Guerra Fría IV - Veneno

Magnus y su familia habían llegado a través de un portal hacia su casa, Will se había marchado con sus padres y hermana, no sin antes decirle a Max acerca de Nathan y como se había ido de manera apresurada hacia su casa, al reino hada. Max había recibido energía y ayuda de su padre brujo, ahora estaba recuperado casi en su totalidad, había llegado a su casa con sus padres por sus propios pies, todo parecía haber salido bien, sin embargo, no podía quitar de su mente a Nathan. Pensaba en él cuando su padre Cazador le despertó de sus pensamientos de una manera poco amigable.

Alec cerró la puerta de la casa fuertemente. - ¿Cuándo pensabas contarnos sobre tu peculiar habilidad?

Max bajo la cabeza. - Yo… no lo sé.

- Yo si lo sé. -Dijo Magnus tomando su lugar a lado de Alec. -Nunca. ¿Cierto?

Max se sintió acorralado. -Eso no lo sabes.

- Claro que sí. -Dijo Alec severo - ¿Y sabes cómo lo sabemos? Porque eres muy consciente de que volar es peligroso e irresponsable.

- Papá…

- Recuerdo muy bien - Continuo Alec como si Max no hubiera hablado. - Le preguntaste a tu padre hace un par de años porque los brujos no volaban. También recuerdo muy bien como tu padre te explico claramente que era peligroso, que no era buena idea que agotaras tu energía de esa manera.

- Pero él voló, lo hizo en una alfombra.

- Y fue peligroso y estúpido, además estaba ebrio. -Se defendió Magnus. - Eres completamente diferente a lo que yo era en ese tiempo, hijo. Difícilmente me preocupaba por mí mismo y tienes una familia, si piensas por un segundo que puedes arriesgar tu vida sin destrozar la nuestra estas equivocado.

- Tenía que ayudar. - Dijo Max en voz baja con su cabeza gacha.

- No te estamos reprendiendo por eso, lo que hiciste fue heroico, hijo. Te lo agradecemos.

Max levanto sus ojos a la altura de los de su padre con asombro.

- Pero solo de pensar en las veces que fuiste ahí afuera y arriesgaste tu vida intentando perfeccionar tu técnica de volar, es…

Max no pudo evitar pensar en la última práctica, en donde si no hubiera sido por Nathan y Blanco, su práctica hubiera terminado muy mal para él, para Will y para sus padres. Si piensas por un segundo que puedes arriesgar tu vida sin destrozar la nuestra estas equivocado.

La razón y el arrepentimiento llegaron a Max en un torrente insoportable, pensar en sus padres lastimados por su causa era una sensación horrible en su corazón. Alec fue interrumpido y sorprendido por Max dejando que su cuerpo chocara con el de él, Max se abrazó de su padre rodeándolo con sus brazos y pegando su rostro a su pecho. Alec dio un paso atrás por la fuerza del acto. Los ojos de Magnus se abrieron al ver al chico.

- Lo lamento. -Dijo Max desde el pecho de su padre. - En verdad, no pensé en lo que podía pasar, yo no lo pensé.

Magnus estiro su mano para acariciar el cabello de Max. - Está bien, hijo.

Max se movió de manera efusiva ahora hacia Magnus. - No quiero lastimarlos, nunca. Lo lamento.

Magnus enterró su barbilla en el cabello de Max. - Eres joven, no podemos pedirte que te limites a ti mismo.

- Te estas convirtiendo en un brujo muy poderoso, eso es obvio.

Magnus busco el rostro de su hijo. - Solo te pedimos que te protejas a ti mismo, hazlo por nosotros.

- Lo hare. -Aseguro Max.

- Cuídate, como cuidas de tus primos. - Dijo Alec y sonrió.

Max asintió tímidamente.

- Ahora. - Dijo Magnus. - Ve a descansar, aun necesitas reponerte.

Max camino lentamente hacia las escaleras, su mirada preocupada estaba fija en el suelo.

- Max. -Le llamo su padre Cazador antes de que subiera. - Lo que hiciste fue espectacular, tu poder junto a tus intensiones. Nos enorgulleces, hijo.

Max sonrió finalmente, una sonrisa que llego a sus ojos e ilumino todo su rostro, el chico no dijo nada, solo subió las escaleras con ánimos renovados.

Alec suspiro y tallo entre sus ojos, se miraba agotado. Magnus coloco sus manos sobre Alec y comenzó a tallar intentando liberar presión de sus hombros, Alec se miró claramente agradecido dejando que Magnus masajeara amablemente.

- Lo siento. - Le dijo Magnus. - No debí contarle.

- Lo haces para que aprenda de tus errores, no para que los repita, no es tu culpa en lo absoluto. - Alec miro a Magnus con algo más que admiración. - Lo haces estupendamente.

Magnus rio débilmente. - Llenarle la cabeza de mis aventuras, no debe ser la mejor de las ideas ya que al parecer intenta repetirlas.

- En unos años más será como tú y tendrá en completo control su poder, entonces estará a salvo, - Alec rio mirando al futuro. - Y ambos tendrán tiempo de sobra para embarcarse en aventuras juntos.

- No. -Dijo Magnus cambiando el masaje por un abrazo enérgico. - No lo hagas, no hables de ello, no estoy listo.

Alec busco los labios de Magnus. - Lo estarás. - Le dijo entre cortos y tiernos besos.

Magnus se entregó a los labios de Alec, tranquilos y dulces. - ¿Podemos hablar de ello en quizás, cincuenta años más?

Alec guio sus labios hacia el cuello de Magnus. - Está bien. - Dijo saboreando esa parte sensible del brujo, sintiendo como el cuerpo de Magnus se convertía en agua. - Pero tienes que empezar en algún momento.

Magnus quien había enredado sus dedos en el cabello siempre en desorden de Alec, jalo de él para mirarle a los ojos. - No. - Repitió Magnus. - Me niego a eso.

Alec dejo libre un gemido cuando el brujo mordió su labio inferior, doloroso y placentero, tan Magnus en tantos sentidos. Los besos se intensificaron como una llama a la que alimentan con gasolina, sus cuerpos tan en sincronía moviéndose en un acorde perfecto de caricias.

-Magnus. - Sopló Alec en un susurro.

- Deja de hablar, Lightwood. - Dijo Magnus haciendo que ambos cayeran sobre la alfombra, cálida y cómoda en ese momento que hicieron mágico.

* * * * *


Alec escucho vagamente que alguien aclaraba su garganta, su rostro estaba un poco perdido en la almohada, había pasado una increíble noche con Magnus y ahora solo quería dejar que el sueño le inundara un poco más profundamente. Entonces escucho claramente como alguien aclaraba su garganta. Alec abrió sus ojos sin poder creerlo. Escucho el sonido una tercera vez sin dejar duda a la equivocación, un sonido de tos fingida hizo que se incorporara lo suficiente en su cama para tener de frente a su hermana, vibrante y sonriente al pie de su cama.

