Guerra Fría IV - Veneno
Magnus y su familia
habían llegado a través de un portal hacia su casa, Will se había marchado con
sus padres y hermana, no sin antes decirle a Max acerca de Nathan y como se
había ido de manera apresurada hacia su casa, al reino hada. Max había recibido
energía y ayuda de su padre brujo, ahora estaba recuperado casi en su
totalidad, había llegado a su casa con sus padres por sus propios pies, todo
parecía haber salido bien, sin embargo, no podía quitar de su mente a Nathan.
Pensaba en él cuando su padre Cazador le despertó de sus pensamientos de una
manera poco amigable.
Alec cerró la puerta de
la casa fuertemente. - ¿Cuándo pensabas contarnos sobre tu peculiar habilidad?
Max bajo la cabeza. - Yo…
no lo sé.
- Yo si lo sé. -Dijo
Magnus tomando su lugar a lado de Alec. -Nunca. ¿Cierto?
Max se sintió
acorralado. -Eso no lo sabes.
- Claro que sí. -Dijo
Alec severo - ¿Y sabes cómo lo sabemos? Porque eres muy consciente de que volar
es peligroso e irresponsable.
- Papá…
- Recuerdo muy bien - Continuo
Alec como si Max no hubiera hablado. - Le preguntaste a tu padre hace un par de
años porque los brujos no volaban. También recuerdo muy bien como tu padre te
explico claramente que era peligroso, que no era buena idea que agotaras tu
energía de esa manera.
- Pero él voló, lo hizo
en una alfombra.
- Y fue peligroso y
estúpido, además estaba ebrio. -Se defendió Magnus. - Eres completamente
diferente a lo que yo era en ese tiempo, hijo. Difícilmente me preocupaba por
mí mismo y tienes una familia, si piensas por un segundo que puedes arriesgar
tu vida sin destrozar la nuestra estas equivocado.
- Tenía que ayudar. - Dijo
Max en voz baja con su cabeza gacha.
- No te estamos
reprendiendo por eso, lo que hiciste fue heroico, hijo. Te lo agradecemos.
Max levanto sus ojos a
la altura de los de su padre con asombro.
- Pero solo de pensar
en las veces que fuiste ahí afuera y arriesgaste tu vida intentando
perfeccionar tu técnica de volar, es…
Max no pudo evitar
pensar en la última práctica, en donde si no hubiera sido por Nathan y Blanco,
su práctica hubiera terminado muy mal para él, para Will y para sus padres. Si piensas por un segundo que puedes
arriesgar tu vida sin destrozar la nuestra estas equivocado.
La razón y el
arrepentimiento llegaron a Max en un torrente insoportable, pensar en sus
padres lastimados por su causa era una sensación horrible en su corazón. Alec
fue interrumpido y sorprendido por Max dejando que su cuerpo chocara con el de
él, Max se abrazó de su padre rodeándolo con sus brazos y pegando su rostro a
su pecho. Alec dio un paso atrás por la fuerza del acto. Los ojos de Magnus se
abrieron al ver al chico.
- Lo lamento. -Dijo Max
desde el pecho de su padre. - En verdad, no pensé en lo que podía pasar, yo no
lo pensé.
Magnus estiro su mano
para acariciar el cabello de Max. - Está bien, hijo.
Max se movió de manera
efusiva ahora hacia Magnus. - No quiero lastimarlos, nunca. Lo lamento.
Magnus enterró su
barbilla en el cabello de Max. - Eres joven, no podemos pedirte que te limites
a ti mismo.
- Te estas convirtiendo
en un brujo muy poderoso, eso es obvio.
Magnus busco el rostro
de su hijo. - Solo te pedimos que te protejas a ti mismo, hazlo por nosotros.
- Lo hare. -Aseguro
Max.
- Cuídate, como cuidas
de tus primos. - Dijo Alec y sonrió.
Max asintió
tímidamente.
- Ahora. - Dijo Magnus.
- Ve a descansar, aun necesitas reponerte.
Max camino lentamente
hacia las escaleras, su mirada preocupada estaba fija en el suelo.
- Max. -Le llamo su
padre Cazador antes de que subiera. - Lo que hiciste fue espectacular, tu poder
junto a tus intensiones. Nos enorgulleces, hijo.
Max sonrió finalmente,
una sonrisa que llego a sus ojos e ilumino todo su rostro, el chico no dijo
nada, solo subió las escaleras con ánimos renovados.
Alec suspiro y tallo
entre sus ojos, se miraba agotado. Magnus coloco sus manos sobre Alec y comenzó
a tallar intentando liberar presión de sus hombros, Alec se miró claramente
agradecido dejando que Magnus masajeara amablemente.
- Lo siento. - Le dijo
Magnus. - No debí contarle.
- Lo haces para que
aprenda de tus errores, no para que los repita, no es tu culpa en lo absoluto.
- Alec miro a Magnus con algo más que admiración. - Lo haces estupendamente.
Magnus rio débilmente.
- Llenarle la cabeza de mis aventuras, no debe ser la mejor de las ideas ya que
al parecer intenta repetirlas.
- En unos años más será
como tú y tendrá en completo control su poder, entonces estará a salvo, - Alec
rio mirando al futuro. - Y ambos tendrán tiempo de sobra para embarcarse en
aventuras juntos.
- No. -Dijo Magnus
cambiando el masaje por un abrazo enérgico. - No lo hagas, no hables de ello,
no estoy listo.
Alec busco los labios
de Magnus. - Lo estarás. - Le dijo entre cortos y tiernos besos.
Magnus se entregó a los
labios de Alec, tranquilos y dulces. - ¿Podemos hablar de ello en quizás,
cincuenta años más?
Alec guio sus labios
hacia el cuello de Magnus. - Está bien. - Dijo saboreando esa parte sensible
del brujo, sintiendo como el cuerpo de Magnus se convertía en agua. - Pero
tienes que empezar en algún momento.
Magnus quien había
enredado sus dedos en el cabello siempre en desorden de Alec, jalo de él para
mirarle a los ojos. - No. - Repitió Magnus. - Me niego a eso.
Alec dejo libre un
gemido cuando el brujo mordió su labio inferior, doloroso y placentero, tan
Magnus en tantos sentidos. Los besos se intensificaron como una llama a la que
alimentan con gasolina, sus cuerpos tan en sincronía moviéndose en un acorde
perfecto de caricias.
-Magnus. - Sopló Alec
en un susurro.
- Deja de hablar,
Lightwood. - Dijo Magnus haciendo que ambos cayeran sobre la alfombra, cálida y
cómoda en ese momento que hicieron mágico.
*
* * * *
Alec escucho vagamente
que alguien aclaraba su garganta, su rostro estaba un poco perdido en la
almohada, había pasado una increíble noche con Magnus y ahora solo quería dejar
que el sueño le inundara un poco más profundamente. Entonces escucho claramente
como alguien aclaraba su garganta. Alec abrió sus ojos sin poder creerlo.
Escucho el sonido una tercera vez sin dejar duda a la equivocación, un sonido
de tos fingida hizo que se incorporara lo suficiente en su cama para tener de
frente a su hermana, vibrante y sonriente al pie de su cama.
