CoHF Malec Parte 3



El otro lado del portal era como un remolino sin cuerpo o forma, Cazadores y Submundos luchaban contra un sin número de criaturas, cada una con características propias y formas exclusivas de dañar o asesinar. Alec detecto de inmediato la localización de su equipo, corrió hacia ellos con arco y flecha listos para atacar, su primera flecha se incrusto en el cuello de un demonio de tentáculos largos y viscosos que tenia la intensión de herir a Aline. La siguiente destruyo al demonio que se aproximaba a Micah, Alec estaba en el suelo, sobre una de sus rodillas lanzando flechas con maquinada destreza a cada demonio que se acercaba al perímetro de ataque de sus amigos, escucho algo rectar cerca de él, sin pensarlo dirigió la flecha que se encontraba en su mano y perforo el ojo de lo que parecía ser un demonio rapiñador, este chillo y se convirtió en cenizas, solo perdió de vista a sus amigos por unos segundos, pero fue suficiente para que un considerable número de criaturas los tuvieran rodeados, esto no estaba bien, nada bien, el numero de demonios era tal vez el doble de Cazadores y submundos. ¿Cómo era posible que no hayan enviado ya refuerzos?

Alec no dudo y con un salto sobre un demonio Shax se unió a sus amigos, se desprendió de su arco y tomo una espada seráfica que se llevo a los labios y brillo iluminando aun más la oscuridad de la noche.

-Bienvenido a la fiesta –Dijo Micah. Claramente angustiado por lo complicado de la situación.

Alec no respondió, tenía que encontrar la manera de salir del problema y no perder a nadie en el intento, miro a otro pequeño grupo formado por lobos a pocos metros con prácticamente el mismo problema, se encontraban rodeados y precariamente resistiendo a sus agresores, Alec había pasado bastante tiempo con lobos como para saber que eran resistentes, poderosos, temerarios y que en este preciso momento necesitaban ayuda, sin detenerse a considerarlo se hizo paso a través de uno de los demonios partiéndolo en dos con su espada, tenía la atención de su grupo así que no le fue difícil, dar instrucciones.

-¡Por aquí! -Fue suficiente para que sus amigos lo siguieran.

Corrieron tras Alec, el cual nuevamente se hizo paso destruyendo un demonio de enormes tenazas y piel roja como la misma sangre, se unió a los lobos ahora siendo parte de su formación, busco la mirada del que parecía estar a la cabeza, asintió hacia él, luego miro al demonio que se encontraba acercándose tentativamente, el lobo miro a Alec y este se preparo.

-¡Ahora! –Grito el Nephilim y acto seguido el lobo se abalanzo sobre el demonio derribándolo ferozmente, Alec ya estaba sobre él y con su espada atravesó el pecho de la criatura, sacándola de esta dimensión. El acto audaz no llevo más que unos cuantos segundos, los lobos tenían mortales mandíbulas capaces de destrozar a un demonio pero las espadas seráficas tenían la virtud de hacerlo en tan solo segundos. Lobos y Cazadores del grupo observaron el acto y decidieron imitarlo convirtiéndose de inmediato en una fórmula para el éxito. Uno a uno los demonios iban desapareciendo: los lobos los derribaban y las espadas seráficas en manos de los Cazadores se encargaban de mandarlos al infierno donde pertenecían.

No paso mucho tiempo antes de que pudieran tomar un respiro, al parecer la batalla había terminado y submundos y cazadores comenzaron a cruzar el portal de regreso a Alicante.

-Lo que hiciste –Dijo Oscar mirando a Alec –fue muy impresionante. ¿Cómo supiste lo que el lobo planeaba hacer?

-Es su forma de atacar –Dijo Alec a sus amigos –Siempre es de la misma manera.

 -¿Acaso pasas mucho tiempo con submundos? –Dijo Oscar levantando una ceja hacia Alec.

-Si Alec –Dijo Micah -¿Qué haces en tus ratos libres?

-Hum… Yo… ¿Qué?

-Basta chicos –Aline se compadeció de Alec –Como sea nos salvo el trasero a todos.

-En eso estoy de acuerdo –El comentario era del chico lobo que había luchado a lado de Alec, estaba rodeado de sus amigos todos muy jóvenes y para sorpresa de los chicos, se acercaban a ellos –Lo que hiciste Cazador de Sombras, fue muy acertado y nos salvaste. Gracias.

-Hum… No, es decir, por eso estamos aquí, ¿No? Luchamos la misma guerra, tenemos que ayudarnos.

El lobo sabia que eso era cierto pero no significaba que se hiciera, o por lo menos no de parte de los Cazadores de Sombras.

-Si –Dijo finalmente –Claro.

El lobo asintió hacia Alec y dio media vuelta hacia el portal, seguido de sus lobos amigos. Hubo un silencio abrumador entre los cinco Nephilim. Con lo que Alec acababa de decir se dieron cuenta de que lo que había hecho no fue solo utilizar a los lobos como refuerzo, si no que su intensión era salvarlos así como salvaría a cualquier Cazador de Sombras. Micah se acerco a Alec y comenzó a sacudir enérgicamente su cabello.

-Hay que volver –Dijo divertido –Isabelle debe estar preocupada.

-Huy, Micah nuestra parte favorita –Dijo Oscar a su amigo.

-¿Parte favorita? –Cuestiono Alec golpeando la mano de Micah para que dejara tranquilo su cabello.

-¡Cruzar el portal! –Exclamaron a coro Oscar y Micah.

Alec frunció el ceño y nuevamente Aline se llevo una mano a su frente.

-Cinco años –Dijo dolorosamente.

* * * * *

Magnus se encontraba terminando de ayudar a montar el campamento que serviría como refugio para Cazadores y Submundos, miraba hacia el portal cada cinco segundos esperando ver a Alec regresar, era una verdadera agonía cada instante transcurrido, intentaba concentrarse en la tarea pero sin ningún éxito.

-¡MAGNUS! –Raphael llamo exasperado al brujo.

Magnus pudo haber saltado un poco en su sitio de la impresión.

-¡¿Por qué estas gritándome?! –Exigió el brujo.

