Mundo Invertido - Siempre a tu lado
Isabelle, Simon y Alec
disfrutaban de una tarde tranquila en el departamento que ahora compartían
Simon e Izzy.
- Esto esta delicioso.
– Dijo Alec probando una cucharada más de su platillo. - ¿Qué es?
Su hermana regreso de
la cocina con una cesta de pan horneado. – Me alegra que te guste, hermano. Es
mi nuevo especial; Crema de Champiñones, pruébalo con este pan. -Isabelle
estaba realmente ilusionada, acomodo sus anteojos sobre el puente de su nariz
mientras su hermano probaba su pan recién preparado. - ¿Crees que a mamá le
guste?
- Dios mío. – Dijo
Simon, - ¿Cómo podría no gustarle? En verdad, cocinas maravillosamente.
- Cocina Gourmet digna
de un brindis. – Alec levanto su copa y sus acompañantes le siguieron,
festejando por la comida y la compañía.
- Gracias por haber
venido. – Dijo Isabelle. – Con nuestros padres lejos, en ocasiones es difícil.
- ¿Cómo les va en su
nueva etapa? – Alec pregunto probando nuevamente el delicioso pan.
- Creí que sería
difícil. – Confeso Isabelle. – Pero nunca había sido tan feliz. – Isabelle tomo
la mano de Simon. Simon la toma igual presionándola fuertemente.
- Me alegra. – Dijo
Alec sonriendo a la pareja.
Antes de que cualquiera
de ellos hablara de nuevo, el televisor que estaba en la sala les llamo la
atención.
-Mira, Alec. Es Magnus.
– Dijo Isabelle entusiasmada.
Los jóvenes giraron
para ver hacia el televisor. Simon tomo el control remoto para subir el
volumen. El comercial de Magnus Bane promocionando sus servicios de adivinación
se escuchó con más claridad.
Los tres jóvenes
rieron, hubo una explosión de afecto en Alec al ver esa última imagen del
comercial en donde Magnus sonreía resplandeciente.
- Que comercial tan
malo. – Dijo Isabelle riendo.
- Lo es. – Dijo Alec
sonriendo.
- ¿Y no piensas hacer
algo al respecto? – Pregunto Isabelle consiente del amor de su hermano por las
cosas bellas y de buen gusto.
- No. – Dijo Alec aun
sonriendo. - Es horrible, pero tiene un encanto muy Magnus, y de él no quiero
cambiar nada, en lo absoluto.
Isabelle se mordió su labio.
- Entonces… - Dijo con intención. – Han estado saliendo por casi un mes
¿Cierto?
Alec estaba tranquilo.
– Un mes exacto en dos días. – Dijo el chico.
- Es increíble como…
- ¿Cocinaras esto en la
cena de nuestros padres? – Pregunto Alec cambiando abruptamente de tema.
Isabelle se desilusiono
de inmediato. – Eres horrible. – Dijo haciendo un puchero. - ¿Qué cena?
- La que organizare
para nuestros padres. – Repitió Alec. – Han pasado mucho tiempo lejos, lo menos
que podemos hacer es celebrar su regreso.
- Me parece una gran
idea. – Dijo Simon aun comiendo la deliciosa crema.
- Ellos se alegrarán. –
Dijo Isabelle. – Claro, cocinare para ellos.
- Tus platillos y la
organización de Alec, - Simon se miró entusiasmado. – Cera una noche que no
olvidaremos.
- Eso espero. – Dijo
Alec recargándose con gracia sobre la mesa.
Para Isabelle era muy
sencillo leer a su hermano. – De acuerdo. – Dijo la chica. - ¿Qué hay en tu
cabeza para esa noche?
- Bueno. – Inicio Alec.
– Como lo han hecho ustedes, creo que es tiempo de dar mi propio gran paso.
Isabelle abrió los ojos
como platos. - ¡¿Presentaras a Magnus con nuestros padres?! ¡Oh mi dios! – Ella
miro a su novio. - ¡Presentara a Magnus con nuestros padres!
Simon busco el rostro
de Alec el cual le aseguro que Isabelle tenía razón. – Nunca has hecho eso. –
Dijo Simon atónito. – Tantas parejas y nunca siquiera mencionaste algo
parecido.
- Nop, nunca. – Alec se
miraba complacido con su decisión.
Simon se dirigió a su
novia quien no podía dejar de sonreír. – En verdad Magnus debe tener algún tipo
de poder mágico.
Isabelle estuvo de
acuerdo enseguida. – Poderes Jedi, sin duda.
Alec giro sus ojos, en
realidad pensó que se habían tardando en hablar sobre la afición de ambos.
Isabelle y Simon se adentraron en una conversación animada sobre los poderes de
la fuerza y el interior de la Estrella de la muerte. Le parecía gracioso la
forma en la que conversaban apartando todo a su alrededor, se preguntó si
cuando él y Magnus hablaban era igual, sin duda habían tenido amplias
conversaciones, Magnus era el perfecto hombre para Alec, ya que Alec era del
tipo de persona que difícilmente podía entregar su completa atención a una sola
cosa o persona por más de un par de días.
Las noches, días y
tardes de citas nunca habían sido iguales, desde paseos por Central Park,
visitas a museos o exposiciones de arte, cine, opera, centros nocturnos e
incluso conciertos de rock. No importaba lo que Alec quisiera hacer, Magnus
nunca se negaba y siempre tenía alguna opinión inteligente y sincera. Un
conocedor experto en todas las áreas, Alec amaba la forma en la que Magnus lo
mantenía siempre emocionado y en estado de sorpresa.
- Tierra a Alexander. –
Dijo Isabelle moviendo su mano frente al rostro de su hermano. - ¿Sigues con
nosotros?
- En parte. – Dijo Alec
con unas ansias repentinas por ir a buscar a Magnus. - ¿Estamos bien con la
cena, entonces?
Ambos chicos levantaron
un par de pulgares en su dirección. Una escena enternecedora, graciosa e
increíblemente nerd.
- OK. – Soltó Alec en
respuesta. Su celular sonó y este lo contesto de inmediato. – ¡Hola, hermosa! –
Saludo Alec. - ¿Recibiste mis mensajes?
- Oh, Alec. Tus ideas son perfectas, justo lo que quería para la
exposición. – Dijo Clary a través del auricular desbordando alegría. - ¿En verdad lo crees posible?
Alec se miró ofendido.
- ¿Alguna vez te he fallado?
- Me disculpo – Dijo Clary. – Y
doy gracias por tenerte como mi mejor amigo.
