Familia (Final)
La noche siguió amena;
conversación, vino, juegos de niños con niños, vino con bocadillos, juego de
cartas con Catarina y más vino para Magnus.
-¿No está tomando
mucho? –Pregunto Simon. Jace pensó que quizás le preocupaba la idea de ser
convertido en rata accidentalmente. Otra vez.
Jace, Simon y Alec
observaban al otro lado de la sala a Magnus e Isabelle en una actividad
parecida a Quien toma más vino hoy.
Clary actuaba de animadora principal.
-¿Lo dices por Izzy o
Magnus? –Pregunto Alec.
-Magnus. –Respondió
Simon, -Ya sabes, ¿hacer un portal inconscientemente? ¿Transformar a alguien
accidentalmente en un animal poco grato?
Jace se felicitó
mentalmente por su acertada conjetura, lo festejo dando palmaditas en la
espalda de Charlotte que dormía en su hombro.
Alec se sintió un poco
ofendido. –Claro que no. No es como si despertáramos inundados después de que
Magnus soñara con un incendio.
Ambos chicos lo miraron
seriamente. –ESO NO PASA –Exclamo Alec. –Controlas su magia, ¿No saben nada de
brujos?
-No tanto como tú,
desgraciadamente. –Dijo Jace.
-Además, Isabelle está
tomando tanto como él.
-Parece que no te
molesta. –Dijo Simon. –Que Magnus tome así, quiero decir.
-No. –Dijo Alec seguro
y ladeo su cabeza admirando a Magnus divirtiéndose y tan animado. –En absoluto,
-Dijo sin darse mucha cuenta que lo hacía casi suspirando.
Jace levanto sus cejas.
-¿Estás hablando de sexo Alexander?
-¿QUE? ¡NO!
-Te entiendo. –Dijo
Simon distraídamente. –Hay desinhibición en esas ocasiones y eso lo hace…
-Simon guardo silencio cuando vio a ambos chicos llevar una de sus manos al
rostro. –Oh, lo siento, a veces olvido que mi muy amada y siempre respetada
esposa, la cual me ama y sufriría si muriera a manos de ustedes, es su hermana.
-Nuestra pequeña
hermana. –Remarco Alec.
-Aun así, -Dijo Jace
analítico –Parecen estar de acuerdo con eso.
Jace miro como Simon y
Alec movían sus cabezas positivamente, un movimiento lento, observando
anhelantes hacia sus respectivos amantes. Jace se sintió un poco hecho a un
lado.
-Con permiso señores.
–Dijo. –Veré si tengo suerte embriagando a Clary.
Alec rio y Simon se quejó.
–Es mi amiga de quien hablas.
Alec lo fulmino. -¿En
verdad? ¿No sientes que debes quedarte callado?
Simon se quedó callado.
*
* * * *
-¿Seguro que lograras
un portal? –Pregunto Catarina mirando hacia su amigo alarmada. La visita había
terminado, Catarina amablemente había creado un portal para las tres
generaciones de Lightwood hacia la casa del inquisidor en Alicante y cuando
estaba por hacer uno hacia la casa de su antiguo amigo que era donde Magnus,
Alec y Max se quedaban, Magnus salto ofendido en un desequilibrado movimiento.
–No veo porque arriesgarnos, puedo hacerlo para tu familia por ti.
-Tonterías. –Dijo
Magnus. –Lo tengo, ya está, listo, perfecto. –Magnus movía sus manos pero el
portal seguía sin aparecer.
-¿Puedo intentarlo?
–Pregunto Max ilusionado. –Creo que puedo, Tía Catarina me mostro como hacerlo
en la lección pasada.
-No es necesario mi
amor. –Dijo Magnus aun moviendo sus manos torpemente. –Tu padre te llevara
enseguida a casa.
Alec le dedico una
mirada de ternura a Max cuando noto la desilusión, el pequeño estaba a lado de
Catarina mientras esta le tomaba un hombro.
Inesperadamente y para
sorpresa de todos, el portal apareció.
-¡Aja! –Exclamo Magnus.
–Se los dije.
Alec miro
disimuladamente hacia Catarina, intentando averiguar si el portal era seguro.
Catarina movió su cabeza asintiendo. Alec se tranquilizó.
-Bien, hay que ir a
casa entonces. –Dijo el Nephilim tomando de la cintura a Magnus para guiarlo
hacia el portal.
Jace y Clary estaban
abrazados mientras despedían a la familia, Max dio un último vistazo hacia la
ventana de la casa antes de atravesar el portal. Will estaba ahí poniendo
bizcos y sacando la lengua hacia él. Max salto al portal con una incontrolable
carcajada.
*
* * * *
La cabaña de Fell había
tenido bastantes modificaciones en los últimos años, Los Lightwood-Bane se
quedaban ahí en cada visita a Idris, así que Magnus se había encargado de
brindar a su familia todas las comodidades disponibles, ahora lucia más como
una pequeña residencia de lujo, incluso tenía un piso extra en donde se había
construido la habitación de Max.
La familia entro a su
hogar vacacional. Magnus susurraba en el oído de Alec mientras este sonreía y
evitaba que su amado cayera al suelo.
Max estaba detrás de
ellos, observando divertido a sus padres. –Buenas noches. -Dijo el niño
anunciando que subiría a su cuarto.
-Oh, mi niño. –Dijo
Magnus mirando a Max al pie de la escalera. –Tu lectura, enseguida subo a
leerte.
Max y Alec
intercambiaron miradas riendo, en el estado en el que se encontraba sería
imposible que Magnus leyera cualquier cosa.
-No te preocupes papá.
–Dijo Max levantando las manos. –Estoy cansado, así que, me iré directo a
dormir.
-¿Sin tu lectura? –Se miró
Magnus desilusionado.
-Está bien cariño.
–Dijo Alec a su amado dulcemente. –Fue un largo día, deja que valla a dormir.
-De acuerdo. –Dijo
Magnus. –solo porque estás cansado pequeño.
Max y Alec rieron.
–Enseguida subo. –Dijo
Alec al niño en voz baja.
-Yep. –Respondió Max
subiendo las escaleras como si fuera un conejo feliz.
Cuando Alec logró
zafarse de los empalagosos brazos de Magnus para ir a ver a su hijo, se
encontró al niño sobre la cama en una posición poco cómoda, al parecer había
intentado leer antes de dormir y al parecer había estado muy cansado como para
hacerlo, el libro estaba a su costado y su cabeza caía hacia un lado como un
muñeco sin cuerda. Alec cuidadosamente recostó a su hijo sobre las almohadas y
retiro el libro. Quijote de la mancha.
Parecía que además de leer, Magnus estaba enseñando español a su hijo. Presidente
Miau estaba enroscado a los pies de Max, el gato enorme no presto atención a
Alec en lo más mínimo. A Alec le parecía graciosa la insistencia de Max por
traerlo a los viajes, ciertamente a Presidente no parecía importarle el lugar,
solo dormir y dormir. Alec supuso que siendo un gato de más de catorce años era
natural.
Alec suspiro y hecho
una mirada rápida a la habitación antes de apagar la luz, era una habitación cálida
y reconfortante, parecía el habitad de un niño pequeño, había posters en las
paredes de La Guerra de las Galaxias y
Naruto, una influencia inevitable de Clary y Simon, así como figuras de
acción, en el techo colgaban aviones construidos a escala, sobre el escritorio
había una computadora y una tableta. Pero al poner más atención podías notar
que era también el cuarto de un guerrero, Cuchillos y arcos alineados en una de
las paredes, también báculos y mazos, era una mezcla de toda clases de gustos,
podría ser también la habitación de alguien estudiado, había libros ahí que
Alec no había leído hasta después de los quince años. Libros que no había
mirado ni en las más majestuosas bibliotecas de institutos.
Alec aparto un poco el
cabello de su hijo para acercar sus labios, en la oscuridad de la habitación,
su piel azul brillaba en contraste con la luz proveniente de la luna que se
colaba por la ventana. Era tan pequeño, tan inocente y perfecto, nunca había
sentido que alguien le pertenecía a este nivel. Alec coloco el libro sobre el
mueble a lado de la cama y un cuaderno cayó al suelo abriéndose a la mitad, y
mostrando las lecciones de magia que recibía, símbolos antiguos saltaron a la
vista, Alec tomo el cuaderno, había muchas cosas ahí que no comprendía, solo
los brujos tenían ese privilegio. Se sintió un poco culpable al recordar.
-Eso
es perfecto, Arándano. –Decía Magnus a su pequeño que estaba concentrado en
mover un vaso de jugo de un extremo de la mesa hacia su propia mano. –Lo haces
muy bien.
Alec
observaba reflexivo, Max tenía apenas cinco años. –Ahora que sabemos que tiene
magia. –Dijo. -¿No puedes enseñarle otro tipo de cosas? Algo más complicado.
-¿Cómo
qué? –Pregunto Magnus sin prestar mucha atención, en realidad seguía
concentrado en el niño.
-Cosas
que lo mantengan a salvo. –Dijo Alec.
Magnus
dirigió su mirada a él finalmente, con una ceja levantada. -¿No estamos
nosotros para eso?
-Sí,
pero… Creo que deberíamos prepararlo desde ahora para…
-¿Luchar?
–Magnus no se miraba enojado, pero si serio. –No es un Cazador de Sombras.
-No
lo digo por eso. –Aclaro Alec. –Es solo que… -Magnus presto más atención en
Alec, mientras él bajaba la mirada al suelo. -No importa lo mucho que tus
padres te amen, o las muchas personas que estén a tu alrededor cuidándote,
listas para dar la vida por ti… -Magnus se acercó a Alec lentamente. –Basta una
ocasión, un segundo con la persona equivocada para que… -Magnus no lo dejo
terminar, lo sujeto fuertemente apresándolo entre sus brazos. –Era un niño,
-Continuo Alec desde el hombro de Magnus. -No había forma de que se defendiera pero…
-Lo
haremos. –Dijo Magnus a su amado, ahora mirándolo fijamente. –Nunca estará
indefenso, nunca.