- ¡Por el ángel! - Exclamo Alec jalando la sabana que cubría una pequeña parte de su cuerpo desnudo y lograr cubrirse un poco más. - ¿Se puede saber por todas las dimensiones demoniacas, que demonios haces?

Isabelle movió su cabeza. - Eres terrible maldiciendo. -Dijo sin mucho interés. - ¿Y qué hago? Mi trabajo ¿Recuerdas? - Isabelle levanto una carpeta de piel para aclarar su punto.

- ¿Y tu trabajo implica irrumpir en nuestra habitación?

Isabelle miro a su hermano con asombro. -  Pero siempre lo hago.

Alec golpeo su frente con frustración. -Escucha, Isabelle tu…

- ¿Quieren callarse ambos? -Magnus se movió para reacomodar su almohada en su cabeza. - Intento dormir por aquí.

Alec no tuvo mucha más alternativa que resignarse. Suspiro largamente. - ¿Podrías darme unos minutos para vestirme? - Pregunto el joven a su hermana.

Isabelle giro los ojos en respuesta. - Que santurrón eres. - Dijo molesta y saliendo de la habitación.

Alec apareció completamente vestido en un traje de oficina con corbata. - ¿Tuviste suerte? - Pregunto Alec sirviéndose una taza de café.

Isabelle suspiro, - Supongo que eso es en perspectiva, hermano. -Isabelle coloco una serie de documentos y fotografías sobre la mesa en el centro de la sala. - La buena noticia es que cada vez tenemos más difusión, y hay participación de muchos institutos en todo el mundo. - Isabelle comenzó a separar las fotografías por área mientras las nombraba. - India, Japón, Moscú, Londres, Argentina, México… -Alec se acercó y fue mirando cada una de las fotografías, todas ellas de niños. Hadas, lobos, brujos y Nefilims. - Los Institutos se encargarán de enviar a estos niños a Idris.

Alec miro a su hermana con asombro. - Eso es estupendo, que los institutos se involucren es un gran logro.

- Lo es. - concordó su hermana, - El asunto es que, Alec, son demasiados. Con la ayuda de los institutos hemos podido encontrar a por lo menos 50 niños por región. Es decir, el instituto en Idris es el más grande jamás fundado, pero no habrá lugar para cuando todos ellos lleguen. Hermano, tu intención es de las más nobles, pero, no podemos ayudarlos a todos.

Todos los niños que los institutos enviarían a Idris serían parte del proyecto más ambicioso de Alec como Cónsul. El Instituto de Idris. Hace más de un año una de las edificaciones más antiguas en Idris, un castillo que había servido de vivienda a diferentes familias de las más acaudaladas de Cazadores de Sombras en diferentes épocas. Y que había sido olvidado y maltratado por el tiempo, fue elegido para que se llevara a cobo una importante restauración y anexo de edificaciones para crear el instituto que alojaría a cientos de niños, maestros, tutores, personal de enfermería, cocina y dirección, todo ampliamente planeado para dar a estos niños olvidados la oportunidad de tener una vida mejor, de desarrollar sus poderes, pero por sobre todo eso, lograr ser felices. Un lugar que se convirtiera en el hogar de todos aquellos niños abandonados del mundo de las sombras.

- Podemos intentarlo. -Dijo Alec mirando a una pequeña niña hada con una rosa dibujada sobre su mejilla, hermosa y dulce como la inocencia misma. Y fue entonces que se le ocurrió una posible solución.

- No tenemos que quedarnos con todos. - Dijo e Isabelle le miro con desconfianza.

- Creí que esa era la idea.

- La idea es que dejen de estar desamparados, que haya gente a su alrededor quienes se preocupen por ellos, que los cuiden, los protejan y los eduquen.

- Eso hacen los padres.

Alec miro a su hermana con una sonrisa. - Exactamente.

Isabelle se alarma. - ¿Quieres que les busque padres a todos estos niños? ¿Perdiste la cabeza? No son dulces que podemos repartir al mejor postor.

- De hecho. -Dijo Alec aun riendo. - No necesito que les consigas familia a cada uno, pero necesito que traigas familias a ellos, debemos mostrar a todos en el mundo de las sombras que estos niños podrían alegrar sus vidas. Necesitamos que…

- Los conozcan y sepan que pueden adoptarlos. Que quieran adoptarlos.

- Exacto.

Isabelle dejo la idea desarrollándose en su cabeza. - Tenemos que incluir un equipo más, que tengo como responsabilidad averiguar que la familia, pareja o persona interesado en adoptar sea la mejor opción para los niños.

- Los mundanos les llaman trabajo social. Magnus me lo dijo. - Dijo Alec arrugando su nariz un tanto divertido.

- Sí, Simon lo menciono también. - Isabelle dejo que su espalda se recargara en el respaldo del sillón, - Que los conozcan ¿Eh? - Una idea apareció en el rostro de Izzy. - Sé cómo lograr acercar a las personas. - Dijo Isabelle. - Tenemos que hacer una fiesta.

- ¿Una fiesta? -Pregunto Alec.

- Claro, en la inauguración formal del instituto, es una excelente excusa para invitar no a solo a los Nefilims de los demás institutos, sino también a los subterráneos.

Alec suspiro.

- ¿No te parece Buena idea?

- Es una idea muy buena, pero pretendía enseñar las instalaciones al consejo en la inauguración.

- ¿Vas a intentar conseguir su aprobación?

- El Instituto de Idris es un hecho, nada lo hará marchar atrás.

- Son el Consejo. - Dijo Izzy preocupada.

- Y yo el Cónsul. - Respondió Alec con determinación.

Isabelle le sonrió. - Nunca nadie va a olvidar esto. - Murmuro.

- Eso no es importante, solo quisiera estar seguro que aun después del termino de mi cargo, lo conserven en funcionamiento.

- Y así será. - Magnus apareció desde la habitación vistiendo una extravagante bata con diseños de leopardo. Se movió directo hacia Alec y a sus labios, probándolos y dándole el saludo de buen día. -No debes preocuparte, - Le dijo cuándo se separaron. - Cuando La Clave vea los frutos de tu obra, no habrá nada que detenga ese instituto.

- ¿Ayudaras con eso? - Pregunto Alec mientras serbia otra taza de café para Magnus. - Podría ser una manera más de recordarme.

- Basta. -Magnus enredo su mano en el cabello suave y en desorden de Alec para jalarlo sin cuidado. - cincuenta años ¿Recuerdas?

Alec sonrió. - Sí, lo recuerdo.


* * * * *

A Max siempre le gusto su habitación en el apartamento de Brooklyn, pero nunca se podría comparar con su habitación en Idris, en donde podía usar su magia para modificar su apariencia cada vez que quería sin preocuparse por vecinos mundanos que pudieran asustarse por cambios alegres y repentinos en la fachada exterior del edificio. En Idris siempre había más libertad en hacer cualquier cosa relacionada con su magia, era agradable. Eso, y el paisaje desde su ventana en el segundo piso, Max estaba sentado en el alféizar usando su magia y la ventana para enviar mensajes a Will que estaba no muy lejos de ahí, en la residencia Herondale. A sus pies se encontraba el gran y viejo Presidente Miau estaba disfrutando de las caricias del brujo a su barbilla, mientras las palabras aparecían en un brillo azul sobre su ventana.