- ¿Mejor amigo? – Dijo
Alec sonando divertido. – Simon no está de acuerdo con eso.
Se escuchó una risa
desde el otro lado de la bocina. –
Tampoco Jace estaría feliz si le dijeras que soy tu mejor amiga en lugar de él.
Creo que me pediría terminar.
- Sin mencionar a
Simon, y a mi hermana, quien está a punto de protestar.
-
Oh, esto es un verdadero lio, es difícil decir quién es el mejor amigo de
quien, creo, entonces, que por el bien de nuestros amados amigos en común,
deberemos mantener lo nuestro en secreto.
- Creo que es la
solución más sensata.
- ¿Que dices si te escapas para verme y vamos de compras?
- ¿Cómo se supone que
los demás competirán contigo y esas ofertas tan tentadoras?
La risa de Clary se
escuchó una vez más. - ¿Nos vemos en
donde siempre?
- Por su puesto.
¡Tiffanys!
- ¡Tiffanys!
- Te veo en 20. – Dijo
Alec y colgó. – De acuerdo chicos, tengo una cita con una linda pelirroja. –
Alec tomo su chaqueta. – Necesito organizar una increíble cena.
La ilusión en el rostro
de Isabelle era como el de una niña pequeña, ver a su hermano tan feliz le era
increíble y emocionante.
- Te veo mañana. – Dijo
Alec besando la cabeza de su hermana y estirando una mano para chocar puños con
Simon.
*
* * * *
Alec y Clary pasaron
toda la tarde entre tiendas y almacenes de Nueva York, eran pocas las personas
quienes podían tomar el ritmo de ambos cuando de compras se trataba. El auto de
Alec estaciono frente al edificio del apartamento de la familia de Clary.
- Estoy exhausta. –
Dijo la chica estirando sus manos hacía en frente. – Gracias por acompañarme,
esa exhibición quedara increíble.
- Nada menos para tus
obras, son espectaculares.
- Y las cosas que
compraste para la gran cena… Wow, tus padres quedaran sorprendidos.
Alec rió, - No es muy
difícil sorprenderlos.
- Los impresionaras,
como siempre. – Clary sonrió a su amigo tomando una gran cantidad de bolsos del
asiento trasero. – llamare a Jace para contarle. Por favor, saluda a Magnus de
mi parte.
- Lo haré. – Dijo Alec
sencillamente. Se despidieron afectuosamente con un beso en la mejilla y Clary
desapareció en la entrada del edificio.
Alec tomo su celular,
pero antes de que pudiera marcar este sonó.
- ¿Hola?
- Hola, ¿Alec? Me preguntaba si quisieras…
- ¿Ir a tu apartamento?
Estoy por iniciar el camino hacia allá.
- Espero no provocarte problemas, pero terminé mi última sesión y pensé
en darte una sorpresa.
Alec se detuvo un
segundo. - ¿Qué sorpresa?
- Estoy fuera de tu piso. – Dijo Magnus a través de la bocina sonando
tímido. – Pero debí llamar, lo lamento.
- No te disculpes, me
tomara 10 minutos estar ahí, por favor espérame.
-
En verdad, no quisiera… - Magnus escucho el sonido de una
llamada terminada, a estas alturas sabía lo que significaba, que Alec había
dicho la última palabra, algo que no le molestaba en lo absoluto. Magnus rio y
mirándose fuera del edificio sin hacer mucho se sintió apenado, ¿Por qué no
trajo nada de comer? Alec parecía haber pasado toda la tarde fuera, tal vez no
había comido. Magnus miro en todas direcciones para cerciorarse de que no
estaba siendo observado, movió sus manos hacia enfrente y en ellas aparecieron
colgando un par de bolsas plásticas, Magnus les hecho un vistazo, todo había
salido de maravilla, el olor le confirmaba eso, la comida estaba lista. Se
sintió satisfecho cuando el auto de Alec apareció.
- Eso fue rápido. –
Dijo Magnus cuando Alec subió las escaleras de la entrada con agilidad.
- No estaba lejos. –
Dijo Alec acercándose a Magnus y a sus labios. – Déjame ayudarte con eso. –
Dijo el chico después de besarle. – Huele muy bien, ¿Qué es?
- Comida China. –
Informo Magnus.
Alec abrió la puerta
del edificio. – Muero de hambre. – Dijo mientras caminaban al elevador, - Deje
muchas cosas en el auto, pero estoy exhausto, las subiré mañana. – Magnus se
quedó en silencio, había muchas ocasiones en las que tenía la intensión de usar
su magia para complacer a Alec, era en toda ocasión de hecho, pero ese miedo de
Magnus surgía cada vez que pensaba en la idea de contarle a Alec de su magia.
¿Cómo podría? ¿Cómo podría siquiera iniciar con ese tema?
- ¿Estas bien? –
Pregunto Alec mientras el elevador les llevaba al piso del hogar de Alec.
Y la miseria de Magnus
volvió. – Si. – Dijo mintiendo. – Todo bien.
Alec le miro con
sospecha, cruzo el ascensor para acercarse a Magnus. - ¿Qué es lo que ocultas,
Magnus Bane? – Susurro Alec inclinándose para besarlo.
Magnus soltó la bolsa
de su mano para rodear a Alec por el cuello, entregándose por completo al
momento. Alec era tan hermoso, encantador y seguro, un tesoro que temía perder.
Alec dejo que lo
envolviera. - ¿Sabes que puedes decirme lo que sea? – Le dijo en un murmullo con
su frente pegada a la de Magnus.
Magnus volvió a sus
labios sin decir una palabra, intentando que Alec cambiara el tema. Cuando las
puertas del ascensor se abrieron ambos caminaron para entrar al departamento,
el lugar era muy diferente al hogar de Magnus, Alec tenía un estilo mucho muy
minimalista, moderno y practico, pero a Magnus le hacía sentir acogedor de una
manera envolvente.
Alec camino por
enfrente de Magnus dejando su bolsa de comida en la mesa del comedor, cuando
dio la vuelta Magnus le sorprendió con un ramo de flores. Rosas rojas, las
favoritas de Alec.
- ¡¿Que?! ¿Cómo…? ¿De
dónde sacaste esto? – Pregunto Alec mientras las tomaba feliz.
Magnus entro en pánico
por un momento, su intención de sorprender a Alec quizás no fue la mejor de las
ideas. – Yo… las tuve todo el tiempo.
- Claro que no. – Dijo
Alec desde la cocina buscando un florero. – No las tenías en el ascensor.
- Si. Si las tenía. –
Dijo Magnus inseguro.