Desde ese día Max había
iniciado lecciones avanzadas de magia y combate, la arquería era una de esas
lecciones, Alec se sintió aliviado cuando noto el gusto del pequeño por ello,
en realidad siempre se miraba alegre de aprender, como si le interesara
sinceramente descubrir el límite de su propio poder, eso facilitaba todo para
sus múltiples maestros, todos habían estado involucrados en su desarrollo, como
ahora lo estaban con todos los pequeños miembros de la familia.
Presidente levanto su
cabeza hacia Alec cuando se levantó de la cama. –Cuídalo. –Le dijo al gato
antes de que el felino volviera a su posición de dormir.
Alec tomo el arco que
Robert le había obsequiado, pasó su mano por los grabados de runas y el símbolo
familiar en él. También tenía el libro del logo que representaba a los brujos.
Dos mundos en una sola identidad. Alec coloco el arco al lado de la cama de su
hijo antes de salir de la habitación.
Bajó las escaleras
lentamente, la primera planta estaba increíblemente silenciosa, algo extraño
considerando el estado alegre en el que Magnus se encontraba. La casa estaba
llena de una luz tenue que provenía de la habitación al fondo, Alec se encamino
de inmediato hacia ahí. Al entrar a su cuarto miro velas encendidas y flotando
alrededor, una visión mágica e impresionante, Alec se quedó sorprendido al ver
que sobre su cama había pétalos de rosa formando una figura, formando la runa
del amor.
Alec sonrió y rodo los
ojos al cielo. En ese momento sintió las manos de Magnus llegando por su
espalda envolviendo su cuerpo. Sintió el calor de los labios del brujo sobre su
cuello.
Alec cerró un poco los
ojos para disfrutar. -¿Recuerdas lo que dije sobre ser cursi? –Dijo a Magnus
aun con sus ojos cerrados.
Magnus lo ignoro, y
giro a su novio para ver su rostro. –Eres, y serás siempre mío, pase lo que
pase, nos pertenecemos ¿Cierto?
Alec levanto una ceja
hacia Magnus. –Esa es la idea, pero, no entiendo porque estás diciéndolo ahora.
-Porque te amo.
Alec se aferró a los
brazos de Magnus. –Tienes que decirme que pasa, sea lo que sea, lo resolveremos
y…
Alec fue empujado en
ese momento hacia la cama, haciéndolo caer entre pétalos rojos que saltaron en
todas direcciones. Se incorporó sobre sus codos mientras miraba extrañado a
Magnus que estaba para su sorpresa, quitando su propia camisa. El corazón de
Alec se aceleró cuando el brujo comenzó a gatear en su dirección por encima de
su cuerpo.
Alec podía sentir su
propia respiración tomando velocidad cuando Magnus pasó su mano envuelta en unos
brillantes destellos de luz azul a través de su pecho, su dedo formando una
línea sobre su camisa haciendo que los botones se abrieran lentamente. Uno a uno
descubría el pecho de Alec.
-No debes preocuparte
por nada. –Murmuro Magnus. –Esta noche somos solo tú y yo.
-Magnus –Dijo Alec y el
brujo lo beso, Alec perdió la capacidad de seguir hablando, incluso de seguir
pensando. Los labios de Magnus se movieron majestuosos y expertos por su
cuello, su clavícula, bajando melodiosamente hasta la línea de sus vaqueros,
los cuales fueron desprendidos en un simple movimiento mágico.
Era sencillo acariciar
sobre el estómago plano y marcado de Alec, era una fascinación adquirida con el
paso de los años seguir con sus dedos las líneas de sus cicatrices plateadas,
ahora tan familiares para sus ojos como para sus manos.
-Magnus. –Dijo Alec sin
aliento, casi suplicante.
Magnus no tenía ningún
interés en hacer esperar al amor de su vida. Ajusto su cuerpo al de él y sintió
como las piernas de Alec se envolvían hacia su cadera. Basto un sencillo
movimiento para que sus cuerpos se convirtieran en uno. Alec aferro sus manos a
la espalda del brujo. Repitió su nombre una vez más, sus ojos cerrados y sus
labios formando una delicada sonrisa. A través de sus parpados cerrados noto un
destello nuevo en la habitación, al abrirlos se dio cuenta que la luz de las
velas cambiaron a un color rojo intenso, el humo que surgió de ellas en el
mismo color, se pozo sobre ellos formando un corazón.
Alec rio aún más entre
ruidos de satisfacción.
Magnus levanto su
rostro para encontrar el de su amado. –Lo sé. –Dijo sin aliento. –Soy cursi.
Alec le beso intenso y
desesperado, presiono sus piernas nuevamente alrededor del brujo, acercándolo
aún más. –No. –Dijo en una exhalación. –Eres perfecto.
*
* * * *
El ruido en la cocina
despertó a la pareja. Ambos se movieron enredándose el uno con el otro
lentamente. Ellos estaban haciendo lo posible por ignorar el escandalo para
pasar un poco más de tiempo recostados. Eso fue imposible después de unos
minutos.
-Sera mejor que me
levante antes de que queme la casa o algo. –Magnus se incorporó poniéndose una
bata, Alec le observo alejarse con la gracia que le caracterizaba y que le
encantaba.
La cocina se miraba caótica,
el extractor, la cafetera, y la licuadora estaban funcionando al mismo tiempo.
Sobre la estufa había un sartén en donde se estaba cocinando alguna especie de
tostada francesa. Max estaba en medio del caos ocupado con su computadora,
mientras preparaba el desayuno en una especie de inseguro magico control
remoto.
-Hey chico. –Dijo
Magnus capturando la atención del niño. –Te ves ocupado, ¿Quieres que te ayude?
Max dio una mirada a su
alrededor. –Nah, estoy bien.
Magnus tomo los hombros
de su hijo por su espalda, se inclinó y beso su mejilla dulcemente. -¿Podrías
apagar la licuadora y el extractor? Tal vez tu padre quiera dormir un poco más.
Los aparatos dejaron de
funcionar de inmediato, -Claro, lo siento.
Magnus que estaba sirviéndose
una taza del café que su hijo había preparado, hizo una seña desdeñosa hacia el
niño. –No te disculpes. Gracias por iniciar ¿Eso está bien? –Dijo mirando hacia
la estufa.
-Sí. –Dijo Max casi
ofendido.
-¿Qué tal entonces si
tomas jugo, café, licuado y la tostada que preparaste y se la llevas a tu
padre? Desayuno en cama seria agradable para él.
Los ojos de Max brillaron
con la idea. –Claro. –Dijo el niño saltando del banco en el que estaba sentado.
Tomó una bandeja de servicio donde coloco cada uno de los alimentos y se
dirigió hacia la habitación de sus padres.
Magnus sonrió
complacido.
Cuando el brujo volvió
a la habitación, Max se había instalado a lado de Alec, ambos recargados en la
cabecera, Alec mantenía un brazo sobre los hombros del niño, Max tenía sobre su
regazo su portátil y Alec su desayuno, el niño parecía estar mostrándole algo
en la computadora la que había llegado mágicamente a su regazo. Alec estaba
comiendo la tostada y bebiendo café. Magnus pasó de largo hacia la ducha sin
decir palabra, como si quisiera evitar interrumpir el momento, Alec le miro
sonriendo acariciando el cabello del niño y Magnus guiño un ojo en su dirección.
Después del adorable
desayuno en la cama, Alec, Magnus y Max estaban preparándose para ir a casa de
los Herondale y después a la reunión en el Gard.
La puerta de la casa se
abrió repentinamente dejando entrar a Jace y su hijo Will.
-Estábamos por ir a su
casa –Informo Alec. Will se acercó a su tío para que este pudiera saludarle,
después a Magnus quien revolvió el cabello negro del niño.
-Will quiere pedirles
algo. –Dijo Jace tomando una taza de café.
Magnus y Alec pusieron
su atención en el pequeño que ya había iniciado una conversación con Max.
-No es gran cosa. –Dijo
el niño. –Solo quería saber si Max y yo podríamos ir de excursión al lago Lyn.
Solo hasta que regresen del Gard. –agrego lo último rápidamente.
-Nuestra madre envió a
una mujer para que cuide a los tres demonios. –Dijo Jace refiriéndose a Cecily,
Charlotte y Gabriel. –Pero no creo que sea necesario sentenciar a estos dos a
que se queden con ellos, es un buen día para caminar al lago.
-Y esa pobre mujer no
quedara altamente dañada. –Agrego Magnus.
-Estoy confundido.
–Dijo Will. Y miro a su amigo. -Lo que están diciendo es bueno. ¿Cierto?
Max que estaba un par
de años más familiarizado con las formas de conversación de su padre Magnus y
su tío Jace, rio a su amigo. –Es increíble que no lo sepas, cuando tu segunda
lengua es el sarcasmo.
Will permaneció en
silencio. Max rio junto con todos en esa habitación.
Alec que estaba
preparado para salir miro hacia Magnus. -¿Qué dices?
-Si está bien para ti,
también para mí. –Dijo el brujo.
La decisión había caído
en Alec, ambos niños le miraban expectantes. –Entonces… No veo porque no. –Dijo
y ambos niños brillaron de la alegría, chocaron sus manos celebrando.
-No tan rápido
jovencitos. –Dijo Magnus. –Deben volver temprano para sus lecciones, no será
todo un día de juegos.
-Eso está bien para mí.
–Dijo Max.
Will no dijo nada, solo
inclino su cabeza.
Antes de salir de la
casa ambos niños subieron a la habitación de Max. Maxwell no quería salir sin
su más reciente colección de Mangas, su tía Clary había insistido en que tenía
que leerlos lo antes posible y el Lago Lyn podía ser una excelente área de
lectura.
Cuando Max permitió a
Will buscar entre su alijo de Mangas, este simplemente lo cerro mirándose decepcionado.
–Ya los leí todos. –Dijo después de haber buscado con frenética ansiedad.
A Max no le sorprendió
para nada.
