Te Encontrare Cap 6
Era
casi medio día cuando Alec despertó muy aturdido. Se sentía tan extraño y
culpable, él no podía quitar de su cabeza el tan vivas sueño en donde había
besado tan fervientemente a Magnus, el pensamiento le subió la sangre al rostro, así como le provoco una
sonrisa avergonzada. Debes de estar
bromeando, se reprendió a sí mismo por haberse dado cuenta de lo mucho que
le gustaría seguir dormido.
Se
levanto, se vistió, a pesar de ser media semana, él estaba exento de la
universidad hasta el próximo lunes, debido a su reciente roce con la muerte. Pensó
en jugar videojuegos por el resto de sus días libres, fue un buen intento, pero
su esfuerzo por mantener su mente alejada de la terrible idea de no ser él,
duro muy poco, se aterro en un segundo. Gwen estaba en la universidad, así que
no podía ir a su cuarto a refugiarse de sus propios pensamientos. Resignado,
tomo cada uno de sus medicamentos y opto por la opción más simple y menos hostigadora;
Se metió nuevamente a su cama para esperar no ser molestado por demonios,
brujos o Cazadores de Sombras, con suerte, en lo que restaba del día.
*
* * * *
-Oye…
Vamos Alex despierta. Son las siete de la tarde. –Gwen jalaba del cobertor de
su primo, este solo emitía ruidos de desaprobación. –Mi tía dice que no has
bajado a comer. ¡Vamos! ¿Pretendes enfermarte aun más?
Gwen
insistió hasta donde su paciencia le permitió sin ningún éxito, salió de la
habitación mirando como su primo volvía a entrar en un sueño profundo.
*
* * * *
-Tierra
llamando a Alex –Gwen movió su mano frente al rostro de su primo. -¿Estas
escuchando?
Alec
despertó. Él estaba en la sala de estar de su casa, Nico sentado en el suelo
junto a Gwen jugaba muy entretenido un video juego. Nico siempre estaba
jugando. Gwen lo estaba mirando directamente hacia arriba, hacia el sofá donde
se encontraba su primo cubierto con una manta.
-¿Qué
dijiste? –Pregunto Alec al percatarse del rostro de su prima.
Gwen
rodo los ojos –Debes hacer algo. –Dijo la chica. –No sé porque estas así pero…
-¿Crees
que Isabelle quiera venir hablar conmigo? –Pregunto inesperadamente Alec.
-¿Isabelle?
–Dijo Nico. -¿La chica que nos mira como si siempre quisiera asesinarnos?
Alec
no dijo nada.
-¿Por
qué quieres hablar con ella? –Pregunto Gwen. –Dijiste que era demasiado para
ti.
-No
es nada de eso. –Dijo Alec sonando algo molesto. –Solo quisiera saber como
esta.
Gwen
y Nico se miraron. –Supongo que Magnus puede contactarla. Tienes su número ¿Por
qué no le preguntas?
Alec
exhalo. –No quiero verlo –Dijo. –Y tampoco a Jace.
-Creí
que te agradaban –Dijo Nico sin dejar de jugar. –Por lo menos parecía que
Magnus te agradaba bastante.
-Es
solo… -Alec titubeo.
-¿Qué?
–Pregunto Gwen.
-Nada.
–Dijo Alec molesto, el chico se levanto y subió las escaleras, al parecer hacia
su habitación. Dejando a Gwen y Nico increíblemente desconcertados.
*
* * * *
-¿Y
bien? ¿Dónde está Alexander? –Isabelle lucia tan fuera de lugar en la
habitación de Gwen. Ella se miraba despampanante como siempre, sus pulseras
sonaban a cada movimiento que hacía, ella era una de esas cosas que podías
mirar por un largo tiempo sin aburrirte y Gwen la observaba no con admiración, más
bien con temor. Ella aclaro su garganta.
-Ese
es el punto. –Dijo nerviosa. –No lo encontramos desde esta mañana. Pude
cubrirlo por toda la tarde, pero por la noche, es decir, sus padres se pondrán
como locos y ya no se qué hacer.
Isabelle
miro la ansiedad sinceridad de Gwen. -¿Por qué me mandaste a buscar? Hasta
donde sé. Pudieron contactar a Magnus. ¿Por qué mandar a tu sirviente por mí?
-¿Sirviente?
Nico es…
-Tranquila,
sé lo que el vampiro es para ti, solo quería descubrir tu expresión, valió la
pena.
-Nico
y yo solo somos…
-Ni
siquiera te molestes, como sea, ¿Por qué a mí?
-Alex
pregunto por ti esta mañana. Así que… No lo sé…
-Ah
–Dijo Isabelle desinteresada. -Esta casa es enorme ¿Cierto? –Ella miraba
analítica hacia el cielo raso de la habitación.
-¿Siii?
Pero busque dentro de toda la casa. -Dijo Gwen sonando un poco ofendida. –Créeme,
no está aquí.
-¿Dentro
he? –Isabelle subió al borde de la ventana. Gwen estaba muy segura de que su
conversación la había aburrido y por ello decidió irse, pero la chica observo
como con sobresaliente habilidad, Isabelle no bajo al suelo, si no inicio su
ascenso hacia el techo de la casa. Gwen estaba ahí parada asomada por la
ventana con su cuello tan estirado hacia arriba como podía, mirando como la
chica desaparecía de su vista sin decir una palabra más, y meditando en como
nunca sería capaz de entenderla.