- No, estoy seguro que
no. – Alec había vuelto y estaba poniendo las flores en medio de la mesa, el
chico estaba preparando el área para que la cena fuera espectacular y
romántica. – Alec camino hacia Magnus. – Dime como lo hiciste.
Se formó una brecha en
la mente de Magnus, tal vez este era el momento, solo era cuestión de decirlo,
tal vez Alec lo miraría divertido, emocionante e incluso útil, tal vez Alec
amaría la magia, tal vez la toleraría, ¿tal vez la odiaría? ¿tal vez se
asustaría? o pensaría que Magnus era demasiado raro como para estar a su lado.
No estar al lado de Alec era inaceptable.
Magnus rió con todo el
convencimiento que pudo y fue capaz de demostrar. – Si no es así. – Dijo el
brujo fingiendo seguridad. - ¿De dónde las saque?
Alec que ya había
llegado a Magnus tallo sus ojos con cansancio. – Debo estar volviéndome loco.
- Solo distraído. –
Dijo Magnus sintiéndose culpable y acariciando el cabello de Alec, moviéndolo
tiernamente por detrás de su oído.
Alec miro la tristeza
en Magnus. - ¿Seguro que estas bien?
Magnus sonrió lo mejor
que pudo. – Tengo hambre. – Mintió de nuevo.
Alec le sonrió y
tomando su mano caminaron hacia la mesa. La conversación fue continua y viva
durante toda la cena, hubo risas y besos, la pareja perfecta en una velada
maravillosa.
Se movieron al sillón
en la sala de estar con dos copas de vino, Alec escogió una película de su
sistema inteligente, la película paso a ser un segundo plano a la ardiente
sesión de besos que se estaba llevando acabo entre ambos.
Alec se apartó un poco
para tomar aire de los efusivos labios de Magnus, sus ojos brillaban. Le miro
por varios momentos en silencio.
- ¿Alec? – Murmuro
Magnus con duda.
Alec se amoldo a los
brazos del brujo. – Creo que estoy listo. – Dijo.
Magnus no estaba muy
seguro de que hablaba, su respiración aún estaba acelerada. Solo le miro.
- Ya sabes. – Continuo
Alec. – El siguiente paso. – Alec se acercó una vez más a los labios de Magnus.
Ardientes y ansiosos. – Estoy listo para que demos el siguiente paso.
El corazón de Magnus se
aceleró. – También yo. – Dijo en una exhalación y aventurando su mano hacia el
cinturón de Alec.
Alec se congelo y rió.
–Oh, wow. No me refería a eso.
- Tampoco yo. – Dijo
Magnus tan rojo como un tomate y apartando su mano rápidamente.
Alec se sintió
conmovido por la timidez de Magnus. – Ese es un paso que espero demos un poco
más adelante. – Dijo tranquilamente.
- No sé de qué hablas.
– Dijo Magnus intentando cambiar el tema.
Alec mordió el labio
del brujo en castigo. – Claro que no lo sabes.
- Lo lamento… yo…
- No te disculpes,
también he pensado en eso y… en fin, a lo que me refería era a algo un poco
diferente, dentro de dos días mis padres volverán de Europa, les organizare una
cena de bienvenida y me gustaría mucho que me acompañaras. ¿Qué dices a eso?
Magnus tomo aire con
fuerza. - ¿Quieres que conozca a tus padres?
- Esa es la idea.
- ¿Estás seguro? Es
decir…
- Si no lo estuviera no
te lo pediría, Magnus. ¿En verdad no te das cuenta de lo importante que eres
para mí?
Magnus se quedó en
silencio un momento pensando en que Alec no merecía las mentiras, los engaños,
sintió que no merecía tal honor. – Yo no…
- No tienes permitido
negarte, Magnus Bane. Iras conmigo a esa cena aun si tengo que arrastrarte. –
Alec se miraba más entusiasmado de lo normal.
Magnus trago con
fuerza. – No necesitaras hacerlo. – Dijo. – Sera un placer ir contigo y conocer
a tu familia.
- Oficialmente. –
Agrego Alec.
- Oficialmente. –
Confirmo Magnus.
*
* * * *
- ¿Qué piensas de esto?
– Pregunto Maia Roberts, la chica que siempre estaba dispuesta a ayudar a Alec
con tal de que él organizara todos los eventos de Ciencia y Tecnología que daba
en la universidad, en donde lo difícil era hacer que las personas se
interesaran. Alec era un mago con los espectáculos, incluso educativos. – Es el
repertorio de música para la cena.
Alec tomo la tableta
electrónica y reviso sintiéndose satisfecho. – Mis padres adoran a Bag, es
perfecta. – Gracias, Maia.
- Es un placer, ahora
veré los aperitivos. – Maia camino hacia la cocina acomodando sus anteojos,
sintiéndose orgullosa.
- Debería estar molesta
contigo por hacer que mi amiga te ayude. – Isabelle se acercó a su hermano, -
Maia cada vez es mejor con eso de hacer fiestas.
- En su medio, lleno de
Nerds. – Dijo Alec colocando una línea de luces blancas en una figura de
porcelana. – No creo que le haga ningún daño.
Isabelle sonrió. – Esto
está quedando espectacular, mis padres quedaran encantados.
- Es una noche
especial. – Dijo Alec suspirando, mirando hacia las enormes ventanas de la casa
de sus padres, las que daban hacia el jardín principal.
- Ellos amaran a
Magnus. – Comento Izzy intentando calmar a su hermano.
Alec rio. – Eso me
asusta más.
Isabelle golpeo a su
hermano ligeramente. – Iré a buscar a Maia, quisiera que me ayudara con unos
cálculos que hice y… - Isabelle dejo de hablar cuando su hermano levanto una
mano para que dejara de hablar sobre cálculos. – te odio. – Dijo Isabelle
ofendida en marcha hacia la cocina.
Alec se quedó en el
recibidor pensando en que quizás debía haber colocado más velas, la oscuridad
comenzaba a mirarse a través de los ventanales de la lujosa mansión.
- ¿Por qué no recibí
invitación para esto?
Alec giro su mirada
para ver a Lily quien estaba entrando por las puertas principales.
- ¡Hey! – Saludo Alec
con emoción. - ¿Cuándo regresaste? – Alec se movió para tomar a la chica y
abrazarla.
- Anoche, me costó
encontrarte.
- ¿Y tu celular?
- Lo perdí.
Alec movió su cabeza
sonriendo, no era la primera vez que le pasaba. - ¿Cómo te fue? ¿Qué tal
Mumbai?
- Entretenido.
Alec levanto sus cejas,
Lily era una de sus más cercanas amigas, siempre al pendiente de todos menos de
sí misma.