- ¡Por el ángel! - Exclamo
Alec jalando la sabana que cubría una pequeña parte de su cuerpo desnudo y
lograr cubrirse un poco más. - ¿Se puede saber por todas las dimensiones
demoniacas, que demonios haces?
Isabelle movió su
cabeza. - Eres terrible maldiciendo. -Dijo sin mucho interés. - ¿Y qué hago? Mi
trabajo ¿Recuerdas? - Isabelle levanto una carpeta de piel para aclarar su
punto.
- ¿Y tu trabajo implica
irrumpir en nuestra habitación?
Isabelle miro a su
hermano con asombro. - Pero siempre lo
hago.
Alec golpeo su frente
con frustración. -Escucha, Isabelle tu…
- ¿Quieren callarse
ambos? -Magnus se movió para reacomodar su almohada en su cabeza. - Intento
dormir por aquí.
Alec no tuvo mucha más
alternativa que resignarse. Suspiro largamente. - ¿Podrías darme unos minutos
para vestirme? - Pregunto el joven a su hermana.
Isabelle giro los ojos
en respuesta. - Que santurrón eres. - Dijo molesta y saliendo de la habitación.
Alec apareció
completamente vestido en un traje de oficina con corbata. - ¿Tuviste suerte? - Pregunto
Alec sirviéndose una taza de café.
Isabelle suspiro, - Supongo
que eso es en perspectiva, hermano. -Isabelle coloco una serie de documentos y
fotografías sobre la mesa en el centro de la sala. - La buena noticia es que
cada vez tenemos más difusión, y hay participación de muchos institutos en todo
el mundo. - Isabelle comenzó a separar las fotografías por área mientras las
nombraba. - India, Japón, Moscú, Londres, Argentina, México… -Alec se acercó y
fue mirando cada una de las fotografías, todas ellas de niños. Hadas, lobos,
brujos y Nefilims. - Los Institutos se encargarán de enviar a estos niños a
Idris.
Alec miro a su hermana
con asombro. - Eso es estupendo, que los institutos se involucren es un gran
logro.
- Lo es. - concordó su
hermana, - El asunto es que, Alec, son demasiados. Con la ayuda de los
institutos hemos podido encontrar a por lo menos 50 niños por región. Es decir,
el instituto en Idris es el más grande jamás fundado, pero no habrá lugar para
cuando todos ellos lleguen. Hermano, tu intención es de las más nobles, pero,
no podemos ayudarlos a todos.
Todos los niños que los
institutos enviarían a Idris serían parte del proyecto más ambicioso de Alec
como Cónsul. El Instituto de Idris.
Hace más de un año una de las edificaciones más antiguas en Idris, un castillo
que había servido de vivienda a diferentes familias de las más acaudaladas de
Cazadores de Sombras en diferentes épocas. Y que había sido olvidado y
maltratado por el tiempo, fue elegido para que se llevara a cobo una importante
restauración y anexo de edificaciones para crear el instituto que alojaría a
cientos de niños, maestros, tutores, personal de enfermería, cocina y dirección,
todo ampliamente planeado para dar a estos niños olvidados la oportunidad de
tener una vida mejor, de desarrollar sus poderes, pero por sobre todo eso,
lograr ser felices. Un lugar que se convirtiera en el hogar de todos aquellos
niños abandonados del mundo de las sombras.
- Podemos intentarlo.
-Dijo Alec mirando a una pequeña niña hada con una rosa dibujada sobre su
mejilla, hermosa y dulce como la inocencia misma. Y fue entonces que se le ocurrió
una posible solución.
- No tenemos que
quedarnos con todos. - Dijo e Isabelle le miro con desconfianza.
- Creí que esa era la
idea.
- La idea es que dejen
de estar desamparados, que haya gente a su alrededor quienes se preocupen por
ellos, que los cuiden, los protejan y los eduquen.
- Eso hacen los padres.
Alec miro a su hermana
con una sonrisa. - Exactamente.
Isabelle se alarma. - ¿Quieres
que les busque padres a todos estos niños? ¿Perdiste la cabeza? No son dulces
que podemos repartir al mejor postor.
- De hecho. -Dijo Alec
aun riendo. - No necesito que les consigas familia a cada uno, pero necesito
que traigas familias a ellos, debemos mostrar a todos en el mundo de las
sombras que estos niños podrían alegrar sus vidas. Necesitamos que…
- Los conozcan y sepan
que pueden adoptarlos. Que quieran adoptarlos.
- Exacto.
Isabelle dejo la idea
desarrollándose en su cabeza. - Tenemos que incluir un equipo más, que tengo como
responsabilidad averiguar que la familia, pareja o persona interesado en
adoptar sea la mejor opción para los niños.
- Los mundanos les
llaman trabajo social. Magnus me lo dijo. - Dijo Alec arrugando su nariz un
tanto divertido.
- Sí, Simon lo menciono
también. - Isabelle dejo que su espalda se recargara en el respaldo del sillón,
- Que los conozcan ¿Eh? - Una idea apareció en el rostro de Izzy. - Sé cómo
lograr acercar a las personas. - Dijo Isabelle. - Tenemos que hacer una fiesta.
- ¿Una fiesta?
-Pregunto Alec.
- Claro, en la inauguración
formal del instituto, es una excelente excusa para invitar no a solo a los Nefilims
de los demás institutos, sino también a los subterráneos.
Alec suspiro.
- ¿No te parece Buena
idea?
- Es una idea muy
buena, pero pretendía enseñar las instalaciones al consejo en la inauguración.
- ¿Vas a intentar
conseguir su aprobación?
- El Instituto de Idris
es un hecho, nada lo hará marchar atrás.
- Son el Consejo. - Dijo
Izzy preocupada.
- Y yo el Cónsul. - Respondió
Alec con determinación.
Isabelle le sonrió. - Nunca
nadie va a olvidar esto. - Murmuro.
- Eso no es importante,
solo quisiera estar seguro que aun después del termino de mi cargo, lo
conserven en funcionamiento.
- Y así será. - Magnus
apareció desde la habitación vistiendo una extravagante bata con diseños de
leopardo. Se movió directo hacia Alec y a sus labios, probándolos y dándole el
saludo de buen día. -No debes preocuparte, - Le dijo cuándo se separaron. - Cuando
La Clave vea los frutos de tu obra, no habrá nada que detenga ese instituto.
- ¿Ayudaras con eso? - Pregunto
Alec mientras serbia otra taza de café para Magnus. - Podría ser una manera más
de recordarme.
- Basta. -Magnus enredo
su mano en el cabello suave y en desorden de Alec para jalarlo sin cuidado. - cincuenta
años ¿Recuerdas?
Alec sonrió. - Sí, lo
recuerdo.
*
* * * *
A Max siempre le gusto
su habitación en el apartamento de Brooklyn, pero nunca se podría comparar con
su habitación en Idris, en donde podía usar su magia para modificar su
apariencia cada vez que quería sin preocuparse por vecinos mundanos que
pudieran asustarse por cambios alegres y repentinos en la fachada exterior del
edificio. En Idris siempre había más libertad en hacer cualquier cosa relacionada
con su magia, era agradable. Eso, y el paisaje desde su ventana en el segundo
piso, Max estaba sentado en el alféizar usando su magia y la ventana para
enviar mensajes a Will que estaba no muy lejos de ahí, en la residencia
Herondale. A sus pies se encontraba el gran y viejo Presidente Miau estaba
disfrutando de las caricias del brujo a su barbilla, mientras las palabras
aparecían en un brillo azul sobre su ventana.