-Necesitaba regresarte a la tierra, además…

-Además… ¿Querías provocarme un infarto?

-No. –Dijo el vampiro –Quiero evitar que sigas haciendo el desastre que estás haciendo.

Raphael levanto su mano para señalar hacia la tienda que Magnus intentaba armar con su magia, podrían ninguno de los dos ser expertos en armar campamentos pero podrían estar seguros que para nada la carpa debería estar tres metros por encima del suelo.

-¡Maldición! –Dijo Magnus al darse cuenta de su error y remediándolo en tres segundos.

Raphael movió su cabeza en negativa lentamente. –Si tanto te preocupa tu Cazador de Sombras, No entiendo porque no vas con él.

Magnus respiro profundamente, Raphael tenía una sobresaliente habilidad para ponerlo de mal humor, y no tenía ninguna intensión de iniciar una conversación sobre por qué no iba con él, Magnus tenía sus razones y por el bien de Alec tenía que respetarlas.

-No sé a qué te refieres. –Dijo finalmente y dando estricto fin a la conversación.

Raphael se encogió de hombros, su postura claramente decía: Como quieras.

En ese momento los primeros Cazadores y Subterráneos comenzaron a aparecer por el portal, a Magnus le hubiera gustado quedarse ahí parado hasta mirar a Alec sano y salvo volviendo, pero entre más personas cruzaban el portal, mas heridos había en el suelo, Magnus sin parar a pensarlo corrió para comenzar a ayudar.

Magnus hizo lo que pudo con un hada que estaba demasiado lastimado como para poder salvarlo, le dio la noticia a su amigo que lo sostenía, El peri no pareció entristecerse más bien se miraba furioso. Magnus decidió retirarse para dejarlo con el cuerpo de su amigo,  además había muchos más a quienes sanar.

En ese momento el portal brillo nuevamente dejando ver a mas combatientes pasando a través de él, eran Alec y sus amigos, Magnus respiro aliviado y siguió con su indiferencia sanando a un chico lobo.

-¿Lo ves? –Escucho al chico Micah hablar con cierto tono entretenido. –Eso fue divertido.

El comentario no fue para nada bien tomado por el peri que aun estaba arrodillado a lado de su amigo muerto, se levanto y confronto al joven Cazador.

-¡¿Divertido?! –Exigió -¿Crees que lo que pasa aquí, es divertido? Los Nephilim nunca cambiaran, ¿Cierto?

Micah no dudo y respondió a la agresión.

-¿Cambiar? –Dijo pretencioso -¿Por qué querríamos cambiar? Somos perfectos como somos.

El peri se tenso mucho mas, Raphael se acerco, miro hacia Magnus el cual ya estaba de pie, esto no pintaba nada bien y el Nephilim no lo estaba mejorando. Alec intento aclarar el malentendido.

-Estas confundido –Dijo calmado pero firmemente –El no se refería…

-¡Alec! –Reprendió Micah a su amigo –No tienes que dar explicaciones al subterráneo.

-No tengo –Dijo Alec sin quitar la vista de los ojos tornasol del peri –Pero quiero.

Aline se acerco a la discusión cuando miro que un grupo de subterráneos del reino de las hadas se colocaba detrás del peri en apoyo a lo que fuera que se avecinara, se miraban amenazadores.

-Nuestro amigo se refería estrictamente al portal –Dijo y se encogió de hombros al darse cuenta de lo estúpido que sonaba la explicación, ya encontraría la manera de hacerles pagar a Oscar y Micah por sus juegos infantiles.

-¿Y me crees estúpido? –Dijo aun más furioso, Aline no lo culpo. –Nosotros caemos como moscas y los Nephilim solo se divierten, No pueden ver la diferencia…

-Por qué no la hay –Dijo Alec su voz era firme y segura como pocas veces –En el campo de batalla no hay mas diferencia entre un Cazador de Sombras y un Subterráneo mas que la que tú quieras darle, La sangre derramada es la misma, por más que lo intentes en los vestigios de una guerra no podrás ver quienes cayeron en mayor numero. –Alec sonaba sinceramente frustrado –La sangre es del mismo color en todos nosotros, y no importa de quien haya sido derramada… Siempre será una pena.

Todos los presentes guardaron silencio ante las ciertas palabras del joven Cazador de Sombras, Raphael se inclino hacia Magnus.

-¿Siempre es así? –Pregunto en voz muy baja.

-Sí –Dijo orgulloso Magnus sonriendo levemente, -Siempre.

Las palabras de Alec conmovieron a la mayoría de los presentes. No a las hadas.

-No necesitamos palabras bonitas Cazador de Sombras, las palabras pueden ser vacías, sobretodo viniendo de un Nephilim.

Magnus se tenso, le preocupaba la actitud de las hadas, la cual se basaba en que ellos ya estaban recuperados, mientras que Alec y sus compañeros no habían tenido el tiempo de trazar Iratzes en sus cuerpos para empezar a sanarse. Las hadas siempre median la situación antes de actuar y en esta ocasión tenían las de ganar. Magnus dio un paso al frente de ninguna manera dejaría que lastimaran a Alec. Para su sorpresa no fue el único que apoyo a los Cazadores, un grupo de lobos jóvenes se acercaron hacia ellos presumiblemente dejando muy en claro de lado de quien estaban. Las hadas no cabían en su asombro.

-Al parecer los lobos son sentimentales –Dijo el peri –Los convencen con lindas palabras.

-Las palabras pueden ser vacías –Dijo el chico lobo –Pero los hechos no. No pretendo decirte lo que este grupo hizo hace apenas unos minutos –Explicaba fuerte y claro –Solo tienes que saber que si los atacas a ellos, nos atacas a nosotros.

De nuevo las hadas analizaron la situación, noto Magnus y decidieron retirarse sin decir palabra, solo dieron media vuelta y comenzaron a alejarse. El chico lobo miro hacia un muy asombrado Alec y asintió ha manera de despedida, Alec hizo lo mismo, el grupo de lobos se retiraron dejando a los cinco Nephilim algo desconcertados.

