Familia (Final)

La noche siguió amena; conversación, vino, juegos de niños con niños, vino con bocadillos, juego de cartas con Catarina y más vino para Magnus.

-¿No está tomando mucho? –Pregunto Simon. Jace pensó que quizás le preocupaba la idea de ser convertido en rata accidentalmente. Otra vez.

Jace, Simon y Alec observaban al otro lado de la sala a Magnus e Isabelle en una actividad parecida a Quien toma más vino hoy. Clary actuaba de animadora principal.

-¿Lo dices por Izzy o Magnus? –Pregunto Alec.

-Magnus. –Respondió Simon, -Ya sabes, ¿hacer un portal inconscientemente? ¿Transformar a alguien accidentalmente en un animal poco grato?

Jace se felicitó mentalmente por su acertada conjetura, lo festejo dando palmaditas en la espalda de Charlotte que dormía en su hombro.

Alec se sintió un poco ofendido. –Claro que no. No es como si despertáramos inundados después de que Magnus soñara con un incendio.

Ambos chicos lo miraron seriamente. –ESO NO PASA –Exclamo Alec. –Controlas su magia, ¿No saben nada de brujos?

-No tanto como tú, desgraciadamente. –Dijo Jace.

-Además, Isabelle está tomando tanto como él.

-Parece que no te molesta. –Dijo Simon. –Que Magnus tome así, quiero decir.

-No. –Dijo Alec seguro y ladeo su cabeza admirando a Magnus divirtiéndose y tan animado. –En absoluto, -Dijo sin darse mucha cuenta que lo hacía casi suspirando.

Jace levanto sus cejas. -¿Estás hablando de sexo Alexander?

-¿QUE? ¡NO!

-Te entiendo. –Dijo Simon distraídamente. –Hay desinhibición en esas ocasiones y eso lo hace… -Simon guardo silencio cuando vio a ambos chicos llevar una de sus manos al rostro. –Oh, lo siento, a veces olvido que mi muy amada y siempre respetada esposa, la cual me ama y sufriría si muriera a manos de ustedes, es su hermana.

-Nuestra pequeña hermana. –Remarco Alec.

-Aun así, -Dijo Jace analítico –Parecen estar de acuerdo con eso.

Jace miro como Simon y Alec movían sus cabezas positivamente, un movimiento lento, observando anhelantes hacia sus respectivos amantes. Jace se sintió un poco hecho a un lado.

-Con permiso señores. –Dijo. –Veré si tengo suerte embriagando a Clary.

Alec rio y Simon se quejó. –Es mi amiga de quien hablas.

Alec lo fulmino. -¿En verdad? ¿No sientes que debes quedarte callado?

Simon se quedó callado.

* * * * *

-¿Seguro que lograras un portal? –Pregunto Catarina mirando hacia su amigo alarmada. La visita había terminado, Catarina amablemente había creado un portal para las tres generaciones de Lightwood hacia la casa del inquisidor en Alicante y cuando estaba por hacer uno hacia la casa de su antiguo amigo que era donde Magnus, Alec y Max se quedaban, Magnus salto ofendido en un desequilibrado movimiento. –No veo porque arriesgarnos, puedo hacerlo para tu familia por ti.

-Tonterías. –Dijo Magnus. –Lo tengo, ya está, listo, perfecto. –Magnus movía sus manos pero el portal seguía sin aparecer.

-¿Puedo intentarlo? –Pregunto Max ilusionado. –Creo que puedo, Tía Catarina me mostro como hacerlo en la lección pasada.

-No es necesario mi amor. –Dijo Magnus aun moviendo sus manos torpemente. –Tu padre te llevara enseguida a casa.

Alec le dedico una mirada de ternura a Max cuando noto la desilusión, el pequeño estaba a lado de Catarina mientras esta le tomaba un hombro.

Inesperadamente y para sorpresa de todos, el portal apareció.

-¡Aja! –Exclamo Magnus. –Se los dije.

Alec miro disimuladamente hacia Catarina, intentando averiguar si el portal era seguro. Catarina movió su cabeza asintiendo. Alec se tranquilizó.

-Bien, hay que ir a casa entonces. –Dijo el Nephilim tomando de la cintura a Magnus para guiarlo hacia el portal.

Jace y Clary estaban abrazados mientras despedían a la familia, Max dio un último vistazo hacia la ventana de la casa antes de atravesar el portal. Will estaba ahí poniendo bizcos y sacando la lengua hacia él. Max salto al portal con una incontrolable carcajada.

* * * * *

La cabaña de Fell había tenido bastantes modificaciones en los últimos años, Los Lightwood-Bane se quedaban ahí en cada visita a Idris, así que Magnus se había encargado de brindar a su familia todas las comodidades disponibles, ahora lucia más como una pequeña residencia de lujo, incluso tenía un piso extra en donde se había construido la habitación de Max.

La familia entro a su hogar vacacional. Magnus susurraba en el oído de Alec mientras este sonreía y evitaba que su amado cayera al suelo.

Max estaba detrás de ellos, observando divertido a sus padres. –Buenas noches. -Dijo el niño anunciando que subiría a su cuarto.

-Oh, mi niño. –Dijo Magnus mirando a Max al pie de la escalera. –Tu lectura, enseguida subo a leerte.

Max y Alec intercambiaron miradas riendo, en el estado en el que se encontraba sería imposible que Magnus leyera cualquier cosa.

-No te preocupes papá. –Dijo Max levantando las manos. –Estoy cansado, así que, me iré directo a dormir.

-¿Sin tu lectura? –Se miró Magnus desilusionado.

-Está bien cariño. –Dijo Alec a su amado dulcemente. –Fue un largo día, deja que valla a dormir.

-De acuerdo. –Dijo Magnus. –solo porque estás cansado pequeño.

Max y Alec rieron.

–Enseguida subo. –Dijo Alec al niño en voz baja.

-Yep. –Respondió Max subiendo las escaleras como si fuera un conejo feliz.

Cuando Alec logró zafarse de los empalagosos brazos de Magnus para ir a ver a su hijo, se encontró al niño sobre la cama en una posición poco cómoda, al parecer había intentado leer antes de dormir y al parecer había estado muy cansado como para hacerlo, el libro estaba a su costado y su cabeza caía hacia un lado como un muñeco sin cuerda. Alec cuidadosamente recostó a su hijo sobre las almohadas y retiro el libro. Quijote de la mancha. Parecía que además de leer, Magnus estaba enseñando español a su hijo. Presidente Miau estaba enroscado a los pies de Max, el gato enorme no presto atención a Alec en lo más mínimo. A Alec le parecía graciosa la insistencia de Max por traerlo a los viajes, ciertamente a Presidente no parecía importarle el lugar, solo dormir y dormir. Alec supuso que siendo un gato de más de catorce años era natural.

Alec suspiro y hecho una mirada rápida a la habitación antes de apagar la luz, era una habitación cálida y reconfortante, parecía el habitad de un niño pequeño, había posters en las paredes de La Guerra de las Galaxias y Naruto, una influencia inevitable de Clary y Simon, así como figuras de acción, en el techo colgaban aviones construidos a escala, sobre el escritorio había una computadora y una tableta. Pero al poner más atención podías notar que era también el cuarto de un guerrero, Cuchillos y arcos alineados en una de las paredes, también báculos y mazos, era una mezcla de toda clases de gustos, podría ser también la habitación de alguien estudiado, había libros ahí que Alec no había leído hasta después de los quince años. Libros que no había mirado ni en las más majestuosas bibliotecas de institutos.

Alec aparto un poco el cabello de su hijo para acercar sus labios, en la oscuridad de la habitación, su piel azul brillaba en contraste con la luz proveniente de la luna que se colaba por la ventana. Era tan pequeño, tan inocente y perfecto, nunca había sentido que alguien le pertenecía a este nivel. Alec coloco el libro sobre el mueble a lado de la cama y un cuaderno cayó al suelo abriéndose a la mitad, y mostrando las lecciones de magia que recibía, símbolos antiguos saltaron a la vista, Alec tomo el cuaderno, había muchas cosas ahí que no comprendía, solo los brujos tenían ese privilegio. Se sintió un poco culpable al recordar.

-Eso es perfecto, Arándano. –Decía Magnus a su pequeño que estaba concentrado en mover un vaso de jugo de un extremo de la mesa hacia su propia mano. –Lo haces muy bien.

Alec observaba reflexivo, Max tenía apenas cinco años. –Ahora que sabemos que tiene magia. –Dijo. -¿No puedes enseñarle otro tipo de cosas? Algo más complicado.

-¿Cómo qué? –Pregunto Magnus sin prestar mucha atención, en realidad seguía concentrado en el niño.

-Cosas que lo mantengan a salvo. –Dijo Alec.

Magnus dirigió su mirada a él finalmente, con una ceja levantada. -¿No estamos nosotros para eso?

-Sí, pero… Creo que deberíamos prepararlo desde ahora para…

-¿Luchar? –Magnus no se miraba enojado, pero si serio. –No es un Cazador de Sombras.

-No lo digo por eso. –Aclaro Alec. –Es solo que… -Magnus presto más atención en Alec, mientras él bajaba la mirada al suelo. -No importa lo mucho que tus padres te amen, o las muchas personas que estén a tu alrededor cuidándote, listas para dar la vida por ti… -Magnus se acercó a Alec lentamente. –Basta una ocasión, un segundo con la persona equivocada para que… -Magnus no lo dejo terminar, lo sujeto fuertemente apresándolo entre sus brazos. –Era un niño, -Continuo Alec desde el hombro de Magnus.  -No había forma de que se defendiera pero…

-Lo haremos. –Dijo Magnus a su amado, ahora mirándolo fijamente. –Nunca estará indefenso, nunca.

