CoHF *Malec Parte 11
Con alivio Alec
miraba a Magnus alejarse, antes de incorporarse de nuevo a la pelea, sintió una
mano sujetar su muñeca, al darse la vuelta logro ver a Clary, había brillo y
determinación en sus ojos así como su estela brillaba en su mano.
Jace e Isabelle
estaban haciendo uso de sus más sobresalientes habilidades para mantener
ocupado a Asmodeus pero no eran suficientes, bastaba un movimiento del demonio
para hacerlos salir disparados por los aires, ser golpeados por fuerzas
invisibles o rocas difíciles de evadir. Jace se coloco frente a él y levanto su
espada, el demonio se burlo de él haciéndolo retroceder con una pared
invisible.
-TODO LO QUE ESTÁN
HACIENDO ES INÚTIL –Dijo –Y LO DEMOSTRARE.
En ese momento Simón
fue detenido, no por las protestas de Magnus si no por un muro de energía que
estaba frente a ellos, Simón giro su rostro hacia la batalla y se estremeció al
ver al demonio mirándolos directamente.
-SUFICIENTE
ENTRETENIMIENTO –Dijo fríamente mirando hacia Jace. –ES HORA DE MORIR.
El demonio levanto su
mano en dirección al Nephilim pero solo para bajarla en seguida junto a un
grito de dolor. Asmodeus se inmuto al sentir algo en su pecho, al bajar la
mirada hacia sí mismo miro con algo parecido al asombro una flecha que se
encontraba clavada, este movió su mano para tomar la flecha y sacarla, no había
sangre, pero donde había estado la flecha permaneció una marca negra como de
fuego. Asmodeus sorprendido levanto su mirada para ver al responsable: A unos
metros se encontraba Alec con su arco levantado y detrás de él Clary con estela
en mano y las flechas de Alec en su poder, concentrada en trazar.
Clary
había pensado en la velocidad de Asmodeus y de cómo no lograban tocarlo con
ningún arma excepto las flechas de Alec, que lo habían alcanzado pero atravesado
sin provocar daño alguno, Clary había visualizado una runa capaz de cambiar
eso. Las flechas que ahora tenían la nueva runa no solo lo alcanzaban sino que
también provocaban daño, el suficiente como para tener la esperanza de acabar
con él.
Alec
no se daba a esperar con su ataque y con la sobresaliente habilidad que le
caracterizaba con el arco, siguió haciendo volar flechas con runas hacia el
demonio, las cuales daban en su mayoría en el blanco, otras eran rechazadas por
fuerzas invisibles y otras pocas esquivadas, sin embargo la batalla había
tomado una nueva dirección y ni Jace ni Isabelle desperdiciarían la
oportunidad.
Después
de haber trazado torpemente una Iratze en su brazo, Jace tomo su espada y
corrió hacia el demonio en el preciso momento en que Alec había lanzado una
flecha más, esta no provoco daño pero había servido de distracción, y gracias a ello
y por primera vez, el ataque de Jace resulto en una herida sobre el brazo de
Asmodeus, la espada de Jace dejo una marca y los chicos observaron con mucha
atención como de ella surgió un leve humo de color azul, a Alec le recordó la
magia que Magnus hacia surgir de sus manos. Isabelle salió de su asombro y
desplego su látigo contra el demonio, este se enredo en el brazo de Asmodeus al
mismo tiempo que Jace regresaba con su espada para dar un certero golpe,
Asmodeus puso su atención en Jace y la quito de Alec que lanzo una flecha mas
en dirección a él, Simón y Magnus observaron tentativos a la espera de quién de
ellos lograría dañar al demonio con sus incesantes ataques. Asmodeus se enfoco
en Jace y la espada en su mano. Y la
flecha de Alec se incrusto en su espalda haciendo una marca más.
Magnus
miro esto con terror, logro deshacerse del agarre de Simón para correr hacia la
batalla, hacia Alec, él sabía que Asmodeus había tenido suficiente y que podía
matarlos en un segundo si así lo quisiera, corrió con todas sus fuerzas pero no
eran muchas y Asmodeus hizo lo que mas temía.
La
flecha de Alec se incrusto en la espalda del demonio. Asmodeus levanto la
mirada hacia Jace que estaba cerca con su espada, una mirada que lo tomo por
sorpresa ya que no estaba intimidado en lo absoluto, su mirada estaba llena de
furia y Jace se estremeció al ver la curva de su boca mostrando una sonrisa
escalofriante. Después de un segundo Isabelle sintió la ola de energía que
viajo del brazo del demonio que mantenía apresado, a través de su látigo y la
golpeo violentamente, Jace y Alec gritaron el nombre de Isabelle pero fue Simón
quien ya estaba cerca de ella, Clary despego su atención de las flechas para
mirar a Jace y con horror se dio cuenta de cómo Asmodeus levanto una mano en su
dirección, Jace voló por los aires y cayo violentamente a unos metros de
distancia. Clary corrió hacia él en el momento en que Alec dejaba volar una
nueva flecha pero no llego a su destino. Alec pudo ver como del cuerpo del
demonio surgía energía que se desplazo a su alrededor formando un circulo, esta
golpeo a Isabelle, Simón, Clary que estaba en camino hacia Jace y a Jace
haciéndolos desplegarse aun mas con desgarradores gritos de dolor. Alec observo
como la flecha caía al suelo y la ola se acercaba a él, subió sus manos para
cubrirse y esperar el impacto pero este nunca llego, la energía paso a través
de su cuerpo sin lastimarlo.
Alec
levanto la mirada y pudo ver la de Asmodeus fija en él, el demonio se
encontraba a no más de cuatro metros alejado de él, sus amigos estaban apenas
incorporándose y Magnus se acercaba lentamente, detrás del demonio había algo,
Alec no sabía lo que era, pero lo miro expandirse alrededor de ellos, por
encima y encerrándolos, era una especie de campo de energía que se había formado
en forma de domo, en donde solo Asmodeus y Alec se encontraban dentro, Alec
regreso su mirada a Asmodeus.
-TE
CREES CAPAZ DE SALVARLO –Le dijo el demonio –ES POR ESO QUE HAS VENIDO AQUÍ.
CREES QUE HAY UNA OPORTUNIDAD DE LIBERARLO. TIENES FE. Y NO HAY NADA QUE
DESPRECIE MÁS QUE ESO.
Alec
preparo una flecha apuntando al corazón de Asmodeus. Miraba a todos detrás del
domo como si lo hiciera a través de agua.
