Te Encontrare Cap. 5



Mensaje de Magnus:
13-02-14 07:05pm
Hola, no he sabido de ti en días. ¿Podrías llamarme?

-Algo en verdad muy malo, pasa conmigo. –Dijo Alec tumbándose en el sillón a lado de Gwen.

Mensaje de Magnus:
13-02-14 07:07pm
O podrías venir si lo prefieres, eres bienvenido, no importa la hora, cualquier horario estaría muy bien.

-Me gustaría poder decirte que no. –Dijo Gwen divertida. –Pero esa siempre ha sido mi teoría. –Ella escribía en su computadora, sin poner mucha atención en su primo.

Mensaje de Magnus:
13-02-14 07:10pm
Llame a tu casa porque no respondes el teléfono, no te estoy reclamando solo me preocupe, pero tu mama dijo que estabas castigado, ella fue amable y cruel al mismo tiempo, ella es brillante. En fin, llámame.

-Si muy graciosa. –Alec miro de nuevo su celular y se quejo. –¡Dios! ¡Magnus! Dame un respiro.

-¿Sigue escribiéndote?

-¡Sí!

-¿Y sigues sin contestarle?

-¿Ssssi?

-¿Y esperas que te deje en paz?

-No tengo cabeza para sus locuras. ¿Estamos castigados?

Gwen pareció considerarlo. -No que yo sepa ¿Por qué?

Mensaje de Magnus:
13-02-14 07:15pm
Por cierto ¿Qué hiciste para que te castigaran?

-Por nada. –Dijo Alec con cansancio. –Te veo más tarde. –Alec se levanto, tomo su chaqueta, un gorro y una bufanda.

Gwen finalmente quito su atención de su computadora. -¡No te atrevas a ir con Johanna!

-¡Claro que no! ¿Por qué iría con ella?

-Solo digo. Se fuerte.

Mensaje de Magnus:
13-02-14 07:18pm
En fin, solo cuídate mucho y no te metas en callejones oscuros. Por favor.

-No todos los días tu novia termina contigo. –Dijo Gwen con tono divertido.

Alec guardo su celular. –Sí. Gracias por recordármelo. –Dijo y salió de la casa.

* * * * *

-Estúpido Cazador de Sombras. –Dijo Magnus dejándose caer al costado de la cama de Jace en el instituto, sus piernas pisaban el suelo, su celular callo a su lado y llevo un brazo hacia su rostro.

Isabelle estaba sentada a su lado. -¿Sigue sin responder a los mensajes?

-Tan cerca y tan lejos, es frustrante.

Isabelle sonrió sin ganas. -¿Sera cosa de Karma?

-Sin duda. –Dijo Magnus incorporándose. –Siempre se ríe de mí.

-¿Qué haremos ahora? –Dijo Clary sentada en el suelo a lado de Simon.

Jace caminaba intranquilamente alrededor de la habitación, con sus manos cruzadas sobre su pecho. –No podemos decirle a Maryse, eso expondría a Alec, es muy arriesgado.

Todos parecieron estar de acuerdo.

-Llame a unos amigos. –Dijo Magnus. –Unos de ellos puede tener acceso a los registros de los Hermanos Silenciosos. Buscaran un caso similar, algo que pueda ayudarnos.

-Tenemos que esperar entonces –Dijo Jace. –Y tal vez, ni siquiera encuentren nada.

-O, podemos hacer algo mucho más contundente. –Dijo Magnus.

-¿Qué cosa? –Pregunto Simon.

-¿Qué hace a un Cazador de Sombras un Cazador de Sombras?

-Por dios Magnus, muchísimas cosas, tengo un libro que habla sobre eso. –Dijo Clary.

-Sí. Pero, hay una característica que puede probar la verdad de la sangre Nephilim hasta al mayor de los escépticos.

-Las Runas. –Dijo Simon. –Claro, funciono con Clary ¿Recuerdan?

-Me costó una cachetada. –Dijo Jace. –¿cómo no recordarlo?

Clary sonrió y se encogió de hombros.

-Lo que dices entonces. –Dijo Isabelle. –Es que marquemos a Alec y así se convencerá de quien es.

-Me parece excelente. –Dijo Jace. –Haremos eso.

-¿Puedo sugerir Sin Miedo? –Comento Magnus. –Sospecho que esa runa me favorecerá.

-¿Piensas que Alec obedecerá a su corazón y te tomara en sus brazos para besarte apasionadamente? –Pregunto Jace con diversión.

-Exactamente eso. –Rio Magnus junto con sus amigos en la habitación.

* * * * *

Gwen despertó a mitad de la noche, a ella le pareció haber escuchado algo, se tenso al darse cuenta que los sonidos venían desde fuera de su ventana. La chica se quedo pasmada al ver como su ventana se abría y una figura entraba a su habitación, ella se preparo para gritar pera la figura le hablo.

-Hey… ¿Te desperté?

-¡Santo cielo! ¡Alex! ¡Casi me matas del susto!

-Lo lamento. –Alec se trepo a la cama de su prima y se recargo en la cabecera a su lado.

Gwen miro el reloj: tres y media de la mañana. -¿Dónde estabas?

-Cruzando la cerca.

-¿Brincaste una cerca? –Pregunto Gwen recordando como Alex no podía caminar dos cuadras sin su inhalador.

-Con ayuda vampírica, desde luego. Tampoco hubiera podido subir aquí sin él. Ya sabes: Pulmones defectuosos.

-¿Estabas con Nico?

-¿Con quién más?

-Tienes nuevos amigos ¿Recuerdas?

-No tengo ánimos para lidiar con ellos.

-Así que ahogas tus penas en una noche de video juegos desenfrenada, eso es excelente.

-No hay mejor desahogo que matar a unos cuantos zombis nazis.

-Claro. –Gwen jalo el cobertor hasta su pecho. -¿Estás bien? Por lo de tu y Johanna… Si quieres hablar…

-¿Recuerdas cuando te dije que algo muy malo pasaba conmigo?

-En realidad fue hace un par de horas, así que si, lo recuerdo bien. Solo que no sé exactamente a que te referías.

Alec subió sus rodillas a su pecho. –Creí que lo que sentía por Johanna era… real, una de esas cosas eternas. Como un Manga Shojo. En donde los protagonistas después de pasar por un sin fin de predicamentos, finalmente logran quedarse juntos… Pero… -Alec bajo la cabeza.