Desde ese día Max había iniciado lecciones avanzadas de magia y combate, la arquería era una de esas lecciones, Alec se sintió aliviado cuando noto el gusto del pequeño por ello, en realidad siempre se miraba alegre de aprender, como si le interesara sinceramente descubrir el límite de su propio poder, eso facilitaba todo para sus múltiples maestros, todos habían estado involucrados en su desarrollo, como ahora lo estaban con todos los pequeños miembros de la familia.

Presidente levanto su cabeza hacia Alec cuando se levantó de la cama. –Cuídalo. –Le dijo al gato antes de que el felino volviera a su posición de dormir.

Alec tomo el arco que Robert le había obsequiado, pasó su mano por los grabados de runas y el símbolo familiar en él. También tenía el libro del logo que representaba a los brujos. Dos mundos en una sola identidad. Alec coloco el arco al lado de la cama de su hijo antes de salir de la habitación.

Bajó las escaleras lentamente, la primera planta estaba increíblemente silenciosa, algo extraño considerando el estado alegre en el que Magnus se encontraba. La casa estaba llena de una luz tenue que provenía de la habitación al fondo, Alec se encamino de inmediato hacia ahí. Al entrar a su cuarto miro velas encendidas y flotando alrededor, una visión mágica e impresionante, Alec se quedó sorprendido al ver que sobre su cama había pétalos de rosa formando una figura, formando la runa del amor.

Alec sonrió y rodo los ojos al cielo. En ese momento sintió las manos de Magnus llegando por su espalda envolviendo su cuerpo. Sintió el calor de los labios del brujo sobre su cuello.

Alec cerró un poco los ojos para disfrutar. -¿Recuerdas lo que dije sobre ser cursi? –Dijo a Magnus aun con sus ojos cerrados.

Magnus lo ignoro, y giro a su novio para ver su rostro. –Eres, y serás siempre mío, pase lo que pase, nos pertenecemos ¿Cierto?

Alec levanto una ceja hacia Magnus. –Esa es la idea, pero, no entiendo porque estás diciéndolo ahora.

-Porque te amo.

Alec se aferró a los brazos de Magnus. –Tienes que decirme que pasa, sea lo que sea, lo resolveremos y…

Alec fue empujado en ese momento hacia la cama, haciéndolo caer entre pétalos rojos que saltaron en todas direcciones. Se incorporó sobre sus codos mientras miraba extrañado a Magnus que estaba para su sorpresa, quitando su propia camisa. El corazón de Alec se aceleró cuando el brujo comenzó a gatear en su dirección por encima de su cuerpo.

Alec podía sentir su propia respiración tomando velocidad cuando Magnus pasó su mano envuelta en unos brillantes destellos de luz azul a través de su pecho, su dedo formando una línea sobre su camisa haciendo que los botones se abrieran lentamente. Uno a uno descubría el pecho de Alec.

-No debes preocuparte por nada. –Murmuro Magnus. –Esta noche somos solo tú y yo.

-Magnus –Dijo Alec y el brujo lo beso, Alec perdió la capacidad de seguir hablando, incluso de seguir pensando. Los labios de Magnus se movieron majestuosos y expertos por su cuello, su clavícula, bajando melodiosamente hasta la línea de sus vaqueros, los cuales fueron desprendidos en un simple movimiento mágico.

Era sencillo acariciar sobre el estómago plano y marcado de Alec, era una fascinación adquirida con el paso de los años seguir con sus dedos las líneas de sus cicatrices plateadas, ahora tan familiares para sus ojos como para sus manos.

-Magnus. –Dijo Alec sin aliento, casi suplicante.

Magnus no tenía ningún interés en hacer esperar al amor de su vida. Ajusto su cuerpo al de él y sintió como las piernas de Alec se envolvían hacia su cadera. Basto un sencillo movimiento para que sus cuerpos se convirtieran en uno. Alec aferro sus manos a la espalda del brujo. Repitió su nombre una vez más, sus ojos cerrados y sus labios formando una delicada sonrisa. A través de sus parpados cerrados noto un destello nuevo en la habitación, al abrirlos se dio cuenta que la luz de las velas cambiaron a un color rojo intenso, el humo que surgió de ellas en el mismo color, se pozo sobre ellos formando un corazón.

Alec rio aún más entre ruidos de satisfacción.

Magnus levanto su rostro para encontrar el de su amado. –Lo sé. –Dijo sin aliento. –Soy cursi.

Alec le beso intenso y desesperado, presiono sus piernas nuevamente alrededor del brujo, acercándolo aún más. –No. –Dijo en una exhalación. –Eres perfecto.

* * * * *

El ruido en la cocina despertó a la pareja. Ambos se movieron enredándose el uno con el otro lentamente. Ellos estaban haciendo lo posible por ignorar el escandalo para pasar un poco más de tiempo recostados. Eso fue imposible después de unos minutos.

-Sera mejor que me levante antes de que queme la casa o algo. –Magnus se incorporó poniéndose una bata, Alec le observo alejarse con la gracia que le caracterizaba y que le encantaba.

La cocina se miraba caótica, el extractor, la cafetera, y la licuadora estaban funcionando al mismo tiempo. Sobre la estufa había un sartén en donde se estaba cocinando alguna especie de tostada francesa. Max estaba en medio del caos ocupado con su computadora, mientras preparaba el desayuno en una especie de inseguro magico control remoto.

-Hey chico. –Dijo Magnus capturando la atención del niño. –Te ves ocupado, ¿Quieres que te ayude?

Max dio una mirada a su alrededor. –Nah, estoy bien.

Magnus tomo los hombros de su hijo por su espalda, se inclinó y beso su mejilla dulcemente. -¿Podrías apagar la licuadora y el extractor? Tal vez tu padre quiera dormir un poco más.

Los aparatos dejaron de funcionar de inmediato, -Claro, lo siento.

Magnus que estaba sirviéndose una taza del café que su hijo había preparado, hizo una seña desdeñosa hacia el niño. –No te disculpes. Gracias por iniciar ¿Eso está bien? –Dijo mirando hacia la estufa.

-Sí. –Dijo Max casi ofendido.

-¿Qué tal entonces si tomas jugo, café, licuado y la tostada que preparaste y se la llevas a tu padre? Desayuno en cama seria agradable para él.

Los ojos de Max brillaron con la idea. –Claro. –Dijo el niño saltando del banco en el que estaba sentado. Tomó una bandeja de servicio donde coloco cada uno de los alimentos y se dirigió hacia la habitación de sus padres.

Magnus sonrió complacido.

Cuando el brujo volvió a la habitación, Max se había instalado a lado de Alec, ambos recargados en la cabecera, Alec mantenía un brazo sobre los hombros del niño, Max tenía sobre su regazo su portátil y Alec su desayuno, el niño parecía estar mostrándole algo en la computadora la que había llegado mágicamente a su regazo. Alec estaba comiendo la tostada y bebiendo café. Magnus pasó de largo hacia la ducha sin decir palabra, como si quisiera evitar interrumpir el momento, Alec le miro sonriendo acariciando el cabello del niño y Magnus guiño un ojo en su dirección.

Después del adorable desayuno en la cama, Alec, Magnus y Max estaban preparándose para ir a casa de los Herondale y después a la reunión en el Gard.

La puerta de la casa se abrió repentinamente dejando entrar a Jace y su hijo Will.

-Estábamos por ir a su casa –Informo Alec. Will se acercó a su tío para que este pudiera saludarle, después a Magnus quien revolvió el cabello negro del niño.

-Will quiere pedirles algo. –Dijo Jace tomando una taza de café.

Magnus y Alec pusieron su atención en el pequeño que ya había iniciado una conversación con Max.

-No es gran cosa. –Dijo el niño. –Solo quería saber si Max y yo podríamos ir de excursión al lago Lyn. Solo hasta que regresen del Gard. –agrego lo último rápidamente.

-Nuestra madre envió a una mujer para que cuide a los tres demonios. –Dijo Jace refiriéndose a Cecily, Charlotte y Gabriel. –Pero no creo que sea necesario sentenciar a estos dos a que se queden con ellos, es un buen día para caminar al lago.

-Y esa pobre mujer no quedara altamente dañada. –Agrego Magnus.

-Estoy confundido. –Dijo Will. Y miro a su amigo. -Lo que están diciendo es bueno. ¿Cierto?

Max que estaba un par de años más familiarizado con las formas de conversación de su padre Magnus y su tío Jace, rio a su amigo. –Es increíble que no lo sepas, cuando tu segunda lengua es el sarcasmo.

Will permaneció en silencio. Max rio junto con todos en esa habitación.

Alec que estaba preparado para salir miro hacia Magnus. -¿Qué dices?

-Si está bien para ti, también para mí. –Dijo el brujo.

La decisión había caído en Alec, ambos niños le miraban expectantes. –Entonces… No veo porque no. –Dijo y ambos niños brillaron de la alegría, chocaron sus manos celebrando.

-No tan rápido jovencitos. –Dijo Magnus. –Deben volver temprano para sus lecciones, no será todo un día de juegos.

-Eso está bien para mí. –Dijo Max.

Will no dijo nada, solo inclino su cabeza.

Antes de salir de la casa ambos niños subieron a la habitación de Max. Maxwell no quería salir sin su más reciente colección de Mangas, su tía Clary había insistido en que tenía que leerlos lo antes posible y el Lago Lyn podía ser una excelente área de lectura.

Cuando Max permitió a Will buscar entre su alijo de Mangas, este simplemente lo cerro mirándose decepcionado. –Ya los leí todos. –Dijo después de haber buscado con frenética ansiedad.

A Max no le sorprendió para nada.

Will vagaba por la habitación mientras Max hacia un pequeño desfile frente al espejo poniendo y quitando chaquetas de su cuerpo.

