Te Encontrare Cap 11
Brooklyn está muy lejos.
Magnus no estaba seguro del tiempo en que esas palabras habían retumbado en
su cabeza, como un eco casi imposible o un sueño del que no quería despertar.
Ahora era él quien no respiraba.
Alec lo miraba un poco preocupado. -¿Estas bien?
Magnus tomo valor de debilidad y sonrió. -Tal vez no sepas mucho de los
brujos. –Dijo deslumbrante. –Pero siempre tenemos trucos bajo la manga.
Magnus movió sus manos. Alec miro en un segundo el portal que se abría
frente a ellos.
-Después de ti. –Dijo Magnus.
* * * * *
Fue como estar en una fuerte corriente de aire. El portal te envuelve y te
guía hacia tu destino de una manera poca amable. Alec sintió el suelo
nuevamente bajo sus pies no tan firme como se supone debiera de ser. Magnus lo
sujeto por los hombros para evitar que callera.
-¿Estas bien? –Dijo el brujo preocupado.
Alec llevo una de sus manos hacia su frente. –Sí. –Dijo sacudiendo su
cabeza, pero Magnus dudaba que eso fuera verdad.
El brujo coloco una mano sobre la perilla de la puerta, la cual se abrió de
inmediato. Dejo que Alec entrara sin decir palabra. Magnus se quedó en la
entrada mirándolo aun con incredulidad. La visión de Alec en su departamento
era algo hermoso que se había convertido en un recuerdo. Ahora era verdad. Noto
claramente como el chico se detenía a media sala de estar, respiraba
profundamente y sus hombros se relajaban.
Magnus paso saliva, él presionaba sus manos fuertemente una con la otra. No
recordaba la última vez en la que se hubiera sentido así de nervioso. Se sintió
tonto por el hecho, sonrió débilmente y camino hacia su prometido.
-Alexander…
-Gracias –Lo interrumpió Alec.
-No me agradezcas por traerte aquí, no es necesario.
-Gracias por llamarme así. –Dijo Alec sorprendiendo al brujo. –Desde
aquella ocasión, en la que te lo pedí, tú… no has dejado de llamarme Alexander.
-Ese es tu nombre.
-Es verdad. Sin importar lo que hubiera ocurrido. Ese es mi nombre. Lo
único seguro que tenía. –Alec busco el rostro de Magnus. –Además de ti.
Magnus dio un paso hacia Alec. -¿Por qué lo dijiste? –Pregunto el brujo.
-¿Por qué ahora crees que este es tu hogar?
Alec bajo la mirada. –Desde aquel día que llegue con Gwen y entre aquí. Es
decir, las luces de las ventanas, la forma en la que la música surge de todos
lados. –Alec levanto su rostro para toparse con el de Magnus que lucía
sorprendido. –El aroma. –continuo. –En verdad, ese aroma. Creo que es… ¿Tinta?
Y… Es como… Algo dulce, que se quema. Como…
Alec no termino de explicar su punto. En un segundo Magnus lo había tomado
y sus labios pegados ferozmente contra los suyos le impedían pronunciar
palabra. Se formó una revolución en su estómago, escucho un sonido saliendo
desde su garganta, cerró los ojos y sintió los labios del brujo moviéndose
entre los suyos, se sentía mejor de lo que alguna vez se hubiera podido
imaginar. Su imaginación no tenía la capacidad de hacerle sentir lo que ahora
estaba consumiéndolo.
-Azúcar quemada. –Dijo Magnus separándose un poco de Alec con la
respiración entre cortada. –Siempre describiste el olor de la magia así.
-Uh. –Dijo Alec. Él en realidad no recordaba con precisión de lo que estaba
hablando antes de los labios de Magnus, los labios de Magnus, los labios de
Magnus a los que necesitaba volver.
Se besaron nuevamente con urgencia descontrolada. Magnus lo aparto una vez
más. Sus manos sujetaban fuertemente el rostro del chico. Lo miraba con
incredulidad. Necesitaba mirarlo un poco más para poder aceptar lo que estaba
pasando. Alec lo odio.
-¿Por qué me torturas así Magnus?
Magnus lo miro emocionado. –Querido, eras tú el que se torturaba solo.
Alec sujeto la solapa del abrigo de Magnus para apresarlo fuertemente hacia
sus labios, ahora no dejaría que se alejara. Para Magnus se sentía como el
primer beso. Para Alec sus besos eran como agua en el desierto, como la vida
después de la agonía, hasta ahora se daba cuenta de lo mucho que lo necesitaba,
incluso de lo mucho que lo extrañaba. ¿Puedes añorar algo que no recordabas que
amabas? Ahora sabía la respuesta.
Magnus rompió el beso para seguir hacia el cuello de Alec, Alec sintió el
calor del aliento de Magnus sobre su mandíbula para seguir su camino hasta el
cuello, el brujo aparto la tela de la chaqueta para besar su clavícula…
-¿Magnus? ¿Magnus Bane?