- Las cosas no salieron
como esperabas, según veo.
- Las cosas rara vez
salen como esperas cuando de ayudar a otros se trata. – Dijo Lily claramente
desilusionada.
Alec se acercó y abrazo
a su amiga como si esta fuera su hermana. – Sé que no te rendirás, porque sabes
lo mucho que todo vale la pena.
- No deberías de hacer
esto, harás que llore.
- Si es lo que quieres,
adelante, esta no es la chaqueta que usare.
Lily en cambio rio con
ese último comentario. Ella suspiro aliviada y se apartó de Alec. – Entonces,
¿Qué pasa aquí?
-Una cena para mis
padres.
- Tus padres van y
vienen todo el tiempo ¿Cuál es la trampa?
Alec miro a Lily por
unos segundos, era muy bueno tener a alguien que te conociera tan bien. -
¿Recuerdas a Magnus?
La postura de Lily
cambio a una de tensión. – Por supuesto, a él y esos horribles comerciales.
- Vendrá hoy y…
- Wow, sorprendente. –
Dijo Lily sin emoción.
- ¿Cuál es el problema?
Siempre me dijiste que tenía que madurar y tomar las cosas en serio.
- ¿Estas bien con
Magnus? ¿Con todo lo que es?
- ¿Lo que es? – Alec
bufo. – Su profesión no es de las más ortodoxas, pero… ¿Por qué tendría que ser
un problema?
Fue como si Lily comprendiera
algo que Alec no. – Supongo que no. Como sea, solo se prudente.
- Siempre.
Lily sonrió a su amigo.
– No quiero entretenerte más, es una noche importante, eso veo. ¿Me llamas
mañana?
- Tarde porque estarás
dormida, claro.
- Me conoces. Cuídate,
Alec. – Lily se acercó a besar la mejilla del chico y Alec miro como se
alejaba.
*
* * * *
Magnus estaba en su
apartamento preparándose para la gran noche en la que conocería a los padres de
Alec, su cabello estaba mojado, vestía una bata de baño y de su armario tomaba
una camisa tras otra sin poder decidir que vestir, inevitablemente pensó en
Alec y en lo sencillo que hacía ver el elegir el conjunto adecuado para cada
ocasión, Magnus respiro intentando calmarse, lo que menos necesitaba en esos momentos
era agobiarse. Miro hacia la ventana de su habitación y a las luces de la
ciudad que se encendían una a una por la noche recién llegada. El timbre sonó
haciendo que sus nervios aumentaran, camino rápidamente hacia la puerta.
- ¿Precisamente hoy se
te ocurre llegar temprano? – Dijo Magnus al llegar a la puerta y abrirla. –
Debo darte una lla…
Magnus se quedó
pronunciando media frase debido a lo sorpresivo de la situación.
- No soy la persona que
esperabas ver ¿Cierto? – Dijo la mujer desde el umbral de la entrada.
- Ciertamente. – Dijo
Magnus con asombro. El brujo recobro la compostura lo más rápido que le fue
posible. – Pero me alegra verte, Camille. – Magnus se movió para abrazarla. -
¿Cuándo llegaste a Nueva York?
Camille sonrió
aliviada. – Anoche. – Respondió amablemente. - ¿Te importa si paso por un
momento? Quisiera conversar contigo.
Magnus abrió aún más la
puerta para que ella pasara. – Quisiera poder conversar contigo. Pero en verdad
no es buen momento, tengo un compromiso.
- Entiendo, no quiero
molestarte.
- Para nada, que pena,
quisiera poder atenderte como mereces.
Camille movió su mano.
– Basta, nos pondremos al día en otra ocasión. – La chica estaba volviendo a la
entrada. - ¿Puedo preguntar a dónde vas?
- Alexander está a
punto de aparecer por mí y necesito estar listo, es importante, el… conoceré a
su familia.
- ¿El chico de quien me
hablaste? No sabía que seguías saliendo con él.
- Las cosas con Alec
están saliendo bien. – Magnus jugo con sus propias manos con nerviosismo. – Muy
bien, de hecho.
Camille se detuvo y
miro a su amigo con pena. - ¿Por qué te haces esto?
Magnus se sorprendió. -
¿De qué hablas?
- ¿Porque te expones de
esta manera a que te rompan el corazón?
- El no hará eso.
- ¿Es mortal?
- ¿Si?
- Entonces no hay duda
de que algún día te romperá el corazón con su muerte, Magnus. No tienes por qué
pasar por eso.
- Lo que siento por
Alec es algo que no había sentido nunca por nadie, además, mortal o inmortal,
cualquiera puede romper mi corazón.
- Si me separé de ti es
porque siempre supe que podíamos rencontrarnos en cualquier momento. Tu idea
del amor es hermosa pero poco real, somos inmortales y si no te endureces
sufrirás una, otra y otra vez. No quiero eso para ti, Magnus. – Camille subió
su mano para acariciar el rostro de su amigo intentando hacer que entendiera.
Magnus mordió su labio
inferior. – La forma en la que vez el amor… yo no puedo hacer eso… no… - Magnus
guardo silencio cuando miro a Alec en la entrada, parado expectante a lo que
pasaba.
- ¿Alec? – Llamo Magnus
y Camille bajo su mano.
La chica se movió de
inmediato hacia Alec. – Alexander. – Dijo con amabilidad y una gran sonrisa. –
Es un placer, Magnus me ha hablado tanto de ti.
- Es una lástima que no
haya hecho lo mismo contigo. – Dijo Alec aun con duda.
Camille tomo la mano de
Alec. – Debes perdonarlo, es increíblemente distraído, pero nunca malicioso,
eso debes saberlo.
Alec miro a Magnus
parado sin saber muy bien que hacer. – Lo sé. – Dijo, le sonrió y Magnus
finalmente se relajó.
- No interrumpo más. –
Anuncio Camille, - Escuche que es una noche importante. Por favor pasen una
velada exquisita.
- Puedes acompañarnos,
si gustas. – Invito Alec.
- Oh, no. No quiero
molestar más, pero podría tomar esa invitación cualquier otra noche.
- Sera un placer. –
Dijo Alec sonriéndole.
- Que gusto finalmente
conocerte, Alexander.
- Igual, eh…
- Camille. – Dijo la
mujer.
- Un placer, Camille.
- Buenas noches. – Dijo
la mujer alegre saliendo del apartamento.
- Que agradable. –
Comento sinceramente Alec cuando Camille se fue.