*
* * * *
El
aire que corría por sobre las casas se sentía mucho más ligero, Alec no sentía
frio ni sofoco, era muy tranquilizador y pacifico. Él tenía su cabeza cubierta
por la capucha de su sudadera, sus brazos recargados en sus rodillas y su
mentón sobre sus brazos, estaba algo oculto por la copa del enorme árbol del
jardín trasero, miraba fijamente hacia la luna entre las nubes, su luz era algo
hipnotizante, así como el hecho de sentirse tan fuera de lugar como nunca antes
se había sentido.
-Bueno
esto fue sencillo.
Alec
giro rápidamente hacia Isabelle que se acercaba con paso seguro hacia él.
-Isabelle
¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que estaba aquí?
-Te
gustan las alturas, no entiendo porque, pero así es. –La chica se sentó a lado
de Alec. Mientras este aun reflejaba su asombro en su rostro. –Eres mi hermano,
te conozco.
Alec
resoplo. -¿Tu hermano es así de predecible? Qué horror.
Isabelle
rio. –No exactamente. Una vez en el Salón de los Acuerdos… bueno. Sorprendiste
a todo el mundo.
-No
sé que es el Salón de los Acuerdos.
-Está
en Alicante. En fin, Mi hermano es un luchador, pelea por las cosas que de
verdad importan, es increíblemente valiente y determinado a la hora de defender
a sus seres queridos. –Isabelle suspiro. –él es un héroe.
-Eso
en realidad suena genial. –Dijo Alec distraídamente, se notaba que Isabelle tenía
en muy alta estima a su hermano.
-Ese
eres tú. –Dijo la chica y Alec le dedico una mirada de asombro. Isabelle tomo
la mano de su hermano, ella de repente se miraba pequeña, como una niña
indefensa –Danos una oportunidad de demostrártelo.
-Isabelle.
-Por
favor. Danos un día. Por favor. –El rostro de Isabelle era suplicante y el
pecho de Alec se lleno de una extraña necesidad de protegerla. De darle lo que
quisiera.
-Esto
es tan extraño. –Dijo el chico. El presiono con más fuerza la mano de Isabelle –Tu
mano me parece familiar. –El rio débilmente. –En verdad ustedes me van a volver
loco.
-Bueno
eso es porque siempre me tomabas de la mano.
-¿En
serio? No pareces del tipo de hermana cariñosa.
-Por
supuesto que no, en lo absoluto. –Isabelle soltó a su hermano, como si este la
hubiera ofendido. Alec se miraba más bien divertido. –Pero tú… bueno… tú no
eres igual a mí. Por lo menos no en ese aspecto.
Alec
miro a Isabelle y por primera vez desde que la conoció se dio cuenta, su piel,
su cabello y su rostro eran muy parecidos a los propios, su color de ojos era
diferente pero la forma de ellos, ¿Cómo no lo había notado antes? El chico
intento resistirse cuanto pudo a su petición, pero Isabelle se lo hizo
imposible.
-De
acuerdo. –Dijo Alec sorprendiendo a la chica. –Pero debes prometer que no sufrirás
cuando te des cuenta de tu error…
-Que
cabeza hueca eres. –Dijo Isabelle, su postura, su rostro habían cambiado, sus
ojos brillaban con ilusión. –Eres tu el que debe prometer aceptar lo que veras.
–La chica se levanto. –Entonces mañana en el departamento de Magnus. Puedes
llevar a la mundana si eso te hace sentir mejor. Ella en realidad no es tan
desagradable.
Alec
rio. –Si… bueno, gracias. –Alec se percato de las intenciones de Isabelle por
marcharse y sintió la necesidad de pedirle que se quedara por un poco más de
tiempo. Pero ¿Con que objeto? A ella claramente le urgía irse.
Isabelle
sonrió radiante a su hermano mientras se acercaba a la orilla del techo. Estaba
ansiosa por ir a darle la noticia a Jace y Magnus, hacer los preparativos. –Te
veo mañana Alec Lightwood.
-Ahí
estaré. –Dijo Alec mientras miraba como la chica usaba su látigo para bajar y
correr hacia la calle en donde desapareció de su vista.
*
* * * *
-Creí
que no querías ver a Magnus. –Gwen giraba en la silla de escritorio en la
habitación de su primo.
-Creí
que querías que los ayudara.
-Eso
era cuando no tenía que preocuparme por tu salud. Ahora deberías descansar.
-Estoy
muy bien. –Dijo el chico. –No debes preocuparte por eso.
-Lo
que digas. –Gwen miro a su primo. -¿Quién eres y que hiciste con mi primo?
Alec
que había sacado una playera de su cajón se detuvo y miro horrorizado hacia
Gwen. -¿Qué dijiste? –Su voz tembló y era débil.
Gwen
rio. -¿Desde cuándo tomas lo primero que encuentras de tus gavetas? Por lo
general haces un desfile frente al espejo antes de decidir.
Alec
suspiro y rio con alivio, miro hacia sus manos con la playera y los vaqueros en
ellas. –Es solo ropa, supongo.
-¡Wow!
