Sacrificio parte 2



Todos voltearon hacia Sebastian el cual tenía a Alec sujeto por la espalda, una mano impidiendo las de Alec y la otra sujetando su cabello, ambos se encontraban frente a la espada que sujetaba la figura del Ángel Raziel, esta apuntaba al pecho de Alec, bastaba un movimiento de Sebastian para que la espada atravesara el cuerpo del muchacho el cual se encontraba demasiado débil como para zafarse del agarre del Cazador de Sombras. Magnus se detuvo en seco y levanto un tanto las manos para hacerle saber a Sebastian que no liberaría a Jace.

-No tiene sentido. –Dijo Alec. –Sebastian va a matarme de cualquier manera, así que ustedes tienen que matarlo a él.

-¡Cierra la boca Alec! –Dijo Isabelle a su hermano todos notaron la angustia en su voz.

Alec se dio cuenta por el rostro de todos en la habitación de que era inútil intentar convencerlos de que Sebastian lo mataría de una u otra forma y que no debían detenerse por él.

-No los culpes Alexander. –Le dijo Sebastian a Alec en un susurro. –Es difícil dejar ir a alguien amado, Amar es destruir. ¿Lo recuerdas?
Todos miraban hacia ellos pero ninguno tenía la intención de hacer nada.

Alec sintió que la furia le llenaba el cuerpo, no podía permitir que Sebastian tuviera bajo su control a Magnus, Jace, y los demás, y menos por su culpa, ante los ojos de Alec esto era completamente inaceptable, él era el que los protegía, él cuidaba sus espaldas y los mantenía a salvo, fue ahí cuando se dio cuenta de que lo único que detenía la muerte de Sebastian era él.

-Maxwell Joseph Lightwood. –Dijo Alec ante el asombro de Sebastian.

-Ciertamente Alexander. –Dijo Sebastian con voz fuerte, todos lo escuchaban. –No creo que sea momento de recordar a tu hermano muerto.

-Acecinado –Le corrigió Alec, su voz apenas tenía volumen –Y necesito que sepas que morirás hoy, no por tus múltiples faltas a la Ley, o por tus sucias y retorcidas intenciones de acabar con la humanidad, morirás hoy por una sola persona inocente y esa persona es Max.

Sebastian tuvo suficiente y comenzó a acercar a Alec al Ángel con toda la intención de que la espada atravesara el pecho del chico, Alec puso toda la resistencia que pudo con la fuerza que le quedaba.

-Creí que estabas listo para morir Alexander. –Dijo Sebastian al sentir la resistencia de Alec.

-Lo estoy. –Dijo Alec. -¿Y tú?

Acto seguido Alec cerró los ojos, Lo siento Izzy, Jace, lo siento Magnus pensó Alec y tomo a Sebastian del brazo que lo sujetaba y relajo su cuerpo haciendo que la misma fuerza de Sebastian unida a la propia, dirigida ahora hacia la dirección contraria le ayudara a cruzar la espada a través de su cuerpo y alcanzara al acecino. Alec sintió como la espada pasaba a través de su pecho y escucho un grito desgarrador salir de la boca de Sebastian al parecer lo había conseguido, había perforado el pecho de Sebastian con la espada del Ángel Raziel, con esto y gravemente herido Alec dejo que la inconsciencia lo inundara perdiéndose en la penumbra.

Sebastian se encontraba en shock y sumamente mal herido, camino hacia atrás zafándose de la afilada espada y sintió como su boca se inundaba de sangre, camino aun más hacia atrás torpemente, balanceándose de un lado a otro hasta que cayó sobre sus rodillas, mirando la profunda herida que tenía cerca de su corazón, era tanto su asombro que no percibió a quienes se acercaban.

Magnus e Isabelle corrieron hacia Alec, Clary se obligo a despertar del trauma y se inclino hacia Jace con estela en mano.

-Abierto. –Dijo mientras trazaba la runa para liberar a su novio. 

Jace no dudo y corrió hacia su hermano uniéndose a Magnus e Isabelle que colocaban el cuerpo inerte de Alec con mucho cuidado en el suelo, Magnus tomo al muchacho entre sus brazos de costado de tal manera que la herida fuera visible por ambos lados de su cuerpo.

-¿Qué hiciste? ¿Qué hiciste? –Decía Magnus a un Alec inconsciente.

Isabelle trazaba una runa de sanación en el pecho de su hermano, su expresión era ilegible pero en sus ojos se leía el terror, Jace se paro frente a ellos y Magnus lo miro.

-¡¿Qué estas esperando?! –Dijo el brujo con furia en su mirada. -¡Mátalo!