-Ho, eso fue… interesante –Dijo Helen mirando a su novia.

Magnus al fin se relajo y se dio cuenta de que en el campamento ya había un considerable número de Hermanos Silenciosos y brujos ayudando a los heridos, decidió que podía ser de más ayuda en otro lugar, dio media vuelta y comenzó a caminar, Raphael hizo lo mismo pero en diferente dirección. Las personas empezaron a esparcirse, el espectáculo había terminado y no tenía mucho caso quedarse ahí. Magnus distinguió a Isabelle, Jace, Clary y Simón corriendo hacia el campamento para encontrarse con su hermano y amigo. No se detuvo, solo siguió su camino sin siquiera voltear a mirarlos. Alec se percato de Magnus como era siempre, como un imán que lo atraía por naturaleza, noto como se alejaba.

-Disculpen –Dijo a sus compañeros de batalla y corrió hacia él.

-¡Alec! –Llamo Isabelle a su hermano mientras pasaba a su lado a toda velocidad.

-Ahora vuelvo –Dijo Alec sin detenerse, mirando al brujo que se alejaba.

Micah miro el comportamiento de Alec y le fue muy extraño, lo siguió observando y pudo ver como Alec alcanzaba a Magnus, lo sujeto del brazo para hacerlo girar quedando frente a frente, Micah pudo notar que la conversación entre ellos era muy intensa Es amigo nuestro había dicho Isabelle pero definitivamente la conducta entre ellos no era de amigos, en absoluto.

Aline se percato de la mirada de Micah puesta sobre Alec y Magnus.

-Tal vez se reconcilien –Dijo casual.

-¿Reconcilien? –Pregunto Micah.

-Si –Explico Aline –Terminaron hace unas semanas.

Me enamore de un hombre y que además es un brujo. Recordó.

Para Micah muchas cosas empezaron a tomar sentido, la tristeza de Alec, la manera en que miraba a Magnus e incluso la manera en que Magnus miraba a Alec.

-De hecho –Continuo Aline –Todos saben del chico Cazador de Sombras que se beso con otro chico subterráneo en el Salón de los Acuerdos, antes de la batalla de Brocelind, ¿No?

Oscar se acerco a Aline con literalmente la boca abierta.

-No vas a decirnos que ese chico era Alec, ¿O sí?

Aline embozo una gran sonrisa. –Ese fue Alec besando a Magnus –Dijo célebremente recordando el acto de valentía de su amigo.

-Alec y el magnífico Bane –Dijo Oscar divertido –Y pensé que Alec era tímido, no se anda con medias tintas ¿he?

Micah miraba hacia Alec aun hablando con Magnus, se sentía devastado, pero, ¿Por qué se sentía devastado? Aparto el pensamiento deprisa, no le interesaba encontrar la respuesta. Tanto Oscar como las chicas se percataron de su ánimo. Oscar intento ayudar.

-Aun así –Comenzó y palmeo la espalda de Micah –No es competencia para ti amigo.

Micah fulmino a Oscar con la mirada. -¿Qué se supone que eso significa? –Dijo y Oscar pensó que nunca había visto a su amigo tan furioso.

-Bueno –Dijo el chico intentando remediar la situación –Yo pensé que…

-¿Qué? –Exigió Micah.

-Que te gustaba Alec –Dijo convincentemente –Pero ahora veo que no.

-Claro que no –Dijo aun molesto –Alec es para mí lo mismo que es para ustedes, y no quiero que andes por ahí diciendo tonterías.

-No hermano, Claro que no –Dijo Oscar alarmado –Oye de verdad perdóname.

-Fue solo un mal entendido –Dijo Helen mirando a Micah.

Micah miro el sincero arrepentimiento de Oscar y decidió que con su actitud en realidad podría decir lo contrario respecto a sus sentimientos hacia Alec.

-No –Dijo mucho más tranquilo –Perdóname a mí, es solo que, es tan absurdo… me tomo por sorpresa.

-Bien –Dijo Aline –Entonces ¿Qué les parece si hacemos como si nada hubiera pasado?

-Está bien para mí –Dijo Oscar.

-Excelente –Confirmo Micah.

Después de eso le fue imposible no mirar hacia donde se encontraban Alec y Magnus pero Magnus ya no estaba, Alec estaba teniendo una conversación con sus hermanos y al parecer esta no le agradaba.

* * * * *

-Magnus espera –Dijo Alec apresurándose hacia el brujo y tomándolo del brazo para hacerlo girar. Magnus miro los preocupados ojos azules de Alec.

-¿Necesitas algo Alexander? –Dijo fríamente.

-Hum… No. Es decir, quiero hablar contigo.

-Tendrás que disculparme pero en este preciso momento me es imposible. –Magnus se movió como intentando escapar, Alec volvió a sujetarlo.

-¿Por qué haces esto? Dijiste que no estabas enojado conmigo pero ni siquiera quieres hablarme.

Magnus respiro muy profundamente, al parecer había olvidado que Alec tenía una extraña habilidad para pasar sobre sus palabras incluido cualquier mal trato que pudiera tener.

-¿De qué quieres hablar? –Dijo resignado.

-De nosotros, de lo que paso con Camille, yo…

-Alexander, no me interesa saber lo que ocurrió con Camille, porque simplemente nada de lo que digas cambiara algo entre nosotros –Magnus intento sonar lo más razonable posible, esperaba que Alec entendiera –Debes darte cuenta que mi inmortalidad siempre estará entre nosotros –Y es así porque tú la pusiste ahí. Pensó –Y no es justo para ti. Sé que encontraras a alguien más y…

-¿Alguien más?

Magnus lo miro con tristeza, le dolía decirle esto pero tenía que hacerle saber que no importaba lo que hiciera, las cosas no podían ser cambiadas.

-Si Alexander, encontraras a alguien más, estoy muy seguro de eso y cuando pase te darás cuenta de…

-Pero… Tu… -Dijo Alec bajando la mirada, sintió como esa burbuja se formaba en su pecho, la misma burbuja que se alzaba y detenía sus palabras cuando intentaba ser verídico o incluso romántico con Magnus, simplemente era algo que no podía hacer.