¡Eso fue! Estas asustándome en verdad. –Ella sonreía mientras salía para
dirigirse a su habitación también para prepararse. –Por cierto, deberías
calmarte, estar así de nervioso no es tu estilo.
Alec
le dedico una sonrisa a su prima y pensó en que esto no tenía nada que ver con
estilo, sino más bien con identidades.
*
* * * *
Los
tres chicos salieron del Corolla,
frente a ellos estaba el edificio donde estaba el piso de Magnus. Alec miro
hacia arriba, a la ventana y noto una figura esbelta ahí de pie, sus ojos
brillaron como los de un gato y Alec dejo salir un gran y profundo suspiro.
-¿Estás
bien hermano? –Pregunto Nico preocupado. –Nunca te había mirado así.
Alec
aparto la mirada de la ventana. –Estoy bien. –Dijo el chico. –Es solo que…
-¿Qué?
–Pregunto Gwen y Alec entendió con su postura, su mirada y su tono de voz que
no era un Que cualquiera, era uno de
esos que exigía una sincera respuesta.
-Algo
me dice que lo que vamos a descubrir no nos va a gustar. –Dijo Alec.
Gwen
lo miro por un segundo y su rostro mostro resolución. –Pues entonces no hay que
hacerlo. –Dijo. –Lamento en verdad lo que les está pasando, perder a alguien
querido es terrible, pero… No es nuestro problema. En realidad no.
Alec
sintió una especie de alivio, con una necesidad ansiosa de tomar las palabras
de su prima, alejarse de ahí y nunca volver. Pero entonces, el rostro de una
chica vino a su mente, ella tenía el cabello negro así como sus ojos, ella le
sonreía vibrante y entendió que no podía hacer eso, ya que primero tenía que
estar seguro de que no abandonaría a Isabelle, que no abandonaría a su hermana.
-No.
–Dijo Alec. –Hay que hacer esto, pase lo que pase, estaremos juntos ¿No?
-Eso
ni para que mencionarlo. –Dijo Nico.
Los
chicos se acercaron hacia la entrada, como si se tratase de un dejavu,
Presidente salió por la puerta parcialmente abierta, Alec sonrió al gato y lo
levanto para acariciarlo.
-A
ese gato en verdad le agradas. –Dijo Gwen mientras subían las escaleras.
Alec
dejo a Presidente antes de entrar al departamento y al cruzar la puerta, se
sintió por completo abrumado, había más gente ahí de la que esperaba que
hubiera. De inmediato se percato de la fuerte mirada de Magnus hacia él y una
ola de furia lo inundo, en verdad odiaba la manera que lo miraba. Alec aparto
el rostro sin ser sutil, por ello Magnus lo noto.
-Alec.
–Isabelle bailo gustosa hacia su hermano. –Me alegra que estés aquí. –Miro a
sus acompañantes y agrego: -Me alegra que estén aquí. –Esto último no sonó muy
sincero en realidad.
Nico
y Gwen se miraron resignados.
-Te
prometí que vendría. –Dijo Alec y Magnus se percato del cambio en su voz, ya no
se escuchaba como ese joven extrovertido, amante de los videojuegos. Su voz era
débil e incluso triste. Magnus tomo un largo respiro. Tenía que calmarse, no
arruinar esto, evidentemente Alec estaba ahí por Isabelle, por nadie más.
Magnus
dio un paso al frente. –Ya conoces a Jace, Clary y Simon. –Dijo técnico. –Déjame
presentarte a James Cartairs y Theresa Gray.
Ambos
chicos dieron un paso hacia Alec, ellos se miraban muy comunes, pero había algo
en sus movimientos, una formalidad no vista en los chicos de su edad.
Alec
asintió hacia ellos. –Mucho gusto.
Tessa
y Jem se miraron, que Alec actuara como si nunca los hubiera conocido era muy
extraño.
-Tessa
es una bruja. –Continuo Magnus –Una de mis mejores amigas, Jemes es su
prometido. Un Cazador de Sombras, pero fue un Hermano Silencioso durante mucho
tiempo.
-¿Hermano
Silencioso? –Pregunto Alec. -¿Cómo el Hermano Enoch?
-Así
es. –Jem se acerco a Alec, él se miraba muy joven, no mucho mayor que él, sin
embargo sus ojos negros reflejaban sabiduría, y tranquilidad, había algo en sus
movimientos que en efecto le recordaron al Hermano Silencioso que había
conocido. –Pero esa historia te la podría contar después tu parabatai. Él la conoce muy bien. –Jem sonrió
a Jace que estaba de pie cerca de la ventana, su postura como la de una piedra.
Alec
miro hacia él y luego de nuevo a Jem. –Yo no tengo un para-loquesea.
-Jace
Herondale es tu parabatai y estoy muy seguro de que puedes sentirlo, el lazo
entre ustedes es muy fuerte, ni la muerte puede romperlo. –Jem se llevo una
mano hacia su cuello, hacia la runa desvanecida que ahí posaba. –Yo aun lo siento,
me es imposible pensar que tú no logres hacerlo.
Alec
bajo la mirada, respiro profundamente y Gwen se inquieto. -¿Estás bien? –Le
pregunto su prima.
Alec
tosió. Gwen se acerco para buscar dentro de la mochila que su primo llevaba y
de ella saco su inhalador para ofrecérselo.
