Te Encontrare Cap 14

La quinta avenida lucia increíblemente lúgubre, como si los malos espíritus se hubieran encargado de alejar a los mundanos que normalmente pasean por ahí incluso a altas horas de la noche. Los chicos cayeron sobre un callejón al costado de una de las tiendas en donde Simon y Clary compraban sus ejemplares de Manga.

Clary espero al lado del portar mientras miraba a todos atravesarlo, siempre que hacia un portal se sentía como una responsabilidad el que todos llegaran a salvo, Clary no pudo hacer mucho por Gwen que no logro atravesar en pie, la chica cayo de manos y rodillas sobre el pavimento.

Alec se apresuró a ayudarla. –Tarda un poco acostumbrarse. –Le dijo mientras la levantaba amablemente.

Gwen le miro. –Espero no tener que acostumbrarme.

Alec le dedico una sonrisa fraternal, el corazón de Gwen se hizo pequeño de dolor, a pesar de saber la verdad, la forma en la que Alec le miraba, la forma de hablar, de moverse, todo era parte de su primo, su primo muerto.

-¿Estas bien? –Dijo Alec preocupado al notar la expresión de la chica.

Gwen respiro profundo. –Lo estaré cuando sepa que ese demonio está convertido en pequeñas piezas o incinerado hasta las cenizas.

Alec entrecerró los ojos a Gwen, no era normal que ella le deseara el mal a nadie, siempre había sido de las que incluso en el último momento de la película, ella seguía esperando que el malvado entendiera, se arrepintiera y se hiciera bueno.

-No puedes esperar que piense de otra manera. –Dijo la chica sorprendiendo de nuevo a Alec. Había olvidado las increíbles habilidades de Gwen para leer sus pensamientos.

La chica se alejó siguiendo a Isabelle y Simon que parecían estar examinando el callejón.

-Ella estará bien. –Dijo Magnus acercándose a Alec. –Es mucho más fuerte de lo que aparenta.

Los labios de Alec se torcieron en una sonrisa. –Mis pensamientos no están seguros contigo y Gwen cerca.

-¿Qué?

El grupo se había adelantado hacia la entrada del callejón, Magnus espero la respuesta de Alec pero este en lugar de hablar, llevo su mano hacia la parte trasera del cuello del brujo y lo acerco con fuerza a él. Y Magnus probo los labios de Alec, suaves, tibios, y decididos. Sintió su mano recorrer su cuello y entrelazar sus dedos en su cabello, Magnus se acercó, no fue un beso dulce, fue apasionado, eufórico y perfecto. Alec sostenía en su otra mano su arco, como una extensión de su cuerpo, a Magnus no le importó que no lo soltara para sostenerlo a él, era así como debiera ser.

Se separaron para tomar aire. –¿Y eso que fue? –Pregunto Magnus aun sintiendo el aliento de Alec en su rostro.

-No lo sé. –Dijo encogiéndose de hombros. -¿Alec?

Magnus no podía estar más de acuerdo con eso.

-No estamos lejos. –Dijo Gwen. Alec y Magnus se acercaban a ellos mientras la chica señalaba. –Un par de calles, pero…

-¿Qué? –Pregunto Jace.

-No hemos estado ahí desde pequeños, dudo que alguien nos reconozca y nos deje entrar.

Jace sonrió vivazmente. –No esperábamos que nos dejaran entrar de cualquier manera. ¿Cómo te sientes? –Pregunto a Alec.

-Bien. –Dijo Alec. –Es extraño, como si el demonio no prestara todo el tiempo su atención en mí.

-Tiene otras almas que torturar. –Dijo Isabelle.

-No por mucho. –Dijo Jace. –Vamos.

Avanzaron velozmente por entre las calles, Magnus ayudo a Gwen con un glamour para que los mundanos no lograran verla, los Cazadores de sombras tenían sus propias runas para hacerlo.

-¿Es una broma? –Dijo Jace mirando a Alec acusadoramente al ver el Corolla azul aparcado al otro lado de la calle.

-Él no los llamo. –Dijo Magnus de inmediato.

Jace lo miro Pasamos por esto, ¿Recuerdas? Decía su mirada aburrida.

