Te Encontrare Cap 3

A la mañana siguiente Alec y Gwen se dirigieron a la universidad, sin embargo, no llegaron ni cerca del lugar.

-¿Y ahora qué? -Pregunto Gwen al ver la dirección que tomaba su primo.

-Vamos a ir a Brooklyn. –Dijo Alec.

-¿Estás seguro? Porque podemos tocar a una puerta, pero, a la hora de dar las explicaciones, ahí tendremos serios problemas, creo que debemos esperar al atardecer para que Nico venga con nosotros, ¿No lo crees?

Alec rodo los ojos. -¿Qué te pasa con ese tipo? En verdad…

-¿Qué insinúas?

-No estoy insinuando nada, es una clara y directa anotación ¿acaso no te diste cuenta de cómo te miraba? Patético.

-Ni siquiera voy a molestarme en contestarte, piensa lo que quieras.

-Me veo en la necesidad de recordarte que es rubio, lo que implica poca materia gris y además, es un vampiro. Eso los convierte en una muy barata versión de Twilight.

-Sigo sin encontrar el sentido de ir a Brooklyn. –Dijo Gwen desviando la conversación.

-Es solo que… No sé cómo explicarlo pero… Tengo que ir, hay algo en ese nombre que…

-¿Nombre? ¿Dices Magnus Bane?

-Sí. Tengo la increíble sensación de que lo conozco, tal vez así sea, tal vez ya lo conocemos pero lo olvidamos.

-A estas alturas no me sorprendería. –Dijo Gwen mirando por la ventana. -¿Quieres ir más lento por favor? ¿Por qué tan ansioso? Y ¿Por qué rayos estas sonriendo tanto?

-No tengo idea. –Dijo Alec cruzando el puente hacia Brooklyn con entusiasmo.

* * * * *

-Pues aquí es. –Gwen sostenía la pequeña tarjeta en sus manos. –Y no me parece para nada familiar.

Ambos estaban al pie del edificio de ladrillos rojos, justo en la avenida Greenpoint llena de galerías elegantes. Los chicos en realidad iban muy bien con el lugar, ambos vestían muy bien. Alec llevaba pantalones de mezclilla, zapatos tipo botines, un jersey de marca, debajo de una chaqueta abrigadora de piel, gorro con visera, la cual usaba de lado, sus guantes sobresalían del bolsillo trasero de sus vaqueros. Gwen lucia encantadora con mallas, botas, su abrigo a juego con su bufanda, un gorro tipo boina que hacía que resaltara su cabello en rizos.

-A mi tampoco. –Dijo Alec mirando hacia el edificio. -Veamos que podemos averiguar.

Los chicos estaban a punto de tocar el timbre cuando la puerta se abrió y del interior salió un pequeño gato gris atigrado. Este camino con gracia por entre los chicos y después volvió para tallarse en las piernas de Alec. Maullaba hacia él con énfasis.

-Hey amigo, ¿Cómo estás? –Alec se miraba encantado y se inclino para  acariciar la cabeza del felino, sus orejas salían entre sus dedos.

-Deja tu obsesión con los gatos para después. –Dijo Gwen. –Vamos, ya está abierto.

Los chicos entraron. -¿Crees que me lo quieran regalar? –Dijo Alec aun mirando al gato en la entrada.

-Hemos ido a cientos de albergues para conseguirte un gato, ninguno te agrada y ahora. ¿Ves al gato de alguien más y lo quieres para ti? Que mezquino.

-No sabes si es el gato de alguien más. –Los chicos comenzaron a subir las escaleras.

-Salió de aquí Alex, claro que es de alguien.

Alec se detuvo en seco y miro a la puerta.

-¿Qué ocurre?

-¿Quién abrió la puerta al gato?

Gwen lo pensó por un momento. -Tal vez tiene uno de esos sensores que les abren las puertas cuando lo necesitan.

-Gwen eso es lo más tonto que has dicho.

-Pero no lo que he hecho, -Dijo Gwen molesta. -¿Sabes por qué? Porque aquí estoy, subiendo las escaleras de un completo extraño solo porque: Tengo que ir. –Dijo imitando a Alec. -Eso. Mi querido primo, es lo más tonto que he hecho hoy.

-Sip, así es.

Gwen no dijo más, cuando Alex se ponía así, no valía la pena seguir discutiendo, ya que era como hacerlo con un niño de cinco años, saldrías perdiendo inevitablemente. Siguieron subiendo y de nuevo Alec se detuvo.

-¿Y ahora qué?

-¿Segura que no hemos estado aquí? –Dijo Alec. -Podría jurar que vine a una fiesta.

-Tal vez viniste sin mí.

-¿Sigues molesta?

-Podría ser, ya no eres el mismo desde hace un tiempo.

-Gwen…

-No importa, hay que terminar con esto. ¿Tocas tú o yo?

Alec se quedo callado, era verdad, necesitaban dejarlo para después. Se resigno a ello. –Yo lo hago. –Dijo finalmente y llamo a la puerta.

* * * * *

Y ahí estaba Alec parado en la entrada del departamento de Magnus, ese lugar que apenas hacia un año había sido su hogar.

Alec miro con sorpresa al chico que les abrió la puerta, la chica detrás de él y a la taza rota en el suelo.