-Estoy
bien. –Dijo Alec pero Gwen no cambio su postura. Alec termino por tomar el
inhalador para usarlo, tuvo que admitir que al parecer si lo necesitaba,
después de eso su pecho se sentía mucho mejor.
Magnus
miro a Jem cuando Alec estaba usando su medicamento, este asintió hacia él, al
parecer ellos ya habían tenido una conversación con respecto al peculiar estado
actual de salud de Alec.
Los
hombros de Jem subieron y bajaron. –Bien. –Dijo. –Hay que empezar, hay mucho
que tengo para contarles.
Magnus
le facilito una mesa, en donde coloco una amplia variedad de libros, rollos de
pergamino y otros documentos para poder dar fe a todo lo que contaba a los tres
chicos que estaban frente a él, al otro lado de la mesa y que escuchaban con
muchísima atención.
-Los
Hermanos Silenciosos son estudiosos, médicos, consejeros, entre muchas otras
funciones que conlleva la hermandad. Una de ellas es la vigilancia de las
actividades demoniacas. Los demonios usan a los humanos para hacer daño, los
usan como víctimas y como victimarios. Y hay ocasiones en las que los demonios
se involucran con una humana, ya sea por consenso o por engaños para procrear,
esta unión da origen a los brujos y cuando un brujo nace los Hermanos
Silenciosos se dan a la tarea, si es posible de… vigilar a la familia.
-¿Los
espían? –Pregunto Nico.
-Deben
proteger a la familia humana del brujo, de un ser sobrenatural que no controla
su poder.
-¿Saben
de la existencia de cada brujo que nace? –Pregunto Alec.
-Eso
es imposible. –Dijo Jem. –Sabemos que no hay muchos brujos naciendo por ahí, no
es como el nacimiento de un lobo, una hada o incluso un vampiro, cuando un
brujo nace es porque un demonio tiene por lo general un plan superior, el nacimiento
de un brujo siempre conlleva engaños y sufrimiento, no para el recién nacido,
sino para sus padres, su familia.
-Menos
mal que hacemos fiestas increíbles. –Dijo Magnus, todos sonrieron a su
comentario, por alguna razón Alec no lo sintió de la misma manera. ¿Acaso nadie
noto que eso fue fingido?
-¿Los
brujos son malos? –Pregunto Gwen.
-Como
los humanos. –Dijo Tessa amable. –Hay buenos y malos.
-Entonces.
–Dijo Alec. -¿Qué tiene esto que ver con nosotros?
-Encontré
entre los archivos de La Ciudad de Hueso una investigación de hace diecisiete años,
acerca del nacimiento de un brujo, hijo de un demonio superior. El matrimonio
acepto al bebe con sus peculiaridades y lo protegieron.
-Diecisiete
años ¿He? –Dijo Alec. -¿Por qué pienso que eso no es una casualidad?
-Porque
no lo es. –Jem giro el enorme libro del cual estaba leyendo y señalo en una de
las hojas. –El niño fue bautizado con el nombre de Alexander Carter.
-Eso
afianza la teoría de Nico. –Dijo Gwen mirando a su primo. Ella cambio su
expresión. –Espera un minuto ¿Insinúas que Alex es hijo de un demonio?
-Alex
Carter lo es. –Dijo Jem. –Sin embargo, no quien está a tu lado.
-¿Qué?
-Quien
está a tu lado es Alexander Gideon Lightwood, un Cazador de Sombras que tiene
los recuerdos de tu primo en su cabeza, puestos ahí como castigo por un demonio
de nombre Belcebú.
Hubo
un silencio profundo durante un considerable tiempo, todos en la habitación
esperaban la reacción de los tres chicos o de cualquiera de ellos.
-Espera
un segundo. –Nico fue el primero en hablar. -¿Estás diciendo que Alex? –Nico
apunto a su amigo. -Este Alex, el cual conozco desde mi infancia. ¿No es Alex?
-Así
es.
-Pero
si es él. –Dijo Gwen. –Es Alex, es mi primo, nacimos casi juntos, crecimos en
la misma casa. –Gwen miro a su primo. –Es Alex.
-Llegamos
a lo mismo. –La voz de Alec sonaba plana. –Ahora ellos dirán que sus memorias
fueron alteradas por Belcebú.
-Por
ello necesitamos que nos dejes entrar en tu cabeza para apartar el bloqueo de ella.
–Catarina entro al departamento sorprendiendo a todos, después de su pequeña
introducción miro a Magnus. –Perdón por la tardanza, había mucho trabajo.
-¿Qué es esto? –Dijo Alec sonando
petulante. -¿Una especie de intervención?
-Es nuestro intento para hacer que
regreses a casa. –Dijo Isabelle.
-Si quisiera volver a casa solo
regresaría en mi auto por donde vine.
-Alec. –Llamo Jace. Y Alec recordó
porque no quería ver a Jace, esa mirada de sufrimiento hacia él, la odiaba.
-ALEX. Y, ya me estoy cansando de
repetirlo.
-Entonces terminemos con esto. –Dijo
Catarina eficiente. –Toma asiento, entrare en tu cabeza para hacer surgir tus
verdaderos recuerdos. –Catarina acomodo una silla frente a ella.
Alec la miro como si estuviera loca.
-¿Solo así?
-No tienes nada que perder ¿Cierto? Si
no es verdad lo que decimos nada cambiara, podrás irte a casa y no volveremos a
molestarte.