-Tu gato no hace otra cosa más que dormir, ¿qué caso tiene tener una mascota así?

Max se movió a su cama para acariciar a Presidente entre las orejas. –Es un gato mayor, déjalo tranquilo.

Will bufo -¿No te parece? –Dijo Will con un libro azul escrito en un extraño idioma entre sus manos. -¿Qué es como si nos estuvieran preparando para algo?

Max que se había decidido por la chaqueta que su abuela recién había obsequiado giro hacia Will. -¿De qué hablas?

-Tantas lecciones, entrenamientos, como si esperaran el peor de los males.

Max estaba guardando sus Mangas dentro de su bolsa de cartero. –Bueno, mi padre Alec es sobreprotector, no solo conmigo, también lo es con mi padre M, con sus hermanos, así que no me sorprende, además, ellos perdieron a un hermano, él tenía solo un año más que tú. No creo que esperen algo malo, solo creo que quieren que estemos preparados.

Will dejo el libro. –Si tú lo dices. –Dijo a su primo y ambos bajaron con sus padres para ir a la residencia Herondale.

* * * * *

Una de las cosas que Max amaba de Alicante era la falta de trasporte, ya que para eso eran utilizados los caballos, adoraba los caballos que sus padres habían adquirido para su uso. Max les había dado sus nombres y los alimentaba y cuidaba de ellos cada vez que lo requerían. La cabalgata hacia la casa Herondale fue tranquila, Will cabalgaba con su padre ya que su madre le había hecho jurar a su padre que no lo dejaría cabalgar solo. Max había adquirido ese privilegio hacía apenas un año atrás.

-Lo haces muy bien, Max –Dijo Jace que viajaba a lado del niño.

-Ha practicado. –Dijo Alec detrás de ellos, Magnus a su lado cabalgando a su misma exacta velocidad.

-Estoy seguro que podría hacerlo si me dejaran intentarlo. –Dijo Will desafiante.

-Estoy seguro que es así William. –Dijo Magnus desde sus espaldas. –Es solo que no nos gustaría que te hicieras daño, ¿Puedes entender eso?

-Supongo. –Dijo Will malhumorado.

Los adultos rieron, Max se sintió afligido por su más querido amigo y Jace jalo el cabello de su hijo para tener acceso a su frente en donde acerco sus labios.

-Ten paciencia mi William. –Dijo Jace a su hijo dulcemente.

Cuando llegaron a su destino la casa estaba bastante concurrida, Will salto al suelo antes de que su mama llegara con la clara intención de ayudarlo a bajar, definitivamente eso no iba a ocurrir.

-¿Cómo les fue? –Pregunto Clary a su hijo y esposo.

-Consiguió el permiso. –Dijo Jace y Clary se acercó a Will para besar su frente. –Que bien, se la pasaran excelente.

Clary recibió a Alec y Magnus. –Perdón. –Dijo algo apenada –Mi casa es un caos, tu suegra envió a una mujer para cuidar a los niños y tu suegro –Esto lo decía señalando a Magnus casi acusándolo. -A dos Cazadores para que resguardaran la casa. Izzy está dando instrucciones a la mujer de cómo cuidar a sus hijos…

-Wow, -Dijo Alec. –Eso llevara tiempo.

Todos asintieron.

Inesperadamente los tres pequeños se estaban precipitando hacia ellos. Charlotte se acercaba a la mayor capacidad que sus cuatro años le permitían hacia sus padres, ambos creyeron que era hacia ellos, pero la niña los paso de largo ignorándolos por completo. Ella tomo el brazo de su hermano con ansiedad.

-Willi, Willi. –Dijo la pequeña. –Quiero ir, quiero ir contigo al Lago.

Gabriel y Cecily se unieron rápidamente a la protesta. –Gabriel jalo la manga de la chaqueta de Max. -¿Puedo ir contigo? –Pregunto el niño dulcemente. Sus ojos azules enormes brillaban con ansiedad.

Will dedico una mirada de reproche a sus padres. -¿Les dijeron?

Isabelle que había ido en busca de los niños llego detrás de ellos. –Fue mi culpa. –Dijo. –Lo comente y ellos escucharon.

Will bajo a la altura de su hermana. –Charlie, no puedes ir, seremos solo Max y yo.

Charlotte grito y se quejó. Jace la tomo para intentar calmarla. Magnus, Alec y Max estaban en la terrible misión de hacer entender a Gabriel que era una excursión para grandes y que ellos no podían ir.

Gabriel no era bueno para entender razones.

Simon se acercó a su pequeña Cecily que estaba mirando hacia ambos grupos muy callada. -¿Tu entiendes? –Pregunto después de haberla levantado a sus brazos. -¿Qué no pueden ir?

Cecily dijo que si con su cabeza pero después se recostó en el hombro de su padre, Simon pudo notar lo desilusionada que estaba. Pero Cecily no era como Charlotte o incluso como su gemelo Gabriel, ella no lloraba por ese tipo de cosas.

Después de intensos razonamientos con los pequeños de cuatro años, ellos finalmente fueron persuadidos por varios paseos en los caballos. La familia completa miraba hacia ellos mientras que disfrutaban de la cabalgata recompensa.

Will y Max miraron la ocasión para poder escabullirse.

-Max. –Llamo Alec a su hijo, ese llamado que los padres hacen para advertir a sus hijos sobre su deber de cuidarse a sí mismos.

-Tranquilo papá. –Dijo Max. –Seré un Lightwood hoy, lo prometo.

-¿En verdad no piensan que ese tipo de comentarios pueden herir mis sentimientos? –Pregunto indignado Magnus.

Alec abrazo a su amado fuertemente intentando disculparse. –Solo tengan cuidado. –Le dijo a su hijo.

Ambos niños iniciaron su camino. Alec y Magnus miraron como Max pasaba una mano por encima de su hombro y en medio de destellos azules, arco y flecha aparecieron colgando en su espalda.

-Nuestro hijo es grandioso. –Dijo Magnus orgulloso, aun en los brazos de Alec.

-Claro, porque se parece a ti.

-Oh no, no me contentaras con eso, LIGHTWOOD. –Remarco Magnus mientras Alec buscaba sus labios para besarlo.

* * * * *

Max y Will caminaban y charlaban por el sendero que les llevaría directamente hacia la orilla del lago, ellos sabían que era uno de los caminos más seguros, el mismo camino que llevaba a Alicante, un camino relativamente transitado. Will se había apoderado de una vara que usaba para golpear las ramas que estaban en su camino, Max sabía que era su mejor intento de blandir una espada, lo pensó por un momento, pensó en invocar una espada para el niño, nadie tenía que saberlo, podía hacerla desaparecer antes de volver a casa pero entonces recordó la promesa que le hizo a su padre, y pensó en Will teniendo una espada real, la idea se fue rápidamente de su cabeza.

-¿Sabías que muchos Cazadores toman agua del lago Lyn para tener alucinaciones? –Pregunto Will pateando una roca.

-Lo he escuchado.

-¿No crees que es algo estúpido?

-Por el ángel. –Exclamo Max sonriendo. –Por un momento pensé que me sugerirías la idea y entonces yo tendría que desmayarte mágicamente y el paseo se vería interrumpido por tus muy malas ideas.

Will se detuvo de inmediato. El reproche y la ofensa eran evidentes en su rostro de niño. -¿Qué clase de persona crees que soy?

-La misma que sugirió atrapar pixis en una mochila para dejarlas libre en el Gard, la misma que intento que cambiara el color del agua de la fuente del ángel del claro al naranja intenso para que todos pensaran que era jugo, el mismo que...

-Ya entendí. –Dijo Will. –Pero el que lo halla sugerido no significa que sea capaz de hacerlo, hacer la anotación de que sería gracioso no es ningún crimen.

Max entrecerró los ojos a su amigo.

-¡No lo es! –Repitió Will.

Max se alegró de no haber invocado una espada para su amigo.

Cuando llegaron al Lago, ambos chicos  se sentaron en unas rocas, el suelo aun tenia rastros de nieve, Will no perdió la oportunidad e inicio una batalla con su amigo, corrían por la orilla del Lago, sus risas probablemente serian escuchadas por cualquier viajero que pasara por ahí o el sendero cerca.

Se detuvieron riendo y bromeando al llegar a la línea de árboles del bosque Brocelind. Will no perdió la oportunidad de llevar un par de flores que habían sobrevivido al invierno a la sepultura de su abuela, ahí en el cruce del bosque y el Lago, donde eran enterrados los Cazadores que habían cometido suicido. A Will no le importaba mucho lo que la madre de su padre había hecho, él la amaba porque su padre lo hacía, él llevaba flores como su padre lo hacía.

Caminaron de regreso al Lago cuando Max distinguió entre las ramas un caballo, no era un caballo común, por lo menos no como los que conocía. Los niños no tuvieron que hablar mucho, ambos pensaron en lo mismo y se movieron al mismo tiempo para seguir al intrigante animal.

Cuando llegaron frente al caballo ambos niños notaron el brillo en el pelaje y los ojos purpuras, había una rienda que amarraba su hocico, la cual parecía que había sido bañada en plata.

-Es de las hadas. –Exclamo Will. -Probablemente pueda volar –Dijo el niño con inocente fascinación.

-Es hermoso. –Dijo Max y dio un paso hacia el caballo.

-Max, no, -Advirtió Will. –Podría ser malhumorado, puede hacerte daño.

-No lo parece. –Dijo Max, y se acercó más al caballo, extendió su mano lentamente, el caballo hizo un sonido que a Will le pareció de enojo pero a Max no le importó, el chico siguió avanzando sin preámbulos. –No te hare daño. –Dijo Max en voz baja. Will pensó que el caballo no tenía por qué creer eso.