-Alexander. –Dijo el chico que atendió la puerta en un suspiro. Alec se quedo ahí parado, al parecer si lo conocía, acababa de decir su nombre.

Magnus se acerco a él, coloco ambas manos a sus costados, Alec no entendía porque pero dejo que lo acercara, tal vez haya sido por el hecho de que sus ojos eran impresionantes y simplemente no podía dejar de mirarlos. Magnus subió su mano hasta el rostro de Alec, acariciando su pómulo. Por alguna razón esto no le pareció fuera de lugar, el chico lo miraba como si lo conociera de siempre y de alguna manera lo contagio de ese sentimiento, y sus ojos, esos ojos.

-No puedo creer que estés aquí, que seas tú… Alec…

-¿Usas lentes de contacto?

Magnus lo miro como si estuviera mirando a un desconocido, su voz era la misma pero ese acento muy particular de Idris se había ido.

-¿Qué? -Pregunto intrigado Magnus.

-Tus ojos. –Dijo Alec. –Son como los de un gato.

-Siempre han sido así, tú lo sabes.

Tú lo sabes. Eso despertó a Alec. Alejo las manos de Magnus.

-Em… no. ¿Cómo podría saber algo así? Em… Estamos buscando a Magnus Bane. ¿Ustedes lo conocen?

Isabelle se miraba casi descompuesta, busco de inmediato el rostro de Magnus, ambos sabían lo que pasaba. No nos recuerda.

-Alec… -Comenzó Magnus.

Alec recordó su más reciente sueño y a Max: –Tu nombre es Alexander, pero todos te dicen Alec.

-¿Alec? –Dijo Gwen. -¿Por qué lo llamas así? Y ¿Cómo sabes su nombre?

Isabelle dio varios pasos al frente para observar con más atención a la chica que acompañaba a su hermano. -¿Quién eres tú?

-Oh… Ella es Gwen Carter. –Dijo Alec como si hubiera olvidado algo, y eso eran las presentaciones. –Yo soy Alexander Carter, pero prefiero que me llamen Alex. –Agrego rápidamente, su nombre le parecía algo pretencioso para su personalidad. Y no quería a un montón de extraños llamándolo así.

-Carter. –Repitió Isabelle intentando encontrar algún sentido. Ella no lo hizo y sacudió la cabeza. –Debo llamar a Jace.

Se concentro en su celular sin apartar la mirada de su hermano, no había manera de que lo alejara de su vista.

Alec y Gwen se miraron, estas personas se estaban comportando de manera muy extraña, Gwen hizo un gesto a su primo: ¿Qué esperas? Pregunta.

-Em… Como les dije… Buscamos a Magnus Bane…

Magnus pasó su mano por su rostro hasta su cabello con desesperación y finalmente contesto: -Si. Ese… Ese soy yo, es decir…

-Genial… -Dijo Alec. –Necesitamos su ayuda.

-¿Qué clase de ayuda? –Pregunto rápidamente Magnus. ¿Qué podría ser peor que esto? Pensó.

-En realidad es bastante complicado de explicar…

-Oh querido, -Dijo Magnus. –No tienes una idea. Pero por favor, pasen. –Intento Magnus sonar lo mas casual que pudo.

Alec dedico una mirada de desaprobación al desastre aun en el suelo y Magnus lo noto. –No debes preocuparte por ello. –Dijo y con un movimiento de mano la taza y el líquido derramado desaparecieron ante el asombro de los dos chicos.

Alec estaba realmente encantado con Magnus, su estilo, su manera de hablar, un personaje intrigante, como haber sacado un protagonista de algún Anime. Y si él lo había invitado a pasar, definitivamente lo haría. Al dar el primer paso hacia adelante sintió la mano de su prima en su muñeca.

-¿Qué pasa? –Pregunto el chico.

-No estoy muy segura. –Gwen se miraba temerosa e inquieta.

Alec se compadeció. -¿Prefieres que regresemos al atardecer? (¿Cuando Nico pueda acompañarnos?)

-Si realmente lo preferiría.

-De acuerdo –Dijo Alec.

Magnus se sintió temeroso de que quisieran marcharse -Entonces –Inicio rapidamente. -¿Ustedes… son hermanos?

-Primos. –Contesto Alec. Él le sonreía a Magnus entusiasmado –Nuestras familias adoptaron el nombre de nuestro abuelo, es por eso que nos apellidamos igual, de hecho…

Alec guardo silencio cuando sintió el codo de su prima en su costilla, pese a la abrigadora ropa que le obligaban a usar, este fue un fuerte golpe y tal vez tenía razón, recién acababan de conocer a Magnus y ya le estaba contando la historia de su familia.

-Bueno no importa. –Corrigió Alec. –Entonces, eres Magnus Bane ¿cierto?

La respiración de Magnus aun no volvía a la normalidad, su corazón saltaba despiadado sobre su pecho y lo único que podía hacer era mirar a Alec ahí de pie, frente a él sin poder decir palabra.

Alec y Gwen se miraron de nuevo. Esto es muy raro.

-Vienen hacia acá. –Isabelle metió su celular a sus vaqueros y sin detenerse a pensarlo se arrojo hacia Alec para envolverlo con sus brazos.

-¡Wow! –Alec se quedo ahí parado sin moverse.

–Estas aquí, idiota, idiota, -Decía Isabelle en un susurro. –Estas aquí.