- ¿Se molestaron mucho contigo? - Escribió el dulce Will.

- Nah, solo estaban preocupados, odio admitirlo, pero tienen razón.

- No debí dejar que lo hicieras.

- No debí ocultárselos.

- ¿Has sabido algo de Nath?

- Nada, solo lo que tú me contaste.

Habían pasado un par de días desde la última vez que le vieron y habían tenido ese raro encuentro con las hadas y el general de la corte Seelie. Max intentaba no pensar mucho en él y en el hecho de que le había ocultado una verdad muy importante, algo que afectaba a toda su familia.

- ¿Crees que se haya metido en problemas?

Max tardo un poco en responder.

- Espero que no, porque sería mi culpa.

- También espero que no.

Max se despidió de Will deseándole buenas noches. El chico se dejó caer sobre su cama solo para mirar el techo y pensar en lo mucho que quería saber de Nathan. Presidente se acomodó con mucha facilidad a su lado. Max suspiro, extendió sus manos y apareció una nota en la que escribió y antes de que mandara el mensaje de fuego, este se quedó mirándole con duda, pensando seriamente si sería buena idea enviarlo.

Max coloco la nota en el mueble a lado de su cama sin enviar.

* * * * *

Los jardines del palacio en el castillo Seelie lucían día y noche impresionantes de una manera mágica, las flores que crecían y solo se abrían por las noches iluminaban de purpura el ambiente. Nathan estaba sobre una rama en uno de los arboles más altos en la zona más lejana de los jardines, últimamente buscaba la soledad y la valoraba más que nunca, aun lloraba la muerte de su amigo Blanco, aun sentía rencor por su madre y odio por Gwyllion. Intentaba con todas sus fuerzas no tener esos pensamientos y no alimentarlos aún más en su corazón.

La luna enorme se cernía frente a él, estaba disfrutando de su majestuosidad cuando escucho pasos por debajo de él. Nathan bajo su mirada hacia Vladimir quien se acercaba lentamente,.

- Los sirvientes me mencionaron tu falta de apetito. -Vladimir hablaba tranquilo. - Solo puedo imaginar cómo te sientes, pero matarte de hambre no ayudara.

Nathan rio con dolor. - ¿Estás seguro de eso? - Pregunto mirando a los ojos de bronce de Vladimir.

Algo en el corazón de Vladimir crujió. - Princi… Nathan, lo que ocurrió con Blanco no fue tu culpa.

- Debí protegerlo.

- ¿Sentías que debías hacerlo?

Nathan guardo silencio, era verdad, nunca en sus pensamientos más ocultos se imaginó que su madre podría hacerle algo así, sin importar la falta que hubiera cometido.

- Debes dejar de culparte. Debes…

- Debo vengarlo, me gustaría vengarlo. -La voz de Nathan fue severa. - Odio a Gwyllion y lo quiero muerto.

- BASTA. No hables así, tú no eres así.

Nathan miro una vez más hacia abajo hacia su tutor. - No te atrevas a decir como soy, no me conoces en lo absoluto.

- Te conozco desde el primer día de tu existencia. Nathan, no dejes…

- Príncipe. - Dijo Nathan feroz. - Soy tu príncipe y debes llamarme así. - Nathan miro de nuevo hacia la luna. - Mi madre tiene razón, debo comenzar a recordarlo.

- Solo si lo haces de la manera correcta, solo si…

- VETE. - Dijo Nathan sin mirarle. - Quiero estar solo, déjame.

Vladimir miro con resignación como el corazón de Nathan comenzaba a ser envenenado con el odio, odio que nació en su madre y que ahora crecía en él. El hada se alejó del chico pensando en que no dejaría que eso pasara, no sin hacer todo lo que estuviera en sus manos para evitarlo.

Nathan noto a Vladimir alejándose, hecho su cabeza hacia atrás sintiéndose culpable por cómo le había hablado. En ese momento y sorprendiéndolo hasta casi hacerlo caer, un mensaje de fuego apareció frente a él. Nathan lo tomo y leyó lo que estaba escrito de un color azul brillante.

Las aventuras de volar se terminaron. Pero nos tenemos el uno al otro para pensar en alguna otra forma divertida de arriesgar nuestras vidas, ya sabes, buscar algo más por hacer ¿Cuándo te veo?

Había una graciosa caricatura en donde debiera de estar la firma de quien envía el mensaje, era un personaje en versión chibi de piel azul con unos simpáticos cuernos dibujados y este estaba sacando la lengua. Nathan rio, la primera risa en días y hubo un rayo de esperanza e ilusión en su sobrecargado pecho. No llenar su mente de pensamientos tan terribles como la venganza no era fácil, pero pensar en eso era absurdo cuando había cosas tan buenas en su vida, cosas fantásticas y brillantes, tan brillantes como Max Lightwood.



* * * * *

El evento estaba saliendo tan perfecto como Isabelle había planeado, los niños jugaban y corrían de un lugar a otro, haciendo que el ambiente se llenara de alegría sin ningún esfuerzo, no había tantos niños como ellos habían esperado, pero la mayoría de ellos aún no arribaban a Idris. Isabelle, su esposo, Jace, Clary y Magnus estaban al final de las líneas de sillas que se habían colocado para que los visitantes lograran escuchar el discurso de inauguración que el Cónsul daría. Max y Will conversaban con un pequeño grupo de niños de la edad de Max no muy lejos de ellos, los pequeños Lightwoods junto a Charlie Herondale estaban ocupados en el juego de atrápame con un par de niños gemelos con pequeños cuernos y piel verde. todo estaba perfecto, el clima veraniego de Idris, la comida, el escenario en donde Alec subiría a decir las palabras que Izzy había preparado para él…

- ¡Por el ángel! - Grito Isabelle sacudiendo a su familia por la impresión alrededor. -No puede ser, ¿Cómo pude olvidarlo?

- ¿Qué pasa Izzy? -Pregunto Simon de inmediato.

- El discurso. -Dijo Isabelle, - ¡No hice el discurso!

Magnus se alarmo y antes de que pudiera ir en busca de Alec, Edrian se les unió.

-Pero yo lo hice. -Dijo el chico claramente.

- ¿Hiciste un discurso? -Pregunto Isabelle para asegurarse.

-Así es. Estaba por llevárselo a Alec.

- ¿Alec te lo pidió? -Pregunto Isabelle.

-Nadie me lo pidió, lo hice solo por si acaso.

- ¿Es una broma? -Dijo Isabelle atónita.

- Claro que no, el discurso es muy importante, no podía arriesgarme a que faltara, - El chico miro a Isabelle. - Sin ofender.

- No me importa, me has salvado.