-CONSIDERAS
ESTA TU BATALLA ¿NO ES ASÍ? –Asmodeus tomo la flecha que seguía en su espalda,
la saco y la convirtió en polvo. –HAS ADQUIRIDO TU BATALLA CAZADOR DE SOMBRAS.
ESPERO Y ESTÉS PREPARADO PARA PERDERLA.
Después
de la amenaza Alec libero la flecha que voló hacia Asmodeus. Este desprendió más
energía de su cuerpo y la flecha se convirtió en cenizas en el aire.
Magnus
y los demás gritaron el nombre de Alec cuando observaron como Asmodeus sonreía
y levantaba una mano hacia el Nephilim al mismo tiempo que este soltaba su arco
y sus pies se despegaban del suelo, claramente el demonio lo estaba tomando del
cuello ayudado de su fuerza invisible,
Alec se llevo ambas manos al cuello y sus pies pataleaban al aire intentando
inútilmente liberarse, Clary se acerco al domo y trazo su más poderosa runa de abierto, espero. Pero no sucedió nada,
Isabelle y Jace chocaban sus espadas contra la cúpula de energía, pero sin
ningún resultado. Simón vigilaba los movimientos desesperados de Alec y Magnus.
Magnus estaba al pie del muro de energía con su mano sobre él, Simón observo
como murmuraba algo, un hechizo tal vez y se alarmo, Magnus no podía siquiera
mantenerse en pie, realizar un encantamiento podría significar la muerte para
él. Corrió hacia el brujo para detenerlo sin saber que no importara lo hiciera,
Magnus no podía utilizar magia en este mundo, en medio de protestas Magnus se
separo del domo para observar como después de luchar por aire durante un tiempo
desesperado, los ojos de Alec se cerraban y sus brazos caían inmóviles a sus
costados.
*
* * * *
Las
rocas obtenidas de Ismael el muy extraño brujo estaban al centro de la sala de estar
del desván de Magnus, Ragnor estaba frente a ellas, las cuales estaban
colocadas en una formación de tres esquinas, Catarina y Raphael observaban
cautelosos a ambos costados del brujo, Ragnor inicio levantando sus manos al
frente y las piedras comenzaron a brillar de manera tintineante, esto no era
una invocación si no la realización de un portal así que había iluminación
artificial del apartamento, también un par de velas que encerraban un pequeño
pentagrama que estaba dibujado en el suelo. Ragnor era de las personas más
astutas y precavidas del mundo, este lo había dibujado como protección, no
sabían a qué se enfrentarían al abrir el portal y quería estar listo por si
algo o alguien que no fuera su grupo intentaran atravesarlo.
Pasaron
unos minutos antes de que el portal surgiera frente a ellos, Catarina tenía la
esperanza de que al ser abierto los chicos lo atravesarían casi de inmediato
con Magnus acompañándolos, pero eso desgraciadamente no sucedió. El portal era
de un azul brillante, a través de él se podía ver hacia el otro lado, el suelo árido
en su totalidad muerto, las grandes colinas, las montañas y el cielo naranja
oscuro con un aire que podía casi olerse en cenizas puras.
-¿Ven
algo? –Dijo Ragnor dando un paso al frente precavido.
-No
–Dijo Catarina –Solo montañas.
-Ahí
están –Raphael estaba mirando por encima del hombro de Catarina, su vista de
vampiro era mucho mejor que la de ambos brujos. –El Daylighter viene hacia acá,
Magnus viene con él.
El
corazón de Catarina dio un salto en su pecho. -¿Los demás? –Pregunto con
angustia. -¿Logras verlos?
Raphael
entrecerró los ojos para agudizar su vista. –Están… Parece una batalla, además…
-¿Qué?
–Exigieron ansiosos ambos brujos.
-Es
Magnus –Dijo sobresaltado. –No se mira nada bien.
En
ese momento el portal brillo amenazando cerrarse. Ragnor no lo dudo y se coloco
frente a él, levanto sus manos, Catarina y Raphael observaron como fluía magia
de él hacia el portal.
-¿Qué
estás haciendo? –Pregunto Raphael preocupado.
-El
portal necesita más energía de la que esperaba. –Dijo concentrado. –Estoy
pasando la mía hacia él, para que se mantenga abierto.
Catarina
miro a Ragnor con angustia y luego a Raphael. -¿Qué miras? –Dijo con voz
fuerte, Raphael entendió que se sentía frustrada por su amigo.
Raphael
volvió la mirada hacia el portal y comenzó a describir la escena, la
desesperación en ambos brujos se hacía mas y mas grande al escuchar cosas como:
Es muy fuerte, no pueden tocarlo y
sobre todo al escuchar a Raphael pronunciando el nombre del padre de Magnus. Sabían
perfectamente de quien se trataba y aun más, sabían que no los dejaría regresar
sin un precio o peor aún, no les daría la oportunidad de negociar.
La
magia que surgía de las manos de Ragnor fluctuó considerablemente seguida de un
gesto de dolor del brujo, Catarina se acerco a él.
-¿Ragnor?
-Es
demasiada energía –Dijo y Raphael noto el cambio en su voz, estaba cada vez más
débil.
-Toma
de mi energía –Catarina se acerco a Ragnor lo suficiente para tomar sus manos.
-No
–aspecto Ragnor. –Tomaras mi lugar para cuando me haya consumido, Catarina
debemos de mantener el portal abierto lo mas que podamos.
-¡¿Morirás?!
–Grito a su amigo –No. Ragnor no, por favor ¡No tienes que hacer eso!
Ragnor
sonrió a su amiga y tranquilamente dijo: –Mírame a los ojos y dime que Magnus
no lo haría por cualquiera de nosotros.
Catarina
se quedo sin palabras, Raphael estaba ahí con la boca abierta y se obligo a sí
mismo a reaccionar.
-Toma
la mía entonces –Dijo sencillamente el vampiro.
-No,
-Dijo Ragnor. –Necesito que tú me hagas un favor.
Raphael
solo lo miro.
-Necesito
que una vez que me haya consumido y que Catarina tome mi lugar, tú la protejas,
no solo de algún demonio que intente llegar aquí. –Ragnor tenía sus ojos
puestos en el portal, claramente enfocando toda su energía hacia él. –Si no
también de ella misma.
Catarina
lo miro con algo más que asombro abrumador.
-No
dejaras que se consuma a ella misma.
-¡Ragnor!
–Exigió Catarina con voz firme, Ragnor la ignoro y miro a Raphael.
-Promételo.
Raphael promete que no dejaras que ella muera.