-
¿Se molestaron mucho contigo? - Escribió el dulce Will.
-
Nah, solo estaban preocupados, odio admitirlo, pero tienen razón.
-
No debí dejar que lo hicieras.
-
No debí ocultárselos.
-
¿Has sabido algo de Nath?
-
Nada, solo lo que tú me contaste.
Habían pasado un par de
días desde la última vez que le vieron y habían tenido ese raro encuentro con
las hadas y el general de la corte Seelie. Max intentaba no pensar mucho en él
y en el hecho de que le había ocultado una verdad muy importante, algo que
afectaba a toda su familia.
-
¿Crees que se haya metido en problemas?
Max tardo un poco en
responder.
-
Espero que no, porque sería mi culpa.
-
También espero que no.
Max se despidió de Will
deseándole buenas noches. El chico se dejó caer sobre su cama solo para mirar
el techo y pensar en lo mucho que quería saber de Nathan. Presidente se acomodó
con mucha facilidad a su lado. Max suspiro, extendió sus manos y apareció una
nota en la que escribió y antes de que mandara el mensaje de fuego, este se
quedó mirándole con duda, pensando seriamente si sería buena idea enviarlo.
Max coloco la nota en
el mueble a lado de su cama sin enviar.
*
* * * *
Los jardines del
palacio en el castillo Seelie lucían día y noche impresionantes de una manera
mágica, las flores que crecían y solo se abrían por las noches iluminaban de
purpura el ambiente. Nathan estaba sobre una rama en uno de los arboles más
altos en la zona más lejana de los jardines, últimamente buscaba la soledad y
la valoraba más que nunca, aun lloraba la muerte de su amigo Blanco, aun sentía
rencor por su madre y odio por Gwyllion. Intentaba con todas sus fuerzas no
tener esos pensamientos y no alimentarlos aún más en su corazón.
La luna enorme se
cernía frente a él, estaba disfrutando de su majestuosidad cuando escucho pasos
por debajo de él. Nathan bajo su mirada hacia Vladimir quien se acercaba
lentamente,.
- Los sirvientes me
mencionaron tu falta de apetito. -Vladimir hablaba tranquilo. - Solo puedo
imaginar cómo te sientes, pero matarte de hambre no ayudara.
Nathan rio con dolor. -
¿Estás seguro de eso? - Pregunto mirando a los ojos de bronce de Vladimir.
Algo en el corazón de
Vladimir crujió. - Princi… Nathan, lo que ocurrió con Blanco no fue tu culpa.
- Debí protegerlo.
- ¿Sentías que debías
hacerlo?
Nathan guardo silencio,
era verdad, nunca en sus pensamientos más ocultos se imaginó que su madre
podría hacerle algo así, sin importar la falta que hubiera cometido.
- Debes dejar de
culparte. Debes…
- Debo vengarlo, me
gustaría vengarlo. -La voz de Nathan fue severa. - Odio a Gwyllion y lo quiero
muerto.
- BASTA. No hables así,
tú no eres así.
Nathan miro una vez más
hacia abajo hacia su tutor. - No te atrevas a decir como soy, no me conoces en
lo absoluto.
- Te conozco desde el
primer día de tu existencia. Nathan, no dejes…
- Príncipe. - Dijo Nathan feroz. - Soy tu príncipe y debes llamarme así.
- Nathan miro de nuevo hacia la luna. - Mi madre tiene razón, debo comenzar a recordarlo.
- Solo si lo haces de
la manera correcta, solo si…
- VETE. - Dijo Nathan
sin mirarle. - Quiero estar solo, déjame.
Vladimir miro con
resignación como el corazón de Nathan comenzaba a ser envenenado con el odio,
odio que nació en su madre y que ahora crecía en él. El hada se alejó del chico
pensando en que no dejaría que eso pasara, no sin hacer todo lo que estuviera
en sus manos para evitarlo.
Nathan noto a Vladimir
alejándose, hecho su cabeza hacia atrás sintiéndose culpable por cómo le había
hablado. En ese momento y sorprendiéndolo hasta casi hacerlo caer, un mensaje
de fuego apareció frente a él. Nathan lo tomo y leyó lo que estaba escrito de
un color azul brillante.
Las
aventuras de volar se terminaron. Pero nos tenemos el uno al otro para pensar
en alguna otra forma divertida de arriesgar nuestras vidas, ya sabes, buscar
algo más por hacer ¿Cuándo te veo?
Había una graciosa
caricatura en donde debiera de estar la firma de quien envía el mensaje, era un
personaje en versión chibi de piel
azul con unos simpáticos cuernos dibujados y este estaba sacando la lengua.
Nathan rio, la primera risa en días y hubo un rayo de esperanza e ilusión en su
sobrecargado pecho. No llenar su mente de pensamientos tan terribles como la
venganza no era fácil, pero pensar en eso era absurdo cuando había cosas tan
buenas en su vida, cosas fantásticas y brillantes, tan brillantes como Max
Lightwood.
*
* * * *
El evento estaba
saliendo tan perfecto como Isabelle había planeado, los niños jugaban y corrían
de un lugar a otro, haciendo que el ambiente se llenara de alegría sin ningún
esfuerzo, no había tantos niños como ellos habían esperado, pero la mayoría de
ellos aún no arribaban a Idris. Isabelle, su esposo, Jace, Clary y Magnus
estaban al final de las líneas de sillas que se habían colocado para que los
visitantes lograran escuchar el discurso de inauguración que el Cónsul daría.
Max y Will conversaban con un pequeño grupo de niños de la edad de Max no muy
lejos de ellos, los pequeños Lightwoods junto a Charlie Herondale estaban
ocupados en el juego de atrápame con
un par de niños gemelos con pequeños cuernos y piel verde. todo estaba
perfecto, el clima veraniego de Idris, la comida, el escenario en donde Alec
subiría a decir las palabras que Izzy había preparado para él…
- ¡Por el ángel! - Grito
Isabelle sacudiendo a su familia por la impresión alrededor. -No puede ser,
¿Cómo pude olvidarlo?
- ¿Qué pasa Izzy?
-Pregunto Simon de inmediato.
- El discurso. -Dijo
Isabelle, - ¡No hice el discurso!
Magnus se alarmo y
antes de que pudiera ir en busca de Alec, Edrian se les unió.
-Pero yo lo hice. -Dijo
el chico claramente.
- ¿Hiciste un discurso?
-Pregunto Isabelle para asegurarse.
-Así es. Estaba por
llevárselo a Alec.
- ¿Alec te lo pidió?
-Pregunto Isabelle.
-Nadie me lo pidió, lo
hice solo por si acaso.
- ¿Es una broma? -Dijo
Isabelle atónita.
- Claro que no, el
discurso es muy importante, no podía arriesgarme a que faltara, - El chico miro
a Isabelle. - Sin ofender.
- No me importa, me has
salvado.