-¿Y si es verdad? –Pregunto Alec tímido,
con duda y cierto terror reflejado en sus ojos, con voz baja. Magnus sabia que
lo había preguntado sin pensar, sincero como era Alec todo el tiempo.
Gwen lo miro con una sonrisa. -¿Por qué
preguntas algo como eso? –Su rostro le decía claramente que era una pregunta
absurda, muy absurda, por lo menos para ella.
Alec miro a Gwen con su expresión
segura y se sintió en una paradoja, si se negaba, Gwen se daría cuenta de sus
dudas y si accedía, bueno, todo podía pasar si accedía.
-Ella tiene razón –Dijo Gwen.
–Terminemos con esto.
Alec se resigno y tomo asiento.
-No tienes porque preocuparte. –Le dijo
la bruja. –No te dolerá en lo absoluto.
Eso
no es lo que me preocupa.
Pensó Alec.
Se
sentó con Catarina detrás de él, le recordaba a las ocasiones en las que te
preparabas para alguna intervención médica o dental. Y que Catarina se comportara
tan profesional, no ayudaba en lo absoluto. Su mirada fue de inmediato al
suelo, había una habitación llena de personas, pero nunca que hubiera recordado
se sintió tan solo, no podía ver a Gwen, ella se daría cuenta de sus
inquietudes, y no podía buscar apoyo en la mirada de nadie más, ya que para él,
todos ahí eran unos completos extraños. Se aferro a su asiento, su respiración
se acelero y en ese momento se dio cuenta de que tenía miedo, miedo real, como
nunca lo había sentido. Cerró sus ojos fuertemente esperando que Catarina
iniciara, pero no paso. En cambio, sintió a alguien cerca de él.
-No
tienes que hacer esto si no lo quieres. –Magnus había bajado en cuclillas para
que su rostro quedara alineado con el de Alec. –Pensaremos en otra cosa.
El
rostro de Magnus estaba muy cerca del suyo, estaba susurrando, Alec dudaba en si
alguien pudiera escucharlos. Mirando los ojos dorado verdoso de Magnus, recordó
ese sueño en donde lo había besado, y el sentimiento de volver a eso le
sorprendió, no se había sentido tan bien y tan seguro desde hace un año. Sentía
que ese era su lugar, y lo frustrante de ese sentimiento era el no saber
porque.
-En
realidad no tengo muchas opciones ¿O sí?
-No
dejare que hagas algo que no quieras hacer, sin importar lo que cualquiera en
esta habitación piense.
Alec
rio. –No entiendo Magnus ¿De qué lado estas?
-Del
tuyo. –Dijo conciso y con mucha determinación. –Debes entender que todo esto es
por ti, por tu bien.
-No
es por mí por quien me preocupo. –Murmuro Alec y Magnus se compadeció.
-No
es justo que vivas en una mentira. Aun si intentas proteger a Gwen.
Gwen
Alec
enfureció -Para. Detente. Estoy aquí para demostrarles su error, no al revés.
-Alec.
-ALEX.
–Ambos ahora hablaban lo suficientemente alto para que todos los escucharan.
-No
te llamare así. –Le dijo Magnus frustrado. –Enójate si eso es lo que quieres,
pero no te llamare así.
-Y
ahí termino la magia. –Dijo Isabelle al ver que el pequeño dialogo que estaban
teniendo no había terminado muy bien, a pesar de haber creído que las cosas
entre ellos podrían ayudar a la situación. Si había alguien que pudiera atraer
a Alec a la verdad, ese era Magnus, por lo menos eso pensaba.
Magnus
tallo su rostro. –Como sea, lo que te dije es verdad, es tu decisión.
Alec
miro desafiante a Magnus. –Ya había decidido de cualquier manera.
Catarina
que miraba entretenida la situación aclaro su garganta. –Entonces iniciare.
Ella
coloco sus manos en las cien del chico, cerro sus ojos y comenzó a rezar un
conjuro al mismo tiempo que surgían brillantes estelas de luz de sus dedos.
Alec
poco a poco sintió la magia envolviéndolo, su cuerpo se puso pesado, cerró sus
ojos e imágenes comenzaron a llegar a sus parpados, la mayoría no tenía ningún
sentido, estaba intentando buscarles alguna relación hasta el momento en que
algo le impidió seguir concentrado. Era dolor. Como cien agujas siendo
incrustadas en su cabeza sin piedad. Alec comenzó a gritar, Catarina ahora
inclinada sobre él sonaba alterada. -¡Pasara! ¡Pasara! –Le decía la bruja al
joven.
-¡¿Qué
le hicieron?! –Gwen grito.
Nico
de igual manera les ordenaba que se detuvieran.
-¿Qué
pasa? –Grito Isabelle. -¡Magnus, le esta doliendo!
Alec
estaba ahora en el suelo, su cabeza pegada al piso y ambas manos sobre ella. El
piso ahogaba sus gritos, aun así eran fuertes y desesperados.
-¡Todos
apártense! –Grito Catarina que había sido echada a un lado por todos en esa
habitación, todos preocupados por el chico que gritaba de dolor en el suelo. Al
único que le permitió permanecer cerca fue a Magnus, pero solo por ventajas de
brujo, necesitaba que le ayudara con el dolor de Alec.