-Ése soy yo.
El hombre que bloqueaba la entrada era tan alto y delgado
como un raíl, y los cabellos, una corona de espesas púas negras. Clary supuso,
por la curva de sus ojos somnolientos y el tono dorado de su piel uniformemente
bronceada, que era en parte asiático. Llevaba vaqueros y una camiseta negra
cubierta con docenas de hebillas de metal. Sus ojos estaban cubiertos de una
capa de purpurina negra, que le daba el aspecto de un mapache, y tenía los
labios pintados de azul oscuro. Pasó una mano cargada de anillos por los
erizados cabellos y les contempló pensativo.
-Hijos de los Nephilim –dijo -Vaya, vaya. No recuerdo
haberlos invitado.
Alec se apartó de
inmediato tras la visión del recuerdo. Había tenido visiones antes, sin embargo,
ahora era muy diferente, ahora se sentían reales, propios, sabía de dónde provenía,
sabía que era el primer recuerdo que tenia de Magnus.
-¿Estas bien?
–Pregunto Magnus preocupado por la posibilidad de que a pesar de la clara
respuesta de Alec hacia sus besos, sintiera que fuera demasiado.
-Sí. –Dijo Alec y
nuevamente se precipito a los labios del brujo. Lo rodeo firmemente con sus
brazos e instantáneamente la espalda del brujo se convirtió en algo tan
familiar como su rostro o su propia voz.
-¿Qué
sucede? -dijo Alec.
-¿Nunca has besado a
nadie? -dijo Magnus. -¿Nadie en absoluto?
-No, -dijo Alec,
esperando que eso no le descalificara por salir con él. -No un beso de verdad.
-Ven aquí. -Magnus lo
tomo por los codos y lo acercó más.
Alec abrió por un
momento los ojos sin apartar sus labios de los de Magnus, el apartamento
nostálgicamente se miraba como aquel día en el que recibió su primer beso.
Recordó como toco la cintura desnuda del brujo. El simple recuerdo de la piel
suave de Magnus entre sus dedos lo volvió loco. Y como si Magnus estuviera
enterado de cada uno de sus sentidos, ayudo a su éxtasis realizando una
espectacular demostración de experiencia en el arte de besar. Alec sintió la lengua
del brujo en su boca, explorándola y haciendo que surgieran sonidos que no sabía
que estaban ahí. Aun así Alec quería más. Empujo a Magnus hacia la pared, lo
aprisiono con su propio cuerpo, sus manos cobraron vida y desprendió al brujo
de su abrigo. Magnus quito la primera capa de ropa que Alec llevaba.
-Escucha. –Dijo
Magnus entre los labios de Alec. –Si quieres detenerte y pensar un poco…
—Alexander.
Tal vez deberíamos esperar un segundo. Recordó.
Alec rio ligeramente.
–No. –Dijo. –Esta vez no me enviaras a casa.
Magnus se fascino con
su comentario, sabía exactamente a lo que se refería.
-No lo hare. –Dijo el
brujo mientras guiaba a Alec hacia el sillón. –Pero intentare refrescar tu
memoria aún más.
Ambos cayeron hacia el
sofá. Alec de inmediato se amoldó sobre Magnus, era impresionante la manera en
la que sus cuerpos se complementaban a la perfección. Magnus mordió su garganta,
ansioso por ver una marca ahí. Alec inesperadamente tomo la mano de Magnus y
beso la palma de ella.
-Dios. –Dijo Magnus
al darse cuenta de la forma tan precisa en la que Alec revivía lo que había
pasado aquella noche en su primera cita.
-Wow. –Exclamo Alec.
Magnus había girado para colocarse sobre él, al parecer había olvidado en donde
se encontraban y ambos cayeron del sofá. Paso en tan solo un segundo pero con
sus sentidos encendidos como ahora, Magnus se percató de la forma en la que
Alec lo sujeto intentando protegerlo de la caída.
En el instante que
ambos se miraron en el suelo se echaron a reír sin miramientos. Risas altas y
sinceras.
Sus labios nuevamente
se unieron con la misma intensidad, fue Alec quien a final de cuentas continuo
sobre el cuerpo de Magnus, besando tiernamente la línea de su garganta,
sintiendo como Magnus se curvaba bajo él y sintiéndose satisfecho por ello.
Los besos de Alec
cesaron inesperadamente. Magnus busco su rostro, Alec lo estaba mirando
fijamente recostado hacia un lado de su propio cuerpo, sus ojos brillaban,
parecían en cierta forma estar mirando algo que no estaba ahí.
-Te eche de menos.
–Dijo Alec suave y profundamente, rompiendo su propio silencio.
Magnus respiro
profundo. Guio a Alec a su lado, sus rostros uno frente a otro recostados sobre
la alfombra del apartamento.