- En exceso. – Concordó
Magnus. – Dame 5 minutos para estar listo, lo lamento yo…
- Esta bien, tenemos
tiempo. – Alec beso a Magnus rápidamente, uno de sus dedos jalo el cuello de la
bata que tenía Magnus e inclino su cabeza intentando ver el interior. - ¿Qué
hay…?
Magnus se apartó
rápidamente. – No descubrirás eso esta noche. – Dijo caminando a su habitación.
- No es lo que pensabas
hace dos días Señor manos en mi cinturón.
– Dijo Alec mientras miraba a Magnus marcharse con una sonrisa.
*
* * * *
El auto deportivo de
Alec estaciono en la enorme mansión de sus padres, ambos chicos salieron del
auto.
- Wow. – Exclamo
Magnus. Mirando hacia la enorme e impresionante fachada.
- Lo sé. – Dijo Alec
mientras se acercaba a acomodar la corbata de Magnus, este le miro y noto la
preocupación en su rostro.
- ¿Estas bien? –
Pregunto Magnus.
- Mis padres pueden
llegar a ser algo abrumadores.
- Ok. – Respondió
Magnus entendiendo lo que quiso decir.
- Si. – Alec golpeo un
poco los hombros de Magnus para alisar el saco ya alisado. – Solo no salgas
huyendo ¿De acuerdo? Son mis padres, solo necesito verles una vez al año, en
verdad puedo mantenerlos alejados si es necesario.
Magnus rio, era un
comentario horrible y halagador al mismo tiempo. – Estaremos bien.
Alec suspiro una vez
más. – Claro. – Dijo sin seguridad e iniciando a caminar hacia la casa.
Antes de que pudiera
alejarse, Magnus le tomo del brazo para jalarlo hacia sí y poder besarlo. Alec
cerró los ojos y rodeo a Magnus con sus brazos, lo acerco a su cuerpo, tibio y
seguro. Y sintió sus labios llenos de alivio y comprensión.
Alec miro a Magnus
después de besarse. – Creo que sí. Si estaremos bien.
Los chicos entraron a
la mansión.
Magnus se quedó
admirando por unos segundos el espectacular trabajo de Alec, las luces, las
velas, los enormes telares colgando desde el candelabro haciendo que el lugar
pareciera más un sueño que un lugar de la realidad. Magnus recordó un lugar en
el reino de las hadas en donde había estado hace cientos de años, mágico e
incomparable. Un lugar a donde le gustaría llevar a Alec, un lugar perfecto
para brindar inspiración a un artista como él. Magnus se obligó a alejar la
idea, Alec hasta ahora no estaba enterado de ese reino, Alec hasta ahora
pertenecía a un mundo diferente al suyo. Eso le dolió de manera profunda.
- ¿No te gusto? –
Pregunto Alec al ver el rostro serio de Magnus.
- Es espectacular, en
verdad increíble, eres un artista.
Alec bufo. – Es solo
decoración.
Magnus abrió la boca
para protestar a eso, pero todos los amigos de Alec se les acercaron en ese
momento.
- Es increíble ¿Cierto?
– Dijo Isabelle acercándose con Simon a su lado. – Cada vez lo hace mejor.
- Creo que hoy tuvo una
motivación extra. – Clary soltó el brazo de Jace para acercarse a Magnus y
saludarlo con un beso en la mejilla.
- Que gusto verte,
Galletita. – Dijo Magnus y Clary rio resplandeciente.
- Me encanta que me
digas así.
Simon y Jace saludaron
amables a Magnus y Alec.
– ¿Mis padres llegaron?
– Pregunto Alec.
- Están esperándonos. –
Dijo Jace a su hermano adoptivo.
Alec levanto su mirada
para toparse con la visión de sus padres acercándose, el chico se adelantó y
camino hacia ellos para tomar a su madre con fuerza. – Los eche de menos. –
Dijo riendo mientras ahora su padre lo abrazaba efusivamente.
-Nosotros también,
cariño. – Dijo su mama colocando ambas manos a los costados del rostro de Alec.
- ¿Estas comiendo bien? Te ves más delgado.
- Mamá. – Llamo Alec
por el trato infantil.
- No tiene nada de malo
que me preocupe por… - Maryse Lightwood no termino su frase, su mirada se
centró en el chico que les miraba expectantes. – Hijo, ¿Quién nos acompaña?
- Me preguntaba lo
mismo. – Dijo Robert Lightwood tomando el brazo de su mujer para caminar a su
lado, hacia el joven.
- Madre, Padre. Quiero
presentarles a Magnus. – Dijo Alec cuando llegaron a él.
Magnus extendió su
mano. – Magnus Bane, es un placer conocerlos.
- ¡Maravilloso! –
Exclamo Maryse mientras tomaba la mano de Magnus y la jalaba para poder
abrazarlo mientras Magnus caía sin muchas opciones en los brazos de la mujer,
inesperado por completo para él. – Me preguntaba cuando nuestro hijo nos
presentaría a alguien especial.
- O a alguien. – Dijo
Robert. Jace y Simon rieron.
- ¿Desde cuándo están
saliendo? – Pregunto Maryse con entusiasmo sin soltar la mano de Magnus. - ¿Ya
viven juntos?
Alec rio nerviosamente.
– Mama, solo llevamos un mes saliendo. Tal vez no deberías abrumarle si quieres
que cumplamos un mes más.
- Yo no lo abrumo. –
Dijo la mujer mientras caminaba hacia el comedor con el brazo de Magnus bien
sujeto. - ¿Sabes, Magnus? Tengo un anillo familiar que sé te quedara excelente.
- Mamá.
- ¿Qué harás en acción
de gracias? Deberías invitar a tus padres, seremos familia después de todo.
- ¡MADRE!
Jace y Simon se
esforzaban de sobremanera para que sus carcajadas no fueran escuchadas por la
mujer quien parecía estar a unas oraciones de planear una boda.
*
* * * *
La velada fue perfecta
una vez que Magnus le aclaro a Maryse Lightwood que con gusto se casaría con su
hijo, pero que una boda necesitaba de meses, quizás años de preparación y que
cuando ellos estuvieran listos serían los primeros en enterarse. Maryse se miró
complacida y decepcionada al mismo tiempo. Alec pareció haber vuelto a su color
de piel habitual una vez que se dio cuenta de que Magnus no escaparía antes del
postre.