Will vagaba por la
habitación mientras Max hacia un pequeño desfile frente al espejo poniendo y
quitando chaquetas de su cuerpo.
-Tu gato no hace otra
cosa más que dormir, ¿qué caso tiene tener una mascota así?
Max se movió a su cama
para acariciar a Presidente entre las orejas. –Es un gato mayor, déjalo
tranquilo.
Will bufo -¿No te
parece? –Dijo Will con un libro azul escrito en un extraño idioma entre sus
manos. -¿Qué es como si nos estuvieran preparando para algo?
Max que se había
decidido por la chaqueta que su abuela recién había obsequiado giro hacia Will.
-¿De qué hablas?
-Tantas lecciones,
entrenamientos, como si esperaran el peor de los males.
Max estaba guardando
sus Mangas dentro de su bolsa de cartero. –Bueno, mi padre Alec es
sobreprotector, no solo conmigo, también lo es con mi padre M, con sus
hermanos, así que no me sorprende, además, ellos perdieron a un hermano, él
tenía solo un año más que tú. No creo que esperen algo malo, solo creo que
quieren que estemos preparados.
Will dejo el libro. –Si
tú lo dices. –Dijo a su primo y ambos bajaron con sus padres para ir a la
residencia Herondale.
*
* * * *
Una de las cosas que
Max amaba de Alicante era la falta de trasporte, ya que para eso eran
utilizados los caballos, adoraba los caballos que sus padres habían adquirido
para su uso. Max les había dado sus nombres y los alimentaba y cuidaba de ellos
cada vez que lo requerían. La cabalgata hacia la casa Herondale fue tranquila,
Will cabalgaba con su padre ya que su madre le había hecho jurar a su padre que
no lo dejaría cabalgar solo. Max había adquirido ese privilegio hacía apenas un
año atrás.
-Lo haces muy bien, Max
–Dijo Jace que viajaba a lado del niño.
-Ha practicado. –Dijo
Alec detrás de ellos, Magnus a su lado cabalgando a su misma exacta velocidad.
-Estoy seguro que
podría hacerlo si me dejaran intentarlo. –Dijo Will desafiante.
-Estoy seguro que es
así William. –Dijo Magnus desde sus espaldas. –Es solo que no nos gustaría que
te hicieras daño, ¿Puedes entender eso?
-Supongo. –Dijo Will
malhumorado.
Los adultos rieron, Max
se sintió afligido por su más querido amigo y Jace jalo el cabello de su hijo
para tener acceso a su frente en donde acerco sus labios.
-Ten paciencia mi
William. –Dijo Jace a su hijo dulcemente.
Cuando llegaron a su
destino la casa estaba bastante concurrida, Will salto al suelo antes de que su
mama llegara con la clara intención de ayudarlo a bajar, definitivamente eso no
iba a ocurrir.
-¿Cómo les fue?
–Pregunto Clary a su hijo y esposo.
-Consiguió el permiso.
–Dijo Jace y Clary se acercó a Will para besar su frente. –Que bien, se la
pasaran excelente.
Clary recibió a Alec y
Magnus. –Perdón. –Dijo algo apenada –Mi casa es un caos, tu suegra envió a una
mujer para cuidar a los niños y tu suegro –Esto lo decía señalando a Magnus
casi acusándolo. -A dos Cazadores para que resguardaran la casa. Izzy está
dando instrucciones a la mujer de cómo cuidar a sus hijos…
-Wow, -Dijo Alec. –Eso
llevara tiempo.
Todos asintieron.
Inesperadamente los
tres pequeños se estaban precipitando hacia ellos. Charlotte se acercaba a la
mayor capacidad que sus cuatro años le permitían hacia sus padres, ambos
creyeron que era hacia ellos, pero la niña los paso de largo ignorándolos por
completo. Ella tomo el brazo de su hermano con ansiedad.
-Willi, Willi. –Dijo la
pequeña. –Quiero ir, quiero ir contigo al Lago.
Gabriel y Cecily se
unieron rápidamente a la protesta. –Gabriel jalo la manga de la chaqueta de
Max. -¿Puedo ir contigo? –Pregunto el niño dulcemente. Sus ojos azules enormes
brillaban con ansiedad.
Will dedico una mirada
de reproche a sus padres. -¿Les dijeron?
Isabelle que había ido
en busca de los niños llego detrás de ellos. –Fue mi culpa. –Dijo. –Lo comente
y ellos escucharon.
Will bajo a la altura
de su hermana. –Charlie, no puedes ir, seremos solo Max y yo.
Charlotte grito y se
quejó. Jace la tomo para intentar calmarla. Magnus, Alec y Max estaban en la
terrible misión de hacer entender a Gabriel que era una excursión para grandes
y que ellos no podían ir.
Gabriel no era bueno
para entender razones.
Simon se acercó a su
pequeña Cecily que estaba mirando hacia ambos grupos muy callada. -¿Tu
entiendes? –Pregunto después de haberla levantado a sus brazos. -¿Qué no pueden
ir?
Cecily dijo que si con
su cabeza pero después se recostó en el hombro de su padre, Simon pudo notar lo
desilusionada que estaba. Pero Cecily no era como Charlotte o incluso como su
gemelo Gabriel, ella no lloraba por ese tipo de cosas.
Después de intensos
razonamientos con los pequeños de cuatro años, ellos finalmente fueron
persuadidos por varios paseos en los caballos. La familia completa miraba hacia
ellos mientras que disfrutaban de la cabalgata recompensa.
Will y Max miraron la
ocasión para poder escabullirse.
-Max. –Llamo Alec a su
hijo, ese llamado que los padres hacen para advertir a sus hijos sobre su deber
de cuidarse a sí mismos.
-Tranquilo papá. –Dijo
Max. –Seré un Lightwood hoy, lo prometo.
-¿En verdad no piensan
que ese tipo de comentarios pueden herir mis sentimientos? –Pregunto indignado
Magnus.
Alec abrazo a su amado
fuertemente intentando disculparse. –Solo tengan cuidado. –Le dijo a su hijo.
Ambos niños iniciaron
su camino. Alec y Magnus miraron como Max pasaba una mano por encima de su
hombro y en medio de destellos azules, arco y flecha aparecieron colgando en su
espalda.
-Nuestro hijo es
grandioso. –Dijo Magnus orgulloso, aun en los brazos de Alec.
-Claro, porque se
parece a ti.
-Oh no, no me
contentaras con eso, LIGHTWOOD. –Remarco Magnus mientras Alec buscaba sus
labios para besarlo.
*
* * * *
Max y Will caminaban y
charlaban por el sendero que les llevaría directamente hacia la orilla del
lago, ellos sabían que era uno de los caminos más seguros, el mismo camino que
llevaba a Alicante, un camino relativamente transitado. Will se había apoderado
de una vara que usaba para golpear las ramas que estaban en su camino, Max sabía
que era su mejor intento de blandir una espada, lo pensó por un momento, pensó
en invocar una espada para el niño, nadie tenía que saberlo, podía hacerla
desaparecer antes de volver a casa pero entonces recordó la promesa que le hizo
a su padre, y pensó en Will teniendo una espada real, la idea se fue
rápidamente de su cabeza.
-¿Sabías que muchos
Cazadores toman agua del lago Lyn para tener alucinaciones? –Pregunto Will
pateando una roca.
-Lo he escuchado.
-¿No crees que es algo estúpido?
-Por el ángel. –Exclamo
Max sonriendo. –Por un momento pensé que me sugerirías la idea y entonces yo
tendría que desmayarte mágicamente y el paseo se vería interrumpido por tus muy
malas ideas.
Will se detuvo de
inmediato. El reproche y la ofensa eran evidentes en su rostro de niño. -¿Qué
clase de persona crees que soy?
-La misma que sugirió
atrapar pixis en una mochila para dejarlas libre en el Gard, la misma que
intento que cambiara el color del agua de la fuente del ángel del claro al
naranja intenso para que todos pensaran que era jugo, el mismo que...
-Ya entendí. –Dijo
Will. –Pero el que lo halla sugerido no significa que sea capaz de hacerlo,
hacer la anotación de que sería
gracioso no es ningún crimen.
Max entrecerró los ojos
a su amigo.
-¡No lo es! –Repitió
Will.
Max se alegró de no
haber invocado una espada para su amigo.
Cuando llegaron al
Lago, ambos chicos se sentaron en unas
rocas, el suelo aun tenia rastros de nieve, Will no perdió la oportunidad e
inicio una batalla con su amigo, corrían por la orilla del Lago, sus risas
probablemente serian escuchadas por cualquier viajero que pasara por ahí o el
sendero cerca.
Se detuvieron riendo y
bromeando al llegar a la línea de árboles del bosque Brocelind. Will no perdió
la oportunidad de llevar un par de flores que habían sobrevivido al invierno a
la sepultura de su abuela, ahí en el cruce del bosque y el Lago, donde eran
enterrados los Cazadores que habían cometido suicido. A Will no le importaba
mucho lo que la madre de su padre había hecho, él la amaba porque su padre lo
hacía, él llevaba flores como su padre lo hacía.
Caminaron de regreso al
Lago cuando Max distinguió entre las ramas un caballo, no era un caballo común,
por lo menos no como los que conocía. Los niños no tuvieron que hablar mucho,
ambos pensaron en lo mismo y se movieron al mismo tiempo para seguir al
intrigante animal.
Cuando llegaron frente
al caballo ambos niños notaron el brillo en el pelaje y los ojos purpuras,
había una rienda que amarraba su hocico, la cual parecía que había sido bañada
en plata.
-Es de las hadas.
–Exclamo Will. -Probablemente pueda volar –Dijo el niño con inocente
fascinación.
-Es hermoso. –Dijo Max
y dio un paso hacia el caballo.
-Max, no, -Advirtió
Will. –Podría ser malhumorado, puede hacerte daño.
-No lo parece. –Dijo
Max, y se acercó más al caballo, extendió su mano lentamente, el caballo hizo
un sonido que a Will le pareció de enojo pero a Max no le importó, el chico
siguió avanzando sin preámbulos. –No te hare daño. –Dijo Max en voz baja. Will
pensó que el caballo no tenía por qué creer eso.