-Solo tienes diecisiete –Dijo Gwen. -¿Qué posibilidades había de que encontraras a tu verdadero amor a esta edad?

-Pero yo en verdad, en verdad, creí que la amaba, hace un año podría jurar que me casaría con ella, llegue a pensar en los nombres de nuestros hijos ¡Por dios!

-Puedes hablar con ella, tal vez, puedan arreglar las cosas…

-Lo que no entiendes, es que, me siento… Bien. Como un gran peso que se fue de mis hombros, deje de mentirle, y eso está bien, bien para mí.

-¿Mentirle?

-Te lo dije, algo malo pasa conmigo. –Alec se llevo ambas manos a su cabeza. –Soy la peor persona del universo.

-No. En lo absoluto. Los sentimientos cambian. Las personas cambian. No tienes que culparte por eso.

-Johanna. Ella me dijo que al despertar del accidente, algo había cambiado. Que era esencialmente el mismo, pero que me miraba la mayor parte del tiempo triste, miraba a las personas como buscando a alguien, en verdad, no estoy seguro de que quería decirme, también dijo que miraba a las puertas como…

-Esperando ver aparecer a alguien.

Alec se sorprendió, eso exactamente le había dicho Johanna la tarde que había terminado su relación. -¿Te lo dijo?

-En realidad. Yo se lo dije a ella, hace unos meses. –Gwen busco la mirada de su primo. –Pero con el tiempo, pareciste resignarte, así que me imagine que todo era por el trauma, por la muerte de mis padres, poco a poco fuiste siendo el mismo, por lo menos en su mayoría.

-¿Crees que el accidente en verdad me cambio? –Pregunto Alec meditadamente.

-Estuviste al borde de la muerte, se podría decir que renaciste, no sería raro si tus prioridades cambiaran, tu forma de ver la vida, sería completamente razonable.

Alec pareció relajarse. -¿Me dirás si Johanna está mal? Tu sabes, si ella…

-¿Estaría sufriendo mucho por ti? No –Dijo Gwen con seguridad. –Mi amiga ya no es tu asunto. Y no importa lo que pienses, no eres tan maravilloso primo, ella estará bien sin ti.

-Sí. Bueno. Gracias por decirlo. –Alec se levanto dispuesto a ir a su propia habitación.

-Y… Así que Nico ¿eh? –Pregunto Gwen intentando sonar casual. -¿Pregunto por mí?

Alec rio. –Mi amigo no es tu asunto prima.

-Si muy gracioso.

Alec se inclino para besar la frente de Gwen. –Que descanse Bella Swan.

Gwen rodo los ojos y le dijo a su primo lo suficientemente alto como para que la escuchara. –No me interesa… ¡Stephanie Meyer es genial!

* * * * *

Alec cerró la puerta de su habitación detrás de él, se quito los zapatos y camino directamente hacia la cama, se sentía deprimido, en parte por lo que paso con Johanna. Ella estará bien sin ti. Le había dicho Gwen y necesitaba aferrarse a eso para sentirse mejor, no por él, si no por ella. Se tiro en su cama, estiro su mano para alcanzar el reproductor que estaba en el gabinete al lado de su cama, pese a lo adentrado de la noche, no se sentía con la capacidad de poder dormir. Se coloco los auriculares y solo presiono reproducir, cualquier cosa estaba bien, lo que sea para distraerlo. Burn it down de Linkin Park no fue suficiente para distraerlo y tomo su celular, se movió entre los mensajes del día y se detuvo en los insistentes de Magnus, eran las cuatro de la mañana ¿Qué tan inapropiado seria contestarle a esta hora? Esto no pareció detenerlo.

Mensaje de Alec:
14-02-14 04:02am
Perdón por no contestar hasta ahora, pero las cosas por acá, se complicaron bastante, nada raro, solo cosas de adolescentes engreídos, en fin, tal vez esto suene raro, pero, quisiera que me dieras algo de tiempo, quiero ayudarlos en verdad, pero todo esto es bastante extraño para mí. Espero puedas entender ¿Te veo después?

Alec presiono enviar en su celular, lo dejo caer a su costado, Magnus seguramente contestaría por la mañana, su sorpresa fue grande al escuchar el tono de mensaje.

Mensaje de Magnus:
14-02-14 04:05am
Aquí estaré.

Fueron tan solo dos palabras pero hicieron que algo explotara en su pecho, tranquilidad, confianza, de alguna manera inexplicable Magnus le dio lo que necesitaba para cerrar sus ojos y dormir plácidamente.

* * * * *

El lugar era completamente desconocido, no había ciudadelas con torres brillantes, no plaza, bosque o lago por ningún lado. Alec estaba parado sobre un piso tan brillante que podía ver su propio reflejo en él. El lugar era oscuro y no importaba hacia donde dirigía su mirada, las paredes del lugar no se percibían en lo absoluto, solo piso y oscuridad y aun más alarmante, Max no se encontraba por ningún lado. Alec decidió comenzar a explorar y se detuvo al ver palabras grabadas sobre el piso. Alec no pudo leerla a pesar de que se esforzó.

-¿Sabes en donde te encuentras Cazador de Sombras?

Alec giro y pudo ver a quien le hablaba, un hombre joven, de tez blanca, sin cabello, ojos negros sin fondo o restos de vida en ellos, vestía con traje negro.

-Em… ¿No?

-Me diviertes Cazador de Sombras, tan fuerte y tan frágil, es melodioso.

-¿Quién eres?

-Pero si tú ya me conoces, es solo que no lo recuerdas.

-Sí. He escuchado eso un par de veces esta semana.

El demonio hecho su cabeza hacia atrás en una carcajada. –Eres maravilloso, ahí parado, defendiendo quien eres y, completamente equivocado.

-Me alegra divertirte. –Dijo Alec. –Ahora porque no solo, te vas por donde viniste. –Alec había tenido suficiente del desagradable sujeto y se dio la vuelta para alejarse.

-Déjame refrescar tu memoria. –Dijo el demonio.

Imágenes esporádicas llegaron a la mente de Alec, una lucha en el departamento de Magnus, ahí estaba Jace, Clary, Simon, Isabelle, Magnus y… él. Él con marcas en su cuerpo, él sujetando hábilmente un arco y luchando contra el demonio. Alec cayó sobre sus rodillas, ambas manos sobre su cabeza.

