Te Encontrare Cap. 4
Los
jardines de la universidad eran amplios y muy pacíficos en las horas de clases.
Gwen estaba en una de las mesas bajo la sombra de uno de los enormes arboles,
sus auriculares puestos, su cuaderno frente a ella y toda su atención y energía
en lo que escribía.
Levanto
la mirada al sentirse rodeada, y lo estaba. Magnus, Isabelle, Jace, Clary y
Simon la observaban, ellos vestían como la primera vez que los había visto, de
negro, con trajes de telas peculiares, ellos portaban armas, algo que a Gwen hacía
sentir terrible y poco confiada de ellos, sus marcas abundaban sobre sus
pieles, a excepción de Magnus que parecía también ser el único que no la
detestaba.
-Hola.
–Dijo Magnus.
-Hola.
–Contesto tímida Gwen.
-¿Dónde
está Alec? –Pregunto Isabelle sin rodeos.
-Alex.
–Corrigió Gwen. –Él está en clase, no debe de tardar.
-Tú
no vas a decirme como llamar a mi hermano. –Dijo Isabelle.
-¿Tu
hermano? –Pregunto Gwen pero no recibió respuesta, todos ellos miraron hacia el
mismo lado por donde se acercaba Alec, acompañado.
-Así
que, si juntas todos los tesoros y tienes buenos puntajes de puntería, podrás
usar el traje de Gánster en la siguiente partida.
-Demonios,
mi puntería es horrible. –Dijo el chico que caminaba a lado de Alec.
-Pues
práctica. –Dijo Alec. Él ya había observado a los chicos de pie cerca la mesa
de Gwen.
-Hola
preciosa. –Dijo el chico a Gwen. El parecía simplemente no notar a los cinco
chicos cerca de ella. -¿Cómo estás?
-Em…
bien Leo ¿Y tú?
-No
me quejo. Mañana es un día importante ¿Cierto? Estaré ahí sin falta, lo
prometo.
-Muchas
gracias, necesitaremos todo el apoyo que podamos conseguir.
-Para
eso son los amigos. –Dijo el chico sonriendo. –Bueno chicos, los veo después,
Gracias Alex por los tips.
Alec
asintió hacia su amigo que comenzó a alejarse.
-Es
increíble. –Dijo Alec. -¿En verdad no podía verlos?
-Magnus
usa magia. –Explico Jace. –Pero nosotros usamos una runa Glamour, para no ser
visto por los mundanos.
-¿Mundanos?
–Dijo Alec.
-Los
mundanos son las personas que no son subterráneos o Cazadores de Sombras.
-¿Cómo
un Muggle? –Pregunto Alec.
-¿Qué
es eso? –Pregunto Jace.
-Harry Potter. –Dijo Clary divertida. –Y
sí. Exactamente así.
Alec
que estaba sentado sobre la mesa y no en una de las sillas, movió el brazo de
su prima con el dorso de su mano. –Somos Muggles
–Dijo.
-Ella
es una mundana. –Dijo Jace. –Pero tu no.
-Ah,
sí. Nico dice que alguna vez fui un brujo o algo así. –Alec hacia un movimiento
desdeñoso con su mano.
-Para
nada. –Dijo Jace. –Eres un Cazador de Sombras, como nosotros.
Gwen
y Alec se miraron. -¿Cómo es eso posible? –Pregunto Alec. –Yo…
Alec
guardo silencio al sentir un par de manos sobre su rostro, tapando sus ojos. Él
comenzó a palpar las manos y los brazos, intentando reconocer a quien se
encontraba detrás de él.
-Em…
¿Quién podrá ser? –Dijo con exagerado cuestionamiento. –Estos codos, claro solo
puede ser… Santa Clause.
Gwen
sonreía ante la escena, era la única que lo hacía.
Los
ojos de Alec se liberaron para poder ver a la chica que estaba detrás de él.
Pero sus manos no se alejaron, por el contrario, estos se apretaron contra el
pecho del chico y su cuerpo, la chica lo abrazo y hablo cerca de su oído.
-Santa
Clause ¿En serio? –Dijo la chica.
-Sera
que lo espero con ansia.
-¿Y
a mí no me esperas con ansia?
-Por
su puesto, pero él trae obsequios.
-Punto
para el gordito simpático. –Dijo la chica que bajo de la mesa y se coloco
frente a los dos chicos que según ella, estaban solos en esa banca.
-¿No
estabas? –Pregunto a Alec.
El
chico estaba aun sorprendido de cómo ella simplemente no miraba a los otros
cinco chicos.
-Perdón,
pero teníamos que atender unos asuntos, debí llamarte, lo lamento.
La
chica miro a Gwen. –¿Lista para mañana? –Dijo ignorando las escusas de Alec.
-Lo
intento. –Dijo Gwen.