-No los llamo. –Repitió Magnus seguro.

-Yo lo hice, -Gwen cruzo la calle sin pensarlo dos veces.

Alec observo como corrió a los brazos de Nico y después a los de Johanna. Y un ansia incontrolable por hacer lo mismo lo inundo. Su rostro no debía haber disimulado esto, ya que Isabelle se acercó y presiono su brazo amablemente.

-¿Qué esperas para ir a saludar? –Le dijo con dulzura.

Alec cruzo la calle a grandes zancadas. Isabelle le miro, después a Magnus y después a Jace, ninguno de los dos se miraba contento por ello. Y ninguno dijo nada.

-¿Qué hacen aquí? –Pregunto Alec a Johanna y Nico después de haberlos abrazado.

-Estamos juntos en esto ¿Recuerdas? –Dijo Nico.

-Sé que les pedí eso. –Dijo Alec.- Pero, las cosas ahora son distintas, ustedes…

-¿Qué? ¿No somos tus amigos? ¿Es eso lo que sientes ahora?

Alec negó con su cabeza lentamente.

-Nosotros tampoco lo sentimos. –Continuo Johanna. Ella parecía estar forzando las lágrimas a quedarse dentro. –Independientemente de quien seas, no podemos negar lo que sentimos por ti. Además. Necesitamos averiguar lo que paso con… con Alex. Se lo debemos.

-¡Ustedes no le deben nada! –Dijo Alec alterado y tomo a la chica por ambos brazos. -¿Entiendes? Nada le deben.

-Es fácil para ti decirlo, pero…

-Johanna. –Llamo Gwen a su amiga. –Escúchalo.

-Tal vez pienses que no soy él. –Dijo Alec y sacudió la cabeza como intentando aclarar su mente. –Y no lo soy, pero, eso no significa que no pueda hablar por él y… debes creerme, Johanna… -Alec miro a los ojos de la chica ferozmente. –No me deben nada.

No me deben nada.

Fue como si Alex le hubiera hablado directamente. Sus lágrimas no permanecieron más dentro. Johanna instintivamente dio un paso hacia Alec. Alec se sintió abrumado por la sensación de familiaridad, pero la sensación de error le gano a ello. Dejo de ver el rostro de Johanna y levanto la vista hacia el otro lado de la calle, en donde Magnus los miraba fijamente y sin expresión. Alec soltó a Johanna lentamente.

-Lo lamento. –Dijo Alec quitando una lágrima de la mejilla de Johanna. –No se los he podido decir. Lamento mucho su perdida.

-tienes que dejarnos ayúdate. –Dijo Nico. –Tienes que dejarnos averiguar qué fue lo que paso con nuestro amigo.

-Es demasiado peligroso. –Dijo Jace que se había acercado con todo el grupo. –Podemos entender que quieran saber, pero, tal vez no valga la pena.

Alec se acercó a Magnus mientras escuchaba a Johanna protestar a Jace.

-¿Todo bien? –Pregunto Alec al brujo en voz baja, ellos estaban parados a parte de la discusión.

-¿Querías besarla? –Dijo Magnus sin rodeos –No estoy enojado, solo, me gustaría saber que… Tú sabes.

Alec pareció considerarlo, si Magnus había sido lo suficientemente honesto al hacer esa pregunta, lo menos que podía hacer era responderle la verdad. Alec recordó la sensación de tener a Johanna cerca, su mirada, sus ojos, y supo por qué casi automáticamente todo su ser había levantado la vista hacia el otro lado de la calle, hacia Magnus.

-No. –Dijo Alec firmemente. –No quería, no quiero besarla, no como lo quiero contigo.

Magnus se inclinó, probo los labios de Alec lenta y dulcemente, y sus lenguas se acariciaron, y sus respiraciones se aceleraron en un disfrute melodioso y casi doloroso.

-Demonios. –Dijo Alec después de haberse separado con su rostro en el hombro de Magnus, aun recobrando el aliento. -¿Qué será de mi cuando te recuerde por completo?

Magnus trago con fuerza, tal como Alec, también se recuperaba del asombroso beso.

-Te recuerdo por completo. –Dijo Magnus. –Y estoy perfectamente. Creo que podrás con ello.