Alec aparto a Isabelle cuidadosa pero firmemente. -¿Abrazar a extraños no es algo muy hippie?

-¿Qué? –Dijo Isabelle extrañada.

-Isabelle. –Llamo Magnus. -¿Te parece que ofrezcamos a nuestros invitados un té?

-Cla… claro. –Dijo la chica cabizbaja apartándose de Alec.

¿Un té? Pensó Alec. ¿Quién invita un té? Al menos que seas británico o un hippie. Pero ninguno de los dos, tenía apariencia de ser ninguna de esas cosas, Magnus parecía diseñador de ropa o alguien incursionado en el mundo de la moda y la chica una verdadera estrella de rock.

-En realidad. –Dijo Alec. –No pretendíamos quedarnos por mucho tiempo, es decir…

-Dijiste que necesitabas mi ayuda. –Dijo Magnus. Y extendió su mano para ceder el paso hacia el interior del departamento. Un movimiento controlado y con gracia. –Te escucho.

Este tipo es genial. Pensó Alec y sin mirar atrás entro al departamento.

Gwen rodo los ojos y siguió a su primo.

* * * * *

Gwen se molestaba cada vez más al ver a Alec increíblemente entusiasmado contando todo lo que sabían, exactamente todo lo que Nico les había contado. Ambos estaban sobre el sofá, ninguno había elegido té, solo unas bebidas de sabores.

-Entonces, -Dijo Alec. –Según nuestro amigo, algo paso hace un año y simplemente dejamos de verlo… ¿Tiene sentido?

-Hace un año. –Dijo Magnus. –Eso tiene algo de sentido.

-No para mí. –Dijo Isabelle. -¿Qué hizo Belcebú? Esto no se parece nada a lo que paso con Simon.

-¿Quién es Simon? –Pregunto Alec.

-¿Quién es Belcebú? –Pregunto Gwen.

-Simon tenía una vida lejos del mundo de las sombras. –Explico Magnus. –Lo único que lo unía a él eran sus recuerdos y por su puesto Clary. Asmodeus no se tomo el tiempo para complicarnos las cosas, en cambio Belcebú, él, hizo algo mucho más rebuscado.

-Magnus ¿Qué hizo exactamente? –Pregunto Isabelle.

-Creo que no solo le borro la memoria. Le dio otra vida.

-¿Pueden hacer eso? ¿Crear una vida completa?

-No lo creo. –Dijo Magnus de pie mirando fijamente hacia Alec. –Le dio la vida de alguien más.

Alec sacudió la cabeza e hizo con sus manos la señal de tiempo fuera. –Esperen un momento, me perdí hace cinco puntos atrás, ¿A quién le dieron una vida nueva? ¿o… que?

-Y lo recuerdo. –Dijo Magnus. –Accedí a ayudar a un joven brujo, hijo de padres mundanos, nacido en una familia feliz que no tenían idea de lo que ocurría con su hijo, aun así, lo protegieron y lo amaron.

Isabelle pudo entender el porqué Magnus ayudaría a ese chico, pensó que se identificaba de alguna manera, Isabelle no sabía lo que Magnus había vivido en su infancia, pero podía imaginarlo.

 Gwen y Alec se miraron, no entendían nada de lo que estaba pasando, ahora ni siquiera sabían que preguntar. Alec miro a través de los vitrales el rojo atardecer.

-Debemos irnos. –Se levanto.

-¿Qué? No. –Dijo Isabelle. –Alec, ¿A dónde vas?

-Alex. –Corrigió Alec. –Y debemos volver a casa antes de que mis padres se vuelvan locos.

-¿Tus padres? –Dijo Isabelle con incertidumbre. -Magnus. No podemos dejar que se valla.

Gwen dejo salir un sonido de asombro.

-Tranquila Isabelle. –Dijo Magnus. –Ellos volverán ¿Cierto?

-Podemos volver mañana –Dijo Alec sonriendo.

-¿Podemos? -Dijo Gwen.

Y podrían hacerlo, siempre y cuando la universidad no llamara a su casa para preguntar por ellos, y poner al tanto a sus padres de sus inasistencias, algo que sería catastrófico. En una ocasión decidieron salir por una pizza, se desviaron a otro lugar para conseguir las bebidas y su madre después de llamar al restauran y darse cuenta de que habían salido de ahí hacía tiempo, se asusto tanto que llamo a todos cuantos conocía, este mal entendido les costó dos semanas de encierro y nunca más volvieron a dejar el celular en casa.

-Tranquila, claro que podemos.

-Si tú lo dices…

-Así que… -Dijo Magnus. –Su amigo Nico, es un vampiro ¿No?

-Si –Dijo Alec intrigado. -¿Cómo lo supiste? No lo dije.

Era verdad, Alec había contado todo con lujo de detalle, pero había sido discreto con aspectos que pudieran exponer a Nico.

Magnus camino hacia la puerta. –Él está aquí. –Dijo y abrió la puerta.

Los chicos se asombraron, Nico estaba ahí parado mirando hacia Magnus con recelo, Isabelle lucia tranquila, de alguna manera también sabía que estaba ahí.

-No debieron haber venido solos, no es seguro Alex.

Alec despertó de su asombro. –Pero me diste la tarjeta…

-Eso no significa que quisiera que vinieran aquí, SOLOS.