*
* * * *
El
dolor era tan insoportable que se tiro al suelo, las imágenes aparecían y en
ellas miraba a Jace, Isabelle, Clary, Simon, Magnus y a su pequeño amigo Max, quiso
aferrarse a ese recuerdo en donde Max y él habían reído al lado del lago Lyn,
pero el dolor no se lo permitió, en lugar de eso, una voz resonó dentro de su
cabeza. Firme y escalofriante.
Morirás antes de ser quien eras.
Ahora
eso parecía muy real, se pregunto si en realidad el dolor lo estaba matando.
Se
sintió como una eternidad antes de que el dolor poco a poco disminuyera. Seguía
escuchando las voces alarmadas a su alrededor, sus ojos estaban cerrados, así
que no miraba a la persona que lo sostenía, aun así, le agradeció en silencio,
ese abrazo le estaba ayudando mucho.
-¿Qué
ocurrió? –Pregunto Jace a la bruja.
-El
bloqueo en su cabeza es poderoso y aun peor. –Dijo Catarina mirando a Alec en
el suelo en los brazos de Magnus. –Es peligroso, muy peligroso. –Ella bajo la
mirada a sus propias manos. –Casi lo mato.
Alec
había dejado de gritar, ahora solo se miraba exhausto.
-No
había manera de que supieras algo así. –Dijo Jem a la bruja afligida. Él y
Tessa se habían acercado para ayudar –El demonio es el único culpable de esto,
al parecer la única solución es matarlo.
-No
podemos encontrarlo. –Dijo Isabelle. Ella estaba sobre sus rodillas en el frio
piso a un metro de su hermano. –Nos tiene atados de manos.
Nico
y Gwen unidos hombro con hombro miraban sin hablar a Magnus en el suelo, él tenía
su barbilla enterrada en el cabello de Alec, apresaba su cabeza y su cuerpo con
sus brazos, parecía que temiera siquiera en soltarlo. Alec estaba muy quieto,
agotado y sin energía.
-Encontraremos
otra manera. –Dijo Clary, ella se acerco a Jace. –No nos daremos por vencidos.
-Eso
le dolió. –Dijo Jace, aun mirando a Alec en los brazos de Magnus. –En verdad le
dolió.
-No
volverá a pasar. –Dijo Magnus. Y eso daba por terminado una de sus mejores
oportunidades para hacer que Alec recobrara sus recuerdos.
*
* * * *
-Auch.
–Emitió Alec con su rostro pegado al pecho de Magnus. –No respiro, Magnus…
El
brujo se apresuro a liberarlo. –Lo siento.
Alec
en realidad no dio mucha importancia a la demostración de afecto de Magnus, por
lo menos no como lo hicieron Gwen y Nico, que miraban a Magnus como intentando
descifrarlo. Siguieron sin quitarle la vista de encima, cuando guio a Alec al
sillón, donde podía estar mucho más cómodo.
Jem
se acerco a Catarina para charlar con ella sobre lo recién ocurrido. Clary
parecía estar convenciendo a Jace, junto a Isabelle y Simon, probablemente de
no culparse por lo que paso con Alec.
Alec
cayó sobre el sillón, sus manos fueron de nuevo hacia su cabeza. –Eso fue
horrible. –Dijo a nadie en particular.
-Lo
lamento. –La voz de Magnus se escuchaba con mucho pesar, hizo que Alec lo
mirara fijamente.
-No
fue tu culpa. –Dijo sincero. –Y. Ya estoy bien, en serio
Magnus
le dedico una mirada que hizo que Alec la apartara, esa forma de mirarlo, con
tanta culpa, como si a cada segundo algo lo lastimara por su causa y no pudiera
hacer nada para evitarlo, no importaba lo mucho que Magnus quisiera cambiar eso.
Alec solo quería hacerle entender que estaba bien, que tenía que dejar de
mirarlo así. Que era completamente insoportable.
Gwen
se acerco a su primo lentamente. Alec no quería mirarla, por la misma razón por
la que no soportaba ver a Magnus. Hacer que las personas sufrieran por él, a
pesar de que su vida o por lo menos los recuerdos vivos por ahora, eso era lo
que pasaba día a día, con cada ida a la sala de urgencias, con cada visita médica.
Era algo a lo que se había acostumbrado, sin embargo, aun dolía, y mucho.
-¿En
conclusión? –Preguntaron Alec y Gwen a coro. Ella se había acercado a su primo.
Magnus se sorprendió de la increíble sincronía, pero ellos solo aperaban una
respuesta, en lo absoluto era extraño para el par de chicos.
-No
funciono. –Dijo finalmente. –Parece que Belcebú, cubrió eso también.
Alec
busco su mochila, la cual tenía Nico. Saco de ella su inhalador para usarlo.
Jem se acerco a ellos. -¿Desde cuándo necesitas esa medicina? –Pregunto.
A
Alec le tomo un segundo responder. –Siempre.
Jem
entre cerró los ojos al chico. -¿Alguna vez has pensado que eres más fuerte o
rápido que tus amigos?
Alec
bufo. -¿Estás hablando de actividad física? Eso no existe en mi mundo.
Gwen
intervino. –Alex es un increíble atleta. –Dijo y continúo pese a la mirada de
duda que le dedico su primo. –Baloncesto, soccer, lo he mirado correr cien
metros, sin siquiera notarlo. Eso en un buen día. Pero. Algo pasa… como si su
cuerpo inesperadamente recordara que está enfermo. En ocasiones es tan extraño.