La
chica se sentó a su lado. Y paso uno de sus brazos por los hombros de la chica.
–En ocasiones, nos es muy difícil olvidar las cosas terribles, y lo que ellas
dejan detrás. –Dijo la chica. –Pero creo que es mejor mirar a las cosas buenas
que de alguna manera dejaron esas cosas terribles. –Gwen noto la clara mirada
que le dio a Alec. –Tal vez eso te ayude.
Gwen
mordió su labio, sus ojos comenzaron a brillar. –Gracias Johanna. –Dijo. –No
tienes una idea de lo mucho que tus palabras me han ayudado.
Johanna
beso la frente de su amiga. –Te veré mañana.
Johanna
se levanto y miro de soslayo a Alec. -Espero verte mañana. –Le dijo.
Johanna
se alejo, su bolso con todos sus libros colgaba de su hombro y camino sin mirar
atrás.
-Oigan.
–Dijo Alec sin dejar de mirar hacia la chica que se alejaba. -¿Podemos seguir
con esto en otro momento?
-Alexander,
lo que tenemos que explicarte, es importante, no tienes idea. –Magnus se
escuchaba vulnerable.
-Sí.
Lo entiendo pero… En verdad, tengo que irme. –Alec tomo su mochila y salto de
la mesa para intentar alcanzar a Johanna.
-¿Quién
es ella? –Pregunto Clary.
-Mi
mejor amiga. –Dijo Gwen.
Magnus
miraba hacia donde Alec y Johanna tenían una conversación. –Parece que también
es amiga de Alec. –Dijo secamente.
-Alex
–De nuevo corrigió Gwen. –Y, ellos no son amigos en realidad. –Dijo la chica
despreocupadamente. -Ella es su novia.
Magnus
no podía recordar la última vez que sintió como algo lo destrozaba de la manera
tan profunda como esto lo estaba haciendo. Ver a Johanna poner su mano en la
mejilla de Alec con tanta dulzura y este inclinándose abiertamente hacia ella,
hacia sus labios. Alec besando a otra persona, era algo que nunca se imagino
que llegaría a ver.
*
* * * *
-Oye,
espera. –Dijo Alec alcanzando a Johanna.
-¿Qué
pasa? –Pregunto ella despreocupadamente.
-Pasa
que apenas me hablas ¿Estás bien?
-Yo
no me desaparecí por casi una semana. ¿Por qué no respondes mis mensajes? Podrías
hacerlo por lo menos por consideración.
-Estaba
ocupado, te lo dije.
-¿Demasiado
ocupado como para responder un mensaje? –Johanna tomo su propio celular y
escribió en él, después se lo mostro a Alec: Estoy ocupado, te llamo después. –Decía en la pantalla. –Lo vez,
cinco segundos.
-Siempre
logras hacerme quedar como un imbécil.
Johanna
se congelo y levanto su mirada hacia su novio. –Te juro que esa nunca es mi intención.
Es solo que…
-Soy
un imbécil y lo sé, es solo que…
-Ya
no eres el mismo. –Dijo Johanna con tristeza. –Cambiaste y yo no cambie
contigo, eso pasa.
-Yo
te amo. –Dijo Alec con desesperación.
-Oh
cariño, hemos estado juntos por tanto tiempo, hemos pasado por tantas cosas, que
piensas que es así, pero… creo que eso ya no es verdad.
-Por
favor, no digas eso.
-No
lo digo para lastimarte, haría cualquier cosa para que no fuera verdad. Para
oírte decir que me amas y… creerte.
-Jonna,
dame tiempo, estoy seguro que pronto las cosas serán como antes.
-¿En
verdad crees eso?
-Quiero
creer, quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, te quiero a mi lado.
-Estaré
a tu lado siempre, de eso no tengas duda. –Johanna coloco su mano sobre la
mejilla de Alec con mucha dulzura.
Alec
se inclino hacia ella para besarla, se besaron dulce y plenamente, Alec la
acerco más hacia él y la envolvió en sus brazos.
-Te
amo. –Dijo Johanna cuando Alec la soltó. –En verdad te amo.
Alec
se quedo congelado mirando como su novia se alejaba, sabía que tenía que haber
contestado: También te amo. Sabía que
debía darle más tiempo del que le había dado desde el accidente hace un año, sabía
que ella merecía más de él. Sabía que tenía que ir detrás de ella. Pero no lo hizo.
*
* * * *
Isabelle
coloco sus manos sobre su cintura. Jace cruzo sus brazos sobre su pecho y Clary
solo llevo una de sus manos a su boca mientras miraban a Alec besando a esa
chica. Magnus lo miraba fijamente sin decir nada.
Isabelle
dejo salir un resoplido –Eso no significa nada, Alec no sabe lo que está
haciendo.