Alec se tomó el lujo de permanecer un par de minutos más en el hombro de Magnus y se preguntó en como seria al recordar. ¿Te amare igual que ahora? ¿Alec te ama tanto como yo? Se alteró y se reprendió a sí mismo. Soy Alec Lightwood. Se dijo a si mismo obligándose a aceptarlo. Algo que ahora se daba cuenta no lo había hecho, no por completo.

Magnus lo aparto con delicadeza. –Debemos seguir. –Dijo y Alec asintió.

Los chicos siguieron su camino, se detuvieron justo al costado del gran edificio con las iniciales ACI en la entrada.

-¿Y ahora qué? –Pregunto Isabelle.

-¿En qué piso se encuentra la oficina de su abuelo? –Pregunto Jace.

Gwen levanto un dedo al cielo. –El ultimo. –Dijo la chica con pesar.

Antes de que los chicos comenzaran a moverse, notaron como varios automóviles se detuvieron frente al gran edificio, hombres de todas complexiones surgieron de ellos y entraran al edificio sin ninguna especie de introducción. Simon logro ver los emblemas en cada uno de los automóviles.

-Pandemonium. –Dijo para todos.

-¿Son mundanos? –Pregunto Clary.

-Lo son. –Confirmo Jace y se miraba frustrado. –Con los demonios es sencillo, los matas y ya. Los mundanos son más problemáticos.

-¿No van a matarlos o sí? –Pregunto Johanna preocupada.

-No podemos. –Dijo Jace. –Por eso son problemáticos.

-Podemos solo dejarlos inconscientes. –Sugirió Clary. –No creo que eso nos dé mucho problema.

-O podríamos solo llegar al último piso sin que se den cuenta de nosotros. –Dijo Alec y todos le prestaron atención. Alec miro a Nico y Gwen. -¿Recuerdan ese viejo elevador?

-¿Dónde te quedaste encerrado y en donde gritaste como un bebe? –Dijo Nico sonriendo.

-A ja ja –Dijo Alec desbordando sarcasmo. –Sí. Ese. Y tenía seis años, era prácticamente un bebe.

-Sigues siendo un bebe. –Dijo Nico.

-Suficiente ustedes dos. –Dijo Johanna poco después de que Alec se moviera para al parecer arremeter contra su amigo. –Tomen esto en serio ¿Dónde está el elevador?

Alec no dijo más y se movió hacia el costado del edificio, había una gran entrada de autos en dos direcciones, y una caseta de vigilancia vacía.

-Es tarde. –Dijo Alec. –El edificio debería estar solo, por lo menos en su mayoría.

Pero esto estaba lejos de ser así. Alec miro como un rayo de luz azul cruzo cerca de él para estrellarse en el hombro de un individuo de traje que se acercaba por la espalda de Alec. En un segundo los chicos estaban rodeados de sujetos con muy malas intenciones.

Magnus tomo el brazo de Alec, Alec tomo a Gwen la cual ya sujetaba a Johanna. Ellos, junto con Nico atravesaron el enorme estacionamiento cruzando por en medio de la lucha que sus amigos llevaban con los misteriosos sujetos.

-¿Ellos los están…? –Johanna pregunto asustada al ver como Jace, Clary, Isabelle y Simon dejaban fuera de combate a todo aquel que se le cruzara o intentara acercarse al resto de ellos. –No los están… ¿Verdad?

-No. –Dijo Magnus –Tendrán una terrible jaqueca por la mañana, pero estarán bien.

Llegaron al enorme estacionamiento y Alec abrió una puerta que a simple vista no parecía ser operable. Cedió el paso a sus acompañantes y miro el rastro de cuerpos que habían quedado en todas direcciones del camino, parecía que un tornado había pasado por allí y había dejado inconsciente a todos en su paso. Pensó que la fuerza de un tornado era la mejor forma de describir al grupo de Cazadores de Sombras que ahora los acompañaban. Jace fue el último en entrar y jalo a Alec dentro con el resto.

El elevador era exactamente como lo recordaba, Alec sacudió de nuevo su cabeza, esos recuerdos no eran suyos, y debía intentar apagarlos.

-Hasta aquí llegan. –Dijo Jace a Gwen, Nico y Johanna.