-¿Y desde cuando se trata de lo que tú quieres?

-Necesitamos mantener a Gwen a salvo, eso es lo que ambos queremos ¿cierto?

Alec se quedo en silencio, no podía debatir eso. Gwen miro a su primo y rio.

-Es Nico. –Dijo. –Solo él lograba dejarte callado.

Alec fulmino a su prima con la mirada.

-Sabes que es verdad Alex. –Dijo la chica intentando calmar a su primo.

-Bien. –Dijo Alec malhumorado. –Vinimos, y ahora nos vamos. –Alec tomo la muñeca de Gwen predispuesto a salir del lugar.

Isabelle y Magnus dieron un paso hacia él al mismo tiempo que vieron a Nico chocar contra el marco de la puerta, después de haber sido empujado por Jace que entraba de manera precipitada y con desorden hacia el departamento, hacia Alec, su parabatai.

Alec se congelo por un momento, su clavícula ardió de manera extraña y sin razón al ver al chico que acababa de entrar, fue algo tan vivaz que incluso llevo su mano hacia esa zona, y su cabeza comenzó a pulsar, no entendía lo que pasaba, quería preguntar quién era, Porque lo miraba así, pero no lo hizo, por el contrario solo dijo:

-Oh grandioso. –Dijo con cansancio. –Otro rubio.

Jace nunca había sido una persona afectiva, era un guerrero y las demostraciones de afecto sobraban en su vida, hasta ese momento, claramente avanzo hasta Alec pero Magnus coloco su mano en su hombro, deteniéndolo. –Jace, él, no nos recuerda. –Le dijo en un murmullo.

Jace se enderezo y se quedo inmóvil mirando fijamente a Alec, una figura pequeña cruzo la sala entre Jace y Magnus, se percataron de que era Clary cuando la miraron ferrada efusivamente al pecho de Alec.

Clary había abrazado a Alec en diversas ocasiones, ella siempre pensaba que en realidad a Alec le parecía incomodo, un acto que hacia mas por compromiso que por realmente querer hacerlo, a excepción de aquellas ocasiones en las que él quería abrazarla, como en el reino demoniaco, cuando pensaron que todos morirían por causa del Fuego Celestial.

-Alec, gracias al ángel. –Dijo Clary abrazando a un perplejo Alec. –Volviste, estas aquí. Me alegro tanto, por Izzy, por Magnus y Jace, él… te hecho tanto de menos…

-Clary –Llamaron Jace y Magnus.

Gwen rio a su primo. -Estas disfrutando esto ¿Cierto?

Alec se quito a Clary de encima. –En lo absoluto –Dijo el chico. –Muy bajita para mí. –Miro los ojos brillosos de la chica y la incertidumbre en su rostro. Alec se compadeció erróneamente. –Pero no te ofendas.

-Oh dios. –Dijo Clary recordando ese último día que había mirado a Alec. –No nos recuerdas.

Eso fue lo que detuvo a Simon que entraba al departamento dispuesto a saludar a Alec. Ahora solo se quedo ahí parado sin poder dejar de mirarlo. Era Alec, ese Alec que dejaron de ver hacia un año, sin embargo, lucia muy diferente, muy bien vestido para ser él y sin sus marcas, su piel limpia lucia extraña, y de alguna manera, eso está mal.

-¿Por qué todo el mundo dice eso? –Comenzó Alec. –evidentemente no lo hacemos, porque no solo nos dicen que saben de nosotros.

-Demonios Alex. –Dijo Nico. –Mira sus marcas.

Alec levanto sus manos y en un gesto exagerado le dijo a su amigo: No tengo idea de que me hablas.

-Ellos son Cazadores de Sombras. –Dijo Nico.

-Dijiste que eran un mito. –Dijeron a coro Alec y Gwen. Los chicos los miraron sorprendidos, tal sincronía no era común, para Nico lo era, ellos lo hacían todo el tiempo.

-Dije que Para mí lo eran. Nunca dije…

Alec lo detuvo con la mano. –No importa. Tenemos que dejar esto para después, debemos volver a casa.

-¿Y ahora quieres volver? –Protesto Gwen.

-Nunca debieron venir para empezar. –Agrego Nico.

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? A mí me parece que es por ahí donde debemos empezar. –Dijo Isabelle mirando a Nico. –Vampiro. –Isabelle intentaba sonar atemorizante, lo consiguió.

-Tranquila Isabelle. –Dijo Magnus. –Viene con ellos ¿Cierto?

-¿Qué está pasando aquí? –Pregunto Jace con desconcierto. –Vampiro. Quiero que te vayas ahora.

Magnus de inmediato se percato de Alec tomando con mucha más fuerza la mano de Gwen, esto no estaba saliendo nada bien.

-No me iré sin ellos. –Dijo Nico peligroso. –No me importa quienes sean. Ellos vienen conmigo.

-Estoy de acuerdo. –Dijo Alec asombrando a todos. Atravesó la habitación con Gwen de su mano.

-Oigan, esto no es necesario. –Dijo Magnus antes de que Alec y la chica salieran del lugar. –Jace él no va a lastimarlo. De lo contrario no hubiera podido entrar aquí.

-Es verdad. –Dijo Clary. –Las Salvaguardas que Magnus ha colocado no lo hubieran dejado entrar.