Clary
se preocupo por Magnus. –Oye, eso es verdad él…
-Tranquila
biscocho. –Dijo con frialdad. –Sé exactamente lo que ocurre aquí. Y no me está
afectando en lo más mínimo.
Simon
y Jace se miraron, eso no parecía en lo absoluto verdad.
Alec
inicio su regreso hacia ellos lentamente y se miraba claramente afectado por lo
que fuera hubiera pasado con esa chica. Magnus se apresuro hacia él, llegando
en apenas tres zancadas frente a su rostro.
Los
chicos se quedaron inmóviles, no tenían idea de cómo Magnus reaccionaria, el único
que lo hacía ni siquiera lo recordaba.
Alec
lo miro y Magnus tomo su muñeca fuertemente.
-¿Estás
bien? –Pregunto Alec.
-Tu
nombre es Alexander Gideon Lightwood. –Comenzó Magnus precipitando las palabras.
–Eres un Cazador de Sombras, con una misión divina, eres hermano de Isabelle
Lightwood, hijo de Robert y Maryse Lightwood, eres el parabatai de Jace Herondale y por sobre todo eso y porque no puedo
más con esto, tú eres mí…
-Wow,
wow, Magnus ¿quieres calmarte? ¿De qué diablos hablas?
-Y
tú nunca maldices.
-Auch.
–Dijo Alec mirando hacia su muñeca tomada por Magnus con exagerado
señalamiento. -¿Me sueltas por favor? –Dijo molesto.
-Magnus.
–Dijo Isabelle que se acerco corriendo. –Tranquilo, está bien, vamos a hablar
de esto. –Ella coloco su mano sobre la de Magnus para que disminuyera el fuerte
agarre que mantenía sobre Alec.
Magnus
solo siguió mirando a Alec. Gwen se acerco.
-Suéltalo.
–Pidió a Magnus.
-Esto
no te incumbe mundana. –Dijo Isabelle.
-¡Oye!
–Reclamo Alec a Isabelle. –No le hables así.
Isabelle
se miraba como si la hubieran golpeado y dio un paso atrás.
Jace
se tenso, nunca había deseado golpear a Alec como ahora, pero sabía que al que
realmente quería, no solo golpear sino hacerlo cenizas era a Belcebú.
-Chicos,
chicos. –Dijo Simon. –Todos debemos calmarnos.
-Es
verdad. –Dijo Jace técnico. –Recuerden que el hermano Enoch nos está esperando.
-¿Quién
nos espera en donde? –Alec por fin se zafo de la mano de Magnus, sin delicadeza.
-Iremos
a la Ciudad de Hueso. –Informo Jace. –Así que, Andando.
-No
lo sé. –Dijo Gwen tímida. –No creo que debamos ir, Alex tú…
-Tú
no iras a ningún lado. –Dijo Jace. –Solo Alec.
-Alex.
–Corrigió firmemente Alec. –Y no iré a ningún lado sin mi prima.
Clary
noto como Isabelle se tensaba y pudo entender porque el rechazo a Gwen. Ella
ahora tenía lo que a Isabelle por derecho le correspondía; El cariño y la
protección de Alec. Ella estaba celosa, de lo único de lo que podría llegar a
desear, estaba celosa del amor que su hermano le tenía a esa chica.
Clary
se acerco a Isabelle mientras Jace, Simon e incluso Magnus le explicaban a Alec
de que se trataba la Ciudad de Hueso.
-Tú
lo dijiste –Le dijo a Isabelle en un murmullo. –No sabe lo que hace. No sabe
quién es, quien eres.
-Solo
quiero a mi hermano de regreso.
El
corazón de Clary dolió por Isabelle. –Lo sé. Y lo tendrás de vuelta. –Dijo y
giro hacia Jace que hablaba a su parabatai
con dolor en sus ojos, a Magnus con tristeza e incluso Simon desesperado por
hacer entender a Alec. Ella suspiro. –Lo recuperaremos.
-Maldita
sea. –Dijo Alec y Magnus odio su voz por un segundo. De nuevo maldiciendo. –De
acuerdo, iremos con ustedes. –Dijo Alec abrumado. –Pero con una condición, Nico
viene.
-¿Por
qué? –Cuestiono Jace.
-Proteccion.
–Dijo Alec. –De alguna manera me siento más seguro cuando esta por aquí.
-Imposible.
–Dijo Jace.
-imposible
entonces. –Dijo Alec sonando petulante. –Que vallamos con ustedes, quiero decir.
-Los
vampiros no entran a la Ciudad. –Dijo Magnus. –Es tierra consagrada.
-Parece
entonces que no iremos a la Ciudad de Hueso. –Dijo Alec tranquilamente.
Los
chicos se miraron mutuamente. Alec se compadeció.
-Bien.
–Exclamo con cansancio, empezando a caminar. –Iremos a ese lugar con nombre de
escenario de Silent Hill.