- En realidad lo hice
por Alec, -Dijo sin ninguna contemplación hacia Magnus. - No puedo dejar que
quede mal.
- Alec no quedara mal. –
Dijo Magnus con una amabilidad fingida. – Con o sin tu ayuda, eso es imposible.
Jace rio con burla. - Es
Alec, puede quedar mal en cualquier circunstancia. - Clary le reprendió con un
golpe a sus costillas con su codo. Ganando una mirada de incomprensión.
Edrian levanto la
cabeza y acomodo su abrigo. -No conmigo cerca. -Dijo y Magnus le miro feroz,
Edrian le ignoro majestuosamente. -Ahora, si me permiten, iré a llevarle el
discurso a… Alec. – La mención de Alec fue dicha con un mayor énfasis,
claramente retando al brujo quien le había pedido que no le llamara así.
Edrian inicio su camino
hacia el gran edificio. Magnus le miraba mortalmente considerando en su mente
la posibilidad de lanzar un hechizo de enanismo hacia él, se lo pensó lo
suficiente antes de que Isabelle hablara.
- Gracias a Raziel por
Edrian. - Dijo la chica y Magnus le fulmino con la mirada. - ¿Que? - Dijo
despreocupada. - Vamos, es Alec, no tienes de que preocuparte.
- Pero es Edrian. - Dijo
Jace sin ayudar. - Tal vez deberías preocuparte solo un poco. -Clary le golpeo
una vez más. - En verdad, cariño. Tienes que dejar de hacer eso.
- Y tú tienes que dejar
de hablar, Edrian es solo el asistente de Alec. Es todo.
- Un muy increíble
asistente. - Dijo Jace encogiéndose de hombros al ver la mirada de Magnus.
- Y muy guapo. - Agrego
Isabelle, quien no recibió una mirada menos amable del brujo.
- ¡Oye! -Protesto
Simon.
- Solo señalo una
verdad, ¿Cuál es el problema?
Magnus se resignó. Con
el paso de los años se había convencido y aceptado que, con su familia, la
primera que había tenido en su vida, la honestidad era una maldición que debías
sobrellevar de la mejor manera posible, por terrible que esta llegara a ser.
Observo a lo lejos a
Edrian caminando con su orgullo de Cazador desbordando, debía aceptar que
Isabelle tenía razón, Edrian era como muchos Nefilims una criatura bella, su
postura era perfecta, dejando ver su altura exacta, que era la misma que la de
Magnus, su cabello estaba largo, hasta cubrir la altura de su rostro afilado a
los costados pero sin verse desordenado en ningún modo, su cabello tenía un tono
rubio, no un rubio como el de Jace, Edrian tenía dos diferentes tonalidades en
su cabello, oscuro en la raíz y más claro en la propagación, sus ojos eran
negros como la noche, lo que resaltaba con el contraste de su piel blanca, sus
largas pestañas y su frente siempre fruncida en una posición de pensamiento, le
hacían ver tan audaz y tenaz como lo era.
Edrian era atractivo
sin duda. Magnus nunca había sido modesto y siempre había sido consciente de su
propia belleza. La cuestión para Magnus era que no importaba la belleza de uno
o de otro, era Alec quien al final de cuentas decide que es lo que a sus ojos
es bello o no lo es. Ciertamente Magnus no tenía mucha información en ese
aspecto. A la única persona que Alec le había mostrado interés era Jace y él
mismo, y del aspecto de ambos había un mar de diferencia. Magnus sacudió la
cabeza, se sentía tonto pensando en estas cosas, Alec le ama, esa era la verdad
y lo único que debía importarle, el problema era que difícilmente Magnus tenia
pensamientos tan maduros, sobre todo cuando de Alec se trataba. El brujo hecho
una rápida mirada a su hijo quien seguía conversando animadamente con su grupo
de nuevos amigos. Max movió sus manos como si describiera a una criatura con
enormes alas, Magnus se creó una nota mental que le recordaría preguntarle
sobre eso más tarde.
- Si me disculpan. - Dijo
el brujo comenzando a caminar.
- Vamos, Magnus ¿No
iras con Alec solo para asegurarte? ¿O sí?
Jace cruzo sus brazos
sobre su pecho. -Déjalo, Izzy. Sera mejor que se asegure.
Magnus se obligó a pensar
en Will y en la pequeña Charlotte para no convertir a su padre en un pato, lo
cual sería el mayor deshonor de la familia.
*
* * * *
Magnus llego al pasillo
que daba hacia la oficina del director en donde se imaginó se encontraría con
Alec, ese era el lugar más tranquilo en toda el área, en comparación con los
comedores y habitaciones del instituto ya que eran los más movilizados ese día,
había gente entrando y saliendo para brindar a todos los niños recién llegados
y a sus invitados todas las comodidades que necesitaban después de un largo
viaje. Las puertas dobles de la oficina se abrieron y su esposo apareció junto
a Edrian. Edrian le entrego un documento el cual Alec miro con poco interés
antes de tomarlo, Magnus acelero un poco su paso pero el pasillo era largo,
observo como Edrian levantaba su mano para ordenar la corbata desalineada de
Alec, un acto atrevido de su parte, pensó Magnus, pero, El Cónsul estaba a
punto de hacer una importante aparición pública, le dio el crédito por no dejar
que este saliera con su peculiar forma de vestir, eso había sido comprendido y
justificado, la serenidad y lógica de Magnus fue arrojada lejos cuando Edrian
dijo algo que arranco una risa sincera de Alec, una risa que se escuchó en todo
el pasillo, Una risa que compartió con Edrian, una risa que Magnus y solo él,
lograba provocar en Alec, no Edrian, no él. Los sentimientos absurdos que había
pretendido ocultar habían vuelto en ese segundo con mucha más fuerza de lo que
pudiera soportar.
- ¿Interrumpo? -Dijo
Magnus fríamente cuando llego a ellos.
El rostro de Alec se
ilumino al verle. El rostro de Edrian perdió la sonrisa.
- Me alegra que estés
aquí. - Dijo Alec mientras Magnus se colocaba frente a él para acomodar
nuevamente la corbata ya acomodada.
- Lo sé. -Dijo Magnus
sonriendo a su amado dando la espalda a Edrian. - Tan impresionante como
siempre. - Dijo Magnus y acerco a Alec hacia él para besarle, desinhibido,
feroz y ardiente.
Edrian rodo los ojos y
dio un par de pasos atrás, alejándose de la escena. Después de un momento Alec
y Magnus se separaron.
- ¿Qué haces? - Pregunto
Alec aturdido, recargando su frente en el hombro de Magnus.
- Deseándote suerte. - Respondió
Magnus dulcemente.
- No la necesita, - Edrian
había aparecido de nuevo cerca de ellos en una postura técnica. - Se hace
tarde.
Alec se alejó de Magnus
y continuo su camino hacia la salida.
Magnus y Edrian
caminaron incómodamente en paralelo sin decir una palabra hasta el lugar en
donde estaba la familia del Cónsul, ambos tomaron un lugar entre la audiencia.
En el pódium se encontraba el director del Instituto; John Watters un hombre
lobo que había ayudado a la restauración del Preator y que ahora intentaba
hacer mucho más ayudando a estos niños. Para Alec, después de tener charlas con
él por medio de Maia, fue fácil elegirlo como director.