-Háblame. –Dijo
Magnus tiernamente mientras acariciaba su negro cabello revuelto. –Dime lo que
hay en tu mente ¿Qué tanto recuerdas?
-Mucho. –Dijo Alec.
–él se acercó lo necesario a Magnus para dar un dulce beso rápido. –Con cada
beso. –Dijo. –Cada vez que me tocas… un recuerdo aparece. Magnus… Estoy
recordando.
-Eso es…
-Aterrador… Oh dios,
soy un Cazador de Demonios ¿Cierto?.
-Un excelente Cazador
de Demonios, -Intento tranquilizarlo Magnus.
-Surreal.
-Alexander. –Magnus
acaricio la mejilla del chico.
Alec se dejó llevar
por la voz tranquila y suave de Magnus. No había manera de saber lo que le
esperaba en su futuro, pero se convenció de que todo valdría la pena si Magnus
estuviera en él.
Alec beso a Magnus
lenta y tristemente. –Magnus. –Dijo él. -¿Podrías hablarme de Max?
Magnus asintió
lentamente. Ninguno de los dos supo cuánto tiempo paso. Magnus le hablo de Max,
de cómo había muerto por haber estado en el lugar equivocado. De lo que
tuvieron que pasar para derrotar a Sebastian. De la dimensión demoniaca y del
precio que pagaron para poder volver.
-Pero ahora todo está
bien. –Dijo Magnus apartando cabello de los ojos de Alec. –Ahora estas aquí y
no volverás a irte.
Se sentía como si su
cabeza girara en su lugar, era dolor, malestar que no se había ido desde días
atrás, Alec sabía que entre más recordaba peor se sentía. Sabía que el demonio
lo estaba matando lentamente. No podía decirle, no podía condenar a Magnus a
saber eso estando consiente de que no había forma de que pudiera evitarlo.
Nadie podía evitarlo, así que nadie tenía que saberlo.
Hubo una sombra que
cruzo por el rostro de Alec, Magnus la miro, pero fue tan solo por un segundo.
Alec lo miro
sonriente, sus ojos brillaban. –Magnus, yo… -Alec mordió su labio inferior. Ahí
estaba esa burbuja de nuevo en su pecho evitando que las silabas surgieran.
El brujo miro esas
palabras que siempre le habían sido difíciles de pronunciar. Te Amo.
Magnus mordió su labio. No importaba que Alec no lo hubiera
dicho, había muchas otras formas de decirlo. Magnus amaba la forma tan verídica
de Alec al hacerlo.
-No tienes que decir
nada. –Dijo Magnus.
El alivio cruzo por
el rostro del chico. Magnus parecía siempre saber en lo que pensaba. Era reconfortante
poder confiar tan profundamente en alguien. -¿Puedo entonces… besarte?
-Tampoco tienes que
preguntar eso.
Alec tomo de nuevo su
lugar sobre Magnus.
*
* * * *
Fue una tierna y
dulce noche de besos. El cansancio llego a ellos. Alec se había quedado dormido
sobre el brazo de Magnus. Magnus no podía dormir, como persona más bien nocturna,
la decisión entre dormir o permanecer despierto, sintiendo a Alec tan cerca de
él, era una decisión sencilla de elegir.
Magnus había
contestado a los mensajes que Jace e Isabelle le habían enviado preguntando por
Alec. Intento reconfortarlos lo mejor que pudo:
No
molesten.
Los mensajes cesaron
por el resto de la noche.
Magnus considero que
era suficiente de estar en el suelo. Beso a Alec con la esperanza de
despertarlo. Alec le correspondió acercándolo más.
-Levántate. –Dijo
Magnus en su oído. –Estarás más cómodo en la habitación.
A Alec le gustó la
idea de una cama. Se levantó a sus pies. Pero sus rodillas lo traicionaron.
Magnus evito por muy poco que callera.
-¿Qué fue eso?
–Pregunto el brujo más preocupado de lo que tenía intenciones de demostrar.
Alec negó con la
cabeza y sonrió. –No he dormido ni comido bien. –Confeso el chico y no era
mentira. –Supongo que…
-¿Estas por hacerte
colapsar? –Magnus sonaba molesto, de esa molestia que reconforta, por saber que
alguien está molesto contigo, porque en realidad se preocupa por ti.
-No es mi intención.
–Se disculpó el chico. Ambos caminaron hacia la habitación. Magnus no aparto el
brazo de Alec de sus hombros.
-Confió en que eso
cambiara de ahora en adelante.
Alec se metió en la
cama. –Lo intentare. –Dijo mientras se colocaba en las almohadas.
Magnus se dio media
vuelta, tenía la intención de dejarlo descansar. Antes de poder irse, un agarre
fuerte hacia su mano lo detuvo. -¿A dónde vas? –Dijo Alec, este lo jalo hacia
la cama para hacerlo caer justo a su lado.