Todos
miraron a Gwen implorando una traducción, ella se encogió de hombros –Un video
juego. –Dijo la chica.
*
* * * *
Alec
llego hacia su coche con sus acompañantes detrás. Miro su auto con recelo. –No
creo que quepamos todos.
-Puedo
hacer un portal. –Dijo Magnus secamente.
Alec
lo miro molesto.
¿Está molesto conmigo?
Pensó Magnus.
-¿En
verdad no sabes sobre las reglas de tener que ir a un lugar al que realmente no quieres ir?
-No.
–Dijo Magnus con franqueza. –No tengo idea de que hablas.
-Lleva
tu propio trasporte. –Dijo. –Así podrás irte del lugar cuando lo quieras.
Magnus
asintió hacia Alec. Estaba haciendo lo posible por no detestarlo, decidió que
podría detestar a Belcebú en su lugar.
-Entonces
tendrán que ir ustedes tres. –Dijo Simon mirando a Jace, Isabelle y Magnus.
-No
es necesario. –Dijo Gwen. –No tienen idea de las personas que entran en este
auto.
-Y
esto no lo hare sin ti. –Dijo Isabelle y empujo a Simon al interior del Corolla.
Simon
estaba en el asiento trasero del auto, a su derecha estaba Magnus mirando por
la ventana, él no había dicho palabra alguna desde hacía un buen rato, Simon se
imaginaba porque, Isabelle estaba sobre sus piernas y a su izquierda, Jace tenía
sus brazos alrededor de Clary, Gwen estaba en el asiento del copiloto mientras
que Alec conducía a la Ciudad de hueso.
-Parece
que tenías razón Gwen. –Dijo Simon a la chica que se sintió extraña de que uno
de ellos la llamara por su nombre.
-Siempre
la tiene. –Dijo Alec. –En una ocasión éramos diez ¿Recuerdas? –Dijo Alec
dirigiéndose a su prima.
-Como
olvidarlo, Johanna y yo estábamos preocupadas por Nico, él estaba perdido allá
atrás, con quien sabe quién.
Alec
rio abiertamente. –Se las supo arreglar muy bien.
-Iremos
a la Ciudad de Hueso a intentar que recuperes la memoria. –Dijo Magnus sin mirar
a nadie en particular, había algo en su voz que a Clary le pareció muy extraño,
tal vez seguía pensando en ese beso.
-Oh.
–Dijo Alec. -¿Creen entonces que realmente alguien nos borro la memoria o algo así?
-Bueno…
-Comenzó Clary. –Podría decirse que si…
-Se
te explicara todo cuando estemos ahí. –Dijo Magnus fríamente.
Alec
y Gwen se miraron pero no dijeron nada. Siguieron su camino por la segunda
avenida.
-Detente
–Dijo Jace y Alec lo hizo.
Gwen
miro el letrero en la entrada: CEMENTERIO MARBLE DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK.
Este cementerio no era para nada similar
a donde sus padres estaban sepultados, el pasto lucia descuidado y seco ya que
crujía al pisarlo, había paredes nacaradas a los costados. Gwen camino muy
cerca de Alec, este lugar en verdad la asustaba.
Ellos
caminaron hasta llegar a una estatua de un ángel, que portaba una copa, en ella
había una fecha y una frase: 1234 NEPHILIM: FACILIS DESCENSOS A VERNIL.
Alec
tradujo: -Nephilim: Fácil es el descenso al infierno.
El
corazón de Isabelle brinco en su pecho. -¿Lo recuerdas?
Alec
la miro. -¿Recordar qué? Eso dice ¿No?
-Así
es Alexander. –Dijo Magnus. –¿Tu lo recordaste?
-No.
Bueno. Eso lo sé, porque elegí latín como lengua extranjera, la estudio en la
universidad, hay un video juego llamado Dantes
Inferno. Y digamos que me motivo.
Magnus
tallo su rostro con cansancio. –Jace, terminemos con esto.
Jace
despertó y tomo de su cinturón lo que parecía ser un cristal alargado y con
punta, este comenzó a brillar.
-¿Qué
es? –Pregunto Alec.
-Es
una estela. –Dijo Jace mientras trazaba una runa. –Las usamos para trazar
nuestras runas.
-¿También
las que tienen en sus cuerpos?
-Así
es.
-Y
las runas. ¿Para qué sirven?
-Cada
una tiene su propósito y su propia fuerza. –Dijo Jace mientras un enorme agujero
se abría en el suelo. –Hay que entrar –Dijo el chico.
-¿Ahí
adentro? –Pregunto Alec preocupado. -Hay suficiente aire ahí abajo ¿cierto?