Will estaba a punto de gritarle a Max que se alejara o que le diría a sus padres, podría quedar como un traidor pero no quería que ese caballo lastimara a Max, no lo permitiría, pero antes de que Will abriera la boca, la mano de Max alcanzo el fleco del caballo, Will dejó de respirar pero el caballo en realidad se miró complacido con la caricia del brujo.

-Hey amigo. –Dijo Max cuando el caballo se acercó a olfatearlo, como si se tratase más de un perro que de un majestuoso corcel. –Mira Will, es amistoso.

-¿O quiere que te confíes para después morderte?

Max le dedico una mirada de aburrimiento a su amigo.

-Es de las hadas, las hadas engañan.

Max rodo los ojos. -Es solo un animal y creo que está perdido.

-No está perdido.

Max y Will se sorprendieron tanto por la voz que surgió por encima de ellos, que incluso Max, el niño amante de toda creatura del reino animal se alejó del caballo velozmente para poder encontrarse con quien les había hablado.

El chico estaba en cuclillas sobre la enorme roca frente a ellos, más alta que el caballo mismo. Él les miraba divertido, al parecer ambos niños se miraban más cómicamente sorprendidos de lo que ellos mismos pensaban.

-No está perdido. –Repitió el chico misterioso. –Es mi caballo.

-No intentábamos dañarlo. –Dijo Max recuperando su voz. –Solo queríamos verlo.

-Me di cuenta. Por eso deje que lo tocaran. –El chico que tenía el cabello rojo como cereza se dirigió a Max. –Es raro, no suele dejar que nadie lo toque, excepto yo. –Los ojos del chico se entrecerraron, Max paso salida, pensando en que le gustaría muchísimo que le quitara un poco de atención. –Eres un brujo ¿Cierto?

-No eres muy listo ¿Cierto? -Dijo Will y Max le fulmino con la mirada. Will se encogió de hombros. –No me mires así, es obvio que eres un brujo.

El chico rio, una risa encantadora y sincera, al parecer la tensión había sido terminada, tal vez no era la intensión de Will pero a él siempre le funcionaban así las cosas.

-Tiene razón. –Dijo el chico. –Es obvio, solo quería iniciar una conversación.

-Bueno, él es un brujo, yo un Cazador de Sombras y tu un hada. ¿Terminamos la conversación? –Dijo Will sin amabilidad.

-¿Robaste ese arco? –Pregunto el chico a Max ignorando un poco a Will y con una sonrisa de lado. Como si fuera a felicitar a Max si le decía que sí.

-¿Cómo te atreves? –Exclamo Will. –No es un ladrón, ese arco es suyo, se lo obsequio su abuelo, ¡nuestro abuelo!

Max se preocupó, tal vez la conversación amistosa había terminado en ese punto.

-¿Abuelo de ambos? –Dijo el chico como si hubiera escuchado lo más absurdo del mundo. –Muy bien, Saben que uno de ustedes es adoptado ¿Cierto? Lo pregunte porque ese arco lleva runas trazadas, ¿Por qué un brujo tendría un arco con runas? –El chico movió su cabeza como intentando sacudir algo de ella. -¿Por qué un brujo llevaría un arco?

-¡Porque su padre…!

-Will. –Dijo Max deteniendo a su primo. –Está bien, no tienes que explicarle nada, -Max miro al chico mirándolo con su cabeza ladeada, como si fuera Max una especie que tuviera que ser estudiada. –Lamento haber incomodado a tu caballo, no fue nuestra intención.

Max coloco su mano en la espalda de su primo para guiarlo de regreso, dispuestos a alejarse del extraño.

El chico se alteró, Max y Will se detuvieron cuando el chico cayo enfrente de ellos después de haber dado un salto desde la roca en la que se encontraba.

-Oigan. –Dijo. –No tienen que irse, solo tenía curiosidad, en verdad.

Max pudo ver un rastro de sinceridad en él, también sus ojos verdes. grandes, como esmeraldas, ahora que lo tenía un poco más cerca noto una familiaridad extraña, como si lo hubiera visto antes, Max sabía que era imposible, sin embargo, su rostro no le era del todo extraño.

-Tenemos que volver al lago. –Dijo Max. –No tenemos permiso para estar en el bosque.

-¿Puedo acompañarlos?

Will miro hacia su primo, quien no le quitaba la mirada al chico, por primera vez Will no estaba seguro de lo que Max haría. Hubo un poco de silencio antes de que Max preguntara:

-¿Cuál es tu nombre?

Will sonrió. –No te lo dirá, es un Hada.

-Nathan. –Dijo haciendo que ambos niños se sorprendieran. –Pueden llamarme Nathan.

Ese había sido un excelente punto de confianza, Max se sintió complacido en cierta medida.

-Bien Nathan. –Dijo iniciando su camino a lado de Will. –En realidad puedes hacer lo que quieras, si quieres venir al Lago, está bien para nosotros.

Nathan los siguió y su caballo a él.

Nathan tenía ciertas habilidades, una de ellas era una especie de telepatía con la naturaleza, el chico logro que un pedazo de tierra se calentara lo suficiente para que la nieve se alejara, los tres chicos junto al caballo lograron tener una merienda en el pasto recién nacido a la horilla del Lago.

El caballo estaba tumbado a lado de Will mientras este le alimentaba con unas manzanas. –¿Tu caballo vuela? –Dijo Will. –He escuchado que pueden volar.

-Lo hace. –Respondió Nathan. -¿Quieren dar un paseo?

-Nah. –Dijo Will. –No me lo permiten.

-¿Qué hay de ti? –Pregunto a Max.

-Estoy bien.

Nathan sonrió como si hubiera encontrado alguna especie de maravilla. -¿Qué clase de creatura dice no a volar?

-Soy un niño. –Dijo Will. –Tal vez mis decisiones no son las más inteligentes.

Nathan pareció aceptar eso como una muy buena excusa, después busco el rostro de Max esperando por la suya.

-Soy un brujo. –Dijo. –Los brujos podemos volar si lo queremos.

-Los brujos no vuelan, nunca he visto un brujo volar, y he mirado a muchos brujos.

-Pues él lo hace. –Dijo Will. –Le falta práctica, -Admitió. –Pero lo hará mejor con el tiempo.

Nathan miro hacia Max. -Es una broma ¿Cierto?

Max se encogió de hombros.

Nathan movió la cabeza lentamente, su mirada se intensifico hacia Max. –Tu… En verdad…

Nathan no termino de hablar, pero Max se sintió ocultamente complacido por haberlo impresionado.

Los tres chicos siguieron conversando hasta que el sol casi se ocultaba.

-Si eres un cazador de Sombras. –Pregunto Nathan a Will. -¿Por qué no llevas runas?

-Will es aún muy joven para llevarlas. –Dijo Max.

-Lastima, me hubiera gustado ver una.

-En Alicante, hay un montón de gente, con un montón de ellas. –Dijo Will divertido.

-No es buena idea para los de mi clase ir a una ciudad Nephilim por ahora.

-Por ahora. –Repitió Max intentando que Nathan no sintiera que no le apoyaban en eso. La Guerra Fría que se tenía con la hadas era asunto de adultos, de lo único que estaban enterados era que las Hadas les habían traicionado pero que aun así, nadie en su familia, estaba de acuerdo con la sentencia de La Clave.

Max y Will estaban aprendiendo con el ejemplo que ser un Hada no significa que debieran despreciarte o no confiar en ti. A pesar de que todos en el mundo lo hicieran. Pero si hubiera una familia que rompiera todo lo establecido por la sagrada ley de los Cazadores de Sombras, esa era la familia de Will y Max.

* * * * *

La audiencia en el Gard no fue tan concurrida después de todo, Alec distinguió con cierta facilidad que entre los asistentes se encontraban únicamente los encargados de los institutos, así como los líderes de las manada y clanes, lo que le hizo preguntarse porque Izzy y él mismo estaban ahí, ya que ninguno de los dos manejaban institutos.

Magnus se encontraba en su lugar, en la mesa de los representantes de los subterráneos, para Alec se miraba inusualmente callado, Jia quien presidia la reunión, hablaba de los asuntos recientes, para después abordar el tema que por lo visto era el más esperado entre los asistentes.

-Ustedes nos han entregado los nombres de quienes consideran indicados para tomar el puesto de Cónsul después de mí. –Dijo Jía, hablando fuerte y claro hacia las tribunas. –Como se establece en nuestro código es el consejo Nephilim quien decidirá quién será elegido como Cónsul finalmente.

-¿Eso no es imparcial? –Pregunto Lily desde su lugar.

A Alec no le pareció extraño, Lily difícilmente se quedaba en silencio.

-¿No deberíamos poder los representantes tener lugar en esa decisión?

Jia tomo su lugar en medio de la sala para tomar una caja de madera, al parecer ahí se encontraba los nombres de los sugeridos por los líderes de los institutos, clanes y manadas.

-Lily Cho. –Dijo Jia. –¿El nombre de tu candidato esta en esta caja?

-Sí. –Dijo Lily con cierta duda.

-Entonces debes saber que has tenido lugar en la decisión.

Lily cruzo los brazos en su pecho, claramente no estaba satisfecha con eso, pero Lily nunca lo está hacia nada. Maia lucia divertida murmurando algo a Magnus.

-La siguiente fase de la elección. –Dijo el Inquisidor Lightwood. –Es disminuir el número de candidatos, por solo quienes son considerados capaces de desempeñar el puesto, esto lo haremos los integrantes de ambos consejos, la Consul Penhallow y yo como inquisidor.

Los demás asistentes fueron exhortados a salir de la sala mientras se realizaba la segunda fase.

Era poco más del atardecer cuando las puertas del concilio aún no se abrían nuevamente.