Magnus rio mientras
que Alec lo cubría con las mantas. –A ningún lado al parecer. -Magnus se acostó
sobre su espalda, apoyado sobre su propio brazo. Tenía que aceptar que a estas
alturas ya estaba suficientemente agotado como para dormir un poco.
-Intenta recuperar
las horas de sueño perdidas. –Pidió Magnus.
-Lo hare. –Dijo Alec
ocultando su rostro en el cuello del brujo.
Magnus chasqueo los
dedos y las luces de la habitación se apagaron.
*
* * * *
El sonido fue molesto
y aturdidor. Magnus se despertó y observo como Alec estiraba su mano hacia la cómoda
al costado de la cama. Apago la molesta alarma de su celular y se quedó sentado
a la horilla de la cama claramente intentando aun desenredarse del sueño.
Magnus noto lo mucho que le costaba eso.
-¿Qué haces? Vuelve a
la cama. –Dijo al darse cuenta de la aun ausencia de sol.
Alec tallo su rostro.
–No puedo. –Dijo somnoliento. –Debo ir a clase.
Magnus levanto ambas
cejas. -¿Debes?
La pregunta despertó
un poco más a Alec que pareció estarlo considerando un poco más intensamente.
Guardo silencio por un momento. –Supongo. –Dijo. –Que no.
Magnus noto la
resolución en su rostro. No había forma en que él no pudiera darse cuenta. Ahí
estaba percatándose de su realidad. No volvería a su escuela, a su hogar ni con
su familia, por lo menos no con la familia que creía propia.
Alec levanto la
cabeza, cerro sus ojos dolorosamente. Sabía cuál era la verdad, pero no podía
decirle a su corazón que la aceptara.
Magnus sufrió a su
lado. Odio a Belcebú por hacerle esto a la persona que más había amado en su
larga vida.
-No puede ser tan
terrible. –Dijo Magnus.
-¿Qué? –Pregunto Alec
y giro hacia él solo para darse cuenta de Magnus, ahora con su rostro a solo
centímetros del suyo, se había estirado hacia él.
-Déjame demostrarte
que ser Alec Lightwood no es tan terrible. –Le susurro Magnus mientras ponía
sus largos dedos bajo su barbilla para guiarlo hacia sus labios. –Puedo hacer
que valga la pena.
Alec se perdió en las
palabras, fue como si su cuerpo flotara hacia Magnus guiado tan solo por sus
dedos que tocaban y quemaban a su paso.
Llego hasta donde
Magnus le indico, en donde se topó con los suaves labios del brujo, lo único
que quería. Y en lo único que podía pensar. En ese momento no importo nada, el
miedo se había ido desde los cimientos. Tal vez no había un lugar certero en donde
se sintiera en casa. Pero siempre estaría Magnus, Magnus que se sentía exactamente
como ese lugar donde pertenecía.
Gateo hacia él por
sobre la cama. Magnus lo recibió en sus brazos. Sus besos eran lentos, dulces e
intensos. Durante toda la noche ellos se habían besado. Magnus conteniéndose,
teniendo siempre presente la falta de memoria que aún estaba sobre Alec.
Temeroso de que Alexander quisiera alejarse en cualquier momento. Se sorprendió
al ver al chico sobre él e intentando deshacer los botones de su camisa, sus
manos temblorosas y ansiosas al mismo tiempo.
-Alexander. –Murmuro
Magnus.
-Es increíble. –Dijo
Alec mientras descubría el pecho del brujo, colando sus manos hacia su estómago.
–Lo mucho que te recuerdo.
Magnus lo miro expectativo
con respiración cortante. Su cuerpo quieto bajo el suyo. A disposición de Alec.
Magnus estaba desesperado por hacerle saber exactamente eso.
-No hay ombligo.
–susurro Alec mirando fijamente a los ojos de Magnus y acariciando precisamente
esa parte de su cuerpo. –Y esta cicatriz. –Alec movió su mano hacia el costado
en donde Amantis había enterrado una daga.
Magnus abrió la boca
dejando que el aire saliera, aire que se había arremolinado en su pecho al
sentir las caricias de Alec.
-Te recuerdo tan
bien. –Magnus mordió el labio del chico. Alec rio. Y por primera vez se percató
del anillo que colgaba del cuello de Magnus.
-¿Qué es? –Pregunto
el chico tomando la joya.
Magnus guardo
silencio por un momento, dejando que su propia memoria le respondiera, eso no
sucedió.
Alec volvió a ver a
Magnus esperando la respuesta.
-Es tu anillo
familiar. –Dijo Magnus algo decepcionado. –Lo llevo desde aquel día.
-Creí que el demonio
se había llevado todo.
-Lo hizo, excepto
esto. –Magnus lo quito de su cuello, lo desprendió de la cadena y tomo la mano
de Alec. Cuando coloco el anillo en su lugar, la memoria de Alec se disparó. El
no recordaba este anillo pero recordaba otro. Uno diferente que al igual que en
este momento había dejado que lo colocara Magnus.
