CoHF *Malec Parte1



Sebastian está en movimiento; Se había llevado a cabo el inesperado ataque al instituto de Los Ángeles, todo parecía indicar que necesitaba a los más jóvenes Cazadores de Sombras para convertirlos a Oscuros, ningún niño Cazador estaba a salvo, a esto se le podía agregar la actividad demoniaca que se daba lugar en todas partes del mundo y de niveles nunca antes vistos por los Nephilims.

* * * * *

Alec se encontraba en la enfermería del instituto en Nueva York tras haber estado en la última batalla dada en las afueras de Idris, donde un sin número de demonios habían tenido la intención de ingresar al país de los Cazadores de Sombras, los cuales no se hicieron esperar para salir a la defensa de sus fronteras.

Izzy cambiaba un vendaje en el brazo de su hermano.

-Esto no debería ser así –Dijo Isabelle notablemente de mal humor.

-¿Puedo saber qué es lo que te molesta, ahora? –Dijo a su hermana la cual solo miraba a la activa tarea.

-Es solo que… deberíamos de poder ir contigo, es decir, somos un equipo y… ¡SOY TU HERMANA MALDITA SEA! –La paciencia de Isabelle se desmorono –Si quiero luchar a tu lado debería poder hacerlo y…

-¡¿Tu?! –Jace entro en la enfermería justo para escuchar a su hermana quejarse –Yo soy su parabatai, debería ser extremadamente muy ilegal luchar sin mí.

-Como está la situación probablemente pronto podrán unirse a las batallas, simplemente La Clave no tendrá otra opción –La voz de Alec era sombría –Así que solo tengan paciencia.

-La paciencia es tu virtud Alec, no la nuestra –Isabelle estaba usando su estela para sanar una herida recién descubierta.

-Muy cierto –Dijo Jace.

Alec miro a su parabatai.

-Jace tu… Ya sabes… ¿Tu?

-Lo vimos cuando al ataque del instituto de los Ángeles –Contesto al fin su hermana claramente consiente de por quien intentaba preguntar.

-Se unió a los Cazadores que contestaron a la llamada de auxilio –Dijo Jace y agrego –No tenia por que hacerlo pero supongo que tampoco podía quedarse de brazos cruzados.

-Así es él –Dijo fácilmente Alec y se dibujo una sonrisa melancólica en su rostro. –Magnus siempre encontrara la manera de ayudar.

Alec miraba hacia las sabanas en su regazo.

-Es solo que con todas estas batallas no he siquiera podido hablar con él y lo he llamado pero no es algo que pueda decir por teléfono…

-Siempre terminas colgando –Dijo Jace un tanto burlón –Eso de las No Llamadas no va a llegar a ningún lado.

Alec le dedico una mirada asesina a su hermano.

-Me debes un teléfono –Recordó y Jace sonrió.

-Debe pensar que me rendí con él o algo así –Alec se notaba claramente afligido, habían pasado unas semanas desde que había terminado con Magnus y se había encontrado forzándose a tolerar la tristeza y desolación de estar sin él en medio de problemas, muertes y batallas.

-Calma –Tranquilizo Jace a su hermano –No es lo más común del mundo pero tengo pensado ir a verlo y hablar con él.

Alec lo miro con desaprobación y Jace lo noto rodando los ojos.

-No le diré nada que no deba decirle, solo quiero explicarle lo que pasa contigo.

-¿Y qué pasa conmigo exactamente? –Alec lo miro con ojos suspicaces.

-Tú lo dijiste, no has tenido tiempo de hablar con él y eso. -Y ahora más que nunca puedes morir en cualquier momento, no sería justo no decirle. Pensó, obligando a su rostro a no preocupar a su hermano del miedo inminente que había en su corazón, de perder a su mejor amigo.

-Jace. No. No quiero que le digas nada, no quiero que me ayudes así, por favor.

-Ya lo decidí –Jace puso rostro solemne. –No queremos que piense que nos rendimos con él.

Los tres chicos rieron.

-Bueno no deberías de pensar en esas cosas. –Dijo Isabelle intentando imitar a su madre cuando quería reprenderlos. –Tu mente debe de estar clara para las batallas. Es por tu seguridad.