Will estaba a punto de
gritarle a Max que se alejara o que le diría a sus padres, podría quedar como
un traidor pero no quería que ese caballo lastimara a Max, no lo permitiría,
pero antes de que Will abriera la boca, la mano de Max alcanzo el fleco del
caballo, Will dejó de respirar pero el caballo en realidad se miró complacido
con la caricia del brujo.
-Hey amigo. –Dijo Max
cuando el caballo se acercó a olfatearlo, como si se tratase más de un perro
que de un majestuoso corcel. –Mira Will, es amistoso.
-¿O quiere que te confíes
para después morderte?
Max le dedico una
mirada de aburrimiento a su amigo.
-Es de las hadas, las
hadas engañan.
Max rodo los ojos. -Es
solo un animal y creo que está perdido.
-No está perdido.
Max y Will se
sorprendieron tanto por la voz que surgió por encima de ellos, que incluso Max,
el niño amante de toda creatura del reino animal se alejó del caballo
velozmente para poder encontrarse con quien les había hablado.
El chico estaba en cuclillas
sobre la enorme roca frente a ellos, más alta que el caballo mismo. Él les
miraba divertido, al parecer ambos niños se miraban más cómicamente
sorprendidos de lo que ellos mismos pensaban.
-No está perdido. –Repitió
el chico misterioso. –Es mi caballo.
-No intentábamos
dañarlo. –Dijo Max recuperando su voz. –Solo queríamos verlo.
-Me di cuenta. Por eso
deje que lo tocaran. –El chico que tenía el cabello rojo como cereza se dirigió
a Max. –Es raro, no suele dejar que nadie lo toque, excepto yo. –Los ojos del
chico se entrecerraron, Max paso salida, pensando en que le gustaría muchísimo
que le quitara un poco de atención. –Eres un brujo ¿Cierto?
-No eres muy listo
¿Cierto? -Dijo Will y Max le fulmino con la mirada. Will se encogió de hombros.
–No me mires así, es obvio que eres un brujo.
El chico rio, una risa
encantadora y sincera, al parecer la tensión había sido terminada, tal vez no
era la intensión de Will pero a él siempre le funcionaban así las cosas.
-Tiene razón. –Dijo el
chico. –Es obvio, solo quería iniciar una conversación.
-Bueno, él es un brujo,
yo un Cazador de Sombras y tu un hada. ¿Terminamos la conversación? –Dijo Will
sin amabilidad.
-¿Robaste ese arco?
–Pregunto el chico a Max ignorando un poco a Will y con una sonrisa de lado.
Como si fuera a felicitar a Max si le decía que sí.
-¿Cómo te atreves?
–Exclamo Will. –No es un ladrón, ese arco es suyo, se lo obsequio su abuelo,
¡nuestro abuelo!
Max se preocupó, tal
vez la conversación amistosa había terminado en ese punto.
-¿Abuelo de ambos?
–Dijo el chico como si hubiera escuchado lo más absurdo del mundo. –Muy bien,
Saben que uno de ustedes es adoptado ¿Cierto? Lo pregunte porque ese arco lleva
runas trazadas, ¿Por qué un brujo tendría un arco con runas? –El chico movió su
cabeza como intentando sacudir algo de ella. -¿Por qué un brujo llevaría un
arco?
-¡Porque su padre…!
-Will. –Dijo Max
deteniendo a su primo. –Está bien, no tienes que explicarle nada, -Max miro al
chico mirándolo con su cabeza ladeada, como si fuera Max una especie que
tuviera que ser estudiada. –Lamento haber incomodado a tu caballo, no fue
nuestra intención.
Max coloco su mano en
la espalda de su primo para guiarlo de regreso, dispuestos a alejarse del
extraño.
El chico se alteró, Max
y Will se detuvieron cuando el chico cayo enfrente de ellos después de haber
dado un salto desde la roca en la que se encontraba.
-Oigan. –Dijo. –No
tienen que irse, solo tenía curiosidad, en verdad.
Max pudo ver un rastro
de sinceridad en él, también sus ojos verdes. grandes, como esmeraldas, ahora
que lo tenía un poco más cerca noto una familiaridad extraña, como si lo
hubiera visto antes, Max sabía que era imposible, sin embargo, su rostro no le
era del todo extraño.
-Tenemos que volver al
lago. –Dijo Max. –No tenemos permiso para estar en el bosque.
-¿Puedo acompañarlos?
Will miro hacia su
primo, quien no le quitaba la mirada al chico, por primera vez Will no estaba
seguro de lo que Max haría. Hubo un poco de silencio antes de que Max
preguntara:
-¿Cuál es tu nombre?
Will sonrió. –No te lo
dirá, es un Hada.
-Nathan. –Dijo haciendo
que ambos niños se sorprendieran. –Pueden llamarme Nathan.
Ese había sido un
excelente punto de confianza, Max se sintió complacido en cierta medida.
-Bien Nathan. –Dijo
iniciando su camino a lado de Will. –En realidad puedes hacer lo que quieras,
si quieres venir al Lago, está bien para nosotros.
Nathan los siguió y su
caballo a él.
Nathan tenía ciertas
habilidades, una de ellas era una especie de telepatía con la naturaleza, el
chico logro que un pedazo de tierra se calentara lo suficiente para que la
nieve se alejara, los tres chicos junto al caballo lograron tener una merienda
en el pasto recién nacido a la horilla del Lago.
El caballo estaba
tumbado a lado de Will mientras este le alimentaba con unas manzanas. –¿Tu caballo
vuela? –Dijo Will. –He escuchado que pueden volar.
-Lo hace. –Respondió
Nathan. -¿Quieren dar un paseo?
-Nah. –Dijo Will. –No
me lo permiten.
-¿Qué hay de ti?
–Pregunto a Max.
-Estoy bien.
Nathan sonrió como si
hubiera encontrado alguna especie de maravilla. -¿Qué clase de creatura dice no
a volar?
-Soy un niño. –Dijo
Will. –Tal vez mis decisiones no son las más inteligentes.
Nathan pareció aceptar
eso como una muy buena excusa, después busco el rostro de Max esperando por la
suya.
-Soy un brujo. –Dijo.
–Los brujos podemos volar si lo queremos.
-Los brujos no vuelan,
nunca he visto un brujo volar, y he mirado a muchos brujos.
-Pues él lo hace. –Dijo
Will. –Le falta práctica, -Admitió. –Pero lo hará mejor con el tiempo.
Nathan miro hacia Max.
-Es una broma ¿Cierto?
Max se encogió de
hombros.
Nathan movió la cabeza
lentamente, su mirada se intensifico hacia Max. –Tu… En verdad…
Nathan no termino de
hablar, pero Max se sintió ocultamente complacido por haberlo impresionado.
Los tres chicos
siguieron conversando hasta que el sol casi se ocultaba.
-Si eres un cazador de
Sombras. –Pregunto Nathan a Will. -¿Por qué no llevas runas?
-Will es aún muy joven
para llevarlas. –Dijo Max.
-Lastima, me hubiera
gustado ver una.
-En Alicante, hay un montón
de gente, con un montón de ellas. –Dijo Will divertido.
-No es buena idea para
los de mi clase ir a una ciudad Nephilim por ahora.
-Por ahora. –Repitió
Max intentando que Nathan no sintiera que no le apoyaban en eso. La Guerra Fría
que se tenía con la hadas era asunto de adultos, de lo único que estaban
enterados era que las Hadas les habían traicionado pero que aun así, nadie en
su familia, estaba de acuerdo con la sentencia de La Clave.
Max y Will estaban
aprendiendo con el ejemplo que ser un Hada no significa que debieran
despreciarte o no confiar en ti. A pesar de que todos en el mundo lo hicieran.
Pero si hubiera una familia que rompiera todo lo establecido por la sagrada ley
de los Cazadores de Sombras, esa era la familia de Will y Max.
*
* * * *
La audiencia en el Gard
no fue tan concurrida después de todo, Alec distinguió con cierta facilidad que
entre los asistentes se encontraban únicamente los encargados de los
institutos, así como los líderes de las manada y clanes, lo que le hizo
preguntarse porque Izzy y él mismo estaban ahí, ya que ninguno de los dos
manejaban institutos.
Magnus se encontraba en
su lugar, en la mesa de los representantes de los subterráneos, para Alec se
miraba inusualmente callado, Jia quien presidia la reunión, hablaba de los
asuntos recientes, para después abordar el tema que por lo visto era el más
esperado entre los asistentes.
-Ustedes nos han
entregado los nombres de quienes consideran indicados para tomar el puesto de Cónsul
después de mí. –Dijo Jía, hablando fuerte y claro hacia las tribunas. –Como se
establece en nuestro código es el consejo Nephilim quien decidirá quién será elegido
como Cónsul finalmente.
-¿Eso no es imparcial?
–Pregunto Lily desde su lugar.
A Alec no le pareció
extraño, Lily difícilmente se quedaba en silencio.
-¿No deberíamos poder
los representantes tener lugar en esa decisión?
Jia tomo su lugar en
medio de la sala para tomar una caja de madera, al parecer ahí se encontraba
los nombres de los sugeridos por los líderes de los institutos, clanes y
manadas.
-Lily Cho. –Dijo Jia.
–¿El nombre de tu candidato esta en esta caja?
-Sí. –Dijo Lily con
cierta duda.
-Entonces debes saber
que has tenido lugar en la decisión.
Lily cruzo los brazos
en su pecho, claramente no estaba satisfecha con eso, pero Lily nunca lo está
hacia nada. Maia lucia divertida murmurando algo a Magnus.
-La siguiente fase de
la elección. –Dijo el Inquisidor Lightwood. –Es disminuir el número de candidatos,
por solo quienes son considerados capaces de desempeñar el puesto, esto lo
haremos los integrantes de ambos consejos, la Consul Penhallow y yo como
inquisidor.