-Ahora
es oficial. –Recordó a Magnus diciendo. –Comprometidos.
Magnus vio de nuevo
la sombra de un recuerdo en él. -¿Alec? –Pregunto.
-Me quito otro
anillo. –Dijo.
Magnus sonrió
conmovido. –Lo recuperaremos. –Dijo y lo beso.
Había algo en los
besos de Magnus con la suficiente fuerza para hacerlo recordar, alguna frase,
algún evento o incluso gestos, caricias. Todos ellos directamente relacionados
con él. Alec siguió besándolo dejando que las imágenes lo inundaran. Hasta que
sus propios instintos le ganaron a sus recuerdos, los labios de Magnus lo
habían llenado de éxtasis, las imágenes se alejaron y él solo podía pensar en
Magnus, en este momento y en como quería más. Más del brujo y más de sí mismo.
Alec rompió el
ferviente beso para incorporarse aún sobre Magnus, Ambas rodillas contra la
cama y apresando la cadera del brujo, el cual vio como jalaba su propia
camiseta por sobre su cabeza, dejando ver su pecho y su piel de pergamino.
Magnus lo miraba como mirando un sueño que no podía creer. Ahí estaba Alec,
como siempre lo había recordado, decidido y siempre buscando aquello que
deseaba. Magnus pensó en la posibilidad de ser quien deseaba hoy. Y paso
saliva.
-Dijiste que harías
que valiera la pena. –Dijo Alec y fue como una invitación al brujo. Una
invitación imposible de rechazar.
Magnus lo tomo con
fuerza para recostarlo sobre las almohadas y quedar sobre él. Sus labios
estallaron en un beso feroz, ardiente, como cada caricia de ambos. La cadera de
Magnus se abrió camino entre las piernas de Alec, amoldándose a él. Sus manos
buscaron el cierre de su pantalón para deshacerlo y abrir camino suficiente a
una de sus manos. Alec soltó un quejido y jalo el cabello de Magnus. El brujo
no titubeo ni un momento, todo en Alec le indicaba que estaba haciendo todo
cuanto él quería. Alec quito la camisa del brujo y planto sus labios en su
cuello, sus hombros, aferrándose a su espalda mientras Magnus hacia que sus
huesos se convirtieran en agua con una sola de sus manos.
Magnus escuchaba
satisfecho cada sonido que salía de la boca de Alec, bajo de sus labios hacia
su estómago, trazando con labios y lengua gran parte del camino. Alec ahora sin
Magnus cerca se aferró a la almohada en su cabeza, sus ojos cerrados
fuertemente mirando estrellas tras sus parpados.
Magnus ocupo sus dos
manos para tomar el pantalón de Alec y jalarlo hacia sus pies, quitándolo del
camino junto a su ropa interior, Alec pateo para ayudar al brujo con la tarea
en un movimiento desesperado. Alec tomo a Magnus del cuello para acercarlo.
Ahora él estaba por encima del brujo.
-No es justo. –Dijo
Alec quitando ahora el pantalón de Magnus.
Magnus dejo que lo
despojara de él para que después montara sobre su regazo, la sensación de sus
cuerpos por completo desnudos y tan cercanos era desquiciante, sus labios eran
fervientes, casi salvajes mientras se aferraban uno con el otro. Alec se miraba
como siempre, tranquilo, seguro de lo que pudiera ocurrir, era como si nunca se
hubiera marchado. Para Magnus se sentía como cualquier anochecer a su lado,
amándose antes de dormir, o las mañanas, en las cuales se entregaban antes de
empezar el día.
-Alec. –Dijo Magnus
en un susurro con sus labios pegados al mentón del chico. El momento llego y
Alec en un movimiento decidido y absolutamente controlado, se dejó enterrar
lentamente en él. Sentir a Magnus tan dentro y tan cerca de él fue enloquecedor
y familiar. Sus sentidos le jugaban la broma ya conocida; Era una experiencia
nueva, pero todo en su cuerpo le indicaba lo contrario. No sabía lo mucho que
extrañaba el estar así con Magnus. Ahora su cuerpo se lo estaba gritando a todo
volumen. Alec jadeo y dijo el nombre de Magnus, su cabeza levantada y su
respiración entre cortada.
Magnus intentando con
todas sus fuerzas no perderse en el momento, sujeto a Alec con sus brazos,
cuidando darle la libertad que exigía. Alec se movía de una manera casi
experta, haciendo que Magnus comenzara a hablar en otro idioma, Alec no
entendía pero de alguna manera sabía que responder.
-Lo sé. –Dijo él. –Yo
también.
Magnus corrió sus
manos hacia la cadera de Alec, por sus piernas, su espalda baja, muy baja,
tenia absoluto acceso a él. Era maravilloso ver al chico sobre él, provocando
su propio placer y matando a Magnus con el suyo. Los movimientos de Alec
aumentaron y Magnus se concentró, tenía que concentrarse, no quería que
terminara, no aun.