Los tres jóvenes protestaron.

-Ustedes se dieron cuenta. –Dijo Clary. –Es peligroso que sigan.

-¿Y no es igual de peligroso dejarlos aquí? –Dijo Alec.

-Pondré protección en la entrada. –Dijo Magnus. –Estarán seguros.

Alec asintió hacia Magnus aceptando lo que acababa de decirle.

-Necesitan toda la ayuda posible. –Reclamo Nico. –Iré con ustedes –Miro a Alec. –Iré contigo.

-¿Y las dejaras solas? –Pregunto Alec. –Debes quedarte con ellas, debes mantenerlas a salvo.

Alec se adelantó hacia sus amigos, miro a cada uno de ellos con detenimiento, los ojos cafés claros de Gwen, el cabello negro de Johanna el arcillo en la ceja de Nico. Trago fuertemente antes de hablar. –Deben… Deben permanecer juntos. –Dijo mirándose triste. –Siempre manténganse juntos. Pase lo que pase, solo manténganse juntos.

La mente de Alec se llenó de recuerdos, recuerdos de ellos cuatro, juntos, como siempre había sido, Alec no los aparto, quiso recordar eso a pesar de saber que nada tenían que ver con él. Pero necesitaba llenarse de ellos, de sus amigos, por lo que parecía ser la última vez.

Gwen se acercó a él. -¿Por qué hablas así?

Alec distraídamente toco uno de los rizos de Gwen. Y antes de que Gwen hablara de nuevo Alec la abrazo. Fuertes y firmes eran sus brazos alrededor de la chica. -¿Recuerdas lo que te dije fuera del instituto? –Dijo en el oído de la chica.

-¿Alex?

Alec se aferró más a ella al escucharla llamarlo. –No importa lo que pase. Encontrare la manera de volver a ti. –Alec la soltó y camino hacia el elevador junto con Magnus y los demás.

Gwen se quedó parada ahí mirando hacia su primo, mirando cómo se alejaba, con una fuerte sensación en su pecho que le gritaba que esa sería la última vez que lo miraría. ¿Y si eso es cierto? ¿Qué sería lo último que le dijeras? -¡Estaré bien! –Grito Gwen antes de que Alec no pudiera escucharla.

Alec giro y le dedico una resplandeciente sonrisa. –Lo sé. –Dijo cuándo la puerta del elevador se cerró. Eres más fuerte de lo que alguna vez pensé ser.

Los tres chicos se quedaron en silencio por un segundo. Nico tomo la mano de Gwen.

-¿Por qué le dijiste eso? –Pregunto curioso.

-Quería que lo supiera. –Dijo Gwen. –No quería que se marchara sin que lo supiera.

Estaré bien a pesar de que no estés mas conmigo.

-Cuando vuelva tú…

-No. –Dijo Gwen aun mirando a la puerta del elevador cerrada. –Nuestro Alex no volverá.

* * * * *

Magnus tomo la mano de Alec, los chicos guardaban silencio mientras el elevador subía, esa había sido una clara despedida y una muy dolorosa.

-Deben prepararse. –Dijo Alec terminando con el silencio. –Lo que veremos al abrirse las puertas será la oficina de mi abue… del Señor Carter. Quien sabe quién esté ahí para cuidar la bóveda.

Las armas brillaron y Magnus se acercó más a su novio. -¿Estas bien?

Alec le dedico una mirada rápida. –Claro. –Dijo.

Magnus miro más en esa respuesta la soberbia de Alex que la sinceridad de Alec. Y soltó su mano.

Las puertas se abrieron y una formación perfecta de guerreros se abrió paso, listos para el combate, Jace a la cabeza, Magnus al final y más atrás, Alec siempre siendo protegido. En solo unos segundos se dieron cuenta de que la habitación estaba vacía.

-¿Y la diversión? –Dijo Jace secamente guardando su espada.

-Detrás de la puerta número uno. –Dijo Simon al ver la gran puerta monumental que al parecer era la bóveda.

Clary preparo su estela mientras Alec fue atraído al centro de la oficina al escritorio, trazo con sus dedos la madera y Magnus que lo veía con detenimiento se dio cuenta de los recuerdos que cruzaban por su mente, recuerdos ajenos.