Pero en ese momento también se dio cuenta de que era una de las tantas cosas que tenía que cambiar si realmente quería recuperar a Magnus. Recuperar a Magnus era lo único que quería. Alec levanto la mirada para fijarla a la del brujo.

-Pero… -su voz temblaba -Pero tú eres lo que más amo en este mundo… y eres lo único que quiero.

Magnus maldijo internamente la manera en que Alec podía hacer que su corazón se detuviera con palabras, comprendió y odio la forma en que decidió acabar con el chico incapaz de decir este preciso tipo de cosas y en el momento más desafortunado para Magnus, odio estar tan terriblemente enamorado de Alexander Lightwood y por sobre todo esto, se odiaba a sí mismo por no poder entregarse a su amor.

Alec miro una sombra de debilidad en la armadura que Magnus había decidido poner ante él y dio un paso hacia el brujo con la esperanza de haber conseguido un avance.

Magnus despertó de su aturdimiento con la terrible imagen del cuerpo de Alec tendido junto al lago Lyn en sus sueños, y su autocontrol regreso aun más fuerte.

-No digas algo así. –Dijo al asombrado Alec –Recuerda que tienes a tu familia.

Con esto Magnus dio media vuelta y siguió su camino, Alec no pudo siquiera intentar detenerlo, había hecho uno de sus mejores intentos, había dicho lo que nunca se imagino que podría decirle a alguien, y a Magnus no pareció importarle, a esto le podía agregar que su cuerpo aun no recuperado le reclamaba atención, con su voluntad en el suelo observo como Magnus una vez más se alejaba de él.

-¡Alec! –Isabelle y Jace se acercaban a su hermano.

-¿Estás bien? –Pregunto de inmediato Jace a su parabatai.

Alec miro instintivamente a sus brazos, había sangre y heridas visibles.

-Si –Dijo –Planeaba sanarme de inmediato.

-No me refería a eso.

Alec miro a Jace y noto que miraba a Magnus alejándose. Alec bajo la mirada.

-No exactamente –Confeso y Jace coloco su mano en el hombro de Alec.

Jace sabía perfectamente lo que era estar enamorado y no poder estar con esa persona, entendía por lo que su hermano estaba pasando y estaba decidido a ayudarlo.

-Todo mejorara –Dijo a su mejor amigo y sonrió –No puede estar sin ti.

Alec lo dudo profundamente.

-Él puede. –Dijo con voz débil.

-Y hablando de eso –Isabelle jalo el brazo de su hermano para hacerlo sentarse en el suelo, algo que no era muy buena idea para Jace y Alec ya que había las señales de las primeras nevadas de Idris, pero Isabelle ya estaba concentrada en trazar las primeras Iratzes a su hermano. -¿Qué haces invitando a tu amigo Micah a Nueva York?

-Hum, no miro nada de malo en ello, en realidad. –Alec hablaba sinceramente como era siempre.

Jace que ya estaba al lado de sus hermanos miro hacia Isabelle como asentando una situación de la que Alec no era consciente, él lo noto.

-¿Qué? –Exigió.

Ambos lo siguieron dudando. Fue Jace quien decidió que tenían que hablar aun a costa de la segura mala reacción de Alec.

-Por lo general no estaríamos interesados en meternos en tus asuntos Alec, pero si quieres que las cosas no vallan de mal en peor con Magnus deberías de saber algo de Micah.

-¿Algo como qué?

-Tal vez si no fueras tan denso con estos asuntos no tendríamos que decirte este tipo de cosas. –Dijo Isabelle aun trazando runas sanadoras en su hermano.

-Bueno, ya digan, ¿Qué pasa con Micah? –Alec se preocupo.

-Pasa que le gustas Alec –Jace soltó la noticia como sabía lo tomaría su hermano, como un verdadero proyectil.

-¡¿Qué?! No… -Alec se altero –Micah es amable pero eso no significa…

-¡Por el Ángel! Alec, le gustas –Dijo Isabelle exasperada mirando a su hermano –Se nota a la distancia.

Alec se puso de pie, claramente renuente a lo que estaba escuchando, no quería creerlo, Micah se había convertido en un muy buen amigo.

-Aja, y Ahora todos los Cazadores de Sombras somos gay ¿no? –dijo en replica aun que sabía que Micah precisamente hasta donde estaba enterado, si lo era.

-Es bien sabido que a Micah le gustan las chicas y los chicos –Dijo despreocupada Isabelle. Sus hermanos alzaron una ceja en su dirección. -Aline me comento –Dijo encogiéndose de hombros.

En ese momento Aline y los demás se acercaron a ellos, sus heridas parecían ya haber sido sanadas.

-¿Irán ya a casa chicos? –Pregunto Aline al trió Lightwood.

-Si –Dijo Isabelle –Nuestros padres quieren saber de nosotros.

Micah miro a Alec -¿Quieres quedarte en mi casa? Vamos a…

-No –Dijo Alec precipitadamente y sin mirar a Micah –Voy a ir con mis hermanos.

-Ho que lastima –Dijo Oscar –Vamos a escoger armas del arsenal de la casa de Micah, tendremos que hacerlo sin ti, tú te lo pierdes.

Alec se avergonzó un poco de su respuesta pero culpo a sus hermanos por ello. Miro a Micah.

-En otra ocasión, ¿Te parece?

-Claro, pero dudo que te deje algo bueno –Micah señalo a Oscar que tenía una enorme sonrisa traviesa.

-No mirara los arcos –Dijo Alec.

-Es verdad –Micah comenzó a sacudir el cabello de Alec –Te traeré uno mañana.

Los chicos se despidieron y tomaron caminos separados.