Raphael
pensó en Catarina, en Magnus y en el propio Ragnor, andando por el mundo
unidos, despreciándose en ocasiones y amándose en todo momento, pensó en su
propia familia, en esos recuerdos que durante tantos años había valorado más
que su propia vida y se dio cuenta de que eran eso: Estos tres brujos eran una
familia como la familia que había tenido alguna vez, como sus pequeños hermanos
que miro crecer y morir y que siempre había tenido la esperanza de recuperar de
alguna manera, y ahí estaba el amor, la fraternidad y el sacrificio que pensó
que no volvería a tener o sentir, sitio que era la promesa que le hacía a su
propio hermano.
-Lo
prometo. –Dijo Raphael.
*
* * * *
Magnus
hablo a su padre. Tenía que intentar salvar a Alec a como diera lugar.
-No
puedes matarlo –Dijo débilmente pero con toda su energía enfocado en ello –Hicimos
un trato.
El
demonio giro su vista hacia su hijo y este continuo.
-Tú
lo sabes –Magnus hablaba lo más rápido que le era posible. –Mi permanencia aquí
por salvarlo, si tú lo matas…
-EL
TRATO SE ROMPERÁ, LO SÉ. –Dijo Asmodeus y sonrió. –UN TRATO ES UN TRATO. –La
esperanza llego a Magnus pero solo por un segundo. –TE LIBERO DE ÉL, ERES LIBRE
DE IRTE HIJO MÍO. Y TU CAZADOR DE SOMBRAS MORIRÁ HOY EN MIS MANOS.
-¡Maldito!
–Jace había soltado su espada -¡Libéralo!
-SOLO
UN POCO MAS –Dijo con burla Asmodeus –ES RESISTENTE, ¿NO ES VERDAD?
Asmodeus
estaba disfrutando totalmente lo que implicaba el asesinar a Alec, ya que era
una persona muy amada y la desesperación en su hermana lo estaba alimentando, así
como la angustia de sus amigos, el dolor desgarrador de Magnus, un dolor que sería
eterno y la impotencia de su parabatai.
Un parabatai que no estaba dispuesto
a perder a su mejor amigo, a su hermano, la otra parte de él, la parte que siempre
pensó que era lo mejor de él mismo. El demonio no comprendió lo que sucedió
después, tan rápido como para poder hacerlo. Pero ahí estaba Jace ahora a su
lado, este lo miro con sorpresa pero no con el suficiente tiempo para
prepararse para lo que estaba a punto de ocurrirle.
Jace
estaba ardiendo. Ardiendo con el fuego más brillante que ninguno de ellos había
mirado nunca, Jace tomo el brazo levantado de Asmodeus y después de unos
segundos Alec cayó al suelo liberado del poder del demonio, el lugar entero
estaba repleto de una luz cegadora. Asmodeus grito mientras que el Fuego
Celestial surgía de las venas de Jace y se apoderaba de él. Ambos estaban en
llamas y todos los observaban con la boca abierta, Jace había usado el fuego
para romper la pared de energía y una vez que la había atravesado esta se cerró
detrás de él nuevamente sin dejar pasar a nadie más. Clary gritaba el nombre de
Jace mientras que el fuego se esparcía por el domo. Jace mantuvo la mirada
sobre Alec mientras dejaba que el Fuego Celestial se apoderara de él,
necesitaba concentrarse en él, protegerlo y asegurarse de que el fuego no lo
dañara. Jace no sentía ninguna especie de dolor solo calma y esperanza de
terminar con el demonio.
-SOY
UN PRÍNCIPE DEL INFIERNO –Dijo Asmodeus con voz agónica. El fuego estaba
quemándolo. –NO MORIRÉ, NO DESAPARECERÉ.
-Si
lo harás –Dijo Jace mientras miraba a Asmodeus derretirse y disolverse ante el
Fuego Celestial que ardía a través de él.
Clary
y los demás estaban en silencio mientras la energía que los rodeaba caía como
cortina y dejaba ver a Jace de pie al centro, Asmodeus no estaba y Alec yacía inconsciente
en el suelo. Hubo un silencio abrumador antes de que el primero hablara.
-¡El
Portal! –Advirtió Simón.
-¡Lleva
a Magnus! –Dijo Jace y miro a Clary para que lo siguiera. Esta lo hizo. Simón y
Clary corrieron hacia el portal con Magnus a cuestas.
Una
vez que lo atravesaron se dejaron caer sobre un suelo muy diferente, estaban
ahora en el loft de Magnus, Catarina se precipito hacia Magnus y comenzó con el
proceso de sanación. Magnus miraba hacia el portal.
-¿Dónde
están los demás? –Escucho a Ragnor gritar.
Clary
aparto la mirada de Magnus para dirigirla al portal con alarma. –Ya deberían de
estar aquí. –Clary corrió hacia él intentando regresar pero fue detenida por
Raphael.
-Es
un portal de una sola vía. No puedes volver por él.
-No,
no –Dijo Clary –Debemos ir, algo pasa.
Magnus
miraba fijamente hacia el portal sin darse cuenta que estaba incluso luchando
con Catarina para que lo dejara correr hacia él. Catarina lo miraba con alarma,
sus ojos estaban vacios de una manera desoladora que le causo miedo.
-¿Qué
pasa? Magnus. ¿Qué es? –Decía la bruja buscando su rostro e intentando que se
mantuviera quieto para poder curarlo. -Sujétalo –Le dijo a Simón que también
miraba hacia el portal.
-No
puedo mantenerlo más tiempo abierto –Dijo Ragnor con voz débil. Había pensado
en Catarina tomando su lugar pero la situación había cambiado, Catarina
necesitaba curar a Magnus.
En
ese momento hubo un resplandor en el portal que dio paso a Jace con Alec sobre
sus hombros seguidos de Isabelle que estaba claramente llorando con
desesperación. Jace coloco a Alec en el suelo. Magnus lo seguía con la mirada
aun intentando llegar a él, solo podía distinguir que este no se movía.
Ragnor
dejo libre su energía y el portal se cerró en un segundo haciendo que este
callera sobre sus rodillas, Raphael fue en su ayuda de inmediato. –Estoy bien
–Dijo el brujo levantando su mano y le fue inevitable mirar hacia Alec.
-¡No
respira! –Grito Isabelle entre sollozos desgarradores, su rostro cubierto de
lágrimas, colocándose a lado de su hermano.
Catarina
dejo a Magnus y se movió hacia Alec, examino al chico y de sus manos comenzaron
a surgir rayos azules que estaban envolviendo el pecho del Nephilim. Catarina
levanto su mano y la dejo caer fuertemente sobre Alec haciendo que una ola de
humo azul lo envolviera, Alec abrió los ojos y se incorporo un poco
abruptamente, tosiendo y jadeando, intentando que el aire entrara en sus
pulmones nuevamente. Como alguien que hubiera permanecido mucho tiempo bajo el
agua y hubiera sido reanimado.