Gwen presiono con más fuerza la mano de Alec, este miro hacia ella. –¿Que es una Salvaguarda? –Pregunto la chica en un susurro.

Alec le dedico una dulce sonrisa. –Gwendee-dee (wendi-di) –Que era la manera cariñosa que tenia de llamarla. –Sé exactamente lo mismo que tu, no tengo idea.

-Son protecciones. –Dijo Magnus. –Nadie que tenga la intención de dañar puede entrar aquí.

-Como cuando te trasportas a los pueblos en Diablo. –Dijo Alec.

-Oh. –Dijo Gwen entendiendo todo con la traducción de su primo.

Traducción que Magnus no entendió, pero continúo. –Es por eso Jace, que debes cambiar tu actitud, aquí nadie lastimara a nadie. –El tono de Magnus fue más como una advertencia y Jace la entendió.

-De acuerdo. –Dijo. –Pero ahora alguien dígame que ocurre.

Alec y Gwen se miraron. Tenemos que irnos. Ambos lo sabían y tenían toda la intención de hacerlo, pero Gwen no contaba con Magnus y lo que provocaba en Alex.

-Es verdad. –Dijo Magnus. –Todos debemos sentarnos a charlar. –En ese momento una mesa apareció en medio de la habitación, Alec, Gwen y Nico abrieron mucho los ojos. –Y que mejor situación que hacerlo con uno de estos. –Magnus hizo aparecer vasos de cartón con un muy aromático café.

Alec sonrió esplendorosamente mirando de la recién aparecida mesa a los ojos brillantes de Magnus, a esos ojos de gato que le parecían simplemente fascinantes.

Gwen suspiro exasperada al ver la intención de irse esfumándose de Alex. Alec dio un paso al frente como hipnotizado por el encanto de Magnus y muy dispuesto a sentarse y escuchar todo lo que tuviera que decirle. En ese momento su celular sonó despertándolo del aturdimiento. Alec maldijo al ver la pantalla. Mamá decía en ella.

-¿Hola?

-¿DÓN-DE ES-TAN? –Su madre le dijo en un tono muy peculiar. -Dos días Alexander, dos días llevan sin poner un pie en la universidad, ¿en verdad creíste que podían ocultar eso?

-Em… bueno yo…

-CALLA, lo único que quiero escuchar de ti ahora es: En donde se encuentran.

-Estamos en Brooklyn. –Dijo Alec con prisa y se golpeo la frente al siguiente segundo, arrepintiéndose de inmediato. Gwen lo miro: ¿Qué acabas de hacer?

Nico se tallo la cara con cansancio. –Están en problemas -Dijo para sí mismo pero todos lo escucharon.

-¿EN-BROO-KLYN? ¿QUÉ-HA-CEN-EN-BROO-KLYN? –Alec sabía que cuando su mamá hablaba en silabas era porque estaba realmente molesta, furiosa para ser exactos.

-Bueno… lo que paso fue que…

-Te dije que te callaras, no quiero escucharte. Solo quiero que traigas a Gwen en este instante. Y estoy hablando muy en serio. Quiero a mi niña en casa en la siguiente hora, ¿EN-TEN-DIS-TE?

-Si mamá. –Dijo Alec derrotado.

Jace e Isabelle se miraron. ¿Mamá?

Alec guardo el celular en el bolsillo de su chamarra de piel.

 -¿Y bien? –Pregunto Gwen.

-Te llamo mi niña. –Dijo Alec cabizbajo.

-Oh dios. –Dijo Gwen y se tallo la cara. –Eres el maestro de la mentira ¿y no pudiste hacernos una cuartada? Por sobre todas las ocasiones ¿Tenias que decirle la verdad ahora?

-Yo no… es decir…

Magnus sonrió. –No es bueno mintiendo.

Alec soltó un bufido. –Soy excelente mintiendo. –Dijo ofendido.

-Excepto hoy. –Dijo Gwen.

-Por favor solo… entre en pánico, supongo.

-Por lo general mientes mejor cuando estás en pánico. –Agrego Nico.

-Sí, sí, rogare por su perdón en otra ocasión, por ahora, tenemos que regresar.

-Que lastima. –Dijo Magnus, parecía ser el único sensato por el momento. –En realidad no pude ayudarte en lo absoluto.

-Oh pero… podemos volver, ya lo dije. –Dijo Alec a Magnus.

Gwen camino hacia la puerta en donde Nico ya la estaba esperando. Alec camino en reverso hacia la entrada, miraba a Magnus y sus impresionantes ojos. –Entonces te veré después. –Dijo sonriendo. –Los veré después. –Corrigió.

Gwen nuevamente rodo los ojos, esta forma de comportarse de su primo era algo insoportable.

El corazón de Magnus se acelero y sintió que se rompía en pedazos al ver a Alec salir y bajar las escaleras.

-No puedo creer que hayamos dejado que se fuera, Jace. –Dijo
Isabelle suplicante. –Tenemos que hacer algo.

Simon se acerco y coloco sus manos confortablemente sobre sus hombros. Tal vez eso le ayudaría a calmarla.

-Tranquila él volverá. –Dijo Jace.

-¿Por qué estas tan seguro? –Pregunto Magnus con voz lúgubre mirando aun hacia la puerta.