- En realidad lo hice por Alec, -Dijo sin ninguna contemplación hacia Magnus. - No puedo dejar que quede mal.

- Alec no quedara mal. – Dijo Magnus con una amabilidad fingida. – Con o sin tu ayuda, eso es imposible.

Jace rio con burla. - Es Alec, puede quedar mal en cualquier circunstancia. - Clary le reprendió con un golpe a sus costillas con su codo. Ganando una mirada de incomprensión.

Edrian levanto la cabeza y acomodo su abrigo. -No conmigo cerca. -Dijo y Magnus le miro feroz, Edrian le ignoro majestuosamente. -Ahora, si me permiten, iré a llevarle el discurso a… Alec. – La mención de Alec fue dicha con un mayor énfasis, claramente retando al brujo quien le había pedido que no le llamara así.

Edrian inicio su camino hacia el gran edificio. Magnus le miraba mortalmente considerando en su mente la posibilidad de lanzar un hechizo de enanismo hacia él, se lo pensó lo suficiente antes de que Isabelle hablara.

- Gracias a Raziel por Edrian. - Dijo la chica y Magnus le fulmino con la mirada. - ¿Que? - Dijo despreocupada. - Vamos, es Alec, no tienes de que preocuparte.

- Pero es Edrian. - Dijo Jace sin ayudar. - Tal vez deberías preocuparte solo un poco. -Clary le golpeo una vez más. - En verdad, cariño. Tienes que dejar de hacer eso.

- Y tú tienes que dejar de hablar, Edrian es solo el asistente de Alec. Es todo.

- Un muy increíble asistente. - Dijo Jace encogiéndose de hombros al ver la mirada de Magnus.

- Y muy guapo. - Agrego Isabelle, quien no recibió una mirada menos amable del brujo.

- ¡Oye! -Protesto Simon.

- Solo señalo una verdad, ¿Cuál es el problema?

Magnus se resignó. Con el paso de los años se había convencido y aceptado que, con su familia, la primera que había tenido en su vida, la honestidad era una maldición que debías sobrellevar de la mejor manera posible, por terrible que esta llegara a ser.

Observo a lo lejos a Edrian caminando con su orgullo de Cazador desbordando, debía aceptar que Isabelle tenía razón, Edrian era como muchos Nefilims una criatura bella, su postura era perfecta, dejando ver su altura exacta, que era la misma que la de Magnus, su cabello estaba largo, hasta cubrir la altura de su rostro afilado a los costados pero sin verse desordenado en ningún modo, su cabello tenía un tono rubio, no un rubio como el de Jace, Edrian tenía dos diferentes tonalidades en su cabello, oscuro en la raíz y más claro en la propagación, sus ojos eran negros como la noche, lo que resaltaba con el contraste de su piel blanca, sus largas pestañas y su frente siempre fruncida en una posición de pensamiento, le hacían ver tan audaz y tenaz como lo era.

Edrian era atractivo sin duda. Magnus nunca había sido modesto y siempre había sido consciente de su propia belleza. La cuestión para Magnus era que no importaba la belleza de uno o de otro, era Alec quien al final de cuentas decide que es lo que a sus ojos es bello o no lo es. Ciertamente Magnus no tenía mucha información en ese aspecto. A la única persona que Alec le había mostrado interés era Jace y él mismo, y del aspecto de ambos había un mar de diferencia. Magnus sacudió la cabeza, se sentía tonto pensando en estas cosas, Alec le ama, esa era la verdad y lo único que debía importarle, el problema era que difícilmente Magnus tenia pensamientos tan maduros, sobre todo cuando de Alec se trataba. El brujo hecho una rápida mirada a su hijo quien seguía conversando animadamente con su grupo de nuevos amigos. Max movió sus manos como si describiera a una criatura con enormes alas, Magnus se creó una nota mental que le recordaría preguntarle sobre eso más tarde.

- Si me disculpan. - Dijo el brujo comenzando a caminar.

- Vamos, Magnus ¿No iras con Alec solo para asegurarte? ¿O sí?

Jace cruzo sus brazos sobre su pecho. -Déjalo, Izzy. Sera mejor que se asegure.

Magnus se obligó a pensar en Will y en la pequeña Charlotte para no convertir a su padre en un pato, lo cual sería el mayor deshonor de la familia.

* * * * *

Magnus llego al pasillo que daba hacia la oficina del director en donde se imaginó se encontraría con Alec, ese era el lugar más tranquilo en toda el área, en comparación con los comedores y habitaciones del instituto ya que eran los más movilizados ese día, había gente entrando y saliendo para brindar a todos los niños recién llegados y a sus invitados todas las comodidades que necesitaban después de un largo viaje. Las puertas dobles de la oficina se abrieron y su esposo apareció junto a Edrian. Edrian le entrego un documento el cual Alec miro con poco interés antes de tomarlo, Magnus acelero un poco su paso pero el pasillo era largo, observo como Edrian levantaba su mano para ordenar la corbata desalineada de Alec, un acto atrevido de su parte, pensó Magnus, pero, El Cónsul estaba a punto de hacer una importante aparición pública, le dio el crédito por no dejar que este saliera con su peculiar forma de vestir, eso había sido comprendido y justificado, la serenidad y lógica de Magnus fue arrojada lejos cuando Edrian dijo algo que arranco una risa sincera de Alec, una risa que se escuchó en todo el pasillo, Una risa que compartió con Edrian, una risa que Magnus y solo él, lograba provocar en Alec, no Edrian, no él. Los sentimientos absurdos que había pretendido ocultar habían vuelto en ese segundo con mucha más fuerza de lo que pudiera soportar.

- ¿Interrumpo? -Dijo Magnus fríamente cuando llego a ellos.

El rostro de Alec se ilumino al verle. El rostro de Edrian perdió la sonrisa.

- Me alegra que estés aquí. - Dijo Alec mientras Magnus se colocaba frente a él para acomodar nuevamente la corbata ya acomodada.

- Lo sé. -Dijo Magnus sonriendo a su amado dando la espalda a Edrian. - Tan impresionante como siempre. - Dijo Magnus y acerco a Alec hacia él para besarle, desinhibido, feroz y ardiente.

Edrian rodo los ojos y dio un par de pasos atrás, alejándose de la escena. Después de un momento Alec y Magnus se separaron.

- ¿Qué haces? - Pregunto Alec aturdido, recargando su frente en el hombro de Magnus.

- Deseándote suerte. - Respondió Magnus dulcemente.

- No la necesita, - Edrian había aparecido de nuevo cerca de ellos en una postura técnica. - Se hace tarde.

Alec se alejó de Magnus y continuo su camino hacia la salida.

Magnus y Edrian caminaron incómodamente en paralelo sin decir una palabra hasta el lugar en donde estaba la familia del Cónsul, ambos tomaron un lugar entre la audiencia. En el pódium se encontraba el director del Instituto; John Watters un hombre lobo que había ayudado a la restauración del Preator y que ahora intentaba hacer mucho más ayudando a estos niños. Para Alec, después de tener charlas con él por medio de Maia, fue fácil elegirlo como director.