Jace no dudo y tomo la espada del Ángel Raziel, la espada que contenía la sangre de su hermano herido, se dirigió hacia Sebastian y pudo sentir como el Fuego Celestial salía de su cuerpo y se extendía por la espada en su mano, Sebastian miro a Jace pero no dijo nada, no pudo, Jace le atravesó el corazón y miro como el fuego ahora en el cuerpo de Sebastian lo quemaba agónica mente, Jace saco la espada del cuerpo de Sebastian y sintió que las fuerzas le abandonaban asi como el fuego lo abandono, estuvo a punto de caer pero sintió un agarre por los hombros.

-Ve con tu hermano. –Le dijo Simón quitando la espada de su mano. –Yo me encargo.

Dejo a Simón con un agonizante Sebastian y corrió hacia Alec, miro como Isabelle seguía trazando runas de sanación sin hablar, como salía tenues rayos azules de entre la mano de Magnus y a Clary intentar hacer lo mismo que Isabelle con su estela pero noto el temblor en sus manos.

-Yo lo hago. –Le dijo a Clary colocándose en su lugar. –No atravesó el corazón. –Dijo Jace para dar una esperanza a Isabelle, Magnus y él mismo que intentaban desesperadamente sanar a Alec.

-Estoy drenando la sangre de su pulmón. –Dijo Magnus con voz irreconocible. –Esta perforado…  tal vez… tal vez le dé más tiempo a las runas hacer su trabajo. No puedo hacer más.

Esto último resonó en sus propios oídos como un eco que hubiera deseado nunca escuchar, miro el rosto de Alec se miraba tan tranquilo como siempre era cuando dormía, parecía realmente que solo dormía y se encontró recordándose a si mismo mirando ese rostro a su lado tantas mañanas, para el brujo esta era una excelente forma de gastar su tiempo inmortal, acostado a lado de Alec mirándolo dormir con los primeros rayos de la mañana iluminando su hermosos rostro, mirar a Alec dormir era tan fascinante para Magnus, era una de esas cosas que simplemente nunca podrían cansarle. 

Se encontró recordando el primer beso, la primera cita. La ocasión en que Alec le ofreció su energía en el barco de Valentine salvando su vida y confirmando lo que Magnus había pensado de él al conocerlo, que era honesto, sincero y muy diferente a todos los Cazadores de Sombras que alguna vez haya conocido, recordó como Alec lo beso en el Salón de los Acuerdos frente a todos, haciéndole saber a Magnus que haría cualquier cosa por él, la manera en que lo protegía cuando nunca antes nadie en ochocientos años le hubiera ofrecido protección, recordó el viaje por el mundo que hicieron juntos en el cual muchas veces pensó Magnus nunca había sido tan feliz en su vida, recordó la sincera sonrisa de Alec que iluminaba su rostro, su cabello negro siempre despeinado, sus horribles suéteres y sus impresionantes ojos azules.

Magnus sentía que no podía soportarlo más, sintió como la vida de Alec se le iba de entre las manos sin poder hacer nada, sintió que su vida se iba con él. Me imaginaba teniéndote por cincuenta, sesenta años más. Pensé que tal vez entonces estaría listo para dejarte ir. Pero eres tú, y ahora me di cuenta de que no estaré más listo entonces de lo que estoy ahora. Que no lo estoy en absoluto. Esas palabras que una vez le había dicho a Alec nunca habían sonado tan verídicas como ahora.

-No puedo. –susurro Magnus al chico en sus brazos. –No puedo dejarte ir.

Magnus acerco su rostro al de Alec y presiono al chico hacia su pecho tenía miedo de sentir su ultima respiración pero necesitaba aferrarse a él como si esto pudiera atarlo a la vida, como si pudiera lograr que Alec se quedara con él si no lo soltaba.

Fue Jace quien lo saco de su ensimismamiento.

-No lo hagas. –Le dijo al brujo. -¡No te atrevas a rendirte Magnus Bane!
Magnus regreso en sí y se sorprendió al ver a Jace con lágrimas en los ojos, Jace regreso a trazar runas desesperadamente en la espalda de Alec y después de unos momentos todos miraron como se derrumbaba sobre el cuerpo de su parabatai. Su frente pegada al brazo de Alec y sus manos sujetaban ferozmente su camiseta.

-No puedes. –Le decía en un susurro a su hermano. –No puedes dejarme.

En ese momento Simón se acercaba a ellos y se pudo dar cuenta de lo terrible de la situación, la sangre saliendo de la herida de Alec y como las runas simplemente desaparecían casi al momento de ser dibujadas sin hacer prácticamente ninguna mejoría, Simón busco el rostro de Clary que miraba a Jace y al encontrarlo se dio cuenta de que ella también estaba consciente de que pronto perderían a Alec, tendrían que buscar la manera de hacerles entender a Jace, Isabelle y a Magnus que tenían que dejarlo ir. Isabelle parecía no darse cuenta de que era la única ahora que seguía dibujando las runas.