* * * * *

Esa noche Alec difícilmente logro dormir, solo pensaba en Magnus y en su comportamiento, el que le haya dicho que lo sucedido con Camille no le importaba e incluso que lo había perdonado le daba vueltas en la cabeza, era tan confuso, simplemente no sabía en qué pensar y mucho menos en que debiera hacer para que Magnus quisiera estar con él de nuevo. El agotamiento lo venció cerca de las cuatro de la mañana. Al día siguiente los tres hermanos se levantaron temprano como siempre, Alec se dirigió al comedor, había quedado con sus hermanos la noche anterior en que desayunarían juntos, se había preparado psicológicamente  para unir fuerzas con Jace en la lucha de convencer a Isabelle para que no se le ocurriera cocinar, al parecer esto no iba a ser necesario ya que para su sorpresa el desayuno estaba pulcramente preparado y servido, en el comedor se encontraban ya sus hermanos, su madre y para su desafortunada suerte, su padre, al verlo se helo un poco pero disimulo heroicamente, pensaron sus hermanos, ya que la situación con su padre iba de mal en peor y difícilmente podían estar en la misma habitación sin que Alec resintiera la furia de su padre tras su reciente revelación.

Alec tomo asiento a lado de Jace y lo más retirado de su padre que pudo, Isabelle estaba frente a ellos a dos asientos de su padre. Su madre sentada en la cabecera de la mesa lo miro con preocupación.

-Me comentaron que la última batalla fue brutal para nuestras fuerzas –Dijo Maryse dirigiéndose a su hijo mayor -¿Cómo están Aline y los demás?

-Bien –Dijo Alec fijando la mirada en su plato, Isabelle le había servido una generosa cantidad de huevo revuelto y tocino –Nos las estamos arreglando bastante bien, pienso.

Robert Lightwood sentado a la izquierda de su esposa bajo lo que seguramente era un informe de las recientes batallas y tomo un sorbo de su café.

-Al parecer tú y tus amigos tuvieron un problema con integrantes del reino de las hadas –Dijo sin mirar a su hijo.

-¿Problema? –Inquirió Isabelle.

-Fue solo un mal entendido – Se apresuro a decir Alec para calmar a su hermana –Micah dijo algo que fue mal interpretado.

-Meliorn no piensa igual.

-Meliorn no estaba ahí –Dijo Alec para sorpresa de todos, a Jace le fue imposible recordar alguna ocasión en la que Alec hubiera respondido de esa forma a su padre.

-Te recuerdo Alexander que las hadas no pueden mentir.

-Eso no significa que no sepan cómo hacerlo –Isabelle intervino a favor de su hermano, a nadie le extraño.

-Isabelle –Llamo Maryse a su hija para reprenderla.

-Yo no tendría porque mentirte padre, nunca lo he hecho –Dijo Alec buscando la mirada de su padre -¿Por qué lo haría ahora?

Robert hizo un notable ruido de disgusto por detrás de su garganta, y por primera vez giro para ver a su hijo, había furia en sus ojos.

-¿Qué nunca me has mentido dices?

Alec se tenso, sabía perfectamente hacia donde se dirigía esta conversación.

-¿Qué me dices de tus… preferencias, no fue eso mentirme?

Jace se puso de pie y confronto a su padre adoptivo.

-¡No te mintió! –Dijo, no le gustaba para nada hacerle esto al único padre que había conocido y que lo había amado sin condiciones, pero Alec era su hermano, su mejor amigo, su parabatai. Siempre estaría de lado de Alec. –No tuvo la confianza de contártelo, a ninguno de nosotros por lo que pudieran pensar de él, y ahora mirando tu reacción, ¿puedes culparlo?

Robert Lightwood se levanto de su silla, se miraba realmente molesto, comenzó a hablar sin detenerse, caminando de un lugar a otro, moviendo sus manos en desapruebo, pero no parecía que lo que Jace acababa de decirle le hubiera molestado, al parecer lo había ignorado. Y lo que le importaba era el hacer notar su descontento y ser escuchado.

-Y para variar –Decía sin mirar a nadie en particular –Te enredas con ese… Brujo.

-Magnus –Dijo Alec en voz baja para corregir a su padre pero sin mirarlo, odiaba la forma en que las personas como su padre decían brujo como si se tratara de un insulto.

-Como si eso te hiciera algún bien, como si no hubiera una infinidad de personas en el mundo mejores que ese… Brujo.

-¡MAGNUS! –Grito Alec a su padre, levantándose violentamente de la mesa, sus hermanos lo miraron con asombro pero no podían culparlo, su madre al parecer tampoco lo hacía ya que no pareció extrañarse de su reacción. -¡SU NOMBRE ES MAGNUS BANE! Y si, es un brujo y hasta donde sé, ese brujo ha ayudado a más Cazadores de Sombras que cualquier otro Cazador de Sombras que haya existido nunca. A nosotros nos eligió un Ángel padre, a él nadie lo eligió, él ayuda porque quiere hacerlo. ¿Y que bien podría hacerme? El me ha dado la única felicidad que he conocido en toda mi vida.

Robert sonrió maliciosa y dolorosamente hacia su hijo.

-Sí. Tienes razón, Él es Magnus Bane, El Gran Brujo de Brooklyn –Hablaba lentamente, Alec sabía que lo que fuera intentara decirle le dolería hasta casi matarlo. –Y tú. Eres Alexander Gideon Lightwood un…

-Una vergüenza para la familia –Alec decidió que dolería menos si lo decía él mismo pero no se quedo para escuchar la confirmación de su padre, salió del comedor directo a la puerta principal y fuera de la casa que nunca mas volvería a sentirse como su hogar.

Maryse observo a su hijo irse y miro como Jace e Isabelle se miraban, esta última con la cara empapada en lágrimas, no tardaron más de dos segundos para correr tras Alec, dejando a ella y su esposo con una mesa de desayuno vacía de ocupantes. Robert miro una lagrima correr por el rostro de su esposa.

-¿Cómo puedes conmoverte con esto? ¿Cómo puede esto gustarte?

-No tiene que gustarte –Dijo Maryse levantándose y caminando hacia la salida solo volteo hacia su esposo para terminar de aclararle el punto. –Solo tienes que aceptarlo.

Maryse dejo a Robert solo, este se desplomo en una de las sillas y metió su cabeza entre sus manos.

-Pero es mi pequeño –Dijo a nadie.