-Bien,
bien –Decía Catarina con voz confortable –Respira Alexander, respira.
Isabelle
se llevo sus manos a la boca y después se abalanzo contra su hermano para
abrazarlo, Jace pasó una mano por su cabello con alivio. Clary miro hacia Simón
para sonreír y este se alejo un poco de Magnus para acercarse a Isabelle.
-No
tan fuerte –Dijo Alec a Isabelle que estaba aferrada a su cuello.
Esta
se separo un poco solo para colocar sus manos ahora un poco más gentilmente
sobre los hombros de su hermano. –Me asustaste, imbécil, en verdad me
asustaste. –Alec limpio una lágrima del rostro de su hermana, se miraba
tranquilo pero esto solo duro un segundo.
-Izzy
–Dijo con alarma -¿Dónde?… –Alec miro rápido a su alrededor claramente ansioso,
todos estaban en el suelo del loft, y ahí a unos metros de él encontró a quien
estaba buscando.
Magnus
estaba sobre sus rodillas mirándolo fijamente, sus miradas se cruzaron y el
pecho de Alec comenzó a retumbar hasta sentirlo incluso en sus oídos.
Magnus
se inclino un poco y estiro sus manos hacia Alec, este se movió rápidamente
hacia él ya que había notado que estaba sumamente débil y necesitaba alcanzarlo
antes de que callera al suelo.
La
imagen que Magnus tenia de Alec se hizo borrosa, escucho la voz de Alec
llamándolo, pronunciando su nombre con desesperación, como si fuera un eco que
se alejaba lenta e inevitablemente de él. Sintió las manos de Alec a su
alrededor sosteniéndolo firmemente mientras sus parpados se hacían
terriblemente pesados y perdía el conocimiento sin poder evitarlo.
*
* * * *
Magnus
despertaba esporádicamente solo para ver distintos rostros a su alrededor,
primero Catarina enérgica y eficiente como siempre, moviéndose sin hablar a su
alrededor, Magnus nuevamente fue llamado a la inconsciencia.
*
* * * *
Magnus
abrió los ojos nuevamente y miro oscuridad a través de la ventana, miro rostros
borrosos, voces viajaban a su alrededor y pensó que era suficiente de dormir,
el problema era que su cuerpo no estaba en sintonía con él y simplemente no era
capaz de seguir despierto por un laxo no mayor a tres minutos.
*
* * * *
Con
la luz del sol brillando fuerte en su rostro, Magnus se sentía recuperado y con
ganas de salir de la cama y caminar. tallo sus ojos y se estiro, se sentía
entumecido de una forma confortable, la suave manta lo arropaba del frio que se
colaba por las ventanas muy conocidas, su mirada fija sobre el vitral cercano a
su cama y poco a poco imágenes llegaron a su mente, el castillo de su padre,
Sebastian hablando con él, las visitas tediosas de Asmodeus a su habitación y Alec, Alec llegando a su habitación,
como la luz del día después de una larga noche de pesadillas, Alec sujetándolo
y sacándolo del castillo, Alec luchando contra su padre y Alec…
-¿Te
sientes mejor?
La
voz que surgió hizo que se incorporara rápidamente, podría estar equivocado de
donde se encontraba pero lo único que le importaba era mirarlo a él, el chico
de cabello negro desordenado, con ojos azules preocupados y ropa andrajosa,
estaba frente a él, sentado en una silla a su lado, se miraba cansado pero
bien, incluso fortalecido.
-¿Magnus?
–Dijo Alec con preocupación. -¿Estás bien?
Magnus
no podía apartar la mirada de Alec, se preguntaba si era real, si realmente
estaba él ahí, en su apartamento y con Alec frente a él.
-No
quiero tener que golpearte para que reacciones. –Dijo Alec y Magnus supo que no
bromeaba.
Magnus
rio. –Perdón –Dijo finalmente –Estoy algo confundido, creo.
-Catarina
dijo que ya estabas bien, que solo necesitabas descansar, pero creo que mejor
la llamo. –Alec se movió un poco con la intención de levantarse pero Magnus lo
detuvo sujetándolo de su muñeca.
-No
–Dijo –Estoy bien, ella difícilmente se equivoca. Créeme, estoy muy bien.
Alec
lo considero pero regreso a su lugar finalmente.
-¿Dónde
está Catarina? ¿Y Ragnor? –Pregunto Magnus.
-Ellos
están bien –Explico Alec y suspiro –Ragnor se fue. No sé a dónde, dijo que se
comunicaría contigo como de costumbre, -Alec se encogió de hombros. –Espero y
sepas de que hablaba por qué no dijo nada más.
Magnus
rio nuevamente. Y Alec continúo.
-Catarina
fue convocada a Alicante, hubo una batalla contra los Oscuros de Sebastian y
necesitaban sus habilidades de sanación. –Alec movió los ojos como si intentara
recordar la información relevante que debiera ser dicha. –Raphael fue con ella.
-La
batalla –Dijo Magnus con cuidado. -¿Cómo termino?
-Jia
la considero una victoria. –Dijo Alec y explico a Magnus como las armas de los
Oscuros habían perdido su poder al haber derrotado a Asmodeus y lo cual
sucumbió con la victoria de los Nephilim y la destrucción de la mayoría de los
Oscuros. –Fueron detrás de quienes lograron escapar, y en cuanto a Sebastian,
no se ha sabido de él en un tiempo, incluso las batallas en las fronteras de
Idris han cesado.
-No
pareces muy contento con eso. –Dijo Magnus, Alec se encogió de hombros. –Me
parece que esto es más bien la calma
antes de la tormenta. Sebastian no se quedara de brazos cruzados, vendrá
por Clary y Jace, estoy seguro.
Magnus
se alarmo -¿Dónde están ellos? ¿Isabelle?
-Están
en el instituto –Dijo para calmar al brujo. –Se fueron hace unos minutos, por
armas y algo de ropa. Simón necesitaba conseguir sangre también.
Magnus
sintió la voz plana de Alec, algo estaba mal y quería saber que era.
-¿Alec?
–Los ojos Magnus se enfocaron a verlo con determinación, esa mirada que Alec
conocía muy bien, que le decía que difícilmente podía ocultarle algo. Magnus no
necesito decir más.
-Mi
padre llamo –Comenzó Alec. –Meliorn confesó haber ayudado a Sebastian en las
batallas para ponernos en desventaja, también hablo de la manipulación de los
portales, no le pidieron detalles, fue declarado culpable pero… puedo deducir
que…
-Fue
él. –Dijo Magnus –Él los llevo ante Sebastian, me refiero a ti y Micah, aquel
día, en que él murió.