-Me escondía aquí. –Dijo Alec cuando abrió un gabinete al costado del mueble. –Siempre me encontraba.

-Esos no son…

-Lo sé. –Dijo Alec. –Pero el decirlo no evita que no los sienta propios.

-Debemos irnos. –Dijo Magnus.

Alec asintió mientras seguía rodeando el escritorio lentamente. –Es como si nunca se hubiera ido. Es tal y como lo recuerdo.

-Alec… -Dijo Magnus y el cambio en el rostro de Alec detuvo sus palabras. –¿Qué ocurre? –Pregunto alarmado el brujo.

Alec levanto un retrato y lo estaba mirando sin parpadear, con respiración acelerada. Magnus se movió de inmediato a su lado. Y pudo darse cuenta de que era lo que lo había impactado, en la fotografía había dos chicos, uno de ellos era alguien conocido, la habían mirado hacia apenas unos minuto. Gwen lucia exactamente igual y su sonrisa era resplandeciente, ella tenía su brazo alrededor del otro chico, un chico que tenía su exacta combinación de colores, el mismo tono de piel, el mismo color de cabello, incluso la sonrisa era casi la misma, pero ahí, donde los ojos de Gwen eran claros y brillante, los del chico eran negros en su totalidad, sin pupila, solo oscuridad profunda, aun así el chico no se miraba aterrador, por el contrario, a lado de Gwen lucia feliz y encantador.

-Es increíble. –Dijo Magnus. –El parecido es impresionante.

-Gemelas. –Dijo Alec sin poder apartar la mirada del retrato. –Sus madres eran gemelas idénticas.

-Me pregunto quién se sienta en este escritorio. –Dijo Magnus.

-Y ¿por qué tiene esta foto? Alec dio un paso atrás. -¿Y por qué lo mataron? ¿Por qué me alejaron de ella?

-Oye, oye. –Magnus lo sujeto por ambos brazos. –No hables así, no eres tú, sabes quién eres.

-No, no Magnus no lo sé, No soy él. –Señalo hacia la foto. –Y tampoco soy Alec Lightwood. No soy nadie…

-Soy Alec Lightwood, lo dijiste, tú lo…

-Pero ahora me doy cuenta de que no lo siento. No realmente.

-¿Por qué lo dijiste entonces?

Alec levanto la mirada hacia Magnus el cual pudo ver la sinceridad y honestidad en sus palabras, pudo ver a Alec, -Por ti, porque solo te tengo a ti, eres lo único que me mantiene firme, lo único que me ancla que me mantiene…

-Entonces aférrate a mí. –Dijo Magnus y coloco sus manos sobre las mejillas de Alec. –Porque no importa lo que pase, no volveré a dejarte ir.

Magnus presiono sus labios contra los de Alec que correspondió al beso con toda la energía que giraba hacia él.

-Todo terminara pronto. –Dijo Magnus cuando sus labios se separaron. –Y todo será como antes.

-¿Cómo antes?

-Tal vez un poco mejor.

-Magnus…

-Es verdad, la modestia no es lo mío. Todo será mucho, mucho mejor, y cada día será mejor al anterior y…

-Te creo. –Dijo Alec mirándose mucho mas tranquilo.

-Si te creemos. –Dijo Jace interrumpiendo el momento. –Ahora vamos.

Alec se separó de Magnus con sus pómulos rojos, Jace sonreía maliciosamente y Magnus respiraba lenta pero profundamente, como rogando por paciencia.

-¿Cómo la abrieron? –Pregunto Alec acercándose a la enorme puerta ya abierta.

-Clary –Dijo Isabelle

Ahora todos estaban frente la gran entrada. –No veo nada. –Dijo Simon. –Un portal no se ve así en lo absoluto.

-Solo hay una manera de averiguarlo. –Dijo Magnus y se adelantó hacia la oscuridad.

-Iré primero. –Dijo Jace mirando al brujo. –Quédate con Alec, no lo pierdas de vista Magnus.

-¿Bromeas? Es guapísimo. Nunca lo hago.

Los chicos rieron sin ningún esfuerzo, por un segundo la tensión se fue de ellos.