-¿Qué es? ¿Qué hiciste? ¿Por qué pones eso en mi cabeza?

-Oh pero si eso ya está ahí, solo que no está disponible para ti.

-¿Qué? –Alec lentamente se puso de pie. –Sé quién eres.

-Di mi nombre Cazador de Sombras.

-Belcebú.

El demonio se miro complacido.

Los ojos de Alec se abrieron ampliamente. –Entonces es verdad, soy un Cazador de Sombras.

-Pero eso no va a ayudarte, estas bajo mi poder, y nada será fácil para ti o tus amigos. Incluido tu muy amado parabatai.

-Hasta donde sé. –Dijo Alec desafiante. –Los Cazadores de Sombras matan demonios ¿No eres tu un demonio?

-¿Y tú eres un Cazador de Sombras?

-¿Qué?

Belcebú levanto su mano y cerro su puño, al mismo tiempo Alec sintió como sus pulmones eran presionados por una fuerza invisible impidiéndole respirar, se sentía como tantas veces en que había tenido una crisis de Asma, era una sensación familiar y aterradora.

-Frágil como cualquier humano ¿A dónde se fueron tus amenazas Cazador?

Alec cayó nuevamente sobre sus rodillas, su mano sobre su pecho, inconscientemente busco en uno de sus bolsillos donde siempre se encontraba su inhalador pero no en esta ocasión. El aire no regresaba y el dolor se hacía cada vez más intenso.

-Nada cambiara. -Dijo Belcebú. –Morirás antes de regresar a ser quien eras. Díselo a tu insistente brujo.

Alec seguía tosiendo, gimiendo y suplicando internamente por aire en el momento en que Belcebú desapareció de su vista.

* * * * *

Alec despertó, en medio de un alboroto, pudo ver su habitación, gente moviéndose a su alrededor, escucho la voz de su madre, de Gwen, todo parecía normal hasta cierto punto, a excepción de que el dolor no se fue con la pesadilla, su pecho ardía y el aire no había vuelto, su vista se nublo, tal vez era momento de gritar por ayuda, sin embargo, su voz no surgía, no sin oxigeno. Se percato débilmente de que se encontraba en movimiento ya que ahora estaba fuera de la casa, el sol aun no había salido, en medio de la horrible lucha por respirar y mantenerse consiente, observo a su madre subir a la parte trasera de su camioneta con mesurada prisa, Gwen subió en el lugar del copiloto, ella parecía estar llorando, Alec giro su cabeza y pudo ver a quien lo llevaba a cuestas, con la poca claridad que le quedada de su visión logro distinguir a su padre, sus anteojos, su cabello castaño desalineado como pocas veces y una terrible expresión de terror fija en él.

-Tranquilo hijo. –Le dijo el Señor Carter. –Ya vamos al hospital.

* * * * *

Aire, aire, aire era en lo único que podía pensar Alec, el trayecto hacia el hospital fueron los más largos diez minutos de su vida, recostado en el regazo de su madre, mientras ella ponía y quitaba con desesperación el inhalador de sus labios, Gwen en el asiento del copiloto con su cuerpo en su dirección, parecía estar hablándole pero sus oídos zumbaban, no lograba escucharla, solo podía sentir el fuerte agarre que mantenía de su mano, hubiera deseado presionar de igual manera pero con forme pasaban los minutos, menores eran sus fuerzas, no sentía miedo. Su temor real, más que el dolor de morir asfixiado era su preocupación por dejar a sus padres y más aun a su prima. Aquí seguiré le había dicho y le hubiera gustado cumplir su palabra.

La oscuridad fue dejada atrás por las lámparas en línea del hospital, que por un momento lo dejaron deslumbrado, sintió como lo subían a una camilla para comenzar un veloz recorrido, los espasmos no dejaban de surgir, ahora era libre de tirar y patear desesperadamente, sintió como le colocaban una mascarilla, Alec la quito de inmediato, la colocaron de nuevo y esta salió volando de ahí, los doctores le pidieron que se la dejara, que eso ayudaría, Alec pensó que lo que ayudaría seria abrir su pecho para que el aire entrara, pero él no era doctor. Alec escuchaba las órdenes del doctor como en un eco lejano y se sintió cansado, era suficiente, había luchado cuanto podía, y se sintió con la necesidad de dejar de hacerlo, dejo que su cuerpo se relajara para dormir, volver a despertar o no, eso ya no importaba, el aire no había vuelto de cualquier manera. Fue entonces que escucho a alguien pronunciar su nombre, abrió los ojos solo por curiosidad y miro a una enfermera que lo estaba mirando con enormes ojos azules, ella corría a su lado a la misma velocidad de la camilla, la observo un poco más en medio de su lucha por aire, y poco a poco fue mirando a través de un velo que callo. Ella tenía cabello blanco y su piel era azul.

-¿Eres tu cierto? ¿Eres Alexander?

Las personas se seguían moviendo a su alrededor pero solo podía verla a ella. ¿Cómo es que lo conocía?

-¡Dios! ¡Alec! ¿Qué te paso? –Le dijo Catarina incrédula y su instinto de enfermera se encendió. –Tranquilo, estarás bien.

Sintió como inclinaban su cabeza hacia atrás e introducían algo por su garganta, fue insoportable pero después de un tiempo se dio cuenta: Aire. Alec observo como la enfermera de piel azul le colocaba un catéter e inyectaba en él dos jeringas de algo. Ella lo miro observándola y se acerco a su oído.

-Tranquilo. –Le dijo en un susurro. –Soy amiga de Magnus y no dejare que nada te pase.

Soy amiga de Magnus. Y una vez más la tranquilidad lo inundo, quiso dormir. Dormir para despertar después sintiéndose mejor, el nombre de Magnus produjo este nuevo sentimiento o bien, pudo haber sido solo el medicamento.

* * * * *

Los Señores Carter llevaban a su hijo a cuestas cuando entraron al hospital, Gwen miro como lo colocaban en una camilla, ahora era mucho más visible como su agonía era mucha, él tiraba de la sabana y sus pies no dejaban de golpear contra la camilla, no dejaba que le colocaran la mascarilla mientras lo llevaban lejos de ella, todo paso tan rápido, Alex ya no estaba a su vista y lo único que quería hacer era tirarse al suelo y llorar, llorar como aquel día en que sus padres habían muerto, su mirada fue al suelo, tal vez el momento había llegado. Se detuvo al sentir un delicado roce en su hombro, ella giro. Era Nico.