Los demás asistentes
fueron exhortados a salir de la sala mientras se realizaba la segunda fase.
Era poco más del
atardecer cuando las puertas del concilio aún no se abrían nuevamente.
-Quisiera poder tomar
mi celular y llamar a la niñera –Dijo Clary ansiosa.
-Si algo anduviera mal
lo sabríamos, tranquila. –Dijo Isabelle mirándose incluso más angustiada que
Clary.
Alec y Jace miraron a
las mujeres un tanto divertidos. Jace miro hacia la ventana, el sol estaba muy
cerca de ocultarse.
-¿Crees que hayan
vuelto a casa ya? –Dijo a su parabatai.
-Ninguno de los dos
pondría en peligro al otro. –Dijo Alec. –Somos afortunados de que siempre
quieran estar juntos.
Jace sonrió pensativo.
-¿Alguna vez pensaste que nuestros hijos fueran hacer así de unidos?
Alec negó con la
cabeza, -Ni siquiera había pensado en tener un hijo. Hubo un tiempo en que creí
que eso no vendría a mí nunca. Max llego antes de que incluso lo deseara.
-No podía ser de otra
manera. –Dijo Jace rodeando a su parabatai por los hombros con su brazo. –Si
alguien merece una familia ese eres tu Alec.
Alec golpeo el hombro
de su parabatai. –No debes preocuparte. –Dijo. –Estarán bien, siempre que estén
juntos.
Fueron llamados a la
sala nuevamente y los nombre de tres candidatos fueron dicho en voz alta.
-Jonathan Cartright.
-Benjamin
Sedgewick.
-Alexander Gideon Lightwood.
Alec tomo la
pronunciación de su nombre en silencio, Isabelle que se encontraba a su lado le
sujeto la mano, Jace sujeto la otra, el trio no dijo nada, solo escucharon
atentos.
-El consejo
Nephilim se tomara dos días para elegir entre los mencionados, la decisión se
les hará saber en cuanto esta esté tomada.
Se dio por
concluida la reunión y el inquisidor hizo llamar a su familia a su oficina.
Alec espero
a Magnus en la entrada.
-Pudiste
habérmelo dicho. –Dijo Alec tomando la mano del brujo.
Magnus tomo
el rostro de Alec, lo levanto y lo beso. –Pase lo que pase. –Dijo el brujo.
Alec abrió
sus ojos y miro a los de Magnus, brillantes y llenos de esperanza. –Pase lo que
pase. –Confirmo Alec.
La pareja no
soltó sus manos cuando entraron a la oficina del Inquisidor junto a toda su
familia.
* * * * *
-¿Vives
cerca de aquí? –Pregunto Max.
-Ahora.
–Dijo Nathan. –Mi madre y yo volvimos hace poco. Ella… No lo sé, tiene asuntos
aquí o algo así.
-No parecen
ser muy unidos.
-Mi madre es
una mujer muy complicada.
-¿No son así
todas las hadas? –Pregunto Will.
-Will.
–Advirtió Max.
-Así es
William, -Dijo Nathan divertido. -Somos complicados y nos encanta el drama,
odiamos a los humano y a los Cazadores de Sombras, haríamos cualquier cosa por
tomar, su amor, su sangre y su alma, ya que según he escuchado son exactamente
la misma cosa, pero, por favor, no entremos en temas de cajón, es aburrido.
Will miro
hacia Max sonriendo, Max supo lo que significaba esa mirada: Me agrada.
-¿Qué hay de
tu padre? –Pregunto Max.
-No sé mucho
de él, no sé nada de él, de hecho. No realmente.
-Igual que
tú, ¿No Max?
Maxwell
lanzo una pequeña cantidad de nieve hacia el rostro de su amigo.
-¿Está
hablando de…?
-Sí. –Dijo
Max. –Mi padre demonio, Cuanta falta de sensibilidad ¿Cierto?
Will seguía
riendo. –Max sabe que estoy bromeando.
-En verdad
no me interesa, no es un tema que me importe, la única condición es que no lo
menciones frente a mis padres. –Dijo Max en una pequeña advertencia hacia Will.
-Nunca.
–Dijo Will.
-Tus padres.
–Dijo Nathan. –Esa debe ser una historia interesante.
Max lo pensó
por dos segundos, -No realmente. –Mi padre Cazador de Sombras se enamoró de mi
padre Brujo, y ambos me encontraron en la escalinata de la academia cuando era
un bebe… Les encanto mi color, según parece y decidieron conservarme… y ahora
estoy aqui.
Nathan echo
su cabeza hacia atrás en una carcajada. –Si lo dices así, como sea, sus
familias son de las más prestigiadas en el mundo de los Cazadores de Sombras ¿Cierto? Lightwood y
Herondale.
-¿Cómo
supiste eso? –Pregunto Will.
-Sus anillos
familiares –Dijo Nathan señalando hacia las manos de los niños. –Tu padre debe
ser Jace Herondale, ¿Cierto? El ultimo Herondale de la historia.
-No más.
–Dijo Max.
-Por su
puesto. –Confirmo Nathan, -Ahora tenemos a William. También cabe mencionar que
Los Lightwood son una ancestral familia de guerreros, el Inquisidor vigente es
uno, ¿Cierto? Jace Herondale, Clarissa Fray, Alexander, su hermana Isabelle y
un antiguo vampiro diurno, todos fueron a una dimensión demoniaca, en donde se
encontraban secuestrados los representantes de los reinos, uno de ellos era
Magnus Bane, quien, ahora asumo, es tu padre.
–Te lo dije
Max. –Dijo Will inocentemente. -Nuestros padres son algo así como famosos.
Max miro
inquisitivo hacia Nathan. -¿Cómo sabes todo eso?
-Es parte de
la historia Nephilim, -Dijo Nathan. –Todo el mundo debe saberlo.
Max
permaneció en silencio mientras Nathan hablaba.
-También
debemos mencionar al despreciable Jonathan Morganstern, odiado y olvidado. El
Ángel del infierno que casi destruye a sus propios hermanos. Su apellido y
sangre significan aberración y desprecio de los Nephilim. Jonathan quien solo
merece odio.
La voz de
Nathan era plana y lejana, como si lo que dijera en verdad no lo creyera. Will
termino con el periodo de silencio que se posó entre ellos.
-Yo no lo
odio. –Dijo Will sencillamente. –Su sangre corre en mí, en mi madre, en mi
abuela, no es algo que particularmente me agrade, o que me guste contar pero…
-Jonathan
fue corrompido siendo un bebe, no fue su culpa ser como fue. –Dijo Max tranquilamente.
–En sus últimos momentos de vida, como pudo, intento disculparse, no fue un
ángel, no lo justifico, pero no fue del todo su culpa.
Nathan miro
hacia Max, como si la respuesta a la siguiente pregunta fuera muy importante.
-¿No lo odias?
-No. –Dijo
Max. –Y creo que a pesar de todo, mis padres tampoco lo odian.
La mirada
severa de Nathan cambio a una más sensible. –Ustedes en verdad son extraños.
-No nos
dices nada de lo que no estemos enterados ya. –Dijo Will.
-¿Cómo sabes
tanto de Jonathan? –Pregunto Max.
Nathan alejo
su mirada hacia el Lago, como si mirara hacia el pasado, su propio pasado.
–Crecí escuchando de él. –Dijo sencillamente, después miro hacia Max, como si
él mismo se sorprendiera de haber contestado, de alguna manera este niño brujo
le contagiaba con su sinceridad.
Los ojos azules de Max y los verdes de Nathan
se quedaron fijos por unos momentos más, como si ambos intentaran descifrarse
uno al otro.
–Creo que es
hora de volver. –Dijo Will después de un momento.
Max estuvo
de acuerdo. En un movimiento Mágico recupero todo lo que en el suelo estaba
esparcido, su arco y flechas volvieron a su espalda.
-Nos vemos.
–Dijo sin más y junto a Will inicio el camino de regreso.
-Max. –Dijo
Nathan antes de que este se alejara. –Antes de que te vallas, ¿me dejarías
tocar tu cabello?
Los ojos de
Will se abrieron como platos, y su nariz hizo un gesto extraño.
Max pareció
no haber reaccionado a la extraña petición. Después de un segundo dijo: -Solo
si puedo yo tocar el tuyo.
Ambos chicos
rieron y se acercaron, ambos estirando sus manos hacia sus cabezas.
Max aparto
su mano y la miro por un momento, -Esperaba que estuviera roja. –Dijo el chico.
-No. Nací
con ese color poco natural, es real.
Nathan miro
a su mano también. –Pero en cambio estoy seguro que tú no naciste con esto.
-Sí. –Dijo
Will. –Mi primo tiene un problema con la purpurina.
-¿Cuál?
–Pregunto Nathan con su mano brillando.
-Le encanta.
Cuando Will
y Max reiniciaron su camino Max volvió la mirada hacia Nathan una vez más.
-¿Qué edad tienes?
-Un par de
años más que tú, según veo.
Max se miró
complacido y se giró para comenzar a alejarse.
-Max. –Le
llamo nuevamente Nathan. –No deberían venir aquí solos, es peligroso.
-No lo
haremos. –Dijo Max. –Vendremos solo cuando nos indiques que podemos hacerlo.
Eso era una
invitación a verse nuevamente y una clara declaración de confianza. Nathan se
conmovió y sonrió al brujo.
* * * * *
Los chicos
caminaron lado a lado sin hablar por un momento.
-Si no
hablas vas a explotar. –Dijo Max.
Will sonrió
resplandeciente y no espero más. -¿Puedo
tocar tu cabello? –Repitió en un tono de voz peculiar. –Solo si puedo yo tocar el tuyo. –Will
parecía estar cantando las frases.
Max pensó en
que no podía hacer más que resistir valientemente las burlas de su primo. –Parecía
que se había pintado el cabello con cerezas. –Dijo intentando justificar su
petición de tocar el cabello de Nathan.
-Y tú con
arándanos, Arándano, pero eso no significa que su cabello sea lo más
espectacular del mundo, no es el primer ser mágico que miras, estoy seguro.