Los padres de Alec
fueron amables en exceso, aceptándole en un segundo, el hombre perfecto para su
hijo, tal vez y después de todo si le habían abrumado, la idea le llego
mientras viajaban en el auto de Alec hacia su departamento después de la
velada, Magnus miraba hacia las luces de la ciudad a través de la ventana del
auto, pensar en la familia de Alec siendo su propia familia, fue hermoso y
aterrador, pero aceptar eso sería aceptar el hecho de que antes de que
cualquiera de esas maravillosas cosa pasaran, Magnus tenía que decirle a Alec
la verdad sobre sí mismo. Y el pensamiento llego acompañado de la angustia, el
miedo y la incertidumbre de su posible reacción.
La puerta de Magnus se
abrió inesperadamente. El brujo miro a Alec. - ¿Acabas de abrirme la puerta?
- Estabas demasiado
hundido en tus pensamientos como para darte cuenta de que llegamos.
Magnus bajo del auto
sin hablar. Camino hacia el edificio, subió unos escalones y se encontró con la
mirada seria de Alec, una visión en extremo poco común.
Magnus se encontraba
sin saber que decir.
- No me gusta la
caridad. – Inicio Alec sin mucho sentido para Magnus. – Nunca me ha gustado,
supongo que no me gusta ver de cerca la decadencia. No estoy orgulloso, pero es
la verdad.
Magnus solo le miro
mientras Alec parecía estar buscando algo más por confesar.
- Salí con el hermano
de Clary.
- ¿Clary tiene un
hermano?
- Jonathan, estudia en
Europa. Hm, salimos no más de dos días, es decir, es fácil coquetear y eso,
pero cuando intentas tener una relación, todo cambia, y no funciono, en lo
absoluto funciono. Ahora somos muy buenos amigos.
Magnus abrió un poco
más los ojos.
- Em… he salido con
muchos, no me he acostado con todos, el sexo no me interesa si ellos no lo
hacen, interesarme, quiero decir.
- ¿Por qué estás
diciéndome todo esto?
- Porque ya no sé qué
hacer. Porque sé que hay algo que no me has dicho, pero que deberías. Quizás si
te decía estas cosas, cosas que nunca le hubiera dicho a nadie, entonces…
- No hay nada. – Dijo
Magnus en voz baja.
Alec acorto la
distancia entre él y el brujo haciendo que Magnus se estremeciera. – Dilo de
nuevo. – Dijo Alec tan cerca de Magnus como para sentir su aliento. – Dilo una
vez más y lo aceptare, no volveré a mencionarlo, te creeré, Magnus.
- ¿Por qué?
- Porque confió en ti,
como nunca confié, como nunca creí que llegaría a confiar. No puedo ver otra
opción, más que dejarte la decisión. Si quieres decírmelo hazlo, si no, está
bien, solo dilo.
Magnus busco las
palabras en su cabeza para iniciar. Alec,
la magia existe. Alec, soy un brujo. Alec soy mitad demonio. Se formaron
decenas de frases en su cabeza, ninguna sensata para ser pronunciada, ninguna
conveniente para apartar su miedo, ninguna que Alec debiera escuchar. Magnus
tomo la peor de las decisiones.
- No hay nada. –
Repitió sencillamente.
Alec respiro con
alivio. – Perfecto como siempre. – Dijo y lo beso.
El beso se encendió –
¿Me invitaras a subir? – Pregunto Alec.
- Creí que querías ir
despacio. – Dijo Magnus sintiendo los labios de Alec en su garganta haciendo
que su corazón saltara en su pecho sin control.
- Fue una noche
perfecta. – Murmuro Alec de vuelta en los labios de Magnus. - ¿Por qué no
cerrar con broche de oro?
Magnus sabía que Alec
cumpliría su palabra, el asunto había quedado atrás, ahora Alec intentaba
seguir adelante, pero Magnus no podía, a pesar de estar aparentemente libre de
la confesión, no se sentía en lo absoluto mejor, se sentía más bien como estar
llevando un lastre que estaba hundiéndolo y que podía hundir también a Alec con
él.
Magnus aparto a su
novio levemente, pero Alec entendió de inmediato. – No estoy listo. – Dijo
Magnus decepcionando a Alec.
- Esta bien, - Dijo
Alec. – Lo tomaremos con calma, - El chico rio intentando quitar la pesadumbre
de la situación. – Tenemos mucho tiempo.
Como una daga en su
pulmón. – Lo tenemos. – Respondió Magnus.
Alec intento de
inmediato cambiar el tema, intentando convencerlo de que lo recién confesado no
era del todo real.
- Oh, no. – Dijo Magnus
con una sonrisa. – debes hablarme del hermano de Clary.
- No hay nada… no hay
mucho que decir.
- Aun así, quiero
escucharlo. – Magnus estaba torturando a Alec. Ambos se divertían recargados en
el barandal de las escaleras. La mañana parecía estar a punto de llegar, se
percataron por los ocasionales corredores que pasaban por la acera en sus
trajes deportivos. – O puedo preguntar a Clary.
- No harías eso. – Dijo
Alec sonriendo con nerviosismo.
Escucharon cerca de
ellos una puerta ser azotada, en realidad fue una puerta de mascota del
edificio de a lado, un pequeño cachorro salió de ahí, bajo las escaleras y se
dirigió sin detenerse hacia la calle. Para mala suerte del canino en ese
momento un camión repartidor estaba por realizar las primeras entregas de la
mañana. Alec y Magnus miraron la escena con pena.
- Oh, no. – Dijo Alec.
– Pobre cachorro.
Se quedaron mirando al
futuro e inevitable accidente sin moverse hasta que algo aún más aterrador les
sorprendió. Del mismo edificio salió un pequeño de unos cinco años de edad,
claramente en busca de su cachorro mascota, el niño le llamo y sin poner
atención corrió hacia el perro.
- ¡No! – Gritaron Alec
y Magnus al unísono, pero el pequeño no les hizo ningún caso.
Alec corrió hacia la
calle con la esperanza de alcanzar al niño. – Dios, no. – Dijo cuándo se
percató de que aun con el esfuerzo del conductor, este no alcanzaría a
detenerse. Escucho a Magnus gritando su nombre. Aun así, Alec no se detuvo.
Llego al niño, lo tomo en sus brazos y miro el camión a solo centímetros de
ellos. Alec se preparó para el doloroso impacto acunando al pequeño lo más que
pudo, rogando para que su cuerpo sirviera para que este tuviera una oportunidad
de sobrevivir. Alec tomo aire y cerró los ojos con el pequeño en sus brazos.