Jace lo miro fijamente y sonrió. –Le gustas.

* * * * *

-¿Te gusta?

Alec, Gwen y Nico se dirigían hacia su hogar en Manhattan, Alec conducía por la ciudad mientras Nico miraba por la ventana en la parte trasera del auto.

-Te dije que era muy bajita para mi, además, creo que tiene algo con el rubio histérico.

-No hablaba de ella. –Dijo Gwen.

-¿Bromeas? La otra chica era intimidante. Nunca podría con eso.

-Tampoco hablaba de ella. –Gwen hablo hacia la ventana con toda la intención de no mirar a su primo.

Alec arrugo su cien. –Pues se me acabaron las opciones.

-Magnus. –Dijo Gwen sin rodeos. –Hablaba de Magnus Bane. ¿Te gusta?

-¡¿Qué?!

Tanto Alec como Nico se sorprendieron.

-Estás hablando de un chico ¿Sabes? –Dijo Alec.

-Y estás hablando de Alex. –Agrego Nico desde el asiento trasero. –Es como intentar emparejar a un pez con una gaviota.

-Y que ambos sean machos. –Dijo Alec para agregar impacto a lo absurdo del comentario. –Y no me mal interpreten, no me molestan los peces que buscan la compañía de las gaviotas, pero, a este pez, le encantan las pececitas ¿Entienden?

-Sé de lo que estoy hablando. –Dijo Gwen. –Y sé cuando alguien te gusta, por ello te lo estoy preguntando. La manera en que lo mirabas, y parecías un idiota sonriendo por cada cosa que hacía.

-¡Pues sí! –confirmo Alec. -¿Acaso no viste sus ojos? ¿Y cómo hablaba? ¿Cómo se movía? ¡Y como se viste!

Nico asomo la cabeza por entre los dos asientos delanteros. –Hermano, tienes que dejar de hablar así. –Dijo. –En serio se puede malinterpretar.

Alec lo pensó por un momento. –Creo que tienes razón. –Luego sonrió hacia sus acompañantes. –Pero ese tipo es genial.

* * * * *

Alec y Nico estaban lado a lado sobre el sillón colocado estratégicamente para estar en medio de la habitación, frente al televisor y envueltos en el sonido estrepitoso de las bocinas al estar jugando Call Of Duty.

-Nico… ¡Vamos! Puedes hacerlo mejor.

-Eres un maldito loco –Protesto su amigo. -harás que nos maten.

-Ja ja ja –Rio su amigo. –Algo tarde para tu señalamiento vampiro.

Nico rio. –El que sea un No Muerto, no significa que no tema el perder mi puntaje perfecto.

-Me conmueve la manera en que tus prioridades están claramente definidas. –Alec choco su brazo con el de Nico, un movimiento de camarería confortable.

-Chicos necesito su ayuda. –Gwen entro despreocupadamente hacia la habitación y de la misma manera se sentó sobre la cama. En sus manos estaba su cuaderno. –Esto no… no está funcionando.

Nico ahora tenía toda su atención sobre la chica. -¿Ayuda con qué?

Gwen miro hacia el chico, abrió la boca para contarle pero luego la cerró.

Nico dejo su control sobre el sillón y camino hacia ella, se sentó justo a un lado de Gwen. Alec deliberadamente fingía no poner mucha atención, era una manera de darles un espacio, había algo entre ellos, o eso parecía, por la manera en que Nico se comportaba, como si Gwen fuera la tierra y él la luna que la sigue sin perderla de vista. Era algo en lo que difícilmente podría inmiscuirse.

 –En un par de días es el aniversario luctuoso de tus padres. –Dijo tiernamente Nico al lado de Gwen. –Se que quieres hablar en la ceremonia.

Gwen le sonrió. –A veces es extraño que sepas tanto de nosotros.

-Hemos sido amigos desde siempre, se los dije. –Gwen le sonrió, Nico agradeció la falta de rubor en sus expresiones, por aquel asunto de no estar vivo. E intento disimular, disimular sin éxito ante los ojos de Alec. Y no sé todo de ustedes –Dijo. –Hay cosas en esa cabeza –Señalo hacia Alec que seguía jugando. -Que no me interesa saber en lo absoluto. NUNCA.

-Oye. –Protesto Alec.

-Estoy de acuerdo. –Dijo Gwen.

-Hey…

-Hola chicos. –El señor Carter se recargo en el marco de la puerta, tenía una taza de café en su mano. -¿Qué hacen?

-Intento salvar al mundo. –Dijo Alec. -Pero mi compañero deserto.

-Supongo que no todos tienen tu entusiasmo heroico hijo.

Los chicos rieron.

-Por cierto, Nico, si necesitas que te lleve a casa… No me malinterpretes, puedes quedarte cuanto quieras, solo no me gustaría que caminaras solo en la noche.

-Papa, estamos en los suburbios, nunca nada interesante pasa por aquí. –Dijo Alec sin apartar la atención del televisor.

-Más vale prevenir. –Dijo el Señor Carter.

-Nico vive justo detrás de esa cerca Tío. –Dijo Gwen.

-Oh, ¿En verdad?

-Así es señor, no necesito caminar, solo… brincar.

-Claro que bien. No sabía que ya se habían mudado ahí. Los padres de Nico… Em, me refiero a un Nico diferente. Se fueron poco después de que su hijo falleciera.