-¿No te
agrado?
-No tanto
como a ti.
-Voy a
soportar tus insinuaciones toda la semana ¿Cierto?
-Por supuesto
que no, esto nunca lo voy a olvidar, lo recordare en un año, en diez, cuando
sea viejo y tengas que ayudarme a levantar de mi silla me reiré en tu cara y lo
recordare.
Max rio, le
gustaba mucho la forma en la que Will hablaba de la inmortalidad, como si la
aceptara incluso mejor que él mismo, su padre brujo y su amiga centenaria Catarina
Loss le hablaban de este tema, siempre lo habían sacado a relucir, Max en
ocasiones deseaba que no lo hicieran, amaba a su familia tal y como era ahora,
no le gustaba pensar en las épocas que venían para él, en las personas que
vendrían y se irían con el tiempo, su padre brujo era valiente, lo aceptaba y
vivía plenamente. Max dudaba en si alguna vez llegaría a ser así de valiente.
Seguramente lograría aprender de él, en un tiempo diferente, cuando ambos
lleguen a esa época en la que serán solo ellos… Max aparto el pensamiento de
inmediato de su cabeza, pensar en su padre Cazador de Sombras y saber que habrá
un tiempo en el que no podrá verlo de nuevo, era aterrador e insoportable. Max
dudo en si alguna vez estaría listo para aceptarlo.
-No tienes
que pensar en eso. –Dijo Will y luego golpeo el hombro de Max. -¿Me pregunto
que dirán tus padres cuando les diga que tocaste el maravilloso e irresistible
cabello de un chico? –Dijo Will cambiando el tema y aun burlándose.
Max llevo
una mano a su rostro. –Sera un largo día.
Los chicos
llegaron a la residencia Herondale al anochecer. Estaban por entrar al punto de
visión de la casa cuando escucharon un sonido extraño el cual les dejo a los
dos paralizados por un momento. Sus instintos se encendieron e intuitivamente
comenzaron a acercarse ocultamente, agazapados entre las colinas, la casa se
miraba a la distancia y todo dentro era oscuridad.
-Nuestros
padres no han vuelto. –Dijo Max.
-Pero… –Dijo
Will. –Deberían estar los Cazadores que mi abuelo envió, también la mujer que está
cuidando a Charlie, Gabi y Cecy.
-Parece que
no hay nadie y…
El rostro de
Max se congelo en una expresión de terror. Will siguió su mirada y entre la
oscuridad logro ver lo que Max. En el suelo, cerca de la entrada de la casa
estaban ambos cazadores de Sombras, entonces Max entendió que ese ruido que los
había paralizado había sido un grito de dolor. Los chicos se acercaron aún más,
y lograron ver a los Cazadores con sus gargantas cortadas, sus ojos estaban
abiertos y Will aparto la mirada.
Max se
abalanzo contra su primo, anticipando su reacción, lo sujeto en el suelo y le tapó
la boca. Will estaba intentando con todas sus fuerzas quitar a Max.
-Escúchame,
-Dijo Max. –Tienes que calmarte, no podemos dejar que nos vean.
Will había
comenzado a gritar en la mano de Max, Max podía reconocer los nombres que
gritaba: Charlie, Gabriel, Cecily.
-Tenemos que
conseguir entrar sin que nos vean ¿Entiendes?
Will movió
su cabeza dándole la razón y Max aparto la mano. –Max, -Dijo Will. -Charlie, mi
Charlie.
-Los vamos a
encontrar. –Dijo Max y comenzó a moverse sigilosamente hacia el costado de la
casa, cuando Will se le unió, Max movió su mano cerca de las de su primo,
destellos azules invocaron la espada corta que ahora estaba en manos de Will.
No dejaría a su mejor amigo indefenso.
Ambos
asintieron en silencio y comenzaron a moverse, la memoria de Will comenzó a
viajar atrás, hacia los entrenamientos, y en cuanto agradecía por Max en ese
momento, ya que fue quien actuó como un Cazador de Sombras, fue quien mantuvo
la calma y ayudo a Will a mantenerla.
Los chicos
lograron ver a través de las ventanas, eran por lo menos dos figuras que se
movían en la oscuridad.
-No hay
nadie aquí. –Dijo un desconocido, sus ojos ámbar brillaron haciendo que Will se
estremeciera.
–No dejas a
dos guardias Nephilim por nada.
–Contesto otra de las figuras.
El corazón
de Max retumbo por la esperanza. –No los tienen. –Dijo en voz muy baja. –No los
encuentran. –Max giro hacia su primo. –Will, si Charlie quisiera esconderse ¿En
dónde lo haría? ¿A dónde iría?
Will supo la
respuesta en un segundo. –La azotea. –Dijo. –Y sé cómo llegar. Ven.
Max se tomó
unos segundos antes de seguir a William para enviar un mensaje mágico a su
padre brujo, no era como si fuera a esperar por ellos, no era posible, sus
primos quizás no tendrían tiempo para eso. El mensaje fue corto y simple. Ayuda papá.
Los niños
rodearon la casa valiéndose de su familiaridad hacia ella. ya que no podían
usar una piedra mágica o invocar magia para iluminar el camino, no si no
querían ser encontrados. William dejo su mochila en el suelo antes de dar el
primer salto hacia la rama del enorme árbol que estaba detrás de la casa, Max
no dudo en seguirlo, ambos niños treparon sin mucho cuidado hasta alcanzar el
tercer piso de la casa, Will respiro profundo antes de saltar hacia los
tejados, los cuales crujieron peligrosamente. Max se quedó quieto un segundo,
por un momento pensó en que tendría que saltar por Will y ambos caerían del
tercer piso de la casa, al parecer eso no ocurrió, fue el turno de Max, Will
logro alcanzar la mano de su amigo antes de que este también perdiera el
equilibrio, los niños respiraron aliviados cuando siguieron su camino, dejando
detrás la peligrosa cornisa. Se movieron tan rápido como pudieron, intentando
hacer el menor ruido posible, William alcanzo la ventana más pequeña y alta.
Max pasó una mano por ella y esta se abrió sin ningún esfuerzo, al saltar hacia
el interior, William susurro el nombre de su hermana.
Charlotte,
Gabriel y Cecily salieron de abajo de la cama detrás de ellos, los tres
pequeños se aferraron a sus primos mayores, todos, incluso Cecily tenían
lagrimas a través de sus regordetas mejillas de bebes.
Will y Max
susurraban para tranquilizarlos mientras ellos exigían por sus padres.
El alivio
por ver a sus queridos primos se esfumo en un segundo cuando escucharon pasos a
través de las escaleras, Will y Max se miraron con terror, habían llegado a
ellos, los habían encontrado pero no había forma de que lograran sacar a los
tres pequeños por la peligrosa proeza que ellos lograron con mucha dificultad.
Max podría bajarlos con su magia, pero se requería de mucha concentración y
tiempo, y era algo con lo que no contaban.
Ambos niños
se inquietaron, sus miradas iban en todas direcciones, claramente buscando una
salida alternativa, un escondite o algo que pudiera ayudar a proteger a sus más
pequeños primos.
Los pasos se
hicieron más fuertes y más cercanos. El rostro de Max reflejo determinación, se
puso de pie y frente a los demás niños.
-¿Max?
–Pregunto Will.
-No se
muevan y guarden silencio. –Dijo y cerró sus ojos.
* * * * *
Cortar las
gargantas de esos Cazadores de Sombras fue sencillo, los guerreros hadas
siempre habían sido veloces y los Nephilim no se esperaban un ataque así, incluso
la mujer que advirtió para que corrieran y se escondieran había demostrado más
resistencia, su determinación para proteger había sido admirable.
Ahora las
hadas estaban buscando a esos a quienes había advertido.
-No hay
nadie aquí. –Dijo uno de ellos molesto.
–No dejas a
dos guardias Nephilim por nada.
–Contesto su compañero. –La escuchaste. –Dijo señalando el cuerpo de la mujer
en el suelo. –Grito a alguien que se escondiera.
-La reunión
en el Gard debió haber terminado ya. Nuestra Reina no quiere ser descubierta.
-Nuestra
Reina no quiere que volvamos con las manos vacías. –En ese momento un ruido
proveniente del techo les alerto –¡Arriba! –Dijo el Guerrero Hada y ambos
corrieron hacia las plantas superiores.
Habia
demasiada oscuridad pero se las ingeniaron para revisar cada rincón de la casa.
-Debemos
irnos no hay…
Su compañero
no estaba dispuesto a escucharlo, mucho menos regresar frente a su Reina sin
nada para ofrecerle. El Hada descubrió una escalera más, subió sintiéndose
triunfante, sea quien sea y si era como se lo imaginaba, y su reina estaba en
lo correcto, los niños seguían en la casa, solo restaba la última planta de la
residencia para buscar. El Hada llego a la azotea y se encontró con que estaba vacía,
movió unos cuantos muebles con frustración, haciendo volar objetos sin ningún
cuidado, pero solo descubrió que no había nadie ahí, la ventana que miraba
hacia la parte frontal de la casa se encontraba cerrada. Su compañero llego
segundos después.
-No hay
nadie. –Repitió.
Su compañero
se quedó mirando un poco más, había una sospecha, algo andaba mal, no era
posible que unos niños hayan logrado irse sin dejar un rastro.
-No puede
ser. –Dijo el Hada, -Deben de estar aquí.
-Es la última
planta y al menos que estén en el techo, no hay nadie aquí.
Hubo un
resplandor visible desde el jardín de la casa, el Hada miro por la ventana que
miraba hacia la parte trasera de la casa. -Es un portal. –Dijo alterado. –Es
hora de irnos. –Sujeto el brazo de su compañero. –Nuestra reina entenderá, no
abandonaremos su venganza, la recompensaremos con sangre pronto, muy pronto.
El Hada
termino por asentir y se fueron hacia el techo, desapareciendo en la oscuridad.
* * * * *
-¿Max?
–Pregunto Will.
-No se
muevan y guarden silencio. –Dijo Max y cerró sus ojos.