El director dio la bienvenida a sus nuevos habitantes, a los miembros del consejo y a todos los invitados que habían asistido. Hablo del objetivo, de la misión del instituto, de lo alcanzado y lo que faltaba por realizar. Termino con un llamado a las familias de todas las especies, para mantener la unidad en ellas y darse la oportunidad de abrirles un espacio a estos niños desamparados en el nido de las mismas, hubo aplausos y John llamo a toda la audiencia para que escucharan al Cónsul.

Alec subió al estrado, coloco el discurso que Edrian le había dado sobre el pódium y antes de comenzar a leer Alec levanto la cabeza y miro a los pequeños entre la multitud, miradas de asombro hacia él con la incertidumbre e inocencia de un niño perdido. Suspiro fuerte. Doblo el discurso nuevamente haciéndolo a un lado. Magnus miro esto y se sintió oscuramente complacido, se permitió unos segundos para mirar a Edrian esperando ver decepción, para su sorpresa, Edrian estaba sonriendo, un Nefilim que estaba sentado frente a él giro para hablarle.

- Maldita sea. -Le dijo entregando lo que parecía dinero mundano inglés. - ¿Cómo diablos lo supiste?

Edrian tomo el dinero de su apuesta ganada con orgullo. - Es Alec Lightwood. -Dijo sencillamente. - Si no lo conociera me habría equivocado de trabajo.

Incluso Jace le miro con rencor, pero cualquier reclamo hacia Edrian tendría que esperar, Alec había iniciado su discurso improvisado.

-Como Cazadores de Sombras nos enseñan siempre como combatir, como defender, como proteger. Protegemos a quienes nos importan, a quienes merecen ser protegidos, nos tomó mucho tiempo a los Nefilim darnos cuenta que esas no eran características propias de un hijo del ángel, Incluso ahora hay a quienes les cuesta aceptar del todo Los Acuerdos, acuerdos que fueron decididos hace cientos de años y que de alguna manera han unido a los Cazadores y Los Subterráneos.

Pero ni Los Acuerdos ni ninguna ley de La Clave les protege a ellos. -Alec guio su mirada a unos pequeños, el grupo de ellos que eran mayores y que quizás entendían en poca medida lo que ocurría. -Ellos quienes han sido abandonados y olvidados durante miles de años, los niños huérfanos de guerra o aquellos quienes fueron alejados de sus hogares por sus propios padres por el simple hecho de ser diferentes, hadas, brujos, lobos e incluso Nefilim. Niños perdidos en el tiempo, en la crueldad de la ignorancia y el miedo, niños que no tuvieron la oportunidad de embellecer nuestro mundo con su vida, de dejar una marca de magia brillante, de crecer y ser parte de una manada heroica, de no poder iluminar su camino con una piedra mágica. Se han perdido y con ellos perdimos una nueva oportunidad de ser mejores.

Tampoco podemos olvidar a los niños que, por alguna extraordinaria suerte divina, lograron crecer y convertirse en lo único que pudieron convertirse. No podemos darles la espalda y esperar que sean buenos como si de magia se tratara, es nuestro deber tomar sus manos y guiarlos por el camino correcto, entonces y solo entonces podremos exigir cualquier cosa de ellos

Debe terminar ahora y para siempre la pregunta absurda que surge cuando un niño es abandonado. La pregunta que dice ¿A dónde pertenecen? Ellos no pertenecen a un mundo diferente al nuestro, ellos son parte del mundo de las sombras y deben ser protegidos. Protegidos por quienes pueden hacerlo, es tiempo de dejar de dar la espalda, es tiempo de salvar a estos niños, a nuestros niños, los futuros guerreros, artistas, maestros, hermanos. Es tiempo de unirnos por un bien mayor a nuestros propios intereses, es tiempo de hacer la diferencia y pasar a la historia como los que dejaron de ser ciegos e indiferentes, es tiempo de ser verdaderos hijos del ángel. Por ellos, y por nosotros.

Hubo silencio atónito por un segundo antes de que una marea de personas, dejaran sus lugares poniéndose en pie y aplaudiendo fuertemente a las palabras del Cónsul, Jace levanto su cabeza, ese era su parabatai, su hermano, su Alec. Isabelle sonreía resplandeciente mientras brindaba a su madre un pañuelo para que ella secara discretamente las lágrimas que intentaba ocultar, Robert Lightwood no podía dejar de aplaudir, con su pecho inflado de orgullo y sus ojos brillando ante la imagen de su hijo.

Después de su discurso, Alec bajo del estrado sintiéndose aturdido por las palabras que acababa de decir, Alec nunca había sido conocido como un orador, no como lo eran Jace o Magnus, pero sus palabras surgieron de sus pensamientos y su corazón, palabras que al parecer habían logrado su objetivo de demostrar que de ahora en adelante las cosas serían diferentes, para todos en el mundo de las sombras por igual.

Magnus se acercó, su sonrisa era vibrante.

Alec se sintió avergonzado. - ¿Qué tal estuvo?

Magnus siguió con su sonrisa y abrazo a Alec con fuerza. - Perfecto. -Le dijo al oído y el brujo sintió el cuerpo de su esposo relajándose.

Magnus soltó a Alec sin poder dejar de verle.

- No sé cómo hice eso.

Magnus le seguía sonriendo cuando Edrian se acercó. - Bien hecho, señor.

Alec le devolvió el discurso que no había leído. - Gracias, lamento no…

- Está bien, no era tan bueno como el que diste.

Magnus rodo los ojos al cielo. - ¿Buscamos a nuestro hijo? -Dijo dando un poco de énfasis a la oración en la parte de Nuestro hijo.

Alec y Magnus se alejaron del escenario para ir con su familia.

* * * * *

Will y Max miraban hacia el escenario cuando el Cónsul terminaba de dar su discurso entre los aplausos.

-Wow. -Dijo Will.

Max seguía aplaudiendo cuando escucho ruidos detrás de ellos, los chicos estaban mirando desde la línea de árboles en donde comenzarían un juego con los niños del instituto.

- Ese discurso fue grandioso. - Max se quedó sin habla cuando vio a Nathan saliendo del bosque.

- ¡Nath! – Exclamo Will. – Que gusto verte.

Will miro a su amigo, después miro a Max y a su expresión y entendió que quizás debería dejarles solos. - Iré a buscar a los niños. -Dijo y se alejó con una sonrisa poco disimulada.

- Que discreto. -Dijo Nathan.

- Si. - Dijo Max entrando al bosque. - Mucho. No creí verte hoy ¿Dónde estabas?

- En casa.

Max guardo silencio.

- Escucha. - Dijo Nathan. - No debí ocultarte la verdad, no debí…

- No. No debiste.

Nathan se molestó. -Mírame a los ojos y dime que existía una oportunidad de que no me odiaras si te hubiera dicho la verdad. Si te hubiera dicho quién es mi padre.