Magnus
se compadeció y se acerco a él, justo en el momento en que una figura esbelta y
enorme salía de la entrada en el suelo. Gwen ahogo un grito, Alec se congelo
ahí mirando a la criatura que estaba frente a él. Magnus cerró sus ojos
dolorosamente al ver la expresión del chico, odiaba tener que hacer pasar a
Alec por este tipo de cosas.
Gwen
tomo la mano de Alec, Alec tomo la mano de Magnus, después se dio cuenta de lo
que había hecho y la soltó de inmediato.
Magnus
no se aparto de él ni un centímetro. –Él es un Hermano Silencioso. –Dijo. –No
tienes porque temer.
Alec
lo miro con ojos muy abiertos. -¿Acaso no lo has visto?
-Alec.
–Llamo Magnus suplicante.
El
Hermano Enoch estaba ahora frente a Alec.
-Alexander Lightwood. –Dijo en su mente. –Belcebú es el nombre del demonio que
irrumpió en tu mente, sacando de ella todo lo que correspondía a tu misión, es
por ello que ahora debes recuperar tus recuerdos y seguir con tu batalla
asignada por tu sangre y familia.
Alexander Lightwood.
Pensó Alec. Así lo había llamado Magnus hacia apenas un par de horas. Sintió
las manos de su prima aferradas a su brazo, dio gracias por eso.
-Ahora te pregunto, Joven Cazador de Sombras.
–Dijo el Hermano Enoch. -¿Estás
dispuesto a que entre a tu mente para intentar interrumpir el poder que
mantiene sobre ti el demonio Belcebú?
Alec
lo miro y muy lentamente dijo: -¿Me está preguntando si le permito entrar a mi
mente y hacer quien sabe qué cosa en ella?
El
Hermano Enoch asintió con su cabeza.
Alec
estaba tan aturdido que tardo en responder. –En ese caso mi respuesta tendría que
ser NO. Absolutamente no.
-Esto
es absurdo. –Dijo Jace. –No sabe lo que pasa con él, ¿Por qué preguntarle?
-Un miembro de la Hermandad no puede irrumpir
en la mente de un Cazador de Sombras sin su consentimiento, él es un Nephilim y
La Ley lo protege. Incluso si fue Jace Herondale, antiguo portador de Fuego
Celestial el que me lo ha pedido.
-Genial,
y ahora soy famoso por algo que casi nos mata. –Dijo Jace y Clary se acerco a
él.
-Debe
haber algo que pueda hacer. –Dijo Clary. –Alguna runa, algún hechizo…
-No sin su consentimiento. –Dijo el
hermano Enoch al mismo tiempo que giraba para iniciar su regreso a las
profundidades de la Ciudad de Hueso.
-Eso
fue aterrador. –Dijo Gwen cuando el hermano Enoch ya se había marchado.
Alec
aun aturdido se quedo inmóvil por un momento, después giro hacia los chicos de
manera brusca. -¡Esperen un momento! ¿Ustedes en verdad piensan que soy ese,
ese tal Lightwood? ¿Creí que querían ayudarnos?
-Eso
hacemos. –Dijo Magnus vulnerable. –Tú eres Alexander Lightwood, un Cazador de
Sombras.
-Eres
mi parabatai. –Dijo Jace. –Ella es tu
hermana. –Jace señalo a Isabelle.
Alec
lo miro como si hubiera dicho lo más tonto del mundo. –No tengo idea de que es
eso y. Soy hijo único.
-Alec.
–Llamo Magnus.
-¡Alex!
–Corrigió Alec con brusquedad. –Y no puedo creer… todo este tiempo… ¿Ustedes
han creído que soy esa otra persona? Pero están equivocados, terriblemente mal.
-Eres
tu el que está equivocado, nosotros somos tu familia Alec, entiende. –Isabelle
estaba al borde de las lágrimas.
-No.
–Dijo Alec un poco más amable. –Apenas puedo creer en la versión de Nico, pero
por lo menos, sé que él es mi amigo, mi mejor amigo. Entre más tiempo pasamos
con él, mas logramos recordarlo. A ustedes nunca antes los había visto.
-Esos
recuerdos no son tuyos. Son de alguien más. –Dijo Magnus.
-Pero
él es mi primo –Dijo Gwen tímida. –Lo estoy mirando y es… él.
-Belcebú
manipulo la memoria de todos quienes conocían a Alexander Carter, si es que él
existe, aun no lo sabemos, por ello…
-¿Si
es que existe? –Dijo Alec molesto. –Pues mírame Bane, claro que existo. Estoy
justo aquí.
-No
quise…
-¿Poner
en duda mi existencia? Ni siquiera me importa. No me interesa lo que pienses.
Pero. Deberían de buscar en otro lado a su amigo, es mucho más factible que lo
encuentren lejos, muy lejos de nosotros. –Alec se giro y comenzó a alejarse.
Los
chicos comenzaron a llamarlo, intentaban hacer que entendiera, querían explicar,
Alec simplemente no tenía ninguna reacción o intención de detenerse.