Gabriel y
Charlotte estaban a ambos costados de Will aferrándose a él, sus rostros
ocultos en su pecho, Cecily la pequeña valiente se había apoderado de la espada
de Will y la sostenía a duras penas frente a ella, la niña no estaba lejos de
Will así que este la dejo, dejo que se sintiera un poco más segura con la
espada entre sus pequeñas manos.
No paso
mucho tiempo antes de que Will notara lo que ocurría, una energía trasparente
comenzó a cernirse frente a ellos, como una pared de hielo o agua, distorsionando
la realidad del otro lado. Will sabía lo que un Glamour era, había sentido el
poder de uno sobre él, y los efectos en los mundanos, ser invisible era algo
muy fácil ante los ojos de ellos. Pero estas eran hadas, usar un Glamour para
engañarlos, era algo prácticamente imposible.
Will dejó de
respirar cuando vio al Hada llegar, buscando y moviendo muebles muy cerca de
ellos. Pensó en tomar su espada y atacar, miro con un poco más de atención, fue
entonces que se dio cuenta en la frustración y en los ojos perdidos del Hada
que para él, ellos no se encontraban ahí, ellos estaban detrás de esa pared
trasparente perfectamente ocultos, miro hacia Max, sus manos extendidas, sus
ojos cerrados y su poder concentrado, concentrado en ocultarlos, Cecily se movió
un poco cuando el Hada se acercó demasiado a Max, a solo centímetros del niño,
sin embargo, el Hada no se dio cuenta de su presencia. Will pensó en que Cecily
no dudaría en defender a Max si este lo necesitaba, había lágrimas aun en el
rostro de la niña pero la determinación era inmensa.
Will no
hablo, estiro una mano hacia la pequeña, ella entendió de alguna manera que Max
lo estaba haciendo bien, que Max los mantendría a salvo, como figuras vistas a través
de una pared de agua, la visión de las hadas estaba distorsionada así como lo
que hablaban, como ecos ilegibles a la distancia. Will no quito su mirada de
ellos y de Max, los minutos se hicieron eternos detrás de esa pared mágica
antes de que decidieran irse, al parecer algo los había ahuyentado.
Max dejo la
protección un par de segundos más después de que las Hadas se habían ido, pero
al parecer era todo lo que podía hacer, Max cayó sobre sus rodillas, Will
intento moverse a su lado pero los dos pequeños no se lo permitieron.
-¡Max! –Le llamo
preocupado. Max respiraba como si hubiera corrido cientos de kilómetros, su
cabeza estaba baja e incluso su color de piel lucia varios tonos más apagados.
-¡Contéstame!
Max
finalmente miro hacia Will, pareciendo estar a punto de vomitar. Como le fue
posible, o así se percató Will, Max ladeo su boca en una delicada sonrisa
triunfante.
Will le
devolvió la sonrisa pero el alivio duro solo unos segundos, los pasos volvieron
desde las escaleras.
-No. –Dijo
Max cuando se puso torpemente de pie. –Will, escúchame, tómalos y sácalos de
aquí.
-Max.
El Glamour
se levantó nuevamente frente a ellos, mucho más rápido de lo que había
aparecido la primera vez, Will miro en el cansado rostro de su primo todo el
esfuerzo que le había costado –No voy a poder mantenerlo mucho tiempo, tienen
que irse, voy a consumirme pronto. Tienen que…
De pronto no
hubo más oscuridad, las luces se encendieron junto a la esperanza, espadas
seráficas y luces mágicas iluminaron la habitación en un segundo. Max tuvo la
visión borrosa de sus padres llegando a él, el miedo fue remplazado con alegría
y alivio. Sus oídos zumbaban, su cabeza dolía, el aire en sus pulmones no
parecía ser suficiente para respirar y su corazón latía fuerte y sin piedad,
como si quisiera abandonar su pecho.
Max observo
aliviado como todos los niños llegaron a los brazos de sus padres.
-Llegaron.
–Dijo débilmente. Sintió los brazos de su padre Cazador sujetándolo y trayéndolo
hacia él, hacia su pecho, sintió la magia de su padre brujo comenzando a
envolverlo, brindándole confort y alivio. Escuchaba a ambos llamándolo, pero
aun con su esfuerzo y pese a todas las ansias que tenia de mantenerse
consiente. Max sintió como el cansancio lo envolvía en oscuridad sin poder
hacer nada para evitarlo.
* * * * *
Cuando Max despertó,
lo primero que miro fueron los ojos de gato de su padre fijos en él. –Ayah. –Dijo Max débilmente, padre en
indonesio. Magnus mantenía la mano de su hijo entre las suyas, Max supo por la
forma en la que la tomaba que así había sido posiblemente durante horas. Solo
le tomo unos segundos más, darse cuenta de la tristeza que lo inundaba, Max no
recordaba haber visto a su padre el revoltoso con esa expresión nunca. Su
corazón dolió. –Maaf. –Dijo
disculpándose también en indonesio, la lengua natal de su padre era un símbolo
de sinceridad para ambos.
Magnus pasó
su mano enjoyada por el cabello rebelde de su hijo. –No tienes por qué
disculparte. –El siguiente movimiento de Magnus fue estirar su mano hacia los
pies de la cama para tocar el brazo de Alec, este se despertó un poco
desconcertado, como si realmente no se hubiera dado cuenta de que se había
quedado dormido.
-Por el ángel.
–Exclamo Alec y se acercó a su hijo. –Hola. –Dijo con infinita felicidad, toda
ella reflejada en su rostro.
-Lo lamento.
–Repitió Max a sus padres.
-No hiciste
nada mal. –Dijo Alec. –Max, fuiste muy valiente, Will y tu protegieron a sus
primos.
Max no se
sentía en lo absoluto triunfante, aún tenía esa sensación de terror muy
presente, la sensación de pensar en perder a sus queridos primos, de perder a
Will. Max no pudo resistir más y de sus ojos comenzaron a surgir lágrimas.
-Oh mi amor,
-Dijo Magnus. –Lo siento tanto. –Dijo y Alec y él abrazaron a su pequeño, los
tres se quedaron ahí, inmóviles, el tiempo suficiente para que Max se
desahogara, en medio de las dos personas que más lo amaban, las dos personas
que más amaba. Max finalmente se durmió en brazos de Alec quien decidió junto a
Magnus que esa noche no tenían que irse de esa habitación.
* * * * *
El sonido
proveniente de fuera de su ventana le despertó, era fácil ubicarse con esos
sonidos, el viento soplando en su ventana, los pájaros en las cortezas de los árboles,
Idris era bello y rico en sonidos en cualquier época del año.
Max se quedó
mirando hacia su ventana por un corto periodo de tiempo antes de que el rostro
curioso e inquieto de Will se cruzara en su visión.
-Hey. –Dijo
Max incorporándose hasta sentarse. –No sabía que estabas aquí.
-Tus padres
bajaron a comer, mi abuela los arrastro para eso, se supone que no debería
estar aquí, se supone que debo dejar que descanses.
-Me alegra
que seas desobediente. –Dijo Max sonriendo sinceramente.
-¿Estas
bien? Quiero decir, ¿En verdad?
-Lo estoy.
–Dijo Max. –Gracias.
Will se
sentó a los pies de Max, presidente se movió hacia el niño intentando conseguir
que le acariciara. -¿Gracias? –Dijo triste. –Yo…
-¿Crees que sea esto?
–Dijo Max. –Como tu dijiste… para lo que están preparándonos.
-Tal vez. –Dijo Will.
-Tú lo entiendes
¿Cierto? Que solo quieren mantenernos a salvo.
-Lo entiendo. –Dijo
Will. –Ahora lo entendí, mirándote ahí, solo, luchando por nosotros. Desee con
todas mis fuerzas ser más fuerte, poder ayudarte, poder proteger a mi hermana y
mis primos.
Max se estiro hacia su
primo y toco su hombro –No estaba solo, estabas ahí, fue gracias a que estabas
ahí que pude hacer lo que hice. Tu presencia me da fuerza.
-¿Cómo los parabatai? –Pregunto
Will sonriendo. –Porque creo que eso es lo que somos Max, tú y yo, como
nuestros padres, somos parabatai.
Max se conmovió, sería
muy sencillo decir sí. Decir que eran exactamente eso, pero él no era un
Cazador de Sombras, él no podría darle ese poder extra que un parabatai brinda
¿O sí? La mente de Max se disparó hacia los entrenamientos, Will siendo en
múltiples ocasiones reprendido por su padre, debido a que frecuentemente usaba
la magia de Max como un arma propia.
-No
puedes hacer eso. –Le dijo Jace. -¿Qué harás cuando Max no pelee a tu lado?
A lo que Will
sencillamente y sin ninguna rastro de duda había contestado. –Nunca pelearemos separados.
Pensó
también en sus propios padres, ellos no podían aun casarse en oro, uno de ellos
era un brujo, sin embargo, ellos eran un matrimonio fuerte y amoroso, una runa
o la opinión de cualquiera en el mundo no tenía el poder de decir lo contrario.
Una runa o la opinión de cualquiera no podría decir que Will y Max no eran más
unidos que hermanos.
-Lo somos.
–Dijo Max finalmente. –Somos parabatai.
Will había
aceptado esto hacía mucho tiempo, no era como si necesitara que Max lo
aprobara, para él las cosas eran como eran y punto. El chico siguió en silencio
acariciando a presidente.
-No te
sientas mal Will, -Dijo Max intentando adivinar los pensamientos del chico. -Esto
no fue culpa de nadie, no…
-Eran hadas.
–Dijo Will inesperadamente. –He escuchado lo que nuestros padres piensan, ellos
creen que fue obra de la Reina Sealie. –El niño se detuvo pensando un poco sus
palabras, era muy raro que Will hiciera algo así. –Tío Magnus hablo de rumores
respecto a ella, parece que ella podría tener un descendiente de Jonathan
Morganstern.
-¿Eso dijo?