No se detuvo a pensarlo, en el vestíbulo del hospital ella se abalanzo al cuello del chico, sus brazos lo rodearon y sintió como Nico le correspondía al abrazo.

-No puede respirar. –Le dijo entre lagrimas. –Le duele, está sufriendo.

-¿Qué paso? –Pregunto el vampiro sin soltarla.

-Lo escuche quejándose, cuando fui a su habitación mi tía ya estaba ahí intentando que respirara con su inhalador, pero no funcionaba, en un segundo todos subimos a la camioneta y lo trajimos aquí. Todo fue muy rápido, él no había tenido un ataque así desde niño. Y…

Nico la separo de él para buscar su rostro. –De niño nunca tuvo un ataque, él no estaba enfermo.

-Nico. –Dijo Gwen sonando cansada mientras secaba sus lágrimas. –Días en hospitales, doctor tras doctor, de eso está llena mi infancia. Alex siempre ha estado enfermo.

-Gwen creo que debemos avisar a Magnus.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Magnus es un brujo, él puede ayudarlo, eso hacen, ellos pueden curar personas.

-¿Cómo sabes eso?

-Alex lo hacía. –Dijo el chico. –Él ayudaba a las personas, no estaba enfermo, nunca se enfermaba, él tenía una increíble capacidad de recuperarse por el contrario.

-¿Recuperarse?

-Bueno. –Dijo Nico con cuidado. –Había ocasiones en que nos teníamos que enfrentar con uno o dos lobos, los vampiros eran molestos todo el tiempo, no siempre podíamos evitar las peleas.

-¡¿Peleas?!

-Gwen, debes creerme, si alguien puede ayudarlo, es Magnus y sus amigos, ellos saben más del mundo de las sombras que nosotros. Necesitamos su ayuda.

-Pero…

-¿Señores Carter? –Un doctor de aspecto amable se acerco a ellos.

-Sí. –Contesto de inmediato la mama de Alex. –Somos nosotros. -Gwen se unió a sus tíos con Nico de su lado para escuchar lo que tenía que decirles.

-Su hijo tiene una deficiencia respiratoria severa.

-Tiene Asma. –Dijo la Señora Carter.

-Un factor importante. –Dijo el doctor. –Sin embargo, algo está provocando una hiperreactividad en sus vías respiratorias. ¿Saben ustedes si hizo algún sobreesfuerzo?

-NO. –Dijo su mama. –él dormía cuando llego el ataque.

El doctor anoto un par de cosas y de nuevo miro a los angustiados padres. –En este caso tendremos que hacer estudios para descubrir que provoca los espasmos bronquiales. Su hijo fue entubado, esta… delicado, permanecerá en terapia intensiva hasta que este fuera de peligro. Lo lamento pero no habrá visitas hasta que se estabilice por completo.

El doctor se alejo, Gwen miro como su tía se derrumbaba en los brazos de su esposo llorando sin consuelo.

-Nico. –Dijo Gwen en voz baja sin siquiera mirar al vampiro. –Ve por Magnus.

* * * * *

Catarina revisaba con eficiencia cada instrumento conectado al cuerpo de Alec, uso magia para evitar que alguien entrara a la habitación para poder usarla en Alec y ayudarlo, coloco su mano sobre el pecho del chico, una luz azul surgió de ella, Catarina rezaba conjuros de sanación cuando se percato de la puerta intentando siendo abierta. La enfermera salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

-¡Magnus! –Dijo Catarina. -¿Por qué no me dijiste? ¿Qué pasa con Alexander? ¿Dónde están sus marcas?

-Catarina. –Dijo Magnus. Él estaba en el pasillo flanqueado por Isabelle y Jace, detrás de ellos se encontraban Simon y Clary. –Lo lamento, debí llamarte, es solo que…

Catarina levanto una mano. –Eso ya no importa, ahora solo me interesa sacar a Alexander de peligro.

-¿Sacar de peligro? –Dijo Jace. -¿Qué tiene Alec?

-No respira por sí solo, está conectado a un respirador.

-No entiendo. –Dijo Isabelle.

-Es medicina mundana. –Dijo Simon. –Difícilmente eso ayuda a un Cazador de Sombras.

El rostro de Catarina cambio, noto Magnus y se preocupo. –Clarissa –Llamo Catarina a la chica. –Magnus me ha dicho que puedes crear poderosas runas de protección. ¿Crees que puedan tú y tus amigos mantener seguro este lugar?

-¿Seguro de que? –Pregunto Clary.

-Demonios. –Dijo Catarina. –Sentí el poder demoniaco en Alexander apenas hace unos segundos.

-Hay que hacerlo. –Dijo Jace sacando su estela. –Vallan a cada una de las entradas, colocaremos las runas en ellas.

Los chicos se miraron con determinación y se dispusieron a realizar la tarea.

-Magnus, entra, necesito tu ayuda. –Dijo Catarina mientras miraban a los jóvenes Cazadores de Sombras marcharse.

Magnus se sintió temeroso por un momento, no había mirado a Alec en semanas a pesar de sus desesperadas ganas por cambiar eso, Alec seguía renuente hacia ellos, hacia él. Camino despacio intentando pensar en un saludo perfecto para la ocasión, a pesar del tiempo, de la situación tan extraña y peculiar, seguía poniéndose nervioso.

En el momento que entro a la habitación todo eso se fue. Alec estaba inconsciente, se miraba terriblemente diferente, tan falto de vida, había mangueras conectadas a su mano, aparatos que indicaban que seguía vivo y un tubo en su boca. No respira por sí solo. Había dicho Catarina pero hasta ahora no había entendido, no entendía lo que pasaba, solo sentía que su mundo se había derrumbado.

-¿Qué? ¿Qué pasa? –La voz de Magnus tembló, Catarina nunca lo había mirado así. -¿Qué es esto? ¿Qué tiene?

-Deficiencia respiratoria. –Dijo Catrina con voz baja, sabía que Magnus difícilmente entendería algo así.

-No. No. No. Esto… CATARINA, LOS CAZADORES DE SOMBRAS NO ENFERMAN ASI.

-Lo sé. –Dijo Catarina. –Pero Magnus, esto es real, es la única manera de mantenerlo con vida.

-¿Mantenerlo con vida?

-La magia ayuda, ayuda como lo haría con un mundano.

-¡Él no es un mundano!