* * * * *

Alec corrió a través de las calles de Alicante, esquivando ágilmente, postes, letreros y personas, dio vuelta en una o dos calles y siguió corriendo hasta llegar a la entrada de una casa cerca de la plaza del Ángel, subió las escalinatas atravesando los jardines y abrió la puerta sin siquiera anunciarse, la que por algún azar del destino estaba sin asegurar, entro a la casa y la cerró detrás de él, como si la puerta pudiera borrar lo que acababa de pasar con su padre, como si lo que estuviera detrás de esa puerta enorme de madera no fuera capaz de atravesarla y hacerle más daño. Alec se dejo caer al suelo deslizándose lentamente con su espalda recargada en la puerta que por ahora funcionaba como el más poderoso escudo.

Micah y Oscar que estaban sentados en una mesa a unos metros de la entrada observaron atónitos como Alec entraba como si algo lo estuviera persiguiendo y se dejaba caer al suelo. Micah fue el primero en reaccionar, soltando el emparedado de su mano se precipito hacia Alec quedando de frente a él, uso sus manos para levantarle el rostro, estaba visiblemente preocupado.

-¡Alec!, ¡Alec! ¿Qué pasa?, ¿Estas herido?

-No, no Micah, no estoy herido. –Alec sintió sus cálidas manos en su rostro y le fue imposible no pensar en que nunca nadie lo había tocado de esta manera además de Magnus, pero las manos de Magnus eran frescas, Alec tomo las muñecas de Micah y las aparto gentilmente, el comparar las manos de uno con las del otro era probablemente la peor idea que podría ocurrir en este momento. –Perdón por entrar así, es solo que no tenía a donde ir.

Alec tallo su rostro, pareciera que hubiera regresado de la peor de las batallas.

-Estas aquí –Dijo Micah sonriendo –Lo que significa que si tienes a donde ir.

Alec aparto sus manos de su propio rostro y miro a Micah, debía aceptar que tenía una sonrisa contagiosa.

-Si –Dijo –Eso es cierto.

* * * * *

Magnus se encontraba en el campamento revisando a los convalecientes junto a su amiga Catarina Loss, en este caso era Catarina la que tenía todo bajo control, Magnus se dedico a seguir instrucciones de ella para agilizar cada proceso de sanación ya que su mente no estaba precisamente enfocada en la tarea.

-¿Por qué me hiciste venir? –Dijo a Magnus mientras caminaban entre las camillas.

El brujo despertó de un aturdimiento que no sabía que tenía.

-Creo que la respuesta la puedes ver tu misma. –Magnus miro hacia su alrededor, a la decena de heridos.

-¿Los Cazadores necesitaban ayuda? Los Cazadores siempre han necesitado ayuda, pero nunca me habías hecho venir a ayudarlos, ¿Por qué ahora es diferente?

Magnus pudo ver el alma sanadora de Catarina, noto que sabía la respuesta y solo quería hacerle saber que lo sabía. Magnus sonrió. Claramente quería oír decirlo.

-Así es mi muy apreciada Catarina, te hice venir porque te necesito no solo como la más eficiente sanadora que haya conocido, si no como mi más fiel amiga, sobretodo -Recalco -Como mi más fiel amiga.

-Magnus –Dijo la enfermera –A estas alturas creí que sabias que no necesitabas excusas para hacerme venir y que puedas usar mi hombro para llorar.

-Lo dices como metáfora, ¿cierto?

-Claro que si, en todo el tiempo que te conozco, jamás te he visto llorar, -Catarina se acerco a Magnus, lo siguiente no podía ser escuchado por nadie, así que susurro a su amigo. –Tengo una apuesta con… Ya sabes quien por eso.

-¿Una apuesta?

-Sí. –Dijo divertida. –Yo le aposte que la primera vez que te miráramos llorar seria de felicidad, y él piensa que será de tristeza. ¿No esperas que yo gane?

Magnus levanto una ceja a su amiga.

-Espero que nunca cobren esa apuesta.

-Como sea, aquí no hay mucho que pueda hacer, los pacientes graves los llevan al hospital, así que veré en que puedo ayudar allá.

-Claro, te veré ahí mas tarde.

Magnus sabía que tenía que dirigirse al Gard, habían convocado a una reunión para hablar de las salvaguardas extras y quería estar presente.

Estaba ya en la plaza del Ángel cuando vislumbro a Isabelle, Jace, Clary y Simón, todos corriendo en su dirección.

-¡Magnus! –Llamo Jace al brujo, -Por fin te encontramos no…

-¿Dónde está Alec? –Pregunto Isabelle preocupada, Magnus noto que había estado llorando.

-¿No deberían ustedes saber eso? –Magnus se obligo a mantener la calma.

-No puede ser –Isabelle se miraba como si estuviera a punto de gritar el nombre de su hermano en medio de la multitud.

-Cálmate –Dijo Jace. –Aun faltan lugares donde podemos ir a buscarlo.

-¡Pero si no está con Magnus! ¡¿Con quién demonios esta?!

-Con Micah –Dijo Oscar que se acercaba a ellos.

-¿Qué? –Fue Magnus quien pregunto.

Oscar señalo entre la multitud, se podía ver a Alec y Micah caminando hacia ellos, Micah le hablaba a Alec mientras caminaban y este tenía su brazo formando un gancho a través de su cuello, Alec se miraba bastante incomodo mirando el suelo, aun así no lo apartaba, ¿Por qué demonios no lo aparta? Pensó Magnus.

-Alec nos conto lo que paso con su padre –Comenzó Oscar –No se preocupen Micah se la ha pasado hablando con él y logro calmarlo.

Todos miraban al par y como Micah, no dejaba de hablar.

-Pobre Alec –Continuo Oscar –Debe estar harto del bla, bla de Micah.

-Pero se ve mejor –Dijo Isabelle a nadie en particular.

-Lo está –Confirmo Oscar y sonrió –Micah tiene una extraña habilidad para hacer que te concentres en todo, menos en tus problemas.

Jace se relajo mientras miraba a su hermano acercarse, después miro a Clary que estaba con ojos muy abierto mirando a Magnus, Jace se aventuro a echarle una mirada rápida, Magnus tenía sus manos cerradas a sus costados, sus dedos dejaban ver que presionaba con fuerza, Jace regreso su mirada a Clary, ella le regreso la mirada con un toque de terror en sus ojos. ¿En que estará pensando? Se preguntaban ambos.

