a cabo a
través de esas pequeñas calles de Italia en una de sus películas más recientes.
Había soñado con esta ciudad ya cientos de veces, en cada ocasión sus sueños le
permitían descubrir una nueva parte, algo que le parecía extraño y genial, como
un video juego que debía ser terminado, en esta ocasión quiso regresar a la
plaza y llegar al final de ella, ya sabía el camino, así que se apresuro hacia
allá. Las torres de vigilancia, que eran como él las llamaba, estaban en su
lugar, brillantes e imponente como siempre. Caminaba por la plaza hasta llegar
al final de ella, en donde se topo con un edificio con enormes puertas, algo
nuevo para agregar a sus descubrimientos. Los símbolos de siempre se
encontraban por todos lados, el que al parecer era el más importante, ya que lo
había mirado en casi todas las casas del lugar, se encontraba en lo alto de
este edificio también. Alec sonrió por la aventura y se dispuso a entrar, pero
algo lo detuvo.
-Hola.
–Dijo una voz de niño detrás de él.
Alec
giro. –Me empezaba a preguntar cuando aparecerías. –Dijo el chico.
-¿Cómo
estás? –Pregunto amable el niño.
-Estoy
bien. –Dijo Alec. Y miro con curiosidad hacia el niño. –¿Sabes? Llevo casi un
año soñando contigo. Y aun no se tu nombre –Alec lo considero un poco
recordando que era un sueño. -¿Tienes nombre?
El
niño se rio de él. –Tú sabes cómo me llamo tonto. Es solo que no lo recuerdas.
-Pues
deberías ayudarme con eso.
-Soy
Maxwell. –Dijo el niño, -Pero tú me llamas Max.
-Max
–Repitió Alec. –Pues mucho gusto, yo me llamo…
-Sé
cómo te llamas. –Dijo Max. –Tu nombre es Alexander, pero todos te dicen Alec.
-No.
–Dijo Alec. –Mi nombre si es Alexander, pero en realidad todos me dicen Alex.
-Pero
eso es lo que tú crees. –Dijo Max y su voz cambio, se escuchaba triste. –Pero
no es verdad, Alec, debes volver, debes encontrar a…
-¿A
quién? –Pregunto Alec mientras miraba los labios de Max moverse con
desesperación pero sin hacer ningún sonido. –Max no te escucho.
Max
comenzó a alejarse como si lo estuvieran jalando a través de una banda
transportadora, Alec miro como estiraba la mano hacia él y quiso tomar su
pequeña mano para evitar que se alejara.
-¡Max!
–Dijo Alec, -No te vayas ¡Max espera!
Alec despertó algo
aturdido, se encontraba en su habitación, miro hacia la ventana y se dio cuenta
que el sol aun no aparecía, miro hacia un costado y su reloj lo confirmo: las
cuatro de la mañana. El chico salió de la cama y camino por el pasillo con
cuidado y pies desnudos a travesando la habitación de sus padres para entrar a
la de el final del corredor. Una vez ahí se metió en la cama ya ocupada, se
recostó sobre la almohada y su rostro quedo frente al de una chica de cabello
castaño.
-¿Estás bien?
–Pregunto con voz somnolienta la chica.
-Se llama Max. –Dijo
Alec.
-¿He? –Dijo la chica
pero de inmediato sus sentidos despertaron, -Oh, ¿Tiene nombre?
-Eso parece.
-Deberíamos de iniciar
un diario de sueños o algo así.
-Creo que eso debió
haberse hecho hace un año, ¿No crees?
-Un año, -Dijo la
chica asombrada. –Tal vez es hora de decirle a mis tíos, ellos…
-Hay no. –Dijo Alec
con cansancio. –Mis padres probablemente se pondrán como locos y me llevaran a
un psicólogo, o cien, dependiendo de lo satisfecho que los deje su diagnostico.
-No tiene nada de
malo el hecho de que te cuiden Alex, debes entender eso.
-Exageran Gwen.
-No, no lo hacen,
considerando las circunstancias.
-Las circunstancias,
-Repitió Alec –Nunca superaremos lo
que paso si seguimos comportándonos así.
-Tú eres el valiente
de la familia. –Dijo Gwen.
-No. –Dijo Alec y
beso la frente de su prima. –Tú eres la valiente.
-Lo sería si acaso
pasara una noche sin llorar o sin tener que ir a meterme a tu cama.
-El día que dejes de
llorar por tus padres, me preocupare por ti. Y no importa que dejes de ir a mi
cuarto por las noches, porque entonces yo tendré que venir al tuyo.
Gwen sonrió a su
primo, era el único que la entendía y la escuchaba sin distorsionar sus
pensamientos, así había sido desde su nacimiento, eso les decían sus padres.
Alec decidió que tenía sueño y dio la espalda a su prima para disponerse a
dormir.
-Alex no te enredes
en el cobertor, siempre lo haces, deja de hacerlo.
Gwen se quedo
esperando las protestas de Alec pero no llegaron, ya estaba dormido. La chica
sonrió. –Dulces sueños, -Dijo a su primo y se aferro a su espalda para poder
dormir.
CONTINUARA…
MayGraciela ♥
ohhh, juegas con mis sentimientos, ALEC! que fue de el en todo un año sin recuerdos de su familia, amigos y sobre todo de Magnus, ohh alec :'( ...
ResponderBorrarEres una gran escritora amo tus fincs y mas que sean de MALEC
no me canso de leerla !! tu mejor historia ..hasta ahora !! me encnataaaaaaaa
ResponderBorrarCapítulo 2????
ResponderBorrar3 años despues y vuelvo a leerla es hermosa
ResponderBorrar3 años despues y vuelvo a leerla es hermosa
ResponderBorrar3 años despues y vuelvo a leerla es hermosa
ResponderBorrar