-Quisiera poder tomar mi celular y llamar a la niñera –Dijo Clary ansiosa.

-Si algo anduviera mal lo sabríamos, tranquila. –Dijo Isabelle mirándose incluso más angustiada que Clary.

Alec y Jace miraron a las mujeres un tanto divertidos. Jace miro hacia la ventana, el sol estaba muy cerca de ocultarse.

-¿Crees que hayan vuelto a casa ya? –Dijo a su parabatai.

-Ninguno de los dos pondría en peligro al otro. –Dijo Alec. –Somos afortunados de que siempre quieran estar juntos.

Jace sonrió pensativo. -¿Alguna vez pensaste que nuestros hijos fueran hacer así de unidos?

Alec negó con la cabeza, -Ni siquiera había pensado en tener un hijo. Hubo un tiempo en que creí que eso no vendría a mí nunca. Max llego antes de que incluso lo deseara.

-No podía ser de otra manera. –Dijo Jace rodeando a su parabatai por los hombros con su brazo. –Si alguien merece una familia ese eres tu Alec.

Alec golpeo el hombro de su parabatai. –No debes preocuparte. –Dijo. –Estarán bien, siempre que estén juntos.

Fueron llamados a la sala nuevamente y los nombre de tres candidatos fueron dicho en voz alta.

-Jonathan Cartright.

-Benjamin Sedgewick.

-Alexander Gideon Lightwood.

Alec tomo la pronunciación de su nombre en silencio, Isabelle que se encontraba a su lado le sujeto la mano, Jace sujeto la otra, el trio no dijo nada, solo escucharon atentos.

-El consejo Nephilim se tomara dos días para elegir entre los mencionados, la decisión se les hará saber en cuanto esta esté tomada.

Se dio por concluida la reunión y el inquisidor hizo llamar a su familia a su oficina.

Alec espero a Magnus en la entrada.

-Pudiste habérmelo dicho. –Dijo Alec tomando la mano del brujo.

Magnus tomo el rostro de Alec, lo levanto y lo beso. –Pase lo que pase. –Dijo el brujo.

Alec abrió sus ojos y miro a los de Magnus, brillantes y llenos de esperanza. –Pase lo que pase. –Confirmo Alec.

La pareja no soltó sus manos cuando entraron a la oficina del Inquisidor junto a toda su familia.

* * * * *

-¿Vives cerca de aquí? –Pregunto Max.

-Ahora. –Dijo Nathan. –Mi madre y yo volvimos hace poco. Ella… No lo sé, tiene asuntos aquí o algo así.

-No parecen ser muy unidos.

-Mi madre es una mujer muy complicada.

-¿No son así todas las hadas? –Pregunto Will.

-Will. –Advirtió Max.

-Así es William, -Dijo Nathan divertido. -Somos complicados y nos encanta el drama, odiamos a los humano y a los Cazadores de Sombras, haríamos cualquier cosa por tomar, su amor, su sangre y su alma, ya que según he escuchado son exactamente la misma cosa, pero, por favor, no entremos en temas de cajón, es aburrido.

Will miro hacia Max sonriendo, Max supo lo que significaba esa mirada: Me agrada.

-¿Qué hay de tu padre? –Pregunto Max.

-No sé mucho de él, no sé nada de él, de hecho. No realmente.

-Igual que tú, ¿No Max?

Maxwell lanzo una pequeña cantidad de nieve hacia el rostro de su amigo.

-¿Está hablando de…?

-Sí. –Dijo Max. –Mi padre demonio, Cuanta falta de sensibilidad ¿Cierto?

Will seguía riendo. –Max sabe que estoy bromeando.

-En verdad no me interesa, no es un tema que me importe, la única condición es que no lo menciones frente a mis padres. –Dijo Max en una pequeña advertencia hacia Will.

-Nunca. –Dijo Will.

-Tus padres. –Dijo Nathan. –Esa debe ser una historia interesante.

Max lo pensó por dos segundos, -No realmente. –Mi padre Cazador de Sombras se enamoró de mi padre Brujo, y ambos me encontraron en la escalinata de la academia cuando era un bebe… Les encanto mi color, según parece y decidieron conservarme… y ahora estoy aqui.

Nathan echo su cabeza hacia atrás en una carcajada. –Si lo dices así, como sea, sus familias son de las más prestigiadas en el mundo de los  Cazadores de Sombras ¿Cierto? Lightwood y Herondale.

-¿Cómo supiste eso? –Pregunto Will.

-Sus anillos familiares –Dijo Nathan señalando hacia las manos de los niños. –Tu padre debe ser Jace Herondale, ¿Cierto? El ultimo Herondale de la historia.

-No más. –Dijo Max.

-Por su puesto. –Confirmo Nathan, -Ahora tenemos a William. También cabe mencionar que Los Lightwood son una ancestral familia de guerreros, el Inquisidor vigente es uno, ¿Cierto? Jace Herondale, Clarissa Fray, Alexander, su hermana Isabelle y un antiguo vampiro diurno, todos fueron a una dimensión demoniaca, en donde se encontraban secuestrados los representantes de los reinos, uno de ellos era Magnus Bane, quien, ahora asumo, es tu padre.

–Te lo dije Max. –Dijo Will inocentemente. -Nuestros padres son algo así como famosos.

Max miro inquisitivo hacia Nathan. -¿Cómo sabes todo eso?

-Es parte de la historia Nephilim, -Dijo Nathan. –Todo el mundo debe saberlo.

Max permaneció en silencio mientras Nathan hablaba.

-También debemos mencionar al despreciable Jonathan Morganstern, odiado y olvidado. El Ángel del infierno que casi destruye a sus propios hermanos. Su apellido y sangre significan aberración y desprecio de los Nephilim. Jonathan quien solo merece odio.

La voz de Nathan era plana y lejana, como si lo que dijera en verdad no lo creyera. Will termino con el periodo de silencio que se posó entre ellos.

-Yo no lo odio. –Dijo Will sencillamente. –Su sangre corre en mí, en mi madre, en mi abuela, no es algo que particularmente me agrade, o que me guste contar pero…

-Jonathan fue corrompido siendo un bebe, no fue su culpa ser como fue. –Dijo Max tranquilamente. –En sus últimos momentos de vida, como pudo, intento disculparse, no fue un ángel, no lo justifico, pero no fue del todo su culpa.

Nathan miro hacia Max, como si la respuesta a la siguiente pregunta fuera muy importante. -¿No lo odias?

-No. –Dijo Max. –Y creo que a pesar de todo, mis padres tampoco lo odian.

La mirada severa de Nathan cambio a una más sensible. –Ustedes en verdad son extraños.

-No nos dices nada de lo que no estemos enterados ya. –Dijo Will.

-¿Cómo sabes tanto de Jonathan? –Pregunto Max.

Nathan alejo su mirada hacia el Lago, como si mirara hacia el pasado, su propio pasado. –Crecí escuchando de él. –Dijo sencillamente, después miro hacia Max, como si él mismo se sorprendiera de haber contestado, de alguna manera este niño brujo le contagiaba con su sinceridad.

 Los ojos azules de Max y los verdes de Nathan se quedaron fijos por unos momentos más, como si ambos intentaran descifrarse uno al otro.

–Creo que es hora de volver. –Dijo Will después de un momento.

Max estuvo de acuerdo. En un movimiento Mágico recupero todo lo que en el suelo estaba esparcido, su arco y flechas volvieron a su espalda.

-Nos vemos. –Dijo sin más y junto a Will inicio el camino de regreso.

-Max. –Dijo Nathan antes de que este se alejara. –Antes de que te vallas, ¿me dejarías tocar tu cabello?

Los ojos de Will se abrieron como platos, y su nariz hizo un gesto extraño.

Max pareció no haber reaccionado a la extraña petición. Después de un segundo dijo: -Solo si puedo yo tocar el tuyo.

Ambos chicos rieron y se acercaron, ambos estirando sus manos hacia sus cabezas.

Max aparto su mano y la miro por un momento, -Esperaba que estuviera roja. –Dijo el chico.

-No. Nací con ese color poco natural, es real.

Nathan miro a su mano también. –Pero en cambio estoy seguro que tú no naciste con esto.

-Sí. –Dijo Will. –Mi primo tiene un problema con la purpurina.

-¿Cuál? –Pregunto Nathan con su mano brillando.

-Le encanta.

Cuando Will y Max reiniciaron su camino Max volvió la mirada hacia Nathan una vez más. -¿Qué edad tienes?

-Un par de años más que tú, según veo.

Max se miró complacido y se giró para comenzar a alejarse.

-Max. –Le llamo nuevamente Nathan. –No deberían venir aquí solos, es peligroso.

-No lo haremos. –Dijo Max. –Vendremos solo cuando nos indiques que podemos hacerlo.

Eso era una invitación a verse nuevamente y una clara declaración de confianza. Nathan se conmovió y sonrió al brujo.

* * * * *

Los chicos caminaron lado a lado sin hablar por un momento.

-Si no hablas vas a explotar. –Dijo Max.

Will sonrió resplandeciente y no espero más. -¿Puedo tocar tu cabello? –Repitió en un tono de voz peculiar. –Solo si puedo yo tocar el tuyo. –Will parecía estar cantando las frases.

Max pensó en que no podía hacer más que resistir valientemente las burlas de su primo. –Parecía que se había pintado el cabello con cerezas. –Dijo intentando justificar su petición de tocar el cabello de Nathan.

-Y tú con arándanos, Arándano, pero eso no significa que su cabello sea lo más espectacular del mundo, no es el primer ser mágico que miras, estoy seguro.

-¿No te agrado?

-No tanto como a ti.

-Voy a soportar tus insinuaciones toda la semana ¿Cierto?