*
* * * *
El conductor sonrío al
ver a una pareja feliz en la escalinata de uno de los edificios, era muy
temprano, pero ellos parecían haber tenido una noche encantadora, de pronto los
rostros cambiaron, el conductor miro a un pequeño cachorro atravesando la
calle, inicio su desaceleración, lamentablemente era tarde, Pobre cachorro. Pensó el conductor,
escucho un grito y sus pensamientos olvidaron al animal, justo detrás de él
apareció un niño. El conductor acciono con mucha más fuerza el pedal de
frenado, escucho las llantas rechinar en el asfalto, el sonido retumbo en sus
oídos, la maquina era pesada y nunca tuvo el tiempo suficiente. Observo
impotente como uno de los jóvenes que había mirado en la escalera, se colocó
frente al peligro intentando ayudar al pequeño. A pesar de sus ganas de
hacerlo, el conductor no cerró los ojos, surgió un quejido en un grito de su
desesperación y antes de que les impactara, un remolino de viento que
arrastraba basura de las calles de Nueva York, choco con su parabrisas quitando
toda la visibilidad del camino, del muchacho y del niño, el camión
inesperadamente se detuvo. Todo había terminado y él no había mirado el final
de ello.
*
* * * *
Alec abrió los ojos al
no sentir ningún impacto, y observo como un extraño viento surgió de la nada,
esto llamo su atención hacia los destellos azules que les rodeaban,
completamente inexplicable y sobrenatural. Alec logro ver a Magnus, ese era
Magnus parado en la orilla de la calle, con sus manos levantadas, de sus palmas
surgía una especie de fuego azul, la energía se había movido de sus manos hacia
la parte frontal del camión haciendo que este se detuviera. La luz azul aún
seguía rodeándolos cuando Alec giro hacia el camión y aun sin recuperar el
aliento se percató del calor del motor de la máquina, haciendo que se diera
cuenta de lo cerca que estuvieron de ser golpeados.
La luz azul desapareció
de su alrededor y de las manos de Magnus. Se miraron unos segundos sin hablar
antes de que el conductor bajara del vehículo. - ¡Oh, Dios Mío! – Exclamo al
ver a Alec y el niño. En ese momento una mujer apareció del edificio donde
habían salido el niño y el cachorro, ella grito a los segundos de percatarse de
la escena, corrió hacia el niño y Alec se lo entrego. Hubo un alboroto, las
personas comenzaron a reunirse tras el escándalo, ninguno de ellos dando
detalles mínimamente útiles de lo ocurrido, ninguno de ellos había mirado nada
hasta el momento en que el camión se había detenido. Alec podía escuchar las
voces girando a su alrededor, un eco lejano, su atención estaba en Magnus,
quien también le miraba sin hablar. La mujer tomo su mano para despertarlo.
- ¿Estas bien? Te ves
mal. – Dijo la mujer. - ¿Necesitas que llamemos a un doctor?
Alec se obligó a
hablar. – Estoy bien. – Dijo con voz baja. - ¿Esta bien? – Señalo al pequeño.
- Esta muy bien. – Le
aseguro la mujer. – Muchas gracias, lo que hiciste…
- No fue nada, yo… no…
- Necesita calmarse. – Magnus
se acercó a ellos. – lo llevare a que descanse.
- Me parece buena idea.
– Dijo el conductor y una vez más, por enésima vez se disculpó, sin razón
aparente.
Alec y Magnus se
alejaron de la escena entrando al edificio. Alec parecía estar aún en shock con
su mirada fija a nada en particular, Magnus cerró la puerta del apartamento.
- Alec. – Le llamo y
tomo su brazo para hacerlo despertar. – Necesito explicarte.
Alec sintió la mano de
Magnus en su brazo y la aparto rápida y bruscamente. – Y será mejor que sea
algo muy bueno, porque…
- ¿Crees que hay una
buena forma de hacerlo?
- ¡Inténtalo! – Exigió
Alec.
La voluntad de Magnus
se hizo humo, ahí estaba frente a su mayor temor, frente a los ojos hermosos y
horrorizados de Alec. – No puedo. – Dijo Magnus sin aliento.
- ¿No puedes? ¿Qué se
supone que eso significa?
La voz de Magnus pareció haber abandonado su cuerpo.
- ¿En verdad no vas a decir nada? – Reclamo Alec.
Magnus no podía
siquiera mantener la mirada de Alec. – Necesito tiempo. – Magnus se movió hacia
Alec, intento tomar sus brazos, necesitaba tocarlo y conseguir tranquilidad
para explicarle.
- Aléjate de mí. – Alec
se apartó destrozando aún más al brujo.
- Por favor, nunca fue
mi intención…
- ¿Ocultarme quién
eres? ¿Cuándo pensabas mencionarlo? ¿En nuestra boda? – Dijo Alec en cruel
ironía recordando la noche y los comentarios de su madre. - ¿En el aniversario
25? ¿Cuándo estuviera completa y perdidamente enamorado de ti? ¿Ese era tu
plan?
- No tenía un plan. –
Dijo Magnus en un murmullo.
- ¿Quién eres?
- Un brujo. – Magnus
soltó en voz baja. Miro Alec y noto la incomprensión. – No como el que piensas,
es decir… No puedo explicarlo.
- ¿En verdad no pudiste
confiar en mí? A pesar de habértelo pedido, después de todo lo que hemos
pasado, creí que era importante para ti, tanto como tú lo eras para mí.
- No es simple. Hay
cosas… cosas que están ocultas que… - Magnus guardo silencio una vez más, como
si su cuerpo le jugara la peor de las bromas. Se miró acorralado y
completamente perdido en su propia desesperación. - No se supone que debías
enterarte. – Dijo sin pensar.
Ese último comentario
destrozo y endureció a Alec. Apretó sus puños con frustración. De repente no
quiso escuchar más, no quiso ver como Magnus ni siquiera lo intentaba. – Menos
mal que no es tarde para remediarlo. – Alec hablaba con una frialdad que Magnus
nunca había conocido.
- ¿Que?
- No le diré nunca nada
a nadie de ti - Dijo y libero una risa de dolor. – No es como si supiera algo,
aun así, te lo prometo. – Los ojos de Alec estaban oscuros, casi negros al ver
a Magnus. – Y con eso estaremos a mano, no te debo, no me debes.
- Alexander…
- Que tengas una excelente vida, Magnus.
- Alec, no.
- No vuelvas a
buscarme. – Alec se giró para marcharse cuando sintió la mano de Magnus tomando
su brazo.
- Por favor, no. Puedo
arreglarlo, déjame arreglarlo.
- ¿Arreglarlo? Un
engaño no puede ser arreglado.
- Hay una manera de que
podamos estar juntos, lo haré y entonces…
- Basta. No pierdas tu
tiempo. – Alec busco los ojos de Magnus. – Hemos terminado, no tengo ningún
interés en volver a verte, no necesitas seguir mintiendo, no más. Pudiste
haberlo evitado, claramente no consideraste que valía la pena.