Pero Alec lo conocía,
lo conocía mejor de lo que él mismo lo hacía. Y como si cada beso, caricia y
movimiento estuvieran programados para su deleite. Magnus perdió todo rastro de
auto control, oculto su rostro en el pecho de Alec mientras dejaba que la
culminación lo envolviera.
Alec sintió como
Magnus se estremeció en sus brazos, escucho la forma tan desesperada en la que
lo llamaba. Y la explosión llego a él, desde su estómago hasta cada fibra de su
piel. Tensionando todo su cuerpo, Alec acompaño a Magnus en sus gritos ahogados,
sus manos se apoderaron del rostro del brujo para levantarlo y que su éxtasis
terminara en sus labios. Un beso poderoso con toda la intensidad del momento.
Sus cuerpos exhaustos
y aun unidos por sus labios cayeron en sincronía hacia las almohadas. Hubo
silencio por gratos momentos. Ellos se miraban fijamente, sus respiraciones
fuertes parecían estar acompasadas. Y Magnus dudo. Dudo en la situación, ahora
¿Seguía teniendo derecho a él? Ahora que la euforia se había marchado. ¿Alec se
arrepentiría?
Alec levanto ambas
cejas. -¿Por qué me miras así? –Dijo y abrió su boca para encontrar la de
Magnus. Con la sensibilidad a flor de piel Magnus dejo salir un gemido al
sentir la lengua de Alec acariciando su labio al terminar su beso.
-No estuvo mal
¿Cierto? –Pregunto sincero el chico.
-No. –Dijo Magnus
cuando su respiración volvió. –Nada mal.
Magnus se acercó a
Alec lo suficiente para que sus pechos se unieran, sus brazos se rodearon
mutuamente y Alec se acomodó con mucha facilidad en el hueco del cuello de
Magnus.
*
* * * *
Esto lo recordaba, lo
recordaba muy bien. La forma en la que Magnus se recostaba en su pecho y
esporádicamente sentía las caricias que hacia ahí con la yema de sus dedos,
tiernas, suaves, y lentas, incluso aun cuando estaba dormido. Su boca se curvo
en una delicada sonrisa y bajo un poco su rostro para percibir el aroma en el
cabello de Magnus. Cerró los ojos ante los recuerdos, el aroma era inconfundible,
se lamentó por no lograr recordar el nombre de él.
Cuando Magnus despertó
se sorprendió al ver los ojos azules y amplios de Alec sobre él. –¿Tienes mucho
tiempo despierto? –Pregunto el brujo sin moverse mucho.
-No. –Dijo Alec
tranquilo.
Magnus se incorporó
para quedar sentado y recargado sobre la cabecera de la cama. La manta cubría
hasta su estómago. –Se supone que dormirías.
Alec tomo un largo y
profundo respiro. –No recuerdo la última vez que dormí tan bien.
-No recuerdas muchas
cosas. –Dijo Magnus intentando ahogar una risa.
Alec entrecerró los
ojos hacia él. Se incorporó en un movimiento rápido quedando en cuatro patas
sobre el brujo. –No veo la gracia. –Alec miraba directamente a los labios del
brujo.
-No la hay. –Respondió
Magnus sin evitar que su boca reflejara la clara sonría.
-¿No deberías
ayudarme a recordar? Es decir… En lugar de burlarte de mí. –No lo dijo enojado,
solo asombrado por la disponibilidad del brujo por hacer bromas al respecto.
-Tienes mucha razón
Alexander. –Dijo mientras apartaba a Alec para levantarse y caminar hacia el
cuarto de baño.
Alec observo como la
manta caía mientras Magnus se incorporaba dejando al descubierto todo lo que
había estado cubriendo. Magnus era hermoso. Una verdadera obra de arte con
finas líneas trazadas a la perfección. Alec cerró su puño presionando la manta
con mucha fuerza, no sabía si alguna otra cosa le había robado el aliento antes
de esta manera, como ahora lo hacia la visión del cuerpo desnudo de Magnus. No
dejo de mirarlo hasta que casi desaparecía.
-¿A dónde vas? –Pregunto
Alec sorprendiéndose del tono de urgencia en su voz.
–Tomare una ducha, y
la usare de herramienta para hacer precisamente lo que me has pedido. –Magnus
uso el tono de voz que surge cuando alguien ha preguntado lo más que obvio.
–Ayudarte a recordar.
El corazón de Alec se
detuvo por un instante.
La sonrisa de Magnus
fue clara al ver la reacción de Alec tras sus palabras. –¿No vienes? –Dijo
mientras seguía caminando hacia el cuarto de baño.
Alec recobro el aire,
revolvió su cabello con una de sus manos, volvió a tomar aire… Y siguió a
Magnus.