-¡Alexander!
–Era Gwen. -No puedes hacerles esto. ¡Vuelve acá!
Los
chicos se sorprendieron tanto como Alec. Que giro y miro a su prima.
-¿Me
estás diciendo que les crees?
-Claro
que no, pero ellos perdieron a un familiar, debemos ayudarlos.
-¿Cómo
pretendes hacer eso?
-Eso…
No tengo idea.
-Ellos
piensan que soy ese pariente perdido… sabes lo absurdo que se escucha que me
pidas que los ayude.
-Sabemos
que no eres tú, pero ellos no, deja que descubran eso.
Alec
dio un largo suspiro mirando a su querida prima. –Debes dejar de ser tan amable
¿Sabes?
-Tal
vez, pero no quiero…
-Y
yo no quiero seguir más aquí. –Dijo Alec. –Hay que volver a casa.
-Déjanos
explicarte, por lo menos. –Dijo Magnus.
-No
quiero. –Dijo Alec sin rodeos. E inicio de nuevo su camino hacia su auto.
Gwen
giro hacia los chicos. –Intentare hablar con él. –Dijo la chica. –Pero
difícilmente él…
-Te
lo agradecemos. –Dijo Magnus aun mirando hacia Alec. –De cualquier forma.
Gwen
alcanzo a su primo y se marcharon del cementerio.
*
* * * *
Alec estaba tirado sobre un suave
y confortable pasto, el sol brillaba en lo alto, lo hacía sentir vigorizante,
incluso tenia la necesidad de inhalar profundamente, se abstuvo de hacerlo ya
que probablemente sus pulmones se lo agradecerían con una insoportable tos, así
que solo siguió ahí recostado mirando las nubes pasar.
-Hola. –Un rostro muy conocido se
interpuso entre su rostro y el cielo.
-Hola Max. –Dijo Alec. Se levanto
en seguida con una radiante sonrisa, le gustaba cada vez más este pequeño.
–Este lugar es genial. ¿En dónde estamos?
-Es el lago Lyn. –Dijo Max. –Por allá
está el bosque Brocelind, te encantaba entrenar ahí.
-¿Entrenar?
-Con tu arco.
-Max. No sé de qué me hablas.
-Eres un bobo. –Dijo Max
divertido.
-¿Eso crees? –Alec lo miro con
maldad divertida y se abalanzo sobre el pequeño, movió sus manos con rapidez
por sus costillas para provocarle cosquillas. Max reía fuertemente pidiendo que
se detuviera. Alec no lo hizo, le gustaba escuchar a Max reír, ambos rieron y
jugaron en ese hermoso lugar durante un largo tiempo.
*
* * * *
Los
primeros rayos de sol despertaron a Alec, se sentía aturdido y aun le parecía
escuchar la tierna risa de Max, eso le provoco una sonrisa. Alec salió de la
cama y camino directo a la habitación de Gwen. Ella estaba recargada en la
cabecera de su cama, su cuaderno estaba en su regazo, parecía que no había
dormido en toda la noche.
-¿Estás
bien? –Pregunto a la chica.
Ella
lo miro. -Sera un largo día ¿Cierto?
-Sin
duda. –Dijo el chico quitando las mantas de las piernas de su prima. –Así que
empecemos.
*
* * * *
La
iglesia de La Trinidad en Manhattan fue el lugar donde se realizo la ceremonia
de despedida a los padres de Gwen, ahora, nuevamente sus familiares se reunían
ahí para brindar homenaje a un año de su fallecimiento.
Alec
estaba al pie de la escalinata, sus padres a su lado y un sin número de
personas a su alrededor, él lucia impresionante con su pantalón de vestir y
debajo del elegante saco, sobresalía la corbata pulcramente acomodada. Magnus
presto atención a su cabello, desde que lo había encontrado lo usaba de
distintas formas, en ocasiones de lado haciendo resaltar el color de sus ojos,
otras con un pequeño tupe levantado e incluso lo había lucido en puntas. Ahora
su cabello estaba estética y galantemente peinado hacia atrás. Magnus se detuvo solo por un momento para
mirarlo y su corazón se acelero, lucia increíblemente atractivo, esto solo lo
hizo recordar lo mucho que lo echaba de menos.
Alec
lo miro y se acerco a él.
-¿Dejándote
ver Bane? –Dijo Alec notando como las personas inevitablemente miraban al chico
con un traje al estilo victoriano.
-Supongo
que sigues molesto.
-Bueno,
que alguien ponga en duda tu existencia, podría considerarse insultante. Pero
solo es mi opinión.
-Te
pido disculpas. –Dijo Magnus con seriedad. –Y en verdad me gustaría que
fuéramos amigos.
-Gwen
me pidió que los ayudara. Difícilmente le digo No a una de sus peticiones.