-No funcionan. –Dijo para nadie en específico. -¡¿Por qué demonios no funcionan?!

Isabelle azoto su estela contra el suelo y se cubrió el rostro con sus manos, Simón se inclino hacia ella y la abrazo.

Clary miro la aterradora escena y miro hacia el futuro, una Isabelle sintiéndose culpable sin poder soportar perder a su hermano, el hermano que había sido el soporte para la pérdida del pequeño Max. El mundo de Isabelle podría venirse abajo pero no le importaría siempre y cuando Alec estuviera con ella, Ella amaba a su hermano y no podría soportar perderlo, no a él. Miro a Jace perdiendo a su mejor amigo, a su hermano, su parabatai, la única persona que conocía las partes buenas y malas de su ser, un parabatai cuya otra mitad estaba muerta nunca volvería a ser el mismo. Y miro a Magnus Bane destrozado y con el corazón roto Eternamente.

Clary tomo la mano de Alec, sintió como las lagrimas surgían de sus ojos mientras acariciaba el dorso de la mano del muchacho, inconscientemente se aferro a la idea de querer sanar a Alec y en algún momento se dio cuenta que en su mente solo tenía una palabra: sanar, la repitió subconscientemente muchas veces y guiada por la tristeza de ver a Alec tan mal herido, pudo ver la imagen de una runa, una runa que nunca había visto, una runa creada por ella inspirada por la palabra sanar y que estaba esperanzada en que podría salvar a Alec. Alcanzo su estela y comenzó a dibujarla en el dorso de la mano del chico. Todos voltearon a verla con incredulidad tras la acción que estaba realizando.

-Sanar, Sanar. –Repetía Clary distraídamente ahora para oídos de todos.

Al terminar separo la estela de la mano de Alec y la runa comenzó a brillar de un intenso amarillo dorado y fue muy visible como el color corría de la mano del chico hacia su herida como si usara sus venas para poder extenderse, una intensa luz surgió de la herida en su pecho. Alec aun en los brazos de Magnus ahora miraba hacia arriba. Magnus apoyo su frente contra la de él.

-Vuelve, por favor. –Decía al cazador de sombras suplicando en un susurro. –Vuelve a mi Alec, por favor vuelve a mí.

El grupo de jóvenes miraron sin decir una palabra como la herida de Alec se cerraba rápidamente y al a ver terminado, la luz ceso, todos esperaron una reacción de parte de Alec. Magnus alejo su rostro del de él para mirarlo mejor. Después de unos agonizantes y eternos minutos los ojos azules de Alec se abrieron, tenían un claro azul como el del cielo por las mañanas, Magnus sintió que la respiración volvía a él, no podía dejar de ver esos hermosos ojos. Los demás miraban al muchacho como si fuera la primera vez que lo hacían. Y Alec hablo.

-El cielo. –Dijo al brujo acariciando su mejilla y mirándolo fijamente.

Después de unos segundos Magnus lo entendió. -No, no Alec no estás muerto. –Magnus presiono más la mano del muchacho sobre su propia mejilla. 

–No estás muerto. –Repitió.

-Pero casi lo logras. –Jace entro en la línea de visión de Alec, secando torpemente las lagrimas de su rostro. –Que suerte para nosotros que difícilmente las cosas te salen como planeas.

-Ha no, no es el cielo. –Dijo Alec en un hilo de voz. –Tú no estarías ahí.
Todos rieron aun con lágrimas en sus ojos.

-¿Desde cuándo haces bromas? -Dijo Jace a su parabatai.

-Lo siento. –Dijo con voz muy débil y sonando apenado. –Nervios.

Todos sonrieron. Isabelle se acerco a su hermano, deseaba abrazarlo pero Alec se miraba tan frágil, como nunca lo había visto ni se imagino que lo miraría, beso la frente de su hermano y tomo su mano.

Por un segundo la mirada tranquila de Alec se oscureció.

-¿Y Sebastian? –Pregunto el aun mal herido muchacho.

-Cenizas. –Se apresuro a decir Simón. –No volveremos a preocuparnos por él.

Todos ahí se tomaron unos segundos para mirar hacia donde se encontraba Sebastian excepto Magnus que parecía inspeccionar cada respiración de Alec, pero no había cuerpo, solo cenizas como había dicho Simón.

-A eso le llamo justicia divina. –Dijo Jace parecía que estaba sonriendo.

-¿Cómo te sientes? –Pregunto Magnus al chico en sus brazos.

-Terrible –Le confesó. –Intento moverme pero francamente, me duele todo.