-Aun
no se cual es su sentencia... –Alec bajo la mirada. –Pero…
-Estas
enojado –Dijo Magnus comprensivo. –Por su causa murió tu amigo, alguien
importante para ti, no te sientas culpable por sentir lo que sientes. Estas en
tu derecho de desear su castigo.
-No
es algo que me guste sentir –Dijo Alec sincero.
-Claro
que no. –Dijo Magnus y sonrió dulcemente. –Eres la persona más bondadosa que
conozco.
Alec
aparto la mirada, era increíble para él que a estas alturas Magnus siguiera
teniendo ese tipo de efecto en él.
Magnus
miro las mejillas de Alec tomar color y su pecho se inundo de afecto, el afecto
ya conocido y que lo hacía sentir vivo.
-Alec
–Comenzó Magnus. –Necesito hablarte, hablar de algo importante yo…
-¿Vas
a regañarme?
Su
pregunta lo tomo por sorpresa pero sabía a lo que se refería.
-No
precisamente –Confeso –Pero debería, Alexander, lo que hiciste, ponerte en ese
nivel de peligro tú…
-Tu
habrías hecho lo mismo –Lo interrumpió Alec con la cabeza baja, mirando sus
propias manos. –Es decir, lo hiciste, por Jace. ¿No es así?
-No
esencialmente por Jace.
Alec
no dijo nada, recordó la conversación que había tenido con Simón en aquella
cueva Lo hizo porque era lo correcto.
-Y
en parte es de eso de lo que quiero hablarte. –Dijo Magnus y se acerco un poco
más a Alec. –Aquel día, cuando te fuiste al Gard, lo que dijiste antes de
atravesar el portal.
Alec
lo miro extrañado. –No sé –Dijo sincero intentando averiguar a qué se refería
Magnus.
-Dijiste
que lo que había pasado esa noche no me obligaba a nada. –Magnus entrecerró los
ojos hacia Alec, -¿Por qué me dijiste eso?
Alec
recordó esa noche y entendió lo que
le preguntaba. Suspiro –Las últimas semanas a ese día me la pase solo logrando
preocuparte, haciendo que saltaras en mi ayuda a cada segundo. Salí herido, tú
me cuidaste y es comprensible que te hallas sentido culpable.
-¿crees
que es culpa lo que hace que me preocupe por ti?
-En
parte –Dijo Alec. –Es decir, no sé lo que sientes por mí, o no exactamente.
Magnus
hablo con cierto tono de sarcasmo. –Supongo que he sido algo sutil –Su voz fue
dura
Alec
se altero. –No me mal interpretes. Lo que hiciste por mí. Me salvaste
entregándote tu mismo a tu padre.
-Lo
hice porque te amo –Dijo Magnus sin rodeos –Porque un mundo sin ti, no valdría
la pena, en lo absoluto.
Alec
no pareció inmutarse con la confesión de Magnus. –Creo que hay cosas de ti
mismo que no sabes.
Esto
fue revelador para Magnus, no dijo nada, siguió escuchando.
-Llegue
a pensar que lo que hiciste por Jace lo habías hecho por mí. Incluso Simón me
dijo que tú le habías dicho eso. –Alec miro a los ojos de gato Verde dorado de
Magnus que brillaban más que nunca. –Pero debes enterarte Magnus que pese a lo
que podrías obligarte a creer de ti. En realidad lo que haces lo haces por qué
es lo correcto, por qué quieres hacerlo, porque eres un héroe.
-Alec…
-Así
que sé que independientemente de lo que sientas por mí…
-Basta
–Dijo Magnus, movía su cabeza en forma negativa y sacudía sus manos. –No puedes
hacer esto, no puedes decir que lo que siento por ti no es real. Porque
Alexander, no tengo otra forma de demostrártelo yo…
-No
es justo –Dijo Alec. –No es justo que me perdones por las circunstancias, lo
que paso con Camille…
-¡¿Camille?!
Oh dios, Alec, ¿De verdad crees que eso importa ahora?
-Claro
que importa yo…
-Tú
no te has perdonado –Dijo Magnus levantando la voz –Yo lo hice hace mucho
tiempo, te conozco y no es justo que me utilices como escusa solo porque no te
perdonas a ti mismo.
Alec
se tenso –Magnus mereces a alguien mejor, alguien que no te lastime de la
manera que yo lo hice, alguien…
Magnus
tubo suficiente, se acerco hacia él, coloco ambas manos a los costados del
rostro de Alec, su propio rostro a centímetros del suyo -¿Alguien que no me
juzgue por lo que soy o de donde provengo? ¿Alguien que vea en mí un héroe? Algo que difícilmente soy, por cierto ¿Alguien
que valla por mí al mismo infierno? Y sabes que hablo en forma literal. –Magnus
beso a Alec, un beso fuerte y desesperado –Tienes razón Alexander. –Dijo Magnus
cuando dejo de besarlo. Su respiración entrecortada. –Tal vez deba sentarme a
esperar a alguien así, probablemente llegue en otros cuatrocientos años. Aunque
muy seguramente eso nunca ocurra.
-Magnus…
-Te
amo Alexander, te amo y no quiero seguir sin ti, ya no quiero. –Magnus hablaba
en forma de suplica como si las palabras le dolieran. –Sé que me encargue de
que te desilusionaras conmigo, yo me comporte ajeno, frio… -Magnus soltó a Alec,
su espalda de nuevo contra la cabecera de la cama. Se miraba triste. –Supongo
que hice bien mi trabajo y ahora es demasiado tarde.
-Nunca
es demasiado tarde –Murmuro Alec y Magnus lo miro con suspicacia.
Alec
se encogió de hombros y estiro su mano para tomar la del brujo. –Creí que te
había perdido, perdido para siempre… -Los ojos de Alec se enfocaron en los de
Magnus, -Se que aún hay mucho por hacer, es decir, necesito ganarme tu
confianza, y lo hare, lo intentare, Magnus intentare ser la persona que valla por ti al mismo infierno.
Magnus
sintió su pecho explotar de alegría. –Pero Alec, lo eres.
Alec
sonrió abiertamente al brujo, esa sonrisa que lo hacía ver seguro de sí mismo.
–Sí. Lo soy.
Magnus
se relajo, con una sonrisa aparto la manta para jalar a Alec hacia él –Ven acá,
hace frio.