-¿Qué
piensas? –Pregunto Magnus a Jem.
-Los
Cazadores de Sombras aun sin entrenamiento, son sobresalientes físicamente,
creo que el demonio usa la enfermedad para limitar las capacidades naturales de
Alexander.
-Si
claro. –Dijo Alec. –Porque soy naturalmente poderoso.
-Lo
eres. –Todos giraron hacia Nico. –No lo digo porque piense que es un Cazador de
Sombras, ustedes lo saben. Alex es un brujo, eso es lo que yo sé. Crecí con él.
Y era un brujo muy poderoso, a pesar de ser muy joven.
Jem
guio su mirada a Tessa, que seguía conversando con Catarina.
-Pues
yo no hago magia. –Dijo Alec. –De eso estoy seguro.
Jace
y los demás se acercaron. Gwen se sentó a lado de su primo, ella recargo su
frente en el brazo de Alec. –Esto es complicado. –Dijo suspirando.
-De
acuerdo. –Dijo Alec. –Podría ser un Cazador de Sombras o un brujo. Pero. ¿Por
qué yo? ¿Por qué nosotros? ¿Por qué Belcebú altero nuestros recuerdos?
-Los
demonios no necesitan un motivo. –Dijo Isabelle. –Son demonios.
-Está
bien Isabelle. –Dijo Magnus. –No hay razón para ocultar nada.
Jem
se retiro un poco hacia las dos brujas que seguían conversando.
-¿Qué
pasa? –Pregunto Alec.
Magnus
respiro profundo, Alec siempre había sido del tipo comprensivo, no juzgaba a
las personas por lo que eran, solo por lo que hacían. Ahora se encontraba
frente a Alec pero con los recuerdos, personalidad y pensamientos de alguien más.
Dudaba en si este chico entendería lo que pasaba entre ellos, aun así. Debía
arriesgarse.
-Lo
hizo por mí. –Dijo finalmente. -Para castigarme, según él, traicione a mi
padre. Si es que eso tiene algún sentido, considerando que mi padre no ha hecho
más que arruinar mi vida. Pero supongo que fue una buena oportunidad para hacer
puntos con él.
-No
lo capto. –Dijo Alec. –¿Por qué sería un castigo para ti, borrar nuestras
mentes?
-No
es por ustedes Alexander. Es por ti.
Belcebú se llevo tus recuerdos para castigarme a mí.
-Cuando
Belcebú te llevo nos dimos a la tarea de buscarte, no teníamos idea de a dónde
te había llevado. –Explico Clary. –Si no fuera por el enlace parabatai que tienes con Jace, nosotros,
podríamos haber pensado que… te asesino.
-Tomo
un año para que eso ocurriera. –Dijo Simon. –Pero nunca nos imaginamos que todo
esto se complicaría. Un demonio me quito mis recuerdos también. –Confeso Simon.
Él tenía la atención de los tres chicos. –La diferencia es que, solo quitaron
recuerdos, no agregaron nuevos.
-¿Qué
les pasa a los demonios con los recuerdos? –Pregunto Alec.
Magnus
rio. –No es la primera vez que preguntas eso ¿Sabes?
Alec
se encogió de hombros.
-Los
demonios se alimentan de recuerdos. Toman los sentimientos de ellos. –Jace
estaba parado frente a Alec.
-Se
llevan tus recuerdos. –Dijo Clary, ella sonaba ansiosa. –Pero no tus
sentimientos, ellos no pueden quitarte eso. Aun cuando Simon no nos recordaba,
él podía sentir. Sus sentimientos hacia cada uno de nosotros no habían
cambiado.
-Y
era increíblemente frustrante. –Dijo Simon.
-Así
que no podemos perder la esperanza. –Los ojos de Clary brillaban. –Lo peor ya
paso. Ahora estas aquí. Nosotros te ayudaremos, tus sentimientos te guiaran.
Magnus, Magnus lo hará.
El
entusiasmo de Clary sorprendió a los chicos, Alec se miraba divertido mirando a
la pequeña pelirroja desbordando emoción. Se pregunto si siempre era así. Magnus, Magnus lo hará.
El
rostro de Alec cambio. -¿Magnus? ¿Por qué Magnus? –Pregunto casual.
La
pregunta tomo por sorpresa a sus amigos, hubo silencio hasta que Nico, después
de cruzar miradas con Gwen hablo. –Hermano ¿Recuerdas lo que hablamos de las
gaviotas y los peces?
Alec
lo recordó, claro que lo recordaba, pero entonces…
-¡¿Soy
gay?! Es decir, Alec es gay. Y
además… -Alec miro a Magnus que lo estaba mirando con ojos en media luna. Una
mirada que hizo que el color subiera a sus mejillas y que no pudo soportar.
-¿Novio de Magnus?
-Mira
que sonrojado estas. –Dijo Gwen riéndose ampliamente.
-Estas
disfrutando esto ¿Cierto? –Dijo Alec a su prima que evidentemente intentaba ahogar
una risa.
-No
tienes una idea de cuánto. –Dijo Gwen.
-Como
sea, no soy novio de nadie –Alec sonó contundente y enojado. –Nadie en absoluto.