Max dio pasos seguros y largos hacia Nathan deteniéndose cuando estuvo a centímetros de él. Tomo la mano del chico enredando sus dedos azules en su muñeca. -Mírame a los ojos y dime si realmente crees que yo podría odiarte en algún momento de mi vida.

Nathan se sorprendió con la reacción de Max, miro de su mano a su rostro buscando una respuesta, su corazón latió con velocidad. Max no aparto sus ojos de los de Nathan, azul oscuro mirando al verde brillante, el brujo levanto su otra mano hacia el rostro de Nathan colocándolo sobre su mejilla. - ¿Qué es? ¿Qué te paso?

Nathan entendió que Max había leído su dolor en su rostro, la pena de haber perdido a Blanco. - No hay forma de que me conozcas tan bien. - Dijo Nathan con voz baja aun con la mano de Max en su rostro.

Max rio. - ¿Eso crees?

-Max… yo… -Comenzó sin aliento Nathan.

- ¿Max? - Ambos chicos giraron sus rostros hacia el lugar de donde había provenido esa voz y ahí estaba el Cónsul de pie mirándoles.

Alec pudo notar suficiente en la imagen para darse cuenta de que claramente ellos tenían sentimientos más fuertes el uno hacia el otro que una simple amistad. Tomo la nueva información con tranquilidad.

Max no lo tomo con tranquilidad, miro a su padre congelado y después soltó a Nathan dando un par de pasos hacia atrás. -Papá… yo… no es lo que piensas.

Alec se sorprendió de ese comentario. En realidad, no había mirado nada malo en los actos de su hijo. -No tienes que…

- ¿Disculparte? – Furia se encendió en Nathan y miro a Max. - Sera mejor que lo hagas, tocar así a un hada, deberías de comenzar en pensar mucho mejor en lo que haces, podrías manchar el honor de la familia.

- ¿Que?

Nathan dio media vuelta para desaparecer en el bosque.

- Espera. -Dijo Max. - Es el Cónsul, no puedes irte así.

- No tengo porque mostrarle respeto. - Dijo Nathan aun enojado. - Las hadas no nos regimos por sus leyes.

- Pero si los Cazadores de Sombras. - Alec dio un paso al frente, no lo dijo enojado, era una muestra de serenidad e imponencia.

- ¡No soy un Cazador de Sombras!

- Te veo. -Dijo Alec tranquilo. – Y eres más un Cazador de Sombras de lo que te imaginas.

Nathan le dedico una sonrisa fría, una sonrisa que Max no había conocido nunca. – Debería entonces mirar mejor, Señor Cónsul. - Dijo dejando claro que eso era lo último que diría.

Max se acercó o por lo menos lo intento dando un paso al frente, hacia Nathan, en unos segundos se dio cuenta de cómo los arbustos alrededor se movían, los arbustos comenzaron a enredarse fuertemente entre ellos formando una pared impenetrable entre él y Nathan quien había quedado detrás del muro verde. Max miro hacia el obstáculo creado por el poder de hada de Nathan sin hablar por un momento.

-Nunca había usado eso en mi contra. -Dijo Max triste mirando a la pared que Nathan había creado entre ambos.

* * * * *

- Te ves molesto. - Dijo Alec a Magnus mientras caminaban hacia su familia.

Magnus no quería arruinar el gran día del Instituto. - En lo absoluto, estoy muy feliz por todos estos niños, has hecho un excelente trabajo.

- No fui yo, Izzy, Simon, Catarina, Edrian, sin ellos nunca…

Magnus lo detuvo tomándolo gentilmente de su brazo, lo guio hasta que quedaron de frente. -No debes quitarte ningún crédito, sin ti nada de esto habría sido posible, ni en mil años más.

- ¿En verdad crees eso?

- No tengo muchas razones para pensar diferente.

- Los Nefilims somos de lo peor ¿cierto?

- Mi respuesta a eso es diferente a lo que era hace unas décadas. - Dijo Magnus. - Si no fuera por ti y tu familia, las cosas seguirían igual que antes.

- Nuestra familia. -Dijo Alec sonriendo.

Magnus asintió conmovido. - Nuestra familia. - Concordó el brujo.

Siguieron su camino hacia donde les esperaban. Se toparon con Jace y Clary conversaban algo agitados.

- ¿Todo bien? - Pregunto Alec.

Clary se miró apenada. - Sé que es un día importante y que…

- Clary. - Dijo Alec. - Está bien. Hemos pospuesto esta conversación lo suficiente. - Alec miro alrededor, hacia los niños, los maestros y todos los involucrados en su cuidado. - Todo parece ir bien aquí. Es hora de hablar de tu sobrino.

Clary se llevó una mano al pecho. - ¿Lo vieron? ¿Cómo es? Es decir, hable con mamá de ello, pero ella tiene miedo, teme que sea como… Sebastian.

Era fácil notar como Clary tenía a dos personas en diferentes términos en su mente con respecto a quien había sido su hermano, Clary se refería a su hermano el malvado como Sebastian. Cuando ella y su madre hablaban sobre ese joven que conocieron solo los últimos minutos de su existencia, ellas le llamaban Jonathan.

- No lo parecía. - Dijo Alec. - Se miraba asustado, en realidad.

- Necesitamos hablar con nuestros hijos. - Dijo Jace, - Ellos lo conocieron hace un par de años.

Magnus miro a Alec. - No puedo creer que también eso nos lo haya ocultado.

- Y sin embargo a mí no me sorprende.

Magnus le miro una vez más.

- Vamos, Magnus. Se honesto ¿le dejarías ser amigo de un chico hada?

- Por supuesto que no. - Dijo Magnus sin remordimiento. - Las hadas por ahora no son la mejor compañía.

- Escúchate. - Dijo Clary divertida. - Magnus Bane, el padre sobreprotector.

- Oh, no tienes una idea. -Dijo Alec.

- Es mi único y muy amado hijo. Hasta donde sé tengo derecho a ser sobreprotector.

- Estoy de acuerdo. - Isabelle se acercó con su pequeño niño Gabriel Lightwood en brazos. – Nunca están suficientemente protegidos.

- Es increíble, pensar que Izzy y Magnus serían los padres abrumadores del grupo.

- Eso es porque temen que sus hijos vivan como ellos lo hicieron. – Dijo Jace.

Clary le miro con sus cejas levantadas. - ¿No tienes nada que decir respecto a ti mismo?

-No. – Dijo Jace descaradamente. En ese momento Will apareció corriendo entre los adultos, Jace lo tomo para levantarlo y colocarlo de cabeza. Will reía sin poder detenerse. – Mi pequeña Charlotte es como su madre y mi adorado William protegerá a su hermana cuando yo no esté cerca.

- Charlie me protege a mí. – Dijo Will con la visión de los adultos de cabeza. – Es la única sin la ya conocida aberración Herondale. Pato-fobia. -Los adultos rieron sin control, Jace se apiado de su hijo y lo devolvió a tierra sobre sus pies.