-Magnus. –Intento tranquilizar Catarina a su amigo. –Mira esto y dime. ¿Hay una posibilidad de que Belcebú lo haya convertido en mundano?

Magnus se acerco a Alec con duda, tomo su mano, sintió su piel fría, tan fría, su corazón casi deja de latir de dolor. Y se dio cuenta, Alec se había mirado diferente desde su reencuentro, rosaba en la delgadez, sus brazos carecían de los músculos que le caracterizaban, se había mirado tan pequeño, vulnerable y débil. Mi salud es un asco. Recordó. Magnus se inclino hasta que su frente se poso sobre la mano fría e inmóvil de Alec.

-¿Qué te hizo? –Dijo Magnus en un susurro. –Dios, ¿Qué te hizo? -Catarina apenas logro escuchar, se pregunto si estaba llorando. Aparto la mirada ya que era algo que no necesitaba averiguar.

-¡¿QUÉ ES ESTO?! –Isabelle había entrado a la habitación junto a sus compañeros, todos estaban petrificados al ver el terrible aspecto de Alec. -¡¿QUÉ LE HICIERON A MI HERMANO?!

Isabelle se acerco mesuradamente a Alec, Catarina y Magnus vieron como esta sacaba su estela. Catarina la detuvo, esto no lo tomo nada bien. –¡Apártate! –Dijo Isabelle –¡Tengo que curar a mi hermano!

Muy probablemente Isabelle no quiso usar tanta fuerza contra la bruja pero al final de cuentas, Catarina termino siendo empujada y golpeada contra la pared. Isabelle siguió su determinado camino hacia la piel de su hermano, cuando quedo inmovilizada por una fuerza color azul que la rodeo, como si hubiera sido encerrada por aros que le impedían moverse.

-¡¿Qué estás haciendo?! –Grito Simon. –¡Magnus, libérala!

-No podemos marcarlo. –Dijo Magnus débilmente, él no miraba a los chicos solo a Alec y se miraba miserable. –No podemos arriesgarnos.

La energía que mantenía presa a Isabelle se disipo lentamente, la chica miraba a Magnus con su respiración fuerte.

-¿Por qué? –Exigió Jace. -¿Por qué nos arriesgaríamos con eso?

-No puede ser. –Dijo Clary con mucho pesar percibiendo lo que pasaba. –Imposible.

-No tan imposible al parecer. –Dijo Magnus en un murmullo.

* * * * *

Gwen abrazaba sus piernas, sentada en las sillas en línea de la sala de espera, miraba hacia sus tíos sentados frente a ella, ellos se miraban tan diferentes, tan llenos de miedo que dolía, cada minuto se sentía como una eternidad y ella no podía hacer nada, se sentía tan inútil y desolada. Su celular la despertó. Era un mensaje de Nico.

Avise a Magnus y los demás, ahora deberían estar ya con Alex, lo lamento pero no logre llegar de nuevo al hospital, tenía que resguardarme del sol. Estaré contigo en unas horas. Lo prometo.

Gwen miro hacia afuera por una de las ventanas sobre sus tíos, el sol había salido sin darse cuenta, no estaba segura del tiempo que había pasado. Pero de repente supo que serian las horas más largas de su vida. Le fue inevitable pensar en aquellos días hace ya un año cuando Alex muy apenas había sobrevivido al accidente, ¿Qué pasaría si en esta ocasión lo perdiera? Se obligo a deshacer ese pensamiento y una imagen vino a ella; Isabelle Lightwood Eres mi hermano, entiende. Le había dicho Isabelle a Alex, ella sabía que era imposible, sin embargo, su corazón sufrió por Isabelle, una vida sin Alex sería insoportable, intento ponerse en sus zapatas a la par que egoístamente se alivio de no estar en la situación de esa chica.

Su tía se levanto y mirando de su esposo a ella dijo: -Iré por un café. –Ella se miraba tranquila mientras se alejaba, su tío aprovechaba para cerrar sus ojos, Gwen sabía que su tía les había mentido, pero no importaba, ella se dirigía hacia la sala de terapia intensiva.

* * * * *

Los chicos le explicaron a Catarina lo que había pasado desde aquel día que Alec llego inesperadamente al departamento de Magnus, la enfermera escuchaba atenta además de vigilar la salud del chico.

-No pueden seguir confrontando esto sin La Clave. –Dijo Catarina –El demonio podría ser encontrado con mucha más facilidad con este conocimiento.

-Nuestros padres están haciendo lo que pueden para encontrarlo, La Cónsul le da prioridad, nuestro padre es el Inquisidor. –Dijo Isabelle. –No veo cual sería la diferencia al estar enterados sobre Alec.

Catarina lo medito. –Eso puede ser verdad, sin embargo…

-La Clave se encarga del demonio, nosotros de Alec. –Dijo Magnus, él mantenía la mano del chico entre las suyas, estaba concentrado en ayudarlo con su magia. –Es simple.

-Magnus –Llamo Catarina pero fue interrumpida por la puerta siendo abierta, los chicos miraron sorprendidos hacia la Señora Carter que entraba silenciosamente a la habitación.

-No puede estar aquí. –Dijo Catarina, ella como los chicos en la habitación sabia que solo ella podía ser vista.

-Lo sé. –Dijo la Señora Carter. –Yo solo… -Ella solo miraba a Alec sobre la cama. –Solo quería verlo.

Catarina se compadeció. –Está mejorando. –Le dijo. –Es un chico fuerte.

-Sí. Usted no tiene idea. –Dijo la Señora Carter, ella se llevo las manos hacia la parte trasera de su cuello para quitar el seguro del crucifijo que llevaba. -¿Podría? –Pregunto la Señora haciendo una señal hacia su hijo. –Solo quisiera ponerlo debajo de su almohada.

Pero él no es su hijo. Pensó Catarina. Ella quería decírselo, pero eso implicaría una infinita cantidad de explicaciones poco creíbles, sintió mucha pena por lo terriblemente equivocada que se encontraba esta mujer. Finalmente solo asintió lentamente.

Los chicos como la enfermera miraron como colocaba el crucifijo y daba un beso en la frente del chico. La Señora Carter salió de la habitación llorando.

Catarina giro hacia los chicos. –Esto es una mierda. –Dijo después de ver a esa mujer completamente destrozada.

-Tenemos que soportar esas tonterías todo el tiempo. –Dijo Isabelle claramente molesta. –Estas personas son tan irritantes.