*
* * * *
Magnus estaba sentado
frente al espejo de su tocador, el usaba magia para fijar su cabello a la
posición exacta a la que debiera estar. Todo ello lo hacía sin quitar la vista
del reflejo de Alec que estaba en la orilla de la cama agachado amarrando las
agujetas de sus zapatos tenis. Las gotas de agua aun caían en sus hombros desde
su cabello.
-Es curioso. –Dijo el
brujo. -¿Qué posibilidades hay de que alguien pierda su virtud dos veces en su
vida? –El brujo tenía un tono de superioridad. –Y con la misma persona. –Dijo
sonando satisfecho.
Se dibujó una sonrisa
en el rostro de Alec. Levanto su mirada a la del reflejo de Magnus. –No fue mi
primera vez. –Dijo y Magnus se odio así mismo junto a las palabras recién
pronunciadas. Alec había tenido novia todo un año, era doloroso pero no había
forma de enojarse o culparlo por ello.
Alec se miró
reflexivo mientras se ponía de pie y caminaba hacia Magnus. –Mi primera vez fue
en Alicante. –Dijo mirando hacia un lado pensativo. –Hubo fuegos artificiales.
–él no pregunto, estaba seguro de aquello.
Magnus cambio de la
decepción a la alegría en un segundo, se miró cien veces más complacido. Se levantó
para acariciar la mejilla de Alec. –Me hiciste ver fuegos artificiales. –Dijo y
lo beso.
Alec se aferró a los
brazos de Magnus.
-ya está libre. –Dijo
Magnus después de separarse y señalando hacia el lugar de donde se había
levantado.
Alec paso sus manos
por el cabello mojado, utilizando sus propios dedos como peine un par de veces,
lo que fue suficiente para el chico, el miro su reflejo bastante satisfecho.
–Listo. –Dijo y a Magnus no le sorprendió en lo absoluto, al igual que no le
había sorprendido el que de su amplio guarda ropa hubiera escogido un suéter de
Lana que Magnus estaba seguro lo había comprado hacía ya varios años y que
estaba por dar a la caridad.
-Listos entonces. –Sonrió
el brujo.
Cuando Magnus se
disponía a salir de la habitación, observo a Alec mirando fijamente hacia uno
de sus muebles. -¿Todo bien? –Pregunto el brujo.
Alec sin apartar la
mirada del mueble que era una mesa de lectura de caoba con terminaciones
orientales con una pequeña gaveta. La miro por un poco más. –Hay algo mío ahí.
Magnus siguió su
mirada. –Imposible Alexander, el demonio…
-Lo sé. –Dijo Alec.
–Pero hay algo ahí, Magnus…
Magnus no dudo más. Camino
con paso seguro hacia la mesa. Sus ojos se abrieron mucho cuando miro el
interior de la gaveta.
-Imposible. –Dijo el
brujo.
-¿Qué es imposible.
–Pregunto con cierta alarma Alec.
Magnus metió su mano
y al sacarla Alec pudo ver un cuaderno de aspecto muy normal, con resorte.
-Eso es mío. –Dijo
Alec sin dudar.
Magnus lo considero
por unos momentos. –Es verdad. –Dijo. –Es tuyo, porque yo lo escribí para ti.
-Pero ¿Por qué el
demonio no se lo llevo?
-Esa es la cosa con
los demonios. –Dijo Magnus mirándose reflexivo. –No entienden las emociones
humanas. Él confundió el hecho de haber sido escrito por mí. Pero fue escrito
para ti. Es tuyo.
Alec estiro su mano
para alcanzar la de Magnus que le estaba ofreciendo el cuaderno. –Todo este
tiempo estuvo ahí. –Dijo Magnus. –No tenía idea.
-Lo ponía ahí cada
noche después de leerlo. –Dijo Alec sorprendiendo al brujo.
-¿Recuerdas eso?
-Claramente. –Dijo
Alec. -Lo recuerdo bien. –Alec presionaba con fuerza el cuaderno.
Magnus revolvió el
cabello del chico, lo tomo del cuello del suéter, lo jalo hacia si con mucha
fuerza y lo beso.
-Te Amo. –Dijo el
brujo en un suspiro después de liberar al chico.
Alec mordió su labio
inferior. –Lo sé. –Dijo levantando el cuaderno.
Magnus rio y salió de
la habitación, camino por la sala de estar hasta la entrada del apartamento.
Alec había colocado el cuaderno en su lugar y seguía de cerca al brujo.
Antes de que Magnus
abriera la puerta para salir en dirección al instituto, se detuvo y miro a su
novio. -¿Listo? –Dijo mirándose inseguro.
Alec levanto una
ceja, su boca se torció en una sonrisa. –No. –Dijo.
Sin embargo, sin
detenerse a pensarlo, con toda la determinación que había en sus ojos de
hierro, abrió la puerta, salió del apartamento sin un solo titubeo y jalando a
Magnus consigo de la mano.