Alec sintió las caricias de su hermana a su mano y miro sus ojos al borde de las lágrimas.

-Izzy… -Comenzó Alec pero fue interrumpido.

-¿No crees que podemos cuidarlo?

Aline entro a la enfermería seguida de su novia Helen y otros dos jóvenes Cazadores de Sombras. El grupo no se miraba mucho mejor de lo que se miraba Alec pero al menos estaban caminando, cuando a Alec le habían ordenado permanecer en cama todo un día más.
El equipo de cinco del cual Alec formaba parte se había integrado hacia unas semanas,  debido al forzado intento por sobrevivir a las batallas, sin embargo entre ellos había una lealtad implícita y desmedida. Podrían no ser familia como lo eran Izzy, Jace y Alec pero ante la adversidad simplemente se habían creado lazos  de amistad muy poderosos, los cuales eran parte indispensables en el campo de batalla.
El equipo estaba formado, además de Alec, por Aline Penhallow, Helen Blackthorn, Oscar Lovelace y Micah Starkweather. Este último se acerco lo suficiente a Alec para extender su mano cerrada hacia él y recibir un choque de puños.

-Tu falta de confianza en nosotros es algo insultante Izzy –Dijo Aline algo malhumorada.

Isabelle se encogió de hombros.

-Son de los equipos más jóvenes y uno de los más eficientes, creo yo –Dijo Jace pensando en lo mucho que le gustaría pelear en este equipo y aun más a lado de Alec.

Ante el comentario de Jace la habitación se lleno de una pesadumbres inevitable, todos eran unos adolescentes pero eso no implicaba ser normales, se miraron obligados a deslumbrar el futuro incierto, mirando de frente con resignación hacia su propia muerte. Todos ellos eran Cazadores de Sombras tocados por el ángel con un futuro predispuesto al nacer para la protección de la humanidad.

-De nada sirve lamentarnos –Dijo sencillamente Micah –Debemos concentrarnos en acabar con ese lunático que anda por ahí matando Cazadores, no se ustedes, pero a mí, me encantaría encontrármelo de frente.

-Pagara por lo que hizo en los Ángeles –Dijo Aline mientras sujetaba la mano de su novia. Era muy claro que para ellas el asunto era muy personal.

Todos asintieron hacia las chicas en un gesto solidario. Micah miro hacia Alec.

-¿Cómo estás?

-Bien, creo que es exagerado quedarme hoy aquí.

-Pero lo harás –Amenazo Izzy a su hermano.

-Nunca dije que no –Murmuro Alec.

-¿Qué creen que suceda mañana en Idris? –Pregunto Oscar. El chico era la viva imagen de un héroe típico de historieta, muy fornido, alto, con cabello rubio y ojos marrón intenso.

-Es La Clave –Dijo Aline intentando aclarar un punto, el cual implicaba muchas cosas y no todas positivas. –Como sea, mañana nos enteraremos. Así que Alec tienes que recuperarte, y pronto.

-Y sobre todo debes dejar de hacer ese tipo de cosas. –Micah reprendió a Alec. –¿Que intentabas interponiéndote entre el demonio Shax y yo? Esa cosa pudo haberte partido en dos con sus pinzas.

-Estabas en el suelo Micah –Dijo Oscar justificando el acto temerario de Alec.

-Además, ¿Eras tú? –Dijo Alec, miro a su compañero y sonrió –Creí que eras Aline.

Micah suspiro y todos rieron.

-Recupérate Alec –Dijo Helen mientras que Oscar levantaba un pulgar en su dirección y Aline le sonreía.

-Te veré mañana –Dijo Micah el cual puso su mano sobre la cabeza de Alec y comenzó a sacudir su cabello sin amabilidad.

Alec se quedo quieto con ojos entrecerrados esperando con resignación que terminara su particular demostración de afecto.

-Debes dejar de hacer eso –Dijo Alec al haber terminado, mientras hacia su cabello al frente con exasperación para acomodarlo –No tengo cinco años.

-Nop. –Dijo Micah -Los niños de cinco sí se peinan.