-Isabelle. –Llamo Clary buscando que se compadeciera. –Ellos no tienen la culpa.

-La tienen –Dijo la chica, ella estaba acariciando el cabello de Alec. –Por su culpa Alec no quiere hablar con nosotros, ellos lo están manteniendo en esta mentira.

-Podemos entender cómo te sientes. –Dijo Jace. –Créeme, él llamo su mejor amigo a… en fin. Por ahora debemos arreglar esto. –Jace miro a Catarina. -¿Cómo podemos hacer que mejore?

-Lo que le dije a esa mujer es verdad. –Dijo Catarina. –Se está recuperando… Muy rápido, de hecho.

-Eso puede ser una pista. –Dijo Clary. –Tal vez el siga siendo un Cazador de Sombras después de todo.

-Aun así no podemos arriesgarnos. –Dijo Magnus. Sus manos centellantes sobre el pecho de Alec.

Alec en la camilla se inquieto, su pecho comenzó a subir y bajar violentamente, el chico estaba dando arcadas.

-¡Se está ahogando! –Dijo Magnus alterado.

-Tranquilo todo el mundo. –Advirtió Catarina, ella fue hacia Alec, comenzó apartar el tubo de su boca y lo remplazo por una mascarilla. –Eso es Alec. –Decía la enfermera. –Respira.

-¿Qué sucede? –Jace estaba un poco apartado, Clary se dio cuenta que lo hacía porque esto le dolía mucho más de lo que podía soportar.

-Comenzó a respirar por sí mismo. –Dijo Catarina sonando satisfecha. –Está fuera de peligro.

Una ola de alivio inundo la habitación, Isabelle corrió de nuevo hacia su hermano apartando a Catarina que seguía manipulando los instrumentos, ella solo sonrió, no podía molestarse al ver la felicidad de Isabelle.

-Pero por su puesto. –Dijo Isabelle con sus brazos sobre Alec. –Eres el más fuerte Cazador de Sombras, eres un Lightwood ¿Cierto hermano?

-Es cierto –Contesto inesperadamente Jace. –Y no volveremos a permitir que algo así suceda.

Todos asintieron hacia él. Jace tenía una extraña forma de contagiar a todos con su determinación.

-Despierta pronto. –Dijo Magnus mientras se inclinaba hacia Alec y lo besaba dulcemente en los labios.

* * * * *

Trascurrieron un par de días en los que Alec despertaba esporádicamente, los doctores entraban y salían de la habitación sin percatarse de los cinco chicos que ahí se habían instalado y dando indicaciones a Catarina que se las había ingeniado para ser la enfermera en exclusiva del chico. Magnus, Jace y los demás no se habían separado de Alec ni por un momento, Isabelle se había mostrado muy tenaz al decirle a su madre que estaban con Magnus, realizando la ya conocida búsqueda, ella sabía que difícilmente su madre le reclamaría por ello.

Isabelle colgó su teléfono.

-¿No es cruel? –Pregunto Clary. –No decirle a Maryse, quiero decir, ella debe estar desesperada.

-Es cruel. –Confeso Jace. –Pero no podemos arriesgarnos a exponer a Alec, si la clave se entera, muy seguramente Belcebú lo hará también y mientras no estemos seguros de donde se encuentra, él puede hacer con Alec lo que quiera.

-Es verdad. –Dijo Magnus, el brujo estaba sentado sobre la camilla acariciando con las yemas de sus dedos la mano de Alec. –Sin embargo, le tendremos que informar, eventualmente.

-¿Informar que a quien? –Una voz débil los sorprendió a todos, era Alec.

-Por fin despiertas, te… estabas perdiendo la diversión. –Dijo Magnus con calma fingida, sus ojos brillaban más que nunca.

-¿A si? –Pregunto Alec, él se aparto la mascarilla y comenzó a incorporarse lentamente. Miro a todos a su alrededor, sus ojos mirándolo con felicidad, ansiedad y una mezcla de dolor. –Sí. –Dijo el chico. -Se nota que se divierten.

Catarina entro en ese momento y miro a Alec sentado sin la mascarilla puesta. –Oye. –Le reprendió. –Tómalo con calma chico.

-Sabía que no lo había imaginado. –Dijo Alec dirigiendo a Catarina que se miro desconcertada por su comentario. –Tu piel en verdad es azul.

Los chicos rieron, Alec se miraba mucho mejor a cada segundo. –Ella es Catarina Loss. –Dijo Magnus. –Mi mejor amiga.

-Es un placer conocerte Catarina, no es que sea la primera vez que yo te halla mirado, es solo que estaba algo ocupado con aquello de morir asfixiado.

-Y esa tampoco fue la primera vez que nos hemos visto. –Dijo Catarina. –Tú y yo nos conocemos desde hace tiempo, seré madrina en tu…

-Catarina ¿cómo encuentras la salud de Alec? –Interrumpió Magnus.

Catarina pareció entender. –Eh, bien. Irá mejorando, así que debemos de estar al pendiente.

Magnus no se había dado cuenta, pero él seguía acariciando la mano de Alec, y por lo visto el chico si lo hizo ya que aparto su mano discretamente, él sonrió tímidamente a Magnus, como implorando un perdón, pero se miraba claramente incomodo. Te lo agradezco pero, por favor deja de hacer eso. Magnus se aparto para sentarse en el sillón al otro lado de la habitación.

-En todo caso. –Dijo Alec mientras se quitaba de nuevo la mascarilla. -¿Qué hacen aquí?

-Este es nuestro lugar. –Dijo Jace. –A tu lado.

Alec decidió ser un poco mas practico y se dirigió a la enfermera. -¿Y mis padres?

-Ellos no quieren informales aun. –Contesto Catarina distraídamente. –Piensan que es más seguro así…

-¿Qué?

-Los Señores Carter están en la sala de espera. –Dijo Magnus.

Catarina entendió su error, Alec no preguntaba por Robert y Maryse. –Oh. Si. Ellos están abajo. –Los chicos notaron el desconcierto de la enfermera ocupada en su trabajo y diciendo por lo bajo: -Esto en verdad es una mierda.

Alec insistió. -¿Ellos pueden subir? ¿Podría llamarlos?

-Aun no están permitidas las visitas. –Dijo Catarina eficiente.

Alec miro a su alrededor y Magnus entendió que eso podría ser técnicamente injusto, ya que su habitación estaba invadida.