-Pues entonces deja de intentar. –Le dijo el brujo con un tono de angustia. –No te preocupes por nada Alec, todo está bien ahora.

Alec miro a Magnus, vio esa mirada en sus ojos. La mirada que muchas veces le dijo que Magnus lo amaba, Tal vez aun lo amaba, el corazón de Alec se lleno de esperanza, esperanza del perdón de Magnus y de estar juntos nuevamente, luego recordó: Te amo, pero eso no significa que cualquier cosa entre nosotros vaya a cambiar. Terminamos. Magnus aun lo amaba, se lo había dicho, pero eso difícilmente significaba algo, la esperanza se fue en un segundo. Y el dolor inundo nuevamente su corazón, Magnus percibió que algo no andaba bien.

-¿Alec? –Dijo el brujo, sus ojos de gato fijos en los de Alec.

-Estoy bien. –Se apresuro a decir el muchacho, lo que menos quería era que se siguieran preocupando por él. –Es solo que…

Magnus no supo que era, Alec se perdió en la inconsciencia.

-¡Alec! –Llamo el brujo pero no hubo respuesta.

-Tranquilo. –Jace calmo a Magnus. –Perdió mucha sangre, necesita descansar y recuperarse.

Magnus asintió hacia Jace. En ese momento una oleada de Cazadores de Sombras entraban a la habitación.


Cuando Alec abrió los ojos miro el techo de su habitación, estaba nuevamente en el instituto, la visión era borrosa pero notó el rostro de su madre mirándolo con preocupación.

-Tranquilo. –Le dijo a su hijo y acaricio su frente. –Estas en casa Alexander.

Alec escucho la voz de su madre lejana, intento hablar para calmarla pero no le fue posible, no había fuerza en su cuerpo siquiera para mantenerse despierto, sintió como la inconsciencia lo llamaba de nuevo.

La segunda ocasión en que Alec abrió los ojos, miro nuevamente el rostro preocupado de su madre y sintió como tomaba su mano, Alec noto como lo inspeccionaba, le dolía verla así, le dolía causarle esta preocupación, su madre le sonrió.

-Hola. -Le dijo a su hijo con voz dulce. –Me diste un gran susto, ¿Lo sabes?

Alec respondió a su sonrisa con otra. 

–Lo siento. –Le dijo con voz aun muy débil. –Tratare de no hacer algo así nuevamente.

-Más te vale. –Dijo Jace acercándose a su hermano del otro lado de la cama. –Este tipo de comportamiento no van contigo Alec y estoy muy molesto porque casi me dejas lidiar a mi solo con ella.

Jace señalo a Isabelle que estaba montándose en la cama de su hermano cerca de Jace para poder tomar de su mano, cruzo sus piernas en posición de lotto no había manera de que alguien la moviera de ahí. Isabelle mostro la lengua a Jace.

-Cuidado Isabelle. –Le advirtió su madre, temiendo que el movimiento lastimara a Alec.

-Está bien. –Se apresuro a decir Alec. –No voy a romperme madre.

-Ciertamente no nos interesa averiguar eso.

Una voz melodiosa resonó desde el fondo de la habitación, Alec sintió que su corazón saltaba en su pecho Magnus, pensó. Levanto su cabeza lo suficiente para alcanzar a mirar más allá de Jace e Isabelle y pudo ver ojos de gato dorados verdosos mirándolo fijamente. Magnus Bane estaba sentado en su silla de lectura cerca de la ventana, inclinado hacia enfrente con sus brazos apoyados sobre sus piernas, se miraba como un joven normal de unos diecinueve años, llevaba pantalón de mezclilla una camiseta común y una chaqueta de traje, Alec noto su sutil pero encantadora sonrisa y aparto la mirada recostándose nuevamente sobre su almohada, sintió como el rubor subía por sus mejillas y ambos hermanos lo notaron.

-Debo admitir que te escuchas mucho mejor. –Dijo Jace para apartar la atención de la evidente situación.

-Y lo estoy. –Replico Alec.

-¿Te gustaría sentarte entonces? –Le pregunto Maryse a su hijo.

-Claro. 

Empezando a moverse, noto el vendaje alrededor de su pecho desnudo, sintió las manos de Jace y su madre ayudándolo, le hubiera gustado mucho poderles decir que podía hacerlo solo, pero eso sería una gran mentira, con mucho esfuerzo logro incorporarse e hizo una mueca de dolor al sentir una sensación punzante en su pecho, al ver esto todos se tensaron, Magnus se puso de pie, pareciera que estuviera a punto de correr hacia Alec.

-Estoy bien. –Dijo nuevamente Alec. –Deben dejar de actuar así.

Magnus se relajo, se encogió de hombros y metió las manos a los bolsillos de su pantalón.