-No puede
confirmarlo, son rumores, pero… con lo que sucedió, ellos piensan que podría
ser.
-No deberías
preocuparte por eso, nuestros padres no dejaran que ella se acerque lo
suficiente, nos mantendrán a salvo.
-Eso lo sé, es decir,
imagínalos ahora, no me extrañaría que nos pongan escoltas de ahora en más.
-No lo menciones por
favor, ellos podrían tomar la idea. –Max estaba sonriendo. Will noto que
realmente se miraba recuperado, su color azul había vuelto en todo su esplendor.
-Eso no es lo que me
preocupa, -Dijo Will. –El chico que conocimos, Nathan, te agrado y, creí que
podríamos ser amigos, crei que podríamos volver a verlo cada vez que
volviéramos a Idris, pero… nuestros padres no nos dejaran yo… lo siento.
Max se sintió aturdido
por un momento, al parecer Will pensaba que eso podría afectarle más de lo que
debiera. –Podemos tener otros amigos. –Dijo Max tranquilamente.
-¿Seguro?
Max le miro un poco
molesto. –Claro, fue solo un chico en el bosque, ¿porque debería afectarnos
tanto?
Will se encogió de
hombros. –Como digas, -dijo finalmente. –Iré abajo no quiero que me vean aquí.
-Vuelve pronto, con
permiso si se puede.
-Claro. –Dijo Will y se
levantó.
Entonces Max pensó en
Nathan, en la manera como su voz había caído en la desolación cuando hablo de
las hadas y los Cazadores de Sombras, era un niño que había crecido en el
núcleo de una guerra fría, una guerra que no tenía nada que ver con él y que lo
afectaba por completo.
-Will –Llamo Max para
que su amigo se detuviera. Le miró fijamente. -¿Podrías guardar el secreto? No
menciones a Nathan y así… podríamos volver a verle pronto.
El rostro de Will se
ilumino. –Como tú digas. –Dijo y salió saltando de la habitación.
Max se quedó con
presidente sobre su regazo, pensando en que le gustaría ver a Nathan pronto.
*
* * * *
La familia por completo
estaba reunida en la casa de los Lightwood-Bane, Maryse había cocinado para
todos e intentaba que todos ellos comieran, Magnus y Catarina hablaban en
susurros sobre los rumores y como confirmarlos.
Alec estaba cerca de
Magnus pero sin poner mucha atención, Jace y Clary estaban a su lado. Como si
Magnus hubiera sentido la preocupación de Alec, este volteo hacia él mientras
su esposo frotaba en medio de sus ojos, se miraba cansado y muy preocupado.
-Inténtalo. –Dijo
Magnus moviendo su plato, acercándolo aún más para que Alec comiera.
En ese momento Will
entro al comedor.
-¿Cómo está? –Le
pregunto Alec tomando al niño por sorpresa.
Will penso que había
entrado y salido de la habitación de Max sin ser visto, evidentemente eso no
había pasado, sin embargo, no seria él quien se pusiera solo en evidencia.
-No tengo idea de que
me estas hablando tio Alec. –Dijo tranquiloy sin una pisca de remordimiento,
eso saco una risa de todos en la habitación.
Magnus se sintió mucho
mejor al ver la sonrisa de Alec, como una luz en la oscuridad.
La campana de llamado a
la puerta sonó. –Iré yo. –Dijo Alec y se levantó, Magnus le miro alejarse. Y
después al pequeño Will intentando dar de comer a su hermanita la comida que a
él le correspondía. Jace y Clary iniciaron un dialogo con él al respecto.
Magnus pensó que talvez
Clary debía llamar a su madre, decirle acerca de los rumores de un posible hijo
de su hijo, un posible nieto. Magnus sacudió la cabeza pensando en que la
galleta repleta de problemas tal vez nunca disfrutaría una vida normal. Penso
en que las cosas son como son, por alguna razón.
Magnus seguía mirando
hacia la familia del parabatai de su amado cuando resintió la ausencia de Alec,
se levanto en su búsqueda. Al cruzar la casa hacia el recibidor le miro ahí de
pie sin moverse.
-¿Mi amor?
Alec tenía un papel en
sus manos, estaba leyendo al parecer una carta, Magnus miro en el pie del papel
como pergamino el símbolo de La Clave.
Alec no dijo nada, dejo
de leer y levanto la mirada. Una mirada que Magnus leyó con mucha facilidad, habia un toque de terror en ella, determinación y fuerza, y Magnus supo sin hablar lo que ocurría. Supo que
las cosas iban a cambiar, supo que Alec había tomado una decisión, supo que sin
importar lo que ocurriera, estaría a su lado, siempre, para siempre.
Supo que había un nuevo
Cónsul.
FIN
MayGraciela♥
FIN!!
Perdón por hacerlos leer toooodo esto, pero supongo que a estas alturas ya me
conocen :p en fin. ¿Qué les pareció? Pueden juzgarme de loca si lo quieren, solo
dejen sus comentarios y podemos discutirlo XD
Gracias
a todos por leerme y por su apoyo, Pueden seguirme en Twitter, @MayGraciel sigo a quien me sigue
y así podemos hablar de Malec, Cazadores u otros libros ;D
Y
de nuevo… GRACIAS!!
Me encanto, escribes increíble, continuará?... sierto?����
ResponderBorrarME ENCANTO!! Por el angel, fue marvilloso. Estoy casi segura que ese Nathan es hijo de Seelie y Jonathan e.e
ResponderBorrar¿harás fanfic despues de esto? Por que seria maravilloso. Oh, y Max fue taaaan increible y tambien Will, Raziel, amo tus historias :3
Me gusto el Nathan x Max :3
ResponderBorrarEn este blog es el único lugar donde puedo leer fics del MaLec
En serio, amo con toda mi alma tu forma de escribir!! Necesito una continuación a este fic o de verdad moriré D: Se que no debe ser sencillo escribir así de hermoso como tu lo haces y que te tomaras tu tiempo antes de hacernos felices de nuevo pero en serio quiero saber que pasa !! Tienes mi amor de lectora por toda la eternidad :3
ResponderBorrarFin ? Nooooooooooooo ¿Porque? Es obvio que a Max le gustó ese chico hada, no la dejes acá.¡PLZ! Que no soy la única que quiere saber mas, sería una trama super interesante por fiiii. Claro, está a tu decisión pero ¡conti conti!
ResponderBorrarTienes una forma de escribir que me es...hsnhdnssh pareces detallista y delicada con cada palabra, me gusta mucho "musho" ^^
P.D: Plz continue ! Y gracias por todas estas maravillosas tramas.
CONTINUAAAAAA... NOOO NO NOS PUEDES DEJAR ASIIII!!!
ResponderBorrarQuien apuesta que Nathan es el hijo de Sebastian??? o/
Amo a Max es igualito a sus papas!!!! *_*
Quieroo saber que hara Alec como nuevo Consul!!!!!!!!!
Por favor tienes q continuarla... quedan muchas cosas por contar, quiero saber como sigue la relacion de Max y Nathan, y que va a pasar con la venganza de las hadas... Siempre sigo todas tus obras y esta tiene que seguir ;)
ResponderBorrarY max volvio aver a este chico misterioso hijo de jonathan?( super misterioso xP ) que malvada eres, como lo dejas así!!! No se por que leo tus historias.... bueno si sé, me encantan, son geniles, adoro a Max y Will me enamore de ellos xD mis nuevos amores,aunq creo que Max podría tener problemas si se enamora de ese chico, porque el coqueteo fue fiuu* directo XD .En fin, me encanto tu historia, y si la sigues estaría genial, pero si no... PUES TE ODIO!!!! Nah... tendré que seguir esperando por otro de tus geniales fic que tanto adoro. NO TE MUERAS NUNCA!!! Bueno , ya estoy desvariando bye ~(●♢●)~
ResponderBorrar* ChicaHeronda1e *
Hey!!
BorrarJeje como en Twitter tardo en responder XD
Gracias por leerme y no te pierdas tanto ;D
Por el Angel... es increible! Nunca se me hubiera ocurrido... el hada hijo de Jonathan?? Wow... eso si es sorpresivo y... Increible!!
ResponderBorrarPor favor seguilo!
Me uno al resto de las peticiones. POR FAVOR, CONTINÚA LA HISTORIA. POR FAVOR!!!!!!!
ResponderBorrarEscribes genial. Gracias por compartirlo con nosotros.
MERCE (España)
Me encantó demasiado la historia. Espero puedas continuarla porque me quedé con ganas de saber más. Me gustaría saber qué pasa con Max y Nathan. :')
ResponderBorrarPOR FAVOR CONTINUA :(.
ResponderBorrarNecesito saber mas por favor continua :(
ResponderBorrarEsta historia fue genial!!! Por favor continua!!
ResponderBorrarHay partes que no se pueden leer... Están en negro, y luego inicia otra vez en blanco con otra parte de la historia ��
ResponderBorrarParece que ya quedo bien, muchas gracias por avisarme ;D
BorrarOH....
ResponderBorrarME ENCANTO, TODO ME ENCANTO SOBRE TODO LOS NOMBRES DE LOS NIÑOS, TODO DENTRO DEL CONTEXTO ORIGINAL, MUY... TAN... DEMASIADO...
ME QUEDE SIN PALABRA, SIMPLEMENTE ES FANTÁSTICO Y ENCANTADOR.
Por favor continualo, esta genial,gracias por escribir asi
BorrarEs gracioso que asta ahora yo lo lea pero acabo de conocer tus historias en fin. A mi parecer quería mas de la historia jajajaja cuando leí el FIN fue como que??! Enserio ya es todo :'(
ResponderBorrarDiablos, Te amo ;-;
ResponderBorrarTus Fics son... Simplemente lo mejor de él mundo ♥ aparentemente este es él final de esta historia, pero... ¿Continuara? :')
O por el Angel....tienes que continuar este fic¡¡¡¡ me dejaste con una intriga total, creo que espero mas por la continuacion de esta historia que los nuevos libros de Cassandra Clare ajajajajajaja... continua la historia, continuala XD
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