-Pero… -Comenzó Alec. –Ellos están aquí, ¿Por qué no puede mi familia subir?

Isabelle se tenso, Simon le tomo la mano suplicando Déjalo pasar, no sabe lo que dice.

-Ellos están aquí por tu propio bien. –Dijo Catarina. –Jace Herondale es tu parabatai, tú tomas de su energía y te recuperas con mayor facilidad, Magnus es un brujo y gracias a él lograste despertar aun más rápido.

Alec se quedo mirando a Catarina como si lo último se lo hubiera dicho en otro idioma. Este tallo su rostro con cansancio y al cerrar sus ojos su memoria despertó. Parabatai, brujo. A su mente llego aquel sueño en donde Belcebú le había advertido. Morirás antes de regresar a ser quien eras. Díselo a tu insistente brujo. La expresión de Alec cambio, el comenzó a morder sus uñas ansiosamente. Erróneamente Magnus pensó que era porque en verdad quería ver a su familia. No tenía idea de que la duda había entrado en él. ¿Realmente soy un Cazador de Sombras? ¿Isabelle es mi hermana?

-Tal vez. –Magnus interrumpió los pensamientos de Alec. –Podemos colar aquí a Gwen. –Dijo e Isabelle aparto la mirada. -¿Eso te gustaría? –Pregunto Magnus su voz sonaba condescendiente, dulce y rota. Él había regresado al lado de Alec.

Alec asintió rápidamente, se miraba tan vulnerable y Magnus estaba ansioso por cambiar eso, sin importarle lo que tuviera que hacer para lograrlo.

* * * * *

Gwen corrió directamente hacia los brazos de su primo, este la presiono contra su pecho y enterró su rostro entre sus rizos, podrían o no ser familia, eso ahora estaba en duda, pero en lo que no lo había era en el amor que le tenía. Isabelle se miraba como intentando retener la necesidad de atacar a la chica con su látigo.

-¡Dios, Me asuste tanto! –Dijo Gwen. –Por un momento, yo en verdad…

-Estoy bien. –Calmo Alec a su prima. –En serio, ellos me ayudaron.

-Te lo dije. –Nico estaba a unos pasos de la camilla.

Alec lo miro para saludarlo. –Hey Bro.

Nico se acerco para tomar la mano de su amigo y chocar sus muñecas. Jace puso los ojos en blanco. –Te lo digo, fue espeluznante.

-Lamento haberlos asustado.

Nico y Gwen se miraron. Ella rio -¿Desde cuándo eres tan ceremonial?

Alec se sonrojo, Gwen nuevamente rio. –Sigues tan raro. –Ella coloco un mechón del cabello negro del chico por detrás de su oreja. El cabello de su primo rara vez lucia desprolijo.

-Suficiente. –Aspecto Isabelle asombrando a todos. –Supongo que estas mejor, podemos ir a casa, a cambiarnos de ropa y eso. Te veré después.

Isabelle se miraba técnica y dolida al mismo tiempo. Clary quiso ayudarla, el problema era que no sabía cómo hacer eso.

-Supongo. –Dijo Magnus con vacilación.

-Ve y descansa Magnus. –Dijo Catarina. –Se queda en buenas manos.

-Las runas que pusimos deberán servir por uno o dos días más. –Dijo Clary. –Así que podemos irnos y regresar en unas horas.

Jace no quería irse, pero sabía que si no lo hacía, Clary tampoco y ella en verdad se miraba cansada. –Bien, entonces, en un par de horas.

Los chicos comenzaron a caminar hacia la puerta. Magnus se quedo unos segundos más mirando a Alec antes de girar e irse. Cuando escucho a Gwen hablándole.

-Johanna está abajo. –Dijo sonando emocionada. –Ella no se ha ido desde que se entero.

Magnus no pudo evitar detenerse y seguir escuchando.

-Dile que es muy amable. –Dijo Alec triste.

-¿Solo eso? Vamos Alex, has estado muy triste por ella, ¿No piensas que…?

-Solo dile eso, por favor. –Dijo Alec con tono deprimido.

-Como quieras. –Dijo Gwen sincera.

Alec miro como Magnus era el último en salir y se dio cuenta que por una razón desconocida le hubiera gustado que no hubiera escuchado nada sobre Johanna, Alec en verdad estaba triste, había estado triste días atrás. Él estaba muy seguro de que no tenía nada que ver con su ex novia.

* * * * *

La familia Carter regreso a su lugar de residencia. Gwen estaba muy animada, al igual que su tía.

-Pensé en llamar a unos amigos, podemos pedir pizza y charlar, me preguntaron mucho por ti.

-Eso suena maravilloso. –Comento la Señora Carter. -¿No te parece hijo?

Alec se miraba más bien horrorizado con la idea. –No lo sé. –Dijo. –No me siento de mucho humor para eso.

-Claro cariño, como prefieras. –Eso pareció ser el último intento de su madre a la reunión improvisada de Gwen.

Alec subió a su habitación, todo en ella se sentía extraño, no era como si no la recordara, todo en ella le era familiar, era el hecho de pensar en que esos recuerdos probablemente no eran propios. Se sintió aterrado de la idea.

-¿Estás bien? –Gwen lo miraba desde la puerta de la habitación. –Me sorprendió tu negativa a la reunión, por lo general buscar cualquier pretexto para hacer una fiesta.

-Solo volví a casa, no me parece razón suficiente.

Gwen rio y se sentó al lado de su primo, sobre la cama –Y supongo que terminar Mario Kart es una muy poderosa razón.

-Ese juego tiene un aire festivo contaminable, además, nuestros amigos ya estaban aquí ¿Recuerdas?

-¿Qué pasa? –Pregunto Gwen preocupada.

Alec recordó a Isabelle y Jace intentando convencerle de diferentes maneras y con las excusas más brillantes y ridículas que pudieron ingeniar. La opción de ir al instituto en lugar de su casa. Alec no podía olvidar el rostro de Isabelle cuando le dijo que no podía ir a otro lugar en donde no estuviera su familia.

-Me estas asustando. –Dijo Gwen al ver el rostro de su primo tan decaído y además sin decir palabra.

Alec sonrió lo más convincente que pudo. –Estoy algo dopado al decir verdad. Pero estoy muy bien.

A Gwen le pareció muy gracioso. –Entonces no manipules vehículos de carga pesada.