-Tú no vas a decirnos cómo actuar. –Dijo Isabelle acercándose a su hermano para jalar un mechón de su cabello enredado.

Alec levanto la mirada, pudo ver por primera vez a Clary que se encontraba parada al filo de su cama, como todos, su cara reflejaba preocupación, Alec le sonrió y levanto la cabeza en forma de saludo, Clary le devolvió la sonrisa y su rostro se relajo.

-Los Hermanos Silenciosos nos recomendaron no trazar más runas sobre ti, hasta que la herida en tu pecho sane. –Dijo Maryse explicando a su hijo. –Temen que las Iratzes interfieran con la runa que esta curando tu pecho.

-¿La runa que esta curando mi pecho?

Isabelle levanto la mano de Alec que estaba sujetando y el chico pudo ver a lo que se referían, una runa que nunca antes había visto estaba haciendo efecto en él, ahora que estaba consciente de ella pudo notar como una sensación extraña corría de la runa en su mano a la herida en su pecho, Alec toco con la yema de sus dedos la runa en su mano, y miro a Clary.

-Gracias. –Dijo Alec con sinceridad devastadora como solo él podía hacerlo.

Clary sonrió y se miro un tanto apenada.

-De hecho. –Comenzó Isabelle. –Fue bastante impresionante…

Se formo un alboroto en la habitación, Isabelle contando por decima vez como habían pasado las cosas, Jace regañando a su hermana por su comportamiento, Clary regañando a Jace por regañar a Isabelle y Maryse regañando a todos por todo, solo Alec y Magnus permanecían callados mirando de rostro en rostro, al parecer todos tenían algo que decir, Isabelle levanto aun más la voz para poder ser escuchada.

-Las cosas parecían que no podrían ponerse peor. –Dijo una agitada Isabelle. –Cuando Simón y Magnus estaban inconscientes y…

-¿Saben? –Dijo Alec sorprendiendo a todos, había permanecido muy callado. –Supongo que si no hubieran estado tan alterados, una de ustedes podría haberle dejado a Simón beber un poco de su sangre y la otra brindarle algo de energía a Magnus, sabiendo claro, que podrían curarse con una Iratze, tal vez así no nos hubiera ido tan mal.

Todos enmudecieron por la sorpresa y se miraron unos a otros, Magnus siguió con su mirada fija en Alec y sonrió, parecía que escucharlo le daba más y más tranquilidad, Isabelle se miro realmente ofendida y soltó la mano de su hermano.

-Si bueno. –Dijo Isabelle a nadie en particular. –Hablando de Simón iré a decirle que despertó y que sigue siendo tan insoportable como siempre.

-A nadie le agradan los sabelotodo Alec. –Dijo Jace que empezaba a caminar hacia la puerta. -¿Sabes?

Alec no pudo evitar sonreír ante la reacción de sus hermanos.

-Los acompaño. –Dijo Clary y se acerco a Alec, puso su mano sobre el chico y sonrió. –Que te mejores.

Alec presiono la mano de Clary con la suya. –Gracias. –Le sonrió de igual manera.

Los tres chicos salieron de la habitación.

-Creo que los corrí. –Dijo apenado Alec a su madre y Magnus el cual se había movido al lugar donde antes estaba Clary, eran ahora los únicos que permanecían en la habitación.

-No se separaron de ti en tres días. –Dijo Maryse Lightwood. –Necesitan un respiro.

-¿Tres días? 

-Si hijo, estuviste inconsciente tres días. –Dijo mirando a los preocupados ojos azules de Alec.

-Bueno. –Dijo Maryse después de un considerable silencio. –Debo avisar a tu padre que despertaste, está muy preocupado, quería que te dijera que lamentaba no poder estar aquí hoy pero fue llamado a Idris de urgencia.

-Tampoco se alejo de ti hasta hoy. –Dijo Magnus ya que era importante que Alec supiera eso.

Maryse miro a Magnus y sonrió agradeciendo el comentario, después se puso de pie y miro a Alec.

-No te esfuerces. –Dijo a su hijo acariciando su cabello y sonrió –Te dejo en buenas manos.

Alec no sabía a quién le sorprendió mas su último comentario si a él o a Magnus. Pero Maryse lo había dicho con plena conciencia ya que había visto el comportamiento de Magnus estos tres últimos días, había sido el único que no había salido de la habitación en ningún momento, vigilando cada movimiento de Alec, el único que no había literalmente dormido en absoluto, limpiando heridas, cambiando vendajes, siempre sus ojos puestos en Alec, estos tres días fueron como una cachetada para Maryse que no se había detenido a pensar en todo lo que Magnus había hecho por su hijo, le había salvado la vida, no solo a él sino a sus amigos en múltiples ocasiones, ayudando a la clave cuando no tenía que hacerlo y todo esto lo había hecho solo por Alec. Magnus le había demostrado con hechos que Alec no era uno más en su lista sino alguien que realmente le importaba, alguien que realmente amaba desmedidamente y se miro agradecida de que su hijo tuviera a una persona como él a su lado.