El director dio la
bienvenida a sus nuevos habitantes, a los miembros del consejo y a todos los
invitados que habían asistido. Hablo del objetivo, de la misión del instituto,
de lo alcanzado y lo que faltaba por realizar. Termino con un llamado a las
familias de todas las especies, para mantener la unidad en ellas y darse la
oportunidad de abrirles un espacio a estos niños desamparados en el nido de las
mismas, hubo aplausos y John llamo a toda la audiencia para que escucharan al Cónsul.
Alec subió al estrado,
coloco el discurso que Edrian le había dado sobre el pódium y antes de comenzar
a leer Alec levanto la cabeza y miro a los pequeños entre la multitud, miradas
de asombro hacia él con la incertidumbre e inocencia de un niño perdido.
Suspiro fuerte. Doblo el discurso nuevamente haciéndolo a un lado. Magnus miro
esto y se sintió oscuramente complacido, se permitió unos segundos para mirar a
Edrian esperando ver decepción, para su sorpresa, Edrian estaba sonriendo, un
Nefilim que estaba sentado frente a él giro para hablarle.
- Maldita sea. -Le dijo
entregando lo que parecía dinero mundano inglés. - ¿Cómo diablos lo supiste?
Edrian tomo el dinero
de su apuesta ganada con orgullo. - Es Alec Lightwood. -Dijo sencillamente. - Si
no lo conociera me habría equivocado de trabajo.
Incluso Jace le miro
con rencor, pero cualquier reclamo hacia Edrian tendría que esperar, Alec había
iniciado su discurso improvisado.
-Como Cazadores de
Sombras nos enseñan siempre como combatir, como defender, como proteger.
Protegemos a quienes nos importan, a quienes merecen ser protegidos, nos tomó
mucho tiempo a los Nefilim darnos cuenta que esas no eran características
propias de un hijo del ángel, Incluso ahora hay a quienes les cuesta aceptar
del todo Los Acuerdos, acuerdos que fueron decididos hace cientos de años y que
de alguna manera han unido a los Cazadores y Los Subterráneos.
Pero ni Los Acuerdos ni
ninguna ley de La Clave les protege a ellos. -Alec guio su mirada a unos
pequeños, el grupo de ellos que eran mayores y que quizás entendían en poca
medida lo que ocurría. -Ellos quienes han sido abandonados y olvidados durante
miles de años, los niños huérfanos de guerra o aquellos quienes fueron alejados
de sus hogares por sus propios padres por el simple hecho de ser diferentes,
hadas, brujos, lobos e incluso Nefilim. Niños perdidos en el tiempo, en la
crueldad de la ignorancia y el miedo, niños que no tuvieron la oportunidad de
embellecer nuestro mundo con su vida, de dejar una marca de magia brillante, de
crecer y ser parte de una manada heroica, de no poder iluminar su camino con
una piedra mágica. Se han perdido y con ellos perdimos una nueva oportunidad de
ser mejores.
Tampoco podemos olvidar
a los niños que, por alguna extraordinaria suerte divina, lograron crecer y
convertirse en lo único que pudieron convertirse. No podemos darles la espalda
y esperar que sean buenos como si de magia se tratara, es nuestro deber tomar
sus manos y guiarlos por el camino correcto, entonces y solo entonces podremos
exigir cualquier cosa de ellos
Debe terminar ahora y
para siempre la pregunta absurda que surge cuando un niño es abandonado. La
pregunta que dice ¿A dónde pertenecen?
Ellos no pertenecen a un mundo diferente al nuestro, ellos son parte del mundo
de las sombras y deben ser protegidos. Protegidos por quienes pueden hacerlo,
es tiempo de dejar de dar la espalda, es tiempo de salvar a estos niños, a nuestros niños, los futuros guerreros,
artistas, maestros, hermanos. Es tiempo de unirnos por un bien mayor a nuestros
propios intereses, es tiempo de hacer la diferencia y pasar a la historia como
los que dejaron de ser ciegos e indiferentes, es tiempo de ser verdaderos hijos
del ángel. Por ellos, y por nosotros.
Hubo silencio atónito
por un segundo antes de que una marea de personas, dejaran sus lugares
poniéndose en pie y aplaudiendo fuertemente a las palabras del Cónsul, Jace
levanto su cabeza, ese era su parabatai,
su hermano, su Alec. Isabelle sonreía resplandeciente mientras brindaba a su
madre un pañuelo para que ella secara discretamente las lágrimas que intentaba
ocultar, Robert Lightwood no podía dejar de aplaudir, con su pecho inflado de
orgullo y sus ojos brillando ante la imagen de su hijo.
Después de su discurso,
Alec bajo del estrado sintiéndose aturdido por las palabras que acababa de
decir, Alec nunca había sido conocido como un orador, no como lo eran Jace o
Magnus, pero sus palabras surgieron de sus pensamientos y su corazón, palabras
que al parecer habían logrado su objetivo de demostrar que de ahora en adelante
las cosas serían diferentes, para todos en el mundo de las sombras por igual.
Magnus se acercó, su
sonrisa era vibrante.
Alec se sintió
avergonzado. - ¿Qué tal estuvo?
Magnus siguió con su
sonrisa y abrazo a Alec con fuerza. - Perfecto. -Le dijo al oído y el brujo
sintió el cuerpo de su esposo relajándose.
Magnus soltó a Alec sin
poder dejar de verle.
- No sé cómo hice eso.
Magnus le seguía
sonriendo cuando Edrian se acercó. - Bien hecho, señor.
Alec le devolvió el
discurso que no había leído. - Gracias, lamento no…
- Está bien, no era tan
bueno como el que diste.
Magnus rodo los ojos al
cielo. - ¿Buscamos a nuestro hijo? -Dijo dando un poco de énfasis a la oración
en la parte de Nuestro hijo.
Alec y Magnus se
alejaron del escenario para ir con su familia.
*
* * * *
Will y Max miraban
hacia el escenario cuando el Cónsul terminaba de dar su discurso entre los
aplausos.
-Wow. -Dijo Will.
Max seguía aplaudiendo
cuando escucho ruidos detrás de ellos, los chicos estaban mirando desde la
línea de árboles en donde comenzarían un juego con los niños del instituto.
- Ese discurso fue
grandioso. - Max se quedó sin habla cuando vio a Nathan saliendo del bosque.
- ¡Nath! – Exclamo
Will. – Que gusto verte.
Will miro a su amigo,
después miro a Max y a su expresión y entendió que quizás debería dejarles
solos. - Iré a buscar a los niños. -Dijo y se alejó con una sonrisa poco
disimulada.
- Que discreto. -Dijo
Nathan.
- Si. - Dijo Max
entrando al bosque. - Mucho. No creí verte hoy ¿Dónde estabas?
- En casa.
Max guardo silencio.
- Escucha. - Dijo
Nathan. - No debí ocultarte la verdad, no debí…
- No. No debiste.
Nathan se molestó. -Mírame
a los ojos y dime que existía una oportunidad de que no me odiaras si te
hubiera dicho la verdad. Si te hubiera dicho quién es mi padre.