-Y ahí se termino mi noche.

-Que descanses. –Dijo Gwen y salió de la habitación.

Alec se quedo ahí sentado, intentando recordar cada una de las cosas que el demonio le había dicho, repasándolas en su mente, buscando una explicación, una respuesta a su duda, ¿Era o no un Cazador de Sombras? ¿Era o no Alexander Lightwood? Alec tallo su rostro con cansancio, fuera la que fuera la respuesta no la encontraría en su habitación, ni esa noche, tenía que buscar a Isabelle, a Jace y a… Magnus. El pensamiento de Magnus le provoco una inquietud insoportable, algo que le estaba comenzando a enfurecer, por el hecho de no entenderlo. Bufo molesto, se clavo por debajo de las cobijas y cerró los ojos con fuerza, no quería pensar en nada ni en nadie. Solo quería dormir o tal vez desaparecer.

* * * * *

El sol brillaba, las torres y la ciudadela lucían más bellas que nunca. Alec se encontraba caminando por la plaza tranquilo, después de los terribles días, pensó que nada le gustaría más que mirar al pequeño Max. Siguió caminando en busca de su pequeño amigo pero no lograba encontrarlo, en un segundo a lo lejos noto a alguien parado mirándolo, se acerco poco a poco y una vez que lo reconoció, Alec sonrió y corrió hacia él.

-Magnus ¿Qué haces aquí?

El brujo no respondió, solo le tomo la mano, él sonreía. Alec dejo que la tomara, en verdad estaba feliz de mirarlo ahí. Supuso que en los sueños los verdaderos sentimientos aparecen sin poder evitarlo.

-Me alegra que estés aquí. –Dijo y se emociono instantáneamente. –Ven, debes conocer a alguien. –Alec tenía la intención de seguir buscando a Max. Jalo del brujo pero sintió resistencia.

-¿Qué pasa?

Magnus aun sin hablar pero con una reluciente sonrisa acerco a Alec hacia él, colocando una de sus manos sobre la mejilla del chico y acercándose a sus labios.

-Magnus ¿Qué haces? –Pregunto débilmente Alec, pero no hizo nada para apartarlo.

En el siguiente segundo lo estaba besando, y sus labios eran dulces, suaves y no tenía ningún interés en dejarlos ir. Su voluntad se derrumbo con mucha facilidad, envolvió a Magnus con sus brazos y una sensación de familiaridad lo sorprendió. Paso mucho tiempo antes de que quisiera separarse para tomar aire, Magnus ahora estaba besando su cuello y Alec reconoció su aroma, algo imposible cuando se trataba de un sueño, además de no estar seguro de lo que era, una especie de fragancia fresca. Pero ahora eso no importaba, Alec cerró sus ojos y se dejo llevar. –Magnus. -Dijo en un murmullo en medio de las caricias.

Ambos se separaron, sus miradas fijas el uno con el otro. Sin decir palabra por unos segundos.

-Magnus. –Repitió Alec de manera anhelante, Magnus sonrió y Alec rompió el espacio entre ellos cuando subió sus manos hasta su cuello para acercarlo con ferocidad y seguir besándolo.

* * * * *

Era quizás media noche en la residencia Carter, todo estaba tranquilo, la familia había pasado días difíciles y ahora todos se dedicaban a descansar.

Magnus estaba en medio de la habitación, mirando fijamente hacia Alec que dormía al parecer tranquilamente, Alec se había comportado evasivo con todos ellos desde que salió del hospital y por lo menos, aunque fuera por solo un momento, Magnus necesitaba mirarlo y saber que estaba bien. Se acerco lentamente, se sentó a su lado sobre su cama y no pudo evitar pensar en cómo eran las cosas hacia un año, en realidad esos tiempos se miraban muy lejanos. Recordó aquel Alec inseguro con mala actitud que se comportaba muy diferente cuando estaba Magnus. Su sonrisa también diferente y que iluminaba todo su rostro, así como la habitación en donde se encontrara por completo.

-Puede que no tengamos mucho tiempo. –Le había dicho Alec. –Voy a ser viejo y moriré. Pero te prometo que no te dejaré hasta entonces.

Las palabras que Alec le había dicho las tenia tatuadas en su mente, ahora solo lastimaban, un cruel recuerdo, como lo era el anillo que aun colgaba de su cuello.

-¿Por qué no puedes cumplir tu palabra? –Dijo Magnus en voz baja, no quería ser injusto y culpar a Alec por su dolor, él como todos eran víctimas del demonio, pero no podía entender cómo era posible que nada en su interior le dijera que estaba mal. ¿Acaso su amor no era suficiente como para pasar sobre el poder de Belcebú?

Magnus acaricio el cabello del chico que seguía durmiendo. -¿Sera que tu amor no era tan intenso como yo pensaba? –Pregunto el brujo en un murmullo.

Magnus se resigno y se levanto, al dar la vuelta dispuesto para marcharse, escucho la voz de Alec.

-Magnus. –Dijo el chico débilmente.

Magnus se giro, tenía que pensar en una escusa para que la estancia en su habitación en medio de la noche no fuera tan extraña. Magnus se sorprendió mucho cuando se dio cuenta de que Alec no había despertado. Magnus se acerco, nuevamente se sentó a su lado, mirándolo expectante.

Alec cerró sus manos fuertemente contra la almohada. –Magnus. –Repitió llamándolo con anhelo y el pecho de Magnus exploto en una desbordante reunión de sentimientos, alegría, euforia y sobretodo: esperanza.

Su corazón lleno de amor, su fe restablecida. Magnus beso los labios de Alec que seguía dormido con la dulzura que el chico le inspiraba. –Perdón. –Le dijo al oído, él sonreía. –Perdona mi amor, por haber dudado de ti.



Continuara…
MayGraciela♥

Comentarios

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  2. lo último me mató, Wow sigue sigue me encanta, Siii Malec Vive <3

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  3. lo último me mató, Wow sigue sigue me encanta, Siii Malec Vive <3

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  5. Me encanto espero que Alec se dé cuenta pronto cuanto ama a Magnus por que ver sufrir a Magnus me mata T_T

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  6. Me encantas!! Eres magnifica!!! Ame el capitulo y no te procupes, tomate tu tiempo para que alex recuerde xD me encanta!!! y aunq me da penita q magnus sufra, me gusta xD.
    Un 10 de 10, como siempre <3

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