Maryse salió de la habitación, dejando a un Alec y Magnus muy sorprendidos.

-No manipule su mente. –Dijo Magnus mientras caminaba hacia Alec. –Lo juro.

Alec sonrió y miro sorprendido como Magnus se sentaba a su lado en la cama muy cerca de él, y no en la silla que había estado usando su madre.

-Se sincero conmigo. –Dijo con angustia en sus ojos. -¿Sientes dolor?
-No –Dijo tranquilamente –Al menos que me mueva y no planeo hacerlo.

Magnus bajo la mirada y comenzó a trazar con sus dedos en forma de caricia la runa en la mano de Alec, la runa que prácticamente le había regresado la vida al joven Cazador de Sombras.

-Tranquilo –Dijo el chico al ver el rostro de Magnus –De verdad estoy bien.

-Es solo que, nunca había estado tan asustado en mi vida.

-Lo dudo. Tu vida ha sido larga, ¿Recuerdas?

-Y hace tres días sentí que se terminaba.

-Nunca hubiera dejado que algo te pasara.

Era verdad, Alec daría su vida sin pensarlo para salvar la de Magnus.

-No me refería a eso.
 
El brujo miraba a Alec a los ojos y entrelazo su mano con la de él. 

–Creí que morirías, y ahora me doy cuenta de que no hay manera de que yo siga viviendo sin tenerte. Alec no hay vida para mí después de ti.

Alec sintió que la tristeza lo inundaba.

-Eso no es cierto. –Dijo al brujo y tomo sus manos sujetándolas con fuerza. –No puede ser cierto. Magnus soy un Cazador de Sombras, puedo morir en cualquier momento, estuve a punto de morir poco tiempo después de conocerte, de hecho pude haber muerto antes de conocerte, así que no puedes decir que no hay vida para ti después de mí, porque no es cierto, si algo me llegara a pasar Magnus no tendría nada que ver contigo, porque eso significaría que cada vez que mi vida está en peligro la tuya igual y no estoy dispuesto a tolerar eso, y ciertamente sentirte culpable por mi muerte no podría ayudarte a…

Magnus no pudo más y callo a Alec con un beso, no podía soportar escucharle hablar de culpa cuando esto no tenía nada que ver con eso.
Magnus se perdió en los labios de Alec, había deseado esto cada noche desde que habían terminado, cada mañana pensando en cómo terminaría el día sin tenerlo cerca, sin mirar sus ojos o sin escuchar su voz, Magnus había estado sumergido en una nube negra de melancolía sufriendo por Alec y pensando en cómo era posible que un niño de dieciocho años hubiera provocado estos sentimientos tan irreales en él, y ahora que lo estaba besando nuevamente tenia la firme intención de entregar su alma en este beso, para que Alec sintiera lo mucho que lo amaba y que simplemente no era posible que siguiera viviendo sin él.

Magnus dejo de besarle y se dio cuenta que ambos respiraban con dificultad, el beso les había quitado el aliento. Alec lo miro y sujeto su rostro con ambas manos, no podía permitir que Magnus se alejara y coloco su frente contra la de él.

-Magnus –susurro Alec.

El brujo se derritió al escuchar al Cazador de Sombras decir su nombre de esa manera y lo beso nuevamente. Alec y Magnus eran capaces de besarse durante periodos muy largos de tiempo, lo habían hecho muchas veces recostados tranquilamente por las noches aferrados el uno con el otro besándose hasta que cualquiera de los dos terminara dormido. A Magnus lo impulsaba la necesidad de disfrutar de Alec a cada segundo que pudiera hacerlo y Alec simplemente nunca tenía suficiente de Magnus.

Este beso se sentía igual a todas esa noches que pasaron juntos, en estos momentos el mundo a su alrededor había desaparecido, no había nada más que ellos dos y los labios de cada uno, Magnus se acerco aun mas a Alec sus manos trazaban una y otra vez su espalda, su cuello, sus hombros, para él era como una droga el intentar memorizar cada aspecto del cuerpo de Alec, así como lo era escucharlo hablar y observarlo ser él mismo, Magnus siempre había temido el perder la capacidad de sentir emociones humanas, pero Alec había llegado a su vida con una oleada de emociones propias de una persona joven e inocente, una persona que despertó en él sentimientos que nunca llego a imaginar que podría tener. Le había regresado la ilusión del verdadero amor y los deseos fervientes de que el tiempo se detuviera para nunca perderlo.