-Por supuesto que no, esto nunca lo voy a olvidar, lo recordare en un año, en diez, cuando sea viejo y tengas que ayudarme a levantar de mi silla me reiré en tu cara y lo recordare.

Max rio, le gustaba mucho la forma en la que Will hablaba de la inmortalidad, como si la aceptara incluso mejor que él mismo, su padre brujo y su amiga centenaria Catarina Loss le hablaban de este tema, siempre lo habían sacado a relucir, Max en ocasiones deseaba que no lo hicieran, amaba a su familia tal y como era ahora, no le gustaba pensar en las épocas que venían para él, en las personas que vendrían y se irían con el tiempo, su padre brujo era valiente, lo aceptaba y vivía plenamente. Max dudaba en si alguna vez llegaría a ser así de valiente. Seguramente lograría aprender de él, en un tiempo diferente, cuando ambos lleguen a esa época en la que serán solo ellos… Max aparto el pensamiento de inmediato de su cabeza, pensar en su padre Cazador de Sombras y saber que habrá un tiempo en el que no podrá verlo de nuevo, era aterrador e insoportable. Max dudo en si alguna vez estaría listo para aceptarlo.

-No tienes que pensar en eso. –Dijo Will y luego golpeo el hombro de Max. -¿Me pregunto que dirán tus padres cuando les diga que tocaste el maravilloso e irresistible cabello de un chico? –Dijo Will cambiando el tema y aun burlándose.

Max llevo una mano a su rostro. –Sera un largo día.

Los chicos llegaron a la residencia Herondale al anochecer. Estaban por entrar al punto de visión de la casa cuando escucharon un sonido extraño el cual les dejo a los dos paralizados por un momento. Sus instintos se encendieron e intuitivamente comenzaron a acercarse ocultamente, agazapados entre las colinas, la casa se miraba a la distancia y todo dentro era oscuridad.

-Nuestros padres no han vuelto. –Dijo Max.

-Pero… –Dijo Will. –Deberían estar los Cazadores que mi abuelo envió, también la mujer que está cuidando a Charlie, Gabi y Cecy.

-Parece que no hay nadie y…

El rostro de Max se congelo en una expresión de terror. Will siguió su mirada y entre la oscuridad logro ver lo que Max. En el suelo, cerca de la entrada de la casa estaban ambos cazadores de Sombras, entonces Max entendió que ese ruido que los había paralizado había sido un grito de dolor. Los chicos se acercaron aún más, y lograron ver a los Cazadores con sus gargantas cortadas, sus ojos estaban abiertos y Will aparto la mirada.

Max se abalanzo contra su primo, anticipando su reacción, lo sujeto en el suelo y le tapó la boca. Will estaba intentando con todas sus fuerzas quitar a Max.

-Escúchame, -Dijo Max. –Tienes que calmarte, no podemos dejar que nos vean.

Will había comenzado a gritar en la mano de Max, Max podía reconocer los nombres que gritaba: Charlie, Gabriel, Cecily.

-Tenemos que conseguir entrar sin que nos vean ¿Entiendes?

Will movió su cabeza dándole la razón y Max aparto la mano. –Max, -Dijo Will. -Charlie, mi Charlie.

-Los vamos a encontrar. –Dijo Max y comenzó a moverse sigilosamente hacia el costado de la casa, cuando Will se le unió, Max movió su mano cerca de las de su primo, destellos azules invocaron la espada corta que ahora estaba en manos de Will. No dejaría a su mejor amigo indefenso.

Ambos asintieron en silencio y comenzaron a moverse, la memoria de Will comenzó a viajar atrás, hacia los entrenamientos, y en cuanto agradecía por Max en ese momento, ya que fue quien actuó como un Cazador de Sombras, fue quien mantuvo la calma y ayudo a Will a mantenerla.

Los chicos lograron ver a través de las ventanas, eran por lo menos dos figuras que se movían en la oscuridad.

-No hay nadie aquí. –Dijo un desconocido, sus ojos ámbar brillaron haciendo que Will se estremeciera.

–No dejas a dos guardias Nephilim por nada. –Contesto otra de las figuras.

El corazón de Max retumbo por la esperanza. –No los tienen. –Dijo en voz muy baja. –No los encuentran. –Max giro hacia su primo. –Will, si Charlie quisiera esconderse ¿En dónde lo haría? ¿A dónde iría?

Will supo la respuesta en un segundo. –La azotea. –Dijo. –Y sé cómo llegar. Ven.

Max se tomó unos segundos antes de seguir a William para enviar un mensaje mágico a su padre brujo, no era como si fuera a esperar por ellos, no era posible, sus primos quizás no tendrían tiempo para eso. El mensaje fue corto y simple. Ayuda papá.

Los niños rodearon la casa valiéndose de su familiaridad hacia ella. ya que no podían usar una piedra mágica o invocar magia para iluminar el camino, no si no querían ser encontrados. William dejo su mochila en el suelo antes de dar el primer salto hacia la rama del enorme árbol que estaba detrás de la casa, Max no dudo en seguirlo, ambos niños treparon sin mucho cuidado hasta alcanzar el tercer piso de la casa, Will respiro profundo antes de saltar hacia los tejados, los cuales crujieron peligrosamente. Max se quedó quieto un segundo, por un momento pensó en que tendría que saltar por Will y ambos caerían del tercer piso de la casa, al parecer eso no ocurrió, fue el turno de Max, Will logro alcanzar la mano de su amigo antes de que este también perdiera el equilibrio, los niños respiraron aliviados cuando siguieron su camino, dejando detrás la peligrosa cornisa. Se movieron tan rápido como pudieron, intentando hacer el menor ruido posible, William alcanzo la ventana más pequeña y alta. Max pasó una mano por ella y esta se abrió sin ningún esfuerzo, al saltar hacia el interior, William susurro el nombre de su hermana.

Charlotte, Gabriel y Cecily salieron de abajo de la cama detrás de ellos, los tres pequeños se aferraron a sus primos mayores, todos, incluso Cecily tenían lagrimas a través de sus regordetas mejillas de bebes.

Will y Max susurraban para tranquilizarlos mientras ellos exigían por sus padres.

El alivio por ver a sus queridos primos se esfumo en un segundo cuando escucharon pasos a través de las escaleras, Will y Max se miraron con terror, habían llegado a ellos, los habían encontrado pero no había forma de que lograran sacar a los tres pequeños por la peligrosa proeza que ellos lograron con mucha dificultad. Max podría bajarlos con su magia, pero se requería de mucha concentración y tiempo, y era algo con lo que no contaban.

Ambos niños se inquietaron, sus miradas iban en todas direcciones, claramente buscando una salida alternativa, un escondite o algo que pudiera ayudar a proteger a sus más pequeños primos.

Los pasos se hicieron más fuertes y más cercanos. El rostro de Max reflejo determinación, se puso de pie y frente a los demás niños.

-¿Max? –Pregunto Will.

-No se muevan y guarden silencio. –Dijo y cerró sus ojos.

* * * * *

Cortar las gargantas de esos Cazadores de Sombras fue sencillo, los guerreros hadas siempre habían sido veloces y los Nephilim no se esperaban un ataque así, incluso la mujer que advirtió para que corrieran y se escondieran había demostrado más resistencia, su determinación para proteger había sido admirable.

Ahora las hadas estaban buscando a esos a quienes había advertido.

-No hay nadie aquí. –Dijo uno de ellos molesto.

–No dejas a dos guardias Nephilim por nada. –Contesto su compañero. –La escuchaste. –Dijo señalando el cuerpo de la mujer en el suelo. –Grito a alguien que se escondiera.

-La reunión en el Gard debió haber terminado ya. Nuestra Reina no quiere ser descubierta.

-Nuestra Reina no quiere que volvamos con las manos vacías. –En ese momento un ruido proveniente del techo les alerto –¡Arriba! –Dijo el Guerrero Hada y ambos corrieron hacia las plantas superiores.

Habia demasiada oscuridad pero se las ingeniaron para revisar cada rincón de la casa.

-Debemos irnos no hay…

Su compañero no estaba dispuesto a escucharlo, mucho menos regresar frente a su Reina sin nada para ofrecerle. El Hada descubrió una escalera más, subió sintiéndose triunfante, sea quien sea y si era como se lo imaginaba, y su reina estaba en lo correcto, los niños seguían en la casa, solo restaba la última planta de la residencia para buscar. El Hada llego a la azotea y se encontró con que estaba vacía, movió unos cuantos muebles con frustración, haciendo volar objetos sin ningún cuidado, pero solo descubrió que no había nadie ahí, la ventana que miraba hacia la parte frontal de la casa se encontraba cerrada. Su compañero llego segundos después.

-No hay nadie. –Repitió.

Su compañero se quedó mirando un poco más, había una sospecha, algo andaba mal, no era posible que unos niños hayan logrado irse sin dejar un rastro.

-No puede ser. –Dijo el Hada, -Deben de estar aquí.

-Es la última planta y al menos que estén en el techo, no hay nadie aquí.

Hubo un resplandor visible desde el jardín de la casa, el Hada miro por la ventana que miraba hacia la parte trasera de la casa. -Es un portal. –Dijo alterado. –Es hora de irnos. –Sujeto el brazo de su compañero. –Nuestra reina entenderá, no abandonaremos su venganza, la recompensaremos con sangre pronto, muy pronto.

El Hada termino por asentir y se fueron hacia el techo, desapareciendo en la oscuridad.

* * * * *

-¿Max? –Pregunto Will.

-No se muevan y guarden silencio. –Dijo Max y cerró sus ojos.

Gabriel y Charlotte estaban a ambos costados de Will aferrándose a él, sus rostros ocultos en su pecho, Cecily la pequeña valiente se había apoderado de la espada de Will y la sostenía a duras penas frente a ella, la niña no estaba lejos de Will así que este la dejo, dejo que se sintiera un poco más segura con la espada entre sus pequeñas manos.