Alec arranco su brazo
de la mano de Magnus. – Hasta nunca, Magnus Bane.
Continuara…
@MayGraciel
♥
Lo sé, esta no es la actualización que esperaban, pero no he podido ponerme al día con Guerra Fría. Este fic lo hice hace un par de semanas, espero e igual lo disfruten y que no me odien por dejarlos en espera, no se preocupen, estoy trabajando en la actualización de Guerra Fría, paciencia por favor XD
Gracias a todos por sus comentarios, siempre me han demostrado mucho cariño, gracias!! y nos estamos leyendo ;D
A pesar de no ser la actualización que esperaba ahora tengo la intriga de que pasará con estos Magnus y Alec, espero que también continúes ésta historia. Espero con ansias ambas actualizaciones. :)
ResponderBorrarComo todo lo que escribes me ha encantado. Esperaré ansiosamente la continuación y también el siguiente capitulo de Guerra fría.
ResponderBorrarme encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa quiero massssssssssssss !! soy adicta ya ejjejejejee besosss
ResponderBorrarMe dejaste peor ahora quiero saber que va pasar con malec y quiero.saber que va pasar con guerra fría ya es adicción
ResponderBorrarMuchas gracias por actualizar esperare la continuacion de esta historia me encanta como escribes gracias por alegrarme la madrugada
ResponderBorrarPor favor, por favor, por favor, actualiza esto porque me dejaste mal muy mal O_O
ResponderBorrarNecesito saber que pasa en el mundo invertido
Ay por el Angel!!!
Rayos no puedes dejarnos así por favor actualizalo no tardes por favor no importa que te tomes un poquito mas con guerra fria, esta historia es excelente
ResponderBorrarpor favor continua pronto con esta historia es magnifica
ResponderBorrarLa verdad es que me había quedado con ganas de más en esta historia y, aunque estoy como loca comprobando todos los días si actualizas 'Guerra fría', me encanta que lo hayas continuado.
ResponderBorrarEs curioso, al empezar a leerlo tuve la sensación de que nuestro adorado Malec estaba en problemas. Espero la solución con mychas ganas.
Muchas gracias, como siempre por compartir tus historias.
Merce (España)
Hola merce!
BorrarMuchas gracias a ti por seguir leyendo después de tanto 😍
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BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarHola! Estoy enamoradisima de tus historias, especialmente de la manera en que escribes.
ResponderBorrarRealmente te admiro mucho.
Me alegra que le dieras una continuación a esta historia! <3
Por cierto, se puede leer esta y guerra fria en wattpad???
Hola hermosa,
ResponderBorrares maravilloso ver como en tu cabeza se van formando historias y conversaciones que amablemente nos compartes. Este Magnus reservado, inseguro y tierno contrastado con un Alec suelto, talentoso y consiente de su encanto nos da una nueva perspectiva de esta relación. Felicidades por hacerlo ameno aunque ya hayas escrito tantas y tantas páginas de ellos. Espero que estés consiente de que no nos molesta leerte, que no nos cansa conocer una nueva habitación de tu cabeza reflejada en estos seres a los que les prestas voz, movimiento y colores. Te amamos por dejarnos conocerte y verlos a ellos, como solo tu haz podido presentárnoslos.
Te rogamos, que pese a tus muchas ocupaciones, no te canses de escribir cuanto historia nazca en tu cabeza y también te suplico que no dejes en el olvido “Guerra Fría”, amamos a Max y todavía queremos ver cómo se dan las cosas entre nuestra pareja luego de varios años y vida familiar y Edrian en medio del eterno problema de la inmortalidad.
No te canses hermosa y MUCHO ánimo, tampoco dejes de vivir tú día a día, por darle vida a los personajes, porque en la medida que tu experimentas, enriquecerlo que haces.
Un abrazo y un beso:
Pita =) (Fan de México)
Siempre me haces estas cosas!!
BorrarSiempre me dejas sin palabras, mi dios, tienes talento de escritor y talento para ilusionarme, muchas gracias por tus palabras, por tus ánimos y por entender. Gracias por tu apoyo que cada vez se siente mas incondicional. De corazón mil gracias, no se que mas pudiera decirte para expresar lo que siento. eres muy amable por darte el tiempo de escribir y mas por hacerlo de esta manera.
No te preocupes, no dejare Guerra Fría. Pronto tendrán actualización. De nuevo, muchas gracias *-*
Besos y abrazos, Pita!! ;)
Hermosa,
Borrareres tú la que nos deja sin palabras porque nos las arrancas decorando tus escritos. Desde que descubrí la voz que les das a estos personajes no he podido dejar de escucharte.
Espero con todo mi corazón que las cosas con tu día a día marchen bien y que si no lo hacen, recuerda que todos pasamos por cosas similares y si no iguales, entendemos lo que es perder, añorar, no recuperar y encontrar nuevas cosas que hacen llevaderos nuestros días hasta que nos topamos con versiones de nosotros mismos que nunca imaginamos estarían ahí… y en ese camino, aunque en diferentes tiempos, con otros ojos y otras pieles… todos nos acompañamos.
Ten ánimo, que falta mucho camino y espero que también tengas mucho camino para nuestros personajes.
Te mando un beso y espero que todo esté bien contigo hoy y siempre.
Con amor:
Pita (Tu fan de México)
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BorrarHermoso esta historia va tomando vida me encanta como escribes ,las historias son maravillosas espero termines con guerra fría y con mundo invertido
ResponderBorrarMujer, tu vives y escribes para hacerme sufrir!!! Dios, Magnus me rompió el corazón. Tendra conti, cierto? Escribes hermoso, amo tus historias porque son maravillosas así me hagan llorar...
ResponderBorrar*-* escribes increíble necesito mas la verdad reviso todos los semanas para ver si actualizas y me encontré con esta segunda parte la ame como ame todos tus escritos espero continues muy pronto me as dejado súper emocionada.
ResponderBorrarAmo a este Magnus es mucho mas tierno
PD: Magnus piensa las cosas antes de hacerlas :c no la vayas a regar.
BorrarPD2: Espero pronto actualices guerra fría.
PD3: Sigue escribiendo todas las ideas que tengas en la mente.
Me encanta esta historia, he leído ya casi todos tus fics, pero esta es mi favorita, esta es de verdad mi favorita.
ResponderBorrarEspero la actualices pronto. Quiero saber qué sucederá con ellos, según este mundo alterno, claro