- Estoy seguro que la fobia a los patos no se llama así. – Dijo Magnus revolviendo el cabello negro de Will.

- ¡Ornitofobia! – Dijo el pequeño Gabriel Lightwood desde los brazos de su madre. - Es el miedo a las aves. Y la Anatidaefobia es el miedo irracional a que en algún determinado momento y desde algún lugar, un pato te esté observando. -dijo el pequeño con voz clara y dulce de niño de cinco años. -Creo que Los Herondales tienen ambas fobias.

Jace se movió con velocidad para tomar al pequeño genio y ponerlo de cabeza. - ¿Y el miedo a los patos de goma? – Pregunto Jace moviendo a Gabriel de arriba abajo para que riera. - ¿También sabes eso?

- ¡Eso no existe! – Dijo Gabie (Gabriel) riendo a carcajadas mientras era sacudido por su tio.

La familia observaba la escena sonriendo. Clary se acercó a Alec y Magnus, Simon estaba a su lado. - ¿Crees que pueda haber alguna forma de verle? ¿De hablar con él?

Alec le miro con duda. – Encontraremos la manera.

- Creo que la manera es Max. – Will sorprendió a sus adultos parientes.

- ¿Por qué dices eso, hijo? – Clary fue tierna como siempre hacia sus hijos.

- Ellos se entienden. – Will parecía estar buscando las palabras para explicarse a sí mismo. – Es raro y simple, mas raro que simple, pero seguramente Nathan hablara con ustedes si Max se lo pide.

El rostro de Clary cambio a uno de esperanza, el de Magnus no expresaba exactamente eso. - ¿Dónde está Max, Will? Creí que estaba contigo. – Pregunto el brujo.

- Lo estaba. – Dijo el niño nervioso. – Pero ahora no está y… no estoy exactamente seguro de donde esta… podría decirles por donde buscarlo, pero eso no implica que lo encuentren porque, no sé en donde esta y…

El chico aun no terminaba con su evasiva oracion cuando Alec comenzó a alejarse de su familia, quienes miraban a Will con sorpresa.

- ¿A dónde vas? – Pregunto Magnus a su esposo.

- A buscar a mi hijo. – Dijo Alec sin detenerse.

* * * * *

Alec y Max estaban en su camino hacia la reunión que Alec había dejado para ir a buscarlo, Nathan había dejado muy claro que no quería hablar con ellos más. Ambos estaban callados, raro en Max, no tanto en Alec.

- ¿Se lo dirás a papá? -Pregunto Max deteniéndose abruptamente.

- ¿Por qué ocultarlo?

- Sabes porque, sabes cómo se pondrá, sabes que me prohibirá verle y… - Max resoplo. - No es lo que parecía, papá, en verdad no es lo que piensas.

- No importa lo que yo piense. - Dijo Alec acercándose a su hijo. - Solo importa lo que tu sientas, y ciertamente me quedo muy claro que tus sentimientos por ese chico son quizás más que una amistad.

- No, no, en verdad, solo estaba preocupado, se miraba triste.

- Preocuparte por él es parte de…

- No. - Repitió Max.

Alec se miró comprensivo. - No entiendo muy bien cuál es el problema con el hecho de que te sientas atraído por él. -Dijo su padre tranquilo. - Pero me gustaría que supieras que sé lo que es tener sentimientos encerrados dentro de ti, sentir que no puedes expresarlos o siquiera hablar de ellos, tarde o temprano lo único que haces es lastimarte a ti mismo. Lo que quiero decirte es que, no importa lo que sientas, bueno, malo, sensato o no, no debes guardarlo, nunca te juzgaremos y no dejaremos que nadie lo haga. ¿Entiendes eso?

Max asintió sincera y lentamente.

- Y aún más importante que eso. - Continuo su padre. - Puedes engañar a quienes tú quieras, eres un brujo y será parte de tu existencia en algún momento. Pero nunca intentes engañarte a ti mismo, debes aceptar tus sentimientos y defenderlos, defenderlos ante quien sea, porque lo que hay dentro de ti, es lo que eres realmente, si lo pierdes, te pierdes a ti mismo. - Max tenía toda su atención en su padre, quien extendió su mano hacia su rostro para acariciar lentamente su mejilla. - Y algo que me gustaría mucho, es que aun dentro de cientos de años, sigas siendo el mismo.

- Papá. -Exclamo Max y se aferró a su padre.

Alec lo sujeto con fuerza. - Sé que para ti y tu padre es difícil hablar de esto, pero necesito que estén listos. - Sintió como Max asentía en su hombro. Alec lo aparto con cuidado y cariño. -No le diré a tu padre de ese chico, pero…

- Nathan. -Dijo Max tímido. – Su nombre es Nathan.

Alec sonrió - No le diré de Nathan a tu padre, pero quisiera que tú lo hicieras.

Max asintió con resignación mientras ambos reiniciaban su caminata hacia la reunión y su familia. Alec noto de inmediato a un par de guardias Nefilim quienes comenzaron a acercarse, el Cónsul les pregunto por su familia y ellos le indicaron que debía ir a una de las tiendas colocadas en los jardines. Max y Alec caminaron hacia ahí esperando encontrar una reunión animada y divertida. Lo que encontraron fue por completo inesperado.

Había una extraña alineación de la familia alrededor de la tienda, todos quietos y rodeando a la persona que estaba en el fondo, ellos le miraban con mucha intensidad. Alec le observo de igual manera, tenía rasgos característicos difíciles de ignorar.

Max observo al hombre y sintió un golpe en el pecho gracias a su emocionado corazón, habían sido muchas las ocasiones en las que Nath había hablado de una de las personas más cercanas a él, nunca le había mirado en persona, pero las palabras de Nathan eran claras en su mente en ese momento. Un hada con cabello rubio, el cual caía por debajo de la altura de sus hombros, sus ojos eran color cobre y desde el interior de sus impactantes ropajes, había una marca de nacimiento que asimilaba a un árbol en pleno otoño, en coloración y forma, la marca corría por su cuello terminando justo donde iniciaba su rostro. Ahí de pie rodeado de Cazadores de Sombras, parecía una escena poco probable. El Hada se miraba tranquilo y curioso. Nadie ahí le conocía, nadie excepto…

- ¿Vladimir? – Pregunto Max asombrando a todos.

Continuara…

@MayGraciel


Comentarios

  1. sos una geniaaaaaaaaaaaaaaaaa diosss me encanta odio a edrian... ejjejeje ya quiero mas pobre nath,,esta perdido quierooo masssssssssss escribes tan lindo y como son los encuentro malec ese amor profundo cieero los ojos y lo siento graciasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss sigue por fi

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  2. Por fin!!!! *W* awwww Max y Nathan <3 Espero que nada malo le pase a Alec.....porque parece como si se estuviese despidiendo <3 <3
    Gracias, estaré esperando la continuación :D

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  3. Ay muero de amor y emoción...Amo como escribes, eres genial!