Magnus
envolvió a Alec con la manta mientras se recostaba a su lado, sus brazos
aferrados el uno del otro. Se besaron lenta y tiernamente cuando se separaron
Magnus fijo su mirada en el cuello de Alec y se alarmo.
-¿Alec?
¿Qué?
Alec
llevo su mano a su propio cuello en donde había una mancha negra como una línea
que cubría la mayor parte de este.
-Oh,
sí, creo que Asmodeus dejo su marca en mi. Catarina dijo que probablemente no
era permanente. –Magnus pasó sus dedos por la marca y Alec dijo resignado. –Veremos.
-No
dejare que eso se quede ahí. –Magnus sujeto de nuevo a Alec y presiono sus
labios contra los suyos.
Alec
se aparto un poco. -¿Crees que Asmodeus esté muerto?
-No
–Dijo Magnus sincero. –Creo que el fuego Celestial logro esparcirlo entre las
dimensiones, como la Marca de Caín lo hizo con Lilith, pero no creo que haya
algo suficientemente poderoso como para matar a un príncipe del infierno.
-Entonces
él volverá –Alec se alarmo –Él volverá por ti…
-Supongo
que ahora estaré un poco más presente en sus pensamientos, pero Alec, cuando
regrese, suponiendo que no pasaran unas décadas antes de que eso suceda, aun
tendría que hacer que yo realice un llamado hacia él y créeme, no pretendo
hacerlo.
-Estaremos
listos –Dijo Alec con voz segura. –Seremos más fuertes y estaremos juntos.
Magnus
sonrió hacia Alec, su sonrisa brillante y encantadora que hacía que Alec se
estremeciera por completo. –Estar juntos significa ser más fuertes mi amor.
*
* * * *
Habían
pasado un par de días desde que habían regresado del Pandemónium, las reuniones
en el Gard se hacían cada vez más frecuentes, la lealtad del reino de las hadas
estaba entre dicha y era necesario reunir los testimonios convenientes para
este reino y que su lealtad sea esclarecida. La Reina Seelie envió para su
representación a Kaelie Whitewillow que defendió su postura de manera
brillante, las hadas no podían mentir y eso ayudo a que el reino de las hadas
quedara absuelto con ciertas restricciones, una de ellas sería que no habría
representante de este reino en el Consejo de La Clave. Jia Penhallow declaro
que esto sería hasta que las hadas se redimieran hacia los Nephilim, esto por
supuesto no cayó muy bien a ciertos grupos del Submundo como Raphael e incluso
a Magnus, que pensaron que hasta ahora los Cazadores de Sombras seguían
haciendo uso de su poder para controlar a todos en el mundo de las sombras, las
cosas habían sido así desde hace cientos de años, y aunque las cosas habían
cambiado mucho desde los acuerdos, la esencia del poder seguía siendo el mismo.
-¿Estás
bien? –Pregunto Alec a Magnus que se miraba claramente consternado por el
veredicto.
Habían
salido de la Sala del Consejo y se encontraban esperando a sus amigos en uno de
los pasillos dentro del Gard. La multitud ya se estaba dispersando a su
alrededor.
-Es
solo que no logro entender. Si realmente consideraron que Meliorn había actuado
en solitario, ¿Por qué castigar al reino completo? Es una completa
contrariedad, y dudo que no lo sepan.
-Lo
saben –Concordó Alec. –Sin embargo, Meliorn fue siempre la mano derecha de la
Reina, podría por tanto ser ella la que planeo todo esto. Y su caballero, una
vez descubierta la traición sacrificarse para recibir todo el castigo, es algo
que harían, y utilizar a Kaelie sería una estrategia más, ella no puede mentir,
pero dudo que estuviera enterada del plan de la reina si en todo caso lo
hubiera, es decir…
-La
uso como un punto ciego –Magnus miro a Alec reflexivo –No había pensado en todo
eso, o no desde ese punto de vista. ¿Por qué no dijiste nada en la asamblea?
-No
necesitaba decírselo a todo el mundo, solo a Jia. Y lo hice.
-Y
es por eso que ella tomo esta decisión, ¿cierto? –Magnus se llevo una mano a su
mentón en reflexión. –Castigar al reino como una advertencia, no alejarse en su
totalidad de ellos y no darle poder a la Reina en la clave, fue inteligente de
su parte.
-Por
algo ella es la Cónsul.
-Y
tú muy inteligente.
Magnus
estiro su mano hacia su novio para tomarlo de la chaqueta y jalarlo hacia él,
Alec dejo que lo acercara, Magnus coloco sus dedos debajo de su mentón para levantarle
el rostro y poder besarlo, un beso tierno y lento, no sabían quién podría estar
mirando, ambos se separaron Alec un poco más rápido y apenado que Magnus al escuchar
a alguien aclarando su garganta de manera exagerada para poder interrumpir. Al
mirar hacia un lado pudieron ver como sus amigos se acercaban, Jace y Clary
tomados de la mano e Isabelle sujetando el brazo de Simón.
-Vamos
tortolitos –Dijo Jace con burla. –Este no es el lugar, Alec me sorprendes tengo
que admitir.
Alec
se encogió de hombros y metió sus manos a los bolsillos. Magnus salió en su
defensa.
-Deja
tranquilo a mi novio. –Dijo y señalo con su largo dedo hacia Jace. -¿Tienes una
idea de lo que puedo hacer a ese rostro tuyo que tanto presumes?
Jace
se miro en cierta medida asustado y levanto una mano en señal de paz. –No me
harías nada, Alec se enojaría contigo, ¿Cierto Alec?
El
grupo miro hacia Alec esperando su respuesta, este sonrió maliciosamente.
-Bueno,
no sería permanente, y podría ser algo sutil, como poner tu nariz al revés o
algo así.
Todos
rieron, Jace se llevo una mano al corazón de manera dramática como si hubiera
recibido un doloroso golpe.
-Oh
grande es mi dolor, mi propio parabatai
me cambia por su brujo novio.
-Tú
hiciste lo mismo, -Dijo Isabelle en defensa de su hermano. –Cuando conociste a
Clary.
Jace
se miraba muy dispuesto a protestar por tal acusación pero fue la propia Clary
quien levanto una mano para pararlo. –Sera mejor que no digas nada, créeme, es
por tu propio bien.
Todos
rieron, el lugar ya estaba vacío y las puertas de la sala del consejo se
cerraron nuevamente a sus espaldas, se había iniciado una nueva reunión privada
con solo algunos miembros. En esta ocasión tratarían acerca del paradero de
Sebastian Morgenstern el cual aun no había aparecido. Los chicos giraron al
escuchar una puerta más ser abierta, de ella salieron dos Cazadores de Sombras
custodiando al prisionero Meliorn, este no llevaba su acostumbrada armadura
sino un pantalón negro y una camisa blanca desalineada. Magnus lo observo con
asombro, se miraba decaído, muy diferente a lo que normalmente exponía.