–Se percato de su tono de voz y giro hacia Magnus un tanto arrepentido. –Sin
ofender.
-Demasiado
tarde para eso Alexander.
-Oh
¡vamos! No puedes enojarte conmigo por eso.
-¿Y
te importa? Qué este enojado contigo. Quiero decir.
Alec
guardo silencio. Un terrible error.
-Eres
un idiota. –Dijo Magnus y se retiro con Catarina, Jem y Tessa.
-¿Acaso
todo va a salir mal hoy? –Pregunto Isabelle. Ella siguió a Magnus.
Nico
reprendió a su amigo. -¿Era necesario actuar como un idiota con él?
Alec
fulmino a su amigo con la mirada. -¿Es una broma?
-Magnus
se preocupa tanto por ti. –Gwen parecía estar de lado de Nico. –Debes intentar
ser más considerado.
Clary,
Jace y Simon estaban escuchando con mucho asombro lo que los dos chicos decían,
ellos sabían que Gwen, Alec y Nico eran inseparables, ellos no sabían que eran
del tipo de amigos que te dicen la verdad por tu bien, tal y como ellos lo
hacían.
-¿Debo
de ser considerado por qué Magnus piensa que soy su novio, Cuando no lo soy?
-Sí.
–Dijeron a coro Gwen y Nico.
-Ustedes
dos… en verdad…
-De
acuerdo, chicos, tenemos que hablar. –Dijo Gwen tajantemente. Ella se levanto y
salió del departamento.
Nico
la siguió enseguida y Alec no tuvo otra alternativa. Al caminar hacia la salida
se dio cuenta de Magnus observándolo. Él ya no se miraba molesto, ahora más
bien lucia preocupado. Magnus siempre lo miraba con preocupacion.
-¿Se
van? –Pregunto Magnus a Jace mirando como los tres chicos salían del
departamento.
Jace
le explico a Magnus que ellos al parecer solo querían hablar, también le conto
sobre las reacciones de Nico y Gwen.
-Ellos
son, buenas personas, es decir, harán lo que sea mejor para Alec. De eso no
tengo dudas.
-La
pregunta es si eso nos conviene o no. –Jace sonaba como todo un estratega.
Magnus
abrió la boca para responder, pero la cerró al ver a los tres chicos regresando
a la habitación.
-¿Todo
bien? –Pregunto Magnus de inmediato.
Por lo menos, ya no parece
enojado conmigo. Pensó Alec. ¿Pero, por que me importa que este enojado conmigo?
Nico
golpeo el costado de Alec para despertarlo. –Oh, sí. No queremos quedarnos en
donde mismo. –Dijo Alec, todos lo miraban con mucha atención. –Así que si no
pueden hacer algo con mi cabeza, ¿tal vez podrían con la cabeza de alguien más?
Catarina
se acerco. –Podría ser. –Dijo. -¿En quién estas pensando?
Gwen
levanto su mano tímidamente. Como si hubieran hecho una pregunta a la que solo
ella tenía respuesta. –Pero debo advertirles. –Dijo la chica simpática. –Si
algo me duele, no seré sutil como Alex, yo gritare como una loca.
Continuara…
MayGraciela
♥
¡Genial como siempre! Desearía que Magnus tuviera un cliente que se pusiera "cariñoso" y Alec reaccionara como el celoso de siempre, a ver quien no es novio de nadie despues de eso ;)
ResponderBorrarOh sii eso seria super way :3
BorrarOh sii eso seria super way :3
BorrarSi! Le recordaría a Alec que Magnus es SU brujo, sería asombroso
BorrarPrimera!!.. QUE... NO puede ser por favor No lo dejes así Me voy a Morir sin saber que pasa por favor sube el próximo pronto ❤😄🙊😭😭😭😭. Alec Nefilim estúpido
ResponderBorrarPrimera!!.. QUE... NO puede ser por favor No lo dejes así Me voy a Morir sin saber que pasa por favor sube el próximo pronto ❤😄🙊😭😭😭😭. Alec Nefilim estúpido
ResponderBorrar*Lloro lentamente y muero* por favor sigela no soportaría pasar mucho tiempo sin esta historia esta maravillosa y enserio la adoro.POR FAVOR por lo que mas quieras sigue la rápido, actualiza muy rápido no creo sobrevivir sin esta historia.
ResponderBorrarCuidate y besos➰
Genial como siempre me encanto espero pronto subas la continuación ... no nos hagas sufrir :)
ResponderBorrarEsta historia es fabulosa.
ResponderBorrarPero puedo hacerte una sugerencia? No te obligo a nada por supuesto.
Verás, me parece que la extensión de los capítulos es casi perfecta ( por mi serían el doble de largos, me encantan) , sin embargo me parece que apenas tienen contenido. Este por ejemplo, lo único que ha pasado importante ha sido el descubrimiento de la relación de magnus y alec y la disposición de este a intentar ir mas allá.
Me parece que la historia, para ser mensual, va bastante lenta.
Esperamos un mes y casi ha retrocedido, porque la ilusión que se había hecho magnus ahora es molestia.
Pero repito que es solo una sugerencia.
:-)
Igualmente me encanta tu historia, besos!!!!
Ohhh alec es un...aaaa como dice eso...pobre magnus, por favor continua pronto, ya quiero que los recuerde
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