No paso mucho tiempo antes de que Will notara lo que ocurría, una energía trasparente comenzó a cernirse frente a ellos, como una pared de hielo o agua, distorsionando la realidad del otro lado. Will sabía lo que un Glamour era, había sentido el poder de uno sobre él, y los efectos en los mundanos, ser invisible era algo muy fácil ante los ojos de ellos. Pero estas eran hadas, usar un Glamour para engañarlos, era algo prácticamente imposible.

Will dejó de respirar cuando vio al Hada llegar, buscando y moviendo muebles muy cerca de ellos. Pensó en tomar su espada y atacar, miro con un poco más de atención, fue entonces que se dio cuenta en la frustración y en los ojos perdidos del Hada que para él, ellos no se encontraban ahí, ellos estaban detrás de esa pared trasparente perfectamente ocultos, miro hacia Max, sus manos extendidas, sus ojos cerrados y su poder concentrado, concentrado en ocultarlos, Cecily se movió un poco cuando el Hada se acercó demasiado a Max, a solo centímetros del niño, sin embargo, el Hada no se dio cuenta de su presencia. Will pensó en que Cecily no dudaría en defender a Max si este lo necesitaba, había lágrimas aun en el rostro de la niña pero la determinación era inmensa.

Will no hablo, estiro una mano hacia la pequeña, ella entendió de alguna manera que Max lo estaba haciendo bien, que Max los mantendría a salvo, como figuras vistas a través de una pared de agua, la visión de las hadas estaba distorsionada así como lo que hablaban, como ecos ilegibles a la distancia. Will no quito su mirada de ellos y de Max, los minutos se hicieron eternos detrás de esa pared mágica antes de que decidieran irse, al parecer algo los había ahuyentado.

Max dejo la protección un par de segundos más después de que las Hadas se habían ido, pero al parecer era todo lo que podía hacer, Max cayó sobre sus rodillas, Will intento moverse a su lado pero los dos pequeños no se lo permitieron.

-¡Max! –Le llamo preocupado. Max respiraba como si hubiera corrido cientos de kilómetros, su cabeza estaba baja e incluso su color de piel lucia varios tonos más apagados. -¡Contéstame!

Max finalmente miro hacia Will, pareciendo estar a punto de vomitar. Como le fue posible, o así se percató Will, Max ladeo su boca en una delicada sonrisa triunfante.

Will le devolvió la sonrisa pero el alivio duro solo unos segundos, los pasos volvieron desde las escaleras.

-No. –Dijo Max cuando se puso torpemente de pie. –Will, escúchame, tómalos y sácalos de aquí.

-Max.

El Glamour se levantó nuevamente frente a ellos, mucho más rápido de lo que había aparecido la primera vez, Will miro en el cansado rostro de su primo todo el esfuerzo que le había costado –No voy a poder mantenerlo mucho tiempo, tienen que irse, voy a consumirme pronto. Tienen que…

De pronto no hubo más oscuridad, las luces se encendieron junto a la esperanza, espadas seráficas y luces mágicas iluminaron la habitación en un segundo. Max tuvo la visión borrosa de sus padres llegando a él, el miedo fue remplazado con alegría y alivio. Sus oídos zumbaban, su cabeza dolía, el aire en sus pulmones no parecía ser suficiente para respirar y su corazón latía fuerte y sin piedad, como si quisiera abandonar su pecho.

Max observo aliviado como todos los niños llegaron a los brazos de sus padres.

-Llegaron. –Dijo débilmente. Sintió los brazos de su padre Cazador sujetándolo y trayéndolo hacia él, hacia su pecho, sintió la magia de su padre brujo comenzando a envolverlo, brindándole confort y alivio. Escuchaba a ambos llamándolo, pero aun con su esfuerzo y pese a todas las ansias que tenia de mantenerse consiente. Max sintió como el cansancio lo envolvía en oscuridad sin poder hacer nada para evitarlo.

* * * * *

Cuando Max despertó, lo primero que miro fueron los ojos de gato de su padre fijos en él. –Ayah. –Dijo Max débilmente, padre en indonesio. Magnus mantenía la mano de su hijo entre las suyas, Max supo por la forma en la que la tomaba que así había sido posiblemente durante horas. Solo le tomo unos segundos más, darse cuenta de la tristeza que lo inundaba, Max no recordaba haber visto a su padre el revoltoso con esa expresión nunca. Su corazón dolió. –Maaf. –Dijo disculpándose también en indonesio, la lengua natal de su padre era un símbolo de sinceridad para ambos.

Magnus pasó su mano enjoyada por el cabello rebelde de su hijo. –No tienes por qué disculparte. –El siguiente movimiento de Magnus fue estirar su mano hacia los pies de la cama para tocar el brazo de Alec, este se despertó un poco desconcertado, como si realmente no se hubiera dado cuenta de que se había quedado dormido.

-Por el ángel. –Exclamo Alec y se acercó a su hijo. –Hola. –Dijo con infinita felicidad, toda ella reflejada en su rostro.

-Lo lamento. –Repitió Max a sus padres.

-No hiciste nada mal. –Dijo Alec. –Max, fuiste muy valiente, Will y tu protegieron a sus primos.

Max no se sentía en lo absoluto triunfante, aún tenía esa sensación de terror muy presente, la sensación de pensar en perder a sus queridos primos, de perder a Will. Max no pudo resistir más y de sus ojos comenzaron a surgir lágrimas.

-Oh mi amor, -Dijo Magnus. –Lo siento tanto. –Dijo y Alec y él abrazaron a su pequeño, los tres se quedaron ahí, inmóviles, el tiempo suficiente para que Max se desahogara, en medio de las dos personas que más lo amaban, las dos personas que más amaba. Max finalmente se durmió en brazos de Alec quien decidió junto a Magnus que esa noche no tenían que irse de esa habitación.

* * * * *

El sonido proveniente de fuera de su ventana le despertó, era fácil ubicarse con esos sonidos, el viento soplando en su ventana, los pájaros en las cortezas de los árboles, Idris era bello y rico en sonidos en cualquier época del año.

Max se quedó mirando hacia su ventana por un corto periodo de tiempo antes de que el rostro curioso e inquieto de Will se cruzara en su visión.

-Hey. –Dijo Max incorporándose hasta sentarse. –No sabía que estabas aquí.

-Tus padres bajaron a comer, mi abuela los arrastro para eso, se supone que no debería estar aquí, se supone que debo dejar que descanses.

-Me alegra que seas desobediente. –Dijo Max sonriendo sinceramente.

-¿Estas bien? Quiero decir, ¿En verdad?

-Lo estoy. –Dijo Max. –Gracias.

Will se sentó a los pies de Max, presidente se movió hacia el niño intentando conseguir que le acariciara. -¿Gracias? –Dijo triste. –Yo…

-¿Crees que sea esto? –Dijo Max. –Como tu dijiste… para lo que están preparándonos.

-Tal vez. –Dijo Will.

-Tú lo entiendes ¿Cierto? Que solo quieren mantenernos a salvo.

-Lo entiendo. –Dijo Will. –Ahora lo entendí, mirándote ahí, solo, luchando por nosotros. Desee con todas mis fuerzas ser más fuerte, poder ayudarte, poder proteger a mi hermana y mis primos.

Max se estiro hacia su primo y toco su hombro –No estaba solo, estabas ahí, fue gracias a que estabas ahí que pude hacer lo que hice. Tu presencia me da fuerza.

-¿Cómo los parabatai? –Pregunto Will sonriendo. –Porque creo que eso es lo que somos Max, tú y yo, como nuestros padres, somos parabatai.

Max se conmovió, sería muy sencillo decir sí. Decir que eran exactamente eso, pero él no era un Cazador de Sombras, él no podría darle ese poder extra que un parabatai brinda ¿O sí? La mente de Max se disparó hacia los entrenamientos, Will siendo en múltiples ocasiones reprendido por su padre, debido a que frecuentemente usaba la magia de Max como un arma propia.

-No puedes hacer eso. –Le dijo Jace. -¿Qué harás cuando Max no pelee a tu lado?

A lo que Will sencillamente y sin ninguna rastro de duda había contestado. –Nunca pelearemos separados.

Pensó también en sus propios padres, ellos no podían aun casarse en oro, uno de ellos era un brujo, sin embargo, ellos eran un matrimonio fuerte y amoroso, una runa o la opinión de cualquiera en el mundo no tenía el poder de decir lo contrario. Una runa o la opinión de cualquiera no podría decir que Will y Max no eran más unidos que hermanos.

-Lo somos. –Dijo Max finalmente. –Somos parabatai.

Will había aceptado esto hacía mucho tiempo, no era como si necesitara que Max lo aprobara, para él las cosas eran como eran y punto. El chico siguió en silencio acariciando a presidente.

-No te sientas mal Will, -Dijo Max intentando adivinar los pensamientos del chico. -Esto no fue culpa de nadie, no…


-Eran hadas. –Dijo Will inesperadamente. –He escuchado lo que nuestros padres piensan, ellos creen que fue obra de la Reina Sealie. –El niño se detuvo pensando un poco sus palabras, era muy raro que Will hiciera algo así. –Tío Magnus hablo de rumores respecto a ella, parece que ella podría tener un descendiente de Jonathan Morganstern.

-¿Eso dijo?

-No puede confirmarlo, son rumores, pero… con lo que sucedió, ellos piensan que podría ser.

-No deberías preocuparte por eso, nuestros padres no dejaran que ella se acerque lo suficiente, nos mantendrán a salvo.

-Eso lo sé, es decir, imagínalos ahora, no me extrañaría que nos pongan escoltas de ahora en más.