-Intentaran
averiguar en donde se esconde Sebastian por medio de él. –Dijo Isabelle sin
ocultar su desprecio.
Magnus
no podía apartar la mirada del Caballero Hada, inesperadamente noto una sombra
deslizarse a su lado con rapidez, al mirar con más atención se dio cuenta que había
sido Alec quien se había movido rápidamente hacia donde estaba Meliorn, todos
se quedaron congelados mirando al chico. Fue Magnus quien lo siguió caminando
casi tan rápido como él.
-¿Alec?
–Pregunto Magnus sin saber que esperar. -¿Alexander?
No
hubo respuesta pero siguió caminando siguiendo los pasos de Alec que se miraba
peligrosamente furioso. -¿Cariño, podrías por favor detenerte y decirme que
planeas?
Alec
entro en la línea de visión de Meliorn y este lo miro con cansancio acercándose
a él.
-Así
que no te mate ¿he? Cazador de Sombras, déjame decir que no fue personal…
-No
me interesa escucharte. –La voz de Alec fue plana, Magnus no recordaba haberlo
escuchado tan furioso antes, necesitaba detenerlo antes de que llegara a
Meliorn. Pero fue demasiado tarde.
Meliorn
salió disparado hacia atrás sin importar su fuerza de hada o que dos Cazadores
lo estuvieran sujetando, este cayó al suelo zafándose violentamente de su
agarre. Ambos custodios miraron al Caballero Hada en el suelo y luego hacia
Alec que aun tenía su puño levantado. Alec había golpeado el rostro de Meliorn
con fuerza contenida, algo que Magnus considero afortunado, Alec podría haberlo
matado y tendrían mucho que explicar a La Clave por ello.
-Eso
fue por Micah idiota –Dijo Alec tranquilamente hacia el Hado en el suelo, el
cual no lo escucho ya que estaba inconsciente.
Ambos
custodios se miraron mutuamente. -¿Y ahora como será interrogado?
Alec
los ignoro y se dirigió a la puerta para salir del edificio, Jace lo siguió.
-A
Alec le costara una reprimenda, creo. –Dijo Isabelle que miraba a Meliorn aun
en el suelo, igual que todos.
-Tranquilo
todo el mundo –Dijo Magnus que se inclino hacia el Hado. –Ser Alec tiene sus
ventajas. –Dijo como si estuviera dando una lección de historia. –Ojos azules,
cabello negro, una gran personalidad. Pero sobre todo: Un novio que puede
sacarlo de algunos problemas.
Magnus
dejo salir rayos azules de sus manos para curar al inconsciente Caballero Hada.
*
* * * *
Presidente
Miau estaba en la entrada del desván de Magnus, caminaba de un lado del pasillo
hacia el otro, mirando hacia abajo, hacia las escaleras que daban a la entrada
del edificio, maullaba tortuosamente haciendo estragos en los oídos de Magnus
que estaba dentro de su hogar, pero aun así podía oír a su mascota quejándose
despiadadamente, como solo los felinos podían hacerlo.
-¡¿Puedes
por favor, callarte?! –Dijo Magnus asomándose al pasillo. –Llegara pronto, solo
¡cállate!
Regreso
a su habitación para seguir con lo que estaba haciendo, había dejado libre unas
gavetas y una sección del enorme ropero en su habitación, estaba preparando la
llegada de Alec pero ahora con algo más que unas cuantas cosas que le
permitieran quedarse un par de noches, esta vez era permanente, Alec había
decidido para sorpresa y felicidad de Magnus mudarse a su apartamento. A Magnus
le tomo por sorpresa pero pensó que muy probablemente él mismo se lo hubiera propuesto
tarde o temprano. Magnus estaba recostado siguiendo con la lectura de un libro
como era costumbre, lo disfrutaba y lograba distraerlo, cuando se dio cuenta de
que no escuchaba más el llanto de Presidente, este dejo el libro de lado y
camino hacia la sala.
Alec
había cruzado la puerta y llevaba en sus brazos a Presidente, este lucia
calmado y muy complacido por como Alec acariciaba su mentón. Alec coloco a Presidente
sobre el sillón y este se enrosco sobre uno de los cojines para dormir, Magnus
le dedico una mirada acusadora pero a presidente no le importo.
-Tenemos
que ir a Alicante –Dijo Alec. –Meliorn desapareció.
Magnus
lo miro con asombro. –Te miras muy tranquilo como para saber eso.
-Lo
que paso en el Gard. –Dijo Alec, se miraba apenado. -Fui yo perdiendo el
control. Lo siento.
-No
te disculpes, Alec en ocasiones está bien molestarse, ya te lo dije.
-Se
desplego una búsqueda alrededor de Alicante, hay muchos en su búsqueda, creo
que…
-¿Seria
ambicioso de mi parte pedirte que no te involucres?
Alec
se encogió de hombros. –No me importa Meliorn, tarde o temprano lo encontraran,
pero creo que es la mejor oportunidad que tenemos para encontrar a Sebastian,
como su aliado, probablemente se reúna con él.
-Eso
es muy cierto. –Dijo Magnus sonando resignado y suspiro. –Supongo que nuestros
planes han sido pospuestos por causas de fuerza mayor.
Alec
noto la mirada acusadora de Magnus. –Escucha, hice maletas, de verdad, pero
llego el mensaje y pensé que…
-Está
bien, entiendo. –Magnus entendía, entendía que Alec era un Cazador de Sombras y
que su deber siempre estaría por encima de todas las cosas, incluso por encima
de él, algo que lo hacía sentir mal, no por el hecho de ser verdad, si no
porque lo correcto era que así fuera, Alec elegiría su deber por el bien de la
humanidad, para salvar al mundo. Magnus era lo bastante egoísta como para
desear que lo eligiera a él. Por muy malo que esto fuera.
-Bien,
pero, por lo menos déjame darte algo. –Magnus se apresuro hacia la habitación y
del buro al lado de su cama tomo una pequeña caja. Regreso con Alec y se la
extendió. Alec la tomo y la abrió. Dentro estaba un anillo de plata, un anillo
de la familia Lightwood, pero no era cualquier anillo, Alec se quedo
boquiabierto en el segundo que lo reconoció, era su anillo, aquel que había
entregado a Ismael para obtener las rocas demoniacas. No cavia duda de ello,
solo él podía ver la imperfección que había quedado sobre uno de sus finos
bordes cuando él y Jace se aventuraron solos a la caza de demonios sin permiso
cuando eran todavía unos niños.