Max dio pasos seguros y
largos hacia Nathan deteniéndose cuando estuvo a centímetros de él. Tomo la
mano del chico enredando sus dedos azules en su muñeca. -Mírame a los ojos y
dime si realmente crees que yo podría odiarte en algún momento de mi vida.
Nathan se sorprendió
con la reacción de Max, miro de su mano a su rostro buscando una respuesta, su
corazón latió con velocidad. Max no aparto sus ojos de los de Nathan, azul
oscuro mirando al verde brillante, el brujo levanto su otra mano hacia el
rostro de Nathan colocándolo sobre su mejilla. - ¿Qué es? ¿Qué te paso?
Nathan entendió que Max
había leído su dolor en su rostro, la pena de haber perdido a Blanco. - No hay
forma de que me conozcas tan bien. - Dijo Nathan con voz baja aun con la mano
de Max en su rostro.
Max rio. - ¿Eso crees?
-Max… yo… -Comenzó sin
aliento Nathan.
- ¿Max? - Ambos chicos
giraron sus rostros hacia el lugar de donde había provenido esa voz y ahí
estaba el Cónsul de pie mirándoles.
Alec pudo notar
suficiente en la imagen para darse cuenta de que claramente ellos tenían sentimientos
más fuertes el uno hacia el otro que una simple amistad. Tomo la nueva
información con tranquilidad.
Max no lo tomo con
tranquilidad, miro a su padre congelado y después soltó a Nathan dando un par
de pasos hacia atrás. -Papá… yo… no es lo que piensas.
Alec se sorprendió de
ese comentario. En realidad, no había mirado nada malo en los actos de su hijo.
-No tienes que…
- ¿Disculparte? – Furia
se encendió en Nathan y miro a Max. - Sera mejor que lo hagas, tocar así a un
hada, deberías de comenzar en pensar mucho mejor en lo que haces, podrías
manchar el honor de la familia.
- ¿Que?
Nathan dio media vuelta
para desaparecer en el bosque.
- Espera. -Dijo Max. - Es
el Cónsul, no puedes irte así.
- No tengo porque
mostrarle respeto. - Dijo Nathan aun enojado. - Las hadas no nos regimos por
sus leyes.
- Pero si los Cazadores
de Sombras. - Alec dio un paso al frente, no lo dijo enojado, era una muestra
de serenidad e imponencia.
- ¡No soy un Cazador de
Sombras!
- Te veo. -Dijo Alec
tranquilo. – Y eres más un Cazador de Sombras de lo que te imaginas.
Nathan le dedico una
sonrisa fría, una sonrisa que Max no había conocido nunca. – Debería entonces
mirar mejor, Señor Cónsul. - Dijo dejando claro que eso era lo último que
diría.
Max se acercó o por lo
menos lo intento dando un paso al frente, hacia Nathan, en unos segundos se dio
cuenta de cómo los arbustos alrededor se movían, los arbustos comenzaron a
enredarse fuertemente entre ellos formando una pared impenetrable entre él y
Nathan quien había quedado detrás del muro verde. Max miro hacia el obstáculo
creado por el poder de hada de Nathan sin hablar por un momento.
-Nunca había usado eso
en mi contra. -Dijo Max triste mirando a la pared que Nathan había creado entre
ambos.
*
* * * *
- Te ves molesto. - Dijo
Alec a Magnus mientras caminaban hacia su familia.
Magnus no quería
arruinar el gran día del Instituto. - En lo absoluto, estoy muy feliz por todos
estos niños, has hecho un excelente trabajo.
- No fui yo, Izzy,
Simon, Catarina, Edrian, sin ellos nunca…
Magnus lo detuvo
tomándolo gentilmente de su brazo, lo guio hasta que quedaron de frente. -No
debes quitarte ningún crédito, sin ti nada de esto habría sido posible, ni en
mil años más.
- ¿En verdad crees eso?
- No tengo muchas
razones para pensar diferente.
- Los Nefilims somos de
lo peor ¿cierto?
- Mi respuesta a eso es
diferente a lo que era hace unas décadas. - Dijo Magnus. - Si no fuera por ti y
tu familia, las cosas seguirían igual que antes.
- Nuestra familia. -Dijo Alec sonriendo.
Magnus asintió
conmovido. - Nuestra familia. - Concordó el brujo.
Siguieron su camino
hacia donde les esperaban. Se toparon con Jace y Clary conversaban algo
agitados.
- ¿Todo bien? - Pregunto
Alec.
Clary se miró apenada.
- Sé que es un día importante y que…
- Clary. - Dijo Alec. -
Está bien. Hemos pospuesto esta conversación lo suficiente. - Alec miro
alrededor, hacia los niños, los maestros y todos los involucrados en su
cuidado. - Todo parece ir bien aquí. Es hora de hablar de tu sobrino.
Clary se llevó una mano
al pecho. - ¿Lo vieron? ¿Cómo es? Es decir, hable con mamá de ello, pero ella tiene
miedo, teme que sea como… Sebastian.
Era fácil notar como
Clary tenía a dos personas en diferentes términos en su mente con respecto a
quien había sido su hermano, Clary se refería a su hermano el malvado como
Sebastian. Cuando ella y su madre hablaban sobre ese joven que conocieron solo
los últimos minutos de su existencia, ellas le llamaban Jonathan.
- No lo parecía. - Dijo
Alec. - Se miraba asustado, en realidad.
- Necesitamos hablar
con nuestros hijos. - Dijo Jace, - Ellos lo conocieron hace un par de años.
Magnus miro a Alec. - No
puedo creer que también eso nos lo haya ocultado.
- Y sin embargo a mí no
me sorprende.
Magnus le miro una vez
más.
- Vamos, Magnus. Se
honesto ¿le dejarías ser amigo de un chico hada?
- Por supuesto que no.
- Dijo Magnus sin remordimiento. - Las hadas por ahora no son la mejor
compañía.
- Escúchate. - Dijo
Clary divertida. - Magnus Bane, el padre sobreprotector.
- Oh, no tienes una
idea. -Dijo Alec.
- Es mi único y muy
amado hijo. Hasta donde sé tengo derecho a ser sobreprotector.
- Estoy de acuerdo. -
Isabelle se acercó con su pequeño niño Gabriel Lightwood en brazos. – Nunca están
suficientemente protegidos.
- Es increíble, pensar
que Izzy y Magnus serían los padres abrumadores del grupo.
- Eso es porque temen
que sus hijos vivan como ellos lo hicieron. – Dijo Jace.
Clary le miro con sus
cejas levantadas. - ¿No tienes nada que decir respecto a ti mismo?
-No. – Dijo Jace
descaradamente. En ese momento Will apareció corriendo entre los adultos, Jace
lo tomo para levantarlo y colocarlo de cabeza. Will reía sin poder detenerse. –
Mi pequeña Charlotte es como su madre y mi adorado William protegerá a su
hermana cuando yo no esté cerca.
- Charlie me protege a
mí. – Dijo Will con la visión de los adultos de cabeza. – Es la única sin la ya
conocida aberración Herondale. Pato-fobia. -Los adultos rieron sin control,
Jace se apiado de su hijo y lo devolvió a tierra sobre sus pies.