Magnus estaba pensando en que tan malo sería hacer polvo a un Cazador de Sombras en pleno centro de la Plaza del Ángel.

-Disculpen –Dijo finalmente el brujo y siguió su camino al Gard.

* * * * *

El Consejo hablo estrictamente de las protecciones extras que se tomarían para mantener a raya a los demonios que estaban constantemente intentando entrar a Idris, se harían guardias y vigilias en diferentes puntos del país uno de ellos era el Lago Lyn, pidieron voluntarios para hacer la primera guardia ahí, Alec y Micah se levantaron simultáneamente, Alec se sorprendió y Micah se miro divertido, tenían la atención de todos en la sala ya que fue inesperado y algo extraño la manera tan sincronizada en la que se pusieron de pie.

-Si nos hubieras puesto de acuerdo –Dijo Micah sonriendo, regresando a sus asientos e inclinándose hacia Alec hablándole en voz baja. –No nos hubiera salido tan preciso.

Magnus miro entre la multitud como Alec asentía hacia Micah y se reía de lo que fuera le estuviera diciendo, todo el mundo estaba atento a lo que la Cónsul decía, no Magnus, ya que no podía despegar la vista del par de Nephilim que seguían conversando al otro lado de la sala, era extraño verlo sonreír, por primera vez desde que lo conoció odio que Alec se riera. Y se sintió terriblemente culpable por eso, la sonrisa de Alec era extraña y tan valiosa como un oasis en el desierto.

Los chicos salieron para reunirse en las puertas de la Sala del Consejo, estaban hasta cierto punto indignados por la falta de interés de La Clave hacia las cosas importantes como Sebastian y la Copa Oscura que tenía en sus manos. Alec estaba muy callado, tenía una teoría respecto a las batallas pero no podía decirla con Aline ahí, además de que no tenía pruebas, era solo una sombra de duda que podría ser nada cierta.

-Bueno chicos –Dijo Aline para romper la tensión –Se celebrara una boda esta noche y están todos invitados.

-¿Una boda? –Pregunto extrañada Isabelle -¿Quién pensaría en una boda con todo lo que está pasando?

-Creo que todo lo que está pasando es el por qué de la boda. –Dijo Jace.

Todos asintieron en acuerdo con él.

Magnus salió deprisa de la Sala del Consejo acompañado de Luke y un brujo que Alec no conocía, con la esperanza de evitar al grupo Magnus se despidió de sus acompañantes deprisa y se dirigió a la salida, no conto con Alec siempre consciente de su presencia, el cual lo tomo de la muñeca para detener su escape.

-Magnus –Dijo al brujo –Necesito decirte algo.

No podía pensar en alguien mejor que Magnus para contarle su temor, y recibir su consejo, había sido así desde que lo conoció, su experiencia siempre le había aclarado la mente y lo hacía hacer lo correcto en todos los casos.

Magnus sintió la mano de Alec como fuego quemando su piel y algo estallo dentro de él. Se soltó de su agarre sin amabilidad.

-No –Dijo secamente –Alexander no me interesa escucharte, lo siento pero no.

-¿Qué te pasa? –Pregunto sincero.

-Nada. Solo… tú y yo no tenemos nada de qué hablar, ni hoy ni nunca. –Lo dijo suficientemente alto para poder ser escuchado por el grupo.

Jace noto como Micah se tensaba, llego incluso a pensar si se atrevería a golpear a Magnus; No era como si lo mereciera, pero estaba muy enterado por lo que Magnus estaba pasando por culpa de Micah y al parecer termino explotando con Alec, sin embargo era algo que Micah nunca entendería, su lealtad era hacia su amigo.

Alec miraba fijamente a Magnus sin pronunciar palabra, sus ojos se oscurecieron demostrando la desolación que estaba sintiendo, Micah se acerco a Alec y lo sujeto de los hombros.

-Vamos –Dijo mirándolo a los ojos intentando calcular el daño –Debemos ir al cuarto de armas.

Tenía el impulso y la necesidad de incluso abrasarlo pero se contuvo, lo que menos necesitaba su amigo en estos momentos era ese tipo de demostraciones de afecto. Sin embargo puso su mano sobre su cabello, nadie sospecharía de algo que hacia siempre, se encaminaron hacia el campamento para tomar armas y posteriormente dirigirse hacia su primera guardia en el Lago Lyn, les siguieron en silencio Aline, Helen y Oscar.

Jace miraba a Alec alejándose, sujeto la mano de Clary y la arrastro con él hacia la dirección contraria de su parabatai, Clary apenas tuvo tiempo de mirar hacia Simón el cual le asintió rápidamente en comprensión hacia Jace queriendo alejarse lo antes posible de Magnus Bane.

Magnus miro hacia Micah que se alejaba con sus dedos entre el cabello de Alec, en ese momento sus sospechas fueron confirmadas, fueron evidentes los sentimientos que Micah guardaba hacia Alec. Siempre había sido un experto leyendo a las personas y no podía equivocarse, había visto muchas veces esa mirada, probablemente su propia mirada al ver cada vez a Alec.

-No necesita ese tipo de cosas –Dijo Isabelle a Magnus pero mirando hacia su hermano que se alejaba –Se supone que debe tener la mente clara.

Simón se miraba conmovido por la tristeza de Isabelle y entendió su preocupación.

Magnus salió de su aturdimiento y miro hacia Isabelle. Se arrepintió mil veces de lo que acababa de hacer, independientemente de lo que pudiera pasar entre ellos, no había otra cosa más importante para Magnus que la seguridad de Alec.

-No lo pensé –Lo dijo ya que era verdad, estar cerca de Alec nublaba su buen juicio –Perdona Isabelle, tienes razón.

-Ya no importa, -Dijo con tristeza profundo, comenzó a caminar hacia donde se había ido su hermano pero Magnus le sujeto el brazo.