Todos rieron.

* * * * *

Era un ocaso dorado en Idris, a lo lejos se contemplaba el lago Lyn, Magnus camino hacia él intuitivamente, poco a poco pudo deslumbrar que rápidamente el dorado era devorado por un rojo intenso y que lo que llevaba el cauce del lago no era agua clara e incolora sino sangre espesa y desconcertante, escucho sonidos desgarradores provenientes sobre él, miro al cielo y contemplo con horror que se estaba llevando a cabo una guerra salvaje entre lo que parecía ser ángeles y demonios, caían de las alturas pedazos destrozados de alas de ángel bañados en sangre, estaban perdiendo, inevitablemente ellos perderían la batalla, aparto la mirada, era devastador lo que estaba ocurriendo, la ansiedad lo inundaba cuando a la orilla del lago distinguió lo que pareciera un cuerpo, Magnus corrió hacia él, tal vez no era tarde y podría ayudar, su respiración se fue agitando al distinguir la forma del cuerpo y la brillante cabellera negra, tendido boca abajo sobre un charco de sangre que corría por el suelo para unirse a la ya contenida del Lago Lyn, se arrodillo junto al cuerpo y sus peores temores fueron confirmados, al voltear y distinguir el rostro del chico que yacía muerto a la horilla del lago: Alec.

Magnus se despertó exaltado y bañado en sudor, se llevo una mano al rostro, había soñado con lagos de sangre desde que la pesadilla con
Valentine inicio pero nunca con Alec muerto en sus sueños, se lleno de terror y angustia pero con el sentido común que había adquirido tras haber vivido durante cientos de años, se obligo a sí mismo a convencerse que era resultado de la horrible escena vista en el instituto de los Ángeles, que el temor de que Alec muriera se había vuelto horriblemente vivas tras aquello y que una tarde anterior Jace había ido a verlo para decirle que debería volver con Alec ya que lo necesitaba para mantener su mente en paz y que sus probabilidades de sobrevivir aumentaran.

Respiro profundo y se dirigió hacia la cocina, debería ir al instituto solo para estar seguro, pensó. ¿Pero con qué escusa? Podría ya no ser el novio de Alec pero aun lo amaba y no había otra cosa que deseaba más que mantenerlo a salvo y con vida, sabía que lo que Alec había hecho era terrible pero estaba consciente del por qué lo había hecho y no podía simplemente no entenderlo en parte, en ocasiones sentía que incluso ya lo había perdonado, sin embargo, eso no significaba que podía volver con él, Alec no tenía la capacidad de lidiar con la inmortalidad de Magnus y no deseaba hacerlo sufrir con eso durante toda su vida mortal, Magnus se convenció de que Alec tenía el derecho de enamorarse de alguien que envejeciera a su lado y pudiera hacerlo realmente feliz. Había aprendido a renunciar a muchas cosas y personas a lo largo de su vida y Alec no tendría porque ser una excepción.

En ese momento un mensaje de fuego apareció ante él:

A algún hechicero disponible:

Se le convoca en el instituto de Nueva York para la realización de un portal con permiso ya aceptado a Alicante, Idris.
Se aceptara cualquier término monetario que considere satisfactorio.

Con gracias de antemano:
Maryse Lightwood.
Directora del Instituto de Nueva York.

El brujo no dudo y respondió:

Voy en camino.
Magnus Bane.

* * * * *

Esa mañana Izzy, Clary, Jace y Alec la habían pasado entrenando en el instituto, todos contra Alec, había sido el tema del día, pensaban que era una buena forma de preparar a su hermano y amigo para las batallas, Alec dudaba en si realmente esa era la razón pero supuso que les debía eso, ya que se la pasaban sufriendo por su culpa.
Terminaron su entrenamiento. Después de una ducha, comieron juntos.

-¿Estas cómodo con Aline y los demás como tu equipo? –Pregunto Clary a Alec que peleaba con Jace por el último trozo de pizza.

-Hm… Si, es decir, nos hemos conectado muy bien y cuidamos nuestras espaldas –Jace levanto ambas manos triunfante, tenía la boca llena con el ultimo trozo de pizza. Era tan gracioso que Alec no pudo enojarse.