-Sí. –Confirmo Nico. –Me mude hace poco, en realidad, ese Nico del que usted habla es un pariente lejano, pero nuestros apellidos son el mismo.

-Que curiosidad. ¿Vives solo?

-Es muy doloroso para quien sea que conocía a mi pariente vivir ahí, pero yo no lo conocí y me ofrecieron la casa, para poder ir a la universidad.

-Pues me alegra, es muy conveniente para ti, y esa propiedad es muy valiosa, sería una pena que se perdiera por el desgaste.

-Mi familia piensa igual. –Termino Nico.

-Oh dios. –Dijo el Señor Carter. –Que distraído. Chicos los buscan, olvidaba que a eso venia.

-¿A nosotros? –Pregunto Gwen.

-Así es. Nico mi ofrecimiento sigue en pie, por si prefieres no brincar la cerca.

-Gracias Señor.

-Estaré en el estudio. –El Señor Carter se retiro.

-¿Quién nos buscara? –Pregunto Alec despreocupado pausando su juego y estirándose sobre el sillón.

-Su casa es muy bonita Señora Carter. –Se escucho del piso inferior.

Alec se enderezo y su rostro se ilumino, no había forma de no reconocer esa voz. –Magnus. –Dijo y se precipito hacia el primer piso.

Gwen y Nico lo observaron irse, había algo en su reacción que les pareció increíblemente gracioso.

-Parece que este pez intenta acercarse a las gaviotas. –Dijo Nico y Gwen sonrió.

* * * * *

-Muchas gracias. –Estaba diciendo la Señora Carter a Magnus. –Eres muy caballeroso. Díganme ¿De dónde conocen a mis hijos?

Jace, Isabelle y Magnus estaban tomando las cosas como una monta en escena, ellos llevaban ropas muy comunes, fácilmente podrían hacerse pasar por chicos mundanos. Jace caminaba por la sala con curiosidad, le llamaron la atención las fotos de Alec siendo un niño que estaban sobre la repisa de la chimenea. ¿Cómo era eso posible? Isabelle tenía la mano sobre su rubí, esperando alguna señal demoniaca, no había nada.

-Somos estudiantes de intercambio. -Dijo Magnus. –Sus hijos se ofrecieron a ayudarnos a ponernos al día.

-¿De verdad? ¿Mis hijos hicieron eso? –Dijo la Señora sin intentar ocultar su asombro. –De Gwen no me parece extraño, pero Alex… bueno, él difícilmente abre un libro de estudio en su tiempo libre y no me malentiendan, increíblemente sus calificaciones son sobresalientes, sobre todo en los últimos meses… él…

Ruido proveniente de las escaleras interrumpieron a la Señora Carter. Alec tenía una muy particular forma de bajar las escaleras, utilizaba la alfombra para poder deslizarse a través de ellas, solo inclinándose hacia atrás y bajar como si las plantas de sus zapatos tuvieran ruedas. Su madre lo odiaba.

-Por el amor de dios. Alex. Deja de hacer eso. –Dijo su madre antes de que el chico incluso pudiera saludar.

-Tranquila lo tengo bien dominado.

-No es por si lo puedes o no hacer, es lo que te puede provocar. (Tienes Asma, recuérdalo)

Alec se encogió de hombros y por fin su atención pudo ir a sus invitados. –Hola –Dijo. -¿Qué…?

-Le comentaba a tu madre –Inicio Magnus rápidamente. –Sobre tu ofrecimiento en ayudarnos con las clases.

-Sí. Es solo que pensé que vendrían hasta mañana. –Dijo Alec tenaz, dejaba ver a lo que Gwen se refería con sus habilidades para mentir.

-No quisimos esperar tanto. –Dijo Isabelle simpática.

En ese momento Gwen y Nico bajaron. Ellos en realidad no se miraban tan encantados como Alec.

-Pues empecemos. –Dijo Alec.

La Señora Carter dejo salir un suspiro, se miraba si no molesta, en des acuerdo con lo que pasaba. –Es difícil mantenerlos castigados ¿Cierto?

Alec sonrió. –Mala suerte mamá.

Gwen se llevo una mano a la cara, sabía lo que estaba por venir.

La Señora Carter inclino su cabeza y entrecerró los ojos hacia su hijo, luego giro hacia Magnus, Isabelle y Jace.

-Les voy a pedir que se retiren. –Dijo.

-Mamá. –Protesto Alec.

-¿Te sigue pareciendo gracioso? Están castigados y no pueden recibir visitas.

-¿Y eso cuando lo decidiste?

-Hace cinco segundos, cuando tu actitud comenzó a apestar. Aun no sé qué demonios hacían en Brooklyn pero estoy muy segura de que eres el responsable. Y a pesar de eso, te sigues comportando como lo haces. No hay disculpas.

Alec abrió la boca para seguir protestando pero luego la cerró. No dijo nada.

-Lo lamento. –Dijo la Señero Carter a Magnus, Jace e Izzy. –Pero son bienvenidos en otra ocasión, ahora les suplico que se retiren.

-Entendemos. –Dijo Jace, Magnus sabía que estaba furioso. –Regresaremos en otra ocasión.

-No debimos haber venido sin avisar. –Dijo Magnus.