-No lo menciones por favor, ellos podrían tomar la idea. –Max estaba sonriendo. Will noto que realmente se miraba recuperado, su color azul había vuelto en todo su esplendor.

-Eso no es lo que me preocupa, -Dijo Will. –El chico que conocimos, Nathan, te agrado y, creí que podríamos ser amigos, crei que podríamos volver a verlo cada vez que volviéramos a Idris, pero… nuestros padres no nos dejaran yo… lo siento.

Max se sintió aturdido por un momento, al parecer Will pensaba que eso podría afectarle más de lo que debiera. –Podemos tener otros amigos. –Dijo Max tranquilamente.

-¿Seguro?

Max le miro un poco molesto. –Claro, fue solo un chico en el bosque, ¿porque debería afectarnos tanto?

Will se encogió de hombros. –Como digas, -dijo finalmente. –Iré abajo no quiero que me vean aquí.

-Vuelve pronto, con permiso si se puede.

-Claro. –Dijo Will y se levantó.

Entonces Max pensó en Nathan, en la manera como su voz había caído en la desolación cuando hablo de las hadas y los Cazadores de Sombras, era un niño que había crecido en el núcleo de una guerra fría, una guerra que no tenía nada que ver con él y que lo afectaba por completo.

-Will –Llamo Max para que su amigo se detuviera. Le miró fijamente. -¿Podrías guardar el secreto? No menciones a Nathan y así… podríamos volver a verle pronto.

El rostro de Will se ilumino. –Como tú digas. –Dijo y salió saltando de la habitación.

Max se quedó con presidente sobre su regazo, pensando en que le gustaría ver a Nathan pronto.

* * * * *

La familia por completo estaba reunida en la casa de los Lightwood-Bane, Maryse había cocinado para todos e intentaba que todos ellos comieran, Magnus y Catarina hablaban en susurros sobre los rumores y como confirmarlos.

Alec estaba cerca de Magnus pero sin poner mucha atención, Jace y Clary estaban a su lado. Como si Magnus hubiera sentido la preocupación de Alec, este volteo hacia él mientras su esposo frotaba en medio de sus ojos, se miraba cansado y muy preocupado.

-Inténtalo. –Dijo Magnus moviendo su plato, acercándolo aún más para que Alec comiera.

En ese momento Will entro al comedor.

-¿Cómo está? –Le pregunto Alec tomando al niño por sorpresa.

Will penso que había entrado y salido de la habitación de Max sin ser visto, evidentemente eso no había pasado, sin embargo, no seria él quien se pusiera solo en evidencia.

-No tengo idea de que me estas hablando tio Alec. –Dijo tranquiloy sin una pisca de remordimiento, eso saco una risa de todos en la habitación.

Magnus se sintió mucho mejor al ver la sonrisa de Alec, como una luz en la oscuridad.

La campana de llamado a la puerta sonó. –Iré yo. –Dijo Alec y se levantó, Magnus le miro alejarse. Y después al pequeño Will intentando dar de comer a su hermanita la comida que a él le correspondía. Jace y Clary iniciaron un dialogo con él al respecto.

Magnus pensó que talvez Clary debía llamar a su madre, decirle acerca de los rumores de un posible hijo de su hijo, un posible nieto. Magnus sacudió la cabeza pensando en que la galleta repleta de problemas tal vez nunca disfrutaría una vida normal. Penso en que las cosas son como son, por alguna razón.

Magnus seguía mirando hacia la familia del parabatai de su amado cuando resintió la ausencia de Alec, se levanto en su búsqueda. Al cruzar la casa hacia el recibidor le miro ahí de pie sin moverse.

-¿Mi amor?

Alec tenía un papel en sus manos, estaba leyendo al parecer una carta, Magnus miro en el pie del papel como pergamino el símbolo de La Clave.

Alec no dijo nada, dejo de leer y levanto la mirada. Una mirada que Magnus leyó con mucha facilidad, habia un toque de terror en ella, determinación y fuerza, y Magnus supo sin hablar lo que ocurría. Supo que las cosas iban a cambiar, supo que Alec había tomado una decisión, supo que sin importar lo que ocurriera, estaría a su lado, siempre, para siempre.

Supo que había un nuevo Cónsul.


FIN


MayGraciela♥

FIN!! Perdón por hacerlos leer toooodo esto, pero supongo que a estas alturas ya me conocen :p en fin. ¿Qué les pareció? Pueden juzgarme de loca si lo quieren, solo dejen sus comentarios y podemos discutirlo XD

Gracias a todos por leerme y por su apoyo, Pueden seguirme en Twitter, @MayGraciel sigo a quien me sigue y así podemos hablar de Malec, Cazadores u otros libros ;D

Y de nuevo… GRACIAS!!












Comentarios

  1. Me encanto, escribes increíble, continuará?... sierto?����

    ResponderBorrar
  2. ME ENCANTO!! Por el angel, fue marvilloso. Estoy casi segura que ese Nathan es hijo de Seelie y Jonathan e.e
    ¿harás fanfic despues de esto? Por que seria maravilloso. Oh, y Max fue taaaan increible y tambien Will, Raziel, amo tus historias :3

    ResponderBorrar
  3. Me gusto el Nathan x Max :3
    En este blog es el único lugar donde puedo leer fics del MaLec

    ResponderBorrar
  4. En serio, amo con toda mi alma tu forma de escribir!! Necesito una continuación a este fic o de verdad moriré D: Se que no debe ser sencillo escribir así de hermoso como tu lo haces y que te tomaras tu tiempo antes de hacernos felices de nuevo pero en serio quiero saber que pasa !! Tienes mi amor de lectora por toda la eternidad :3

    ResponderBorrar
  5. Fin ? Nooooooooooooo ¿Porque? Es obvio que a Max le gustó ese chico hada, no la dejes acá.¡PLZ! Que no soy la única que quiere saber mas, sería una trama super interesante por fiiii. Claro, está a tu decisión pero ¡conti conti!

    Tienes una forma de escribir que me es...hsnhdnssh pareces detallista y delicada con cada palabra, me gusta mucho "musho" ^^

    P.D: Plz continue ! Y gracias por todas estas maravillosas tramas.

    ResponderBorrar
  6. CONTINUAAAAAA... NOOO NO NOS PUEDES DEJAR ASIIII!!!
    Quien apuesta que Nathan es el hijo de Sebastian??? o/
    Amo a Max es igualito a sus papas!!!! *_*
    Quieroo saber que hara Alec como nuevo Consul!!!!!!!!!

    ResponderBorrar
  7. Por favor tienes q continuarla... quedan muchas cosas por contar, quiero saber como sigue la relacion de Max y Nathan, y que va a pasar con la venganza de las hadas... Siempre sigo todas tus obras y esta tiene que seguir ;)

    ResponderBorrar
  8. Y max volvio aver a este chico misterioso hijo de jonathan?( super misterioso xP ) que malvada eres, como lo dejas así!!! No se por que leo tus historias.... bueno si sé, me encantan, son geniles, adoro a Max y Will me enamore de ellos xD mis nuevos amores,aunq creo que Max podría tener problemas si se enamora de ese chico, porque el coqueteo fue fiuu* directo XD .En fin, me encanto tu historia, y si la sigues estaría genial, pero si no... PUES TE ODIO!!!! Nah... tendré que seguir esperando por otro de tus geniales fic que tanto adoro. NO TE MUERAS NUNCA!!! Bueno , ya estoy desvariando bye ~(●♢●)~
    * ChicaHeronda1e *

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hey!!

      Jeje como en Twitter tardo en responder XD

      Gracias por leerme y no te pierdas tanto ;D

      Borrar
  9. Por el Angel... es increible! Nunca se me hubiera ocurrido... el hada hijo de Jonathan?? Wow... eso si es sorpresivo y... Increible!!
    Por favor seguilo!

    ResponderBorrar
  10. Me uno al resto de las peticiones. POR FAVOR, CONTINÚA LA HISTORIA. POR FAVOR!!!!!!!

    Escribes genial. Gracias por compartirlo con nosotros.

    MERCE (España)

    ResponderBorrar
  11. Me encantó demasiado la historia. Espero puedas continuarla porque me quedé con ganas de saber más. Me gustaría saber qué pasa con Max y Nathan. :')

    ResponderBorrar
  12. Necesito saber mas por favor continua :(

    ResponderBorrar
  13. Esta historia fue genial!!! Por favor continua!!

    ResponderBorrar
  14. Hay partes que no se pueden leer... Están en negro, y luego inicia otra vez en blanco con otra parte de la historia ��

    ResponderBorrar
  15. OH....
    ME ENCANTO, TODO ME ENCANTO SOBRE TODO LOS NOMBRES DE LOS NIÑOS, TODO DENTRO DEL CONTEXTO ORIGINAL, MUY... TAN... DEMASIADO...
    ME QUEDE SIN PALABRA, SIMPLEMENTE ES FANTÁSTICO Y ENCANTADOR.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Por favor continualo, esta genial,gracias por escribir asi

      Borrar
  16. Es gracioso que asta ahora yo lo lea pero acabo de conocer tus historias en fin. A mi parecer quería mas de la historia jajajaja cuando leí el FIN fue como que??! Enserio ya es todo :'(

    ResponderBorrar
  17. Diablos, Te amo ;-;
    Tus Fics son... Simplemente lo mejor de él mundo ♥ aparentemente este es él final de esta historia, pero... ¿Continuara? :')

    ResponderBorrar
  18. O por el Angel....tienes que continuar este fic¡¡¡¡ me dejaste con una intriga total, creo que espero mas por la continuacion de esta historia que los nuevos libros de Cassandra Clare ajajajajajaja... continua la historia, continuala XD

    ResponderBorrar

Publicar un comentario