-¿A quién consideras el líder? –Pregunto curiosa Isabelle.

-Aline, definitivamente –Alec sonrió al recordar la manera en que los hacía mantener su cinturón con un número muy específico de armas.

-Me lo imagine –Dijo Clary y se dibujo una sonrisa en su rostro.

-Bueno, basta de descanso, tenemos que prepararnos para ir a Idris –Dijo Jace –Estoy ansioso por escuchar lo que paso en los Ángeles.

-Pobre niño, algunos pasamos toda nuestra vida sin tocar la Espada Mortal y él a sus doce años tiene que hacerlo. –Isabelle se mostro reflexiva.

-Es muy valiente, estará bien –Dijo Alec levantándose de la mesa.

-¿Nos vemos en el jardín en media? –Dijo Jace.

-Me parece bien –Concordó Alec.

Los chicos tomaron caminos separados.

* * * * *

Alec había ido a su habitación rápidamente y paso el resto del tiempo en la sala de armas, lleno su cinturón y tomo su arco, se encamino hacia el jardín, era como un reflejo involuntario el pensar en Magnus, ¿Cómo estará? Era lo que se preguntaba la mayor parte del tiempo, le obligaba a su mente y su corazón a ser razonables con el tema, Si quiero recuperarlo, necesito sobrevivir, se decía a sí mismo al inicio de cada batalla.

Alec se acercaba hacia donde se encontraban ya reunidos los Cazadores que irían a Idris.

-¿Dónde diablos esta Alec? –Escucho a Isabelle preguntar.

-¡Voy llegando! –Grito a su impaciente hermana.

-¡Alec! –Una vos surgió desde su espalda.

Se quedo muy quieto al escucharla, le era en extremo conocida, dio la vuelta y pudo ver el rostro acompañado de la voz, ambos tan familiares como el propio.

-¿Magnus? –Alec no cavia en su propio asombro.

Magnus no se detuvo a realizar saludos, camino directo hacia Alec, y sin detenerse a siquiera considerarlo lo tomo para acercarlo y lo beso; una mano haciendo presión en su espalda y la otra sujetando su cabeza, con sus dedos entre el cabello del chico.
Alec estaba en estado de shock sintiendo los suaves labios de Magnus contra los suyos, percibió el fuerte agarre que mantenía en él, el beso se sentía posesivo, no era algo familiar en realidad, pero después de un momento y viendo que no tenía intenciones de soltarlo, se dejo llevar respondiendo al beso.

-Alec tenemos que irnos…

Escucho a su hermana, nuevamente apresurándolo al no verlo llegar.

El beso aturdió a Alec y Magnus se miraba agitado.

-Magnus, ¿Qué?...

-Tenía que hacerlo, lo siento –Magnus había sido impulsado por la aun viva imagen del cuerpo de Alec tendido sin vida junto al lago en sus sueños.

-¿Tenias que hacerlo? ¿Qué significa eso?

-Significa que debí haberme controlado y que nunca debió haber pasado. De nuevo me disculpo –Magnus sonó convincente e hiriente, no necesitaba que se hiciera nuevas esperanzas con él.

Alec se soltó del agarre de Magnus sin delicadeza, estaba realmente molesto con él por lo que acababa de decir.

-¿Y eso cuando lo decidiste? ¿Antes de besarme? ¿Mientras me besabas? ¿O cuando dejaste de besarme?

Magnus no recordaba la última vez que lo miro tan enojado. Decidió no decir nada.
Alec tomo aire para calmarse.

-Tal vez para ti no signifique gran cosa, pero ¿Tienes una idea de lo que provoca en mi? –Alec sonaba realmente consternado, dio un paso hacia Magnus y lo miro fijamente a los ojos, esos ojos que amaba tanto y que había dejado de ver hacia tiempo. –O acaso, -Dijo tímido -¿Significa que me has perdonado?

Magnus se sintió terriblemente culpable por haberlo besado y darle falsas esperanzas.