Continuara…
"-Listo? -No"
ResponderBorrarOh, por el Ángel, mi día emperando progresivamente y de nuevo me haces el día!!! Prácticamente me moría de dolor de pansa, vi que actualizaste y ¡WAUW! Se esfumó (okno, me sigue doliendo, pero :/)
Oye, esto es lo mejor del mundo! Si escribes un libro, dejamelo comprar!
Tu fic es hermoso, casi tanto como Alec gg
Ohhh por dios !! Eso fue increible genial valió la pena lo he leido como 3 veces waaa genial sigue con esta historia aunque con esto bien podria aguantar un mes
ResponderBorrarSiii! Al fin!! Vi que la notificacion en facebook de que habias actualizado y literalmente grite! Valio la pena que mis padres me miraran muy raro, tus fics son hermosos!! Por favor nunca dejes de escribir!
ResponderBorrarAl igual que las demas esta parte te quedo genial! La ame! Gracias por escribir esto, y no puedo esperar para leer la parte 12!
Gracias, Gracias, Gracias!
Me sentí tocada con lo de "mis padres me miraran raro"
BorrarTe acostumbras, luego de un tiempoooo. Okno.
Son unas bellas miradas de "mi hij@ está loc@"
Por el Angel!!!! Es hermoso, muchísimas gracias por haber creado este hermoso FanFic. Me declaro tu fan por siempre y para siempre. Estoy muy ansiosa por leer la siguiente parte, ahora si puedes tardarte lo que quieras (pero no lo hagas) porque con lo que acabo de leer tengo mayor capacidad de esperar mas tiempo por la siguiente parte.
ResponderBorrarPd. Amo tu forma de escribir, siento que estoy leyendo un libro en físico.
Por el ángel!!! Vas a hacer que me de algo!😲 AME ESTE CAPITULO! En serio estaba teniendo un pésimos día y cuando vi que actualizaste y lo leí..... Ya estaba como loca gritando de la alegria, este oficialmente es mi capitulo favorito (al no ser que subas otro mejor) PD: actualiza pronto y escribes fabuloso, SALUDOS
ResponderBorrarM-A-D-R-E M-Í-A
ResponderBorrarCuando lo he leido casi me caigo de la silla.
En serio, diez capitulos de pura sequía emocional y de pronto.. BUUM!!!
Estoy como en un sueño. No me lo termino de creer, esto es lo mejor que me ha pasado estas vacaciones... y con diferencia! !!
Ya casi está todo resuelto, pero no he entendido bien que alec este muriendose.
Belcebú le está haciendo daño?
Me va a dar algo!!!!
La escena hacia la ducha ha sido para publicar una tesis SOBRE ELLA.
En serio, gracias por actualizar tan pronto y por amenizarnos la espera con comentarios y fotos en tu facebook.
Sabes como mantener contentos a tus fans :)
Espero saber pronto más de esta maravillosa historia.
Un besazo desde tu fan española! !!!
Por el ángel <3 Morí =D debiste haber visto salto que pegué al ver que habías publicado May *_* si hay escritores entre mis favoritos tu eres una de ellos.
ResponderBorrarSigue escribiendo ¡¡Por fa!! No sabes lo mucho que me a gustado esta historia, se desenvuelve genial, además realmente sabes como darle es perfecta personalidad ¡Que talento May ! Waaaa, está chulisimoooo sjsvsnsgskakshrkfjdbd*Convulsiones * Es todo muy....Asd *Explota*
Gracias por escribirnos May, eres la hostia! ^_^
Gracias deus (?
ResponderBorrarTodos los días estoy al pendiente de tu fic, simplemente ME ENCANTA, este capítulo es puro Malec zjdjdjrgoph :3 ¿Qué más puedo pedir?
Gracias por subirlo, en serio te adoro (es neta, creo que te haré un altar).
¿Ya te dije que me encanta como escribes?
Ay dios esto es hermosamente perfecto, me encanta esto es fantástico!!!!
ResponderBorrarAdoro este fanfic LO AMO!!!
Quiero mas por favor esperó el siguiente capitulo con ansias...
Llore en serio lloro mucho y esto me hizo llorar....
AMO la manera en como escribes la AMO
Me encanta como escribes
Sigue
Besos➰
Lloré cuando Alec recordo más a Magnus :')
ResponderBorrarES HERMOSO <3 ME ENCANTA
Sigue subiendolo porfa :'3
AMO este fic
me encanta , mejor dicho me facina...PORFAVOR SIGE SUBIENDO MAS ...... quiero saber que mas pasa....y subelos rapido.....sin precion!!!!!bueno un poco
ResponderBorrarEmmmm para cuando el nuevo cap???
ResponderBorrar¡¡fue hermoso leer el capitulo!! el mejor fanfic, fue genial leer como es que Alec recordaba a Magnus, me encanta como escribes.
ResponderBorrarEs genial, me encantan las historias que escribes, ojalá nos brindes con más. Te quería consultar si hay manera de bajarlas en PDF es para poder leerlas en ebook ( mi móvil es pequeño y cansa bastante leer así)
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