- Estoy seguro que la
fobia a los patos no se llama así. – Dijo Magnus revolviendo el cabello negro
de Will.
- ¡Ornitofobia! – Dijo
el pequeño Gabriel Lightwood desde los brazos de su madre. - Es el miedo a las
aves. Y la Anatidaefobia es el miedo irracional a que en algún determinado
momento y desde algún lugar, un pato te esté observando. -dijo el pequeño con
voz clara y dulce de niño de cinco años. -Creo que Los Herondales tienen ambas
fobias.
Jace se movió con
velocidad para tomar al pequeño genio y ponerlo de cabeza. - ¿Y el miedo a los
patos de goma? – Pregunto Jace moviendo a Gabriel de arriba abajo para que
riera. - ¿También sabes eso?
- ¡Eso no existe! –
Dijo Gabie (Gabriel) riendo a carcajadas mientras era sacudido por su tio.
La familia observaba la
escena sonriendo. Clary se acercó a Alec y Magnus, Simon estaba a su lado. -
¿Crees que pueda haber alguna forma de verle? ¿De hablar con él?
Alec le miro con duda.
– Encontraremos la manera.
- Creo que la manera es
Max. – Will sorprendió a sus adultos parientes.
- ¿Por qué dices eso,
hijo? – Clary fue tierna como siempre hacia sus hijos.
- Ellos se entienden. –
Will parecía estar buscando las palabras para explicarse a sí mismo. – Es raro
y simple, mas raro que simple, pero seguramente Nathan hablara con ustedes si
Max se lo pide.
El rostro de Clary
cambio a uno de esperanza, el de Magnus no expresaba exactamente eso. - ¿Dónde está
Max, Will? Creí que estaba contigo. – Pregunto el brujo.
- Lo estaba. – Dijo el
niño nervioso. – Pero ahora no está y… no estoy exactamente seguro de donde
esta… podría decirles por donde buscarlo, pero eso no implica que lo encuentren
porque, no sé en donde esta y…
El chico aun no
terminaba con su evasiva oracion cuando Alec comenzó a alejarse de su familia,
quienes miraban a Will con sorpresa.
- ¿A dónde vas? –
Pregunto Magnus a su esposo.
- A buscar a mi hijo. –
Dijo Alec sin detenerse.
*
* * * *
Alec y Max estaban en
su camino hacia la reunión que Alec había dejado para ir a buscarlo, Nathan
había dejado muy claro que no quería hablar con ellos más. Ambos estaban
callados, raro en Max, no tanto en Alec.
- ¿Se lo dirás a papá?
-Pregunto Max deteniéndose abruptamente.
- ¿Por qué ocultarlo?
- Sabes porque, sabes cómo
se pondrá, sabes que me prohibirá verle y… - Max resoplo. - No es lo que
parecía, papá, en verdad no es lo que piensas.
- No importa lo que yo
piense. - Dijo Alec acercándose a su hijo. - Solo importa lo que tu sientas, y
ciertamente me quedo muy claro que tus sentimientos por ese chico son quizás más
que una amistad.
- No, no, en verdad,
solo estaba preocupado, se miraba triste.
- Preocuparte por él es
parte de…
- No. - Repitió Max.
Alec se miró
comprensivo. - No entiendo muy bien cuál es el problema con el hecho de que te
sientas atraído por él. -Dijo su padre tranquilo. - Pero me gustaría que
supieras que sé lo que es tener sentimientos encerrados dentro de ti, sentir
que no puedes expresarlos o siquiera hablar de ellos, tarde o temprano lo único
que haces es lastimarte a ti mismo. Lo que quiero decirte es que, no importa lo
que sientas, bueno, malo, sensato o no, no debes guardarlo, nunca te juzgaremos
y no dejaremos que nadie lo haga. ¿Entiendes eso?
Max asintió sincera y
lentamente.
- Y aún más importante
que eso. - Continuo su padre. - Puedes engañar a quienes tú quieras, eres un
brujo y será parte de tu existencia en algún momento. Pero nunca intentes
engañarte a ti mismo, debes aceptar tus sentimientos y defenderlos, defenderlos
ante quien sea, porque lo que hay dentro de ti, es lo que eres realmente, si lo
pierdes, te pierdes a ti mismo. - Max tenía toda su atención en su padre, quien
extendió su mano hacia su rostro para acariciar lentamente su mejilla. - Y algo
que me gustaría mucho, es que aun dentro de cientos de años, sigas siendo el
mismo.
- Papá. -Exclamo Max y
se aferró a su padre.
Alec lo sujeto con
fuerza. - Sé que para ti y tu padre es difícil hablar de esto, pero necesito
que estén listos. - Sintió como Max asentía en su hombro. Alec lo aparto con
cuidado y cariño. -No le diré a tu padre de ese chico, pero…
- Nathan. -Dijo Max
tímido. – Su nombre es Nathan.
Alec sonrió - No le
diré de Nathan a tu padre, pero quisiera que tú lo hicieras.
Max asintió con
resignación mientras ambos reiniciaban su caminata hacia la reunión y su
familia. Alec noto de inmediato a un par de guardias Nefilim quienes comenzaron
a acercarse, el Cónsul les pregunto por su familia y ellos le indicaron que
debía ir a una de las tiendas colocadas en los jardines. Max y Alec caminaron
hacia ahí esperando encontrar una reunión animada y divertida. Lo que
encontraron fue por completo inesperado.
Había una extraña alineación
de la familia alrededor de la tienda, todos quietos y rodeando a la persona que
estaba en el fondo, ellos le miraban con mucha intensidad. Alec le observo de igual
manera, tenía rasgos característicos difíciles de ignorar.
Max observo al hombre y
sintió un golpe en el pecho gracias a su emocionado corazón, habían sido muchas
las ocasiones en las que Nath había hablado de una de las personas más cercanas
a él, nunca le había mirado en persona, pero las palabras de Nathan eran claras
en su mente en ese momento. Un hada con cabello rubio, el cual caía por debajo
de la altura de sus hombros, sus ojos eran color cobre y desde el interior de
sus impactantes ropajes, había una marca de nacimiento que asimilaba a un árbol
en pleno otoño, en coloración y forma, la marca corría por su cuello terminando
justo donde iniciaba su rostro. Ahí de pie rodeado de Cazadores de Sombras,
parecía una escena poco probable. El Hada se miraba tranquilo y curioso. Nadie
ahí le conocía, nadie excepto…
- ¿Vladimir? – Pregunto
Max asombrando a todos.
Continuara…
@MayGraciel ♥
sos una geniaaaaaaaaaaaaaaaaa diosss me encanta odio a edrian... ejjejeje ya quiero mas pobre nath,,esta perdido quierooo masssssssssss escribes tan lindo y como son los encuentro malec ese amor profundo cieero los ojos y lo siento graciasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss sigue por fi
ResponderBorrarPor fin!!!! *W* awwww Max y Nathan <3 Espero que nada malo le pase a Alec.....porque parece como si se estuviese despidiendo <3 <3
ResponderBorrarGracias, estaré esperando la continuación :D
Ay muero de amor y emoción...Amo como escribes, eres genial!