Jace levanto su cabeza se miraba claramente que se preparaba. –No se separen. –Fue la última orden antes de cruzar el umbral de la bóveda.

* * * * *

Jace recordaba claramente su ida a Edom, el olor, la pesadez del aire, eso mismo esperaba al cruzar, pero esto no era igual, esto era parecido al mismo edificio de donde habían venido, solo que no había muebles, solo una larga y oscura habitación, abierta y extensa hasta donde la vista alcanzaba, sin nada más que oscuridad.

Con forme los chicos atravesaban, las luces de las piedras mágicas comenzaron a brillar, uno a uno atravesó detrás de Jace. Isabelle se colocó a su lado, Clary y Simon los siguieron, como parabatai sus movimientos casi siempre dependían de los del otro.

 Clary observo el lugar y le fue imposible no ver a Jace y como su respiración se había acelerado, algo paso, algo pasaba, antes de que Clary preguntara una voz por detrás de ellos hablo.

-¿Izzy? –Era Alec.

-Tranquilo Alec. –Dijo su hermana distraídamente, con toda su atención en examinar el nuevo lugar. –Mantente cerca y… -Isabelle se interrumpió a si misma Izzy la había llamado su hermano y su memoria se disparó, nadie la había llamado así desde que Alec se había ido, nadie, entonces…

Isabelle giro hacia su hermano. -¿Cómo supiste…? –Y se dio cuenta, no era la única mirándolo, Todos lo hacían, todos lo miraban sin decir palabra.

Y ahí estaba, el mismo chico, con su arco, su equipo y su cuerpo completamente marcado, todas sus runas habían vuelto, su postura, su mirada, todo lo de Alec estaba ahí, parado mirándolos a todos en silencio. Entonces Clary entendió el por qué la respiración de Jace se había acelerado, había sentido a Alec, había sentido a su parabatai, había sentido su runa parabatai recuperando su vida.

Isabelle se acercó a su hermano con lentitud. -¿Eres tú? –Dijo débilmente, ver a Isabelle así de vulnerable era casi inverosímil, eran muy pocas las personas que realmente podían entrar en su coraza, su hermano era uno de ellos. -¿Alec?

-Soy yo, Izzy. –Alec levanto su mano y jalo un mechón del cabello de su hermana. –Soy tu hermano.

Isabelle no dudo más y se abalanzo a los brazos fuertes y firmes de Alec.-Volviste, -murmuro la chica mientras trataba con todas sus fuerzas de no llorar.

-Volví. –Dijo Alec enterrando su rostro en el cabello de Isabelle.

Después de un corto pero intenso momento Alec dejo ir a Isabelle y se dirigió hacia Jace que dejo que lo acercara para abrazarlo. Y Jace se aferró a Alec tan fuerte como le fue posible. –Finalmente. –Dijo Jace aun sin soltar a su hermano. –Volvió la mejor parte de mí.

Alec le sonrió y miro hacia Clary y Simon que estaban muy cerca el uno del otro. –Hola chicos. –Dijo sencillamente y ambos dieron un paso hacia Alec para abrazarlo, un perfecto abrazo de tres.

-Me alegra tanto que hallas vuelto. –Dijo Clary con una sonrisa sincera y con ojos brillando. Alec asintió.

Respiro profundo preparándose. Alec giro hacia la entrada por donde habían llegado, ahí parado justo a un lado estaba Magnus, sus ojos se encontraron en un choque intenso y anhelado. Y fue como si se miraran por primera vez. Alec camino hacia él, Magnus no se movió, solo siguió observándolo como nunca lo había hecho con nada en su vida. Alec se paró a centímetros de él y Magnus sintió su cuerpo reaccionar al de Alec, había sido demasiado tiempo desde que había sentido esto, como un par de imanes que se atraían involuntariamente, no se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba.

Alec tomo a Magnus por la cintura y elimino toda distancia entre ellos. –Me encontraste. –Dijo Alec, sus rostros tan cerca que sentían el aliento uno del otro.

Magnus subió sus manos al rostro de Alec tocándolo con delicadeza como una figura frágil capaz de romperse en cualquier momento. –No Alec, mi Alec. Tú me encontraste a mí.

Continuara…

MayGraciela♥