-Realmente
son unidos. –Dijo Magnus. –Eso se nota.
-Mi
prima, mi hermana, mi mejor amiga y mi conciencia.
Magnus
rio. -¿Entonces?
Alec
miro su encantadora sonrisa y no pudo resistirse. Le extendió la mano. –Nada me
gustaría más que ser tu amigo Magnus Bane.
Cuando
Magnus tomo su mano, chispas surgieron de su toque, Alec se quedo ahí mirando
la mano de Magnus sujetando la suya. El corazón de Alec tomo un ritmo
inesperado y su respiración se hizo irregular, como si Magnus hubiera
presionado un interruptor. Alec se sintió atraído a la idea de no soltarlo, no
le importaría quedarse ahí todo el día con la mano de Magnus tomando la suya.
Magnus
se dio cuenta y dejo que Alec lo sujetara cuanto tiempo quisiera. Por desgracia
no fue por mucho.
-Hola
tu. –Johanna subía por las escaleras directamente hacia Alec. Ella lucia deslumbrante,
debajo de su abrigo se percataba un vestido hasta la rodilla color azul, Magnus
se pregunto si lo había elegido por el exacto color de ojos de Alec o simplemente
era una casualidad. Su cabello negro fluía con su ligereza al subir las
escaleras, ella era hermosa, pensó el brujo.
Alec
había soltado a Magnus y se notaba ruborizado. –Hola. –Le dijo a su novia, la
cual llego hasta él y beso sus labios dulcemente.
-¿Estás
bien? –Pregunto Johanna al ver el desconcierto de Alec.
-Sí,
sí. –Dijo el chico. –nervioso, creo.
Johanna
froto el brazo de Alec intentando confortarlo, después de un momento se percato
por fin de Magnus.
-¡Dios!
Discúlpame, soy tan grosera, y es que estoy tan nerviosa. Soy Johanna. –Dijo la
chica y le extendió la mano a Magnus.
-Magnus
Bane.
-Mucho
gusto Magnus. –Ella sonreía sincera. –No te había visto antes ¿Cierto? ¿De
dónde se conocen?
-Lo
conocí hace un par de días, de hecho. Emm…
-¿Qué?
¿Es un secreto o algo así?
-No,
es solo que…
-No
quieres decirme.
-Johanna…
-Está
bien, iré a buscar a Gwen. –Johanna sonrió a Magnus. –Magnus fue un placer.
-El
placer fue todo mío. –Dijo y observo como Johanna se alejaba.
-Ella
es muy amable. –Dijo Magnus.
-Ella
es genial. –Dijo Alec con tristeza.
-¿Por
qué no le inventaste cualquier historia? Eso pudo haberla hecho sentir mejor.
-No
merece que le mienta.
-Eso
puedo entenderlo. –Las campanas comenzaron a sonar para avisar al inicio del servicio.
-Estaré
por aquí. –Dijo Magnus. -¿Por qué no entras?
Alec
asintió y entro a la iglesia.
Magnus
entro a la iglesia después de un rato, mostro su respeto y camino hacia el
estrado por el costado del edificio, había fotos del matrimonio y se percato
del increíble parecido de las hermanas Carter. Se topo por un momento con la
mirada de Alec. Su madre lo sujetaba fuertemente de su mano, Gwen lo sujetaba
de la otra y su padre abrazaba a Gwen fraternalmente, Magnus se conmovió, así
eran las familias perfectas en los momentos difíciles, el problema era, que
esta familia no era real.
La
Señora Carter hablo de su hermana, de su infancia, sus metas y de lo feliz que
había sido al tener a Gwen. Hubo lágrimas y risas.
Entonces
fue el turno de Gwen. Ella subió lentamente, insegura al estrado, con su
cuaderno en sus manos, tomo un largo y profundo respiro, levanto su cabeza y ahí,
en la oscuridad del segundo piso, entre las sombras, miro a Nico, este la
miraba fijamente y al verse notado por la chica, levanto su mano tímidamente,
fue entonces que Gwen se lleno de fuerza y comenzó a hablar.
-Hace
un año mi vida en cierta forma termino, o por lo menos así me sentía.
Despiertas un día feliz, vas de compras con tu madre, hablas de chicos con tu
padre, vas a la escuela y antes de terminar tu día, alguien llama a tu puerta y
te da la peor noticia que alguien podría recibir. Mis padres habían muerto en
un accidente. Nunca, durante toda mi infancia, llegue a imaginar una vida sin
ellos. Pensé en mi graduación y ellos estaban ahí, pensé en mi boda y ellos
seguían ahí. Ahora me es difícil pensar en mi futuro, porque duele, duele saber
que no hay forma de que ellos estén conmigo, no de la manera que quisiera, así
que mi vida entro en una especie de retardo. No quería avanzar, ¿Qué sentido tendría?