Alec estaba aun aturdido por sus heridas que incluso llego a dudar en si realmente estaba sucediendo aquello, Magnus besándolo como antes, Magnus en sus brazos como si ellos nunca se hubieran separado, Alec estaba completamente absorto en los labios del brujo pero una chispa de sentido común despertó en él para hacerle ver que esta era la oportunidad que tanto había esperado, la oportunidad de explicar a Magnus y de buscar su perdón. Alec junto toda su voluntad para separarse de los labios del brujo, el cual pudo notar puso notable resistencia.

-Magnus. –Dijo con respiración agitada. –Lo que paso con Camille…

-No importa. Camille no importa Alec.

-Claro que importa, te falle Magnus pero no te falle de la manera que tú piensas. –Alec intento justificarse lo más concretamente posible. –Ella me ofreció… y yo lo pensé, fue un terrible error nunca debí siquiera considerarlo, y cuando decidí que simplemente no podía hacerte algo así, seguí mirando a Camille a tus espaldas… Pero acudí a ella realmente para que me hablara de ti, no podía soportar no saber, y tenía miedo de preguntarte directamente, temía que me dejaras por no dejarlo ir. Y Camille era la única que podría hablarme de ti como una persona y no solo como el gran brujo de Brooklyn. Ella vino de tu pasado y quise usarla para acercarme a ti, pero todo salió mal… muy mal.

Alec puso su rostro entre sus manos.

-Por el Ángel –Continuo –Te juro que nunca pensé realmente en acortar tu vida, nunca haría algo así.

Busco el rostro de Magnus.

-Se que no puedo pedir que me creas. Pero necesitaba explicarte y que conocieras la verdad… yo…

-Eso siempre lo supe –Le interrumpió Magnus sin mirar a sus ojos, su voz era baja –Lo supe cuando Camille me lo dijo, al hablar con ella pude notar cuales eran tus verdaderas intenciones, pero… Me pareció que era cosa del destino que eso pasara, como si me gritara a la cara que no debiéramos estar juntos, sabía que te estaba perdiendo, que había demasiadas cosas que no podía darte entre ellas mis secretos, y que por más que lo intentaba, simplemente no podía hacerte feliz, como tu dijiste, no podrías estar tanto tiempo sin saber, así que…

Alec lo miraba fijamente, nunca se imagino que este tipo de cosas pudieran salir de la boca de alguien como Magnus Bane.

-Así que tome la decisión. –Continúo Magnus, finalmente miro a los ojos azules de Alec. –Realmente fui yo el que te fallo.

-Una escusa. –Dijo Alec mas para sí mismo pero Magnus sintió como una sacudida al escucharlo decir esta palabra.

Magnus intento hablar pero de su boca no salían palabras, tenía miedo, miedo de que tras su confesión Alec lo despreciara y con mucha razón, había sido un cobarde al no hablarle con la verdad, le había reclamado a Alec por confianza, cuando él tampoco se la había otorgado. Estaba muy consciente de esto y por primera vez desde que su mente le permitía recordar, no podía pronunciar palabra.

-¿Por qué es tan terrible que sepa algo de tu pasado? –La sincera curiosidad en su pregunta y la tristeza en su voz hizo que Magnus se estremeciera. – ¿De verdad te es tan difícil confiar en mí?

-No tiene nada que ver con la confianza –Magnus lo considero y bajo la cabeza. –Creo que no tiene que ver con eso. Es solo que, Alexander eres joven y yo he vivido cosas terribles y he perdido a un montón de gente, cada vez que contaba parte de mi vida a cualquiera de ellos y morían sentía que esa parte de mí se iba con ellos, creo que no me di cuenta cuando empecé a utilizar mi propia vida como un escudo. Lo único que quiero es ser bueno para ti, mereces solo lo mejor de mí y no necesitas mis terribles experiencias para que tu forma de verme cambie, no quiero eso.

-Sé quién eres, y lo que eres –Dijo Alec con voz determinante, colocando su mano bajo su barbilla y levantando el rostro del brujo –Eres un héroe, alguien que es capaz de sacrificarse por los demás, alguien que siempre busca la manera de ayudar, tu corazón está lleno de bondad y nada en tu pasado ha cambiado eso. Eres y serás para siempre una persona capaz de amar y ser amado. Nada de lo que me digas puede hacer que cambie mi manera de pensar sobre ti.

Alec mordió su labio y suspiro, una gran verdad se había aclarado en su mente, ¿Cómo pude no verlo antes? acaricio la mejilla de Magnus el cual lo miraba con duda.