Alec tenía su mirada fija en la alfombra del recibidor. Sintió un toque sobre su brazo. Era Magnus. –Tranquilo, te veremos después.

Alec sonrió y asintió.

-Adiós. –Dijo Gwen desde la escalera a lado de Nico con un sincero cabizbajo tono.

Los chicos salieron de la residencia Carter.

* * * * *

-Bueno eso fue una total pérdida de tiempo. –Dijo Jace aun en el jardín de la casa.

-Y no hay nada extraño. –Dijo Magnus. -Sin salvaguardas o Glamour. Nada.

-No hay señales de demonio. –Dijo Isabelle. –Al parecer Belcebú no los está vigilando.

-La madre es sobre protectora, pero fuera de eso. No hay nada malo en ella.

-¡Maldición! ¿Por qué no solo tomamos a Alec y…?

-¿Dejamos que los Hermanos Silenciosos hagan trizas su cerebro? Eso no lo voy a permitir. –Dijo Magnus.

Isabelle bajo la cabeza. –Tienes razón, lo siento. Yo…

-Está bien Isabelle. –Dijo Jace. –Te entendemos, pero Magnus tiene razón, tenemos que hacer esto con precaución, no podemos permitir que Belcebú se entere de que lo encontramos y lo lleve lejos de nuevo.

-¿Y qué hacemos ahora? –Pregunto Isabelle.

-Tenemos que avisar a su madre. –Dijo Jace. –Maryse necesita saber que lo encontramos, que está bien.

-Eso implicaría avisar a La Clave. –Dijo Isabelle.

-La Clave difícilmente se interesa en un individuo, pero podrían servir para propósitos de jurisdicción, llevar a Alec a donde queramos en todo caso de necesitarlo.

-Bien, entonces hay que hacerlo. –Dijo Isabelle.

Los chicos se dispusieron a caminar a un lugar oculto en donde Magnus pudiera hacer un portal y marcharse. Cuando la puerta de la residencia se abrió.

Alec corrió hacia ellos. –Oigan, lamento lo que paso, yo…

Los chicos se acercaron a él.

-No te disculpes. –Dijo Magnus. –Se nota que tu madre se preocupa por ustedes.

-En serio no tienes una idea de cuánto es eso. –Dijo Alec y Magnus noto su respiración irregular.

-¿Estás bien? –Pregunto el brujo de inmediato.

-No debí correr, en fin, tengan esto. -Alec les dio un pedazo de papel con algo escrito en él. –Esta es la dirección de la universidad donde estudiamos, no está lejos de aquí. Podemos vernos ahí mañana. Si ustedes quieren.

-Claro. –Dijo Isabelle sonriendo.

-Estaremos ahí sin falta. –Dijo Magnus.

Jace lo miro con alarma. -¿Estás bien? Parece que estas temblando.

-Sí, bueno mi salud es un asco y el frio me mata, soy absurdamente intolerante a él, así que tengo que entrar. –Dijo señalando con el pulgar hacia la entrada de la casa.

Luego miro a Magnus. -¿Te molesta si…? –Alec levanto su mano y señalo a sus propios ojos, Magnus entendió de inmediato.

Con una sonrisa dejo que el Glamour cayera de sus ojos haciendo que los ojos de gato aparecieran brillando en la oscuridad.

-Así está mejor. –Dijo Alec sonriendo. Comenzó a dirigirse hacia la casa, ahora caminando lentamente.

El vacio se apodero del pecho de Magnus, una vez más, tenía que ver a Alec marcharse.

CONTINUARA…

MayGraciela ♥



Comentarios

  1. No no no no no no!!!!! No puedes dejarla ahí! Tienes que seguirla pronto pronto!!!! <3 en serio me encanta y este ha sido mi capítulo favorito!!! Estuvo tan WOW!!!!!!!!!!!!! Necesito saber qué pasará!!!! OMG

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  2. Hola!!!!
    Verás me encanta tu blog y llevo mucho tiempo siguiendolo.

    La verdad es que me encanta esta pareja, tus historias y tu imaginación. Aunque no me gusta mucho que se introduzcan personajes nuevos inventados porque creo que le quitan protagonismo a los principales.

    Aunque creo que llevo el suficiente tiempo leyendote para confiar en que lo llevarás por el buen camino.

    Quzá porque no me hace mucha gracia lo de los personajes nuevos me gustó tanto el comienzo del primer capitulo :)

    Aunque ahora la página no me deja leerlo. Sabes porque es?
    Te agradecería que intentaras remediarlo porque releo con bastante frecuencia tus escritos.

    Un abrazo y muchos animos para seguir escribiendo.

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    Respuestas
    1. Parece que ya lo aregle, bueno a mi me funciona, espero que a ti tambien, en caso de que sigas sin poder leerlo, avisame por favor y muchas gracias por tu aviso.

      Tambien gracias por leer mis fics y es verdad, hay dos personajes en este fic que estan como que siendo muy protagonicos pero los necesitaba para darle drama a la trama, tu sabes ;D Pero a partir de ahora toma un rumbo un poco diferente, o por lo menos eso planeo, en ocasiones me preocupa no poder plasmar la idea :s En fin, espero y no perderte como lector XD

      Gracias por tu comentario, son el tipo de cosas que motivan a seguir escribiendo *_*

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