-¿Cómo?...
-Ragnor
me dijo. Y resulta que tenía algo que a Ismael le llamo más que tú anillo y
pude llegar a un acuerdo con él.
-¿Conociste
a Ismael? –Pregunto con cierta alarma Alec.
-Sí.
Él es. Pintoresco. Creo.
-Escalofriante
seria más apropiado. –Alec jugaba con el anillo en su mano. -Y tu acuerdo con
él, ¿Debo preocuparme?
-En
lo absoluto –Dijo Magnus. –De hecho creo que debería de seguir con mis tratos
hacia él. Puede traer beneficios.
-Preferiría
que no.
Magnus
rio por la reacción protectora de Alec. –Debo confesar que pensé que te
alegraría mucho mas recuperar tu anillo.
Alec
trazaba con su dedo las llamas en el diseño del anillo, el símbolo de la
familia Lightwood, este anillo que lo había acompañado desde su nacimiento y
que ahora serviría a otro propósito.
-No
tienes idea –Comenzó Alec, su mirada aun fija en el anillo. –Lo que esto
significa para mí. Había pensado que no podría, que nunca llegaría el día en
que yo… es decir, podría conseguir otro anillo, las hermanas de hierro… pero no
sería lo mismo, no para mí. –Alec hablaba con rapidez y sin mucho sentido para
Magnus, este tuvo que detenerlo.
-Alec.
–Dijo con paciencia. -¿De qué hablas? ¿Hacer qué? Y ¿Qué esperas para ponerte
tu anillo?
-No
volveré a usar este anillo. –Dijo Alec para asombro de Magnus. –Por lo menos no
este anillo. Ya no es mío.
Magnus
se inquieto. Coloco sus manos con cautela sobre las de Alec -No digas eso. Es
tuyo, Alec es tu anillo, el mismo que has tenido desde siempre.
-Sí.
Pero ahora… -Alec tomo la mano de Magnus, había pensado en este momento muchas
veces, había pensado en una cena, en flores en las palabras precisas, ensayadas
una y otra vez en su mente, y aunque eso se había esfumado en el momento en que
entrego su anillo para un bien superior, ahora, irónicamente Magnus le había
regresado la oportunidad de hacer lo que tanto había querido. Esto de alguna
forma era mejor de lo que fuera hubiera imaginado. –Es tuyo. –Dijo y coloco el
anillo en el dedo anular de la mano izquierda de Magnus. Ahí donde las promesas
se hacen tangibles, donde el amor se vislumbra por medio de un símbolo, un
anillo.
Magnus
se quedo en silencio, mirando como Alec deslizaba el anillo en su dedo, sentía
las manos de Alec temblar ¿o eran las suyas? No tenía que decir, no podía decir
nada. Fue Alec quien lo hizo.
-No
es una propuesta. –Aclaro Alec algo decaído. –Es decir, no puedo, aun no, pero
es una tradición intercambiar anillos familiares. Y tú podrías considerarlo
como una promesa de mi parte. Considerarlo como un Nunca te dejare, no importa lo que pase. –Alec hablaba nuevamente precipitando
las palabras, Magnus estaba concentrado en sellarlas en su mente para siempre.
–Esto es la promesa de que te amo, te amo Magnus Bane como nunca me imagine
llegar a amar a alguien y puedes tomar esto como un símbolo de ello. –Alec
suspiro con tristeza. – No es mucho. Pero es todo lo que puedo ofrecer.
-No
necesito más.
Magnus
sujeto a Alec con fuerza entre sus brazos y lo beso de la misma manera,
eufórico y con todos los sentimientos que en estos momentos giraban entre ellos,
era algo inevitable querer estar así de cerca el uno del otro, seguir
saboreando el aliento, los labios sin poder o querer detenerse.
Ambos
cayeron hacia la habitación sin desenredarse el uno del otro, la euforia aun en
sus movimientos, sus labios unidos firmemente cuando Alec había comenzado a
deshacer los botones de la camisa de Magnus, este le ayudo a terminar con ellos
más rápido para después sacarse la camisa, mientras Alec bajaba la cremallera
de su propia chaqueta para despojarse de ella y tirarla al suelo. Ambos tropezaron
con la cama haciendo que Magnus el cual caminaba hacia atrás callera sobre ella,
todo estaba escrito en el momento en que se acomodo a la altura de las
almohadas, sobre sus codos, claramente esperando a Alec que estaba al filo de
ella, Magnus miro como jalaba su propia camiseta por encima de su cabeza para
después dejarla caer al suelo. Alec avanzo sobre sus manos y rodillas hasta
Magnus no sin dejar una línea de besos desde su estomago, empezando donde
debería estar su ombligo hasta su cuello. Magnus ya había enredado sus manos
alrededor del torso de su novio y estaba besando su hombro, haciendo que sus
manos viajaran por toda la espalda del Nephilim hasta toparse con su cabello,
el cual jalo para levantar su rostro y poder tener de nuevo sus labios.
-Alexander
–Murmuro Magnus con respiración entre cortada. –Se supone que iríamos a Idris.
No
era que quisiera terminar con el momento pero creyó moralmente correcto hacerle
ver la situación a su novio.
-Me
pediste que no me involucrara. –Dijo Alec mientras quitaba el cinturón del
pantalón de Magnus. –Y no lo hare.
Magnus
de igual manera se concentro en despojar a Alec de sus pantalones y
calzoncillos mientras sentía a su novio entregado al momento tanto como él.
Sintiendo sus besos, sus caricias tan familiares y a la vez tan únicas. Y ahí
estaba Alec eligiéndolo a él antes que a su deber y pensó que no podía pedir
algo mejor. Y más aun, no se sentía tan terrible como pensó seria.
El
contraste de sus pieles era muy evidente y mucho más hermoso en el momento en
que se fundieron en uno, envueltos entre las suaves mantas de seda, cada
movimiento despertando sensaciones únicas en ambos, entregados en su totalidad,
sin nada más que importe que la persona ahora en sus brazos. El momento ahora
sereno y lleno de paz y sus sentimientos expuestos más vivos que nunca. Alec
disfrutaba de la piel de Magnus, fresca y suave, sintió su mano aferrada a su
espalda evitando que se alejara un milímetro de él, se sintió complacido al
percibir cada instante que Magnus parecía perder el aliento. Y percibió sobre
su piel lo único que Magnus había dejado sobre su cuerpo, su anillo. El anillo
que estaba lleno de promesas. Promesas que solo podían ser cumplidas. Y así
seria.
CONTINUARA…
MayGraciela♥