-Alexander –Comenzó –No quiero que pienses que estoy enojado contigo, porque no es así, todos cometemos errores y seria hipócrita de mi parte no entenderlo, en parte tengo la culpa de lo que paso, sin embargo, eso no significa que debamos de estar juntos, o por lo menos no como pareja…

-¿No como pareja? –Alec entrecerró los ojos indagando -¿Qué? ¿Ahora dirás que podemos ser amigos? Porque eso no va a pasar.

-Tienes que aceptar que es mucho más factible que lleguemos a ser amigos a que alguna vez volvamos a estar juntos –La voz de Magnus era indescifrable e igual sus ojos.

-¿Cómo puedes decir algo así?

-Alexander, ahora piensas que es imposible, pero con el tiempo…

-¡¿Eso es lo que tú haces?! –Exigió Alec – ¿Renuncias a alguien y dejas que el tiempo haga su trabajo? –Magnus lo miro, su respiración se agito un poco –En una ocasión dijiste que no estabas listo para dejarme ir, hablábamos de mi muerte en realidad pero, y ¿ahora?, dices que me perdonas pero que no quieres estar conmigo, ¿sabes lo que me hace pensar eso?

Magnus lo miraba fijamente, sus puños cerrados a sus costados pero permaneció en silencio.

Alec tomo una gran bocanada de aire y busco el rostro del brujo, necesitaba ver claramente su reacción ante lo que estaba a punto de decir -¡¿ALGUNA VEZ ME AMASTE MAGNUS BANE?!

Los ojos de Magnus estallaron con furia y sujeto a Alec fuertemente de los brazos –¡Por supuesto que te amaba! ¡Aun te amo! ¡Más de lo que pensé que nunca podría llegar amar! –Magnus se dio cuenta de lo que acababa de decir y lo soltó, claramente había hablado de mas.

Alec se miraba más bien complacido. –Pues mientras sea así, no voy a dejar que me olvides –La determinación en su voz y sus ojos azules era absoluta –No dejare de luchar por ti hasta el último segundo de mi vida, no me convertiré en uno más, no si puedo evitarlo, y hare lo que sea para conseguir que quieras estar conmigo de nuevo.

-Alexander debes entender…

-Aun si te fueras lejos, iría tras de ti –Ahora Alec lo sujeto de sus muñecas -Te buscaría y encontraría aun en el mismo infierno, que no te quede ninguna duda de eso Magnus Bane.

Hasta cierto punto a Magnus no le sorprendió la reacción de Alec, era un Lightwood después de todo, recordó la manera en que hizo hasta lo imposible para encontrar a Jace, ¿Haría lo mismo por mi? Le dio miedo la respuesta: Claro que sí. Deseo con todas sus fuerzas nunca tener que averiguarlo, lo que menos quería era ver a Alec en peligro por su culpa.

Magnus se zafo de su agarre –Muy halagadoras tus palabras Alexander, ahora si me disculpas, tengo que hacer un portal.

Magnus camino hacia los jardines del instituto pasando por un lado de Alec. Alec solo respiro profundo y camino detrás del brujo para reunirse con los demás Cazadores de Sombras. Evidentemente Magnus había dejado muy en claro que no seguiría hablando del tema, así que tuvo que resignarse a seguir su lucha en otra ocasión.

Magnus camino directamente hacia Maryse y Robert Lightwood los cuales inmediatamente lo pusieron al tanto de la situación, Jace, Clary, Isabelle y Simón estaban desconcertados por ver a Magnus ahí y más aún por ver a Alec haber llegado detrás de él muy cerca como para que no hayan tenido una inevitable conversación, Alec camino directo a lado de su hermana sin levantar la mirada, solo se quedo ahí muy quieto, su postura indicaba claramente que no quería hablar, sus hermanos y amigos respetaron eso. Jocelyn y Luke también se encontraban ahí y listos para cruzar el portal. Alec sintió una mano sobre su cabeza y como esta comenzaba a sacudir su cabello.

-¿Y a ti que te paso? –Dijo Micah Starkweather sonriendo levemente –Te ves terriblemente devastado.

Alec lo ignoro un tanto y solo aparto su mano sin preocuparse por reacomodar su cabello -¿Y tú qué haces aquí?