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarUn gran capitulo... pero por favor no mates a Alec... mi corazon no lo soportaría me recuerdo del cap de sacrificio que hiciste y llore mucho.... prefiero Alec tentado por Edrian que muerto te suplico no lo mates...
ResponderBorrarVeo q la relación de Max y Nathan va a ir lenta... Espero que nath se apoye eb los que los quieren cof cof max y q no se pase al lado oscuro u.u
ResponderBorrarAlgo me dice que esa última reacción de Max va a hacer que la cosa se ponga fea con Nat, pero entiendo, él está sufriendo pro Blanco y viendo por primera vez la realidad, lástima que esa realidad pueda llegar a envenenarlo, espero Max y nuestros preciosos cazadores puedan lograr que todo se solucione sin que nadie salga lastimado... Aunque temo que, quizás Nath, sea el nuevo Sebastian.
ResponderBorrarYa nee~
Me encanto. Al parecer Max se parece a Alec mas de lo que creíamos con ese asunto de negar sus propios sentimientos. Por otro lado debo decir que me divierte mucho la faceta celosa de Magnus. Deberias dejar que un poco de drama pase entre Alec y Edrian. Ya, lo dije. No me maten solo pienso que seria muy interesante
ResponderBorrarNo podría estar más de acuerdo contigo y NO ME ODIEN las demás pero pónganse a pensar… después de todo… Alec solo conoce a Magnus y Magnus en sus siglos ¿a cuántos y cuántas no?...
Borrar¿Cómo nos sentiríamos nosotras si nuestros novios tuvieran un historial de parejas que daten desde hace más de cuatro siglos siendo que entonces eran más educadas y más interesantes? Un poco de drama y de inseguridad razonable no le caería mal a nuestro brujo... ¿cuántas veces no se sintió así Alec?
Un beso y un abrazo:
Pita =)
Pero Magnus a demostrado que sobre todas las cosas ama a alec y edrian es una vil zorra no es justo después de todo por lo que han pasado.
BorrarAunque comienzo a pensar que la autora nos tiene un triangulo amoroso nivel dios :0000
Si han pasado por mucho… Pero aun así… ¿No queremos más drama? Además la autora lo hace espectacular, no me molestaría leer más intriga y más de sus historias, de nuevo… No me odien =) Además así como Micah tuvo su encanto… Edrien puede que tenga lo suyo.
BorrarUn beso.
Pita =)
UNA HERMOSA HISTORIA, ESPERO CON ANSIAS LA 5TA PARTE
ResponderBorrarno por favor que Alec no muera, no podría soportar otra muerte :/ de lo contrario mi corazón sangraría ¨-¨
ResponderBorrarMe escucharé muy mezquina… pero… ¿y si muriera momentáneamente?, ¿solo para que Magnus lo resucite? NO ME ODIEN, es que la emoción nos mataría a TODAS y sería muy interesante ver la postura de Magnus respecto a su inmortalidad… ¿no?
BorrarUn beso y un abrazo.
Pita =)
Me encantó me encantó me encantó
ResponderBorrarFue hermossoooo
El discurso de Alec, nath y max<3
Me encanta vladimir �� por favor no lo mates y tampoco a alec
ResponderBorrarHola hermosa,
ResponderBorrarmuchas gracias por continuar escribiendo, aunque no TODAS te comentemos, sabes que tienes una base de fanáticas que te seguimos y que , por lo menos yo, ingreso a diario para ver si ya pudiste continuar… ya sé que tienes MUCHAS cosas que hacer pero por favor, no pares =) amamos lo que escribes. Mil y un gracias por no dejarnos tiradas. Me hizo el día hace dos días ver que habías publicado.
Te mando un beso y un abrazo.
Pita =) (Fan de México)
em... una pregunta :) cual es el nombre de la pareja de clary y jace... ya se que ha estas alturas debería saberlo :D y que no debería preguntar aquí bueno... :3
ResponderBorrarClace :)
BorrarSe llama clace
Borrarleí todos los fanic me encantaron, sos una genio, llore, rei etc. seguí a si ya me muero por leer el siguiente capitulo
ResponderBorrarDebes saber que soy tu lectora fantasma por excelencia!
ResponderBorrarPero aquí me tienes después de un fabuloso capitulo, podré leer mil fanfics malec pero siempre volveré a ti, eres la mejor. Tú forma de escribir y tus historias son mis favoritas, pls gracias por tu esfuerzo y dedicación nunca dejes de escribir Malec!!
Saludos!
P.D. Esperaré ansiosamente la continuación!!
oh por dios!! Magnus debería convertir a Jace en un pato por un día quizás will sufra pero el poco tacto de su padre se lo a ganado (jajajajja ok ok no :D ) amo tu forma de escribir.
ResponderBorrarSigue pronto porfavor las dudas me carcomen.
waaaaa!!!! es genial .. me encantan tus historias las lei todas .. esperare ... muriendo lentamente por el proximo .... gracias !!!!!
ResponderBorrarDudo que Alec lastime a Magnus de esa forma .... aunque si, es lindo ver a Magnus celoso.
ResponderBorrarEdrian me da mala espina <n< (mirada sospechosa).
Pobre Max ;n;
No sé que decir aparte de que me encanta esto. La manera en la que escribes y desarrollas a los personajes. Es genial, de verdad. A veces es difícil encontrar historias bien hechas.
ResponderBorrarMe gustan mucho las personalidades de los niños. Y Malec, lo que pasa con Edrian es normal pero molesto, ojala Alec se de cuenta pronto.
Y Nath con Max me encanta. Son super lindos.
Quiero felicitarte por tu amena escritura, he leído varios fanfics, pero rayan en lo vulgar y obsceno en cambio tu escritura es maravillosa. Gracias
ResponderBorrarpor favor sigue escribiendo!!!!! Esta demasiado genial XD
ResponderBorrarMe encanta tu forma de escribir ��������.
ResponderBorrarEsa manera de escribir que hace que nos enamoramos aun más de los personajes , que hace que el corazón golpee con fuerza por la intriga y la pregunta ¿que pasara después?
En resumen amo tu manera de escribir que hace que las historias adquieran vida propia .
Por favor continúa ������
Wow recién comenze a leerla y ya la amo. No hace falta recalcar tu exelente escritura, te envidio, erea muy buena! Sigue así!
ResponderBorrar¡Conti Conti Conti! Por favor May, sigue el fic please, se que a fines de mes públicas te sigo desde hace un año y aún me encantan tus fic.
ResponderBorrarYa quiero la quinta parte!! :(
ResponderBorrarPor favor continuaaaa :c moriré... me he leído todos todos las historias en este blog ahhhh por favor continua :c
ResponderBorrarCuando vas a colgar la quinta parte? Que sea en poco tiempo porfa. También me vale otra parte de mundo invertido. Pero algo plis.
ResponderBorrarMay amo tus historias, son geniales, escribes muy bien. Ya me he leido todas tus historias en wattpad, y esta era la ultima que me faltaba.
ResponderBorrarwooow tus historias son geniales no dejo de leerlas ni un solo dia eres genial... pero me gustaría que magnus y alec hablaran de lo inevitable (la muerte de alec) que sea un momento emotivo!!! bueno sigue asi yo seguire leyendo....
ResponderBorrar