-¿Qué quieres? –Pregunto fríamente soltándose del agarre del brujo, Simón observaba extrañado.

-Isabelle –Dijo Magnus –Necesito pedirte algo.

* * * * *

Alec y Micah se encontraban ya en las orillas del Lago Lyn, ambos portaban sus equipos de batalla y de sus espaldas colgaban arcos y flechas, habían estado muy callados pero Micah decidió que era suficiente de silencios.

-¿Qué hay entre tú y Magnus? –Pregunto sin rodeos.

-¿Por qué preguntas como si no lo supieras?

-¿Por qué piensas que lo sé?

-Aline lo sabe –Dijo Alec –Así que todos lo saben.

Micah rio, no había forma de escapar de eso.

-Supongo que solo quería escucharlo de ti.

-Bueno no hay mucho que decir, fuimos novios un tiempo, y… ahora no.

-¿Por qué?

Alec lo miro extrañado, no entendía muy bien el interés de Micah pero supuso que se preocupaba.

-Bueno, básicamente no pude con el tema mortal-inmortal y termine haciendo algo muy estúpido.

Alec se encogió de hombros, realmente no quería entrar en detalles. Micah lo noto.

-Bueno –Dijo Micah –Pienso que Magnus es un perfecto idiota.

Alec levanto una ceja -¿Y eso por qué?

-Por dejarte ir.

Alec se paralizo, Le gustas Alec, se nota a la distancia. Se negaba a aceptarlo, deseaba que eso no fuera verdad. Fulmino probablemente inconscientemente a su amigo con la mirada.

-Tengo que preguntarte algo. Espero y seas sincero conmigo.

Micah lo miro pero de inmediato aparto la mirada, soportar los intensos ojos azules de Alec no estaba dentro de sus habilidades, y sabia que su último comentario había sido demasiado revelador, noto el enojo de su amigo e intento desviar la conversación.

-¿Conoces la historia de los caracoles? –Dijo al ver una pequeña criatura moviéndose en una roca cerca del lago.

-¿Qué? –Pregunto desconcertado Alec.

-Mi abuelo me conto hace muchos años una historia que habla de Caracoles –Decía planamente -Se dice que si le quitas la coraza a uno y su interior es rojo, puedes intercambiarlo a un hada por un deseo.

Micah miraba aun al Caracol en la roca, Alec lo miraba a él con asombro.

-Pues a mí me suena a engaño de hadas para tener a los Cazadores como tontos buscando corazas rojas mientras se ríen en sus espaldas.

-Si –Concordó Micah –Pero, ¿No te gustaría intentar?

Alec pensó en aquel día en la Corte de los Milagros, cuando la reina Seelie coloco ese horrible glamour sobre él, burlándose y obligándolo a vislumbrarse cincuenta años en el futuro. Aparto el pensamiento fuerte y rápido.

-No –Dijo contundentemente y miro a Micah -¿Tú lo has hecho?

-No. No hay forma de hacerlo sin matar al animal.

-Trampa de Hada, –Dijo Alec. –Definitivamente.

-Sí, eso creo también –Micah tomo aire y valor –¿Que querías preguntarme?

Alec se tenso nuevamente.

-¿Te gusto? –Escupió la pregunta sin rodeos. –Y no me refiero como amigo si no del tipo romántico.

Micah se percato del enojo de Alec y entendió que era imposible decir la verdad.

-Bueno, Alec, no quiero romper tu corazón ni nada pero no eres mi tipo, demasiado hosco para mí, lo siento pero no –Mintió –Definitivamente no.

Alec se relajo, se miraba complacido y aliviado.

-De hecho me da gusto escuchar eso yo…

Aterradoramente sincero, pensó Micah. -Perdón si te hice pensar diferente.

-No. No fue eso… en realidad fue alguien mas quien me inquirió la idea, lo siento. –Alec comenzó a hablar sin poder detener sus palabras. –Y no me malentiendas, tu eres… hum, bueno, tu sabes –Alec puso en orden sus ideas. –Es que estoy enamorado de alguien más y tú eres alguien que me gustaría tener, pero solo como el buen amigo que eres, y si tus sentimientos fueran otros eso no sería posible, es decir… Tú sabes… Ha, mira, ya no sé lo que digo, por favor, no me hagas caso.

Micah se miraba divertido con el embrollo de las palabras de Alec.

-No importa –Dijo para calmarlo Prefiero tenerte como amigo que no tenerte en absoluto, pensó el chico resignado. –Pero no me voy a retractar: Magnus es un perfecto idiota.

-Supongo que no tengo derecho de exigirte algo así –Alec miro a Micah con cierta diversión. –Hasta que lo conozcas.

Mica rodo los ojos –Me imagine que dirías algo así.

El chico rio abiertamente a su amigo y Alec se miraba incluso contento.

Su amistad seguía intacta: El amor te hace mentiroso.

CONTINUARA…

MayGraciela♥


Comentarios

  1. Por el Angel que capitulo mas genial, gracias por actualizar :D

    :O pobre de Mica T_T

    aaaaaaaaaaaa Magnus por que eres tan............?

    que pasara con nuestro querido Alec?
    morira?

    Actualiza pronto :D

    me encantan todos tus fics :D

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  2. ooo me encanta totalmente porque MAGNUS hiere tanto a Alec aunque según lo que leo lo quiere proteger...amo a MICA pero que MALEC queden juntos me encantas tus fic
    actualiza pronto plisss me muero de las ganas de leer pronto

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  3. ); odio que Malec esté separado....
    Juntalos ya, tu que tienes el poder de hacerlo!!!
    Esperando desde ya tu actualización

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  4. Tu eres jodidamente buena *-* Sube mas!!

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  5. Cuando subes el sig. CAP?? Por favor no tardes! Me he leído todos tus fics los últimos días, eres realmente buena, en serio mujer, necesito que subas más... Actualiza pronto por favor!! ;D

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  6. Pobre micah, me gusta la frase el amor te hace mentitoso

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  7. Wow eres realmente genial...no me sorprendería que fueras la misma Cassandra Clare... Es q lo bien q compenetras la personalidad de los personajes con la histora es increíble.

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