-Te extrañe Alec –dijo fríamente y burlándose.

Alec lo miro con ojos suspicaces –Y que mi arco, que tanto te gusto este ahora en tu espalda, no tiene nada que ver, ¿cierto?

La sonrisa de Micah se amplio.

-Tu madre fue muy amable y dijo que podía tomar lo que quisiera del cuarto de armas, espero no te moleste.

-Claro que no –Alec miraba a Magnus comportándose profesionalmente, su indiferencia le dolía. –Puedes quedártelo si quieres.

Micah siguió la fija mirada de Alec y pudo notar claramente que miraba a Magnus.

-¿Lo conoces?

-¿Qué?

-Al hechicero.

Alec miro a Micah el cual era de su exacta misma estatura e incluso misma complexión de cuerpo, su cabello lacio era castaño claro brillante, el cual estaba estéticamente peinado hacia un lado dejando su ojo derecho parcialmente cubierto y tenia hermosos ojos verdes muy claros.

-Hmm… Sí, Él…

-Es amigo nuestro –Dijo sencillamente Isabelle –Bueno, ahora no estamos en los mejores términos con él, pero, queremos reconciliarnos.

El chico sonrió –Pues les deseo buena suerte.

-Micah –Llamo Maryse al Cazador que pudo ver que el portal estaba terminado –Tu creciste en Alicante, ¿Nos llevarías a un lugar seguro?

El rostro del chico se ilumino –Claro – Dijo y camino hacia el portal, claramente no tenía ningún problema por ser el centro de atención. –La pastelería de la segunda avenida –Dijo sonriendo y volteo hacia Alec con una expresión traviesa –Tengo hambre.

-Cuando no –Murmuro su amigo.


Al final Micah no los llevo a ninguna pastelería, terminaron en la Plaza del Ángel, un lugar muy neutral para los que necesitaban subir al Gard, ir a alguna residencia o incluso ir a la pastelería. Uno a uno fueron aparecieron a través del portal el último fue Magnus para asombro de todos, Clary se acerco a él.

-No creí que vendrías con nosotros.

-Fui convocado como testigo de lo ocurrido en el instituto de Los Ángeles. –Magnus miro a Simón -¿Y tu vampiro? ¿Tienes permitido estar aquí? No pienso meter las manos al fuego por ti.

Simón parpadeo pero fue Jace quien hablo.

-Aline intercedió por nosotros con su madre para permitir a Simón venir.

-Además -dijo Micah –Desde la batalla en la Llanura de Brocelind la cual fue ganada gracias a submundos, los permisos difícilmente son negados.

-Gracias por la información –El grupo conocía suficiente a Magnus para saber que estaba siendo sarcástico y grosero.

-¿De… nada?

Magnus se dio la vuelta y camino hacia el Gard, Alec tuvo la intención de ir tras él pero algo de lo cual no estaba completamente seguro lo detuvo, así que, simplemente lo miro marcharse.

-Me parece conocido –Dijo Micah al grupo.

-Y seguramente lo conoces –Dijo Simón al chico simpático. –Él es Magnus Bane.

-¡¿El Magnifico Bane?! –Dijo con sincero asombro y mirando en dirección a Magnus – ¡Maldición! Debí haberle pedido un autógrafo.

Alec soltó una considerable risa, todos lo miraron, actualmente era aun más raro verlo sonreír.

Alec pensó que con el humor que tenia Magnus actualmente, era muy probable que el autógrafo lo hubiera hecho en la frente del chico con letras que brillaran en la oscuridad.

-Pues qué bien que no lo hiciste.

-Es cierto, se miraba de mal humor –Micah puso su mano en la cabeza de Alec para sacudir su cabello.

* * * * *
Continuara…

MayGraciela♥


Comentarios

  1. Me encanto! no puedo esperar la siguiente parte.

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    1. Gracias y espero la siguiente parte tambien te guste :D

      Gracias!!

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  2. Hola hermosa...

    ¿Creerás que estoy leyendo TODO, otra vez?

    Un beso Pita =)

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  3. creo que somos muchas las que nos volvemos a leer la historia, yo me la he leido ya muchas veces y siempre me emociona. besos

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