Mi primo, mi mejor amigo, estaba en el hospital, y los doctores nos dijeron que
era cuestión de días, que él se iría, se iría con mis padres. Entonces, no solo
mi familia estaría rota, sino también la de él. Dos familias reducidas a la
mitad por un mismo solo evento. No había forma de que pudiéramos soportar eso.
Y no tuvimos que hacerlo. Porque algo increíblemente maravilloso pasó. Fue un
miércoles, cuando en la sala de espera, el doctor nos dijo que había sucedido,
había sucedido ese milagro por el que habíamos rezado tanto. Alex había
despertado y estaba fuera de peligro. Y todo dentro de mi cambio, como una
pared que se derrumba y deja ver el mundo iluminado y sin obstáculos, después
de haberlo visto todo ese tiempo por medio de una pequeña ventana. Todo miedo,
malestar e incertidumbre se fue. Mi primo se quedaba a mi lado y me sentí tan
feliz, pese a todo lo que paso, yo estaba plenamente feliz y me di cuenta, que mi
mundo podría seguir, que incluso podría llegar a ser feliz en esta vida, una
vida sin mis padres. –Gwen miro a su primo. –Y todo gracias a ti. Nunca dejare
de agradecer tu fortaleza, porque gracias a eso, lograste quedarte con
nosotros. Gracias. Y como ya te lo dije: solo sigue por aquí. Y todo seguirá su
camino.
Magnus
miro como Alec le respondía solo moviendo sus labios: Aquí estaré. Le dijo. Miro a su padre secando unas lagrimas del
rostro de su madre mientras esta besaba la cabeza de su hijo, Gwen bajo del
estrado y se precipito hacia los brazos de su tía. Y Magnus entendió que
arrancar a Alec de esta familia iba a ser lo más difícil que alguna vez haya
hecho.
*
* * * *
-Fue
hermoso lo que dijo Gwen. –Magnus le dijo a Alec, ellos se habían apartado
después de la ceremonia al jardín trasero de la iglesia.
-Sí.
–Dijo Alec triste.
-No
tenias idea ¿Cierto? De lo que significabas para ella.
-No.
-Eso
no ha cambiado, eres algo lento para leer los sentimientos de los demás.
-Por
favor, no comiences a hablar como si me conocieras.
-Te
conozco, más de lo que te imaginas.
-Imposible,
te conocí apenas hace unos días.
-Alec,
debes intentar. –Magnus puso sus manos a los costados de Alec. -debe haber algo
dentro de ti que te diga que todo esto está mal.
-Magnus,
basta ¿Por qué no se dan cuenta de que están equivocados? No soy quien dices.
Soy Alex Carter.
-Nunca.
–Dijo Magnus. Coloco su mano sobre su mejilla acariciando dulcemente su pómulo
–Nunca me rendiré.
El
Glamour que Magnus mantenía sobre sus ojos cayo, Alec pudo ver el dorado
verdoso de ellos y su corazón nuevamente se acelero, no entendía como Magnus
lograba hacerlo sentir así. Se dio cuenta de cómo el brujo se acerco mucho más.
¿Magnus quería besarlo? Lentamente se inclino hacia él y Alec no pudo hacer más
que cerrar sus ojos y esperar los labios de Magnus. De alguna forma no tenia
voluntad para rechazarlo.
En
ese momento se escucho la puerta de la iglesia abrirse, Gwen se asomo desde el
interior.
-¿Alex?
–Dijo. -¿Te vas?
Alec
ya estaba a una considerable distancia de Magnus, el brujo miraba hacia otro
lado, intentando no mirar a Gwen, tal vez para no molestarse con ella. Alec pasó
su mano por su rostro, como si acabara de despertar de un sueño. Miro a su
prima y después fijamente a Magnus, el cual se miraba frustrado.
-No.
–Dijo el chico con su mirada fija en la del brujo, claramente le hablaba a él y
no a su prima –No iré a ningún lado.
CONTINUARA…
MayGraciela ♥
GRACIAS POR SEGUIRLA EN SERIO (':
ResponderBorrarMi corazón se paró al ver que la habías seguido! Me encanta <3
Pobre Magnus, ver a Alec besarse con otra... </3 auch
Y tiene razón Magnus, arrancar a Alec de esa familia va a ser lo más difícil que alguna vez haya hecho.
Aunque Johanna esté entre Malec, me cae bien, es muy linda, al igual que Gwen.
Amo la historia
Síguela pronto porfa :3
Waa!!! balwbsjamjanxbxnzjsn !!!! Quiero mas, me encanta tu forma de escribir, ya deseo el prox cap ;)
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMe encanto espero anciosa el siguiente ahh me encantaria leer mas avance con magnus y alec jaja PD:adoro como escribes sigue asi :3
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