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Un gran capitulo... pero por favor no mates a Alec... mi corazon no lo soportaría me recuerdo del cap de sacrificio que hiciste y llore mucho.... prefiero Alec tentado por Edrian que muerto te suplico no lo mates...

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  6. Veo q la relación de Max y Nathan va a ir lenta... Espero que nath se apoye eb los que los quieren cof cof max y q no se pase al lado oscuro u.u

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  7. Algo me dice que esa última reacción de Max va a hacer que la cosa se ponga fea con Nat, pero entiendo, él está sufriendo pro Blanco y viendo por primera vez la realidad, lástima que esa realidad pueda llegar a envenenarlo, espero Max y nuestros preciosos cazadores puedan lograr que todo se solucione sin que nadie salga lastimado... Aunque temo que, quizás Nath, sea el nuevo Sebastian.

    Ya nee~

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  8. Me encanto. Al parecer Max se parece a Alec mas de lo que creíamos con ese asunto de negar sus propios sentimientos. Por otro lado debo decir que me divierte mucho la faceta celosa de Magnus. Deberias dejar que un poco de drama pase entre Alec y Edrian. Ya, lo dije. No me maten solo pienso que seria muy interesante

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    Respuestas
    1. No podría estar más de acuerdo contigo y NO ME ODIEN las demás pero pónganse a pensar… después de todo… Alec solo conoce a Magnus y Magnus en sus siglos ¿a cuántos y cuántas no?...

      ¿Cómo nos sentiríamos nosotras si nuestros novios tuvieran un historial de parejas que daten desde hace más de cuatro siglos siendo que entonces eran más educadas y más interesantes? Un poco de drama y de inseguridad razonable no le caería mal a nuestro brujo... ¿cuántas veces no se sintió así Alec?

      Un beso y un abrazo:

      Pita =)

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    2. Pero Magnus a demostrado que sobre todas las cosas ama a alec y edrian es una vil zorra no es justo después de todo por lo que han pasado.
      Aunque comienzo a pensar que la autora nos tiene un triangulo amoroso nivel dios :0000

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    3. Si han pasado por mucho… Pero aun así… ¿No queremos más drama? Además la autora lo hace espectacular, no me molestaría leer más intriga y más de sus historias, de nuevo… No me odien =) Además así como Micah tuvo su encanto… Edrien puede que tenga lo suyo.

      Un beso.
      Pita =)

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  9. UNA HERMOSA HISTORIA, ESPERO CON ANSIAS LA 5TA PARTE

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  10. no por favor que Alec no muera, no podría soportar otra muerte :/ de lo contrario mi corazón sangraría ¨-¨

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    1. Me escucharé muy mezquina… pero… ¿y si muriera momentáneamente?, ¿solo para que Magnus lo resucite? NO ME ODIEN, es que la emoción nos mataría a TODAS y sería muy interesante ver la postura de Magnus respecto a su inmortalidad… ¿no?

      Un beso y un abrazo.

      Pita =)

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  11. Me encantó me encantó me encantó

    Fue hermossoooo
    El discurso de Alec, nath y max<3

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  12. Me encanta vladimir �� por favor no lo mates y tampoco a alec

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  13. Hola hermosa,

    muchas gracias por continuar escribiendo, aunque no TODAS te comentemos, sabes que tienes una base de fanáticas que te seguimos y que , por lo menos yo, ingreso a diario para ver si ya pudiste continuar… ya sé que tienes MUCHAS cosas que hacer pero por favor, no pares =) amamos lo que escribes. Mil y un gracias por no dejarnos tiradas. Me hizo el día hace dos días ver que habías publicado.

    Te mando un beso y un abrazo.

    Pita =) (Fan de México)

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  14. em... una pregunta :) cual es el nombre de la pareja de clary y jace... ya se que ha estas alturas debería saberlo :D y que no debería preguntar aquí bueno... :3

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  15. leí todos los fanic me encantaron, sos una genio, llore, rei etc. seguí a si ya me muero por leer el siguiente capitulo

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  16. Debes saber que soy tu lectora fantasma por excelencia!
    Pero aquí me tienes después de un fabuloso capitulo, podré leer mil fanfics malec pero siempre volveré a ti, eres la mejor. Tú forma de escribir y tus historias son mis favoritas, pls gracias por tu esfuerzo y dedicación nunca dejes de escribir Malec!!


    Saludos!

    P.D. Esperaré ansiosamente la continuación!!

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  17. oh por dios!! Magnus debería convertir a Jace en un pato por un día quizás will sufra pero el poco tacto de su padre se lo a ganado (jajajajja ok ok no :D ) amo tu forma de escribir.

    Sigue pronto porfavor las dudas me carcomen.

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  18. waaaaa!!!! es genial .. me encantan tus historias las lei todas .. esperare ... muriendo lentamente por el proximo .... gracias !!!!!

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  19. Dudo que Alec lastime a Magnus de esa forma .... aunque si, es lindo ver a Magnus celoso.
    Edrian me da mala espina <n< (mirada sospechosa).
    Pobre Max ;n;

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  20. No sé que decir aparte de que me encanta esto. La manera en la que escribes y desarrollas a los personajes. Es genial, de verdad. A veces es difícil encontrar historias bien hechas.
    Me gustan mucho las personalidades de los niños. Y Malec, lo que pasa con Edrian es normal pero molesto, ojala Alec se de cuenta pronto.
    Y Nath con Max me encanta. Son super lindos.

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  21. Quiero felicitarte por tu amena escritura, he leído varios fanfics, pero rayan en lo vulgar y obsceno en cambio tu escritura es maravillosa. Gracias

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  22. por favor sigue escribiendo!!!!! Esta demasiado genial XD

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  23. Me encanta tu forma de escribir ��������.

    Esa manera de escribir que hace que nos enamoramos aun más de los personajes , que hace que el corazón golpee con fuerza por la intriga y la pregunta ¿que pasara después?
    En resumen amo tu manera de escribir que hace que las historias adquieran vida propia .

    Por favor continúa ������

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  24. Wow recién comenze a leerla y ya la amo. No hace falta recalcar tu exelente escritura, te envidio, erea muy buena! Sigue así!

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  25. ¡Conti Conti Conti! Por favor May, sigue el fic please, se que a fines de mes públicas te sigo desde hace un año y aún me encantan tus fic.

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  26. Ya quiero la quinta parte!! :(

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  27. Por favor continuaaaa :c moriré... me he leído todos todos las historias en este blog ahhhh por favor continua :c

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  28. Cuando vas a colgar la quinta parte? Que sea en poco tiempo porfa. También me vale otra parte de mundo invertido. Pero algo plis.

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  29. May amo tus historias, son geniales, escribes muy bien. Ya me he leido todas tus historias en wattpad, y esta era la ultima que me faltaba.

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  30. wooow tus historias son geniales no dejo de leerlas ni un solo dia eres genial... pero me gustaría que magnus y alec hablaran de lo inevitable (la muerte de alec) que sea un momento emotivo!!! bueno sigue asi yo seguire leyendo....

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