-Perdóname –Suplico Alec –Ahora es que me doy cuenta que en realidad el pasado no debe importar tanto, si no lo que pudieras sentir por mi Ahora, mis inseguridades son más fuertes que yo y… Lo único que quiero es estar contigo hasta el último momento de mi vida y hacerte feliz durante ese tiempo. Ahora puedo decirte que quisiera saber todo de ti porque siempre has sido fascinante para mí, pero no si te causa dolor. No me interesa nada que te cause dolor.

Magnus sintió que un gran peso se le iba de los hombros, había empezado a considerar el contarle a Alec todo de su pasado, porque pensaba que era la única manera, como una condición que le pondría Alec para que pudieran estar juntos, pero ahora sentía la necesidad de contarle todo por una razón completamente distinta; Quería entregarle a Alec todo su ser, sus secretos y su amor, quería pertenecerle de todas las formas humanamente posibles.

-No tengo nada que perdonarte Alec –Dijo mirándolo con una sonrisa traviesa –Probablemente yo si lo hubiera hecho, no soy tan fuerte como tú, y mí sentido de moralidad esta unos puntos debajo del tuyo, así que agradece que no seas tú el inmortal.

Alec rio abiertamente.

-Supongo que es bueno saberlo.

Magnus sonrió y tomo la mano de Alec.

-¿Y tú? ¿Podrás perdonarme? –El brujo miro fijamente a los ojos del chico y en su cabeza se formo otra pregunta, una que incluso sintió temor de pronunciar pero necesitaba saber la respuesta. -¿Aun me amas?

Alec lo miro como si hubiera hecho la pregunta más tonta del mundo. Acerco al brujo hacia él y lo beso, fue tierno y corto, después se aproximo a su oído.

-Aku cinta kamu. –Susurro Alec y agrego. –Lebih dari hidup saya.

Magnus se separo del chico para poder mirar su rostro, su mirada era de asombro absoluto, había escuchado claramente a Alec pronunciar esas palabras pero simplemente le era muy difícil poder creerlo.

Alec le dedico una sonrisa apenada al notar el asombro en el brujo, y se encogió de hombros.

-Aprendo rápido. –Dijo al asombrado Magnus, como si eso lo explicara todo.

-¿Sabes lo que acabas de decirme? –Pregunto con ojos suspicaces.

-Claro. –Alec sonreía, le parecía algo divertido la reacción de Magnus ante sus palabras. –Dije: Te amo. Más que a mi vida.

Magnus le sonrió

-¿Alguna vez vas a dejar de sorprenderme?

-Espero que no. –Alec paso sus manos por la cabeza de Magnus y enredo sus dedos en la cabellera del brujo. Lo acerco a él y hablo en sus labios lentamente. –Porque no pienso separarme de ti nunca más.

Magnus respondió. 

–Y no hay forma de que permita que algo así suceda… Te amo Alexander… te amo.


*_*

MayGraciela ♥

Comentarios

  1. Me encanto *O* Deberias hacer uno de su primera vez... pero en lemon *¬*.... Ok divague, sigue escribiendo, que a mi me encanta, deberias continuar este fic.. de como fue su primera cita... cuando ya se recupero alec y los demas siguiendoles de chismosos o de lo que tu quieras pero sigue... yo estare al pendiente de un nuevo fic.. *O*

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    1. ja ja ja Si, su primera vez es el Top uno de los temas, en VACACIONES MALEC se da su Fic-primera vez jeje y Gracias por leer proximamente subire mas :D

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    2. ¿quien conforman LEMON????? estoy perdida

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  2. Si son geniales las historias y son como mas fieles a los personajes sigue asi :)

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  3. <3 Maravilloso!! Estoy al borde de varios sentimientos, ohhhh como llore, en cerio crei que iba a morir...me encanto fue hermoso leer todo :)

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  4. Hermoso <3 ! Me ha encantado un montón! aunque llore un poco demasiado¬¬ es que me llegó al alma, cuando Magnus le pide que no lo deje y después se le une al dolor Jace... ay Dios!! fue super triste y divertida. Como siempre el genio no se puede negar, (risa) yo pensé en su momento como Alec, pero creí que Clary e Izzy no lo hicieron por que se encontraban débiles y dudaron de sus habilidades (risa) y sale el arrogante en Jace y le responde, en conclusión me encanto. Gracias por compartirlo ^-^-By Mahô

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  5. awwwwwwww
    acabo e morir! enserio, es demasiado, lloré, es hermoso! ;__;
    gracias por subir este fic, GRACIAS!

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  6. Estoy enamorada de esta pareja espero leer muchos fanfics del Malec!!!!
    Y solo puedo decir que dichoso Alec!!!!😍

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  7. He leído muchos fanfics de malec y los que tu escribes son lo mejores te lo aseguro, realmente siento que son los personajes y eso me provoca demasiadas emociones. Gracias por escribir así!

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